Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
• Finales del siglo XVIII - primera mitad del siglo XIX: primera reforma asistencial
(tratamiento moral) y adopción del método clínico descriptivo.
• Finales del siglo XIX - principios del siglo XX: Elaboración de teorías biologistas o
psicologistas.
Si atendemos a las dimensiones del hombre: biológica, física, psicológica, social, cultural e
histórica; podemos observar que la explicación del trastorno mental está cultural e
históricamente determinado. La historia divide las épocas de nuestra civilización y la cultura
actúa como un marco en el cual emergen y se consolidan religiones, usos y costumbres
igualmente imbricadas en una época que proporcionan una mirada, una visión del mundo, de
la vida, de la existencia, del ser. Las épocas y las culturas nos dan cuentan de su imaginario.
Cada una de estas concepciones se caracteriza por su emergencia en alguna etapa histórica,
determinando su preponderancia sobre las demás y proporcionando explicaciones del TM, su
etiología, intervención y tratamiento. No obstante, pueden convivir las tres (3) y muestras de
ello se observan en pleno S. XXI cuando se tienen noticias del tratamiento o abordaje del TM a
través de la magia o cuando sólo es considerado de manera organicista, al margen de su
entidad psicológica y del contexto social y político.
CULTURA PRIMITIVA
SOCIEDADES PRE-CLÁSICAS
Los legados escritos acreditan la tesis que las sociedades anteriores a la griega, tal como la
mesopotámica, la hindú, la china y la hebrea, estimaron la concepción demonológica y de
acuerdo a la cultura atribuyeron la causa del TM al castigo divino o a la acción proveniente de
algún demonio.
ANTIGÜEDAD GRECORROMANA
Para la época grecorromana (siglo VIII a. C. al siglo V d. C.) pervivirá la concepción mágica al
tiempo que surge la teoría de los humores de Hipócrates cuya explicación era que la
enfermedad tenía un origen natural causada por factores internos o externos, principalmente
la alimentación y se expresaba en un desequilibrio de los humores corporales: sangre
(corazón), flema (cerebro), bilis amarilla (hígado) y bilis negra (bazo). El caso del TM se
explicaba por la acción del desequilibrio de los humores sobre el cerebro.
EDAD MEDIA
En la Edad Media revivirá la concepción mágica envuelta en la ideología religiosa; la conducta
desviada de la víctima se consideró el resultado de la brujería o la posesión del demonio; el
exorcismo, las oraciones, el agua bendita y las peregrinaciones era el tratamiento dado al
"loco" quien era visto como una víctima inocente.
Para 1478 con la publicación del libro Malleus maleficarum ('El martillo de las brujas') por dos
monjes dominicos [Kramer y Sprenger), la situación anterior cambia. El poseído/a es tratado
con extrema crueldad bien sea porque es considerado parte activa en su locura (practicante de
brujería) o relacionado con algún brujo/a; es culpable y castigado para reestablecer el pacto
alterado con Dios. Sin importar el trato inhumano infligido a la persona, se creía castigar al
demonio que habitaba al interior del sujeto. La concepción hipocrática pervivió
soterradamente bajo la egida de una minoría ilustrada y la creencia en posesiones del
demonio y la cacería de brujas se mantuvo durante siglos (las prácticas de cacería de brujas
por la Santa Inquisición, abarcó aprox. desde el año 1.200 hasta 1611, a pesar de que la Edad
Media aprox. concluye en el año 1453 para dar paso al período renacentista) impidiendo la
producción intelectual.
RENACIMIENTO E ILUSTRACIÓN
Se inicia la aplicación del método clínico descriptivo, muy parecido al actual. Se enfatiza la
importancia de la descripción clínica con la recopilación de casos y de la observación detallada
del comportamiento y sintomatología del enfermo, con objeto de conseguir la descripción y
clasificación de los trastornos mentales dejando a un lado la teoría de los humores.
Las aportaciones del período anterior fueron realizadas por franceses, en este siguiente
período los aportes provendrán de la cultura germánica. Las teorías acerca del origen o
naturaleza del TM serán explicativas y de acuerdo a 2 tendencias:
Cuando hablamos de DSM-5 estamos hablando de la quinta edición del “Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales”, uno de los manuales y sistemas clasificatorios de los
trastornos y alteraciones psíquicas más conocidos y relevantes. Esta edición fue publicada en
2013 por la American Psychiatric Association (en adelante APA) mediante el consenso de
expertos y la realización de múltiples investigaciones.
