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UPV/EHU

Temas de investigación griega I


María José García Soler

El tratamiento del mito


griego en Las Moscas de J.
P. Sartre
Realizado por Sofía López Munera

11/04/2023

Orestes perseguido por las Furias (1862) de William-Adolphe Bouguereau

Resumen:

Este trabajo tiene como fin analizar el tratamiento del mito griego de Orestes en la tragedia
moderna y las relaciones diversas que se establecen entre las versiones trágicas del mito, a partir de
Las Moscas de Jean Paul Sartre.
Índice

1. Introducción

2. Tratamiento del mito griego en la tragedia antigua y moderna

3. Conclusiones

4. Bibliografía
1. Introducción
Este trabajo tiene como fin analizar el tratamiento del mito griego de Orestes en la
tragedia moderna y las relaciones diversas que se establecen entre las versiones trágicas del
mito, a partir de Las Moscas de Jean Paul Sartre.

En el mundo griego la tragedia suponía un acto político desarrollado en el ámbito de la


comunidad ciudadana griega en las condiciones que conlleva; planteando problemas de la
existencia y la existencia como problema, cuestiona conceptos como la justicia, el poder y el
hybris. Su objetivo no consiste en relatar una historia de dioses y héroes sino plantear una visión
de la ideología de la polis a través de estos dioses y héroes como vehículo. Aquí radica el éxito
transhistórico de la tragedia. De esta forma, los valores de la tragedia serán rescatados por los
Neohelenistas del s. XX en su contexto histórico; caracterizado por un gran desarrollo
armamentístico y las continuas Guerras Mundiales, hacen replantearse, a partir del desarrollo de
la Vanguardia y de la literatura comprometida, temas como la divinidad, el destino y la bondad
humanas, entre otros. También se reacciona contra el mundo burgués que alentaba la guerra y
las artes de evasión. Pero particularmente, en el caso francés, los autores intuyen en la tragedia
antigua una serie de temas, dialéctica y capacidad emocional, de forma que cultivarán un
determinado episodio mítico que recuperarán a través de una relectura e interpretación de los
clásicos, adaptándolos a la realidad del momento.

Un ejemplo de lo descrito con anterioridad, lo conforma Las Moscas, tragedia moderna


del filósofo existencialista Jean Paul-Sartre, estrenada en 1943, en la cual se recrea el mito de
Orestes en el contexto de la ocupación alemana en Francia, durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta obra se adscribe a una corriente literaria europea propia de la primera mitad del s. XX, muy
vinculada al existencialismo; puesta de manifiesto en Francia e inscrita en el género teatral,
particularmente. Durante esta época, se escriben muchas obras de teatro de carácter mitológico,
por ese afán de reconectar, en este período tan convulso, con la esencialidad universal que la
tradición mitológica clásica había ofrecido a la humanidad. La revisión y recreación de los
mitos a manos de autores como Giraudoux 1 o Sartre, vienen a generar clásicos modernos, que
según la concepción de T.S Eliot, se producen mediante una actualización del lenguaje, la
forma, la intención, el mensaje y sobre todo, la adaptación y evocación del tiempo al que
pertenecen; esto es, la conciencia histórica.

Lo que caracteriza a estas tragedias modernas, relativas al existencialismo, es que los


dioses dejan de tener ese poder absoluto sobre el ser humano y el individuo pasa a reconocerse
como el legítimo responsable de su destino. Estas obras destacan por tratar problemas o
conflictos humanos del presente histórico en el que se contextualizan. Para ello, la elección del
mito clásico como vehículo de transmisión de estas circunstancias históricas se debe a su valor
general, universal y primigenio que permite generar símbolos, que a su vez, trasciende
reflejando esa esencia simbólica que se mantiene pese a los diferentes tratamientos de este. Esto
radica en su fuerza pedagógica, así como en la enseñanza ética y política que se desprende del
tema que lo conforma. Se rescata el género trágico precisamente porque es el que empieza a
plantear esa noción de responsabilidad, creando un potente mensaje cívico a través de la
humanización de los héroes trágicos y de los dioses, mediante el registro irónico,
conversacional, humorístico, político y grave. Así, el mito clásico sirve como marco de

1
Con su obra La guerra de Troya no tendrá lugar (1935).
discusión para una serie de presupuestos intelectuales y sociales que no existían en el mundo
griego.

2. Tratamiento del mito griego en la tragedia antigua y moderna


En su esencia simbólica, el mito de Orestes gira en torno a los conceptos de justicia
(venganza), libertad y arrepentimiento por el crimen que realiza este héroe trágico tras haber
sido asesinado su padre Agamenón a manos de su madre Clitemnestra y de Egisto, su amante.
Se trata de un episodio mítico relacionado con las sagas familiares, en este caso los Tantálidas.
La intención pedagógica de este mito se centraba sobre todo en la enseñanza de valores éticos,
morales y políticos en la polis griega, abogando por el avance de esta sociedad. Pero en el
contexto histórico del s. XX, con el avance tecnológico de gran desarrollo armamentístico y las
dos Guerras Mundiales, el tratamiento político y ético de esta figura mítica será distinta.

