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Universidad Pedagógica Nacional


Seminario de filosofía Medieval
Juana Bastidas
Angiemara Escobar Arrieta

1 La Trinidad y su Naturaleza Inconmutable, Invisible e Inmudable

2 Introducción

3 En este escrito exploraremos los fundamentos, funcionamientos e implicaciones de los


4 planteamientos abordados en el Libro I (capítulos 4, 5, 6, 7) y Libro V de La Trinidad por San
5 Agustín. El objetivo de este ensayo es dilucidar las tesis filosóficas propuestas por San Agustín y
6 examinar sus argumentos para comprender su concepción de la Trinidad. Así mismo nos
7 preocuparemos por comprender la naturaleza de Dios y la relación entre Dios Padre y Dios Hijo,
8 como el núcleo de la doctrina de la Trinidad.

9 En este libro, San Agustín, trata de explicar cómo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
10 pueden ser una sola substancia divina y, al mismo tiempo, ser distintos entre sí. En lo que
11 respecta al libro I de La Trinidad, Agustín argumenta a favor de la unidad e igualdad de la
12 Trinidad, según las Sagradas Escrituras, y resuelve ciertas dificultades que puede presentar de la
13 igualdad del Hijo con relación al padre. Del libro V podemos afirmar que es una profunda
14 exploración de la naturaleza de Dios y de la doctrina de la Santísima Trinidad, donde se estudian
15 los argumentos que ofrece la compleja relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

16 I

17 Sobre La Trinidad, Agustín parte del supuesto de que hay un Dios en tres personas: el
18 Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. «El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de una misma e idéntica
19 substancia, insinúan, en inseparable igualdad, la unicidad divina, y, en consecuencia, no son tres
20 dioses, sino un solo Dios» (Agustín, De Trinitate I. 4). De modo que, el Hijo es igual en
21 divinidad al Padre, y esta igualdad está demostrada en las Escrituras.

22 El Hijo es igual en divinidad al Padre porque posee todos los atributos divinos que posee
23 el Padre: el Hijo es eterno, inmutable y omnipotente. A propósito, Agustín cita varios pasajes de
24 la Biblia para apoyar esta afirmación, entre ellos Juan 1:1, que dice: «En el principio era el
2

25 Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (La Biblia, Reina Valera, 1569, Juan
26 1:1). Este pasaje muestra que el Verbo, que es el Hijo, estaba con Dios desde el principio y, por
27 tanto, es igual a Dios en divinidad.

28 En este pasaje declara San Juan no solo que Cristo es Dios, sino que es consubstancial al
29 Padre, pues habiendo dicho que el Verbo era Dios, continúa: En el principio estaba en
30 Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada ha sido hecho. En el Omnia se
31 incluyen todas las criaturas. Luego consta con evidencia que no ha sido hecho aquel por
32 quien fueron hechas todas las cosas. Y si no ha sido hecho, no es criatura; y si no es
33 criatura, es una misma substancia con el Padre. Toda substancia que no es Dios, es
34 criatura; y la substancia que no es criatura, es Dios. Si el Hijo no es una misma substancia
35 con el Padre, es criatura; y si es criatura, ya no han sido hechas por Él todas las cosas.
36 Pero está escrito: Todo ha sido hecho por Él; luego es una misma substancia con el Padre,
37 y, por consiguiente, no solo es Dios, sino también Dios verdadero (Agustín, De Trinitate
38 I. 6).

39 San Agustín discute la divinidad del Hijo y su relación con el Padre. En este pasaje se
40 declara que El Hijo no solo es Dios, sino también consustancial al Padre. Juan afirma que el
41 Verbo (Hijo) era Dios y estaba en Dios desde el principio. El Hijo es aquel por quien todas las
42 cosas fueron hechas, entonces él mismo no pudo haber sido hecho. Si El Hijo fue hecho, sería
43 una criatura, y todo lo demás habría sido hecho por otra persona. Sin embargo, esto contradice la
44 afirmación del pasaje de que todas las cosas fueron hechas por él. Por tanto, Cristo no es una
45 criatura, sino una substancia con el Padre.

