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1.

LA FILOSOFÍA ANTES DE LA FILOSOFÍA

L A " H ISTOR1A" DE LOS PRIM EROS PENSADORES


DE GRECI A

"La filoso fía antes d e la fi losofía." E n erecto, las palab ra s de


la famil ia dephilosoph ia no aparecen a n tes del s iglo V a .C . y
no fue definida fil osó ficamen te m ás q u e en e l s iglo lV, por
Pla tón ; sin em bargo , Aristóteles y, co n él, toda la trad ición de
la h is toria d e la fil osofía con sider an filósofos a los p rime ro s
pen sa dores griegos · que apa recieron a principios de l siglo VI ,
e n la p e ri feria de la zon a de in ll ue ncia griega, en las colon ias
de Asi a Menor, exa ctament e e n la ciu d a d de Mi le to: Tales ,
matem á tico y téc ni co, un o de los Si ete Sabios, cé le bre p o r
haber p red icho el ecl ipse de so l del 28 d e m ayo de 585, luego
An a xima ndro y Anax ím en es. Este m ovimien to del pensamien­
to se extend ería a otras colon ias gliegas, esta vez las de Sicili a
y del sur d e I t a li a . E s así como en el siglo VI, Jen ó fa n es d e
Colo fón em igra a E lea, y Pitágoras , oriu ndo de la isla de Sam as
(no lejos d e M il eto), vien e a fijar s u r es id en cia a fi nes del s i­
glo VI en Cro tona y luego en Met aponto . Poco a poco, el sur d e
1taLa y Sicil ia se vu elven el ce ntro d e u n a acti vidad in telectual
m u y viva, por ejemp lo con Parménides y E mpédocles.
Todos estos pens adores p roponen una explicación ra cIOnal
de l mundo, y a qu í da un giro d ecisivo la h is toria del pensa­
m ie nto. Ex istían en efecto, antes de ellos, en el Cercano Orien­
te , y de hecho también en la Grecia arcaica, cosmogonías,
pe ro eran de tipo mítico, es decir, describían la historia del
mundo como una lucha entre entidades p ersonificadas. E ran
"génesis" en el sentido bíblico del libro del Génesis, "libro de

1 Encontraremos los fra gm e ntos de su s obras en Les Préso crar iqu es, ed.
J .·P . Dumont (citad o co mo Dumont en las s iguientes nora s ), GaJlimard,
Pa rís, Bibliotheque de la Pléiade, 1988. Véase asimismo, del mi s m o a uto r, la
edi c ió n qu e creó para el público es tudi.mtil, Les Écoles prés ocratl q ue s ,
Gallim a rd, París, Folio Essa is, núm. 152.

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LA FILOSOFíA ANTES DE LA FILOSOFÍA 23
22 LA DEFI NIC IÓ N PLATÓ NICA DEL FILÓSOFO

