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ANDINA E-ISSN 2538-9580 Rev. Investigaciones Andina No. 41, Vol. 22

EL FEMINISMO ALTERATIVO: CRÍTICA AL FEMINISMO


DECOLONIAL, CRÍTICO E INTERCULTURAL,
A PARTIR DE UNA GENEALOGÍA DEL GÉNERO,
MOVIMIENTO Y PENSAMIENTO FEMINISTA
Alexander Luis Ortiz Ocaña*, Zaira Esther Pedrozo Conedo**

Resumen
En el artículo se desarrolla una crítica al feminismo decolonial, críti-
co e intercultural, a partir de una genealogía del género, movimiento
y pensamiento feminista. Asumimos el feminismo como una cosmo-
visión, mediante la cual no fragmentamos el mundo en partes inco-
nexas, sino que lo analizamos desde una mirada holística, comple-
ja y configuracional. Abordamos y problematizamos las principales
tendencias del feminismo en el siglo XXI: feminismo intercultural,
feminismo crítico y feminismo decolonial. Mediante un proceso de-
constructivo-reconfigurativo proponemos la noción de Feminismo
Alterativo como una alternativa a las miradas estrechas, limitantes
y autocoloniales del feminismo contemporáneo y como una forma
“otra” de sentir, conocer, pensar, aprender, hacer y vivir.

Palabras clave: feminismo, feminismo alterativo, feminismo crítico, feminismo


decolonial, feminismo intercultural.

*
Universidad del Magdalena, Colombia.
**
Secretaría de Educación, Departamento del Magdalena, Colombia.

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INVESTIGACIONES ANDINA No. 41, Vol. 22

ALTERATIVE FEMINISM: CRITIQUE OF DECOLONIAL,


CRITICAL, AND INTERCULTURAL FEMINISM
FROM GENDER GENEALOGY, FEMINIST MOVEMENT
AND THOUGHT
Abstract
This article critiques decolonial, critical, and intercultural feminism
based on gender genealogy, the feminist movement and thought. We
assume feminism as a worldview through which we do not fragment
the world into separate parts but rather analyze it from a holistic,
complex, and configurational perspective. We address and problema-
tize the main trends of feminism in the 21st century: intercultural
feminism, critical feminism, and decolonial feminism. Through a
deconstructive-reshaping process, we propose the notion of Altera-
tive Feminism as an alternative to the narrow, limiting, and autoco-
lonial views of contemporary feminism and as “other” way of feeling,
knowing, thinking, learning, doing, and living.

Keywords: Feminism, intercultural feminism, critical feminism, decolonial femi-


nism, alterative feminism.

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Exordio cipadoras de estas minorías étnicas. Si


