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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder popular de Economía, Finanzas y Comercio Exterior


Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública
Asignatura: Finanzas Internacionales
Semestre: 5to
Sección: E

Sistema Monetario
Internacional

Profesor: Elaborado por:


Mervin Rodrigues Josue Peña C.I. N° V- 30.635.400
Yonny Maldonado C.I. N° V- 28.434.485
Sabrina Noguera C.I. N° V- 30.070.725
Mariangely Angulo C.I. N° V- 28.1154.58

Caracas, Marzo 2023


Introducción
No es un secreto la evolución de la humanidad y su visión económica a lo largo de su historia,
en donde cada punto de operaciones sistemáticas se ha engrandecido hasta llegar a ámbitos
exteriores y mercados libres internacionales, significando que cada día más se necesitan de
estas para que un país prospere y cubra por completo las necesidades de los ciudadanos en el
día a día, a través de la historia y su existencia.
Es entonces, todos conocemos los patrones actuales y la logística general de cómo se
manejan, que se utiliza y que organismos regulan el buen manejo de estas para que no surjan
complicaciones ni conflictos de gran escala; pero ¿Se sabe cómo estos surgieron y qué
eventos provocaron que dichas situaciones se convirtieran en una cotidianidad?
En primer lugar, no nos iremos tan lejos; tan solo unos 100 años al pasado, cuando la Segunda
Guerra se podía sentir y el cómo obtuvo diferencias considerablemente importantes a con la
Primera Guerra. Primero que nada, fue gracias a esta que uno de los patrones que más uso
venia teniendo a lo largo de los años flaqueó hasta caer y ser reemplazado por medidas más
transitables en el intercambio de mercancías internacionales; el Patrón Oro. Patrón que se
utiliza para definir el valor de una moneda por la cantidad de este metal que tenga en su poder
el país en cuestión; en la actualidad no quedó en más que una medida de valor monetario,
puesto que por los conflictos bélicos sucedidos en la segunda década del siglo pasado no se
vio conveniente cargar con cargas pesadas de este metal a la hora de la comercialización.
Es así como a mediados de la década Gran Bretaña (que en ese momento era el centro
económico del mundo) propuso que entre todas las monedas que fluctuaban para el
intercambio entre países, fuera la libra esterlina la principal divisa y la moneda que paridará
en relación al patrón oro. Esta propuesta fue puesta en práctica más (y recordando que luego
de la primera guerra, Estados Unidos actuó como prestamista de los participantes de Europa,
en donde la misma Gran Bretaña quedó como deudor de la que sería la próxima Gran Potencia
del Mundo) sobrevaluó fuertemente la libra y provocó problemas de pago para Inglaterra.
Además, con el enorme descenso de la actividad económica en los años treinta, muchos
países tuvieron dificultades de pagos.
Este hecho, comparado a los sucesos posteriores son extremamente similares a lo sucedido
Postguerra luego de 1945, en el que Estados Unidos, evitando que se llevase a cabo la
propuesta del británico Keynes (El Acuerdo Bretton Woods) sobre establecer una moneda de
nombre Bancor que actuaría como un tipo de divisa de cambio fijo. Es más que obvio que
esto no era conveniente para la gran potencia y líder económico en ningún sentido; el estar
al margen de una moneda que no fuera suya y tenerse que guiar por reglas generales,
establecidas y pensadas por otros 44 países firmantes.
De todas maneras (y como se puede notar en la actualidad) dicho acuerdo no logró llevarse
a cabo justo por la contrariedad de dicho país, demostrando el poder que había alcanzado en
la cultura global y el desarrollo de gran parte de los países del mundo. Estados Unidos logró
hacerse con su moneda como la divisa principal del mundo, y formar organizaciones para la
protección y el desarrollo de la economía global.
Por lo visto, todo esto surgió actos posteriores a la guerra y las acciones tomadas por Estados
Unidos con el objetivo de consolidarse alto en la Sociedad Internacional, formando el nuevo
Orden Económico, así como el desarrollo de nuevas tecnologías gracias a la posterior Guerra
Fría junto a la USSR (ahora separada y siendo Rusia el único quien mantiene los ideales de
este antiguo estado federal y la formación del Nuevo Orden Económico.
El sistema monetario internacional
Es el conjunto de instituciones, normas y acuerdos que regulan la actividad comercial
y financiera de carácter internacional entre los países.
El Sistema Monetario Internacional regula los pagos y cobros derivados de las
transacciones económicas internacionales. Su objetivo principal es generar la liquidez
monetaria (mediante reserva de oro, materias primas, activos financieros de algún país,
activos financieros supranacionales, etc.) para que los negocios internacionales, y por tanto
las contrapartidas de pagos y cobros en distintas monedas nacionales o divisas, se desarrollen
en forma fluida
La función principal de un SMI es permitir que los procesos económicos
fundamentales de producción y distribución operan lo más suave y eficientemente posible,
logrando así la maximización de la producción y el empleo mundial total y una distribución
deseable del bienestar económico entre las naciones, así como entre los diferentes grupos
dentro de cada nación.
En economía, para comprender el desarrollo real de un sistema monetario
internacional, se utilizan tres pruebas: ajuste, liquidez y confianza.
La importancia del problema del ajuste se debe a que cada política implica costos
económicos. Si el ajuste es inevitable, el papel del sistema monetario internacional debe ser
el de permitir que los países escojan aquellas políticas que minimicen los costos generales
del ajuste y que se distribuya ese mínimo costo de manera equitativa entre todos los países.
La liquidez se relaciona con el volumen de las reservas monetarias internacionales brutas; un
buen SMI debe lograr la existencia de una oferta adecuada de las reservas. El volumen óptimo
de las reservas es el que asegura la combinación más eficiente entre financiamiento y ajuste.
La confianza necesaria para el funcionamiento armónico del SMI se refiere a la voluntad de
los poseedores de activos de reserva para continuar manteniéndolos. Cuando se intenta
cambiar un activo por otro en respuesta al descontento producido por la composición de las
carteras, se genera una crisis de confianza. Por lo tanto, un buen SMI debe contar con
salvaguardias contra la ocurrencia de este tipo de crisis o al menos tener la capacidad de
poder sortearlas satisfactoriamente.

