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Resumen
En el artículo se desarrolla una crítica al feminismo decolonial, críti-
co e intercultural, a partir de una genealogía del género, movimiento
y pensamiento feminista. Asumimos el feminismo como una cosmo-
visión, mediante la cual no fragmentamos el mundo en partes inco-
nexas, sino que lo analizamos desde una mirada holística, comple-
ja y configuracional. Abordamos y problematizamos las principales
tendencias del feminismo en el siglo XXI: feminismo intercultural,
feminismo crítico y feminismo decolonial. Mediante un proceso de-
constructivo-reconfigurativo proponemos la noción de Feminismo
Alterativo como una alternativa a las miradas estrechas, limitantes
y autocoloniales del feminismo contemporáneo y como una forma
“otra” de sentir, conocer, pensar, aprender, hacer y vivir.
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Universidad del Magdalena, Colombia.
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Secretaría de Educación, Departamento del Magdalena, Colombia.
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Investigaciones
y tangible de aquellas mujeres que han moverse a la parte de atrás del auto-
elevado el volumen de sus voces para bús (esta era la ley en esa época de
exigir un merecido reconocimiento y segregación racial en el sur de los
visibilización de sus biopraxis y buscan- Estados Unidos). Con esta acción
do una anhelada emancipación y libera- decolonial contribuyó a la configu-
ción. En efecto, si asumimos el decolo- ración del movimiento por los de-
nizar como las configuraciones teóricas rechos civiles, y llevó a convocar a
y las acciones prácticas racializadas, cientos de manifestaciones por parte
sexualizadas y subalternizadas, desple- de la población afronorteamericana.
gadas desde los bordes, desde la fron- d) Ángela Davis: en su práctica políti-
tera invisibilizada, entonces debemos ca y en sus contribuciones teóricas,
explicitar las luchas de muchas mujeres articula la clase con el antirracismo
cuya obra (epistémica o praxiológica) y el antisexismo, enriqueciendo así
contribuyó a la configuración de teorías la perspectiva feminista. Se convir-
feministas. Es por ello que una genea- tió en un ícono de la lucha por los
logía sobre el género y el movimiento derechos civiles.
feminista no debe ignorar las acciones
decoloniales desarrolladas desde el siglo Por otro lado, Valcárcel (2008), en su
XIX por mujeres radicales. controvertido libro Feminismo en el
mundo global, invita a conocer las obras
A continuación, se reconocen cuatro de de François Poulain de la Barre (1647-
estas mujeres radicales y sus luchas (Cu- 1723), Mary Wollstonecraft (1759-
riel, 2007): 1797), Marie Jean Antoine Nicolas de
Caritat, Marqués de Condorcet (1743-
a) María Stewart: en una conferencia 1794), Simone de Beauvoir (1908-1986)
en 1831 se convierte en la primera y otros tantos y tantas. Sin embargo, si
mujer negra que señaló en público miramos hacia atrás en el tiempo, pode-
el racismo y el sexismo en Estados mos encontrar un sinnúmero de muje-
Unidos. res heroínas y radicales, que defendie-
b) Sojourner Truth: en 1951, en su dis- ron su identidad con las fuerzas morales
curso "¡Acaso no soy una mujer!", de su corazón y de su mente. En efecto,
emitido en la primera Convención desde el acto de conquista y coloniza-
Nacional de los Derechos de la Mu- ción en 1492, y mucho antes, el rol que
jer, celebrada en Worcester, Mas- la sociedad adjudicó a las mujeres fue
sachusetts, propuso a las mujeres a secundario, inferior y servil, legitiman-
ser libres de la dominación racista do así y naturalizando un estatus injus-
y sexista, dirigido no solo a las ne- to, absurdo e inmerecido. No obstante,
gras sino también a las blancas. El es evidente que las mujeres siempre han
discurso de Truth ofrece elementos sido el mantenimiento de las inaliena-
importantes en relación con la inter- bles tradiciones en una comunidad, el
seccionalidad. pilar de la vida familiar en las grandes
c) Rosa Parks: en 1955 se negó a ceder- conmociones políticas o económicas,
36 le el asiento a un hombre blanco y el sustento de los grandes movimientos
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Pensar el feminismo más allá de un mo- que subyacen en su interior, dado que
vimiento, de un grupo u organización existe la colonialidad desde el momento
de mujeres que hacen valer sus derechos en que se transmite un pensamiento re-
es a lo que apuntamos, darle un senti- duccionista de lo que debe o no ser una
do plural, es decir, feminismos desde mujer y un hombre; como formas de do-
la producción de pensamientos en los minación que se quedan anclados en los
cuales han surgido nuevos campos dis- discursos homogeneizadores.