bien es cierto que el feminismo radical
y liberal ocupa un lugar importante e
La Universidad Central (2007), en Bo-
influyente en este tercer milenio, por
gotá, Colombia, ha abordado el feminis-
ejemplo, el feminismo negro, en este
mo como una de las teorías decolonia-
artículo se aborda y problematiza con
les emergentes en América Latina. Esto
algunas tendencias del feminismo en el
no significa que el feminismo surgió en
siglo XXI: es decir, feminismo intercul-
América Latina, pero indica que una
tural, feminismo crítico y feminismo de-
vertiente específica del feminismo deco-
colonial. Mediante un proceso decons-
lonial emerge desde/por/para América
tructivo-reconfigurativo proponemos la
Latina. El pensamiento feminista anti-
noción de Feminismo Alterativo como
rracista y poscolonial surge en los años
una opción a las miradas estrechas y
setenta en los Estados Unidos (Curiel,
limitantes del feminismo contemporá-
2007), lo cual se convirtió en un impor-
neo y como una forma “otra” de sentir,
tante antecedente para la configuración
conocer, pensar, aprender, hacer y vivir.
del movimiento feminista en Nuestra
Esto es posible a partir de los aportes de
América (Martí, 1961, 1975, 1978).
Ortiz y Pedrozo (2019a, 2019b), quienes
establecen una genealogía y evolución del
Según Curiel (2007), las mujeres afro-
movimiento feminista en nuestra Améri-
descendientes e indígenas han impul-
ca y sugieren decolonizar los feminismos,
sado un nuevo discurso y una práctica
lo cual permite configurar un feminismo
política crítica y transformadora en
alterativo. Asimismo, son valiosos los
relación con el feminismo. Desde su
aportes de Bell, Brah, Sandoval, y Anzal-
subalternidad y su experiencia situada
dúa (2015) sobre el feminismo desde las
no han reconocido el paradigma de la
fronteras, y el interesante abordaje de Vi-
modernidad universal, por ser hom-
veros (2004) acerca del concepto de «gé-
bre-blanco-heterosexual. Aunque este
nero» y sus avatares, en el que formula
paradigma no se reduce únicamente al
algunos interrogantes en torno a algunas
sujeto sexuado, sino que implica más
viejas y nuevas controversias, relaciona-
en términos de configuración del orden
das con la teoría y la práctica para nuevas
de género. Estas mujeres han aportado
cartografías del cuerpo.
mucho a la reconfiguración de esta pers-
pectiva teórica y política. Sin embargo,
han sido ellas las más subalternizadas Genealogía del género,
incluso en el mismo movimiento femi- movimiento y pensamiento
nista. Pero, también han sido considera- feminista
das subalternas en las ciencias sociales y
en las sociedades en general. El movimiento feminista y la decolo-
nialidad del género cobran vida no solo
El carácter universalista y el sesgo racis- a partir de la configuración epistémica
ta ha caracterizado a algunas vertientes que caracteriza la dinámica intelectual
feministas, las cuales se han convertido de académicas comprometidas, sino que 35
en una lápida para las urgencias eman- se materializa en la decolonización viva
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y tangible de aquellas mujeres que han moverse a la parte de atrás del auto-
elevado el volumen de sus voces para bús (esta era la ley en esa época de
exigir un merecido reconocimiento y segregación racial en el sur de los
visibilización de sus biopraxis y buscan- Estados Unidos). Con esta acción
do una anhelada emancipación y libera- decolonial contribuyó a la configu-
ción. En efecto, si asumimos el decolo- ración del movimiento por los de-
nizar como las configuraciones teóricas rechos civiles, y llevó a convocar a
y las acciones prácticas racializadas, cientos de manifestaciones por parte
sexualizadas y subalternizadas, desple- de la población afronorteamericana.
gadas desde los bordes, desde la fron- d) Ángela Davis: en su práctica políti-
tera invisibilizada, entonces debemos ca y en sus contribuciones teóricas,
explicitar las luchas de muchas mujeres articula la clase con el antirracismo
cuya obra (epistémica o praxiológica) y el antisexismo, enriqueciendo así
contribuyó a la configuración de teorías la perspectiva feminista. Se convir-
feministas. Es por ello que una genea- tió en un ícono de la lucha por los
logía sobre el género y el movimiento derechos civiles.
feminista no debe ignorar las acciones
decoloniales desarrolladas desde el siglo Por otro lado, Valcárcel (2008), en su
XIX por mujeres radicales. controvertido libro Feminismo en el
mundo global, invita a conocer las obras
A continuación, se reconocen cuatro de de François Poulain de la Barre (1647-
estas mujeres radicales y sus luchas (Cu- 1723), Mary Wollstonecraft (1759-
riel, 2007): 1797), Marie Jean Antoine Nicolas de
Caritat, Marqués de Condorcet (1743-
a) María Stewart: en una conferencia 1794), Simone de Beauvoir (1908-1986)
en 1831 se convierte en la primera y otros tantos y tantas. Sin embargo, si
mujer negra que señaló en público miramos hacia atrás en el tiempo, pode-
el racismo y el sexismo en Estados mos encontrar un sinnúmero de muje-
Unidos. res heroínas y radicales, que defendie-
b) Sojourner Truth: en 1951, en su dis- ron su identidad con las fuerzas morales
curso "¡Acaso no soy una mujer!", de su corazón y de su mente. En efecto,
emitido en la primera Convención desde el acto de conquista y coloniza-
Nacional de los Derechos de la Mu- ción en 1492, y mucho antes, el rol que
jer, celebrada en Worcester, Mas- la sociedad adjudicó a las mujeres fue
sachusetts, propuso a las mujeres a secundario, inferior y servil, legitiman-
ser libres de la dominación racista do así y naturalizando un estatus injus-
y sexista, dirigido no solo a las ne- to, absurdo e inmerecido. No obstante,
gras sino también a las blancas. El es evidente que las mujeres siempre han
discurso de Truth ofrece elementos sido el mantenimiento de las inaliena-
importantes en relación con la inter- bles tradiciones en una comunidad, el
seccionalidad. pilar de la vida familiar en las grandes
c) Rosa Parks: en 1955 se negó a ceder- conmociones políticas o económicas,
36 le el asiento a un hombre blanco y el sustento de los grandes movimientos
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sociales, y el sostén invisible de nocio- d) Aspacia de Mileto (Mileto, actual


