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La situación de las personas detenidas en el Servicio

Penitenciario Bonaerense ante la emergencia


sanitaria por COVID-19: una indagación empírica en la
Unidad Nº48
margenes.unsam.edu.ar/desde-el-cusam/la-situacion-de-las-personas-detenidas-en-el-servicio-penitenciario-
bonaerense-ante-la-emergencia-sanitaria-por-covid-19-una-indagacion-empirica-en-la-unidad-no48/

Marcos Ocampo, Jorge Carrena, Diego Ramallo y Abel


Díaz

Al decretarse la cuarentena total del país por la grave situación sanitaria en


el territorio nacional se dispuso un diagrama bien específico de actividades
y personas exceptuadas: trabajadores de la salud, funcionarios de gobierno
en sus distintos niveles, trabajadores de las fuerzas de seguridad y las
fuerzas armadas, entre otros. Asimismo, el Ministerio de Salud de la
Nación introdujo medidas de prevención para la población:
distanciamiento físico, distancia interpersonal mínima de 1 metro, no más
de una persona cada un metro cuadrado, no exceder el 50 % de la capacidad
de los espacios, no compartir utensilios, incluido el mate. Este escrito se
propone visibilizar la gran dificultad de llevar a cabo estas
recomendaciones. Nada se ha regulado o diseñado para aquellas personas
prisionizadas en los distintos servicios penitenciarios. Es imposible tomar
la “distancia social” que se está requiriendo; como así también, la
exposición y contacto directo entre las personas; entre otras prevenciones.

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El presente trabajo ofrece datos actualizados, completos y de primera mano sobre la
situación de las personas privadas de su libertad (en adelante PPL) dentro de la Unidad
Nº 48 del Complejo Penitenciario Norte, ubicado en la localidad de José León Suárez
del Partido de General San Martín. El trabajo se propone, en primer lugar, advertir el
sub-registro de las enfermedades y dolencias de esta población por parte del Servicio de
Sanidad. Sabiendo que en general las personas privadas de su libertad no reciben
atención médica durante su estadía en prisión o la reciben de manera esporádica, las
historias clínicas -fuente de información del SPB para la confección de los listados
solicitados por el Poder Judicial en la evaluación de libertades anticipadas y el
otorgamiento de otros institutos (“beneficios”)- resultan inexistentes o desactualizadas.
A su vez, la indagación incluye datos referidos a la situación judicial de los detenidos, a
fin de permitir un análisis integral de la situación.

Finalmente, el artículo espera contribuir en la propia definición de grupo de riesgo para


personas en contexto de encierro. Cuando nos referimos aquí a persona en riesgo, se
incluyen enfermedades que afecten su integridad, adhiriendo a la definición de “salud”
de la Organización Mundial de la Salud (OMS): “un estado de completo bienestar físico,
mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Desde esta
perspectiva, la salud trasciende la cuestión biológica y física por lo cual resulta
necesario partir de una visión integral en la que incluimos las condiciones de vida de las
personas privadas de su libertad, su alimentación, condiciones habitacionales, acceso a
una atención de salud de calidad y a tiempo.

En función de las condiciones de alojamiento -hacinamiento y superpoblación- en


establecimientos penitenciarios bonaerenses, el deterioro previo de la salud física y
mental producto de las mismas características de los ámbitos en los que se encuentran
detenidos, la precariedad en los procesos de detección, diagnóstico y tratamiento de
enfermedades, la escasez de medicamentos disponibles para atender las diversas
dolencias de la población; sumada a la ausencia de un servicio de sanidad que pueda
atender la envergadura de la emergencia, la imposibilidad concreta de cumplir con los
lineamientos del distanciamiento social y el acceso insuficiente a los insumos necesarios
para sostener la higiene personal y la limpieza de los espacios habitados, aquí se sugiere
la necesidad de complejizar la definición de grupo de riesgo estipulada para el resto de
los ciudadanos por las autoridades sanitarias competentes, que son retomadas en las
resoluciones judiciales.

