Está en la página 1de 33

y me interesa mucho todo lo que tienes que contarnos.

Y quería empezar preguntándote por la


autoestima.

¿Qué importancia tiene la autoestima, qué es la autoestima y por qué es tan importante la
autoestima?

Sí, sin duda es un término importantísimo en nuestra vida. Mira, la autoestima, para que la
entendamos,

vamos a analizar un poco el origen etimológico. Viene de la palabra "auto", que viene del griego y
significa "a uno mismo",

y de la palabra "estima", que viene del latín y significa "valorar o dar valor". Es decir, cuando nos
preguntamos "¿cómo es mi autoestima?"

lo que me estoy preguntando en realidad es "¿cuán valioso me siento?" o "¿cuánto valor me doy a
mí mismo?".

Claro, cuando yo conecto con ese "cuán valioso soy", eso me lleva automáticamente a

"cómo resuelvo yo las situaciones que vivo en mi vida". Por ejemplo, si siento que soy una persona
fuerte y capaz,

eso me llevará a resolver las dificultades que haya en mi vida, los retos que yo me ponga,
conseguir los objetivos que yo me marque,

con más facilidad que si yo siento o pienso o tengo la seguridad de que soy una persona que no
soy capaz,

que soy débil o que no estoy a la altura o que no soy suficiente, que es lo que creen muchas
personas con baja autoestima.

Después también, claro, si yo pienso que soy una persona poco importante o poco valiosa, eso
probablemente me va a llevar a tener miedo

de que nadie me elija, ¿no? Y por ejemplo, en las relaciones de pareja, si yo siento que no valgo y
siento que nadie me va a elegir,

voy a conectar con el miedo a quedarme sola, a quedarme soltera toda mi vida,

a no poder ser madre, a no poder tener hijos, por ejemplo, a verme desvalida. Entonces, eso me
puede llevar a una serie de consecuencias

como, pues, que me aferre a una persona, a una relación que tal vez es tóxica. Pero antes que
quedarme sola prefiero seguir ahí.

O me puede llevar a situaciones como dejar pasar oportunidades importantes en mi vida.

Evitar promociones dentro del trabajo, que me están ofreciendo la oportunidad de


promocionarme.

E ir dejando pasar esas oportunidades porque me siento insegura y siento que no estoy a la altura.
Y, claro, eso me generará ansiedad, me generará muchos síntomas que también pueden ser
depresivos,

y tendrá consecuencias negativas en mi vida. ¿Y cómo afecta la autoestima a las relaciones


personales,

a las relaciones de pareja, al entorno profesional? O sea, ¿qué claves hay para poder reforzar esa
autoestima?

Claro. Los psicólogos sabemos que la autoestima es la base de la gran mayoría de problemas que
vivimos los seres humanos.

De hecho, hay un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Berna que es muy
interesante porque, bueno, efectivamente demuestran

que la autoestima se construye principalmente entre los cuatro años y los diez años de los niños.

Pero después, esa autoestima va aumentando a lo largo de la evolución de la persona

y llega a su punto más álgido a los 60. Entre los 60 y los 70 es cuando la persona, en general,

tiene una autoestima más alta. Probablemente porque se sienten más seguros, uno tiene ya más
experiencia, ya pasa más de determinadas cosas,

y no pone tanta importancia a otras. Entonces, ahí es donde estamos mejor a nivel de autoestima.

Y luego ya, a partir de los 70, esa va disminuyendo, probablemente por los problemas con los que
ya nos vamos encontrando,

ya dejamos de trabajar... Pero, para centrarnos un poco en cómo conseguir fortalecer nuestra
autoestima,

Nathaniel Branden, que es un psicoterapeuta canadiense que escribió un libro maravilloso, que es
‘Los seis pilares de la autoestima’.

Él los resume en estos seis pilares, que para mí son muy gráficos, y describe muy bien cómo
deberíamos hacerlo.

El primero de ellos es vivir de una forma consciente. Es decir, ser personas que nos analizamos,

que somos capaces de hacernos preguntas, que tratamos de mirarnos a nosotros mismos para
mejorar

o para ver qué es lo que podemos cambiar o deberíamos cambiar para tener una vida mejor o ser
mejores personas.

Después hay otro pilar que es la aceptación de uno mismo, la auto aceptación. Aceptarnos
significa abrazarnos por ser como somos.

Eso no lo podemos hacer sin conectar con algo que para mí es muy importante,

que es nuestro niño interior. Hacer un viaje para descubrir cómo ha sido ese niño que todos
llevamos dentro,
qué es lo que vivimos en la etapa de nuestra infancia, cómo nos trataron nuestros padres,

qué es lo que nos dieron, qué es lo que nos faltó durante esa etapa, qué carencias tuvimos, nos
ayuda muchísimo a entender por qué hoy somos el adulto que somos

y tenemos la autoestima que tenemos. Cada uno llevamos unas mochilas en nuestra espalda con
unas experiencias emocionales.

Y en función de lo que hemos tenido o nos ha faltado, sobre todo a nivel de reconocimiento o
desaprobación,

y a nivel de afecto o de carencias afectivas. Esos son los dos pilares que construirán una
autoestima sólida.

Entonces, conectar con ese niño nos permite conectar también con la compasión, que es otro
ingrediente muy importante para fortalecer la autoestima.

La compasión es la capacidad de empatizar con el dolor de otra persona, de sentir su dolor.

Pero hay algo en nosotros que nos mueve para tratar de suavizarlo, de evitarlo, de que esa
persona sufra menos.

Entonces, eso es lo que nos lleva a poder aceptarnos por ser como somos y aun así abrazarnos.

Pero eso no deja de que después tenemos que ir al tercer paso, que es tomar responsabilidad,
responsabilizarnos.

Es decir, una vez yo soy capaz de mirarme a mí mismo y me acepto por ser como soy,

debo darme cuenta de que es responsabilidad mía hacer algo para mejorar en aquellos aspectos
en los que yo pueda mejorar.

Entonces, tomar responsabilidades. Pues, pedir ayuda si a veces necesitamos hacerlo.

Aceptar que hay ciertos aspectos en los que deberíamos cambiar. Fíjate que hay muchas personas,
seguro que conoces a alguien

que no tiene esa capacidad de autoanálisis o de asumir esa parte que debería cambiar.

Cuando no tenemos esa capacidad, no mejoramos ni cambiamos nada. Entonces, ese punto
también es muy importante.

Realmente ahí uno se victimiza, ¿no? En lugar de intentar responsabilizarse pasa al victimismo.
Exacto. Pasamos al victimismo y a la resignación también.

Que no hay nada peor que resignarse porque es "puedo cambiarlo, pero me digo a mí mismo que
es lo que hay, entonces no hago nada tampoco".

Después hay otro pilar muy importante que es la asertividad. Es esa capacidad de expresar
nuestros derechos, nuestros gustos,

nuestras opiniones, nuestros deseos, delante de otras personas. Siempre con respeto, pero
expresar lo que sentimos,
si hay algo que nos disgusta o hay algo que no queremos. La capacidad de decir no, que tantas
veces nos cuesta

cuando nuestra autoestima no es suficientemente fuerte. Porque tenemos miedo a lo que


pensarán, a generar una discusión, un conflicto, a lo que nos dirán,

a quedarnos solos. Entonces, ese punto también es muy importante. Luego está otro que yo
valoro mucho también,

que es el de vivir con un propósito. No podemos tener una buena autoestima si no tenemos unos
objetivos en nuestra vida,

si no sabemos hacia dónde vamos. De hecho, yo creo que hay pocas cosas que generan tanta
ansiedad en el ser humano

como sentir que vamos a la deriva, que no sabemos hacia dónde nos dirigimos, que nuestra vida
no tiene una dirección.

Entonces, fijarnos unos propósitos, tener unas metas, para después poder ir evaluando si los pasos
que vamos dando

nos van acercando hacia esa dirección o no. Y si tenemos que reajustarnos, también es muy
importante.

Y el último pilar sería vivir de forma íntegra, ser personas íntegras. Ese punto él a veces lo explica

diciendo que deberíamos ser personas que tratemos de promover la autoestima en los demás.

Eso significa, pues, ser un ejemplo también. Es decir, tratar a todos por igual, tratar a todo el
mundo con respeto,

no juzgar, no etiquetar a las otras personas, ser claros con lo que queremos,

dejar espacio, aceptar a los demás como son, pero poner límites también, saber decir no.

Entonces, cuanto más vivamos como personas íntegras, fortaleciendo esos seis pilares,

más vamos a crear también en nuestro entorno personas con nuestro ejemplo con una buena
autoestima.

Dicho esto, a mí me preocupa por ejemplo mis hijos, ¿no? ¿Cómo detecto yo si ellos tienen un
buen nivel de autoestima

- o realmente no? - Claro. Porque ahora en la adolescencia es bastante complicado. Y la


autoestima en la adolescencia es algo muy delicado.

Claro, es verdad. La autoestima, mira, sobre todo para identificarla, podemos verlo en si son niños
o niñas o adolescentes

que son seguros o inseguros. Normalmente, cuando tienen una autoestima demasiado baja, lo
vemos porque son personas especialmente inseguras,
que siempre están dudando de las decisiones que tienen que tomar. Tal vez vemos que se
comparan mucho con sus amigos, ¿no?