nes como la pertenencia a una etnia, la Turquía, 470 – Atenas, 400, a. C.).
idiosincrasia, la lengua natal y la patria. Maestra de retórica y logógrafa, in-
fluyó en la escena cultural y política
De esta manera, en la antigua Grecia en- en la Atenas del Siglo de Pericles,
contramos mujeres que enfrentaron con político que fue su compañero.
valentía como han sido relegadas a par- e) Diotima de Mantinea (Grecia, 400
tir de fundamentos religiosos, teóricos e, a. C.). Filósofa y sacerdotisa griega
incluso, científicos, y luego consignados que fue maestra de Sócrates y jugó
en los libros sagrados, normas y prejui- un rol importante en las teorías de-
cios de sociedades absoluta y mayorita- sarrolladas en el Banquete, de Pla-
riamente regidas por hombres. Aunque tón. Sus ideas políticas y culturales
son significativas y relevantes algunas quedaron plasmadas en el diálogo
individualidades, pudiéramos hablar de platónico.
un germen feminista naciente, aunque f) Hipatia de Alejandría (Alejandría,
el movimiento/pensamiento feminista Egipto, 355 – 415, a. C.). Neoplató-
tiene sus primeros despuntes en el siglo nica griega. Se destacó como ma-
XVIII. En esta condición se inscriben temática, geómetra y astrónoma.
estos ejemplos feministas paradigmáti- Inventó instrumentos como el den-
cos (Callás, 2012): símetro y mejoró el astrolabio.
g) Cleopatra (Egipto, 69 - 31, a. C.). Úl-
a) Nefertiti (Egipto, 1397-1336 a. C.). tima reina del Nilo. Perteneció a la
Reina egipcia de extraordinaria be- dinastía de los ptolomeos y trató de
lleza y personalidad imponente que restablecer la hegemonía de Egipto
estuvo casada con Akhenatón, con en el Mediterráneo como aliada de
quien impuso el monoteísmo entre Roma.
sus súbditos.
b) Dido (Tiro, 800 – Cartago, 875 a. Todas estas mujeres se han elevado ade-
C.). Fundadora y primera reina de lantado a su tiempo, y más allá de encar-
Cartago, donde se exilió para evitar nar los ideales de abnegadas prendas del
un enfrentamiento con su hermano sacrificio, redefinieron el concepto de
Pigmalión y llevar a su pueblo a la dignidad en una sociedad injusta, toma-
guerra civil. ron las riendas de una nación, abrieron
c) Safo de Mitilene (Mitilene, Lesbos, nuevas sendas al arte y el conocimien-
630 – Leucadia, 560 a. C.). Mayor to humano, hicieron brillar las luces
poeta lírica de Grecia en la época del intelecto o se alzaron en las armas.
Arcaica. Su poesía fue admirada por Como se aprecia, estas mujeres enalte-
los más grandes del mundo antiguo, cieron la condición humana, la hicieron
encanto que llega hasta nuestros progresar o ampliaron las fronteras del
días. Tenía ideas de avanzada acer- conocimiento, se atrevieron a desafiar
ca de lo femenino, por ejemplo, su las limitaciones de una época y lucharon
expresión en contra de la separación incansablemente por un mundo mejor y
entre cuerpo y alma. más habitable.
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Pensar el feminismo más allá de un mo- que subyacen en su interior, dado que
vimiento, de un grupo u organización existe la colonialidad desde el momento
de mujeres que hacen valer sus derechos en que se transmite un pensamiento re-
es a lo que apuntamos, darle un senti- duccionista de lo que debe o no ser una
do plural, es decir, feminismos desde mujer y un hombre; como formas de do-
la producción de pensamientos en los minación que se quedan anclados en los
cuales han surgido nuevos campos dis- discursos homogeneizadores.
cursivos y metodológicos, ya que el gé-
nero ha sido un factor determinante en El “Habitus colonial moderno” es la ca-
la producción del conocimiento, y ha tegoría utilizada por Lozano (2010) para
permitido sacar del lugar hegemónico referirse a la naturalización de la idea y
de la epistemología a la mujer donde sus la categoría tanto de género como de pa-
diferencias puedan hallar cabida. triarcado dentro del propio movimiento
feminista. Desde esta mirada, "género"
En relación con lo anterior, Lugones es una categoría etnocéntrica (Walsh,
(2012a, 2012b) describe las partes com- 2016), ya que por un lado, le da credi-
ponentes y oposiciones binarias, dico- bilidad a las relaciones entre hombres y
tómicas, antagónicas y jerárquicas del mujeres en la cultura occidental, al reco-
sistema colonial/moderno, y las utiliza nocer la existencia del género masculino
para mostrar las diferenciales de género y el género femenino, y por otro lado,
que definen a las mujeres en relación con “niega la diversidad en las concepcio-
los hombres. Esto le permite asumir el nes, en la formas y en las prácticas de ser
género como una construcción colonial. mujer, encubriendo las diversas formas
Asimismo, la feminista afrocolombiana en que los pueblos y las culturas -no
Betty Ruth Lozano, afirma que la noción blancas o no occidentales- piensan
de "género", incluso, ha sido reconocida acerca de sus cuerpos y desafían en sus
como una categoría con estatus episté- cosmogonías o en su práctica viva, los
mico y epistemológico propios, a partir dualismos y polaridades de lo masculi-
de la cual se pueden comprender las rela- no/femenino y hombre/mujer” (Walsh,
ciones sociales entre hombres y mujeres. 2016, p. 170).
Aquí el género lo entendemos, siguien-
do a Lozano (2010), como la representa- De esta manera, el conocimiento y las
ción cultural del sexo, de tal manera que maneras de conocer no nos remiten a
no se cuestiona la base ontológica de la dualismos dicotómicos ni a lugares neu-
diferencia sexual (Suárez, 2008). tros, sino a diversas formas de vida, a
órdenes sociales y políticos situados, a
Los debates actuales giran en torno a pluralidades de formas de conocer, sen-
la igualdad-diferencia entre los hom- tir y pensar, a pluriversos epistémicos y
bres y las mujeres, como si se tratara de epistemológicos. Siguiendo la perspec-
homogeneizarlos, lo que se pretende es tiva genealógica, Haraway (1995) se re-
casi una osadía; ya que no es solamente bela contra el racionalismo cartesiano
promover el feminismo desde sus iden- y contra el relativismo, abogando por
38 tidades sino las abismales diferencias una “epistemo­logía y una política de los
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posicionamientos responsables y com­ ticas femi­nistas a la modernidad: una