las generacion es" , destinado a devo lver a un pueblo el recuer­ En el libro X de las Leyes, Platón ya no se contenta con pro­
do d e sus antepasados y a vincularlo con las fu erzas cós mi­ poner un relato mítico: pretende fundamentar su cos mogonía
cas y las ge ner ac iones de los dioses . Crea ción del mundo, sobre una demostración riguro sa que se apoya en argumen­
creación del hombre , creación del pueblo, éste es el objetivo tos aceptables por todos . En es te esfuerzo racional, Platón
de las cosmogonías. Como lo demostró claramente G. Naddaf,2 vuelve explícitamente a la noción de phusis, concebida como
si bien los primeros pensadores griegos sustituyen esta narra­ "naturaleza-proceso" por los primeros pensadores griegos,
ció n mít ica po r una teoría racional del mundo, no por ell o insistiendo por su parte en el carácter primordial, original, de
d eja n d e conservar el esquema ternario qu e estructuraba las este proceso . Pero, para él ,s lo que es primordial y original es
cosmogonías míti cas . Propon e n una teoría d el origen d el el movimiento y el proceso que se en gendra a sí mismo, que
mundo , d el hombre y de la ciudad. Esta teoría es racional es automotor, es decir , el alma. Al esquem a evolucionista lo
po rque pretende exp licar el mundo no por m edio de una lu­ sus tituye pues un esquema c reacionista: el universo ya no
cha entre elemen tos, sino de una lucha entre realidades "físi­ nace del automatismo de la phusis sino de la racionalidad del
cas" y el pr ed o minio d e UIla sobre las d emás . Esla tr ansfor­ alma y el alma co mo principio primero, anterior a todo, se
mac ió n radical se resum e po r otra parte en la palabra gri ega identifica entonces con laphusis .
phusis, que, o riginariamente, significa al mismo t iempo el co­
mien zo , el desarroll o y e l resulta do del proceso mediante e l
cual un a cosa se constituye. E l obje to de su proced imie n to LA "PAlDEIA"
in telec tu a l, procedimi ent o que ll am an indagac ión,3 historia ,
es la phusis un ive¡-sal. También se puede hablar d e filosofí a antes d e la filosofía a
Las teorías racio nal es, en toda la t radi ción filos ófica griega, pro pós ito de otra corri ente del pensamiento griego preso­
será n influenc iadas por este esque m a cosmo gónico original. crático: me refiero a las prácticas y las teorías que aluden a
Aq uí no daremos más qu e el ejemplo de Pla tón, gu ien, e n la una exigencia fundamental de la mentalidad griega, el deseo
se rie de diá lo gos intitul a dos Timeo, Critias y lIemz ócrales d e formar y d e educar,6 el afán de lo que los griegos llama­
(proyectad o. pero al cual rem plaza rán las Leyes), qu iso a su ban la paideia. 7 Desde los tiempos remotos de la Grecia
vez esc ri bir u n gra n t ra tado sobre la phusis, en toda su exten­ homérica, la educación de los jóvenes es la gran preocupa­
sión , desde el origen d el mundo y d el h o mbre hasta el origen ción de la clase noble, de los que poseen el arete, es decir, la
de Atenas. Aquí d e nuevo en contra m os un libro d e la s "gene ­ excelencia requerida por la nobleza de sangre ,B que más tarde
raciones" que d evuelve a los ateni enses el recuerdo de su origen se volverá, para los filó sofos, la virtud, es decir, la nobleza del
y de sus antepasad os para arraigarlos en e l orden u nivers al y
el acto fundador del Dios creador . De hecho Platón no lo oc ul­ ser. G. Nad daf, L'origine el l'évolulio'1 ... , pp. 443-535.
b Acerca d e los inicios d e la educación m oral en lre los griegos, c{ 1. H ado l ,
ta : propo n e, en Timeo, lo qu e llama una fá bul a ve ro!>í mil, S éneca ... , pp. 10-38, y, de la misma a utora, °The Spiritual Guide", e /assica/
introdu cien do en ella la fi gura mít ica del De miurgo que pro­ M edil erra11ean Spirilllalily- Egyplia n, G reek, ROl11an, ed. A. H . Arm strong,
du ce el mundo al mi rar el Modelo e terno q ue son la!> Ideas .4 CrossroaJ , Nueva Yo rk, 1986, pp. 436-459
1 P ara la Grecia arca ica y At enas h asta el final d el siglo v, consultar a
W. Jaeger, Pa ideia. Los ideales de la cullura griega, FCE Méx ico, 1942 , 1945 .
2 G. NadJ a f. L'origine el l'évo/llIiOll dl/ con cepl g re(: de "phl/sis", The E d win Véa se tambi én H .-!. Marrou , H is loire de /'éducalion dans l'A n liquil é, París,
Mcll en Pt-ess, Lcviston-Qllcenston-La mpctc r, 1992. 1950 [existe e di ció n en es p año l, FCE, 199 8J, y el ca pítul o "The Ori gi ns o f
3 H erácli to, Fragmenlo 35, Dllmoll t, p. 154; Pla tón, Ferlú /'/, 96 .. 7. Hi ghe r Edu ca tion at Ath e ns ", en J . P . Lynch, Aris lol /e's Scho ol. A Sludy of
• Cr P. Ha dot , "Ph ysiq ue e l poés ic dan s le TilllJe d e Plat ó n", Rel'IlC de a Greek Educalional [nslitulÍol1, University of California Press, 1972 , pp .
Tltéolngi e el de P/¡ i/osop }¡ ie, 115 , 1983 , pp. 113-1 33; G. Na ddaf. L/origi ne el 32-38
/'évo/lIl ioll .... pp. 341 -4 42. 8 C{ W. Jaeger, Paideia ... , pp. 29 Y ss., que muestra claramente la diferen­
24 LA DEFINICIÓt\ PLATÓN ICA DEL FILÓSO FO LA FILOSOFIA ANTES DE LA FILOSOFÍA 25