A esa edad necesitan mucho el reconocimiento y la aprobación de los demás. Entonces, cuando no
la reciben, eso les afecta especialmente.

Si no tienen una buena base, se pueden hundir con facilidad. Entonces, es muy importante evitar,
pues, compararlos con otros, ¿no?

Por parte de los mismos padres. Evitar, sobre todo, la sobreprotección.

Porque a veces nos piden ayuda por todo y es porque les hemos sobreprotegido demasiado.

Dejarles también que se equivoquen, que ellos mismos experimenten, que se demuestren a sí
mismos.

Pero cuando vemos que su autoestima, detectamos que es demasiado baja, con demostrarles que
estamos ahí, que confiamos en ellos,

con dejarles espacio y reforzarlos y reconocerlos por los esfuerzos que hacen

y por las cualidades que vemos que tienen y lo que ponen de su parte para superar cada dificultad.

O animándoles también a que vayan hacia sus objetivos, aquello que desean, aquello que les
atrae,

son las mejores herramientas. Y una pregunta. Si tú refuerzas mucho esa autoestima...

Hay muchas veces que podemos pensar que estamos creando personas egoístas

o excesivamente orgullosas de sí mismas. ¿Hasta qué punto...?

¿Dónde está ese equilibrio para tener una buena autoestima, pero tampoco excederse? No sé
cómo...

Sí. Esa es una pregunta que es muy frecuente, que es un miedo que muchas veces tenemos. Y la
verdad es que fortalecer la autoestima

es hacerle sentir a tu hijo o a esa otra persona que es fuerte y capaz, que es importante y que es
valioso por ser como es,

igual que lo son el resto de los seres humanos, igual que lo son el resto de las personas. O sea, se
trata de no transmitirle que es el mejor de todos

o que está por encima de los demás o que los demás están por debajo de él o de ella, sino que
tiene esa importancia, esa valía personal

igual que la tienen los demás. No que está por encima, pero, y aquí tenemos que vigilar, tampoco
por debajo.

Que es lo que nos ocurre cuando tenemos problemas de autoestima, que nos comparamos y
sentimos que estamos por debajo.
Pero por dar reconocimiento y dar o educar o cuidar con mucho afecto,

eso no va a hacer que se convierta en una persona - que se crea que estaba por encima. - De
acuerdo.

En tus libros hablas mucho de un concepto de pensamiento, PEC.

¿Puedes explicarnos qué es y poner algún ejemplo? El PEC. Sí. Eso... Sí. Es una idea que tuve

porque el ser humano funciona siempre de la siguiente forma.

Lo primero que hacemos es pensamos. Se activa en nosotros un pensamiento. Imagínate, por


ejemplo,

que yo tengo que enfrentarme a una conferencia en un sitio que me genera, pues, cierto respeto

y me crea cierta inseguridad. Y yo, lo primero que me digo a mí misma es: "No soy capaz.

No seré capaz. ¿Y si no lo hago bien? ¿Qué va a pasar?". Entonces, ese pensamiento de "no puedo,
no soy capaz,

no soy suficiente, los otros que han ido son personas con mucha más experiencia que yo" hará que
se activen en mí, automáticamente,

una serie de emociones que siempre están en sintonía con el pensamiento. Si yo me digo "no soy
capaz", me voy a sentir insegura,

voy a conectar con miedos, me voy a paralizar tal vez. Y esas emociones son las que harán que yo
después acabe comportándome,

tenga una conducta determinada ante esa situación. Igual me quedaré paralizada,

igual lo voy a dejar a medias, igual no me voy a presentar. Y entonces yo voy a analizar esa
conducta que he tenido y diré:

"¿Ves? Si es que ya te lo decía yo. Ya lo decía, no era capaz. Mira". Entonces, claro,

cuando tenemos ese tipo de creencias incorporadas, de ese tipo, de "no soy importante, no valgo,
no soy capaz, no soy suficiente,

no merezco, no soy digno", eso nos lleva a ir acumulando experiencias

que nos demuestran, que confirman esa creencia, que nos demuestran que es verdad. Porque al
final, el cuerpo siempre acaba obedeciendo las órdenes del cerebro.

Si el cerebro le dice "¿Dónde vas? Que no eres capaz", - el cuerpo se bloquea. - Se incapacita.

Queda incapacitado y le cuesta mucho más. Entonces, se trata de tomar conciencia de cómo
pensamos,

de qué es lo que nos decimos a nosotros mismos para ver si son creencias que son limitantes y que
nos bloquean.
Y cambiarlas si es que nos damos cuenta de que no son reales, verdaderamente, por otras que
sean positivas.

Porque al final, esas creencias, si hacemos un proceso de crecimiento personal, siempre nos
damos cuenta que las hemos aprendido en la infancia.

Y que vienen dadas por esas experiencias o esos mensajes que nos dieron nuestros padres, por lo
general, o tal vez en la escuela,

ya sea de forma directa o indirecta, pero el niño lo ha ido incorporando. ¿Y es complicado pasar de
esos pensamientos negativos,

por así decirlo, a pensamientos positivos? No es complicado. Tampoco... O sea, hay que poner
voluntad y constancia,

pero se puede hacer el cambio. Sobre todo, para mí la clave está en tomar conciencia de cómo lo
hemos aprendido

para que nos demos cuenta que nosotros no somos eso, que no hemos nacido ya con esa creencia.

Y que tomemos conciencia de que si hubiéramos nacido en otra familia, en otro entorno diferente,
con unos padres y unas circunstancias diferentes,

probablemente la autoimagen que tenemos de nosotros mismos también sería distinta. Entonces,
cuando uno ve eso es cuando ya se abre

a la posibilidad de que tal vez no es así. Y ya cuando empiezas a trabajar con una creencia
afirmativa,

que no te parezca que te estás autoconvenciendo de algo que no tiene ningún sentido para ti, sino
que en el fondo sepas que eso es así porque es así en todos,

te das cuenta que empiezas a sentirte de otra forma y empiezas a abrirte, a actuar de otra forma.

Y la experiencia te comienza a demostrar a ti mismo, empieza a demostrar que sí que eres capaz,

que sí que puedes, que sí que mereces. Otro tema que me interesa mucho de lo que tú trabajas

y creo que eres especialista y que, de hecho, en tu consulta trabajas mucho,

que es el tema de las relaciones dependientes. ¿Qué son las relaciones dependientes y cómo
podemos detectarlas?

Sí. Mira, lo que sería la dependencia emocional, que es lo que nos ocurre cuando estamos en
relaciones

en las que hay dependencia, es la... Yo siempre la defino como la incapacidad de cortar una
relación

en aquellos casos en los que todos siempre deberíamos cortarla. Es como si fuera una adicción
que podemos tener a una droga,
pero en este caso es hacia otra persona. Puede ser cualquier tipo de persona con la que tengamos
una relación.

Yo lo trabajo normalmente desde la relación de pareja y es como... La persona que siente o tiene
dependencia, lo que siente es:

"Ya lo veo que esa persona no es la persona que yo quisiera a mi lado, que no soy feliz,

que tiene muchos aspectos que no me gustan, pero no soy capaz, no puedo cortar". La idea de
cortar la relación a esas personas les aterra.

¿Y cuáles serían esos casos en los que siempre deberíamos cortar todos, para que podamos
identificarlos?

Pues mira, el primero es cuando no se es correspondido en el amor. Es decir, cuando estás con
alguien que ya no te quiere.

Eso se puede dar de dos maneras. Puede ser que esa persona venga y te diga: "Mira, Águeda, ya
no te quiero,

no quiero estar más contigo quiero dejar la relación". Ahí, claro, si tú tienes dependencia, tu
reacción va a ser

"no, no, no, por favor, por favor". Empezamos a arrastrarnos. Empezamos incluso a denigrarnos.

"No me dejes. Voy a cambiar esto. Voy a hacer lo otro. Ya voy a ser más así como a ti te gusta".

Puede que empecemos a ceder en cosas que no encajan con nuestros propios valores.

Entonces, ahí, fíjate que entramos en una dinámica de perder la dignidad cuando en realidad la
otra persona nos está diciendo que no nos quiere.

No hay nada más que hablar, en realidad. Pero estamos ahí porque hay dependencia, porque no
queremos cortarlo.

O puede ser también que esa persona no nos ame, pero no nos lo diga. Y son esas personas muy
manipuladoras

que vienen y te regalan los oídos y te dicen: "Eres maravillosa, no sé lo que haría sin ti, eres lo más
importante que tienes".

Bla, bla, bla, bla, bla. "Que tengo". Pero después por otro lado ves que te engaña, que te oculta
cosas, que se comporta de una manera,

que con los actos te está demostrando que no te quiere. Yo siempre, a mis pacientes... Hay una
frase que ellos conocen,

que es "tápate los oídos y mira". Cuando lo que te dice y lo que hace no encaja,

siempre tienes que quedarte con su conducta, con lo que te está demostrando con los actos,
porque eso es lo que no miente.
Ahí está la realidad. Entonces, ese sería un caso, cuando la otra persona ya no te ama. Otra
circunstancia en la que siempre tendríamos que cortar la relación,

y cuando hay dependencia no lo hacemos, es cuando nuestra autorrealización personal se ve


obstaculizada.

