Está en la página 1de 3

“Adoptio” y las dos promesas

03 de julio de 2022
Tiempo de lectura: 3 minutos

Todos tenemos la facultad de elegir y es algo que hacemos todos los días: elegimos
la ropa que nos ponemos, el color de nuestro auto, el nombre de nuestros hijos, la
persona con la que nos casamos… Todo lo elegimos. Y del mismo modo Dios
también nos elige a pesar de ser pecadores.

Y es que cuando el Señor nos elige también nos adopta y adquirimos esa paternidad
por derecho.[1] Solo cuando somos conscientes de quiénes somos para Él
comprendemos lo que desea para nosotros. Adoptio es un latinismo que significa:
“acción de adquirir y tomar como hijo”, y nuestro Padre quiere que vivamos ese
sentido de pertenencia. Cuando estamos en medio de la adversidad nos cuesta creer
que las cosas podrían mejorar, pero es porque aún no hemos desarrollado ese sentido
de pertenencia. Y es que no solo se trata de declararlo, sino también de creerlo.

La forma en que Dios nos adopta es colocando dentro de nosotros Su Espíritu.


[2] Porque no es lo mismo el Espíritu Santo con nosotros o sobre nosotros, que el
Espíritu Santo dentro de nosotros. Eso nos da una idea clara de cuán especiales
somos para nuestro Padre. Esa es Su forma de decirnos que no importa cuántas
tribulaciones estemos pasando, pues Él nos adoptó y, por lo tanto, nos bendecirá
como lo que somos: Sus hijos.[3]

El sentido de pertenencia es lo que define quiénes somos y a quién pertenecemos.


Sin embargo, cuando no lo tenemos claro somos frágiles, temerosos y vulnerables
ante cualquier situación difícil. Nuestra identidad en Dios no solo nos dice que le
pertenecemos a Él, sino que también nos revela dos promesas que recibimos gracias
a Su paternidad: Su espíritu[4] para que siempre sepamos quiénes somos, y las
buenas cosas[5] para que sepamos cómo debemos vivir.

Por lo tanto, cuando sabemos quiénes somos, a quién pertenecemos y a qué tenemos
derecho, nadie puede convencernos de algo diferente. El deseo de nuestros hijos
serán una oportunidad de fe para nosotros. Nunca abandonemos la esperanza de
recibir de Dios lo que tanto le hemos pedido porque Él nunca olvida nuestras
peticiones.

[1] Juan 1:12-13: Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos
naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
[2] Ezequiel 36:24-27: Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las
tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra. 

[3] Romanos 8:14:15: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre!

[4] Lucas 11:11-13: ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una


piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un
huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?

[5] Mateo 7:9-12: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará
una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas
las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced
vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

También te puede interesar


“Adoptio” y las dos promesas
Pastor Hugo López
¿Quiénes somos, a quién pertenecemos y a qué tenemos derecho?

También podría gustarte