prometidos” (Haraway, 1995, p. 338). Esta crítica eurocéntrica y modernocéntrica,
autora propone un conoci­miento "situa- es decir, desde adentro de ella, como es
do", es decir, un conocimiento que ocupe el caso de Donna Haraway y Evelyn Fox
un lugar, que se apropie de él, lo que im- Keller, y una crítica decolonial que es la
plica asumir una posición políti­ca y ética. crítica feminista a la mo­dernidad por
parte de "mujeres de color", del "Tercer
En la sociedad se ha polarizado el con- Mundo" o del "Sur".
cepto de lo que es ser feminista, con-
ceptualizaciones que se quedaron en Quijano (1992, 2000a, 2000b, 2014) y
la famosa “liberación femenina”. Esta Dussel (1973, 1977, 1980, 1994, 2000,
concepción asume que la mujer debe 2004, 2015) al hablar de eurocentrismo
tratar de igualarse con el hombre en sus no se refieren a Europa y a un lugar geo-
oficios, posición y derechos, pero, ade- gráfico sino a la configuración colonial de
más, debe pensar que ser feminista es un imaginario que se despliega desde Eu-
generar movimientos activistas para la ropa hacia las Américas, a partir del siglo
defensa de derechos, en particular, de XX, “inventando” su subjetividad, identi-
alguna comunidad que ha sido violenta- dad y praxiología. A partir de aquí emer-
da o vulnerada; y en otros espacios en el ge la paradoja que devela Castro-Gómez
mundo desde un pensamiento libre y es- (2000): “mientras en el siglo XVI "Amé-
pontáneo, entender que ser feminista no rica" fue objeto fundamental en la cons-
es buscar el reconocimiento y el poder trucción del imaginario eurocentrista/
de la mujer, sino que ella propicie desde occidentalista, hacia princi­pios del siglo
diferentes conversares alterativos y ob- XX se convirtió en sujeto y agente cons-
servares comunales, el bien común no tructor del imaginario que antes, como
solo de un gremio o grupo sino la con- objeto, había hecho posible” (p. 16).
figuración de un mundo para todos sin
tener en cuenta su género o sexo. Lo anterior ha contribuido a la emer-
gencia de diversas tendencias sobre la
Por otro lado, Castro-Gómez (2000, crítica feminista. Una de estas tenden-
2015), en su proceso de reestructura- cias se orienta al campo de la teoría crí-
ción de las ciencias sociales en Améri- tica, en dos dimensiones: la inutilidad
ca Latina, nos advierte que las mujeres de la teoría crítica para contribuir a la
negras en nuestra América se "ubican" emancipación de los grupos oprimidos
no solo geográfica sino epistemológi- (Ellsworth, 1989) y la incapacidad de los
camente en el "Tercer Mun­do" y en el teóricos de reconocer sus propias prácti-
"Sur", entrelazando la cuestión racial y la cas patriarcales, las cuales han margina-
geopolítica del cono­cimiento. Es preci- lizado y silenciado a mujeres del mundo
so destacar que no nos referimos a un académico (Smith, 2016). No obstante,
"Tercer Mundo" o un "Sur" localizado se han introducido nuevos conceptos
geográficamente, sino a una configu- en términos de investigación, de ahí
ración epistémica y epistemológica. De que las metodologías feministas ya son
ahí, podemos percibir al menos dos crí- aceptadas debido a su legitimidad como
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método, por lo que el feminismo se ha humanos, porque introducen otras ló-