Es decir, cuando yo no puedo ser yo misma, no puedo expandirme, no puedo crecer, no puedo
hacer las cosas que a mí me gustaría hacer,

ir con las personas con las que a mí me gustaría ir. A lo mejor puede que deje mi trabajo, mis
proyectos, etcétera.

Y me voy perdiendo poco a poco a mí misma. Para gustarte a ti, para que tú no me dejes,

yo me voy convirtiendo en lo que creo que tú quieres que sea. - Me voy adaptando a ti. - Exacto. Y
entonces son esos casos en los que muchas veces uno se mira al espejo

y no se reconoce y se pregunta: "¿Dónde he quedado yo?". - Me he perdido, sí. - Claro. Me he


perdido a mí misma.

Ya no sé ni cómo era antes de esa relación. Y eso, lo que nos demuestra es que nos hemos
abandonado,

nos hemos olvidado de nosotros mismos, de ese niño que llevamos dentro también, y de lo que
somos en esencia.

Y nos hemos adaptado al otro, pero nos hemos perdido por el camino. Y así no podemos ser
felices de ninguna manera.

Y también tenemos que cortar la relación cuando estamos así. Y luego hay el tercer grupo, que es
cuando hay maltrato

psicológico o físico. Sobre todo el maltrato psicológico. Es el gran maltrato invisible que no se ve,
pero que está muy extendido.

Es escandalosamente presente en muchas relaciones. Entonces, aprender a identificar esos casos.

Cuando la persona te prohíbe cosas, te obliga a hacer cosas,

cuando te insultan, cuando te denigran, cuando te menosprecian, cuando te ningunean, ¿no?

Yo veo muchos casos de personas, por ejemplo, que están con parejas que dicen: "Es que se
enfada y deja de hablarme durante tres días".

Claro. ¿Cómo podemos tolerar eso? ¿Convivir con alguien que deja de hablarnos durante tres
días?

Eso es maltrato en toda regla. Y hay personas que me dicen: "Bueno, ya, Silvia, pero claro, es que
esto pasa

porque está muy nervioso por el trabajo, por tal". Y claro, y yo les digo a veces: "Ya, pero ¿y qué
ocurre si cuando está nervioso o nerviosa...?".
Porque el maltrato está tanto en hombres como en mujeres, ¿eh? "¿Si un día está muy nervioso o
nerviosa te pega un puñetazo?".

Y luego me dicen: "No, no, claro. Entonces, si te pega, esto ya no. Aquí ya pondría un límite". Claro,
pero es que una cosa es maltrato físico y otra es maltrato psicológico.

¿Cuál es peor? ¿Por qué pensamos que el físico es peor que el psicológico? Porque el psicológico
te puede destruir hasta el fondo.

Incluso hay personas que las lleva a su propia destrucción física real. Entonces, claro, debemos ser
capaces de identificar estas situaciones

para que podamos decidir qué es lo que queremos hacer y enfrentarnos hacia salir de esa relación
aunque nos cueste.

¿Y cómo se sale de esa relación, no? Porque al final, entiendo que es un vínculo bastante
complicado de romper.

- Claro. - ¿Cómo se sale? Claro. Mira, lo primero que hay que hacer es tomar conciencia. Debemos
ser conscientes de que tenemos dependencia

y entender la magnitud de lo que esto significa. La dependencia es una adicción,

y cuando uno acepta que tiene una adicción, tiene que dejar de consumir. Entonces, lo primero
que hay que hacer es apartarse de esa persona.

Si necesitamos ayuda, debemos pedirla. Hay personas que a veces con un libro o con una
conferencia

les es suficiente para hacer el clic, pero hay otras que necesitan ayuda terapéutica. Y luego deben
hacer un trabajo para fortalecer su autoestima,

volvemos a la autoestima, para recuperarse a sí mismas, darse cuenta de que son capaces de estar
sin esa persona,

tomar conciencia de que realmente no estaban tan bien ahí en la relación. Porque, claro, tenemos
esa relación idealizada.

Hemos normalizado muchas cosas de las que han ocurrido y vivimos con mucho autoengaño,
autoengañándonos,

pensando que aquello tampoco es tan grave, que en el futuro ya cambiará o ya funcionaremos
mejor

cuando ocurra eso, cuando superemos aquello. Entonces, se trata de ser conscientes de lo que nos
ocurre,

tomar distancia de esa persona para que podamos ver con claridad qué es lo que ha pasado. Y
mientras tanto fortalecer nuestra autoestima

para evitar volver a recaer. Claro, tomar distancia significa contacto cero. Yo siempre hablo del
contacto cero,
que es no tener ningún contacto con esa persona. Y tú que tienes hijos me preguntarás,
seguramente,

o ya te lo estás preguntando. - Eso estaba... ¿Qué ocurre? Claro. - ¿Cómo hacemos cuando hay
hijos? Porque esta también es una pregunta muy frecuente.

Cuando hay hijos, el contacto cero absoluto, y más si son pequeños, no se puede hacer, pero
tenemos que hacer lo más parecido al contacto cero.

Es muy importante que entendamos eso. Porque si no siempre utilizamos la excusa de:

"No, es que ahora viene a buscar a los niños. No, es que ahora tal". Y estamos ahí mirando: "Mira,
ahora se ha cambiado el coche, ahora ha perdido cinco kilos, ahora sí que se cuida, ahora esto...".

Y esto nos va generando mucha más ansiedad cuando vemos esas cosas. Cuanta menos
información tengamos de él o de ella,

más tranquilos estaremos y más rápido vamos a superar ese proceso de duelo

que tenemos que atravesar, esa ruptura. Normalmente, este tipo de relaciones van vinculadas

a relaciones tóxicas, ¿no? ¿Cómo defines tú esas relaciones tóxicas?

Claro. Sí. Cuando hay dependencia siempre se trata de una relación tóxica, pero las relaciones
tóxicas, en general,

son aquellas relaciones que nos hacen sufrir. Para que lo entendamos rápido. Cuando tú estás con
alguien que cuando quedas con esa persona,

sea una pareja o sea un amigo o un padre, una madre, un familiar, y tú te acercas a esa persona y
sufres, lo pasas mal,

es porque esa relación es tóxica. Puede que no te trate bien. Puede que sí, que te deje de lado,
que te ningunee,

que tenga reacciones de ese tipo. Y entonces debemos ser muy claros, darnos cuenta de lo que
está ocurriendo,

hablar con esa persona para tomar distancia. No se trata de hablar con ella en plan señalándole:
"Porque tú...".

Hay un dicho que dice: "Cuando tú señalas a alguien con un dedo hay tres dedos que te señalan a
ti". Es decir, cuando quieres decirle algo a alguien que te molesta,

que no te gusta o que te hace daño, empieza por ti. Habla con esa persona y le explicas:

"Mira, me siento así cuando me tratas de esa forma, cuando actúas así,

cuando me dices eso, cuando haces lo otro. Por lo tanto, voy a tomar distancia. A partir de ahora
voy a venir a verte menos,

ya no voy a quedar más contigo, voy a tomar esa decisión". Y el tercer paso evidentemente es
distanciarnos. Hacerlo.
Porque a veces hay gente que se queja mucho pero no pasa a la acción. Y lo que no debemos
hacer con esas personas que son tóxicas

es quedar atrapadas en intentar cambiarlas. O intentar que se den cuenta de que no deberían
actuar así, ¿no?

A mí me dicen muchas veces: "Es que he intentado hacérselo ver por activa y por pasiva,

a mi padre o a mi madre, que me hace daño que me trate de esa forma, o que reaccione de
aquella otra". Es que no se trata de eso porque la otra persona

probablemente no está preparada para hacer ese cambio, para verlo. Somos nosotros. O no quiere
realmente hacer ese cambio.

Pero normalmente, si no queremos suele ser porque no lo vemos, porque nuestro nivel de
conciencia no nos permite llegar ahí.

No es suficiente. ¿Y qué ocurre cuando...? Vuelvo yo a la situación de "tengo hijos o hijas"

y me encuentro con que empiezo a identificar que hay una relación extraña. ¿Qué parámetros? ¿O
cómo puedo yo identificar

que efectivamente hay una relación de dependencia o una relación tóxica? ¿Y qué puedo hacer?

Porque, claro, sobre todo en la adolescencia, es muy complicado cuando tú te enfrentas a tus hijos
queriendo hacerles ver algo.

Y ahí ya es difícil, ¿no? Ellos tienden a hacer lo contrario que tú les estás indicando.

Entonces, ¿cómo gestionar eso? Claro. Tienden a hacer lo contrario que les indicas,

pero en el fondo tienden a hacer cosas que nosotros les hemos enseñado también. Es decir...
Bueno, por un lado, para identificarlo,

para ir a la primera pregunta. Normalmente, cuando está en una relación que es tóxica o con
dependencia emocional con su pareja,

lo vemos porque vemos que se van aislando cada vez más, que se van encerrando en ellos mismos
cada vez más,

les cambia el carácter, se vuelven más grises, más irascibles, más callados,

dejan de quedar con los amigos o las amigas porque siempre están pendientes de esa pareja.
Vemos que tienen conductas diferentes a las habituales.