alma. Podemos darnos una idea de es ta educaciólI aristo­ Got'gias, de Italia del sur. El movimiento de pensamiento que
crática gracias a los poemas de Teogn is, que son un compen­ represent an parece ser a l mismo tiempo l1l1a continuidad y
dio de preceptos morales.' Es ta educación es impartida pOI una ruptura con respecto al qu e lo precedió . Con tinuid ad en
los ad ultos en el grupo socia l mismo. E n él se ejercitan para la medida en q u e e l método d e argu men tación de Parméni­
adqu irir las cualidades: fuerza física, va lentía, sentido del Jes , de Zenón de Elea o de Mel isa se descubre en las parado­
deber y de l honor que convienen a los guerreros y q u e son jas sofísticas , continu idad tamb ién en la m edid a en q ue los
personificadas por gra n des antepasados divin os él lo s que se sofistas apuntan a reuni r todo el saber científico o históJico
toma por modelos . A pa r tir del s iglo v, con e l au ge de la de­ acumulado por los p ensador es que les so n anteriores . Pero
mocraci a, las ciudades tendrán el mismo afán de [armar a ruptura también, porque, por una pa¡-te, some ten a una crítica
los futuros ciudadanos por medio de los ejercicios del cuerpo, radical ese saber anterior, insistiendo, cada uno a su ma nera,
gImnas ia y mús ica, y del espíritu. Pero la vida democ rá tic en el con fli cto que opone la natu ra leza (ph usisJ a la s conven­
en gendra luchas por el poder: hay que sabe!' persuadi r a l ciones hu manas (nomoiJ y porque , por otr a parte, su acti­
pueblo, hacerle tom ar talo cual dec isión en la asamblea. Es , vidad ~e orienta muy en es p ecia l h acia la fo rmaci ón de la
pue::. , necesa rio , si se quiere llegar a ser u n jefe de l pueblo, juventud con vistas al triunfo e n la vida polft ic<l. Su enseñanza
a dqui r ir el domin io d el lenguaje. A es ta necesidad respon­ n.:sponde a una necesidad . E l auge d e la vi da democrá tica
derá el movimiento sofístico. exige que los c iudadanos, sobre todo los que qu ieren accedel
al poder, posean un dom in io perFecto de la palabra. Has ta en­
tonces , los jóvenes eran form ados para la excelencia, para la
L os SOFlSTAS DEI SI GLO V are lé , a través de la sl ll1ltsin, es decir , a través de la fTccu en ta­
c ión del mundo a dulto ,ll s in especial i7.a ci ón . Los so fistas en
Con el a uge de la d emocrac ia aten iense en el siglo v, lada cam bio inve ntan la educac ión en un m ed io a rt ifi c ia l, qu e
esta actividad intelectual, que se hab ía di fu nd ido en las colo­ quedará como un a de las cara cteríst icas de n u estra c iv ili za­
n ias griegas de Jon ia , de Asia Menor y del SUJO de Italia , vien ción . l~ Son p rofesi onales de la enseñanza, ante todo p edago­
a est ab le~:el"se en Atenas . Pe nsadores , profesores, sa b ios con­ gns , au nq ue haya que reconocer la no table ori gin a lida d de un
ve rgen hacia esta ciudad, importando mod os d e pensamien t Protágoras , de u n Go rg ias o de un An lifó n , por e jemp lo. Me ­
qu e has ta en ton c es eran allí cas i d esco n oci dos, y que son diante un sueld o . enseñan a s us a lumnos las rórmu las que les
m ás o m enos bie n aco gidos . P or ej em plo, el hec ho d e que permi t irá n pe rsuadi r él los audi tores, de fend e r con la m isma
Anaxágoras,IO proced ente de Jonia, haya sido acusado de ateís­ habil ida d el por y el con tra (antilogía). Platón y Aristóteles les
mo y h aya tenido qu e ex ili a rse mu es tra cla ra men te qu e la reprocha rán se r comerciantes en m a ter ia de sa ber, nego­
id ea d e investiga c ión que se había desarrollado en las colo­ cian tes a l por may or y a l por meno r. 13 De hecho, enseñ a n no
nias griegas d el As ia Men or era muy insólita para los atenien­ sólo la técnica d el discurso qu e persuade, sino tambi én todo
ses. Los famosos "so fi stas" d e l s iglo v so n a m enudo, tam­ lo que puede servir para co n seguir la elevac ión de punto de
bién ellos, ex tra nj eros. Protágoras y Pródi co vienen de Jonia;
l! Acc rc'l. de la Sllllusicl, e¡: Pla t(m. Apolo!;/a. ¡ 9 e.