Evolución del sistema monetario internacional


Es evidente que los conceptos de orden monetario o de sistema monetario han variado
considerablemente en el transcurso de la historia, suponiendo que ellos hayan existido
realmente en los períodos anteriores al siglo XX. Sin embargo, hay que reconocer que ha
sido durante el siglo XX durante el cual la moneda ha evolucionado rápidamente y de una
forma esencial al convertirse en un instrumento indispensable para las transacciones
comerciales internacionales. Pero la moneda o las monedas no sólo han desempeñado esta
función, sino que con el paso del tiempo se han intercambiado monedas contra monedas,
como si se trataran de una simple mercancía. Y es que no hay que olvidar que la actividad
financiera ha irrumpido intempestivamente modificando las formas de la moneda y
confundiéndose en algunos casos con ellas. Desde esta perspectiva, la Segunda Guerra
Mundial y las consecuencias destructivas que trajo consigo despertó en muchos países el
deseo de adoptar un sistema monetario real como medio para luchar contra la anarquía y el
caos que reinaron en el período de entre las dos Guerras Mundiales, y que, sin lugar a dudas,
influyeron en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. No hay que olvidar que
en este período tuvo lugar la famosa crisis de 1929, de la que no se salió hasta que se concluyó
la Guerra. Centrándonos solamente en el mundo contemporáneo, la doctrina ha analizado en
general el estudio del sistema monetario internacional partiendo del denominado sistema de
Bretton Woods.
Bretton Woods
El Acuerdo de Bretton Woods, en New Hampshire (Estados Unidos), los
representantes de cuarenta y cuatro gobiernos, decidieron la creación del Fondo Monetario
Internacional (F.M.I.).
En este sistema de Bretton Woods, llamado también “sistema de tasa de cambio
ajustable “, el dólar se fijó al oro a una paridad fija, y los Estados Unidos, solventaban la
compra y venta de cantidades ilimitadas de oro a la tasa oficial.
A cada país diferente de los Estados Unidos, se le requería:
• Declarar el valor de la paridad de su moneda en términos de oro o de dólar de los
Estados Unidos y