Vale destacar que de acuerdo al último informe elaborado por la Comisión Provincial
por la Memoria, se identificó que la deficiente asistencia de la salud es la principal
causa de muerte en el sistema carcelario provincial. Según el registro anual de la CPM,
ya entre 2008 y 2017 se produjeron 1.343 muertes en cárceles y alcaidías del Servicio
Penitenciario Bonaerense (SPB), de las cuales por lo menos 862 (64%) fueron por
problemas de salud mal o no atendidos. Asimismo, los informes anuales de la CPM
muestran que “al deterioro de la salud no le sigue una atención adecuada sino, al
contrario, falta de profesionales, medicamentos, espacios de internación, acceso a
hospitales públicos, tratamientos, estudios, curaciones. A esto, se le suma la falta de
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una alimentación adecuada, de dietas especiales o prescritas médicamente, las
condiciones edilicias que agravan los problemas y el quiebre del contacto con
familiares, quienes generalmente proveen los insumos necesarios para la
supervivencia, como alimentos, medicamentos y útiles de limpieza o desinfección”
(Informe CPM, 2019:10). La definición es contundente: “las expectativas de vida
dentro de la cárcel son menores y “esto se refleja, por ejemplo, en la edad a la que
mueren: en 2017 el 66% de las personas fallecidas por desatención de la salud tenía
menos de 55 años y el 40% era menor de 45. Una de cada cuatro era menor de 35”
(Informe CPM, 2019:10). Muchas de las PPL padecen enfermedades crónicas: HIV,
tuberculosis, neumonía, lupus, cáncer, entre otras; sin omitir que también hay personas
con dificultades motrices, auditivas, visuales y ninguna recibe ningún tipo de asistencia
médica.

Como se verá, no se trata sólo de un trabajo de investigación donde queda en evidencia


la superpoblación, el hacinamiento, la falta de atención médica y la desidia judicial en la
Unidad Nº 48 de San Martin -una unidad que se pretende modelo- pero no es más que
un ejemplo de a lo que se llegó con las políticas punitivas y la ausencia del estado en la
cárcel- sino también, que es una invitación a pensar la cárcel en términos políticos. Los
datos que arroja este trabajo nos conduce a replantearnos, también, la cárcel desde
todos sus aspectos para que esta institución no siga siendo la que reproduce las mismas
injusticias, las mismas desigualdades y los mismos horrores dentro y fuera de ella,
mediante un proceso de despersonalización.

La situación sanitaria en los establecimientos penales de la provincia de Buenos


aires

La doctrina punitiva de los últimos años, materializada en la reforma de la Ley de


Ejecución Privativa de la Libertad Nº 24.660 (conocida como, la Ley Pietri) entre julio y
agosto del año 2017, ha dejado como secuela el masivo encarcelamiento de un sector de
la población y un método de prisionización en aumento. Situación que desembocó, no
sólo en la sobrepoblación y el hacinamiento que observamos hoy en las prisiones
argentinas, sino también en la práctica sistemática de torturas dentro de los muros, la
falta de asistencia médica, el abandono total de las personas, la deficiente atención de
los departamentos técnico-criminológicos (su burocracia y dilatamiento de los tiempos),
las falencias administrativas de los servicios penitenciarios y la ausencia de la justicia.

La situación sanitaria en los establecimientos penales de la Provincia de Buenos Aires


viene atravesando una extensa y prolongada crisis, que se ha profundizado en los
últimos años. La ya acuciante problemática preexistente agrava la situación de
vulnerabilidad de las PPL ante el escenario que ha impuesto la pandemia por COVID-
19. Debe considerarse además que el 60 por ciento de todos los casos confirmados a
fines de abril, está circunscrito fundamentalmente a la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y al Área Metropolitana de Buenos Aires.

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La Unidad Penitenciaria Nº 48 (anexa a las unidades penitenciarias Nº 46 y 47) se
encuentra ubicada geográficamente en la ciudad de José León Suárez, Partido de
General San Martín, dentro del Complejo Penitenciario Norte del SPB. El
establecimiento cuenta con una capacidad de 480 plazas, según se informa
oficialmente; de las cuales 192 corresponden al sector de máxima seguridad y 288 al
sector de mediana seguridad. Cuenta con un solo salón de visitas (SUM), una escuela,
una sede de la Universidad Nacional de San Martín (CUSAM), una cocina central, una
panadería, un sector de talleres y un espacio de recreación deportiva (cancha).