Las Moscas se contextualiza en la Francia sitiada de 1940 con un claro llamamiento de


abandonar la actitud de conformismo y sentimiento de culpabilidad, reivindicando como
objetivo emprender la resistencia. Así, los héroes trágicos Neohelenistas se oponen y rebelan
contra el designio divino y contra los propios dioses, metáfora del desarrollo científico y de los
horrores de la guerra. Este es el caso del Orestes sartriano, un héroe existencialista que
experimenta una evolución psicológica inexistente en la Antigüedad: aparece como un burgués
intelectual no comprometido que evoluciona hasta ser un hombre que alcanza la absoluta
libertad mediante el asesinato de Egisto y Clitemnestra. Este asesinato no se trata de la
eliminación por venganza a su padre, sino de la expresión absoluta del libre albedrío, pues a
partir del mismo, logra liberar al pueblo de Argos de las Moscas (Erinias). En este sentido,
Sartre hace de Orestes el perfecto «héroe existencialista» en busca de su «yo» libre y de su
propia creación.

Mientras que el devenir de Orestes en las tragedias griegas es guiado por el Oráculo
pítico y su absolución corresponde a la benevolencia de Zeus y Atenea, el protagonista sartriano
alcanza la salvación por sí mismo reivindicando el asesinato como propio, es decir, reconoce su
crimen sin arrepentirse puesto que acoge la responsabilidad que conlleva las consecuencia de
sus actos, lo cual le hace independiente de los designios de un Júpiter que busca la sumisión del
hombre por medio de la culpa.

Deteniéndonos más profundamente en Las Moscas y partiendo del concepto y


características que incluye T.S. Eliot con respecto a ser un «clásico», esta obra se podría
analizar de la siguiente manera:

1. Actualización del lenguaje. Pese a que se trata de una tragedia y el lenguaje elevado y
grave es inherente a este género, Sartre, al igual que Giraudoux (Neohelenistas), introducen
anacronismos y expresiones coloquiales así como el recurso de la ironía para restarle tensión a
la trama, con el objetivo de amenizar y llegar a un lector y/o espectador contemporáneos, es
decir, a su lector o espectador histórico:

ORESTES: -Ya no me voy.

JÚPITER: - (Lentamente) ¿Qué no se marcha? (Una pausa. Vivamente) Entonces no le abandono; es usted
mi huésped. Ahí, en la parte baja de la ciudad, hay un hotel bastante bueno, donde podemos alojarnos.

[…]
JÚPITER: -¡Caramba, voy a terminar con el jaleo que está armando esta chica! (Extiende el brazo)
«Posidón cariburu caribón bulaby» (Sartre, 1996:10-15).

2. Forma. En cuanto a la forma, se trata de una tragedia que se resuelve, tras el clímax o
catarsis, con un final trágico: Orestes lleva a cabo, por decisión propia, su crimen y acaba
liberando a su pueblo, una vez se ha liberado a sí mismo, cargando hasta el fin de sus días con
toda la culpa (las Moscas) de Argos. Cuenta con una estructura y elementos propios del género.

3. Intención. La finalidad que tiene esta obra es la de ser vehículo de las ideas que
propone la filosofía existencialista empleando el mito como forma de transmitir un valor ético,
político y social, mediante el uso de símbolos. El símbolo más destacado es el que pone nombre
a la obra: las Moscas, relacionado con el arrepentimiento y la culpa que produce actuar sin
responsabilizarse de las consecuencias que tienen los propios actos, esto es la libertad como
responsabilidad individual.

4. Mensaje. El mensaje que se da en esta obra es ensalzar la conciencia de la existencia


y libertad individuales; siendo esta última acogida desde la responsabilidad que conlleva ser
libre. Orestes se rebela contra Júpiter en el mismo momento en que muere algo dentro de sí
mismo y se produce el nacimiento de la libertad:

ORESTES: -¿Órdenes? ¡Ah, sí!... ¿Quieres decir: la luz ahí, alrededor de ese gran guijarro? Esa luz no es
para mí; y ya nadie puede darme órdenes ahora.

ELECTRA: -Hablas con enigmas.

ORESTES: -¡De pronto, qué lejos estás de mí! ¡Cómo ha cambiado todo! Había no sé qué alrededor de mí,
vivo y caliente. Algo que acaba de morir. ¡Qué vacío está todo!... ¡Ah! ¡Qué vacío tan inmenso, hasta donde
se pierde la vista…(Da algunos pasos) La noche cae…¿No sientes que hace frío? ¿Qué será…qué será lo
que acaba de morir? (Sartre, 1996: 18).