• Defender la paridad declarada en el mercado de cambio extranjero mediante la


compra o venta de dólares.
Por lo tanto, el sistema creado en Bretton Woods, sostenía unos tipos de cambio fijos,
con respecto al dólar, las monedas de los países miembros se mantenían estables y con
respecto al oro, un precio invariable del dólar en oro (35 dólares la onza).
El mecanismo descripto implica un sistema de patrón de cambio-oro, en donde la principal
moneda de reserva es el “oro”.
Los creadores del Fondo Monetario Internacional, buscaban en este sistema de
cambio fijo, el impulso necesario para el crecimiento del comercio internacional, por lo cual,
en sus estatutos, el F.M.I., daba facilidades de tipo financieras a los países deficitarios. Si
bien ellos buscaban, evitar lo sucedido entre las dos guerras mundiales, e intentaban darle a
la integración económica, cierta mezcla de disciplina y flexibilidad, no eran tan absolutos, en
cuanto a la paridad, pues permitían ajustes en el tipo de cambio, en condiciones de
desequilibrio fundamental.
Características del Sistema de Bretton Woods
En cuanto a las características, que el F.M.I. trataba de impulsar, de la obligación de
que los tipos de cambio fueran fijos con respecto al dólar, se vislumbra una de ellas, la
disciplina. Disciplina, envuelta en la situación, que hacía que si un banco central, desarrollaba
una política monetaria expansiva (aumentaba su cantidad de dinero), perdería sus reservas
internacionales. Osea aquellas reservas (inventarios de monedas extranjeras), que debía
mantener para subsanar cualquier deficiencia entre la oferta y la demanda de cambio
extranjero a la tasa fijada.
En cuanto a la restante característica, ósea la flexibilidad, se denota en ciertos aspectos
a que refiere a los primeros acuerdos del F.M.I., más directamente en la disposición a prestar
divisas a sus miembros, cuando estuvieran en déficit, y aquellos en los cuales se haya visto
afectado el empleo, por algún tipo de ajuste monetario o fiscal. Estos recursos del F.M.I. para
prestar, se forman con los aportes de los países miembros. Otra pauta de la flexibilidad, era
lo llamado Paridades Ajustables, y se daba, en situaciones de desequilibrio fundamental, o
sea en aquellos países que sufrían variaciones internacionales negativas, constantemente, en
la demanda de sus productos, podían cambiarse (devaluar o revaluar) los tipos de cambio.
Esta flexibilidad, estaba prohibida al dólar de los Estados Unidos.
Propugnado por el F.M.I., el uso de monedas nacionales en el comercio internacional,
hizo que el comercio multilateral fuera más eficiente. Esto estaba promovido, desde el
espíritu de los artículos del acuerdo, que impulsaban a los países a tener monedas
«convertibles». Monedas que pudieran ser usadas en transacciones internacionales
libremente, por ciudadanos de cualquier país, la falta de ello provocaría que ciudadanos de
ciertos países, se mostraran reticentes a vender productos a otros ciudadanos de otro país a
cambio de moneda de éstos últimos, no convertibles.
Gran Bretaña, intentó la convertibilidad en 1947, sin éxito debido a las significativas
bajas de reservas internacionales que tuvo que soportar. Recién a finales de 1958, se
reinstauró en la mayoría de los países europeos, «la convertibilidad» y en 1964 lo hizo Japón;
mientras Alemania permitió, en 1958, la convertibilidad de parte de sus movimientos de
capitales. En cuanto a Estados Unidos, su moneda fue tempranamente convertible, y además
por su lugar dentro del Sistema Bretton Woods, ocupó el escenario de la posguerra mundial,
y por su libre convertibilidad, y por ser la moneda de una economía fuerte en relación a la
economía de Europa y Japón totalmente debilitadas, el dólar en muy poco tiempo, se
