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¿Qué es lo que nos hace humanos? La realización, la plenitud, que nos encontremos en nuestro
propio trabajo. Pero ello no sucede en el siglo XIX según el pensamiento de Marx (¿Marx hizo
estudios empíricos o solo teóricos?), pues el trabajo no tiene ningún contacto con lo que se
produce, solo se recibe un salario por lo que se hace, pero no se disfruta lo que se produce ni
tampoco es un acto de creación propia sino solo una ejecución mecánica, el hombre se ha vuelto
una máquina. (Manuscritos económicos y filosóficos, Marx).
El hombre debería sentirse alegre con su trabajo, no porque le represente un ingreso sino porque
disfruta hacer lo que hace allí, pero no es así, aunque el trabajo es lo que hace que el hombre sea
humano. Ahora el hombre se siente incómodo en su trabajo, que es lo que se supone que lo
vuelve humano. Estar en su casa, con alimentos, durmiendo y en fin, con todo lo que lo hace
animal es lo único que lo hace sentir humano.
Por tanto, para Marx, la revolución debe suceder porque el trabajo se ha convertido en una
contradicción con la libertad humana. La síntesis de esto, en términos de la dialéctica hegeliana,
debe ser la revolución. Marx escribe el Manifiesto Comunista en 1847 para explicar las
contradicciones que deben resolverse en una revolución. Las revoluciones estallan en 1848, pero
no como Marx lo deseaba ni como lo predijo.