46 Queda clara la distinción entre Dios y las criaturas, afirmando que toda substancia que no
47 sea Dios es una criatura. Pues bien, si Cristo no es una sustancia con el Padre, es una criatura.
48 Pero este no puede ser el caso, pues ya hemos establecido que no es una criatura, puesto que
49 todas las cosas fueron hechas por Él. Por tanto, El Hijo es una sola substancia con el Padre, y no
50 solo es Dios, sino también Dios verdadero.

51 Agustín presenta una sólida defensa de la divinidad de Cristo, basándose en gran medida
52 en pasajes del Evangelio de Juan, donde se establece a Cristo como un ser divino, igual en
53 naturaleza al Padre. Sin embargo, Agustín va más allá de la simple afirmación de la divinidad de
54 Cristo; también sostiene que Cristo es “consustancial” con el Padre. Este término, que proviene
3

55 de la palabra latina consubstantialis, significa, identidad de sustancia o esencia a pesar de la


56 diferencia1. Así, Cristo no es meramente un ser divino como el Padre, sino que es realmente uno
57 con el Padre en esencia2.

58 Algunas dificultades sobre la igualdad del Padre con el Hijo

59 Respecto a las dificultades que se plantean contra la igualdad del Hijo, una de ellas es el
60 hecho de que se dice que el Hijo es engendrado por el Padre, lo que implica una especie de
61 subordinación o inferioridad. Aquí, el término “engendrado” no implica ningún tipo de
62 inferioridad o subordinación, sino que indica la derivación del Hijo de la substancia del Padre.
63 De modo que, el Padre y el Hijo son de la misma substancia, y el Hijo es engendrado del Padre
64 de un modo eterno e inefable.

65 Sobre el hecho de que a veces se dice que el Hijo está subordinado al Padre en las
66 Escrituras, cabe mencionar que, estos pasajes se refieren a la naturaleza humana del Hijo, que
67 estuvo temporalmente subordinada al Padre durante su ministerio terrenal. La naturaleza divina
68 del Hijo es igual a la naturaleza divina del Padre, y el Hijo no está subordinado al Padre en tal
69 sentido.

70 Otra dificultad que se nos presenta es la de los aparentes tres dioses de la trinidad. Esta
71 duda nace de las interpretaciones de la Sagrada Escritura, ya que puede pensarse que solo la voz
72 del Padre fue la que resonó, el Hijo el que se hizo carne y el Espíritu Santo el que se presentó en
73 forma de paloma3. Puede parecer que el Padre sería autor de unas cosas, el Hijo de otras y el
74 Espíritu Santo de otras. Es fácil ver cómo esto podría llevar a creer en la existencia de tres
75 dioses, en lugar de uno. Sin embargo, Agustín nos dice que; ni el Padre, ni el Hijo, ni El Espíritu

4 1
Definición de consustancial del Collins Diccionario inglés.
5 2
Para propósitos de esta ponencia entendemos el concepto de esencia como lo entendía Aristóteles: la
6 esencia de cada cosa es lo que de cada cosa se dice (que es) por sí misma (Metafísica VII, 1029b13-14).
7 3
Estas referencias se hallan en la Biblia y al mencionarse en este escrito lo que se busca es resaltar el hecho
8 de que parecen ser acciones de individuos diferentes. Veamos: 2 Pedro 1:17 dice: Él recibió, en efecto, honor y
9 gloria cuando la sublime voz de Dios Padre resonó sobre él diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien me
10 complazco”. Juan 1:14 dice: y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
11 como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Por último, Lucas 3:22 dice: y descendió el Espíritu
12 Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti
13 tengo complacencia.
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76 Santo son separables en su esencia. Ninguno de los tres son actores individuales. Esto implica
77 que ni el Padre, ni el Hijo, Ni el Espíritu Santo actúan independientes entre sí. Así, el Padre, el
78 Hijo y el Espíritu Santo no son tres dioses separados, sino tres personas distintas en una esencia
79 divina.

