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LOS PRIMEROS BORBONES

El reinado de los Austrias estaba en decadencia, este se derrumbó con el último monarca,
Carlos II, hijo de Felipe IV, considerado un rey enfermizo y débil, de ahí su apodo “el
hechicero”. Mientras tanto con las potencias europeas, Francia se había hecho con un mayor
control siendo la mayor potencia, dejando atrás a España, aunque esta siguió con sus colonias.

Carlos II

El reinado de los Austria se enfrentaba a un problema sucesorios debido al estado que padecía
el rey, Carlos II, antes de este fallecer afirmo en su testamento que el candidato seria José
Fernando de Baviera, tanto por la proximidad familiar con el monarca (era sobrino nieto del
rey) como por que su acceso al trono no modificaba el equilibrio de fuerzas europeo. A pesar
del escrito de Carlos las potencias europeas (Francia, Inglaterra, Holanda) se reunieron para
crear un Tratado de Partición, estas buscaban la hegemonía en el continente de forma que el
gran Imperio de Carlos no opacase al resto de potencias. En este decidieron que JFB se
quedase con los territorios de España y las indias, y para Francia algunos territorios de Italia.

Sin embargo JBF murió antes que Carlos, provocando una grave polémica, y una nueva
reunión de las potencias, firmando así el segundo Tratado de Partición de los territorios de la
Monarquía Hispánica, por el cuál la corona pasaría a manos del archiduque Carlos de Austria
(hijo del emperador Leopoldo), mientras que Francia recibiría como compensación los
territorios italianos. Finalmente, Carlos II nombro en su nuevo testamente heredero a Felipe
de Anjou (sobrino nieto francés del rey).

Esto provoco que Francia no hiciese caso al Tratado de Partición, por lo cual surgió un
descontento en el resto de potencias ya que no les convenía que Francia poseyese estos
territorios. Todo esto dio lugar a la guerra de sucesión.

1. La guerra de sucesión (1701-1713/14)

Fue al mismo tiempo una guerra civil como un conflicto internacional. Felipe V entró en
España en 1701, siendo nombrado heredero de todos los dominios de la monarquía
hispánica. Sin embargo, el peligro que suponía la unión de las coronas francesas y española
llevó a Inglaterra, Holanda y el Imperio Austríaco a crear la Gran Alianza de La Haya (a la que
se sumarían en Portugal y Saboya), que apoyaron la candidatura del archiduque Carlos y
declararon la guerra a Francia y Felipe V. Por otro lado, los reinos peninsulares también
quedaron divididos: mientras Castilla apoyaba al francés, ya que Castilla prefería el modelo de
Estado absolutista y centralizado que ofrecía este, la Corona de Aragón se decantó por el
archiduque, ya que el bando austriaco respetaría la diversidad, legislativa y la costumbres de
las distintas regiones de Aragón.

La guerra evolucionó a favor de los aliados, que consiguieron tomar Gibraltar en 1704, en
especial Inglaterra que también poseyó Menorca. Sin embargo, en 1707, en la batalla de
Almansa, la guerra fue decantándose a favor de Felipe V. En los años siguientes consiguió
conquistar Aragón y Valencia e impuso los decretos de nueva planta.
El punto de inflexión se produjo con la muerte del emperador austríaco José I, que hizo que el
archiduque Carlos ocupase el trono del imperio Austro-húngaro (ya que era su hermano). En
esta situación, la victoria del Archiduque provocaría la unión de España y el Imperio, algo que
no les convenía al resto de potencias y que por tanto debilitó los apoyos del archiduque por
parte de estos. Ello provocó, además de los grandes costes que trajo la guerra, las
negociaciones de paz, que concluyeron con los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714),
este último con Austria.

Con estos tratados, ya nombrados, se estableció un nuevo mapa político europeo, en el que
España fue la gran perdedora:

- Inglaterra: consiguió Terranova, Gibraltar y Menorca, además de la exclusividad del


comercio de esclavos (asiento de negros) en las Indias españolas y la autorización para
efectuar un envío anual de mercancías a América (el navío de permiso).
- El Imperio Austríaco se quedaba los territorios italianos que pertenecían a la
monarquía hispánica.
- Portugal recibió la colonia de Sacramento.
- Los Países Bajos obtuvieron ciertas ventajas comerciales y el territorio de “Barrera
Flamenca”.

Además, a pesar de que Felipe V se hiciese con la corona de los territorios españoles, se
prohibió la unión de las coronas española y francesa (no podían tener el mismo rey). Para así
mantener el “equilibrio continental”.

2. REFORMAS

Los decretos de nueva planta

Felipe V instauró en España una monarquía absoluta y centralista e inició una serie de
reformas políticas, una de ellas son los decretos de nueva planta.

Los decretos de nueva planta son unos decretos donde anula cualquier ley e institución propia
de la corona de Aragón. El primer decreto se promulgó en 1707 para los reinos de Valencia y
Aragón, el segundo en 1715 para el Reino de Mallorca, mientras que en 1716 se publicaba el
tercer decreto, destinado a Cataluña. Se fundamentaban en el derecho de conquista,
exceptuando País vasco y Navarra porque apoyaron la causa de Felipe V en la guerra de
sucesión.