cursivos y metodológicos, ya que el gé-
nero ha sido un factor determinante en El “Habitus colonial moderno” es la ca-
la producción del conocimiento, y ha tegoría utilizada por Lozano (2010) para
permitido sacar del lugar hegemónico referirse a la naturalización de la idea y
de la epistemología a la mujer donde sus la categoría tanto de género como de pa-
diferencias puedan hallar cabida. triarcado dentro del propio movimiento
feminista. Desde esta mirada, "género"
En relación con lo anterior, Lugones es una categoría etnocéntrica (Walsh,
(2012a, 2012b) describe las partes com- 2016), ya que por un lado, le da credi-
ponentes y oposiciones binarias, dico- bilidad a las relaciones entre hombres y
tómicas, antagónicas y jerárquicas del mujeres en la cultura occidental, al reco-
sistema colonial/moderno, y las utiliza nocer la existencia del género masculino
para mostrar las diferenciales de género y el género femenino, y por otro lado,
que definen a las mujeres en relación con “niega la diversidad en las concepcio-
los hombres. Esto le permite asumir el nes, en la formas y en las prácticas de ser
género como una construcción colonial. mujer, encubriendo las diversas formas
Asimismo, la feminista afrocolombiana en que los pueblos y las culturas -no
Betty Ruth Lozano, afirma que la noción blancas o no occidentales- piensan
de "género", incluso, ha sido reconocida acerca de sus cuerpos y desafían en sus
como una categoría con estatus episté- cosmogonías o en su práctica viva, los
mico y epistemológico propios, a partir dualismos y polaridades de lo masculi-
de la cual se pueden comprender las rela- no/femenino y hombre/mujer” (Walsh,
ciones sociales entre hombres y mujeres. 2016, p. 170).
Aquí el género lo entendemos, siguien-
do a Lozano (2010), como la representa- De esta manera, el conocimiento y las
ción cultural del sexo, de tal manera que maneras de conocer no nos remiten a
no se cuestiona la base ontológica de la dualismos dicotómicos ni a lugares neu-
diferencia sexual (Suárez, 2008). tros, sino a diversas formas de vida, a
órdenes sociales y políticos situados, a
Los debates actuales giran en torno a pluralidades de formas de conocer, sen-
la igualdad-diferencia entre los hom- tir y pensar, a pluriversos epistémicos y
bres y las mujeres, como si se tratara de epistemológicos. Siguiendo la perspec-
homogeneizarlos, lo que se pretende es tiva genealógica, Haraway (1995) se re-
casi una osadía; ya que no es solamente bela contra el racionalismo cartesiano
promover el feminismo desde sus iden- y contra el relativismo, abogando por
38 tidades sino las abismales diferencias una “epistemología y una política de los
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Este autor plantea que el real reto está en riesgo la deslegitimación de las cultu-
en cómo propender a un feminismo in ras. Sin embargo, si asumimos la pers-
tercultural. Esta temática no puede ser pectiva de Walsh (2008, 2009, 2012a,
antropocéntrica, desde las perspectivas 2012b, 2014) sobre los distintos tipos de
de los pueblos originarios, sino cosmo- interculturalidad, en la que recalca que
céntrica, que haga del compartir un he- los Gobiernos se han adueñado de esta
cho más allá de la humanidad. En este noción, convirtiéndola en relacional y
sentido, es esencial la contribución que funcional, entonces se llega a la conclu-
los pueblos indígenas kichwas y aymaras sión de que un feminismo intercultural
han formulado como Sumak Kawsay y no es más que un feminismo relacional
Suma Camaña (Buen Vivir), respecti- y funcional, no acorde con las necesida-
vamente. Se trata de un modelo social des imperantes en el siglo XXI, y sería
“otro”, donde las mujeres se autoconfi- necesario transitar hacia un feminismo
guran desde el fortalecimiento del tra- crítico.