transformó en moneda internacional (medio de cambio universal, unidad de cuenta y depósito
de valor).
Crisis del Sistema de Tipo de Cambio Fijos del Sistema de Bretton Woods
A medida que el Sistema Bretton Woods, fue puesto en práctica por la mayoría de los
países, empezó a mostrar fracturas en uno de los objetivos más importantes, la convergencia
de los equilibrios interno y externo.
Durante la primera década del Sistema de Bretton Woods, la reconstrucción de la
guerra llevo a muchos países, a ver a sus equilibrios externos inalcanzables. En esta etapa, se
presencia el fenómeno llamado “escasez de dólares”, debido a que estos países deficitarios,
no podían conseguir suficiente cantidad de dólares para solventar las compras a los Estados
Unidos.
Se presenta, en ese momento, un determinado mecanismo que puede explicar los
acontecimientos que después se sucedieron. Cada país deficitario, en un contexto global de
movimientos de capital muy restringido, veían imposibilitado pedir préstamo de divisas. Por
lo tanto, estos desequilibrios eran financiados por movimientos de reservas nacionales y
préstamos del gobierno nacional, y debido a la baja de las reservas, a los bancos centrales se
les presentaba cada vez más difícil mantener el tipo de cambio fijo.
Debido a ello, los países estaban muy atentos a las condiciones financieras del
exterior, pues veían en peligro constantemente sus reservas, y no podían mantener el tipo de
cambio fijo. Esta gran dependencia de lo que pasaba en el mercado internacional, mostraba
que un aumento repentino del tipo de interés internacional, hacía que un Banco Central de
un país vendiera activos nacionales y así lograr subir su tipo de interés para estabilizar sus
reservas internacionales.
La convertibilidad, no pudo lograr la integración financiera internacional, pero al mismo
tiempo, existían prácticas comerciales que permitían eludir las barreras oficiales a los
movimientos de capital privado. Esta movilidad de capitales, era cada vez más importante, y
los déficits y superávit, cada vez más significativos.
Países en situación de desequilibrio fundamental, eran considerados maduros para devaluar
su moneda (autoridad de un país reduce el valor de su moneda con respecto a las monedas
extranjeras), y la idea de devaluación, podía llevar a una crisis de balanza de pagos.
De esta manera, con la idea de devaluación o revaluación instalada, cualquier país
que tenía en su poder monedas del país que devaluaba, se veía incomodo con esa tenencia de
reservas y cambiaba a otras monedas. Del mismo modo, a los países con grandes superávits
en su cuenta corriente, el resto del mundo los veía como inminentes revaluadores de sus
monedas, y, por consiguiente, se veían sobrepasados por las reservas nacionales, por vender
su moneda en el mercado de divisas, para evitar, por la gran demanda, el alza de su moneda.
Por todo lo mencionado hasta el momento, durante los años sesenta y comienzo de
los setenta, se presenciaron crisis de balanza de pagos, cada más habituales, hasta que un
hecho sobresaliente desató una época de especulación, y fue el récord en el déficit de la
balanza comercial de Inglaterra, a principios de 1964, hasta noviembre de 1967, cuando la
moneda británica fue devaluada. Casos similares se dieron en Francia que devaluó su
moneda, y Alemania revaluó la suya.
Podemos encontrar, por consiguiente, en estas crisis especulativas, el principio del
colapso de los tipos de cambio fijo del Sistema Bretton Woods, a comienzos de 1973. Como
así, también, colocar a la política monetaria de los Estados Unidos de los fines de los setenta,
como contribuyente en este derrumbamiento, pues, Estados Unidos, con su política fiscal
expansiva, provocó la necesidad de devaluar el dólar y los miedos de que ello ocurriera,