integrado a la academia en general y al gicas organizativas -usos del lenguaje,
área de la investigación en particular, es del espacio, de la acción colectiva, del
decir, el feminismo como movimiento discurso, de la capacidad de alianzas-
emancipatorio de la mujer, y el feminis- que rompen el molde patriarcal (Negri
mo como epistemología, como una for- & Hardt, 2010). La dinámica y evolución
ma “otra” de conocer y de hacer ciencia. del movimiento feminista y la diversi-
Sin embargo, Spivak (2009, 2011) afirma dad de enfoques que han proliferado a lo
que las mujeres no constituyen ningún largo de su historia han contribuido a la
caso especial, aunque pueden represen- emergencia de formas “otras” de conce-
tar lo humano, con las asimetrías inhe- birlo: feminismo intercultural, feminis-
rentes a cualquier representación de esa mo crítico y feminismo decolonial. Re-
índole, y se cuestiona por qué incluso pasemos brevemente cada uno de ellos.
ella misma ha escrito tan extensamente
sobre las mujeres para lanzar al aire la Feminismo intercultural
pregunta sobre el reconocimiento de las
colectividades incesantemente cambian- Herrera (2015), en su trabajo denomi-
tes en nuestra práctica disciplinaria. nado Feminismo, decolonización e inter-
culturalidad crítica, analiza la temática
Se requiere ir más allá del feminismo del feminismo desde una perspectiva in-
como un movimiento, para analizar tercultural, lo cual es sin duda un enor-
desde las complejidades de la academia me desafío. El debate intercultu­ral tie-
que la incursión de la mujer en el ejerci- ne mayor trayectoria en otros ámbitos
cio científico manifiesta la virtud desde de investigación y argumentación, más
la madre Tierra, de creadoras y dadoras apegados a la etnicidad y a la descoloni­
de conocimientos a partir de experien- zación de los pueblos. El abordaje en
cias concretas, ya que su producción de torno a las mujeres no ha sido el ele-
conocimiento involucra un giro a epis- mento medular y preponderante de aná-
temologías “otras” que no tenían cabi- lisis. Herrera (2015) afirma que Marisol
da en el mundo hegemónico, desde re- de la Cadena realiza posiblemente uno
flexiones situadas, que superan poco a de los esfuerzos más claros para vincu-
poco la presión patriarcal, y no seguirán lar la descolonización con el feminismo.
reproduciendo las configuraciones teó- La autora deja en claro la doble subor­
ricas individualistas, sino que, además dinación que viven las mujeres indíge-
de llevar los saberes propios, se devela la nas de comunidades del Cuzco. Según
practicidad de la resistencia a las relacio- Herrera (2015), otra adecuada combi-
nes de desigualdad. nación sobre el tema lo proponen femi-
nistas participantes del diálogo intercul-
En relación con lo planteado por Spivak, tural Marcosur, es­pecíficamente Lilian
pensamos diferente. Las mujeres y su Celiberti (2013), quien precisa algunas
forma “otra” de ser, pensar, sentir, sí han contribuciones en el marco de la rela-
contribuido -y lo siguen haciendo- a ción teórica entre feminis­mo, decoloni-
40 reconfigurar campos del vivir y hacer zación e interculturalidad.
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Este autor plantea que el real reto está en riesgo la deslegitimación de las cultu-
en cómo propender a un feminismo in­ ras. Sin embargo, si asumimos la pers-
tercultural. Esta temática no puede ser pectiva de Walsh (2008, 2009, 2012a,
antropocéntrica, desde las perspectivas 2012b, 2014) sobre los distintos tipos de
de los pueblos originarios, sino cosmo- interculturalidad, en la que recalca que
céntrica, que haga del compartir un he- los Gobiernos se han adueñado de esta
cho más allá de la humanidad. En este noción, convirtiéndola en relacional y
sentido, es esencial la contribución que funcional, entonces se llega a la conclu-
los pueblos indígenas kichwas y aymaras sión de que un feminismo intercultural
han formulado como Sumak Kawsay y no es más que un feminismo relacional
Suma Camaña (Buen Vivir), respecti- y funcional, no acorde con las necesida-
vamente. Se trata de un modelo social des imperantes en el siglo XXI, y sería
“otro”, donde las mujeres se autoconfi- necesario transitar hacia un feminismo
guran desde el fortalecimiento del tra- crítico.
bajo y vida en comunidad en estricto
equilibrio con la Pachamama (Madre Feminismo crítico
Tierra), que requiere de la revitalización
de los saberes, conocimientos y prácti- Como se explicó antes, a finales de la
cas ances­trales de los pueblos origina- década de los años setenta del siglo XX
rios de América Latina (Herrera, 2015), y por la preponderancia y visibilidad
es decir de Nuestra América o, mejor de los movimientos sociales, empieza a
aún, de Abya-Yala. En fin, según Herrera perfilarse en Estados Unidos y en Euro-
(2015), para el mundo y su pluralidad de pa, la idea de construir un movimiento