Este sistema clasificatorio, a pesar de que resulta cada vez más controvertido debido a la
patologización de cada vez más comportamientos y modos de funcionamiento y por las
acusaciones de la existencia de intereses comerciales detrás de la formulación y
sobrediagnosticación de algunos de dichos trastornos, es uno de los más relevantes ya que
ofrece un marco desde el que poder determinar si los pacientes manifiestan síntomas y
criterios propios de un trastorno concreto, de tal manera que se facilita diagnóstico y
tratamiento tanto para el profesional que lo atiende como para futuras interpretaciones por
parte de otros profesionales.
En cuanto a la CIE-10, en este caso las siglas hacen referencia a la décima edición de la
“Clasificación Internacional de las Enfermedades”. Se trata de otro de los grandes manuales y
sistemas clasificatorios que existen, si bien esta vez no analiza únicamente los trastornos
mentales sino el conjunto de todas las enfermedades, trastornos y alteraciones que existen. En
ella los trastornos mentales únicamente ocupan un capítulo, el quinto (o F).
Fue publicada en 1992 por la Organización Mundial de la Salud. Aunque en 2018 se publicó la
siguiente edición, la CIE-11, lo cierto es que aún a día de hoy sigue siendo más utilizada y se
encuentra más extendida la versión CIE-10 e, incluso, la anterior a esta (CIE-9).
Son muchas las alteraciones y problemáticas psíquicas que existen en el mundo y que precisan
de tratamiento. Depresión y ansiedad son algunas de ellas, pero también podemos encontrar
otras como la esquizofrenia, el trastorno bipolar. Si conocemos estos trastornos es porque
tienen un nombre, una etiqueta diagnóstica que nos permite denominar la presentación
conjunta de una serie de síntomas vinculados entre sí. Y a veces determinar qué problema
tiene la persona en cuestión puede ser complicado de valorar, dado que distintos
profesionales pueden valorar diferentes aspectos e ignorar otros.
Debido a la mayoría de diferencias y sus usos en conjunto por estas mismas, es difícil
mencionar alguna similitud entre estos dos manuales, pero no imposible. Dentro de la
investigación realizada, podemos determinar cómo semejanza que ambos manuales sirven
como una guía y punto de referencia en conjunto de diagnósticos clínicos mentales y no
mentales.
Uno de los principales aspectos en los que podemos encontrar elementos diferenciales entre
DSM-5 y CIE-10 se encuentra en el hecho de que mientras el DSM es un manual de referencia
centrado en los trastornos mentales, la CIE es la Clasificación Internacional de Enfermedades,
incluyendo no sólo las alteraciones de la psique sino el conjunto de trastornos y enfermedades
médicas que pueden aparecer en el ser humano.
Así, mientras que en el DSM-5 solo vamos a encontrar problemáticas y trastornos mentales,
estos son solo uno de los capítulos o apartados de la CIE-10, la cual a pesar de que incluye en
el capítulo V (o F) a los trastornos mentales también recoge cualquier enfermedad o
problemática médica.
Diferentes objetivos
A pesar de que ambos son sistemas clasificatorios de gran utilidad en el ámbito sanitario y sus
contenidos son altamente parecidos entre sí, se puede encontrar una diferencia en el objetivo
concreto que tiene cada uno de ellos.
Aunque ambos se orientan al diagnóstico, mientras que el DSM tiene como objetivo una
descripción sistemática y precisa de los criterios diagnósticos y características propias de un
trastorno, la CIE se orienta más a realizar un registro y análisis de las características presentes
del trastorno. En este sentido, el primero resulta también ligeramente más preciso en su
descripción de los síntomas.
El DSM-5 ha sido elaborado por la American Psychiatric Association, una de las organizaciones
americanas más relevantes del mundo en lo que respecta al estudio de los problemas de salud
mental. Por otro lado la CIE-10 ha sido elaborada por la Organización Mundial de la Salud, la
cual repercusión de nivel mundial.
Nivel de reconocimiento
Aunque probablemente el DSM-5 sea el sistema clasificatorio más conocido y es sin duda el
más utilizado en América, una gran mayoría de los psiquiatras del mundo y especialmente de
Europa emplean la CIE-10.
Tal vez la diferencia que resulta más notoria se encuentra en el hecho de que tanto DSM-5
como CIE-10 clasifican los trastornos psiquiátricos con diferentes nombres, incluyen criterios
que pueden ser divergentes entre sí (por ejemplo pueden tener en cuenta períodos
temporales en los que se debe presentar el síntoma distintos entre sí).