causaron movimientos especulativos de capitales alejándose del dólar y de esa manera
aumentaron las ofertas de monedas de los países extranjeros.
Debido a todas estas situaciones, se empezó de a poco al alejamiento de los países
industrializados del dólar.
A principios de 1973, cuando se producía el derrumbe del Sistema Bretton Woods,
aquellos países industrializados que se alejaron del dólar, adoptaron tipos de cambio flotantes
ósea que el valor de la moneda era determinado libremente en el mercado de divisas, sin
intervención del Banco Central. Si bien, una primera intención, fue hacer, del uso del tipo de
cambio flotante una medida temporaria, debido a la situación que se vivía, este tipo de cambio
se mantuvo, como una salida a esa divergencia entre el equilibrio interno y externo, que se
producía en razón de los acuerdos de Bretton Woods.
En cuanto al tipo de cambio flotante, los que estaban a favor de esta modalidad,
sostenían que la utilización de este tipo de cambio daba autonomía de la política monetaria,
simetría y mostraba a los tipos de cambio como estabilizadores automáticos.
En cuanto al tipo de cambio flotante, los que estaban a favor de esta modalidad,
sostenían que la utilización de este tipo de cambio daba autonomía de la política monetaria,
simetría y mostraba a los tipos de cambio como estabilizadores automáticos.
En cuanto, al argumento de la autonomía de las políticas monetarias, bajo el sistema
de tipo de cambio Bretton Woods, la mayoría de los países no tenían posibilidades de usar
las políticas monetarias para conseguir el equilibrio interno y externo.
Cuando el tipo de cambio fijo transitaba por sus últimos años, los bancos centrales
impusieron restricciones cada vez más fuertes sobre los pagos internacionales, con el fín de
tener bajo control su oferta monetaria, llevando, además a distorsionar el comercio
internacional.
En cuanto a la simetría, el abandono del sistema de Bretton Woods, eliminaría
aquellas asimetrías, que causaron tantos inconvenientes internacionales en los años sesenta
y los comienzos de los setenta.
Aquellas asimetrías correspondían a que debido a que los países fijaban sus tipos de
cambio al dólar, entonces necesitaban mantener dólares en reserva para llevar a cabo esto.
Por lo tanto, al no tener esta necesidad, cada uno de los países tendría la posibilidad de
manejar sus propias condiciones monetarias. A su vez los Estados Unidos, subsanado éste
mismo inconveniente, no se vería imposibilitado a variar su tipo de cambio, hecho que se
logró en 1971, con sistema de tipo de cambio fijo, después de largas negociaciones
multilaterales. De esta manera, tendríamos determinados simétricamente todos los tipos de
cambio de todos los países por el mercado de divisas. Se debe destacar que el tema de la
asimetría, no fue en su momento señalado en contra de los tipos de cambio fijo en general,
sino de aquellos que cayeron en los primeros años setenta.
Sobre el tercer aspecto a favor del tipo de cambio flotantes, se argumentaba que el
rápido ajuste de los tipos de cambio que eran fijados por el mercado, y no por decisiones
gubernamentales, favorecía a los países que ante un cambio en la demanda agregada (la suma
del consumo más la inversión, que son determinados por distintos niveles de renta), podían
mantener su equilibrio interno y externo.
El comportamiento de los tipos de cambio flotantes entre las dos guerras mundiales, hizo que
cierto sector pusiera en duda su continuidad, basado esto en argumentos tales como:
• La disciplina: pues estos críticos sostenían que los tipos de cambio flotantes
conducirían más al libertinaje que a la libertad, ya que los países podían utilizar
políticas superexpansivas debido a su falta de preocupación por la pérdida de reservas
internacionales.

