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MONICION DEL DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

MONICION DE ENTRADA

La Eucaristía es el banquete en el que el mismo que invita es quien se ofrece


como alimento. Pero es necesario el acto de la fe para creer y confiar que este
milagro es posible para nuestro bien y nuestra salvación. Es don del buen
cristiano ser agradecidos por eso participamos con alegría de la presencia del
Señor entre nosotros. De pie con alegría entonemos el canto de entrada.

MONICION PRIMERA (2Reyes 5,14-17)

En este libro las historias relacionadas con Eliseo son muy diferentes de las
que podemos leer en los libros de Amós, Oseas o los otros profetas escritores.
Algunos de los hechos milagrosos relacionados con este profeta. Atentos
escuchemos

MONICION SEGUNDA (2 Timoteo 2,8-13)

Continuamos con la lectura de la segunda carta a Timoteo, que comenzamos


el domingo pasado. Probablemente es escrita por un discípulo de Pablo. El
pasaje escogido para hoy es bastante breve. Escuchemos atentos

MONICION EVANGELIO (Lucas 17, 11-19)

El viaje de Jesús a Jerusalén traza el itinerario espiritual del discípulo. Ahora


comienza la tercera y última etapa, que lleva a Jericó, que había sido la puerta
de la tierra prometida. De pie entonemos el canto del aleluya.

MONICION OFERTORIO

Agradecidos con Dios por estos dones de pan y vino que acercamos al altar,
también ponemos en sus manos los bienes que de Él hemos recibido para que
los aumente
MONICION COMUNION

Con gratitud a nuestro Dios misericordioso que dio su vida para salvarnos, nos
acercamos alegremente a recibirlo en la comunión.

MONICION DE DESPEDIDA

El mensaje que hemos recibido vamos a compartirlo. Recordando siempre que


Dios nos ama y nos pide que nos amemos unos a otros.

ORACIÓN PARA COMULGAR ESPIRITUALMENTE

Jesús mío, creo que Tú estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas
las cosas y deseo recibirte ahora dentro de mi alma; ya que no te puedo recibir
sacramentalmente, ven a lo menos espiritualmente a mi corazón.

Señor, no soy digno ni merezco que entres en mi pobre morada, pero di una
sola palabra y mi alma será sana, salva y perdonada. El Cuerpo, la Sangre, el
Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, guarden mi alma para la
vida eterna. Amén.

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