Incluso existen algunos que directamente no existen o no son considerados como entidades
diagnósticas en uno de los sistemas clasificatorios, como ocurre con el trastorno mixto
ansioso-depresivo. La mayoría de estas diferencias son poco relevantes y hacen referencia a
las mismas realidades, siendo altamente arbitrarias.
Transculturalidad
Otro elemento diferencial entre ambas clasificaciones, y esto es algo que resulta aún más
evidente entre el DSM-5 y la reciente CIE-11 es que a pesar de que ambos sistemas
clasificatorios tienen pese a las críticas que suscitan gran utilidad, el DSM-5 está basada en una
perspectiva y un entendimiento de la psique basado en la mentalidad y cultura occidental,
mientras que en el caso del CIE-10 se tienen más en cuenta la existencia de diferentes
problemáticas más propias de otras culturas.
Así, mientras que en el DSM es posible que algunas problemáticas no se acaben de ajustar a
los criterios diagnósticos debido a elementos culturales divergentes con respecto a los
occidentales la CIE resulta más transcultural y permite mayor aplicabilidad en otras regiones
del mundo con diferentes circunstancias y maneras de entender la realidad.
NORMALIDAD Y ANORMALIDAD DE LA CONDUCTAD
Conducta normal: es la que cumple con las adecuadas normas de convivencia, la que no
agrede en forma alguna a la colectividad y la integridad individual, esta se encarga de cumplir,
participar, construir y alcanzar, tanto individual como colectivamente el bien común.
La conducta anormal es aquella que viola las normas sociales y constituye una amenaza o
produce ansiedad en quienes la observan. Se considera que algo es anormal porque sucede de
manera poco frecuente, la conducta de una persona es anormal si viola normas sociales.
Para poder etiquetar una conducta como “anormal”, más de un indicador debe estar presente
y ser válido. Cuanto más extremos y preponderantes sean los indicadores, habrá mayor
confianza en el señalamiento de una condición como anormal. Ninguno de estos criterios es
condición necesaria, compartida por todos los casos de anormalidad. También es verdad que
ningún criterio por sí solo es condición suficiente para distinguir todos los casos de conducta
anormal de aquellas variantes normales del comportamiento.
Para que haya una correcta evaluación, diagnóstico y un tratamiento adecuado de las
diferentes psicopatologías, existen diversos modelos de psicopatología con ese cometido. Los
diferentes modelos de psicopatología, aunque tienen diferentes perspectivas a nivel teórico
sobre lo que es una conducta anormal, siguen unos mismos criterios para detectar posibles
psicopatologías, aunque los diferentes criterios tienen diferentes grados de relevancia en cada
uno de los modelos que hay.
Los principales criterios empleados en los diferentes modelos de psicopatología poseen mayor
o menor relevancia según la concepción que tengan cada uno de lo que es una psicopatología.
Los siguientes criterios sirven para delimitar la psicopatología de la normalidad y a la vez para
comprenderlas. Para cualquiera de los modelos de psicopatología es importante tener en
cuenta todos estos criterios para poder explicar cuándo una persona padece cualquier tipo de
patología a nivel psicológico.
El Criterio Estadístico
Este criterio de los modelos de psicopatología se basa en cuantificar los hechos a nivel
psicológico mediante el uso de técnicas estadísticas y su normal distribución en la población,
como es la de la campana de Gauss. Este criterio tiene en cuenta que una psicopatología sería
aquello que se desvíe de la normalidad; en otras palabras, lo que sea poco frecuente dentro de
la población, por lo que se vean pocos casos similares.
Al mismo tiempo considera que una alteración a nivel psicológico es producida por defecto o
por exceso de alguna característica normal, de manera que las diferencias entre la
psicopatología y la normalidad son cuantitativas y, por ende, lo psicopatológico es aquello que
resulta poco infrecuente pero que tiene los mismos elementos que lo que se considera que se
encuentra dentro de la normalidad.
Por tanto, se consideraría una conducta como anormal cuando no se ajusta a los modelos de
comportamiento socioculturales, lo que dificulta la integración del individuo dentro de la
sociedad.
Sin embargo, este criterio no está exento de limitaciones, puesto que la sociedad cambia
constantemente y las normas podrían cambiar al mismo tiempo, siendo evidente que hay
algunas conductas que hace 50 años eran consideradas como algo normal y ahora no y
viceversa. También cabe destacar que este no es un criterio único, sino que se suele tener en
cuenta en conjunto con los demás, por lo que una conducta que no se ajuste a las normas
sociales por sí sola no es suficiente para diagnosticar una psicopatología.