• La especulación desestabilizadora y las perturbaciones monetarias: en éste tema juega


un rol importante la expectativa, pues los operadores de los mercados de divisas al
ver depreciarse su moneda, pueden venderla llevados por las expectativas de una
creciente depreciación, a su vez que ésta conducta puede ser adoptada por otros
operadores con respecto a ésa misma moneda, por lo tanto la esperada depreciación
se llevará a cabo, y a largo plazo los países encontrarse en un círculo vicioso de
depreciación. Mientras tanto los defensores de los tipos de cambio flotantes, sostenían
que el comportamiento desestabilizador podía existir también, bajo sistema de tipo
de cambio fijo.

• Los prejuicios al comercio internacional y a la inversión: estos opositores sostenían


que la fluctuación de las monedas aumenta la incertidumbre de los importadores y de
los exportadores con respecto a los precios a pagar y a cobrar respectivamente, en el
futuro, por lo tanto, esto haría más costoso entrar y permanecer en el comercio
internacional, y esto llevaría a reducir dicho comercio.

• La descoordinación de las políticas económicas: los defensores del sistema Bretton


Woods, pensaban que a raíz de la libertad que tenían los países para modificar sus
tipos de cambio, podía volver a suceder que los países practicaran políticas
macroeconómicas solo a su conveniencia, perjudicando a los demás.

• La ilusión de una mayor autonomía: los críticos sostenían que, con la flotación de los
tipos de cambio, en la mayoría de las veces, los bancos centrales deberían intervenir
en los mercados de divisas, aunque no tuvieran una obligación formal, todo esto
debido a los importantes efectos macroeconómicos.
Después de diez años de convivencia con tipos de cambio flotantes, la experiencia parece
mostrarnos que los argumentos a favor de los mismos superan los argumentos en contra, esto
siempre y cuando se apliquen correctas políticas económicas nacionales
Los países en desarrollo, en los años cincuenta y sesenta relacionaban sus monedas a las
de los principales países industrializados. A comienzos de los años setenta, estos países
industrializados adoptaron tipos de cambio flexibles. A medida que estos países desarrollados
fueron haciéndose partidarios de los tipos de cambio flotante, el problema mayor se les
presentó a los países en desarrollo, que seguían de cerca a los primeros. Esto tuvo un primer
colapso en los precios del petróleo en 1973, y otra vez en 1982, cuando tuvo su inicio la crisis
de la deuda.
Hay cada vez más pruebas de que los países en desarrollo, aún con estructuras
económicamente muy diversas, pueden desarrollar y sostener sistemas de tipo de cambio
flotante, encontrándose la clave de estos resultados en contar con el sostén de políticas
monetarias y fiscales moderadas para garantizar la estabilidad macroeconómica. Por lo tanto,
la creciente preocupación por las subas y bajas de las divisas, pueden tener su origen en la
confusión acerca de lo que debe ser el sistema monetario internacional.
Esta preocupación, por las bajas y subas tan abruptas y a direccionadas de los tipos de
cambio, llevaron a que algunos países volvieran a los tipos de cambio fijo, como en cierta
medida lo hizo el Sistema Monetario Europeo (SME), pero después de esto, algunos países
como Inglaterra e Italia tuvieron que irse del sistema, mientras otros, como fue el caso de
España y Portugal, tuvieron que devaluar su moneda. La experiencia nos muestra que tratar
de mantener un tipo de cambio antieconómico, puede hacer que uno de los países involucrado
pierda las riendas de su política económica, siendo éste el caso de Francia, que estaba atado
al marco alemán y a las tasas de interés alemanas.
Como lo muestran todos estos años de flotación de tipos de cambio, determinados los
mismos a través del mercado, sus movimientos hacia arriba y hacia abajo, aparentemente no
conducirían a una situación problemática, tal como una caída precipitada de la moneda,
mayor inflación y reducción de la producción, teniendo en cuenta la determinante condición
que destacan los adeptos a la flotación, que es el apoyo de prudentes políticas fiscales y
monetarias internas.