pue­blos, es urgente una nueva perspec- feminista internacional para luchar de
tiva que permita superar la intolerancia manera conjunta contra el patriarcado.
cultural y ejercicios de subalternización Sin embargo, este objetivo empieza a
patriarcal, a través de un feminismo in- ser cuestionado (Montanaro, 2016), por
tercultural, promotor de diálogos episté- cuanto algunas mujeres indias, negras,
micos y procesos para compartir poder chicanas, indígenas y lesbianas, inician
social. En otras palabras, el feminismo una serie de críticas que apuntaron a
intercultural se trata de despatriarcalizar visibilizar que el sujeto construido por
los modelos epistemológicos, jerarquías feminismo hegemónico blanco, occi-
y marginaciones crueles subyacentes dental, se define a partir de la diferencia
proporcionando metodologías “otras” sexual de la mujer respecto al hombre
que propendan por el reconocimiento y no visibiliza otras diferencias que son
de los saberes invisibilizados, con el fin constitutivas de la subjetividad, como la
de entender que en cada cultura existe raza, la etnia, la sexualidad y la clase so-
un patrón patriarcal que no es concebi- cial (Portolés, 2004). En este escenario se
do como sometimiento, pero sí -cuan- configura el eje articulador de los cues-
do viene de la imposición de “los de tionamientos del feminismo, a partir del
afuera”- se llega a consensos colectivos cual emergen los antecedentes de una
desde configuraciones alterativas, será la genealogía feminista de carácter crítico
apuesta por un equilibrio que no ponga
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y contrahegemónico (Meloni, 2012).
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Esta propuesta de feminismo solo hace Por tanto, emerge un feminismo “otro”
la crítica a partir de las diferencias y a como alternativa a feminismo intercul-
eso se reducen las luchas activistas que tural y al feminismo crítico: el feminis-
no ven más allá de sus intereses, se cie- mo decolonial.
gan hasta el punto de no permitir otras
voces diferentes, reproduciendo la mis- Feminismo decolonial
ma colonialidad al interior de sus co-
munidades. El asunto no es si es negro o Cubillos (2014) hace unas interesantes
blanco, si pertenece a una u otra etnia, la reflexiones sobre el proceso de investi-
cuestión va más allá de la diferencia se- gación desde el feminismo decolonial.
xual, si es o no es, así lo han dirigido en Esta noción fue propuesta por Lugones
los últimos años. Es de imperiosa nece- (2010) y se caracteriza como “un movi-
sidad mirar hacia adentro, la pregunta es miento en pleno crecimiento y madura-
qué tanto estamos dispuestas a dar por ción que se proclama revisionista de la
la reivindicación de lo que se ha perdido teoría y la propuesta política del femi­
a través del tiempo por la sombra colo- nismo dado lo que considera su sesgo
nial y el tipo de relaciones sociales que occidental, blanco y burgués” (Espinosa,
se pueden desarrollar incluyendo la re- 2014, p. 7)
lación con la madre Tierra para un vivir
mejor, en armonía y respeto por el otro. Lugones (2008a, 2008b, 2012a, 2012b)
por primera vez en el año 2007 plantea
Negri (2006) significa que las mujeres el proyecto del feminismo decolonial,
cada vez están más presentes en las si- en el que propone articular la perspecti-
tuaciones metropolitanas, ya que: va de la interseccionalidad configurada
por el feminismo negro y de color en los
Sobre ellas pesa ahora no solo buena Estados Unidos con la lectura crítica de
parte de la producción social, sino la modernidad desplegada por Aníbal
también el control de los flujos de la di- Quijano. En estev contexto epistémi-
ferencia: el devenir-mujer del trabajo y co, María Lugones propone la noción
de la política es aquí central, no solo de ‘Colonialidad de Género’ a partir de
porque la presencia cuantitativa del la crítica que realiza a Quijano (1992,
trabajo de las mujeres es enorme, sino 2000a, 2000b, 2009), quien en su trata-
porque sobre ellas pesa (y ellas son miento sobre la colonialidad consideró
ahora ya capaces de controlar) todo el
al género dentro de la categoría de sexo
contexto de la relación entre produc-
y de este modo lo hiperbiologizó, asu-
ción y reproducción, entre servicios y
mió de este modo la heterosexualidad y
cuidado, en el ámbito metropolitano.
la distribución patriarcal del poder.
Esta consideración de feminismo críti-
El feminismo desde sus realidades eu-
co reproduce el enfoque eurocéntrico al
rocéntricas ha generado círculos acadé-
interior de los movimientos feministas
micos de las cuales al compararlas con
críticos, que configuran una episteme
categorías implicadas en la herida colo-
42 feminista occidental que, por su esen-
nial nos lleva a un giro epistémico que
cia, es también excluyente y colonial.
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posiciona al ser desde pensamientos miento latinoamericanista que desde los