80 Cada persona de la Trinidad es igual en poder y gloria, y comparten la misma naturaleza


81 divina. Así como la mente, que tiene tres partes —memoria, entendimiento y voluntad—, pero
82 sigue siendo una sola mente. Las tres personas de la Trinidad comparten los mismos atributos
83 divinos, y no están divididas en sus acciones. Esto significa que cualquier cosa que haga una
84 persona de la Trinidad, las otras, también participan en tal acción. Por ejemplo, cuando Jesús fue
85 bautizado y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma, no fue obra exclusiva del
86 Espíritu Santo. El Padre y el Hijo también estaban presentes y participaban en tal circunstancia.

87 Queda claro, entonces, que las tres personas de la Trinidad son distintas, pero no están
88 divididas en su naturaleza o esencia. El Padre es la fuente y el origen de todas las cosas, el Hijo
89 es la Palabra hecha carne que nos revela al Padre, y el Espíritu Santo es el dador de vida y el que
90 nos santifica.

91 V

92 ¿Qué se puede predicar de Dios y cómo se entiende a Dios?

93 A Dios le hemos de concebir —si podemos y en la medida que podemos— como un ser
94 bueno, sin cualidad, grande, sin entidad, creador, sin indigencias, presente, sin ubicación, que
95 abarca, sin ceñir, todas las cosas; omnipresente sin lugar, eterno sin tiempo, inmutable y autor de
96 todos los cambios, sin un átomo de pasividad (Agustín, De Trinitate V. 1).

97 Ahora bien, ¿Cómo podría el hombre entender con su inteligencia a Dios si aún no
98 comprende su propia inteligencia, con la que se pretende comprenderlo? Nos queda claro con
99 San Agustín que para entender la Naturaleza de Dios necesitamos mucho más que confiar en
100 nuestras propias fuerzas. Los sentidos corporales nos son insuficientes para entender cosas
101 trascendentes, divinas e inefables. Y si, por otra parte, apelamos a nuestra inteligencia, esta no
102 parece ser capaz de apreciar los detalles de la magnificencia infinitamente superior de Dios. Para
103 entender a Dios se debe necesariamente apoyar en la gracia del Hacedor y Salvador, solo en él se
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104 halla su propio entendimiento. La Trinidad, por tanto, es un misterio que solo se puede captar a
105 través de la fe, y no solo a través de la razón.

106 En Dios se excluye en absoluto todo accidente, y su naturaleza o esencia permanece


107 inmutable. Solo Dios es esencia inmutable. A propósito, San Agustín nos dice:

108 Todo cuanto se muda no conserva el ser; y cuanto es susceptible de mutación, aunque no
109 varíe, puede ser lo que antes no era; y, en consecuencia, solo aquel que no cambia ni
110 puede cambiar es, sin escrúpulo, verdaderamente el Ser (Agustín, De Trinitate V. 2).

111 Sobre esta afirmación, San Agustín expresa la esencia de Dios, a quien describe como la
112 realidad última e inmutable. Dios es el único ser realmente existente porque ni cambia ni puede
113 cambiar. Por el contrario, todas las demás cosas del mundo están sujetas al cambio y, por tanto,
114 no son seres verdaderos.

115 Todo lo que cambia en el mundo no conserva su ser. Es decir, todo lo que sufre un
116 cambio no es lo mismo que era antes y, por tanto, no conserva su verdadera naturaleza. El
117 cambio es una característica fundamental de todo lo que existe en el mundo y, como tal, nada
118 puede conservar verdaderamente su esencia. Así, todo lo que es susceptible de cambio, aunque
119 no cambie, puede ser lo que no era antes. Esto significa que todo lo que es susceptible de
120 cambiar, aunque todavía no haya sufrido ningún cambio, puede llegar a ser algo diferente en el
121 futuro. De modo que, cualquier cosa que pueda convertirse en algo diferente no es
122 verdaderamente el Ser, ya que el Ser implica necesariamente ser inmutable.