El Criterio Subjetivo
Desde este criterio de los modelos de psicopatología sería la propia persona quien se encarga
de hacer la valoración con respecto a su propio estado de salud como normal o si detecta
algún problema, en cuyo caso debería expresarlo de forma conductual y verbal al profesional
de la salud mental que se encargue de su atención y tratamiento.
En caso de que la persona padezca algún tipo de demencia o algún trastorno del espectro de la
esquizofrenia es común que tenga una nula o escasa conciencia de padecerlo, por lo que será
bastante complicado que pueda expresarlo. Dentro de este criterio, es interesante destacar un
criterio que sirve como variante a este y que fue propuesto por Kurt Schneider, según el cual la
psicopatología sería detectada por medio del sufrimiento personal del paciente.
El Criterio Biológico
Por último, de acuerdo con este criterio de los modelos de psicopatología se concibe la
psicopatología según haya o no alguna disfunción o alteraciones en el correcto funcionamiento
del organismo, teniendo en cuenta a su vez factores hereditarios, bioquímicos, inmunitarios,
etc.
En este caso la nomenclatura de las distintas psicopatologías empiezan por los siguientes
prefijos en función de las causas:
• Con el prefijo “a”, son aquellas psicopatologías en las que hay alguna carencia.
• Con el prefijo “dis”, están las psicopatologías en las que hay agentes patógenos
externos.
MODELO BIOLÓGICO
Desde este modelo, el trastorno psicológico se define como una enfermedad mental, ya que se
considera que tiene su origen en un daño biológico subyacente y su tratamiento se enfoca en
reestructurar estos daños con tratamientos como la farmacología. Hay que distinguir entre
trastornos orgánicos, con origen claramente localizado, y trastornos funcionales, donde no se
conoce el origen exacto de la enfermedad, como ocurre con trastornos como la depresión.
Desde el modelo biomédico, al considerar las psicopatologías o los trastornos mentales como
una enfermedad, los criterios son categoriales (hay o no hay enfermedad), por lo no existe un
continuo entre normalidad y psicopatología.
MODELO CONDUCTUAL
Este modelo considera que el trastorno mental no tiene origen en los cambios fisiológicos y,
por lo tanto, es un problema de conducta; donde se incluyen los pensamientos, sentimientos,
sensaciones y emociones, que influyen en el estado de las personas. Su tratamiento se centra
en adquirir nuevos procesos de aprendizaje.
De acuerdo con el modelo cognitivo, para que una persona goce de una buena salud mental,
debe cumplir los siguientes criterios: capacidad de adaptarse a las demandas que se
presenten, tener autodeterminación y autonomía, al mismo tiempo que debe tener la
capacidad de renovarse en función de los cambios.
El modelo cognitivo se centra en analizar la actividad mental y los procesos que la sustentan,
es decir, en el estudio de las estructuras internas que vamos adquiriendo a través de la
experiencia y que determinan nuestros comportamientos. Aunque también tiene en cuenta
factores psicosociales.
El tercero de los modelos de psicopatología es el modelo conductual, surgido en los años 60,
siendo un novedoso paradigma dentro de la psicología gracias al éxito que tenía por aquel
entonces la psicología del aprendizaje, al mismo tiempo que emergieron los detractores del
modelo biológico utilizado para diagnosticar trastornos psicológicos.
Entre las características del modelo conductual cabe destacar su objetividad, debido a que es
un modelo que pone énfasis en fenómenos cuantificables y objetivos, al mismo tiempo que en
las relaciones habidas entre la conducta y el ambiente.
Por otro lado, este modelo rechaza el concepto de enfermedad y utiliza los principios de
aprendizaje para desarrollar su base teórica, de manera que para este modelo un problema
mental es aquel que se puede observar mediante conductas desadaptativas que han sido
aprendidas a través de los hábitos desarrollados a lo largo de los años.
PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN
Y es que, como señala Kinchla , el término atención se ha utilizado como si su significado fuera
evidente por sí mismo, lo que ha originado que se volviera un concepto muy escurridizo. Sea
como fuere, lo cierto es que el de atención no es, en absoluto, un concepto unitario, sino que
puede aludir a distintas características y/o propiedades, y en este sentido es definible tanto
por sus modalidades como por los efectos que produce en el procesamiento de la información.