Il Se hall a r án los fragmentos de los so fi stas en Les Plésoera liqlles (c itado

d a e ntré la educaóón (de l aJ'Ís tócra ta, confo m1 e a l ideal de su casta ) y la cul­ p . 2 J, n.1), pp . 981 - ¡ 178 Y en J .-P. Dumont. Les Snp}¡ist es. Frag ll1enl s et té­
tu ra (del hombre tal cual de bctia se r, según la [ilosu ría). lII o ign ages , París , 1969. Acerca de los sofistas, el G. Rum eye r-Dh ,~ rhey , u s So­
" C( W . Jacgc,-. Paideia ... , pp. 236-248 . fI}¡is tes, Patis, 1985; J. de Romilly, US gran(l.~ snphis tes dalls ['A I}¡enes de Pi!riclés.
10 S ob re los con Oictos entre los filóso fos y la ciudad, cf la obra anti g u a, París , 1988; C. Nadd a f, L 'o rig in e et l'évolut ion ... , p p. 267 -338 ; .J. P . Lyn ch,
pero siempre útil , de P. Dcc harme , La critique des tradit io ns religieuses ehez Aris tol ie's S ch ool , pp . 38-46; B. Cassi n . ['Erre l sop}¡isriqu e, París. 1995.
les Crees , Pa rís. 1904 . \ Pla tón, Sofista. 222a-224c1; Aristóteles, R elil/a cio l1 f s SO{i'sIieas , 165 a 22 .
26 LA DEFINICIÓN PLATÓNICA DEL FILÓSOFO