Que de repente es como que no reconoces a tu hijo o tu hija, teniendo depende de qué conductas.
Entonces, cuando vemos cambios así deberíamos poner mucha atención

y tratar de demostrarles, no decirles lo que tienen que hacer, pero hacerles saber que estamos ahí

y que si tienen algún problema, que pueden contar con nosotros, que les escucharemos , y que si
quieren pedirnos algún consejo, ahí estaremos.
Y si no, pues, si ya vemos que la cosa no va muy bien, igual darles un libro para que lo lean o les
podemos preguntar

si les apetecería visitar algún profesional o así. Porque a veces desde dentro cuesta más que nos
hagan caso

que una persona que está fuera. Y luego, respecto a lo que podemos hacer, yo siempre con este
tema lo tengo muy claro.

Lo mejor que podemos hacer es tratar de ser buenos ejemplos para ellos.

Es decir, ellos al final acaban copiando patrones que nosotros les hemos enseñado.

Mira, ahora me estoy acordando de un caso que tuve en la consulta, de una chica que vino porque
llevaba ocho años en una relación.

Ella tenía como unos 27 años y desde hacía ocho años estaba con un chico que aparentemente,

ella lo explicaba como que había estado siempre muy bien, vivían juntos, tenían buenos trabajos
los dos,

pero él conoció a otra chica, la engañó, la estuvo engañando mucho tiempo.

Que si "No, que eres una paranoica, que eres tú que te lo haces todo". Eso es muy frecuente
también cuando uno de los dos miente al otro.

Es como, a veces hay una manipulación que uno acaba creyendo que se está volviendo loco o loca.
Entonces ella, bueno, vino a verme, hicimos todo un trabajo.

Le costó mucho salir, pero al final lo consiguió, se liberó. Y, curiosamente, al cabo de un año o así,
apareció la madre en la consulta.

Vino a verme su madre. Que yo no sabía que era su madre y me lo explicó: "Mira, soy la madre de
tal". Y vino porque estaba...

No conseguía superar una relación que, teóricamente, ya había dejado hacía un año,

con un señor con el que había estado, creo que fueron 20. O sea, su hija había crecido también
con ese señor.

Y el señor... Ella me explicaba que había conocido a otra mujer, pero que no tenía claro si quería
estar con la otra mujer o con ella.

Ella estaba ahí esperando a ver si se decidía. Y le decía: "No, es que tú eres muy importante, no
quiero cortar el contacto contigo, pero, claro, es que ella...".

Y quedó atrapada ahí y ese atasco duró como un año.

Como un año o dos años o más, ¿no? Duró muchísimo. Entonces, claro, yo le dije a ella:

"¿Conoces a alguien que ha tenido una relación muy parecida a esta que tú me estás explicando?".
Y, claro, ya ahí ella se puso a llorar. Y dijo: "Ostras, mi hija". ¿No? Es exactamente la misma
relación.

Claro, no nos damos cuenta, pero somos los modelos de los que nuestros hijos aprenden.

Claro, somos sus referentes. Entonces, muchas personas a mí me dicen a menudo: "Es que, Silvia,
si no fuera por mis hijos yo ya me habría separado".

Esta frase la he escuchado infinidad de veces. Pero no nos damos cuenta del gran error que
cometemos

cuando quedamos atrapados. Yo sé que un padre o una madre lo hace como un sacrificio, como
un acto de generosidad enorme,

pero lo que estamos haciendo es enseñándoles a nuestros hijos que esa forma de relacionarnos,
ese modelo de relación,

es lo normal, es lo correcto. Entonces, ellos, con muchas probabilidades, van a buscar personas
con las que reproducir

ese mismo modelo.

Y eso es algo que tendríamos que verlo para poder empezarlo a cambiar, ¿no? Empezar a
cambiarlo.

Cuando un padre le demuestra a sus hijos que, si no está bien o la relación es tóxica

y no es sana, puede separarse para empezar de nuevo su vida,

liberado, feliz, recuperándose a sí mismo, ahí es donde estamos siendo verdaderamente

un buen ejemplo para ellos. Y eso es lo que les deberíamos enseñar siempre. Enseñarles, en
definitiva, también a pensar en el amor de una forma sana,

de una forma racional, de una forma mucho más coherente y que no les lleve nunca

a perder la autoestima o, lo peor que hay, perder la dignidad.

Bueno, quizás es que las relaciones largas son complicadas, ¿no? Una de las cosas que tú
comentas, que a mí me parece fantástica,

es ese concepto de amor romántico. Que yo hablo siempre de las princesas Disney y los príncipes
azules.

Y yo creo que ahí, sobre todo, hay una generación, bueno, y continúa, ¿no?, en la que se nos
enseña que el amor es para siempre,

hasta que la muerte nos separe. Y no sé hasta qué punto eso es o no es algo realista.

Sí, sí. Ahí yo creo que esto es el epicentro de todo el problema. Fíjate que puede parecer un
tópico, pero es real.
Nos educan con esos cuentos ya desde que somos pequeños y pequeñas. Sobre todas a las niñas.
De príncipes y princesas,

las canciones también de amor, esas románticas, las películas también. - Hollywood y demás. - Sí.

Entonces, claro, crecemos con esa idea interiorizada. Yo lo veo incluso con las niñas de ahora.

Con esa idea de que el amor es eso, que tener una relación es algo que es fantástico y maravilloso.

Que puede ser que te lleve a atravesar periodos de más dificultades, pero que si aguantas, si
permaneces ahí, si te mantienes,

al final siempre consigues un final fantástico y maravilloso. Ese final feliz que te han contado.

Entonces, claro, nos empezamos a encontrar con problemas y dificultades y no tenemos ni idea de
dónde debemos poner los límites.

Pensamos, tenemos esa idea de que el amor es para siempre, conectamos con la idea de que
cuando tenemos una relación

esa persona nos pertenece de alguna forma. Es como "ya está, ya tengo pareja, aquí me quedo".

Y claro, aquí vamos un poco perdidos. Porque puede ser que no estemos bien

y no sabemos nunca qué es lo que tenemos que hacer. Es mucho peor.

Entonces, pensamos que nunca va a acabar el amor, igual que pensamos que el avión nunca se va
a caer

o pensamos que nunca nos vamos a morir. Y no nos damos cuenta de que en esta vida, en
realidad, nada nos pertenece.

Todo cuanto tenemos, de alguna forma, lo tomamos prestado de la vida. Pero tarde o temprano
se lo vamos a tener que devolver.

Entonces... Y si a eso le sumamos una frase que también me gusta mucho, de Zygmunt Bauman,
del libro 'Amor líquido',

que dice que estar en una relación de pareja es una perpetua incertidumbre. Y es verdad. No hay
garantías nunca en ninguna relación de pareja. Y eso...

No tenemos que estar levantándonos cada día pensando y repitiéndonos que se puede acabar la
relación. No hace falta.

Pero tener asumido que no hay garantías y que es verdad que puede acabar en cualquier
momento, igual nos llevaría a que si la relación acaba,

no se hunda nuestra vida de la manera que se hunde muchas veces, que ya todo pierde sentido,

uno incluso puede que piense en el suicidio, que su vida ya no vale la pena. Eso lo que demuestra
es que tenemos un concepto del amor
que es completamente malentendido, ¿no? Está malentendido. El concepto de incertidumbre
también es algo complejo para el ser humano, ¿no?

En todos los aspectos. - Antes hablabas de límites. - Sí.

¿Dónde están esos límites? O sea, ¿cómo podemos identificar esos límites que, bueno, que yo te
he escuchado a ti explicar?

Mira, el tema de los límites, que sí, que a mí me parece de gran importancia, yo siempre lo uno al
tema de los valores.

Es decir, deberíamos siempre tener claro cuáles son nuestros valores,

qué es aquello que para nosotros es innegociable. Entonces, nuestros valores siempre es aquello
que nos indica

a lo que más importancia damos nosotros. Debemos elegir personas que compartan esos mismos
valores.

Si pensamos en nuestros amigos, por lo general, siempre son personas que tienen valores
parecidos a los nuestros.

Por eso les elegimos y por eso nos sentimos cómodos con ellos. Es como que hablamos el mismo
idioma, sentimos que hay sintonía.

Pero, en cambio, ¿por qué elegimos tantas veces parejas que no tienen nada que ver con nuestros
valores?

Eso yo yo lo veo en la consulta a diario. Les das una lista de valores, los marcan y dices:

"Vale, y ahora vamos a ver uno por uno, esa persona con la que no estás bien, cuántos de estos
valores tiene, con cuántos coincide".

