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Marco teórico

Embarazos a temprana edad

La adolescencia, etapa que sucede entra la niñez y la adultez, es un


período que se caracteriza por profundos cambios físicos, psicológicos y
sociales donde es difícil establecer límites cronológicos precisos para este
período vital que abarca desde los 10 hasta los 19 años.

Es una etapa caracterizada por cambios en la esfera psicosocial y en todos


los aspectos se produce la estructuración de funciones nuevas, que
incluye el nivel de autoconciencia, las relaciones interpersonales y la
interacción social, y de ella se derivan trastornos psicosociales asociados
como: embarazos indeseados, homosexualidad y trastornos de la
personalidad entre otros.

El comienzo de dicha etapa viene marcado por la aparición de la pubertad


(momento en que se produce la maduración sexual) pero debemos
diferenciarla de esta ya que la adolescencia va más allá del mismo
desarrollo fisiológico. Todo ello hace que el final de dicha etapa de la vida
no sea fácilmente identificado y que ello dependa de múltiples factores.

Estudios realizados por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX)


2012 plantean que en general más muchachos que muchachas acuden a
los contactos sexuales coitales siendo más jóvenes y con mayor
frecuencia, que los muchachos valoran la actitud sexual en sí mismos y
que en ellos también aparecen frustraciones y desprecios en la
experiencia sexual coital más satisfactoria.

Todo lo anterior posibilita que en esta etapa los adolescentes estén en


mejores condiciones para que sobre la base de sus propios conocimientos
y cualidades morales comiencen a regular su sexualidad, relacionarse
correctamente con su pareja, inicien el desarrollo de su vida sexual activa

y responsable y que decidan conscientemente el momento más oportuno


para formar una familia.

Sin embargo, lamentablemente muchos jóvenes no están preparados


adecuadamente para asumir la sexualidad y llegan a ella sin haber
adquirido los conocimientos y valores suficientes que le aseguren una vida
sexual equilibrada y responsable.

Estos jóvenes son portadores de una


conducta sexual de riesgo, proclive a un embarazo no deseado, a las
infecciones de transmisión sexual entre otras consecuencias, de hecho, se
convierten en futuras personas inestables tanto emocional como
sexualmente.
El embarazo en la adolescencia, además de constituir un riesgo médico
elevado, lleva aparejado dificultades socioeconómicas y emocionales para
la madre y su hijo, lo que se conoce como el Síndrome del fracaso. Es
por tanto la etapa que puede determinar el sentido de la vida y el
bienestar futuro.
El impacto del embarazo en la adolescencia es psicosocial y se traduce en
deserción escolar, mayor número de hijos, desempleo, fracaso en la
relación con la pareja entre otros.

El incremento del embarazo y parto en edades tempranas constituye un


problema universal pues de acuerdo con el Centro de Información sobre
Fecundidad de Washington, 3 millones de adolescentes paren anualmente
en el mundo.

En Canadá, en 1996 se embarazaron alrededor de 40 000 adolescentes.10


Ni siquiera Europa está exenta de este problema donde las cifras mayores
corresponden a Alemania y Gran Bretaña.

Pero es en los países subdesarrollados donde la magnitud de este


problema es alarmante por la alta proporción y el limitado acceso a los
servicios de salud.

En nuestro país este problema lleva un ritmo creciente porque el 23% de


nuestra población se haya incluida en esta importante categoría. En
nuestra provincia se reportaron en 2006 cifras de 2 131 adolescentes
embarazadas lo cual representa un 14,2% y se mantuvieron las cifras sin
muchas variaciones hasta el año 2007 que se reportaron 2 230 para un
14,1%.

Al analizar este comportamiento en el Policlínico José Martí Pérez nos


damos cuenta de que en el año 2007 se reportaron 116 casos para un
17,0%. Teniendo en cuenta que el embarazo en la adolescencia constituye
un problema de salud en el municipio y dada la importancia del tema nos
motivamos a realizar esta investigación que servirá de base para estudios
futuros con el objetivo de determinar algunos factores que influyen en el
embarazo en adolescencia pertenecientes al área en estudio durante el
año 2007.

Los factores de riesgo que se encuentran presentes es la edad, nivel


educativo de los padres, falta de información sobre educación, descuido
de los padres, alcoholismo, abuso sexual que inciden significativamente en
el embarazo en la adolescencia.

En México, el 31.2% de las adolescentes de 15-19 años ha iniciado su vida


sexual y más de la mitad (56%) de ellas han estado embarazadas. Estas
cifras ponen a México en el primer lugar de embarazo adolescente en la
OECD, el cual se incrementó de 30 a 37 por cada mil mujeres entre 2005 y
2011.