La ocupación real en el primer sector (máxima seguridad) es de 485 personas -con un


excedente de 293- y en el segundo (mediana seguridad) de 526 personas – con un
excedente de 238. Así las cosas, hay hoy 1011 personas viviendo en condiciones
inhumanas y en total hacinamiento; considerando que la sobrepoblación asciende a 531
personas en total: 110% por encima de su capacidad.

Cuestiones metodológicas

Sabemos que existen múltiples y diversos trabajos de investigación, realizados desde


diferentes perspectivas y llevados adelante por profesionales de diversas disciplinas
sobre las temáticas que aquí abordamos, pero muy pocos de ellos han sido diseñados y
operativizados por las propias personas privadas de su libertad. Nuestra doble
pertenencia, la de estudiantes de ciencias sociales y detenidos, nos permite dar cuenta
al detalle –por transitarlo a través de nuestros propios cuerpos de manera cotidiana y
por haber reflexionado sobre todo ello desde los marcos teóricos que nos ofrece nuestra
formación académica– aquello a lo que llaman “dispositivo resocializador”;
permitiéndonos advertir como nadie sus diversos y múltiples escollos, falencias y
adversidades. Conocemos de primera mano cómo impacta directa e indirectamente
sobre nuestras subjetividades y sobre todo nuestro entorno familiar (sobre quienes
recae igualmente el castigo en múltiples maneras). La formación en ciencias sociales
nos ha permitido elaborar un estudio que combinó la producción de datos cuantitativos
y cualitativos para el abordaje del problema que nos convoca. En primer término, se
discutió y confeccionó un cuestionario cerrado, que luego fue administrado por un
grupo de nosotros en todos los pabellones de la unidad.

Han sido varias las técnicas y los métodos para llevar a cabo el relevamiento, siempre
siguiendo los lineamientos que demanda un estudio científico. Pero, al mismo tiempo,
hemos recurrido a distintas estrategias creativas ante las dificultades impuestas por el
servicio penitenciario, que, por una u otra razón, limitó nuestro acceso a los pabellones.
Con lo cual no siempre lográbamos entrevistar cara a cara a cada una de las PPL; en
muchas ocasiones, se daba a través de las rejas de las ventanas de cada pabellón. En
otros casos, fueron las mismas personas detenidas, que, al enterarse de nuestro trabajo,
nos hicieron llegar el formulario para que su información personal fuera sumada al
relevamiento. Finalmente, también hemos establecido contactos por vía telefónica,
mensajería y/o correo electrónico con otros detenidos para completar la información.
Es importante destacar que todos los datos han sido cruzados con planillas y fuentes

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oficiales, que nos permitieron descartar los casos duplicados y cuantificar los
faltantes. También, que este trabajo de investigación fue realizado durante los últimos
quince días de abril de 2020; y logró el relevamiento de 962 personas, faltando
entrevistar a 49 personas alojadas en sectores inaccesibles para los encuestadores
(Sector de Sanidad y celdas de aislamiento).

Es dable mencionar que este trabajo se realizó en un contexto donde quienes llevamos
adelante la investigación, nos encontrábamos manteniendo una huelga de hambre
pacífica y colectiva1(con todo lo que ello significa y tiene como consecuencia) ante este
apremiante contexto; al igual que, por ese entonces, más de 23 unidades penitenciarias
del ámbito provincial y federal en todo el país. Es nuestra intención principal mostrar
las condiciones en las que transitamos nuestro encierro, el trato que recibimos por parte
del sistema judicial y el sistema penitenciario, a partir de los datos que aquí
presentamos.