Y se sorprenden porque ven que no hay prácticamente ninguno. Claro, para poder estar bien ahí

necesitas que esa persona cambie todo eso. Y eso no va a ocurrir. Todos tenemos los valores que
tenemos,

no los podemos cambiar porque sí. Y no nos vamos a sentir cómodos, ¿no? Porque las cosas
importantes las veremos diferente

y entonces no miramos hacia la misma dirección. Y siempre que ocurre algo que choca con alguno
de nuestros valores,

ahí deberíamos poner un límite. También hay otra cosa, otro aspecto, tú que tienes hijos,

que te puede ayudar y a otras personas también. Es cuando vives una situación determinada en la
relación

que te hace sufrir, pero no estás segura de si deberías poner un límite o no, pregúntate: "Si yo
viera que mi hijo o mi hija
vive una situación igual con su pareja, ¿yo qué le diría? ¿Que lo deje pasar o que eso no lo puede
tolerar bajo ningún concepto?".

Porque cuando piensas en un hijo, normalmente ves los límites, dónde tienen que ir, con una
claridad total y absoluta.

Una pregunta, y también vinculándola a los hijos, ¿no? - El tema de los celos. - Sí. Es un tema muy
complicado y que la gente joven, aparentemente ahora,

es un elemento que dentro de sus relaciones,

sobre todo vinculado a las redes sociales, al móvil, al no sé qué, está volviendo con mucha fuerza.

Sí. De hecho, hay estudios que demuestran que es como que lo ven exagerado nuestros mensajes

de que no deberían permitir determinadas cosas, determinadas conductas o tratos. Y es como que
ellos solamente ven grave o como de violencia de género

el hecho de que les agredan físicamente o les insulten a partir de determinado nivel.

Y, claro, evidentemente, el tema de la desconfianza, los celos y el control son aspectos que dañan
muchísimo las relaciones de pareja.

Sin duda. Es como... Igual no las rompen por completo, pero es como un virus que se mete ahí y lo
va intoxicando.

Claro, tú necesitas estar con una persona con quien te sientas tranquilo. Tranquilo de que no te va
a engañar.

Porque hay personas que tienen celos enfermizos y hay otras que son celosas... Porque me ha
pasado en casos que me han venido a ver a la consulta

que dicen: "Es que vengo porque tengo un problema de celos". Pero cuando te explican, claro, tú
dices: "Hombre, pero es que ¿quién no estaría celoso si se comporta de esa forma?

Es que parece que lo hace adrede para que tú te sientas inseguro o insegura". Entonces, aquí
también deberíamos poner límites.

Pero, las personas que se comportan de manera celosa, pero que ya es algo que es enfermizo,

es algo que va bastante ligado también con la autoestima. Cuando son personas inseguras,

que tienen una autoimagen de sí mismas defectuosa, se sienten que no están a la altura, se
comparan con las demás,

entonces ven a potenciales candidatos para su pareja

por todos lados. Tienen miedo de que su pareja les deje por esas personas. Entonces, ven peligro
en cada esquina.

Y eso les hace sentirse muy mal y ponerse agresivos o agresivas, controlar, querer controlar el
móvil, querer controlar las redes, etcétera.
Y, claro, eso es un... No se puede vivir al lado de alguien así. Es un sinvivir. Entonces, esas
personas, si son conscientes de eso,

volvemos a lo mismo, pueden pedir ayuda para fortalecer su autoestima. Y pueden hacer cambios
importantes.

Y luego... Claro, pero lo que pasa es que muchas veces no lo son. O a veces dicen: "Vale, voy a
pedir ayuda

porque tú me estás amenazando de que si no pido ayuda me vas a dejar porque ya no aguantas
más esa situación". - Realmente no lo reconocen. - No. Exacto. Así no cambian.

Van ahí, cubren el expediente, pero siguen siendo igual, siguen actuando igual y funcionando de la
misma manera.

Entonces, es muy importante que lo vean. Y luego hay casos que son personas que están ya más
dañadas,

que son más traumáticos, que gritan, que chillan, que es como que ya tienen problemas añadidos.

Y cuando alguien vive al lado de una persona que funciona de esa forma, tendría que plantearse
seriamente si quiere seguir ahí

y por qué está siguiendo a su lado, ¿no? Silvia, una pregunta.

¿Cuáles son los errores, los más frecuentes, que cometemos en las parejas? ¿Y cómo se pueden
solucionar?

Bueno, errores en las relaciones cometemos bastantes y, claro, como nadie nos educa

para cómo hacerlo bien en una relación de pareja, no hay formaciones, en la escuela tampoco. Yo
creo que tendría que haber alguna asignatura en la escuela.

Sí. Estaría fenomenal. Relación de pareja. Incluso uno, dos, tres, y varios cursos.

Porque fíjate que al final, todos a lo largo de nuestra vida tendremos alguna relación y si nadie nos
enseña, pues es fácil que acabemos

cometiendo todos errores muy parecidos. Desde la parte del enamoramiento, que hablábamos
antes,

en la que ya muchas veces no elegimos a nuestra pareja, nos eligen.

Como vamos tan faltos de reconocimiento, de que nos digan cosas bonitas, de que alguien nos
regale un poco los oídos,

viene alguien que dice "que eres muy guapa, que me encantas, que me encantaría estar contigo",
y ya...

- Te lo crees. - Ya se abre el cielo. Ya está. Esa persona de repente nos encanta, aunque no nos
gustara nada hacía un tiempo, ya todo es perfecto.
Y aquí ya empezamos mal porque no elegimos, no nos planteamos qué buscamos, ¿no? Entonces,
un error es no plantearnos qué busco yo en la otra persona

antes de empezar una relación. Después, a veces, bueno, empezamos la relación, vamos fluyendo

y entramos en un período de dejadez en el que ya, como que, "Bueno, como ya le tengo o ya la
tengo,

ahora ya me descuido, ya dejo de tener en cuenta determinadas cosas". Que al principio como que
somos muy cuidadosos.

Nos vamos relajando y tenemos determinadas conductas que se pueden cargar también según
cómo pueden desgastar un poco nuestro vínculo.

Cuando aparecen hijos también. Olvidarnos de que somos pareja y pasar simplemente a ser
padres, a ser educadores,

y no mantener un espacio personal nuestro como pareja. La parte sexual, que a veces hay parejas
que la descuidan.

Hay muchas parejas que no tienen vida sexual. Claro, entonces, yo no creo que sean pareja. Son
amigos, comparten piso, hacen de padres,

pero no tienen una relación de pareja como tal. Porque la parte sexual es uno de los pilares más
importantes

de los tres pilares esenciales en la relación. Entonces, esa parte también. Si hay problemas,
deberíamos pedir ayuda.

Cuando hay problemas a nivel sexual, es cierto que, por lo general, y más a los hombres, tal vez,
les cuesta mucho pedir ayuda.

Es como... Bueno. Pero cuando piden ayuda, también son problemas que, por lo general, se
solucionan con bastante rapidez.

Entonces, yo creo que vale la pena. Después hay problemas a nivel de comunicación,

que no sabemos comunicarnos bien o no nos comunicamos de una manera respetuosa. Pensamos
que la otra persona ya tiene que saber

qué es lo que nos está pasando, ya tiene que intuir qué es lo que nos pasa por la cabeza porque,
claro, ya nos conoce, ya debería saberlo, ¿no?

O la típica situación de una mujer que llega de la peluquería y da por sentado que el hombre ya
tiene que ver que te has cambiado el peinado,

que te has hecho mechas. Y como no te dice nada, ya empiezas a molestarte. En vez de entrar y
decir: "Oye, mira, he ido a la peluquería.

¿Te gusta cómo me ha quedado?". Y entonces te dirá: "Pues te veo muy guapa". Todo perfecto,
todos contentos. Pero no. Vamos ahí.
Y luego, para mí, un error que creo que es de los más extendidos y los más graves, el error por
excelencia,

es tratar de cambiar al otro. Es como "elijo a esta persona, ¿no?".

Te elijo a ti por algún motivo, probablemente porque tú te has fijado en mí, y luego "ya le iré
poniendo yo los atributos que a mi me vengan bien,

ya iré haciendo yo que se convierta en la persona que yo quiero que sea". Y entonces es como que
empezamos a exigirle.

"Es que no eres cariñoso, es que no eres detallista, es que no me tienes en cuenta, es que no haces
eso, no haces lo otro".

Y, claro, entonces deberíamos preguntarnos... Porque probablemente esa persona siempre ha sido
igual.

¿Por qué hemos elegido a esa persona así? Y seguro... A veces hay alguien que, cuando yo digo
eso, dice:

"No, Silvia, pero es que al principio no era así". Y yo les digo: "Ya, pero ¿qué principio?". Estamos
hablando del enamoramiento. El primer año, año y medio, no cuenta.

O sea, no puedes tomar la etapa de enamoramiento como referencia porque ahí no estás viendo
la realidad

porque estamos enamorados. Hay una serie de cambios químicos en el cerebro que hacen que tú
no veas la realidad como es,

que todo lo ves más bonito, como que nada te preocupa, lo pasas todo por alto, tus manías
desaparecen,

y luego cae la realidad, pero siempre ha estado ahí. Entonces, deberíamos plantearnos por qué
hemos elegido esa persona

y si realmente esa persona nos gusta. Yo a veces les digo también: "Si a ti te dijeran...". Que esa es
una pregunta que yo creo que da mucho que pensar.

"Si a ti te dijeran que tu pareja, dentro de diez años, va a seguir siendo exactamente igual de lo
que es hoy, ¿la elegirías?".

