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erano de Casa de Austria, que fueron:

• Felipe II de España (como Felipe I en Portugal) (r. 1580-1598)


• Felipe III de España (como Felipe II en Portugal) (r. 1598-1621)
• Felipe IV de España (como Felipe III en Portugal) (r. 1621-1640)a
Esta unión reunió a toda la Península ibérica, así como a las posesiones de ultramar
portuguesas y españolas, bajo los monarcas españoles de los Habsburgo. La unión
comenzó después de la crisis de sucesión portuguesa y la subsiguiente Guerra de
sucesión portuguesa,23 y duró hasta la Guerra de restauración portuguesa, durante la cual
la Casa de Braganza se estableció como la nueva dinastía gobernante de Portugal con la
aclamación de Juan IV como nuevo rey de Portugal.4
Durante su existencia, la extensión del bloque territorial ibérico llegó a convertirse en el
imperio más dilatado de su tiempo debido a que gobernó sobre una extensa superficie del
mundo que abarcaba desde las Indias de América hasta el extremo oriente de Asia,
incluyendo factorías en África y la India.

Índice

• 1Intentos previos de unión dinástica


• 2La inclusión de Portugal en la Monarquía Católica
• 3Portugal en la Monarquía hispánica
• 4Gobierno de Portugal bajo la Casa de Austria
• 5Final de la Casa de Austria de Portugal
• 6Consecuencias en Portugal de la unión con la Monarquía Hispánica
o 6.1Cultura
• 7Notas
• 8Referencias
• 9Bibliografía
• 10Véase también

Intentos previos de unión dinástica[editar]

A fines del siglo XV, Castilla se une dinásticamente con Aragón a expensas de una unión semejante
con Portugal.

De resultas del planteamiento ideológico de recuperación de la Hispania romana y goda,


existieron sucesivos intentos de unión dinástica entre Castilla y Portugal:
• Por su matrimonio con Beatriz de Portugal, el rey Juan I de Castilla (r. 1379-
1390) adoptó el título de rey de Portugal. Con el apoyo de la nobleza
portuguesa trató de imponerse en la crisis sucesoria a la muerte de Fernando I
de Portugal. Pero su derrota en la batalla de Aljubarrota permitió la
instauración de la Casa de Avís.

• La guerra de sucesión castellana (1475-1479) había gravitado igualmente en


torno a una posible unión de Portugal y Castilla, posición defendida por la alta
nobleza castellana aglutinada en torno a la causa de la pretendiente al
trono Juana la Beltraneja, que podría haber producido la unión dinástica por el
enlace matrimonial entre Juana y Alfonso V de Portugal pactado por los
nobles. Pero este bando proportugués encontró la oposición y fue derrotado
por el partido que apoyaba Isabel I de Castilla, lo que significó, en cambio, una
unión dinástica castellano-aragonesa por el matrimonio de Isabel con el aún
príncipe Fernando II de Aragón. Esta unión dinástica dio origen a la actual
configuración territorial de España.

• En 1500 el fallecimiento, aún niño, del príncipe Miguel de la Paz, hijo


de Manuel I de Portugal, príncipe de Asturias y heredero simultáneo de las
coronas de Portugal, Castilla y Aragón, abortó otra oportunidad de unión de los
reinos ibéricos.

La inclusión de Portugal en la Monarquía


Católica[editar]

El rey Felipe II de España reinó en Portugal, como Felipe I, entre 1580 y 1598.

La rama española de los Habsburgo ascendió al trono portugués en la crisis de sucesión


portuguesa de 1580 que se inició a raíz de la muerte sin descendientes del rey Sebastián I
de Portugal en la batalla de Alcazarquivir y de su sucesor y tío-abuelo Enrique I de
Portugal. El final de la línea directa de Juan III de Portugal arrojaba tres posibles opciones
sucesorias:

• Catalina de Portugal, nieta de Manuel I de Portugal, casada con Juan I, duque


de Braganza.
• Antonio, prior de Crato, nieto de Manuel I, pero considerado ilegítimo por la
sociedad.
• Felipe de Habsburgo, rey de España, también nieto de Manuel I por línea
femenina.
Felipe II de España terminó siendo reconocido como rey de Portugal en las Cortes de
Tomar de 1581. Mientras tanto, la idea de perder la independencia dio lugar a una
revolución liderada por el Prior de Crato que llegó a proclamarse rey en 1580 y gobernó
hasta 1583 en la isla Terceira de las Azores. El prior de Crato terminaría derrotado debido
principalmente al apoyo a Felipe de la burguesía y de la nobleza tradicional.
Para conseguir tales apoyos, Felipe se comprometió a mantener y respetar los fueros,
costumbres y privilegios de los portugueses. Lo mismo sucedería con los que ocuparan los
cargos de la administración central y local, así como con los efectivos de las guarniciones
y de las flotas de Guinea y de la India. En las Cortes estuvieron presentes todos los
procuradores de las villas y ciudades portuguesas, a excepción de las pertenecientes a las
islas Azores, fieles al rival pretendiente al trono derrotado por Felipe II, el Prior de Crato.
Este fue el principio de la unión realb que, sin grandes alteraciones, dominaría hasta cerca
de 1640 a pesar de las intervenciones inglesas en las Azores en 1589. La diferencia
básica entre la unión personal y real, es que la primera es casual y no crea ningún vínculo
jurídico entre los territorios de la unión, mientras que en la unión real se produce una
uniformación de su política exterior, como fue el caso de Portugal. Así, la unión de Portugal
y Castilla daría lugar a un conglomerado territorial que incluía posesiones en todo el
mundo: México, Cuba, América Central, Sudamérica, Filipinas, como núcleos costeros
en Berbería, Guinea, Angola, Mozambique, Golfo Pérsico, India y en el sudeste asiático
(Macao, Molucas, Formosa...).

Portugal en la Monarquía hispánica[editar]


La integración de Portugal en España se produjo en la concepción que de España se tenía
en los siglos XVI-XVII. En esa época, España era una monarquía compuesta, denominada
como Monarquía hispánica o Monarquía Católica, en cuyo entramado institucional se
incorporó Portugal, formando parte junto con los demás reinos que componían la
Monarquía española. Y en el que cada uno de los reinos retenía su peculiaridades
institucionales:
Una parecida buena voluntad a aceptar disposiciones constitucionales e institucionales ya existentes
había informado la política de Felipe II ante la unión de Castilla con Portugal. Siguiendo el tradicional
estilo de los Habsburgo, esta unión de coronas de 1580 fue otra unión dinástica, aeque principaliter,
cuidadosamente planificada para asegurar la supervivencia de la identidad portuguesa, así como la
de su imperio.
España en Europa: Estudios de historia comparada: escritos seleccionados, páginas 79-806

Cataluña, Portugal, Nápoles y Sicilia eran sociedades gobernadas por control remoto desde Madrid,
y de modo más inmediato por los virreyes, que no podían compensar plenamente la ausencia de la
persona regia. Todas ellas resultaron víctimas de las exigencias fiscales y militares de la Corona
española.
España en Europa: Estudios de historia comparada: escritos seleccionados, página 190 7
The nation of Spain resulted from the unification of Castile and

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