Modelos De Atención
Modelo de filtro: Elije una fracción relevante del input concurrente y lo procesa activamente.
Modelo de mecanismo: De alerta no puede realizar dos tareas complejas al mismo tiempo.
Mecanismo de alerta: Es una disposición general del organismo para procesar información, un
individuo es capaz de responder y ejecutar múltiples tareas. No es extraño que existan
diferentes teorías o modelos que intenten explicar qué es la atención. En este sentido, las
teorías y modelos van surgiendo para, en modificar y remediar los fallos de postulados
anteriores.
Aquí se incluyen todas las alteraciones que están de algún modo relacionadas con la fijación de
la atención sobre estímulos objetos o situaciones. La ausencia mental alude a un tipo de
experiencia que, por lo general, se considera como anómalo, extravagante e inusual, pero no
como patológico.
Además de no darse por enterado, es capaz de pasearse por toda la facultad sin ni siquiera
darse cuenta de los murmullos y miradas que genera, saliendo de su “ausencia mental”
cuando al salir del edificio un coche está a punto de atropellarle por saltarse el semáforo en
rojo. Pues bien, a nuestro pobre profesor lo que le ocurre es que presenta una gran
concentración sobre alguna cuestión concreta, lo que a su vez le lleva a “desatender” al resto
de los estímulos, excepto aquellos muy mecánicos o habituales.
Este tipo de experiencia suele ser descrita por quien la padece como un “espacio en blanco” en
la consciencia temporal. Sin embargo, aunque el sujeto nos diga que “no recuerda”, no es un
problema de amnesia, estrictamente hablando. A diferencia de la amnesia, aquí no se presenta
desorientación persistente espaciotemporal, ni tampoco se presentan otras características
típicas de la amnesia. En este sentido, aunque la experiencia se describe en términos de
tiempo sería mejor considerarla en términos de ausencia de acontecimientos.
Además, y como se sabe, nuestra experiencia del paso del tiempo está determinada por
acontecimientos que funcionan como marcadores de tiempo. Por tanto, en la laguna temporal
el individuo no registra sucesos que podían haber funcionado como tales marcadores. Esta
cuestión nos lleva directamente al problema del procesamiento automático versus el
procesamiento controlado. Los procesos automáticos, a diferencia de los controlados, son
procesos relativamente libres de demandas atencionales que se realizan sin consciencia por
parte del sujeto.
Por atención selectiva se entiende la habilidad o capacidad para separar los estímulos
relevantes de los irrelevantes. Se trataría de la capacidad para seguir una fuente de
información cuando hay otras muchas que compiten por atraer la atención. Por tanto, se trata
de un fenómeno total y directamente relacionado con la atención selectiva.
Es decir, la atención es una espada de dos filos. Por un lado, nos proporciona una característica
deseable al permitirnos seguir un conjunto de acontecimientos que son de interés entre
muchos otros que ocurren simultáneamente, aun cuando se mezclan todos entre sí. Sin esta
capacidad selectiva la vida sería caótica. Pero, por otro lado, la atención limita nuestra
capacidad para seguir a todos los acontecimientos que ocurren.
Aun cuando sólo tenga interés un conjunto de acontecimientos, no es deseable seguirlos con
tal concentración que no nos demos cuenta de que ocurren otros acontecimientos, ya que
pueden ser más importantes que los que nos ocupan en esos momentos. Para que esto ocurra
se necesita alguna forma de percibir aun aquellos acontecimientos que no estamos
atendiendo, separando los aspectos irrelevantes o interrumpiendo nuestra concentración en
los aspectos pertinentes. En psicopatología, el problema de la atención selectiva se puede
encontrar presente en muchos y diversos trastornos. Este déficit tiene distintos efectos en
función de la naturaleza y demandas de la tarea.
Por un lado, la activación varía de unos individuos a otros e incluso varía en un mismo
individuo según la etapa de su vida y las situaciones. Sin embargo, llegado a un cierto punto, la
relación se invierte, ya que si se sigue incrementando la activación se produce una disminución
de los recursos atencionales disponibles. Así, en situaciones de gran estrés, que implican
peligro o emergencia grave, la capacidad atencional se reduce drásticamente con el
correspondiente deterioro de la conducta, que se vuelve poco adaptativa. Normalmente, la
activación produce un estrechamiento del foco atencional, estrechamiento que a su vez es
selectivo, ya que se tiende a abandonar los índices de información periférica en favor de la
información central, originándose lo que tantas veces se ha denominado “visión en túnel”.