Buena pregunta. Porque ante esta pregunta, cuando alguien está en una relación que es tóxica, su
respuesta automática es no. "No, no, no, no".

Entonces ahí ya conecta con "No, no, no, necesito que cambie esto, que cambio lo otro". Y ahí es
cuando ya vamos mal otra vez.

Para estar en una relación bien, debemos sentir que hay respeto y aceptación total

de lo que es la otra persona, de quién es la otra persona. Evidentemente, puede tener


características
que me van a gustar menos, ¿no? Todo el mundo... Nadie es perfecto y todo el mundo tendrá algo
que no me gustará o que no nos gustará.

Pero se trata de sentir que esos aspectos que no nos gustan tanto no necesitamos que los
cambien.

Somos capaces de aceptarlos y no nos afectan, no nos dañan la dignidad, no nos daña la
autoestima,

no nos hace sentir mal, no nos hace acabar llorando esos aspectos que no nos gustan. Podemos
tolerarlos.

Entonces, cuando hay aceptación y respeto, normalmente también hay otro ingrediente que es
básico, que es la admiración.

Debemos sentir que admiramos a nuestra pareja. Cuando dejamos de admirarle o admirarla

es cuando aparece la decepción. Y la decepción mata el amor.

Cuando esa persona nos decepciona, ha hecho algo que dices: "¿Con quién estoy? ¿Pero cómo es
posible que haya hecho esto?

No me lo esperaba, no lo hubiera dicho nunca". Ahí es como que se cae de ahí donde le teníamos

y ya no le vemos nunca más igual. Es muy difícil superar eso. Por ejemplo, cuando hay un engaño,
¿no? Cuando hay una infidelidad.

Hay personas que, si es una infidelidad puntual, tal vez lo superan porque ambos se dan cuenta de
que han tenido algo que ver.

Igual uno ha dejado bastante al otro de lado y el otro, pues, se ha acercado a un compañero de
trabajo y han acabado teniendo una historia, pero se arrepiente, se siente muy mal.

Igual con una terapia de pareja pueden incluso fortalecer más su vínculo. Pero, claro, ¿qué pasa
con esos casos en los que lleva cinco años

de relación paralela con alguien más? Eso no se puede tolerar, ¿no? Entonces, cuando uno
descubre eso, ahí hay una decepción tan grande

que es imposible, imposible, por mucha terapia que se haga, de superar eso. Porque tú ya no
quieres a esa persona,

ya no la amas. Cuando uno vive algo así te dirá: "No, pero yo quiero solucionarlo porque yo aún le
quiero o la quiero".

Pero no es verdad. Amar es algo que se da cuando hay un dar y recibir a partes iguales.

Debe ser recíproco. Y cuando tú sientes que has dado, pero no has recibido, o que lo que has
recibido es algo que te ha dañado,

tú no te sientes amado ahí. Y si no te sientes amado por tu pareja, no puedes amarle o amarla
tampoco.
Entonces, plantearnos si aceptamos nuestra pareja como es. Y si la admiramos a esa persona. Es
básico.

Cuando no es así es cuando entramos en esa dinámica de intentar cambiar a la otra persona.

Una pregunta, porque has hecho mención... Que a mí me resulta muy interesante y seguro que tú
tienes la respuesta.

Cuando alguien engaña a otra persona y lleva esa vida paralela, ¿cómo es capaz de mantener esa
vida paralela?

¿Y por qué lo hace? Porque, realmente, yo siempre he pensado que es más sencillo hablar y decir,
sobre todo cuando la relación es larga:

"Oye, pues ya llevo años, siento algo por otra persona. Sentémonos y hablémoslo".

¿Por qué hay ese miedo a enfrentarse a ese momento de hablar y de poner las cosas claras?

Mira, hay muchas personas que no lo hacen, no tanto por miedo, sino porque ya les va bien.

Es decir, sobre todo personas... Que yo he visto más casos en hombres, en este caso. Hay mujeres
también, pero yo he visto más hombres

que tienen una vida paralela. Porque tienen su mujer y tienen a sus hijos. Tienen como la
estructura oficial, socialmente bien vista,

montada y estructurada. Y eso es intocable, eso que no lo toque nadie. Pero luego yo tengo mi
historia también por otro lado.

Entonces, es como que ya les va bien. Ahí tienen esa apariencia,

pero después tienen la parte sexual con esa otra persona de que tienen sus fantasías y sus
historias.

Pero ¿qué pasa cuando la mujer descubre eso? Normalmente, no quieren perderlo, ¿no?

Y puede que entremos en la trampa... - En el juego. - En el juego, exacto, de que estos hombres te
digan:

"Es que... No, no, es que a ti no te quiero perder. Es que esto ya lo he dejado". Y luego te enteras
que sigue en contacto.

O "Vamos a hacer terapia para superarlo", pero después te enteras de que sigue en contacto. O
empieza a tratarte de una manera

que encima parece que tú le tengas que pedir perdón a él, encima que es la otra persona la que te
ha engañado.

Entonces, entramos en un juego en el que es la persona que ha sido engañada la que tiene que
despertar

y tomar conciencia de qué es lo que está ocurriendo. O sea, su pareja le ha demostrado con los
actos
que hace años que ni la ama ni la respeta. Al contrario, la desprecia, la menosprecia, la humilla,

porque es muy humillante para una persona sentir que tu pareja ha actuado de esa forma. Y ahí,
por supuestísimo, no hay amor.

Yo me acuerdo ahora... El otro día, en uno de los viajes que hago en tren, que voy mucho en AVE,
que vi una película de Ricardo Darín.

- Sí. - No recuerdo qué película es, pero igual tú la has... - 'No sos vos, soy yo'. - Sí, creo que era
esta.

Que él se encuentra con un amigo y le dice: "¿Qué, qué tal, cómo va con tu mujer, Ana?".

Y le dice: "Ah, muy bien, muy bien". "¿Sí? ¿Y cómo te va con Alicia, con la amante?". "También
muy bien".

Y le dice: "¿Entonces? Entonces con Ana no estás bien". "Sí, sí, estoy muy bien". Claro, esas
personas, dentro de su cabeza,

igual pueden pensar que están muy bien y que aman muchísimo a su mujer, ¿no? Como te decía.
Pero, claro, aunque ellos estén convencidos

de que aman a su esposa, cuando tú amas, no... O sea, el amor siempre implica bondad y
compasión.

Si tú quieres, amas a alguien, no harás nada con lo que sepas que esa persona va a sufrir.

Y si no, cualquier persona puede pensar en alguien a quien ama. Somos incapaces de hacer daño a
esa persona adrede.

Y ese hombre, probablemente, si piensa en... ¿Qué ocurre si su mujer descubre que está con la tal
Alicia?

Pues seguramente él es consciente, aunque no lo quiera pensar, que va a sufrir, que no le va a


gustar,

y que a lo mejor, incluso, eso la va a llevar a que quiera dejarle. Entonces, sabe que le está
haciendo daño,

lo que pasa es que le importa un comino. O sea, mi traducción aquí es: le importa un comino y por
eso lo hace y se queda tan ancho.

Y hay muchas personas que actúan así, pero quien está a su lado y descubre esa mentira tiene que
recuperar la dignidad

y poner un límite muy firme ahí. Bueno, para terminar, yo quiero que me cuentes

la anécdota del traductor de parejas. Hablando de traducciones, ¿no?

- Que creo que es muy divertida. - Sí. Mira, el traductor de Silvia, que así lo hemos llamado,

nació en un taller... Yo hago talleres de autoestima y de relaciones tóxicas. Y en un taller de fin de


semana había un grupo que...
Ellos me empiezan a contar casos o situaciones que viven. "Claro, Silvia, pero que yo estoy con un
chico que me dice que...".

Me explicaba esa chica: "Que me dice que me quiere, pero que necesita un tiempo porque, claro,
tal...".

Y yo le digo: "Pues si necesita tiempo es que no te quiere y ya está". Punto final. Porque si te
quisiera, estaría contigo.

No necesita pensar si quiere estar contigo. ¿Dónde vamos a parar? Entonces, claro, otro del grupo,
muy cachondo, dijo:

"Tendrías que crear el Congost Translator". Y entonces de ahí...

Me dio que pensar. Yo que siempre estoy pensando en ideas nuevas. Y empecé a pensar y digo:
"Pues oye, es verdad". Porque yo hay situaciones que las veo muy claras.

Y a veces uno, cuando está implicado emocionalmente, no lo ve. Por evidente que parezca.
Entonces, le dimos un par de vueltas y creamos el traductor de Silvia.

Y eso, incluso... Ahora estamos haciendo con Patricia Ramírez, otra psicóloga, un binólogo, que es
'Diez maneras de cargarte tu relación de pareja',

en el que hemos incluido también el traductor de Silvia. Lo llevamos ahí en físico y portátil para
escenificar algunas de estas situaciones.

Por ejemplo, pues eso, el caso de "necesito tiempo". ¿Tiempo para qué? ¿Para pensar si tú eres
suficientemente buena como para que yo te elija?

¿Si eres suficiente para mí o no? - Esto es humillante. - Claro. Totalmente. ¿Cómo te quedas tú?