pluriversales y no de posiciones elitistas. años setenta ha intentado apostar por
En este sentido, consideramos de mucha la producción de un conocimiento del
importancia después de identificar las otro, situado geopolíticamente (Castelli
diversas formas de colonialidad, ir pro- & Espinosa, 2011)
vocando el desprendimiento; para asu-
mirnos y adentrarnos en el estudio de lo El feminismo decolonial se inscribe en
nuestro, de las implicancias de los esce- estos nuevos conocimientos y es “un
narios feministas que articulan subjetivi- movimiento en pleno crecimiento y ma-
dades, y de seguro, de manera espontá- duración que se proclama revisionista de
nea, vendrán formas “otras” de concebir la teoría y la propuesta política del femi-
el feminismo dependiendo del contexto nismo desde lo que considera su sesgo
en el que se configuren experiencias. occidental, blanco y burgués” (Espinosa,
Gómez & Ochoa, 2014, p. 32). Así, Gue-
Según Montanaro (2016), el feminismo rra (2018) considera que el feminismo
hegemónico occidental y eurocentris- decolonial se conforma a partir de los
ta, no logró reconocer que su práctica siguientes feminismos: materialista fran-
reproducía los mismos problemas que cés (Monique Wittig), el black feminism
criticaba. Mientras ponía en duda el (Patricia Hill Collins, Angela Davis), el
universalismo androcéntrico, produjo tercermundista y de color en Estados
categorías que fueron aplicadas con una Unidos (Combahee River Collective,
pretensión de universalidad. “A media- Gloria Anzaldúa, María Lugones), muje-
dos de los años 70 del siglo XX, se pone res afrodescendientes de América Latina
en cuestionamiento esa pretensión des- y el Caribe (Luiza Bairros, Ochy Curiel,
de un feminismo elaborado por los fe- Violet Eudine Barriteu, Yuderkys Espi-
minismos poscoloniales que apuntan a nosa), así como las mujeres de origen in-
denunciar el carácter eurocéntrico del dígena en Latinoamérica (Aura Cumes,
feminismo hegemónico y de la forma en Dorotea Gómez, Silvia Rivera Cusican-
que este reproduce la colonialidad” (p. qui). Este feminismo toma el concepto
336). De esta manera, el feminismo de- de decolonialidad del “Grupo moderni-
colonial en América Latina subvierte los dad/colonialidad”; conformado por aca-
conceptos del feminismo hegemónico, démicos y activistas latinoamericanos
e incorpora las voces de mujeres subal- como María Lugones, Enrique Dussel,
ternas. Desde ahí la decolonialidad del Walter Mignolo, Aníbal Quijano, Ra-
feminismo se convierte en una propues- món Grosfoguel, Nelson Maldonado,
ta teórico-epistémica y de compromiso Catherine Walsh, entre otros.
ético-político que apuesta a la configu-
ración de formas “otras” de relación aca- El feminismo decolonial reconfigura el
démica y política desde la pluralidad. El análisis crítico de la modernidad, por
sector del movimiento feminista que se su carácter intrínsecamente ra­ cista y
ha apartado del feminismo hegemónico eurocéntrico; además de su androcen-
y ha elaborado un recorrido epistémico, trismo y misoginia (Espinosa, 2014). De
acercándolo a la tradición del pensa- esta manera, el feminismo decolonial se
43
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radicaliza en relación con el feminismo que desde América Latina han planteado
crítico, quien configura una matriz de el problema de la invisibilidad dentro de
dominación, donde las categorías "raza", sus propias comunidades, de los movi-
"clase", "género" y "sexualidad" son vis- mientos sociales, políticos, y dentro del
tas como variables coconstitutivas, en propio feminismo. En este movimiento
tanto cada una está inscrita en la otra se inscribe la obra de Anzaldúa (2016),
(Espinosa, 2014). A partir de lo anterior, quien, desde la frontera, como nueva
se trasciende el concepto de interseccio- mestiza, “enajenada de su cultura madre,
nalidad (Cubillos, 2014) por medio de la sintiéndose «ajena» en la cultura domi-
matriz de opresión, denominada Colo- nante, la mujer de color no se siente se-
nialidad de Género o Sistema Moderno/ gura dentro de la vida interior de su ser.
Colonial de Género (Lugones, 2008a, Paralizada, no es capaz de reaccionar, su
2008b, 2010; 2012a, 2012b). rostro atrapado en los intersticios, los
espacios entre los distintos mundos que
El feminismo decolonial, de la mano de habita” (Anzaldúa, 2016, p. 62).
la noción de Colonialidad de Género, es
de utilidad para indagar en las represen- Esta autora nos dice que las mujeres no se
taciones sociales en torno a la inclusión implican por completo, no hacen un uso
social en el marco de la política. Esta pleno de sus facultades, y se enfrentan a
noción permite comprender una com- la encrucijada donde tienen que elegir:
pleja trama de sis­temas de opresión que “sentirse una víctima de modo que sea
transciende el género y el concepto mis- otra persona quien tenga el control y, por
mo de interseccionalidad propuesto por lo tanto, la responsabilidad para que así
el feminismo que profundiza en nuevas podamos echarle la culpa (ser una víc-
lógicas de comprensión, análisis y estu- tima y transferir la culpa a la cultura, la
dio de la realidad social, al no pensarla madre, el antiguo amante, las amigas, me
desde la superposición de categorías y absuelve a mí de responsabilidad), o sen-
mostrar “grados de opresión y compli- tirse fuerte y, la mayor parte del tiempo,
cidades mayores que la intersecciona- tener el control” (Anzaldúa, 2016, p. 62).
lidad” (Lugones, 2012b, p. 134). Dicha
propuesta, “al cuestionar los imaginarios A partir de esta idea, pensamos que
hegemónicos -que pierden de vista las el feminismo decolonial no resuelve
situaciones particulares de los sujetos, el problema de la emancipación de la
sus necesi­dades y demandas-, posibili- mujer, porque en su afán de desprendi-
ta superar pensamientos simplistas para miento deviene en excluyente. La libera-
concebir las polí­ticas públicas, siendo ción feminista no se logra transfiriendo
un incentivo para avanzar hacia campos la culpa a la cultura, la madre, el antiguo
de exploración que cap­turen las comple- amante o las amigas, sino incluyendo al
jidades de la vida de las personas”. (Cu- “otro” en nuestro espacio psíquico vital
billos, 2014, p. 281). para configurar un espacio social co-
mún. Necesitamos un feminismo inclu-
El feminismo decolonial recupera el le- yente y amoroso, un feminismo que va-
44 gado de las mujeres feministas afrodes- lore, reconozca y acepte el sentir-pensar
cendientes e indígenas (Rivera, 2011), del “otro”: la alteridad que nos convoca.
Investigaciones

