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LECCIÓN Nº 13:
HUMILDAD FRENTE AL QUE VIENE DEL CIELO
JUAN 3: 22-36
Pero Juan estaba por encima de esas actitudes. Les dijo tres cosas a sus discípulos.
a) Les dijo que nunca había esperado otra cosa. Les recordó que ya les había advertido que no era a él al
que le correspondía el puesto más importante, sino que él no era más que un heraldo, el precursor que viene
a anunciar y preparar las cosas para la llegada de Otro más importante. Haría más fácil la vida el que
hubiera más personas dispuestas a representar papeles secundarios. Muchos quieren ser los protagonistas;
pero Juan no era uno de ellos. Sabía muy bien que Dios le había asignado una misión subordinada.
Nos ahorraríamos un montón de resentimiento y de frustración si nos diéramos cuenta que hay ciertas cosas
que no nos corresponden, y aceptáramos de corazón e hiciéramos lo mejor posible la labor que Dios nos ha
asignado. El hacer algo secundario para el Señor lo convierte en una gran tarea, porque todo servicio cuenta
igual para Dios; cualquier cosa que se hace para Dios es grande por naturaleza.
b) Les dijo que nadie puede recibir más de lo que Dios le dé. Si el nuevo Maestro estaba ganando más
seguidores no era porque se los estaba robando a él, a Juan, sino porque Dios se los estaba dando.
¡Cuántos celos, frustraciones y resentimientos nos ahorraríamos si tuviéramos presente que el éxito de los
demás se lo da Dios, y estuviéramos dispuestos a aceptar el veredicto de Dios y su elección!
c) Por último, Juan puso un ejemplo que cualquiera podría entender, y más los judíos, porque era
parte de su herencia cultural. Llamó a Jesús “el Novio”, y dijo que él, Juan, era “el amigo del Novio”.
Una de las grandes figuras del Antiguo Testamento es la de Israel, que es la novia, con Dios, que es el
Novio. La unión que hubo entre Dios e Israel era tan íntima que podría compararse con un matrimonio.
Cuando Israel se apartaba tras dioses extraños era como si fuera infiel al vínculo matrimonial (Éxodo 34:15,
cp. Deuteronomio 31:16; Salmo 73:27; Isaías 54:5)… El Nuevo Testamento hereda esta alegoría y habla de
la Iglesia como la Esposa de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:22-32)…
Esta era la figura que Juan tenía en mente: Jesús había venido de Dios; era el Hijo de Dios; Israel era Su
prometida, y Él era el Novio. Juan sólo se reservaba el papel del amigo del Novio.
El amigo del novio, en hebreo shoshben, tenía un papel exclusivo en una boda judía. Era el que arreglaba
la boda; repartía las invitaciones, y presidía la fiesta. Era el que traía la novia al novio. También tenía que
cuidarse de la cámara nupcial y de que no se introdujeran intrusos. Sólo cuando oía y reconocía la voz del
esposo en la oscuridad, le abría la cámara nupcial para que entrara, y se retiraba gozoso cuando había
cumplido su cometido y los esposos estaban juntos.
Iglesia A/D Alfa Siloé Pastor Isaí Roca
No lo hacía de mala gana, sino considerando un honor el introducir la novia al novio; y, cuando había
cumplido su misión, se retiraba contento del centro de la escena: La misión de Juan había sido traerle Israel
a Jesús, el Mesías enviado de Dios, y arreglar sus bodas. Una vez cumplido su cometido estaba contento de
desaparecer en la oscuridad. No dijo con envidia que Jesús tenía que crecer y él menguar, sino con júbilo.
Nos vendría bien a veces recordar que no es a nosotros a los que tenemos que atraer a la gente, sino a
Jesucristo. No es para nosotros para quienes reclamamos la lealtad de la Iglesia, sino para el Novio, el Hijo
de Dios.
La Vida o la muerte
Juan 3: 36
Por último, Juan nos presenta otra vez la alternativa eterna, la vida o la muerte. A lo largo de toda su historia,
Dios le había presentado al pueblo de Israel esta gran elección (Deuteronomio 30:15-20; Josué 24:15 y ss.).
Se ha dicho que toda la vida se concentra en las encrucijadas. Una vez más, Juan vuelve a su tema favorito:
lo que importa es nuestra reacción a Cristo.
Si esa reacción es amor y anhelo, esa persona conocerá la vida. Si es indiferencia u hostilidad, esa persona
no cosechará más que la muerte. No es que Dios descargue su ira sobre ella; es que ella se la atrae sobre sí
misma.