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ENTRADA
Hermanos y hermanas buenos días. El Señor nos ha dejado como ejemplo de vida a algunas personas del pasado, de
los santos y santas de ayer y hoy, para que apreciando la forma de seguimiento que tuvieron, nosotros seamos mejores
en nuestra respuesta como discípulos misioneros. Somos el “pequeño rebaño” de Jesús y confiamos en su promesa:
“No temas”. Esa fortaleza nos anima hoy para celebrar la eucaristía y reforzar nuestro testimonio. Puestos de pie, con
alegría comenzamos la eucaristía cantando…
PROCESIÓN DE LA PALABRA
El Señor fortalece a su rebaño con el amor. Permanecemos de pie y recibimos la Palabra de Dios cantando.
PRIMERA LECTURA
El escritor del libro de la Sabiduría recurre a la historia del éxodo para recordar al pueblo que hoy debe ser fiel a la
alianza. Escuchemos.
SALMO
El salmista canta el amor mutuo entre Dios y su pueblo. Como nuevo pueblo de la alianza respondamos: ¡Feliz el pueblo
que el Señor se eligió como herencia!
SEGUNDA LECTURA
El autor de la Carta a los Hebreos exalta las figuras de Abraham y Sara, porque son personas de fe y esperanza.
Escuchemos.
EVANGELIO
En el pasaje del evangelio que escucharemos, Jesús da varios consejos a los discípulos, el pequeño rebaño, entre los
cuales el más importante es estar preparados para recibirlo. Puestos de píe aclamamos el evangelio cantando el
aleluya.
PETICIONES
Por la Iglesia, pueblo de Dios que camina entre alegrías y esperanzas, para que el Señor la ayude en su peregrinar
reiterándole: “No temas, pequeño rebaño”. Roguemos al Señor.
Por nuestra Nación, tierra de célebres hombres y mujeres, para que considerando todo el bien que ellos nos legaron,
nosotros abramos un futuro de justicia y paz. Roguemos al Señor.
Por los jóvenes de nuestra Patria, muchos de ellos expuestos al sufrimiento, la marginación y la manipulación, para
que los defendamos con nuestra ayuda. Roguemos al Señor.
Por nuestra comunidad, conformada por diferentes rostros e historias personales y familiares, para que promovamos
siempre la unidad. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Ofrecemos los dones de pan y de vino, para que sean alimento para una multitud. Con ellos presentamos nuestros
dones para el servicio de los demás. Cantamos.
COMUNIÓN
El Pan de vida es el sacramento del amor, con el cual alimentamos nuestra vida de discípulos. Imitemos al pueblo que
caminaba por el desierto, pero vayamos a recibir el Pan de vida. Alimentemos, así, nuestra fe y esperanza.