Lo que muere precisamente es la ignorancia, la fe en lo divino, dejando de ser un hombre pasivo


y subalterno de los dioses y, por tanto, esclavo del destino:

JÚPITER: -Orestes sabe que es libre.

EGISTO: - (Vivamente) Sabe que es libre. Entonces no basta con cargarlo a hierros. Un hombre libre en una
ciudad es como una oveja tiñosa en un rebaño. Va a contaminar todo mi reino y a arruinar mi obra. Dios
Todopoderoso, ¿qué esperas para fulminarlo?

[…]

JÚPITER: -Cuando la libertad estalla en el alma de un hombre, los dioses ya no pueden nada contra él.
Porque es cosa de hombres y corresponde a los demás hombres, y sólo a ellos. Dejarle hacer o
estrangularlo. (Sartre, 1996: 23).

Además de esa reivindicación de libertad y responsabilidad individuales, como se puede


observar en este último texto, se hace alusión a una responsabilidad colectiva que concierne a la
sociedad. Y esto es precisamente lo que logra Orestes sabiéndose libre: liberarse y liberar al
pueblo de Argos concluyendo con la fábula del flautista de Hamelín, llevándose a las Moscas y
a las Erinias consigo (todo el arrepentimiento y la culpa).

4. Conciencia histórica. En relación con esa conciencia histórica, Sartre ubica esta obra
en Argos, ciudad correspondiente a Vichy, asediada por el régimen político del mariscal Petáin
(1940-1944) tras la firma del armisticio con la Alemania nazi:
Como se sabe, Sartre había declarado, después de la Liberación que, mediante esta pieza,
había querido «extirpar un poco esta enfermedad del arrepentimiento» que infligía el mariscal
Pétain a los franceses, dado que la propaganda de Vichy difundía la idea de que la derrota era
una consecuencia lógica de los pecados cometidos por los franceses bajo la Tercera
República. El otro arrepentimiento contra el que pretendía luchar era el del «terrorista que, al
matar alemanes en las calles, desencadenaba la ejecución de cincuenta rehenes». Al escribir su
pieza, deseaba entonces Sartre «reanimar al pueblo francés» y dar un soporte moral a los
autores de los atentados. (Galster, Holguín, 1988: 57-72).

5. Paralelismo con respecto a otras obras clásicas y las variantes trágicas intertextuales
del mito. En Las Moscas, podemos observar su influencia directa para con la Oresteia de
Esquilo (s. V a.C) pero también del Orestes y Electra de Eurípides (s. V a.C) y con la Electra de
Sófocles (s. V a.C). En esencia, estas obras, tratan el tema de la justicia y de la consecución de
esta a manos de la toma de decisión que debe hacer Orestes: llevar a cabo la venganza o tomar
otro camino.

En la Oresteia de Esquilo, se tienen en cuenta las circunstancias históricas de la polis


griega: se trata el personaje de Orestes a partir del designio divino donde este realiza esa
venganza por destino, se arrepiente de lo que hace, y es juzgado por Atenea, que lo libera de esa
culpa tras considerarlo inocente. Se centra en la orden que Apolo da a Orestes, tratando el tema
de la venganza y justicia desde un punto de vista sociopolítico, puesto que Orestes, acaba
matando a Egisto y Clitemnestra; pero la resolución de su destino viene dada a partir de unas
elecciones convocadas y reguladas por Atenea. La función de Esquilo, iba más encaminada en
hacer evolucionar su sociedad mediante leyes que regularizaran estas situaciones, relegando la
responsabilidad individual a un colectivo encargado de evaluarlas.

También destaca el Orestes de Eurípides, relacionado con el ciclo troyano propio de la