Y aparte, cuando alguien te pide tiempo... Porque mucha gente lo dice todo orgulloso: "Sí, nos
hemos dado tiempo".

Claro. ¿Qué somos durante ese tiempo? Porque el que pide tiempo normalmente está por ahí
viviendo la vida.

Y le dicen: "Ah, pero ¿no estás con...?". "No, no. Nos hemos dado tiempo". Por eso hago lo que
quiero, lo que me da la gana.

Y el otro está ahí... "No, es que le he dado tiempo...". De celibato. Claro. No puede ser esto.

Y aparte, ¿después qué, nos ponemos una fecha? "A partir de tal día". Porque eso también lo
hacen. "Nos hemos dado hasta el 15 de octubre".

Claro. ¿Y el 15 de octubre qué va a pasar? ¿Te vas a iluminar y lo vas a ver todo claro? Esto no
tiene sentido, ¿no?

O cuando una persona, por ejemplo... Otra traducción es... Te dicen: "Me encantas, pero ahora en
este momento tengo problemas,
tengo que resolver cosas, tal". Pues no. Yo digo siempre: "Cuando hay un pero, ese pero se carga
todo lo anterior".

Es como que pusieras un "no" delante. "No me encantas, no me gustas y no nada".

Porque si no, de nuevo, nos autoengañamos. El traductor de Silvia es una herramienta creada

para evitar el autoengaño. Porque tendemos a creer lo que nos gustaría que nos estuvieran
diciendo.

Entonces, cuando dicen: "Me gustas mucho, pero..." a ti el "pero"... Te da igual lo que venga
después.

"Es que me ha dicho que le gusto, entonces no está todo perdido. Hay posibilidades". Ya. Pero
resulta que se ha ido. ¿Esa persona dónde está?

Yo no la veo. Entonces no está a tu lado. Se acabó la relación. Y cuanto antes lo asumas, antes
podrás seguir con tu vida.

Igual que con las personas que dicen que tienen miedo al compromiso. O esas cosas de "no eres
tú, soy yo".

También. Hay muchísimos. De hecho, la gente por Instagram últimamente nos manda muchísimos.

"Quiero que tu traductor me traduzca tal situación". Y nos va muy bien porque vamos utilizándolas
cada semana.

De hecho, en Instagram vamos sacando una traducción. Y crea mucha polémica también

porque ahí se ve que hay mucha gente que no quiere aceptar eso. Cuando tú le dices a alguien: "Es
que si te dice eso es que no te quiere",

se rebotan, se rebelan, no lo soportan. No lo quieren, no quieren. Ellos quieren seguir con su


autoengaño

aunque están sufriendo. Entonces, si nos genera esa reacción, precisamente es porque tenemos
algo que reflexionar sobre el tema

y valdría la pena que lo pensáramos. Bueno, bueno. Pues ese traductor lo quiero yo. - Promete,
¿no? - Sí, sí.

Y para los niños es fantástico, te diré, sobre todo para los adolescentes. - Pues sí. - Es estupendo. -
Habría que pensar como adaptarlo. - Habrá que patentarlo.

Síntomas de la Dependencia

 Necesitar al otro

 Exigirle al otro que me dé más muestras de que está enamorado de mi, ya que si

no, ya interpreto que “no soy importante para él” “que no me quiere”.

 Deseo de que en todo momento quiera estar conmigo, que me haga sentir
constantemente que “soy su prioridad”, aunque a menudo, por la manera de ser

del otro, no lo voy a sentir.

 Generar una gran necesidad de Control absoluto del otro ( y ésto lleva a

discusiones en la relación)

 Dejar de ser yo, de comportarme de acuerdo con mi personalidad, para gustarle

más al otro, para asegurarme de que el otro me siga eligiendo y no me deje.

Incluso puedo llegar a hacer cosas que jamás me habria imaginado que iba a hacer

(cosas incluso degradantes para mi) con tal de no perderle.

 Sentir un terrible pánico a que el otro me abandone.

 Se van dejando amigos de lado, seres queridos...ya que el mundo gira totalmente

en torno a él, nos vamos aislando con el otro. Aunque el otro, a menudo, sigue con

su vida de amigos y demás.www.silviacongost.com

 Él se convierte en el centro de nuestra vida, de nuestros pensamientos y de

nuestras preocupaciones. Nuestros problemas siempre giran entorno a esa

persona.

 La relación nos genera ansiedad, no dormimos bien por las noches, a menudo

tenemos ganas de llorar desconsoladamente y sintiendo una gran impotencia por

la misma situación.

 Nos damos cuenta que estamos estancados, y aun así seguimos luchando.

 Acostumbran a ser relaciones en las que hay rupturas reiteradas y reiteradas

reconciliaciones, siempre volviendo con los mismos propósitos de cambio una y

otra vez, una y otra vez...aunque por supuesto, no cambie nada.

 A la persona dependiente, en realidad no le gusta cómo es el otro, ya que le hace

sufrir mucho por su manera de ser y comportarse, por su personalidad...pero aun

así no quiere dejar de luchar. Su vida se ha convertido en eso, una lucha que nos va

marchitando, quitando la ilusión, nos va haciendo invisibles y a veces incluso nos

enferma.

 Es probable que la persona dependiente tenga alguien con quién se desahoga

explicandole lo que siente, pero se da cuenta que le cuenta una y otra vez la misma
história, tantas veces que en algun momento de lucidez toma conciencia de que

aquello no funciona, pero se tapan los ojos y vuelven a intentarlo.

 A veces hay maltrato. No se da en el 100% de los casos, pero en muchos de ellos

hay implícito un maltrato psicológico que se hace bastante evidente cuando en una

terapia se empieza a analizar y profundizar en los detalles de la relación. A veces,

incluso puede ser físico.

Debido a este maltrato, que para empezar ya hace que desaparezca el Respeto, la

persona dependiente va perdiendo la Autoestima que le quedaba. Si se sentia poco

importante y poco capaz, después de que su pareja le diga que no sirve para nada o

que dónde va a ir, peor aún.

Cuando ésto sucede aún es más difícil salir, y la ayuda terapéutica se hace bastante

imprescindible.

A menudo hablo en femenino porque el porcentaje más alto de persones que lo sufren

son mujeres, pero también hay algunos hombres y su vivencia es exactamente la

misma.www.silviacongost.com

Las Quejas

Como os comentaba antes, segun mi experiéncia, en TODOS los casos de Dependencia

Emocional hay una NO ACEPTACIÓN del otro.

Para que me entendais, la persona dependiente quiere al otro, quiere retenerlo, pero

su manera de ser le saca de quicio. No le gusta que sea tan liberal, o tan

independiente, o tan pasota, o tan egoista, o tan poco comunicativo, o tan poco

afectuoso, etc...

O sea, en otras palabras: NO LE ACEPTA COMO ES. Ahí empiezan las quejas, malas

caras y reproches constantes para exigirle al otro que cambie. Que entienda que no

tiene que ser así. Y yo digo, AH NO? Y por qué no? O sea, le queremos tanto y por otro

lado no le permitimos que sea com es?

Y si tanto te disgusta como es...por qué no le sueltas y buscas a uno que sea como tu

deseas???

Y aquí si, la respuesta unánime de todos mis clientes es un fuerte y vigoroso: PORQUE
LE QUIERO. Y se quedan tan contentos.

Y aquí es donde se debe empezar un proceso para comprender que lo llaman AMOR

pero es DEPENDENCIA.

El otro, por su parte, no quiere cambiar. Siente que él no tiene ningun problema. Y la

persona dependiente, aunque luche por aceptarlo, no puede porque eso significaría

renunciar a quién es por completo.

“Aceptar que mi pareja quiera hacer cosas que las demás parejas hacen juntas, sin mi,

me genera muchísima ansiedad”. En estos casos, a no ser que la otra persona esté

dispuesta a modificar su conducta y se siga sintiéndo cómodo (cosa que dudo), no

podremos estar nunca tranquilos y en paz en esa relación.

Las rupturas

Cuando estás en una relacion de pareja sana y equilibrada, no hay rupturas repetidas

como en los casos de Dependencia. En éstos últimos, es muy frecuente escucharles

contar que han dejado la relación varias veces, pero que a los pocos dias de hacerlo,

no lo pueden resistir y se reconcilian. Les gusta fantasear con la idea de que su amor es

TAN fuerte que puede con todo, y que por ese motivo van a superar cualquier huracán.

Al volver, hablan largo y tendido de la relación, de lo que tiene que cambiar cada uno

para que el otro esté a gusto, y no se dan cuenta de que el precio que ponen es tan

alto que no estan dispuestos a pagarlo. Y se vuelve a repetir la misma história otra vez.

A menudo ya llega un punto en el que no saben ni a quién llamar para desahogarse,

porque saben que van a explicar la misma história que las últimas diez veces... curioso,

no?www.silviacongost.com

El aislamiento y la Pérdida del YO

La persona dependiente, se va encerrando cada vez más en su dependencia. Vive por y

para el otro. Es frecuente que no haga planes con amigos u otras personas, por estar

pendiente de si su pareja le va a proponer algo a última hora y situaciones de este tipo.