vista que siempre seduce a un auditorio, es decir, la cultura


general, y se trata entonces tanto de ciencia, de geometría o
de astronomía como de historia, de sociología o de teoría del de­
recho . No fundan escuelas permanentes pero proponen, a cam­ n. LA APARICIÓN DE LA NOCIÓN
bio de una retribución, series de cursos, y, para atraer a los audi­ DE "FILOSOFAR"
tores, hacen su propia publicidad dando conferencias públicas
en las cuales ponen de relieve su saber y su habilidad. Son pro­
fesores ambulantes que permiten sacar provecho de su técnica EL TESTIMONIO DE llERÓDOTO
no sólo de Atenas, sino también a otras ciudades.
Así la arete, la excelencia, esta vez concebida como compe­ E s casi seguro que los presocráticos de los siglos VII y VI a.C.,
tencia, que debe permitir desempeñar un papel en la ciudad, Jenó fanes o P arménides, por ejemplo, y hasta quizás, a pe­
puede ser objeto d e un aprendizaje si el sujeto que la aprende s a r de a lgunos testimonios antiguos pero m u y discutibles,
tiene aptitudes naturales y se ejercita lo suficiente. P i tágo ras ' y Heráclito 2 , no conocieron ni el adjetivo phi­
{os ophos ni el verbo philosophein (filosofar), y con mayor
razón la palabra philosophia. En efecto, es tas palabras no
a pare cen, sé' gún toda verosimilitud, más que en el si glo V, en
ese "siglo de P ericles" en el que Atenas brilla tanto por su pre­
ponderancia política como por su proyección intelectual, en
la é poca de Sófocles , de E urípides, de los sofistas, en la época
ta mbién en que, por ejemplo, el historiador Heródoto, oriundo
de Asia Me nor, a lo largo de sus numerosos viajes, llega a vivir
e n la célebre ciudad . Y precisamente, quizás es en su obra en
dond e encontramos la prim e ra m en ci ó n de una actividad
"fi losó fica". Heródo ~o relata el legendario encuen tro de Salón,
e l legislador d e Aten as (siglos VIl-VI), u no de a quellos a los que
se ll am ó los S iete Sabios , con Creso, el rey d e Lidia. És te, or­
gu lloso de su pod er y de sus ri qu ezas, se dirige a Salón e n
es tos térm inos: 3 "Mi hu ésped a teniens e, el rumor de tu sabi­
du ría (sophies), el e tus viajes, ha ll egado hasta n os otros. Se
I Op in ione ~ d ive rgentcs a este respec to: R. Joly, Le !héme ph ilosophique des
gel/res de vie da ns I'Al1 tiquilé cla ssiq u e, Bruselas, 1956; W. Burke rt, "Pl a ton
ocl er Pytilagoras ) Zum UI·spn.ll1g des WO J'tes 'Philosoph ic"', HClm es , t. 88,
196 0, pp . 159 -1 77 ; C. J. dc Vogel, Pyth agoras ami Early P)'!h agoreal1is m,
Assen, 1966, pp. 15 Y 96-102. Pienso como W. BUl'ke lt qu e la anécdota relatada
po r H erácli de s del Ponto (cf Diógen es Laercio , 1, 12 ; Ciceró n, Tuscula¡¡as e
disp wati(m e.\, v, 8; J á mbl ico, Vida de Pi/ágoras, 58) es una proyección sobre
Pil '1goras de la noci ó n platónica de phi/osophio.
2 He l-áclito . B 35 , Du mo nl, p. 134 Y la n o ta de J.-P. Dumont, p . 123 6, que
plan tea d udas a ce rca de la a utenti cid ad de la pala b ra "fil ósofo"; asimi smo
Dicls-Km nz, Die Vorsokralikc r. L 1, Dublín- Zu ["idl, 1969, p. 15 9.
\ lIeródo lo, HLl torlOS, 1, 30.

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2R LA DEFINICIÓN PLATÓNTCA DEL FILÓSOFO LA APARIClÓN DE LA NOCIÓN DE "FILOSOFAR'· 2'1