Más reformas implantadas por los borbones

- El territorio español se dividió en 34 intendencias gobernadas por intendentes. Esto se


realizó para así mejorar el control e impuestos.
- Hubo una centralización de los impuestos donde los intendentes se encargaban de la
gestión económica. También se creó un “impuesto único” proporcional a la renta.
- Los asuntos de gobiernos quedaron en manos de una serie de Secretarías de
Despacho. La reunión de los titulares de todas las secretarías constituía el Gabinete de
gobierno, antecedente del actual consejo de ministros.
- Las Cortes desaparecieron en todos los reinos excepto en Castilla.
- Los virreyes fueron sustituidos por capitanes generales, que realizaban funciones
militares y de gobierno.
- Se instauro el regalismo regio que era una política que consistía en la disminución del
poder de la iglesia en favor de la monarquia. Esta política llegó a aprobar la expulsión
de los jesuitas.

3. Reinados de los borbones

Felipe V, (1700-24/24-1746)

Felipe V abdico en 1724 y dejo a hijo Luis I el trono, este falleció ese mismo año y al ser muy
jóvenes el resto de herederos Felipe V volvió a reinar hasta su muerte.

Tras el Tratado de Utrecht, la política exterior estuvo marcada por el irredentismo de la


segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, con quien tuvo dos hijos, Carlos y Felipe, y que
esperaba conseguir un trono en Italia para ellos, ya que los herederos de la corona española
eran los futuros Luis I y Fernando VI, hijos de Felipe V y su primera esposa.

Para conseguir tales objetivos, España se alía con Francia (debido a sus alianza dinástica)
creándose así los Pactos de Familia, que fueron el principal instrumento diplomático utilizado
y que involucro a España en varios conflictos. Hubo 3 en 1733, 1743 y 1761.

España participó en 1733 en la Guerra de Sucesión de Polonia y en 1743 la Guerra de Sucesión


de Austria, en un intento de recuperar los territorios que habían sido cedidos a Austria. Tras
ambas guerras, Isabel de Farnesio conseguío su objetivo, convirtiéndose su hijo Carlos (el
futuro Carlos III de España) en rey de Nápoles y Sicilia, y tras la guerra de Austria su hijo Felipe
se hace con el Ducado de Parma.

Fernando VI (1746-1759)

Su política de neutralidad exterior permitió crear reformas internas, donde destaca el Marqués
de la Ensenada. Su principal proyecto fue la reforma de la Hacienda Castellana, intentando
implantar un impuesto único proporcional a la renta de cada cual. Para su cobro se llevó a
cabo el Catastro de Ensenada, que registró a las personas, propiedades e ingresos de todos los
hogares castellanos. Sin embargo, la oposición de los privilegiados obligó a abandonar el
proyecto. Durante este periodo se llevó a cabo una gran redada étnica, en contra de los
gitanos.

Se casó con Bárbara de Braganza, y a la muerte de esta se volvió loco lo que lo llevo a la
muerte. Este murió sin descendencia por lo cual fueron en busca de un rey legítimo, el
candidato fue Carlos rey de Nápoles, siendo así Carlos III.

Despotismo Ilustrado: Carlos III

Carlos III fue un fiel seguidor del despotismo ilustrado, ya que implanto medidas inspiradas en
la ilustración francesa con el objetivo de mejorar y modernizar el país.

- Política exterior: Carlos III se introdujo en un tercer pacto de familia con Francia, en
donde luchaba contra Inglaterra en la guerra de los 7 años, debido a que deseaba
recuperar las posesiones de Gibraltar y Menorca. Inglaterra sale victoriosa de la
batalla y por ello España pierde Florida, Francia en agradecimiento por haberle
ayudado en la guerra le concede Luisiana. Más tarde, España participa junto a Francia
en la independencia de las 13 colonias de las Américas (EEUU) con el fin de perjudicar
a Inglaterra. Inglaterra pierde en las guerras y firma un tratado de Paz donde España
recupero Menorca.

- Política interior: Se produjo el Motín de Esquilache (1766), debido a la revuelta del


pueblo ante los problemas de abastecimiento y el aumento de los precios del pan, así
como por la prohibición de algunas vestimentas tradicionales (la capa larga y el
sombrero de ala ancha) que favorecían la criminalidad y la comisión de delitos.
Durante el mando del Conde de Aranda, destacamos el proyecto de las Nuevas
Poblaciones de Pablo de Olavide, para corregir el despoblamiento de la zona de Sierra
Morena. Para ello, colonos procedentes del centro de Europa fueron instalados en
pueblos de escasa población. Aunque estas poblaciones demostraron buen
adaptamiento, la oposición de nobleza acabó con el proyecto, tras denunciar a Olavide
ante la Inquisición.
Por otro lado, el conde Floridablanca creo las sociedades amigos del país, eran
reuniones de personas miembros de la elite con el fin de modernizar el país.

- Economía y población. Hubo un aumento de la población y la agricultura continuó


siendo la base de la economía nacional. Durante el reinado de Carlos III se produjo un
aumento de la producción, pero sólo gracias a la puesta en cultivo de nuevas tierras, y
no a la mejora de productividad: las técnicas siguieron siendo tradicionales, con una
amplia extensión del barbecho.
La propiedad de la tierra se concentraba en manos de la Iglesia, la nobleza y los
municipios, siendo en la mayoría de los casos una propiedad amortizada, que no podía
ser vendida y dividida, debido al sistema del mayorazgo, lo que impedía la
introducción de avances tecnológicos y la mejora de sus rendimientos. Estas tierras
estaban en muchos casos cultivadas por campesinos jornaleros, en unas pésimas
condiciones de vida.

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