123 Este apartado se resalta además, la capacidad de Dios para actuar y crear sin
124 comprometer su naturaleza inmutable. La capacidad de Dios para actuar y crear es una prueba de
125 su omnipotencia y poder creador. Las acciones de Dios no son resultado de ningún cambio en su
126 naturaleza, sino que reflejan su esencia eterna e inmutable. Solo la naturaleza eterna e inmutable
127 de Dios puede considerarse el verdadero ser. Así, Dios es el único ser verdaderamente existente,
128 ya que ni cambia ni puede cambiar. Aunque Dios es inmutable, puede traer cosas nuevas a la
129 existencia sin comprometer su esencia, lo que constituye el sello distintivo de su omnipotencia y
130 poder creador. Queda claro que solo lo que es inmutable puede considerarse realmente existente
131 y, por tanto, la naturaleza inmutable de Dios es el único Ser verdadero.
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132 Un lenguaje preciso y una reflexión cuidadosa para comprender los conceptos

133 teológicos

134 Aquellos que niegan la misma condición divina entre Dios y su Hijo 4, afirman que la
135 sustancia del Padre y del Hijo es diferente, pues consideran que, si el Padre es ingenerado y el
136 Hijo engendrado, estos han de ser de naturalezas distintas. Entendiendo así la relación de Dios y
137 su Hijo no como una relación consustancial, sino como un mero accidente. Sin embargo, desde
138 que existe el hijo, el padre no puede dejar de ser padre, y el hijo será siempre hijo. Esas no son
139 condiciones accidentales.

140 La relación entre Dios Padre y Dios Hijo no es accidental, sino esencial a su naturaleza.
141 El Padre y el Hijo son consustanciales, lo que significa que comparten la misma sustancia, y que
142 el Hijo no es una mera condición accidental del Padre. Así mismo, la relación entre Dios Padre y
143 Dios Hijo es eterna y necesaria. Esto quiere decir que, el Hijo siempre ha existido como Hijo y el
144 Padre siempre ha existido como Padre, y su relación no es el resultado de algún factor externo o
145 condición accidental. Por el contrario, el engendramiento del Hijo por el Padre es un aspecto
146 necesario y esencial de su naturaleza divina compartida. En otras palabras, el Hijo no es una
147 mera creación del Padre, sino que es engendrado eternamente de la propia sustancia del Padre.

148 Para comprender genuinamente la relación entre Padre E hijo, es necesario distinguir si se
149 trata de dos conceptos idénticos o distintos cuando nos referimos a “hijo” y “engendrado”.
150 Veamos.

151 En efecto, uno es hijo porque ha sido engendrado, y porque es hijo es engendrado.
152 Cuando se dice ingénito, se niega que sea hijo. Engendrado e ingénito son dos palabras
153 corrientes; hijo también se puede decir en romance, pero el uso no autoriza la palabra
154 inhijo (Agustín, De Trinitate V. 7).

155 Así, una persona se llama hijo porque ha sido engendrada, y porque es hijo, es
156 engendrada. Por lo que, existe una relación necesaria entre ambos términos, pero no son
17 4
Se hace referencia a Los Arrianos, un grupo de doctrinas que enfatizan la diferencia divina entre Dios y
18 Cristo. Rechazaban la noción de que Cristo era divino por naturaleza y creían en las diferencias entre las tres
19 personas de la Trinidad. Los arrianos argumentaban, además, que mientras el Padre es ingenitus, o no engendrado, el
20 Hijo es engendrado, y, por tanto, no de la misma sustancia que el Padre. San Agustín menciona a este grupo en el
21 libro V de La Trinidad.
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157 intercambiables. El término latino “ingenitus”, significa “no engendrado”. De modo que, a partir
158 de lo que argumenta San Agustín, no se puede llamar hijo a quien no ha sido engendrado. Esto
159 subraya la distinción entre los dos términos. Solo puede ser llamado hijo si ha sido engendrado, y
160 si no ha sido engendrado, no puede ser llamado hijo.

161 “Engendrado” e “ingénito” se tratan de dos palabras comunes relacionadas con el


162 concepto de nacimiento. Sin embargo, el término “hijo” es único en el sentido de que no puede
163 ser sustituido por otro término. Esto demuestra que el término “hijo” no es un simple sinónimo
164 de “engendrado” o “ingénito”, sino que tiene un significado distinto que no puede ser sustituido
165 por otros términos.