épica, en el cual Orestes mata a Clitemnestra, su madre, y ya en Argos se pone muy enfermo
porque lo persiguen las Erinias; es cuidado por su hermana Electra, y esperan ser salvados por
su tío Menelao que llega junto a Helena, de los cuales esperan que convenzan al pueblo de
Argos de que el matricidio fue un acto de justicia. Son condenados por el pueblo de Argos a
muerte, pero al final son salvados por la intervención de Apolo (deus ex machina) por orden de
Zeus. Cabe añadir que también Eurípides y Sófocles abordan el episodio mítico centrándose en
el personaje de Electra, pero de forma distinta y esto supondría también otra versión diferente
del tratamiento de este mito. Sófocles hace hincapié en Electra para simbolizar las pasiones
humanas, los fantasmas del pasado que la persiguen así como los traumas; y pese a que aborda
el mismo tema que Esquilo, el centro es Electra. Se centra así, en la llegada que ansía de su
hermano Orestes para consumar la venganza contra los asesinos y adúlteros. Por otro lado, en el
caso de Eurípides, aborda el mito desde el escepticismo para reflejar la cruda realidad de su
tiempo, transmitiendo a partir de su espíritu crítico, la insatisfacción que le produce confiar en
los dioses y sus designios; de esta forma, y centrándose en el personaje de Electra, cuando los
dos hermanos cometen el crimen, esta se muestra insatisfecha ante el acto abominable que
acaban de ejecutar « ¿Adónde ir? ¿En qué coro podré tomar parte? (...) ¿Qué marido querrá
recibirme en su lecho nupcial?» (Eurípides, 1969: 183). Así, Eurípides denuncia que el nacer en
una clase social alta no implica tener nobleza de espíritu y se centra en el perfil psicológico de
los personajes, esto es en su dualidad, dinamismo y crisis existenciales; además cuestiona la
eficiencia de las instituciones atenienses y el pasado con respecto a la Guerra de Troya e innova
personificando la culpa a través de las Furias.
Por otra parte, Sartre abarca este tema de otro modo, reivindicando la necesidad
individual de ejercer la libertad desde la responsabilidad, respondiendo y acogiendo las
consecuencias de los actos realizados desde el individuo, desde una óptica existencialista. El
Orestes existencialista se libera del yugo del arrepentimiento mediante su propia acción, siendo
consciente de que es un ser libre y que depende de él su destino, no de ningún Dios u otra
persona o institución.

Lo que se mantiene en los distintos tratamientos del mito es la fuerza simbólica con la
que se trata la justicia y la venganza; lo que cambia es la forma de pensar estos conceptos,
aspecto más relacionado con una madurez mental que se desarrolla en distintas circunstancias y
tiempo históricos.

3. Conclusiones
Las Moscas se trata de una tragedia moderna basada en el episodio mítico de Orestes,
perteneciente a uno de los temas trágicos más recurrentes, el de las sagas familiares, en este caso
el de los Tantálidas, que Sartre utiliza como vehículo de sus ideas existencialistas.

El clímax de esta tragedia que supone la diferencia más relevante con respecto a otros
tratamientos del mito, se encuentra en la elección de Orestes con respecto a cometer o no el
asesinato. En este sentido, pese a que también existe esa reflexión y duda en otras obras como
en la Oresteia de Esquilo o en el Orestes de Eurípides, porque en ambas obras (aunque en la
primera se centra más en la subalternidad del individuo al designio de Apolo, como metáfora de
que hay que tener en cuenta las leyes y las instituciones que representan la justicia en lugar de
tomarse la justicia por mano propia) Orestes obedece al oráculo y comete el crimen; sin
embargo, en Las Moscas, el héroe trágico no obedece a ningún dios ni oráculo, sino que ejecuta
el asesinato por elección propia, asumiendo las consecuencias de sus actos como metáfora de la
responsabilidad individual, que lo liberan del yugo de la religión, del poder de los dioses y de la
culpa, las Moscas.

Así, Sartre readapta el mito al contexto histórico del s. XX, replanteando y cuestionando
la divinidad (con la muerte de la religión), el destino y los valores humanos. De esta forma, a
través del mito griego, el cual destaca por su fuerza evocadora y universal, que actualiza
mediante el lenguaje, la forma, la intención, el mensaje, la conciencia histórica y su paralelismo
e influencia con otras obras, genera una literatura comprometida a través de la cual critica el
asedio nazi en la Francia de 1940, desde lo particular y a partir del individuo activo; y desde lo
general, apelando a la responsabilidad colectiva de la sociedad, con el objetivo de hacer
reflexionar sobre el sinsentido de la guerra y promover la resistencia al avance militar, purgando
el arrepentimiento que sentían los franceses desde la conciencia y un soporte moral, a través de
la tragedia como artefacto político y literario.

4. Bibliografía
Balart Carmona, C., & Césped Benítez, I. (1998). Electra y Orestes, la cosmovisión
linaje, familia y hogar. Revista signos, 31, 17-35.
Eliot, T.S. (1950). Sobre Poesía y Poetas. Icaria, Barcelona.

Galster, I., & Holguín, M. (1988). Las moscas, ¿pieza de la resistencia?, Ideas y
Valores, 37, 57-72.

Graves, Robert, (2007). Los mitos griegos I y II. Trad. Esther Gómez Parro,
2001., Madrid, España: Alianza Editorial, 37-47.

Reguero, M. C. E. (2011). La estructura del Orestes de Eurípides y el enigmático relato


del frigio1. Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Griegos e Indoeuropeos, 21, 113-119.

Sartre, J.P. (1996): Las moscas Alianza Editorial, Madrid.

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