bajo y vida en comunidad en estricto
equilibrio con la Pachamama (Madre Feminismo crítico
Tierra), que requiere de la revitalización
de los saberes, conocimientos y prácti- Como se explicó antes, a finales de la
cas ancestrales de los pueblos origina- década de los años setenta del siglo XX
rios de América Latina (Herrera, 2015), y por la preponderancia y visibilidad
es decir de Nuestra América o, mejor de los movimientos sociales, empieza a
aún, de Abya-Yala. En fin, según Herrera perfilarse en Estados Unidos y en Euro-
(2015), para el mundo y su pluralidad de pa, la idea de construir un movimiento
pueblos, es urgente una nueva perspec- feminista internacional para luchar de
tiva que permita superar la intolerancia manera conjunta contra el patriarcado.
cultural y ejercicios de subalternización Sin embargo, este objetivo empieza a
patriarcal, a través de un feminismo in- ser cuestionado (Montanaro, 2016), por
tercultural, promotor de diálogos episté- cuanto algunas mujeres indias, negras,
micos y procesos para compartir poder chicanas, indígenas y lesbianas, inician
social. En otras palabras, el feminismo una serie de críticas que apuntaron a
intercultural se trata de despatriarcalizar visibilizar que el sujeto construido por
los modelos epistemológicos, jerarquías feminismo hegemónico blanco, occi-
y marginaciones crueles subyacentes dental, se define a partir de la diferencia
proporcionando metodologías “otras” sexual de la mujer respecto al hombre
que propendan por el reconocimiento y no visibiliza otras diferencias que son
de los saberes invisibilizados, con el fin constitutivas de la subjetividad, como la
de entender que en cada cultura existe raza, la etnia, la sexualidad y la clase so-
un patrón patriarcal que no es concebi- cial (Portolés, 2004). En este escenario se
do como sometimiento, pero sí -cuan- configura el eje articulador de los cues-
do viene de la imposición de “los de tionamientos del feminismo, a partir del
afuera”- se llega a consensos colectivos cual emergen los antecedentes de una
desde configuraciones alterativas, será la genealogía feminista de carácter crítico
apuesta por un equilibrio que no ponga
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y contrahegemónico (Meloni, 2012).
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Esta propuesta de feminismo solo hace Por tanto, emerge un feminismo “otro”
la crítica a partir de las diferencias y a como alternativa a feminismo intercul-
eso se reducen las luchas activistas que tural y al feminismo crítico: el feminis-
no ven más allá de sus intereses, se cie- mo decolonial.
gan hasta el punto de no permitir otras
voces diferentes, reproduciendo la mis- Feminismo decolonial
ma colonialidad al interior de sus co-
munidades. El asunto no es si es negro o Cubillos (2014) hace unas interesantes
blanco, si pertenece a una u otra etnia, la reflexiones sobre el proceso de investi-
cuestión va más allá de la diferencia se- gación desde el feminismo decolonial.
xual, si es o no es, así lo han dirigido en Esta noción fue propuesta por Lugones
los últimos años. Es de imperiosa nece- (2010) y se caracteriza como “un movi-
sidad mirar hacia adentro, la pregunta es miento en pleno crecimiento y madura-
qué tanto estamos dispuestas a dar por ción que se proclama revisionista de la
la reivindicación de lo que se ha perdido teoría y la propuesta política del femi
a través del tiempo por la sombra colo- nismo dado lo que considera su sesgo
nial y el tipo de relaciones sociales que occidental, blanco y burgués” (Espinosa,
se pueden desarrollar incluyendo la re- 2014, p. 7)
lación con la madre Tierra para un vivir
mejor, en armonía y respeto por el otro. Lugones (2008a, 2008b, 2012a, 2012b)
por primera vez en el año 2007 plantea
Negri (2006) significa que las mujeres el proyecto del feminismo decolonial,
cada vez están más presentes en las si- en el que propone articular la perspecti-
tuaciones metropolitanas, ya que: va de la interseccionalidad configurada
por el feminismo negro y de color en los
Sobre ellas pesa ahora no solo buena Estados Unidos con la lectura crítica de
parte de la producción social, sino la modernidad desplegada por Aníbal
también el control de los flujos de la di- Quijano. En estev contexto epistémi-
ferencia: el devenir-mujer del trabajo y co, María Lugones propone la noción
de la política es aquí central, no solo de ‘Colonialidad de Género’ a partir de
porque la presencia cuantitativa del la crítica que realiza a Quijano (1992,
trabajo de las mujeres es enorme, sino 2000a, 2000b, 2009), quien en su trata-
porque sobre ellas pesa (y ellas son miento sobre la colonialidad consideró
ahora ya capaces de controlar) todo el
al género dentro de la categoría de sexo
contexto de la relación entre produc-
y de este modo lo hiperbiologizó, asu-
ción y reproducción, entre servicios y
mió de este modo la heterosexualidad y
cuidado, en el ámbito metropolitano.
la distribución patriarcal del poder.
