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MONICION DEL DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

MONICION DE ENTRADA

Buenos días hermanos; domingo tras domingo, en la escuela de Jesús, vamos


escuchando sus consignas para nuestra vida de seguidores suyos. Son
estampas concretas, sencillas, pero comprometedoras, que nos obligan a
mirarnos al espejo del evangelio y a sacar consecuencias para nuestra vida. De
pie con alegría entonemos el canto de entrada.

MONICION PRIMERA (Sabiduría 9, 13-19)

Nos encontramos en la sección de la plegaria para obtener la Sabiduría, que


integra la parte central del libro, que reflexiona sobre el origen de la Sabiduría,
su naturaleza, su acción y los medios para adquirirla. Atentos escuchemos

MONICION SEGUNDA (Filemón 9-10. 12-17)

Nos encontramos aquí con lo esencial de esta corta carta que Pablo, desde su
prisión, le dirige a Filemón, uno de los cristianos que prestaba su casa para
que se reuniera en ella la comunidad. Atentos escuchemos

MONICION DEL EVANGELIO (14, 25-33)

El evangelio de hoy insiste en el tema del discipulado. Nos confronta con


decisiones difíciles y deja bien claro que ser cristiano no es un motivo de
mejora en la escala social. De pie entonemos el canto del aleluya.

MONICION DE OFRENDAS

Junto con estos dones de pan y vino que ofrecemos al Señor, pongamos en sus
manos nuestro trabajo, para que, a través de éste, lo glorifiquemos todos los
días.
MONICION COMUNION

Jesús presente en la Eucaristía, nos da fuerzas para seguirlo, y nos ayuda a


desprendernos de todo aquello que nos separa de Él.

MONICION FINAL

El apego a las cosas que nos impide ser discípulos de Cristo. Vayamos a
nuestros hogares y pongamos en práctica lo que hoy hemos escuchado.

ORACIÓN PARA COMULGAR ESPIRITUALMENTE

Jesús mío, creo que Tú estás en el Santísimo Sacramento; te amo


sobre todas las cosas y deseo recibirte ahora dentro de mi alma; ya
que no te puedo recibir sacramentalmente, ven a lo menos
espiritualmente a mi corazón.

Señor, no soy digno ni merezco que entres en mi pobre morada, pero


di una sola palabra y mi alma será sana, salva y perdonada. El
Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, guarden mi alma para la vida eterna. Amén.

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