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Marx 200

Michael Roberts


Michael Roberts, marxista británico, publicó


recientemente el libro Marx 200, donde
destaca la importancia de las ideas centrales
del autor de El capital para entender las leyes
de funcionamiento de este sistema. Acá
ofrece una breve biografía del revolucionario
alemán.
Karl Heinrich Marx nació en Trier, Alemania, el 5 de mayo de 1818. Trier era parte el
Estado monárquico de Prusia. Marx provenía de una familia judía que se había
convertido al protestantismo en su niñez.

En los años de su adolescencia estuvo bajo la influencia de su padre y del amigo de su


padre, el Barón Von Westphalen. Ambos eran hombres de la Ilustración, seguidores de
los ideales de los filósofos franceses y de la Revolución francesa. Marx nació
inmediatamente después del final de las llamadas Guerras Napoleónicas y sobre el
inicio de una recuperación económica gradual en los mini-Estados alemanes. Al llegar a
la universidad, a fines de la década de 1830, era de opiniones democráticas radicales,
uno de los “jóvenes hegelianos” que se oponían filosóficamente a la superstición
religiosa y a la autocracia.

El período de Marx joven, desde que deja la universidad sin ningún cargo académico,
estuvo marcado por un brote radical en las ideas y acción política en Europa. Gran
Bretaña estaba en medio de la “Revolución industrial”, con toda su expansión de
maquinaria y bienes, y la explotación del trabajo como su oscuro acompañante. La ley
de Reforma de 1832 le había dado el voto a las clases medias, pero ahora aparecía la
presión del movimiento cartista en la clase obrera, que reclamaba el sufragio universal.
En Alemania, los obreros se organizaban por primera vez en las ciudades y los
campesinos se estaban inquietando. Económicamente, en 1840 se estableció la Unión
Aduanera de Alemania, la Zollverein, que puso un fin a las barreras comerciales dentro
de la espera de influencia de Prusia, y dio inicio a un enorme brote económico.

Al dejar la universidad, Marx se convirtió en un periodista radical con una creciente


concepción materialista de la lucha de clases. Comenzó a interesarse en los desarrollos
económicos bajo el aliento de su nuevo amigo, que finalmente lo será de por vida,
Friedrich Engels. Engels vivía en el corazón del Capital, la ciudad industrial británica
Manchester, y ya estaba escribiendo sobre las consecuencias económicas y sociales del
desarrollo capitalista. Marx y Engels se volvieron comunistas, una ideología diseñada
para reemplazar al capitalismo como modo de producción y para la organización social
con control comunal bajo la acción de la clase obrera como “enterradora” del
capitalismo.
Juntos escribieron el Manifiesto Comunista en marzo de 1848, inmediatamente antes de
la erupción de las revoluciones contra la autocracia en toda Europa. El manifiesto
reconocía intuitivamente la naturaleza del capitalismo, pero sin exponer ninguna de sus
leyes de movimiento. En el Manifiesto, Marx había visto cómo podría desarrollarse el
capitalismo, pero aún no había resuelto la mecánica y las leyes del movimiento del
desarrollo del capitalismo. Fue Engels quien alentó a Marx a estudiar las obras de los
economistas clásicos ingleses.
La derrota de las revoluciones de 1848 y el eventual exilio de Marx a Gran Bretaña dio
inicio al período de madurez de Marx (a la edad de 32 años), que duró hasta la derrota
de la Comuna de París en 1871 (a sus 53 años). Este período resultó ser el del largo
auge de las economías europeas. Gran Bretaña era la potencia económica y política
dominante, y por lo tanto el mejor lugar para estudiar la economía del capitalismo. Este
auge les reveló a Marx y Engels que no había un atajo hacia la revolución, y que el
capitalismo tenía aún formas de expandirse por el mundo. La primera depresión de 1857
no condujo ni al colapso del capitalismo ni a la revolución. Marx se concentró en
organizar el primer partido internacional de la clase obrera (la Asociación Internacional
de Trabajadores) y en escribir su principal obra económica, El Capital.
A lo largo de la década de 1850, trabajó en el Museo Británico y compiló notas
detalladas sobre los llamados economistas clásicos de principios del siglo XIX Adam
Smith, David Ricardo, James Mill, Thomas Malthus y muchos otros. Fue entonces
cuando desarrolló sus tres grandes leyes de movimiento del capitalismo: la ley del valor,
la ley de la acumulación y la ley de la tasa de ganancia. De estas leyes se puede derivar
la teoría de Marx sobre las crisis bajo el capitalismo. También explican por qué el
capitalismo es un modo de producción que agotará su capacidad de incrementar las
“fuerzas productivas” de la sociedad humana y deberá ser reemplazado.