POBLACIÓN SEGÚN SECTOR DE ALOJAMIENTO

En el sector de máxima hay seis pabellones con 16 celdas que cuentan con dos camas
cada una. En promedio, más de tres personas duermen en el piso, sin colchón, por cada
celda. Cabe destacar que el tamaño de la celda es de aproximadamente 3×3 metros.,
conviviendo en promedio cinco personas en cada una de estas celdas. En mediana
existen también seis pabellones con ocho celdas cada uno, que cuentan con 6 camas por
cada celda; cada celda de este sector mide 2,80mts. de ancho por 6,20 mts de largo,
conviviendo en promedio entre 12 y hasta 13 personas en cada una de estas celdas. En
promedio duermen seis personas en el piso, sin colchón. El pabellón Nº 6 ocupado por
estudiantes universitarios es de los pocos espacios que no presenta sobrepoblación. La
causa de esto son los estrictos requisitos estipulados en el Estatuto del CUSAM para el
ingreso al lugar.

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SOBREPOBLACIÓN SEGÚN SECTOR DE ALOJAMIENTO

POBLACIÓN EN RIESGO PARA COVID-19

Del total de personas relevadas, un 32% presenta problemas de salud que las ponen en
riesgo para COVID-19. Según las patologías que en el siguiente gráfico se detallan:

DESAGREGADO POR PATOLOGÍA DE POBLACIÓN EN RIESGO

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Las enfermedades relativas al sistema respiratorio son prevalentes, sumando un 46%
entre EPOC, tuberculosis, enfermedad pulmonar y asma crónica. A continuación, los
padecimientos cardíacos corresponden a un 16%. La variable de “múltiples”, que
corresponde al 1%, se refiere a cuatro personas dentro de esta población que sufren más
de una patología en forma simultánea.

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La variable «varias» incluye a las personas que sufren una patología que no se
encuentra en ninguna de las otras variables identificadas.

POBLACIÓN EN CONDICIONES DE ACCEDER A BENEFICIOS


LIBERATORIOS

El 52% de las personas alojadas en la unidad están en condiciones de acceder a alguno


de los beneficios liberatorios estipulados en el Código de Ejecución Penal de la Provincia
de Buenos Aires, Ley 12.256 (Salidas Transitorias, la Libertad Asistida en Término de
Condicional, la Libertad Condicional y/o la Libertad Asistida por Agotamiento de
Pena); sin embargo, continúan recluidas y sin respuestas de parte del Poder Judicial
hasta la fecha; aún en el contexto de la emergencia sanitaria.

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POBLACIÓN SEGÚN TIPO DE BENEFICIO LIBERATORIO

La cantidad de personas que se encuentran en condiciones de obtener la libertad


condicional asciende al 64% de la población total detenida en la unidad. Por otro lado,
al 36% de ellas les resta cumplir menos de seis meses de condena, lo que los habilita a
obtener la libertad asistida. Estos porcentajes son calculados sobre la población total
que se encuentra en término o pasado el término del beneficio liberatorio, ilustrado en
el gráfico anterior.

En conclusión, prácticamente la mitad de la población carcelaria de esta unidad


penitenciaria se encuentra en condiciones de obtener la libertad; previo análisis de
reincidencia y puntaje de conducta (requisitos básicos estipulados en el art. 13 del
Código Penal para su otorgamiento). Debe destacarse que 181 personas podrían obtener
el beneficio de libertad por agotamiento de pena (seis meses antes de cumplir la
condena en su totalidad), beneficio que también es aplicable a los reincidentes. Estas
181 personas, están dentro de las 501 personas que estarían en término de los beneficios
liberatorios, ya que como mencionamos anteriormente, la libertad condicional se
obtiene una vez cumplidos dos tercios de la condena total.

Síntesis de la información:

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Plazas totales disponibles (dato oficial) 480

Plazas efectivamente ocupadas 1.011

Sobre población 531

Plazas disponibles según sector

Máxima seguridad 192

Mediana seguridad 288

Plazas efectivamente ocupadas según


sector

Máxima seguridad 485

Mediana seguridad 526

Sobrepoblación según sector

Máxima seguridad 293

Mediana seguridad 238

Personas en condición de obtener libertad asistida por agotamiento de 181


pena

Personas en condición de obtener otros beneficios liberatorios 320

TOTAL POBLACION EN TERMINOS DE BENEFICIOS DE LIBERTAD 501

Personas en riesgo para COVID 19 (según parámetros oficiales) 308

Esta síntesis de los datos obtenidos, deja a la vista que, si simplemente se otorgaran los
beneficios liberatorios estipulados por las leyes argentinas, la unidad penitenciaria
podría descomprimir la sobrepoblación de un modo drástico; ya que se contabilizan 501
personas que podrían acceder a ellos y una sobrepoblación de 531. Es decir, de proceder
según las normas hoy vigentes la unidad sólo tendría una sobrepoblación de 30
personas (3% de sobrepoblación). Esto sin considerar si quiera las recomendaciones
sobre la revisión de la situación de aquellas en riesgo par COVID-19, que ascienden a
308 casos, y podrían tramitarse en términos de arrestos domiciliarios permitiendo una
mejor habitabilidad de los ámbitos de encierro