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Esta configuración práxica solo puede riencia feminista. El abrirse a considerar


ser ofrecida por un feminismo alterativo. posibilidades de pensamientos alterati-
vos nos llevará a dialogizar el pensar, el
Hacia un feminismo alterativo ser y el hacer para una configuración de
saberes en y desde el otro, en colectivo,
Como se aprecia, en esta investigación en comunalidad.
bibliográfica se describe la relación en-
tre las teorías feministas interculturales Alterizar el feminismo decolonial es
y las teorías feministas críticas y deco- configurar una nueva y fértil área que
loniales que se desarrollan desde el Ter- apuesta a la diversidad de miradas, a re-
cer Mundo global, poniendo atención a conceptualizar las opresiones, y supone
las propuestas de feminismo decolonial retos teórico-epistémicos y ético-políti-
latinoamericano, en contraposición al cos no solo para el feminismo decolonial
feminismo hegemónico occidental y eu- sino también para las teorías de la posco-
rocéntrico. Sin embargo, el feminismo lonialidad y de la colonialidad. Además,
decolonial está inmerso en la autocolo- “lleva consigo retos relacionados no solo
nialidad. Urge decolonizarlo. con el género y el patriarcado, sino tam-
bién relacionados con el poder, el Estado,
¿Decolonizar el feminismo decolonial?, la economía y los Derechos Humanos,
¿por qué y cómo debemos decoloni- pues este enfoque constituye una crítica
zar el feminismo decolonial?, ¿es posible profunda al capitalismo y a la coloniali-
decolonizar una propuesta decolonial? dad ante los cuales miles de mujeres re-
Por supuesto que sí, porque a pesar de que sisten” (Montanaro, 2006, p. 348).
emprende una crítica al feminismo euro-
céntrico, su crítica es en sí misma eurocén- Con el fin de alterizar el feminismo
trica, porque se sumergió en la autocolo- decolonial, es urgente escuchar y recu-
nialidad en su afán de erigirse en un pa- perar la memoria de las luchas de las
radigma superior al paradigma occiden- mujeres indígenas. Incorporar al debate
tal y quedó atrapado en sus propias redes feminista sus voces que crean y recrean,
conceptuales ontológicas, haciendo una que cuestionan y critican las relaciones
crítica eurocéntrica al eurocentrismo. ancestrales en sus comunidades (Mon-
Asimismo, el feminismo decolonial no tanaro, 2006), desde una praxis y teorías
es más que un neofeminismo occidental, que desde nuevas epistemologías e, in-
fundamentalista y colonial. cluso, cosmogonías apunten, tal y como
lo dice Cabnal (2010), “a reinterpretar
Decolonizar el feminismo decolonial las realidades de la vida histórica coti-
sugiere la configuración de un feminis- diana de las mujeres indígenas, dentro
mo alterativo, la emergencia de un femi- del mundo indígena.” (p. 12). Urge ade-
nismo orientado hacia “el otro”, es decir, más recuperar la memoria de las luchas
alterizar el feminismo decolonial. Por de los hombres en favor de las mujeres,
lo tanto, imponer el concepto del femi- desde la inclusión de la categoría Géne-
nismo desde diferentes epistemes sería ro, así como las categorías Raza, Clase, y
ubicación geopolítica.
45
hacer parte de más de lo mismo, cada
autora y autor escribe desde su expe-
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El permitir la actuación y la apropiación 5. Castelli, R. y Espinosa, Y. (2011). “Colo-


del feminismo por parte de hombres que nialidad y dependencia en los estudios de
género y sexualidad en América Latina: el
exponen esta categoría, implica una lu- caso de Argentina, Brasil, Uruguay y Chi-
cha que une fuerzas para dar a conocer le". En Bidaseca, Karina y Vázquez Laba,
las manifestaciones del ser en sus face- Vanesa (Comp.), Feminismos y posco-
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