166 Con lo anterior nos queda claro que debemos prestar atención a las ideas latentes en las
167 palabras, y no solo a la naturaleza de nuestro lenguaje. El lenguaje no es un reflejo absoluto de la
168 realidad, sino más bien una construcción humana que refleja nuestra comprensión de la realidad.
169 Así pues, debemos mirar más allá de las propias palabras e intentar comprender los conceptos
170 subyacentes que representan.

171 Ahora bien, de acuerdo con lo que hemos expuesto hasta el momento, cabe preguntarse si
172 ¿negar un predicado altera su sentido o significado? Por ejemplo, en las lenguas romances no
173 existe la palabra “inhijo”, que equivaldría a “ingénito”. Del mismo modo, no existe una palabra
174 para “no vecino”, que sería lo contrario de “vecino”.

175 La negación de un predicado no cambia la naturaleza del predicado mismo. Cuando


176 decimos que algo no es una cosa determinada, en realidad no estamos describiendo una cosa
177 totalmente diferente, sino simplemente negando una cualidad o relación particular que está
178 asociada con esa cosa. Por ejemplo, cuando decimos “no es un hombre”, no estamos
179 introduciendo un nuevo predicado, sino negando el predicado “hombre” al sujeto. Agustín ilustra
180 esta idea examinando diferentes cualidades del predicado en relación con cantidad, color,
181 espacio, posición, hábito, tiempo, lugar y acción. En cada caso, la negación de un predicado solo
182 niega lo que de otro modo sería afirmado por ese predicado, sin introducir un nuevo predicado.
183 Por ejemplo, “es cuadrúpedo” afirma una cierta cantidad o número de pies, y “no es cuadrúpedo”
184 niega esa cantidad, sin cambiar la naturaleza del sujeto como sustancia.
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185 Con esto en mente, “ingénito” y “no engendrado”, aunque “ingénito” es un término que
186 puede usarse para describir la falta de un principio generador, es un término relativo que indica
187 una cierta relación con el engendrador. Así, la negación de “ingénito” con el término “no
188 engendrado” simplemente niega la relación del sujeto con el principio generador, sin introducir
189 un nuevo predicado.

190 A propósito de aquello que se predica, todo lo que se refiere a la Sublimidad divina y
191 excelsa (Dios) como a sí mismo es sustancial. En otras palabras, todo lo que pueda atribuirse a
192 Dios como parte de su naturaleza o esencia se considera sustancia. Sin embargo, todo lo que se
193 refiere a la proyección a otro término no es sustancia, sino relación. Esto significa que todo lo
194 que se refiere a la relación de Dios con otra entidad no forma parte de su naturaleza o esencia.

195 La virtud de la unidad substantiva en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo afirma que todo
196 lo que se predica en sentido absoluto de cada persona de la Trinidad no se predica en plural, sino
197 en singular (Agustín, De Trinitate V. 8). Por ejemplo, decimos que el Padre es Dios, el Hijo es
198 Dios y el Espíritu Santo es Dios. Esto no significa que haya tres Dioses, sino un solo Dios, que es
199 la excelsa Trinidad. Cada persona de la Trinidad es grande y buena, pero no hay tres grandes ni
200 tres buenos. Todo lo contrario, solo hay un grande y un bueno, que se refiere a Dios Trinidad.
201 Esto se debe a que en Dios se identifican el ser y la grandeza. Así, cualquier atributo que se
202 predica de Dios, se predica en singular.

203 Los accidentes de posición, hábito, tiempo y lugar solo pueden predicarse de Dios
204 impropiamente y en sentido metafórico. Por tanto, cuando decimos que Dios está sentado sobre
205 un querubín o cubierto por los mares, estamos utilizando un lenguaje metafórico para describir
206 los atributos divinos de Dios. A propósito de la acción 5, solo de Dios puede predicarse sobre tal
207 cosa, pues solo Él hace sin ser hecho. Esto significa que Dios es la única entidad de la que se
208 puede decir que actúa sin ser actuado. Pues el poder pasivo es inconcebible en Él como
209 sustancia.

