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Ratzel Territorio

Friedrich Ratzel3-, resalta los aspectos políticos del territorio y destaca la diferencia
entre espacio y territorio, señalando que el primero es anterior al segundo y, más
aun, que “el territorio” es una “producción” a partir del “espacio”, que, dada las
relaciones sociales que implica, “se inscribe en un campo de poder”

conciben al territorio como una parcela de la superficie terrestre apropiada por un


grupo humano, que tendría una necesidad imperativa de un territorio con recursos
naturales suficientes para su poblamiento, los cuales serian utilizados a partir de
las capacidades tecnológicas existentes (Sergio Schneider e Iván G. Peyré
Tartaruga, 2006). El concepto de territorio ratzeliano tiene como referente
fundamental al Estado Nacional, lo cual implica por ejemplo, la visualización de
conflictos únicamente vinculados a guerras entre Estados, mientras otras formas
de conflicto no serían consideradas relevantes.

El Estado vive necesariamente del suelo. Sus intereses solo se ven asegurados mediante
una posesión firme del suelo que los satisface. Sobre esta cuestión la ciencia política se
expresa de modo más bien débil cuando dice: el territorio participa de la esencia del
Estado; la ciencia política considera la soberanía como un derecho territorial (jus
territoriale). (Ratzel, 1897: 13; traducción propia). Se podrían transcribir numerosos
párrafos donde suelo, terreno y territorio aparecen intercambiados. La vinculación entre
territorio y medio natural o, simplemente, naturaleza, es estrecha: Todo territorio de un
Estado es igualmente, en tanto que porción del suelo terrestre, un territorio natural. Sus
propiedades naturales se asocian a las de la nación y las del Estado para formar la suma
de las características generales del Estado […] Cada pueblo aplica a su territorio la
totalidad de sus fuerzas y sus recursos con el fin obtener el máximo beneficio posible para
su desarrollo cultural y político […] El conjunto étnico tiende a transformarse en una
entidad natural. (Ratzel, 1897: 158-159; traducción propia).

Ratzel sugería que el espacio terrestre no es lo mismo que los espacios territoriales. El
primero hace referencia a la totalidad de la superficie, de la cual solo un cuarto,
exceptuando los mares y las zonas polares, es habitable y está dividida en múltiples
territorios correspondientes a los Estados. El espacio político objeto de la geografía, en
cambio, está conformado por la totalidad de la superficie del globo (Ratzel, 1897: 276-
277). Cada Estado tiene una porción de la superficie terrestre, con una serie de atributos
geofísicos (cuencas, montañas), geodésicos (tamaño, posición) y un cierto ímpetu
(propensión al espacio). Por esta vía, el autor elucubraba sobre la necesidad de algunos
Estados de expandirse, empujando las fronteras, cuasi epidermis de un órgano vivo,
como era el caso de la recientemente unificada Alemania. Esta concepción es afín a la de
la etología, que poco después comenzaría a sistematizarse en Alemania y otros países
del Territorio: concepto integrador de la geografía contemporánea 21 norte de Europa,
donde el territorio se vuelve un receptáculo, una materia inerte (Cataia, 2009).

La tendencia a ocupar espacios cada vez mayores está en la base del progreso mismo, y
por ello a medida que el territorio de los estados se hace mayor, no solo el numero de
kilómetros cuadrados lo que crece, sino también su fuerza colectiva, su riqueza, su poder
y, finalmente, su duración.

La acción del Estado consistía en defender tal espacio y en ampliarlo cuando este
resultara demasiado angosto ,

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