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CORREO DE LECTORES

Rumbo a la idiocracia
Sr director:

“Mi abuelo era un hombre muy valiente, solo le


tenía miedo a los boludos. Un día le pregunté
por qué. Y me dijo: porque son muchos, ¡no hay
forma de cubrir semejante frente! Por temprano
que te levantes, a donde vayas, ¡ya está lleno de
boludos! Y son peligrosos, porque al ser mayoría
eligen hasta el presidente.”
Facundo Cabral
Hay un filme norteamericano titulado Idiocracia. Una comedia muy divertida; sucede
que a una pareja de perfectos idiotas los hibernan, un experimento militar, luego por
distintos motivos quedan olvidados por siglos, hasta que por un accidente despiertan
quinientos años después, y se encuentran en un mundo manejado por idiotas, una
distopía, donde los dos hibernados resultan ahora ser los más inteligentes. Bien, por
el resultado de la pasada elección parece que un futuro distópico está a la vuelta
de la esquina y no va hacer falta esperar quinientos años para verlo.

El votante promedio populista ya tenía decidido su voto, hacía tiempo, así es que por
más que se les mostrara y demostrara las incoherencias pasadas y presentes de sus
candidatos preferidos; o sea los robos, los bolsos revoleados, las miles de
propiedades, los yates, los aviones, joyas a nivel de reyes, etc. etc.; igual los iba a
votar. Es más, me atrevería a decir que si, por ejemplo, de repente sus dos principales
referentes confesaran, una especie de sincericidio, sus dislates, su burla a los pobres y
al país en general, el saqueo que hicieron al erario, y que van a continuar haciéndolo si
son reelectos, reconocieran a sus testaferros, y que el país se va al tacho con ellos y
que Venezuela puede llegar a ser un poroto a su lado; así y todo igual los votarían.
Aunque usted no lo crea.
Porque a los fanáticos no les importa nada y les encontrarían mil razones para negar
las verdades más evidentes: “No son ellos”, “es una grabación trucha”, “es mentira”,
“ella ama los pobres”, “no robó nada”, “los cuadernos son solo fotocopias, no hay
originales”, “los bolsos eran del Gato”, “solo veo gente contando dinero”, “fulano se
suicidó”, “estábamos mejor que Alemania”, “Clarín miente, Canal 13 miente, La
Nación miente, La Prensa miente”, “la culpa es del imperialismo, el liberalismo”, etc.
etc. Como dijo un famoso intelectual y escritor argentino: “Los peronistas son
incorregibles”. Y yo diría que no solo los peronistas. Mientras que el otro tipo de
votante, el indeciso, parece que solo vota por alguna de estas razones: cómo está su
bolsillo, cómo se despertó ese día, si lo dejó la mujer, si se le murió su mascota, le
chocaron el auto, si pisó caca de perro camino al sufragio, y otras varias razones que
hacen a su quehacer diario, de las cuales de todo lo que le pasa siempre culpa al
gobierno, sea quien sea.

Y en estos grupos no me refiero a gente sin educación y que vive mal, al contrario,
mayormente son gente de clase media y alta, con educación terciaria muchos de ellos;
pero está visto que la formación profesional no cambia a la persona en su conducta;
por el contrario, a veces potencia su vanidad, su grosería, su ego, sus ambiciones
personales que están más allá del bien común; así muchas veces uno se pregunta:
“Cómo le dieron el título a este tipo”, que podrá ser muy bueno o regular en su
profesión, pero un total idiota en otros campos. Fíjense lo que escribe Gustave Le Bon,
autor de Psicología de las masas, libro publicado en 1895 (las mayúsculas son mías):

“Muchos eminentes filósofos, Herbert Spencer entre ellos, no tienen


ninguna dificultad en demostrar que la instrucción ni hace a los hombres
más morales ni tampoco más felices; que no cambia ni sus instintos ni
sus pasiones hereditarias y que a veces -y para que esto suceda SOLO
NECESITA ESTAR MAL DIRIGIDA resulta más perniciosa que útil. Las
estadísticas han confirmado este criterio al mostrarnos que la
criminalidad aumenta con la generalización de la instrucción, o bien y en
todo caso, CON CIERTO TIPO DE INSTRUCCIÓN, y que LOS PEORES
ENEMIGOS DE LA SOCIEDAD, LOS ANARQUISTAS, SE RECLUTAN
ENTRE LOS ABANDERADOS DE LOS COLEGIOS…”.

Pero para llevar adelante una política que se nutre de este tipo de incorregible votante,
es necesario crear una división profunda, ahí entra en juego la famosa grieta, es
fundamental crearla ya que lo que se fomenta con ella es el odio al otro, al rival
ocasional, al que los expertos en manipulación política se han encargado muy bien de
estereotipar; entonces es así que solo se ponen en juego dos neuronas, que es el nivel
de IQ (coeficiente intelectual) promedio de la masa en movimiento: te amo o te odio, te
sigo o te persigo, te idolatro o te mato; a la masa no le importa si matan al único ser
que puede salvarlos de una hambruna, de una epidemia, de llevarlos por el camino
correcto, etc., la masa solo desea satisfacer sus momentáneos bajos instintos. El
comportamiento de este tipo de masa a que me refiero se ha visto en la Revolución
Francesa, en la bolchevique, en la España de 1936, en varios comicios argentinos y
hace dos mil años lograron soltar a Barrabás. Así que cuando escuchan al candidato
populista decir: “Voy a cerrar la grieta”, no le crean nada, va a hacer todo lo contrario,
la va a profundizar, ya que sin ella su existencia desaparece.

Pero a no desesperarse por el futuro, recordar la frase: “Si tiene solución no hay que
preocuparse, y si no la tiene tampoco”, porque es como viajar en el Titanic, no
tenemos escapatoria, como no la tuvieron los personajes de la película que
menciono al comienzo, y hoy por hoy la Idiocracia es una realidad; la vemos en
el accionar de distintos movimientos, a nivel global, por las estupideces que
plantean: de ideología de género, feminazistas, veganos, sus gustos políticos,
etc., así que hay que aprender a vivir con ella; y si uno se quiere destacar y
pasarla bien, es fácil: solo deberá aparentar ser un idiota políticamente correcto.

Rafael Luis Franco

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