Esta consideración de feminismo críti-
El feminismo desde sus realidades eu-
co reproduce el enfoque eurocéntrico al
rocéntricas ha generado círculos acadé-
interior de los movimientos feministas
micos de las cuales al compararlas con
críticos, que configuran una episteme
categorías implicadas en la herida colo-
42 feminista occidental que, por su esen-
nial nos lleva a un giro epistémico que
cia, es también excluyente y colonial.
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radicaliza en relación con el feminismo que desde América Latina han planteado
crítico, quien configura una matriz de el problema de la invisibilidad dentro de
dominación, donde las categorías "raza", sus propias comunidades, de los movi-
"clase", "género" y "sexualidad" son vis- mientos sociales, políticos, y dentro del
tas como variables coconstitutivas, en propio feminismo. En este movimiento
tanto cada una está inscrita en la otra se inscribe la obra de Anzaldúa (2016),
(Espinosa, 2014). A partir de lo anterior, quien, desde la frontera, como nueva
se trasciende el concepto de interseccio- mestiza, “enajenada de su cultura madre,
nalidad (Cubillos, 2014) por medio de la sintiéndose «ajena» en la cultura domi-
matriz de opresión, denominada Colo- nante, la mujer de color no se siente se-
nialidad de Género o Sistema Moderno/ gura dentro de la vida interior de su ser.
Colonial de Género (Lugones, 2008a, Paralizada, no es capaz de reaccionar, su
2008b, 2010; 2012a, 2012b). rostro atrapado en los intersticios, los
espacios entre los distintos mundos que
El feminismo decolonial, de la mano de habita” (Anzaldúa, 2016, p. 62).
la noción de Colonialidad de Género, es
de utilidad para indagar en las represen- Esta autora nos dice que las mujeres no se
taciones sociales en torno a la inclusión implican por completo, no hacen un uso
social en el marco de la política. Esta pleno de sus facultades, y se enfrentan a
noción permite comprender una com- la encrucijada donde tienen que elegir:
pleja trama de sistemas de opresión que “sentirse una víctima de modo que sea
transciende el género y el concepto mis- otra persona quien tenga el control y, por
mo de interseccionalidad propuesto por lo tanto, la responsabilidad para que así
el feminismo que profundiza en nuevas podamos echarle la culpa (ser una víc-
lógicas de comprensión, análisis y estu- tima y transferir la culpa a la cultura, la
dio de la realidad social, al no pensarla madre, el antiguo amante, las amigas, me
desde la superposición de categorías y absuelve a mí de responsabilidad), o sen-
mostrar “grados de opresión y compli- tirse fuerte y, la mayor parte del tiempo,
cidades mayores que la intersecciona- tener el control” (Anzaldúa, 2016, p. 62).
lidad” (Lugones, 2012b, p. 134). Dicha
propuesta, “al cuestionar los imaginarios A partir de esta idea, pensamos que
hegemónicos -que pierden de vista las el feminismo decolonial no resuelve
situaciones particulares de los sujetos, el problema de la emancipación de la
sus necesidades y demandas-, posibili- mujer, porque en su afán de desprendi-
ta superar pensamientos simplistas para miento deviene en excluyente. La libera-
concebir las políticas públicas, siendo ción feminista no se logra transfiriendo
un incentivo para avanzar hacia campos la culpa a la cultura, la madre, el antiguo
de exploración que capturen las comple- amante o las amigas, sino incluyendo al
jidades de la vida de las personas”. (Cu- “otro” en nuestro espacio psíquico vital
billos, 2014, p. 281). para configurar un espacio social co-
mún. Necesitamos un feminismo inclu-
El feminismo decolonial recupera el le- yente y amoroso, un feminismo que va-
44 gado de las mujeres feministas afrodes- lore, reconozca y acepte el sentir-pensar
cendientes e indígenas (Rivera, 2011), del “otro”: la alteridad que nos convoca.
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