El embarazo y la maternidad adolescentes, sobre todo cuando no son


deseados, conllevan riesgos y costos elevados, tanto para la madre como
para sus hijos. Factores como la pobreza, la malnutrición, la inmadurez
reproductiva y la desigualdad de género comprometen la salud de las
madres adolescentes y la de sus hijos.

El mayor porcentaje de embarazo


adolescente se concentra en grupos con condiciones inadecuadas de salud
y viviendo en situación de vulnerabilidad, por lo que las madres en este
grupo de edad no cuentan con el apoyo y los servicios necesarios.
Asimismo, el embarazo adolescente también está asociado con la
deserción escolar.

Los hijos de madres adolescentes enfrentan mayores riesgos de


enfermedad, muerte, abandono, accidentes y maltrato que los hijos de
madres adultas. Numerosos estudios reportan que las madres
adolescentes tienen menores competencias parentales, incluyendo mayor
dificultad para interpretar las necesidades de sus bebés (como sus
comportamientos de exploración o su deseo de recibir atención y
cuidados). Esto resulta en interacciones con menor sensibilidad y afecto,
un ambiente menos sano y estimulante para el bebé, y en niveles
inadecuados de nutrición, de cuidados de salud y de estimulación
cognitiva y social.

Estas vulnerabilidades se traducen en resultados


infantiles desventajosos, incluyendo problemas en el desarrollo físico,
cognitivo y socioemocional. Cuando no son atendidos, estos problemas se
perpetúan en desventajas durante toda la vida. Así, los hijos de madres
adolescentes presentan con mayor frecuencia problemas académicos,
mayor riesgo de repetir el año escolar y de no completar la secundaria.

Existe un alto nivel de demanda insatisfecha de anticonceptivos entre las


adolescentes mexicanas. Sólo 67% de las clínicas reportan ofrecer
anticonceptivos en general y 39.5% específicamente condones. El 12.8%
de los prestadores se niegan a proporcionar anticoncepción de
emergencia a adolescentes si no vienen acompañados por un adulto y
menos del 5% proporcionan consejería o información sobre condones a
ambos géneros.

Lo anterior implica que los derechos sexuales y reproductivos de las


adolescentes mexicanas no se respetan. Esto es muy importante. Sabemos
que cuando las adolescentes cuentan con la información y recursos
necesarios para ejercer sus derechos, pueden decidir cuándo tener hijos y
ellas mismas suelen posponer el embarazo, tener menos hijos y terminar
más años de estudio.

Como sociedad no estamos brindando a las y los adolescentes las


herramientas a las cuales tienen derecho y que son necesarias para
planear sus vidas y decidir cuándo tener hijos. Tampoco estamos
respetando los derechos de sus futuros hijos e hijas. Atender esta
problemática compleja requiere una estrategia multifocal, por ejemplo;
ofrecer una educación sexual integral para empoderar y capacitar a las y
los adolescentes con los conocimientos, las competencias y las
herramientas necesarias para tomar decisiones que determinan la salud y
la plenitud de su sexualidad y del ejercicio de sus derechos

fundamentales, tender la demanda insatisfecha de la anticoncepción en


adolescentes, mejorando, modernizando y diversificando la oferta de
métodos anticonceptivos, mejorar la calidad de la atención en salud
sexual y reproductiva de las y los adolescentes, corrigiendo ineficiencias
en este sistema, capacitando a prestadores de atención y brindando
herramientas de trabajo como algoritmos de atención, materiales
educativos y un suministro adecuado de anticonceptivos, provechar el uso
frecuente de las y los adolescentes de las nuevas tecnologías y ofrecerles
mercadeo social de anticonceptivos, para facilitar el acceso y la
motivación a usar anticonceptivos, diseñar estrategias basadas en la
evidencia dentro de los servicios de salud y de educación, para atender a
madres y padres adolescentes, facilitar la detección temprana de factores
de riesgo y la atención pre- y post-natal del binomio madre-bebé así como
para promover la permanencia en la escuela de las madres y padres
adolescentes y el uso de contraceptivos reversibles de larga duración,
especialmente en el momento inmediato post-obstétrico.

El embarazo adolescente refiere al que se produce entre la adolescencia


inicial o pubertad. La gestación y maternidad durante este periodo implica
distintas consecuencias a nivel personal, familiar y social.
Destacando cuestiones como: la mortalidad, la morbilidad, el aborto,
enfermedades de
transmisión sexual, el abandono escolar, posiciones de vulnerabilidad, la
reproducción de la pobreza, etc. Por otro lado, existen factores que
favorecen la existencia de esta problemática tales como: aspectos
geográficos, cuestiones sociofamiliares e individuales, las políticas
públicas, los recursos existentes, el nivel formativo o conocimiento al
respecto, estilos de vida no saludables, el matrimonio a edades
tempranas, el rol de género tradicional asignado a la mujer, etc.