Por ésto, se van dejando de cuidar las otras personas importantes. Como cualquier

relación tenemos que cuidarla, y como no lo hacemos, éstos nos van soltando poco a

poco. Hasta que estamos solos con el otro. En cierta manera, ésto al dependiente ya le
va bien y le gusta, pero es un arma de doble filo. Sobretodo porque la relación es

dañina.

Hablamos de pérdida del Yo porque la persona deja de ser quien es. Debido a que está

totalmente focalizada en el otro, en lo que el otro quiere, desea, decide, le gusta o

piensa, la persona que sufre la adicción se convierte en lo que siente que el otro busca.

Pero os aseguro que ningun alma, va a sentirse libre y feliz, cuando el cuerpo que

habita decide renunciar al amor, el respeto, la confianza y la aceptación hacia si

mismo.

Ésto para mi es muy importante, y es lo que hacen las personas dependientes. He visto

tantísimos casos. Personas que dejan de vestir como les gusta y como les hace sentir

bien, que dejan de hacer las actividades, hobbies o trabajos con los que se sienten

realizados, que renuncian a sus propósitos de vida porque no encajan con los del otro

e incluso personas que se arruinan por sentir que tenian que seguir el nivel de vida del

otro, aunque esto implicara invertirlo en viajes o cosas que en ese momento no fueran

deseadas de corazón.

Cuando uno sufre una pérdida del YO, entra en un terreno pantanoso porque llega un

momento en el que ya no sabe si está actuando así por el otro o porque realmente es

así. Las cosas que al principio le irritaban tanto, ahora la habla y puede decidir creer la

postura del otro aunque en el fondo no le parezca bien, engañando a su mente y

haciéndole creer que está de acuerdo.

Como veis, cada vez se va anulando más y más su personalidad original, más pura y

Auténtica

¿ QUÉ HACER PARA SUPERAR LA DEPENDENCIA EMOCIONAL ?

La buena notícia, en la que de entrada debemos centrarnos, es que la Dependencia

Emocional se puede superar.

*Tomar conciencia. El primer paso y en mi opinión, el más importante, es tomar

conciencia de nuestra situación. Es el más difícil porque el dependiente se aferra tanto

a esa relación que la simple idea de tener que alejarse le produce un pánico

desmesurado, una ansiedad aplastante.


Tomar conciencia implica tener que aceptar que aquello no funciona, y que se va a

acabar y como comprendereis, cuando hay una adicción no es nada fácil pensar en

vivir sin aquello que sentimos que tanto necesitamos.

*Pensar en lo sufrido. Una vez somos concientes de lo que nos pasa y aceptamos

nuestra dependencia, tenemos que ir dejando espacio en nuestra mente a la idea de

que debemos hacer un cambio y soltar al otro. Para ello, es muy bueno pensar mucho

en la dependencia, darnos cuenta de todo cuanto hemos llegado a hacer, cuanto nos

hemos arrastrado, degradado, cuanto hemos cambiado a causa de esa necesidad de

no perder al otro.

Recuerdo una cliente que me explicaba que él se fué y la dejó porque la situación era

insoportable, y ella buscó la casa que él habia alquilado, y como estaba todo cerrado

porque era de noche, trepó por la pared hasta llegar a la ventana de la habitación para

comprobar que dormía solo. Y me decía, te imaginas que alguien me llega a ver? Por

suerte al tomar conciencia uno no da crédito de hasta donde ha sido capaz de llegar.

Otra persona, se tomó una caja entera de ansiolíticos y la tuvieron que llevar al

hospital donde la salvaron de milagro después del lavado de estómago.

Por lo tanto, es muy bueno reflexionar sobre toda la trayectoria de esta relación para

que seamos honestos y admitamos que realmente, nunca hemos estado bien en ella.

Podemos haber tenido buenos momentos, pero en general, una relación que nos

produce ansiedad y amargura, no es una buena relación.

*Listado negativo. Otro paso para ir tomando distancia, es hacer una lista de todo

aquello que no nos gusta de el otro, eso por lo cual nos irritamos, decidimos romper, y

eso que prometemos aceptar o cambiar en cada reconciliación. Esa lista de

características que seguro que tienes muy frescas en tu mente. Repásalas y repitete

que no van a cambiar. Que esta persona es así y admite que no la aceptas tal y como

es.

Piensa en cómo seria si no tuviera todas esas cosas negativas...¿crees que seguiria

siendo él? Y él, ¿querría ser así?

*Aumentar la Autoestima.También es muy importante, ya sea en ese momento del


proceso o una vez pasemos a la acción, hacer un trabajo para reforzar la
Autoestima.www.silviacongost.com

Ésta es la manera de comprender lo que nos ha pasado y evitar que nos vuelva a pasar

otra vez en el futuro.

*Acción. El siguiente paso es pasar a la acción. Generar un cambio. Soltar. Dejar la

relación.

Cuando demos éste paso, que de entrada nos parece totalmente imposible, tendremos

que atravesar otro camino tortuoso y duro: aparecerá el Sindrome de Abstinencia.

Cuando éste aparezca sentiremos:

-Ansiedad

-Desgarro en el corazón

-Pensamientos obsesivos de él

-Nos odiaremos por haberle dejado

-No comprenderemos por qué lo hemos hecho, nos arrepentiremos

-Empezaremos a recordar todo lo bueno que tenía y olvidaremos el resto

-Ganas de llorar desconsoladamente

-Insomnio

-Aparecerá una necesidad CASI incontrolable de contactar con él

Si cada vez que le “agarre” el síndrome, la persona lo supera, éste empezará a ser

menos frecuente hasta que desaparecerá.

Si por el contrario le vence (sobretodo al principio) y vuelve hasta él, aunque en los

primeros momentos se siente una paz y una calma (como el que obtiene de nuevo la

droga) os aseguro que a los cinco minutos o a los cinco dias, la persona dependiente se

va a dar cuenta de por qué se fué ya que volveran exactamente las mismas quejas,

discusiones y problemas entre los dos.

Las recaídas son normales, si bien es mejor esforzarnos por evitarlas. Pero lo

importante es que volvamos a nuestro eje, que volvamos a salir de allí con más fuerza

y ésta vez con más determinación.

Si en éste punto ya hemos empezado el trabajo con la Autoestima, va a ser más fácil
evitar volver a entrar en la misma rueda de la relación.

*Es importante una vez damos el paso de salir, contactar con algun amigo importante,

de esos que aún siguen allí a pesar de todo, y pedirles si podemos llamarles cuando

nos aplaste el síndrome de abstinencia. Así, si podemos hablar con alguien en ese

momento tan crítico, la ansiedad se irá desvaneciendo hasta desaparecer.www.silviacongost.com

*Contacto “0”. Debido al Sindrome de Abstinencia, lo más fácil cuando tenemos esa

necesidad tan fuerte de la otra persona, es ponernos en contacto con él o ella, ya sea

con una llamada, un sms, un correo electrónico o ir directamente a verle.

Si hacemos ésto hay que tener claro que volvemos a activar todos los síntomas de

malestar que nos producia la dependencia, todos. Y tenemos que volver a salir otra

vez. Ocurre bastante en los procesos de “desenganche” pero hay que intentar

sobreponerse y evitarlo. Si no se puede, no pasa nada, lo conseguiremos seguro la

próxima vez!

He visto en muchas ocasiones que la persona dependiente dice “ahora somos amigos”

“quiero ir a cenar algun dia con él”... si hacemos o decimos ésto, y realmente había

dependencia, os aseguro que nos estamos engañando. Es como si una persona que es

Alcoholica te dice, “tomo un Vodka los viernes por la noche solamente”. No es posible.

Si hay una adicción, hay que hacer desaparecer la persona de nuestra vida, vencer la

necesidad de volver a tenerlo con nosotros y romper así con la dependencia.

*Aprender a estar solo

Si justo cuando soltamos la relación de Dependencia empezamos una nueva relación

con otra persona, que de entrada nos parece que es justo lo que siempre hemos

buscado, lo más probable es que no salga bien.

Y esto es porque aun no se ha hecho el proceso de recuperación, de romper con la

adicción. Hasta que no pase cierto tiempo, seguimos siendo dependientes, lo

admitamos o no. Si aun así, empezamos una nueva relación, lo más probable es que

pase una de estas dos cosas:

- Que empecemos a verle defectos y disgustarnos con esta nueva persona que

está a nuestro lado, debido a que aun pensamos en nuestra anterior pareja
(con la cual desarrollamos la dependencia)

- Que aparentemente la nueva relación vaya muy bien, hasta que “ahoguemos”

al otro al empezar a mostrar nuestros síntomas de dependencia hacia él. O sea,

generamos tambien y sin darnos cuenta, una dependencia con esa persona.

Repetimos el proceso debido a que no lo habiamos resuelto satisfactoriamente.

Esto va a suceder porque no nos hemos dado el tiempo necesario de desenganche, de

recuperación de nuestro YO.

Tenemos que aprender a estar solos y estar bien sin pareja. Sin miedo, sin ansiedad, en

calma y sintiendo bienestar con nosotros mismos.

Solo si conseguimos ésto, estaremos preparados para empezar una nueva relación,

con la lección bien aprendida

También podría gustarte