210 Ahora bien, antes de continuar, nos gustaría hacer una aclaración que consideramos
211 pertinente para explicar la anterior afirmación. Al finalizar continuaremos con nuestro escrito.

24 5
La acción como uno de las cualidades accidentales de las cosas que describe Agustín.
25

212 Según Agustín, Dios es la fuente última de todo ser y acción y, como tal, no está sujeto a
213 las mismas limitaciones que los seres creados. Para entender esto consideremos la naturaleza de
214 la causalidad. En el mundo de las cosas creadas, la causalidad es siempre una cuestión de una
215 cosa que actúa sobre otra. Por ejemplo, cuando una bola de billar golpea a otra bola de billar,
216 pone en movimiento a la segunda. Este es un ejemplo de un ser creado que actúa sobre otro ser
217 creado. Sin embargo, Dios no está sujeto a este tipo de causalidad. Es la causa última de todas las
218 cosas y no necesita que se actúe sobre Él para actuar. Esto se debe a que Dios no es un ser
219 creado, sino la fuente de todo ser. Como tal, no está sujeto a las mismas limitaciones que los
220 seres creados, y es capaz de actuar de formas que están más allá del reino de los seres creados.

221 Agustín creía que las acciones de Dios no están determinadas por causas externas, sino
222 que son la expresión de su propia naturaleza. En otras palabras, Dios actúa según su propia
223 voluntad y naturaleza, en lugar de estar limitado por factores externos. Según la comprensión
224 agustiniana de la naturaleza de Dios, Dios no es un ser entre los seres, sino el fundamento de
225 todo ser. No está sujeto a las mismas limitaciones que los seres creados y, como tal, es capaz de
226 actuar de maneras que van más allá del ámbito de los seres creados.

227 Volviendo a nuestra discusión anterior, nos es propio hablar de la dificultad de expresar
228 el concepto de la Trinidad en el lenguaje humano. En el lenguaje ordinario, los términos
229 “esencia” y “sustancia” se utilizan a menudo de manera equivalente para referirse a la naturaleza
230 subyacente de una cosa. Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean personas distintas,
231 comparten una única esencia o sustancia. Esto indica que el Padre y el Hijo son personas
232 distintas que están unidas en una naturaleza compartida. Agustín subraya la distinción de las tres
233 personas de la Trinidad. De modo que, la Unidad de La Trinidad es una esencia o sustancia
234 simultánea. Por eso no podemos decir «una esencia y tres sustancias», ya que esto implicaría que
235 cada persona de la Trinidad tenga una sustancia o naturaleza subyacente separada 6. Aquí
236 “esencia” y “sustancia” se utilizan de maneras diferentes a como estos términos se usan
237 comúnmente en el lenguaje cotidiano.

26 6
Agustín menciona a los sabelianos, una doctrina cristiana fundada en la creencia de un solo dios que se
27 revela bajo tres nombres diferentes, y que niega, por tanto, la distinción de las tres personas y el misterio de la
28 Santísima Trinidad.
29

238 A saber, se reconocen las limitaciones del lenguaje humano para expresar el concepto de
239 la Trinidad. Cuando se nos pide que expliquemos qué son las tres personas de la Trinidad,
240 debemos reconocer la «extrema indigencia de nuestro lenguaje». Por eso utilizamos la expresión
241 de “tres personas” para expresar este concepto, aunque el lenguaje no sea totalmente adecuado
242 para captar con plenitud de lo que es la Trinidad.

243 Así como no decimos “tres esencias” para describir la Trinidad, tampoco decimos “tres
244 grandezas”. Ahora bien, entendamos el concepto de grandeza en relación con la naturaleza de
245 Dios. La verdadera grandeza no es solo una cuestión de grado, sino que es una propiedad que
246 solo pertenece a la sustancia. Una cosa es grande cuando participa de la grandeza, de modo que
247 la grandeza participada, que pertenece a cosas como una casa espaciosa o una montaña elevada,
248 depende de la comparación entre objetos diferentes. Por otra parte, tenemos la grandeza absoluta,
249 que es una propiedad intrínseca y esencial de la naturaleza de Dios (que solo pertenece a Dios).