El mayor descubrimiento económico de Marx en la década de 1850, y su mayor


contribución a la economía política, fue cómo el modo de producción capitalista extrae
valor del trabajo humano. En las economías capitalistas, pareciera que la fuerza de
trabajo humano fuera intercambiado por un salario en un intercambio libre e igual. Pero
Marx demostró que esto era una farsa. Se extraía plustrabajo sin pago porque los
salarios se pagaban para que los obreros cubrieran sus necesidades, pero eran
contratados por más horas, días o años que el valor contenido en el poder de compra de
sus salarios. El plustrabajo tomaba la forma de plusvalía en una economía en la que
todos los productos de la fuerza de trabajo se vendían en el mercado como mercancías,
incluida la propia fuerza de trabajo.
Ilustración: Iara Rueda
El descubrimiento de Marx de la plusvalía pasó a formar parte de su teoría o ley del
valor basado en trabajo humano vivo. Sus otras leyes clave del movimiento del
capitalismo fueron la ley de acumulación y la ley de la tendencia decreciente de la tasa
de ganancia. Las leyes del valor y de la acumulación aparecieron en el volumen I de El
Capital. Pero la ley de la tasa de ganancia no apareció sino hasta la publicación del
volumen III en 1894. Los Grundrisse (las notas de Marx para El Capital) no estuvieron
disponibles para nadie sino hasta bien entrado el siglo XX.
En los Grundrisse, Marx elaboró en detalle la ley de la tendencia decreciente de la tasa
de ganancia y la caracterizó como “la ley más importante de la economía política
moderna…, que a pesar de su simpleza nunca había sido comprendida hasta ahora, y
aún menos había sido expresada conscientemente”. La consecuencia de esta ley es que
“después de determinado punto, el desarrollo de las fuerzas productivas se convierte en
una barrera para el capital; esto significa que la relación del capital es una barrera para
el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo”.
A partir de las tres leyes de Marx podemos comprender por qué el capitalismo no puede
dejar de estar sujeto a depresiones regulares y recurrentes; provoca rivalidades atroces
entre estados nacionales que conducen a guerras perpetuas; y engendra un derroche
descontrolado de los recursos naturales que ahora amenaza con destruir el planeta
mismo. Las leyes de Marx también nos dicen que el capitalismo no estará aquí por toda
la eternidad sino que tiene una existencia finita. La pregunta frente a nosotros, 200 años
después del nacimiento de Marx, es qué lo reemplazará como modo de producción y
organización social de los seres humanos de este planeta.

Desde las tres leyes de Marx podemos entender por qué el capitalismo no puede dejar
de estar sujeto a desplomes regulares y recurrentes; ocasionar rivalidades perniciosas
entre los Estados nacionales que llevan perpetuamente a guerras, y engendrar un uso
descontrolado y derrochador de los recursos naturales que ahora amenazan con la
destrucción del planeta. Las leyes de Marx también nos dicen que el capitalismo no
estará aquí eternamente sino que tiene una existencia finita.

Marx nunca dejó de intentar respaldar sus leyes del movimiento del capitalismo y su
teoría de las crisis con evidencia empírica. De hecho Marx, el investigador empírico,
lidió con siete ciclos sucesivos en su vida. En sus últimos años, Marx se concentró en el
análisis del rol del crédito en las crisis y cómo estas estaban conectadas con las crisis
regulares en la producción.

La derrota de la Comuna de París en 1871, seguida por el pánico financiero y el colapso


de 1873 en los EE. UU. que se expandió a Europa, marcaron la fase final de la vida de
Marx. También fue el comienzo de lo que eventualmente se llamó la (primera) Gran
Depresión, en la que las mayores economías capitalistas bregaban por recuperarse de los
colapsos y se volvieron sujetos de una serie de caídas. Esto fue una reivindicación de las
leyes del movimiento de Marx. Murió en 1883, en el peor momento de la depresión en
Gran Bretaña.

Marx permaneció como una figura oscura en el pensamiento económico y político


después de su muerte, excepto en los círculos de los líderes de los florecientes partidos
socialdemócratas de Europa luego de finalizada la Gran Depresión. En este nuevo
período de recuperación económica de la década de 1890, los obreros no especializados
formaron sindicatos y las organizaciones de la clase obrera construyeron partidos
políticos de masas en Europa, con un creciente poder electoral. Las ideas de Marx,
entonces, se extendieron. La victoria de los socialdemócratas “bolcheviques” (mayoría)
en la Revolución rusa de 1917 colocó a las obras de Marx y Engels en el centro del
escenario mundial para el resto del siglo XX.

Hoy, 200 años después del nacimiento de Marx, parece ser que el capitalismo se
encuentra con una nueva tendencia a la baja: menguó su capacidad para desarrollar la
productividad del trabajo y para sacar a siete mil millones de personas de la pobreza.
Las predicciones de Marx sobre el ensanchamiento de la desigualdad, el incremento en
los conflictos nacionales, el empobrecimiento del trabajo por las máquinas y la
destrucción de los recursos naturales parecen aún más pertinentes.
El resultado principal de El Capital de Marx y de sus leyes de acumulación y
rentabilidad es que la oposición al capitalismo no es una respuesta irracional a las
dificultades temporarias del capitalismo, sino una necesidad dictada por la progresiva
incapacidad del sistema para sostener a la humanidad. El análisis de la acumulación
capitalista culmina, como le dijo Marx a Engels en una carta:
… ¡en la lucha de clases como objetivo en la cual se encuentra la solución a
todo este problema! De una lucha por salario, horas y condiciones laborales y
su alivio, se convierte, al mismo tiempo que pelea por esas cosas, en una lucha
por el derrocamiento del sistema capitalista de producción; en una lucha por la
revolución proletaria.
Traducción: Federico Berg

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