Por otro lado, la vigilancia excesiva o hipervigilancia también se ha estudiado en pacientes con
trastornos de ansiedad generalizada y en sujetos normales con puntuaciones altas en
ansiedad-rasgo. Así, Eysenck propone una teoría cognitiva sobre la vulnerabilidad al trastorno
de ansiedad generalizada, que tiene como constructo básico la hipervigilancia. Este autor
mantiene que el funcionamiento atencional hipervigilancia general, que se demuestra por una
tendencia a atender a cualquier estímulo irrelevante para la tarea que se presenta un
ensanchamiento de la atención antes de la detección de un estímulo sobresaliente un
estrechamiento de la atención cuando se procesa el estímulo sobresaliente. Estos
componentes de hipervigilancia estarían latentes en los individuos con puntuaciones altas en
ansiedad, y se harían manifiestos especialmente en condiciones de estrés y/o ansiedad-estado
elevada.
Esta teoría, denominada “disposición fragmentada para la respuesta”, intenta dar cuenta de
los problemas cognitivos que padecen los sujetos esquizofrénicos. Este autor parte de los
datos obtenidos con experimentos de tiempo de reacción, en los cuales se observa
sistemáticamente que los esquizofrénicos son más lentos y, especialmente, que no se
benefician de los intervalos preparatorios en este tipo de tareas. diseñaron series de tareas de
TR en las que siempre se introducían IP de la misma duración frente a otras series en las que
los IP tenían una duración aleatoriamente distinta.
Por tanto, el individuo puede dar una respuesta específica, apropiada y adaptativa. “Es como si
en el proceso de escudriñamiento que se da antes de responder al estímulo, el esquizofrénico
fuera incapaz de seleccionar el material relevante para la respuesta óptima. En otras palabras,
la función de protección contra la respuesta a los estímulos, que es tan importante como
responder a los estímulos, está deteriorada”
DISTORSIONES PERCEPTIVAS O SENSORIALES
No debemos confundir las distorsiones perceptivas con las alucinaciones. En las alucinaciones
(engaños perceptivos), la experiencia perceptiva no se fundamenta en estímulos realmente
existentes, a diferencia de las distorsiones perceptivas, donde sí existe un estímulo real. Estos
dos fenómenos configuran la llamada psicopatología de la percepción, un ámbito de la
psicopatología que siempre ha despertado gran interés entre los investigadores.
SEGÚN SU INTENSIDAD
Son aquellos fenómenos perceptivos que implican una anomalía en la intensidad con la que
solemos percibir el entorno (por ejemplo, los sonidos). En este caso, la cualidad del estímulo se
mantiene, pero en un grado distinto. En este grupo encontramos tres tipos de distorsiones
perceptivas:
Hiperestesias
Las hiperestesias se pueden definir como una condición perceptiva que implica un aumento de
la sensibilidad a los estímulos. Es decir, se produce un exceso de sensibilidad. Generalmente
las hiperestesias afectan al sentido del tacto, aunque también los otros sentidos como el oído.
Por otro lado, la hiperestesia también puede conllevar un aumento de la percepción del dolor.
Ejemplos de hiperestesias serían: percibir el tic-tac del reloj muy alto o notar el sabor del
azúcar como excesivamente dulce.
Hipoestesias
Por el contrario, las hipoestesias son distorsiones perceptivas en las que se da una disminución
de la sensibilidad hacia los estímulos. Estas suelen ser comunes en trastornos mentales
complejos como, donde se manifiesta una incapacidad para sentir o notar los sabores, olores,
sonidos.
Anestesias
En el caso de las anestesias, se produce una ausencia de la percepción del entorno; es decir, se
trata de la ausencia absoluta de percepción de la intensidad de los estímulos. En el caso
concreto de la ausencia de la percepción del dolor, hablamos de una variante: la analgesia.
SEGÚN SU CUALIDAD
Según la cualidad de las distorsiones perceptivas encontramos aquellas que afectan, como su
propio nombre indica, a la cualidad de los estímulos. Es decir, implican un cambio a otra
cualidad; por ejemplo, percibir el azúcar como salado, verlo todo negro o que las flores nos
huelan a excrementos.
Son las llamadas metamorfopsias y refieren a las distorsiones en la percepción visual del
tamaño (dismegalopsias) y/o forma (dismorfopsias). Por lo general, se presentan en una
amplia gama de situaciones: desde trastornos neurológicos hasta como consecuencias de los
efectos de determinadas drogas. Sin embargo, son muy poco frecuentes en los episodios
agudos de esquizofrenia y en los trastornos neuróticos.