Efectos
El sistema monetario actual es muy diferente al de Bretton Woods. Se han eliminado muchos
controles de capitales. Muchos países han optado por tipos de cambio flexibles. Los países
emergentes, en especial China, suponen una parte cada vez mayor de la economía mundial.
Han aparecido criptomonedas, como Bitcoin. A su vez, los bancos centrales están
desarrollando sus propias monedas digitales.
Cuando colapsó Bretton Woods, no descendió la demanda de divisas, como se esperaba. Por
el contrario, los gobiernos y los bancos centrales incrementaron la demanda de divisas de
reserva, en especial de dólares. Los países necesitan ahora contar con más reservas para
neutralizar los efectos no deseados del aumento de los flujos de capitales. Por tanto, han ido
acumulando reservas para evitar que sus monedas se aprecien y se deteriore la competitividad
de sus exportaciones.
En el siglo XXI, este dilema parte de que el PIB del resto del mundo ha crecido más que el
de EEUU. Por ello, los gobiernos y los bancos centrales del resto del mundo tienen cada vez
más bonos estadounidenses como reserva de divisas. En consecuencia, el gobierno
estadounidense tiene que conseguir más ingresos para saldar esos bonos cuando se le
requieran. Esto implica que será necesario que surjan, o que ganen peso, otros activos de
reserva.
Conclusión
Desde Bretton Woods El Sistema Monetario Internacional establece las normas que
regulan los flujos monetarios transfronterizos cuyo objetivo es garantizar la libertad de
intercambio internacional y prevenir desequilibrios monetarios que podrían afectar la
credibilidad del sistema. El sistema actual consiste en la determinación del valor de los tipos
de cambio por la fluctuación en el mercado de divisas (en la mayoría de los países de Europa
y América). El dinero no cuenta con un respaldo en metales, activos u otro bien convertible.
Este sistema funciona principalmente bajo la característica de flotación generalizada
con algunas excepciones, a mayoría de los países avanzados y en desarrollo cuentan con tipos
de cambios flexibles, esto significa que el mercado ajusta continuamente el valor de las
divisas sin que exista una tasa de cambio fija. No obstante, China y algunos países de Medio
Oriente fijan sus monedas al dólar. Cabe mencionar también que algunos países (incluyendo
países emergentes de Asia, Japón y Suiza, entre otros) han intervenido en el valor de sus
monedas directa o indirectamente en épocas de crisis o en períodos en los que existe una
fuerte variación. Las divisas no cuentan con un respaldo en metales, activos u otras monedas.
Su valor se determina por la confianza que tienen las personas en el Banco Central emisor
(lo que a su vez está determinado por el entorno político-económico). De todos modos, el
dólar y el euro (como segunda moneda) se utilizan como reservas y determinan en gran parte
la liquidez del sistema. Las organizaciones que conforman el SMI negocian y llegan a
acuerdos con respecto a la normativa internacional y toman decisiones con respecto al nivel
de reservas internacional, acceso a créditos, creación de una moneda no nacional de reserva
(como el DEG) y otros aspectos que influyen en las relaciones de intercambio internacional
En definitiva, actualmente no existe un acuerdo generalizado en cuanto a cómo debe
definirse el valor relativo de las monedas de distintos países.
Referencias

• CHANDAVARKAR A. Le FMI ‐ Structures financiéres et actiuités, FMI, brochure


n.: 42, 1984.
• Miltíades Chacholiades: Economía Internacional. Editado por McGraw Hill, edición
española 1990

• R. Freench - Davis: Economía Internacional. Editado por el Fondo de Cultura


Económica, Mejico 1980

• LELART,M., Les Opérations du Fonds monétaire international, Economica, París, 2.'


edición, 1988.

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