Conclusiones

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A la luz de los hechos acontecidos en los últimos días en distintas unidades
penitenciarias del territorio provincial, el cuerpo de estudiantes del CUSAM reunidos en
torno al Centro de Estudiantes Azucena Villaflor, decidimos iniciar una indagación que
pudiera visibilizar el punto de vista de las personas que nos encontramos detenidas y
hacer un aporte constructivo al diálogo iniciado en la Mesa solicitada oportunamente
ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, y finalmente
convocada por el gobierno de la provincia (de la cual vienen participado representantes
de distintos poderes del Estado, integrantes de organizaciones ligadas a estas
problemáticas, funcionarios y trabajadores penitenciarios, personas privadas de su
libertad en distintas unidades). Esperábamos – y aún lo hacemos – que los datos
recabados funcionaran como un insumo para la toma de decisiones de las distintas
áreas gubernamentales y permitiera la resolución pacífica de los conflictos suscitados en
el contexto inmediato, pero que al mismo tiempo nos permitiera intervenir en un
planteo superador a la hora de construir respuestas estatales en el campo de la
seguridad ciudadana y las políticas públicas en materia de delitos y tasa de
reincidencia.

El sistema de salud en el Servicio Penitenciario Bonaerense carece de recursos (falta de


médicos y medicamentos, entre otros). El déficit sanitario y la falta de alimentación
adecuada, entre otras dificultades, define las condiciones en las que se encuentran las
cárceles actualmente. El hacinamiento suma el elemento determinante a este cuadro de
situación para enfrentar la pandemia.

En este sentido las 100 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en
Condición de Vulnerabilidad (instrumento que forma parte del sistema de fuentes del
derecho interno argentino según la Acordada de la CSJN N° 5/2009) establece que las
personas privadas de su libertad forman parte de los grupos “en condición de
vulnerabilidad” (arts. 3 y 4, según actualización de 2018); por considerar que esta
condición “puede generar dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia el resto de derechos de los que es titular la persona privada de libertad,
especialmente cuando concurre alguna causa de vulnerabilidad enumerada en los
apartados anteriores ” (art.22). La misma normativa anima a la autoridad judicial, en
estos casos, a “velar por la dignidad de la persona privada de libertad y por sus garantías
fundamentales, conforme a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos”
(art 23).

La realidad actual nos obliga a replantearnos, como estudiantes de ciencias sociales, la


manera de relacionarnos, de vivir, de comunicarnos, de sobrellevar el aislamiento
obligatorio que pareciera ser la única forma eficaz de no contagiarnos. El encierro con
todo lo que conlleva, paso a ser el escudo con el que nos protegemos y
consecuentemente dentro de éste surgen multiplicidad de conflictos que dejan a la luz
cuestiones de convivencia, carencias, abusos, injusticias, miserias humanas; pero
también afloran la solidaridad, el amor, el compañerismo, el aguante, nada más

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parecido a la vida en la cárcel, como dijo el genial Andrés Calamaro “la vida es una
cárcel con las puertas abiertas” y es así como se siente gran parte de la sociedad, todos
nos sentimos un poquito presos.

Con todo, la compleja situación inhumana en la que se intenta sobrevivir en las


instituciones de encierro de nuestro país nos expone de manera exponencial a los
riesgos del COVID19. Se trata de un reclamo genuino ante un problema nuevo, que nos
encuentra dentro de un sistema degradado hace ya varias décadas; que atraviesa las
gestiones de los diferentes gobernantes y sus políticas represivas. La pena como
revancha veda la posibilidad resocializadora de las personas privadas de su libertad.

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