Dismegalopsias (tamaño)
Si percibimos un objeto como más grande de lo que es realmente, entonces padecemos una
macropsia o megalopsia. Dichos fenómenos también se dan cuando percibimos un objeto o
estímulo más cercano a nosotros de lo que es realmente. Un ejemplo del mismo sería “ver una
hormiga del tamaño de un perro”.
Dismorfopsias (forma)
• Plagiopsia: implica ver objetos alargados y oblicuos, además de más grandes de lo que
realmente son.
Escisión Perceptiva
En las escisiones perceptivos percibimos que los objetos están separados entre ellos, cuando
en realidad permanecen unidos. Si la separación se produce en la forma del objeto, entonces
hablamos de morfolisis; en cambio, si se produce entre un color y una forma (percibir que el
color se separa del objeto, por ejemplo), hablamos de metacromía.
Un ejemplo de escisión perceptiva sería ver las manecillas del reloj separadas de los números.
Aglutinación
Las distorsiones perceptivas que implican una aglutinación reciben el nombre de sinestesias.
Alguien con sinestesia experimenta, de forma involuntaria, la activación de una vía sensorial o
cognitiva adicional en respuesta a estímulos concretos. Un ejemplo sería percibir colores
cuando se escucha música.
ALUCINACIONES
Es una percepción que no ha sido provocada por un elemento real y que es atribuida al medio
externo a uno mismo. Por ejemplo, alguien que escucha voces alucinadas es incapaz de
distinguir entre estas y el resto de ruidos que vienen del entorno, simplemente es incapaz de
localizar a quien las emite. A la vez, las alucinaciones se caracterizan también por la
anosognosia, el hecho de ignorar que lo que se experimenta es un síntoma de trastorno
mental o enfermedad.
Es decir que una alucinación consiste en una sensación de carácter subjetivo que no está
anticipada por una impresión que influya sobre los sentidos. En otras palabras, se trata de una
percepción falsa porque no hace referencia a ningún estímulo físico exterior concreto pero
que, sin embargo, la persona asegura sentir. Podríamos considerar la alucinación como una
pseudo-percepción: no es lo mismo que una ilusión, ya que la ilusión consiste en percibir
estímulos de manera distorsionada. Las alucinaciones se presentan en enfermedades mentales
como la esquizofrenia, en la enfermedad de Parkinson o la Epilepsia, en el Trastorno.
Alucinaciones visuales
En este caso el sujeto ve algo que no existe en la realidad. Estos estímulos pueden ser muy
simples, como por ejemplo destellos o luces. Sin embargo, pueden verse elementos más
complejos, como personajes, seres animados o escenas vívidas. Es posible que se visualicen
estos elementos con medidas diferentes a las que serían percibidas de ser estos estímulos
reales, denominándose alucinaciones liliputienses en el caso de percepciones de menor
tamaño y gulliverianas en el caso de verlas agrandadas.
Alucinaciones auditivas
Pueden ser simples ruidos o bien elementos con significado completo como el habla humana.
Los ejemplos más claros son las alucinaciones en segunda persona, en la que como en el
ejemplo antes relatado una voz habla al sujeto, las alucinaciones en tercera persona en que se
oyen voces que hablan del propio individuo entre ellas o las alucinaciones imperativas, en las
que el individuo oye voces que le ordenan hacer o dejar de hacer algo. Las alucinaciones de
esta modalidad sensorial son las más frecuentes en trastornos mentales, especialmente en la
esquizofrenia paranoide.
Las alucinaciones en éstos sentidos son poco frecuentes y suelen relacionarse con el consumo
de drogas u otras sustancias, además de algunos trastornos neurológicos como la epilepsia de
lóbulo temporal, o incluso en tumores. También aparecen en esquizofrenia, normalmente
relacionadas con delirios de envenenamiento o persecución.
Alucinaciones hápticas
Son aquellas que hacen referencia al sentido del tacto. Esta tipología incluye gran cantidad de
sensaciones, tales como las de temperatura, dolor u hormigueo (siendo éstas últimas
denominadas parestesias, y destacando entre ellas un subtipo denominado delirio
dermatozoico en el cual se tiene la sensación de tener pequeños animales en el cuerpo, siendo
típico de consumo de sustancias como la cocaína).