250 De hecho, Dios no es grande por participar de la grandeza, ya que esto implicaría que hay
251 algo más grande que Dios de lo que Dios depende. En cambio, Dios es grande con la grandeza,
252 lo que significa que la grandeza es una propiedad de la esencia misma de Dios. Para Agustín,
253 Dios no solo es la fuente de toda grandeza, sino que también es infinitamente más excelso que
254 todas las grandezas participadas. Por lo tanto, no deberíamos decir tres grandezas, ya que esto
255 implicaría que la grandeza puede dividirse o compartirse entre múltiples seres. Más bien,
256 deberíamos decir que Dios es el único ser grande.

257 Lo mismo puede decirse de otros atributos divinos como la bondad, la omnipotencia y la
258 eternidad. Estos atributos no son meras participaciones de alguna cualidad externa, sino que son
259 intrínsecos a la esencia de Dios. Dios no es bueno porque participe de la bondad, sino que es
260 bueno en sí mismo y es la fuente de toda bondad. Dios no es omnipotente porque posea poder,
261 sino que es omnipotente en sí mismo y es la fuente de todo poder. Del mismo modo, Dios no es
262 eterno porque exista durante un tiempo infinito, sino que es eterno en sí mismo y es la fuente de
263 toda eternidad.

264 Conclusiones

265 El planteamiento de Agustín sobre la Trinidad implica un cuidadoso equilibrio entre


266 razón y fe, y su obra subraya la importancia del análisis filosófico para comprender la naturaleza
30

267 de Dios. Al hacer hincapié en la unidad e igualdad de la Trinidad y en la distinción de las tres
268 personas, Agustín proporciona una comprensión más coherente y sistemática de la Trinidad. El
269 planteamiento de Agustín sobre la Trinidad es tanto bíblico como filosófico, recurriendo a la
270 interpretación de las Sagradas Escrituras y al uso de la razón para resolver las dificultades y
271 objeciones contra la sustancia

272 En el Libro I, Agustín establece la unidad e igualdad de la Trinidad mediante un análisis


273 de los textos bíblicos que hablan del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Demuestra que las tres
274 personas de la Trinidad son co-iguales y coeternas, compartiendo la misma esencia divina.
275 También se abordan las dificultades contra la igualdad del Hijo, como la idea de que el Hijo es
276 inferior al Padre porque es engendrado, y muestra que estas objeciones pueden resolverse
277 mediante una comprensión adecuada de la naturaleza del engendramiento.

278 En el libro V, Agustín responde a los argumentos de los herejes que niegan la
279 consustancialidad del Padre y del Hijo. Demuestra que las palabras “engendrar” y “ser
280 engendrado” no significan sustancias distintas, sino relaciones distintas dentro de la Trinidad.
281 Agustín argumenta que no todo lo que se dice de Dios se dice según la sustancia, sino también
282 según la relación, y que la relación es un aspecto esencial de la Trinidad.

283 Finalmente, el enfoque Agustiniano se basa en la exégesis bíblica y el análisis filosófico,


284 y ofrece argumentos convincentes para defender la doctrina de la Trinidad frente a objeciones y
285 dificultades. (Suárez, 2019)

286 Referencias

287 Agustín, S. (s.f.). De Trinitate. (L. Arias, Trad.) Obtenido de


288 https://www.augustinus.it/spagnolo/trinita/index.htm

289 La Biblia, que es, los sacroa libros del Viejo y Nuevo Testamento. Trasladada en español. La
290 palabra de Dios nuestro permanece para siempre 1569. (1569). (L. R. Valera, Trad.)
291 Basilea.

292 Obras de San Agustín: Tratado sobre la Santísima Trinidad (Vol. V). (1956). (L. Arias, Trad.)
293 Madrid: Biblioteca de autores cristianos.
31

294 Suárez, L. G. (2019). Sobre los sentidos de la ousía en las Categorías y la Metafísica de
295 Aristóteles. Ciudad de México: Universidad Intercontinental.

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