Utilizando como muestra a 6 madres a temprana edad y 6 progenitores de


madres adolescentes del Área Metropolitana de Monterrey, se plantea
una investigación cualitativa a través del análisis de contenido y
categorización de entrevistas con el objetivo de identificar la percepción
que poseen respecto al embarazo a temprana edad. Así como las causas,
consecuencias y las medidas existentes.

Los resultados evidencian la


manifestación de distintas causas individuales, políticas, familiares y
sociales en la muestra, así como diversas consecuencias tanto individuales
como familiares. Así mismo se observa que la escuela es la principal
fuente de información. Es por ello que se propone revisar las medidas
preventivas al respecto y la intervención tomando en consideración a las
madres que ya son adolescentes para minimizar las posibles
consecuencias descritas.

México ocupa el primer lugar a nivel mundial en embarazos en


adolescentes entre las naciones de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos
por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
En nuestro país 23 por ciento de los adolescentes inician su vida sexual
entre los 12 y 19 años de edad. De acuerdo con cifras del Consejo Nacional
de Población comienza a una edad promedio de 15.5 años, y estadísticas
del Instituto Nacional de Perinatología indican que sucede a los 14.6 años,
en promedio.

Hoy, el embarazo en adolescentes se ha convertido en un problema


poblacional que amplía las brechas sociales y de género; se trata de un
tema de proyecto de vida, de educación, de salud, pero sobre todo de
respeto a sus derechos humanos, a su libertad y a su desarrollo como
personas. Por ello, prevenir su ocurrencia y erradicar el embarazo infantil
son objetivos estratégicos del Gobierno de la República que demandan
acciones integrales, mecanismos de atención profesionales, de alta
calidad, con total cobertura y con perspectiva de género.

Disminuir la incidencia de este problema que limita significativamente el


desarrollo de las y los adolescentes en México hace necesario contar con
una estrategia que oriente todos los esfuerzos gubernamentales, en un
marco de respeto a los derechos humanos y a la normatividad nacional e
internacional. Para responder al desafío, se ha diseñado la Estrategia
Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, que mediante
acciones interinstitucionales coordinadas con políticas y planes nacionales,
estatales y municipales enfrenta tanto las condiciones que lo motivan, sus
determinantes económicos, sociales y culturales, como sus causas
Subyacentes.

La Estrategia es producto del trabajo conjunto de 13


dependencias del Gobierno Federal y de la consulta a organizaciones de la
sociedad civil y académicos/as con larga trayectoria y conocimiento del
fenómeno. En ella se contemplan objetivos específicos que se plantean,
entre otras cosas: promover el desarrollo humano y las oportunidades de
las y los adolescentes; crear un entorno que favorezca decisiones libres y
acertadas sobre su proyecto de vida y el ejercicio de su sexualidad;
incrementar la oferta y la calidad de la información y los servicios de salud
sexual y reproductiva, así como una educación integral en sexualidad en
todos los niveles educativos, de gestión pública o privada.
Un componente de primera importancia para el éxito de la Estrategia es
focalizar acciones intensivas en los municipios que presentan las mayores
tasas de embarazo adolescente. La Estrategia se instrumentará con
criterios de intersectorialidad, de derechos, de perspectiva de género y
corresponsabilidad, y se acompañará de una sólida investigación y
evaluación que posibilite la correcta rendición de cuentas.

Las metas que


persigue son: lograr que en el 2030 se reduzca a la mitad la actual tasa de
fecundidad entre las adolescentes mexicanas de 15 a 19 años de edad, y
erradicar el embarazo en niñas menores de 15 años.

Entre las líneas de acción intersectorial destacan: asegurar que las y los
adolescentes finalicen la educación obligatoria; generar oportunidades
laborales para la población joven; mantener campañas de comunicación
masiva que posicionen mensajes claros sobre la salud sexual y
reproductiva de las y los adolescentes; fortalecer la prevención y la
atención de la violencia y el abuso sexual contra niñas, niños y
adolescentes; asegurarles la prestación de servicios de salud; garantizar
procesos de formación y capacitación a las y los educadores, al
profesorado, al personal de salud, a padres y madres de familia, y a líderes
de la comunidad, y desde luego fortalecer el liderazgo juvenil.

Esta
Estrategia Nacional es una herramienta dinámica de coordinación entre
distintas dependencias del Gobierno Federal y un puente de coordinación
y cooperación con las Entidades Federativas y los Municipios en la materia
Así el Gobierno de la República trabaja con decisión y compromiso para
garantizar los derechos de las y los adolescentes mexicanos/as, tal y como
lo mandata nuestra Constitución.

Referencias Bibliográficas

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