Al margen de éstas, relacionadas con los sentidos, se pueden identificar dos subtipos más:
Como ya se ha comentado, al margen de por donde son percibidas también resulta útil
conocer cómo son percibidas. En este sentido nos encontramos con diferentes opciones.
Imágenes consecutivas
Uno de los ejemplos de las pseudopercepciones son las imágenes consecutivas. Se producen
como consecuencia de un estímulo sensorial inmediatamente anterior, por lo que se han
llamado también posimágenes. Se diferencian, así, de las imágenes eidéticas que perduran
solamente unos segundos tras la estimulación y es por tanto difícil evocarlas voluntariamente
al cabo del tiempo.
Imágenes Hipnagógicas
Suelen aparecer en la modalidad auditiva y visual, aparecen tanto en población normal como
clínica y se diferencian de las alucinaciones por el escaso valor de realidad que el sujeto les
atribuye y por la fluctuación de conciencia que presentan.
Imágenes Parásitas
Imágenes Alucinoides
Se producen en ausencia de estimulo que las desencadene, y el sujeto no les otorga valor de
realidad. Pueden producirse por intoxicación por drogas o en el espacio negro de los ojos
cerrados.
Imágenes Mnémicas
Son imágenes que aparecen con escasa viveza, y un tipo de estas son las imágenes eidéticas,
representaciones exactas de impresiones sensoriales, desde las modalidades visual o auditiva,
que quedan “fijadas” en la mente del sujeto. Pueden aparecer de forma voluntaria o
involuntaria.
AMNESIA
La amnesia puede presentarse en tantas formas que los estudios de ciertas lesiones y
disfunciones en distintas partes del encéfalo ha hecho que se hayan ido descubriendo los
mecanismos que operan detrás del uso de la memoria a partir de los diferentes tipos de
amnesia que se presentan.
Además, este fenómeno puede estar originado por lesiones o por la “huella emocional” que
han dejado en el cerebro ciertas experiencias, haciendo que algunos recuerdos queden
bloqueados. Esto hace que los tipos de amnesia también puedan establecerse atendiendo a las
diferentes causas que los producen. De este modo se ha visto que, lo que parece ser una
función cognitiva simple basada sencillamente en el almacenamiento de la información es, en
realidad, el resultado de varios procesos que trabajan a la vez.
AMNESIA RETRÓGRADA
AMNESIA ANTERÓGRADA
En este tipo de amnesia existe una incapacidad total o parcial a la hora de hacer que las
experiencias que se van viviendo queden fijadas en la memoria. Es decir, que la amnesia
anterógrada, al afectar a lo que va sucediendo desde que se desarrolló por primera vez el
trastorno, hace que lo que se va viviendo no pase a formar parte a la memoria a largo plazo y
se olvide después de unos pocos minutos o segundos.
AMNESIA GLOBAL
Este tipo de amnesia consiste en la pérdida total de la memoria, si bien normalmente se
conservarán los recuerdos más importantes relacionados con la propia identidad. Entre sus
causas más probables se encuentra la posibilidad de que un hecho traumático haya alterado el
funcionamiento normal del cerebro.
AMNESIA DE LA NIÑEZ
No se sabe qué es lo que produce este tipo de amnesia, sólo sus síntomas. La persona que
experimente amnesia global transitoria recordará los aspectos esenciales acerca de su
identidad y también podrá recordar cosas acerca del pasado inmediato, pero tendrá
dificultades para acceder a recuerdos acerca de lo que ha sucedido hace tan solo unos minutos
(amnesia anterógrada) y posiblemente también a la hora de recordar algunas cosas
pertenecientes a la memoria a largo plazo. Esto le ocurrirá durante 24 horas o menos.
AMNESIA DISOCIATIVA
AMNESIA DE FUENTE
En este tipo de amnesia hay ciertos datos o piezas de información que se recuerdan más o
menos bien, aunque no se es capaz de saber cuál es su fuente, cómo se ha llegado a saber
acerca de ellas.
AMNESIA LACUNAR
AMNESIA POSTRAUMÁTICA
FUGA DISOCIATIVA
Este tipo de amnesia, muy común en los casos de demencia, la persona se puede dar cuenta
de que está en un lugar sin recordar cómo ha llegado ahí. En la fuga disociativa, además, es
muy común que no se recuerden aspectos de la propia identidad, haciendo que la persona
emprenda un viaje más o menos largo para recordar quién es.
SÍNDROME DE WERNICKE-KORSAKOFF