nos ha di ch o que teniendo el gust o de la sabidu ría (philoso­ e n la gu e rra del Pelopo n eso, Pe ri cles, t' 1 hombre de E stado
plu:tm), visi taste muchos países, movi do por tu deseo de ver" . aten iens e, expresa e n estos término s el elogio d el m odo d e
Aquí vis lu mbram o s lo quc e n to n ces rep resentan la sabidu­ vida qu e se practica en Atenas : "Culti vam os lo bello con s im­
ría y la filos o ffa . Los vi ajes qu e Sol ó n e mpren d ió no tenian plicidad y fi losofa m os sin ca rece r de firmeza" . Los dos verb os
otro objetivo qu e conocer, auqu irir u na amplia experien cia de empl eados son compues tos el e philo- : 17hilokalein y plI ilos o­
la rea lidad y de los hombres , d escubrir a l mism o tiempo plIcill. Aqu í, s eñ ale mos al pasa r , se procla ma impl ícita m ente
coma rcas y costumb res diferen tes. Observaremos a cste res­ el tri unfo de la democracia. Ya no se tr a ta de perso na.lid a des
p ec to que a l pa rece r los preso cráticos d esignaron a su pro­ l~xcepci onal es o d e n ob les que co nsigu en a lcan zar la excel en ­
ced im iento int elec tu a l h istoria , es d eci¡·, ind agación 4 Una cia (a rete) , sino d e qu e t o dos los ciu d ada n os p u ed en ll egar a
expe rienc ia así puede hace r de aq uel qu e la posee un bu e n L'sa m eta, en la m edida en que les guste la belleza y en q u e se
.i u e7 de las cosas de la viua humana . Por ello Creso pregunta a co nsagre n a l amor de la soph ia. A pri n ci pios d e l si glo I V, el
Salón q uién es e n s u opin ió n e l h o mbre más reliz . y éste le ora dor lsócrat es, en su Pal1egírico,7 volverá a to mar e l m ismo
contesta q ue nadie puede s er di cho fel iz antes de que se haya lem a : es Aten as la que reveló al mu ndo la fil oso ría .
visto el [in de su vida .
Es ta a cti vid ad aba rca Lodo lo que s e refi ere a la cu ltura in­
He ró do to revela pues la existencia de una pala bra qu e le lectu al y ge neral: especulacion es d e los presocrá ticos, c ien­
q u izás ya es ta b a de m od a . pero q u e en todo caso llegaría a cias nacient es, teorfa del lenguaje, técnica relór ica, arte de per­
es ta rlo, en la Aten 3s d el si g lo v, la Alen as d e la d em ocra cia y . . uad ir. A veces se relaci on a de modo más preciso con el arte de
de los sOrislas , De u na ma ncI·a genera l, desde II om ero, las pa­ la arg um entación, si lo juzga mos por una alusión d el s ofi sta
labras co m pues tas con ph ilo- serv ía n para des ignar la d isposi­ Gorgias en su Elogio de He/e /la . ÉSla, decía , no fue res ponsable
c ión de a lguien qu e en c ue ntra su int e rés, sU placer, su razÓn de su acto, porqu e fue empujad a a actuar así o bie n a ca usa de
d e vivi r, e n co nsagrarse a t a l o cual aCLivida d: phil()-17osia , por la vol unlad d e los di oses, o bien ba jo presión de la viol encia o
e jemplo , es el placer y el inte rés que se lo ma por la bebi d a ; a1l n por la fuerza d e la persuasión, o por último por pasión.
philo-til71ia es la propensi ó n a adquirir h o nores; ph ilo-sophia y distingu e tres formas d e persu as ión por el len guaje, d e las
será pues el interés que se tom a en la sophia .\ que u na consiste, dice, "en los torneos de di scursos fi! os óLi cos".
Si n dud a se trata d e las discusi ones públicas en las que los so­
[is las se enfrentaban para demostrar su talento, oponiendo sus
LA ACTJV rDA D FILos6FlCA, d iscursos a propósito de temas que no se vinculaban con un
ORGU LLO DE ATENAS problema particular, jUlidico o político, si no que respondían a la
cultura general.
Os ateni e nses del siglo v eSLa ban orguJl osos de esta ac ti vi dad
int electual. de este in terés e n la ci en c ia y la c ultura que flo­ LA 1'-:OCI6N DE "SOPHIA"
recía n e n su ciud ad. En la Oración fún ebre que Tucídides 6 le
hace pronunciar en mem oria de los primeros soldados caídos Las palabras phi!o-sophos y philo-sophein s uponen, pues, otra
n oción, la de sophia , pero hay que reconoce r claramente que
" c¡: am e "jor, p . 22; , ¡ Heráclito hablaba en decto de fil ósofos , en su fr. 35 en esa época no existe definici ó n filo sófica de la noción de
(c( p. 27, n. 2), señal aremos entonces que vinculaba bJosolía con ind aga c jún. sophia .
, Acerca d e la palabra p/J ilosophos, véase tamb ién E. A. Havelock, Prela ce (o Para definir sophia, los intérpretes modernos dud a n siempre
Plato, Camb,'id gc, Mass ., 1963 , pp. 280·2 83; W. Burken (al"! . citado p. 27, n 1),
p. 172. entre la noción de saber y la de sabiduría. El que es so17hos, ¿es
o lucidiu es , Historia de la gll<.'n a del Peloponeso, 11,40, l .
7 Isócrates, Pal1 eg irlco, § 47
30 LA DEFINICIÓN PLATÓNICA DEL FILÓSOFO LA APARICIÓN DE LA NOCIÓN DE "FILOSOFAR" 31

el que sabe muchas cosas, que vio muchas cosas, que viajó mu­ mucha fuerza el contenido de la sabiduría poética. Testimo­
cho, que tienen una cultura enciclopédica, o es aquel que sabe nio tanto más interesante porque pone en paralelo la sophia
conducirse bien en la vida y que está en la felicidad? Habremos d el poeta y la del rey.l.1 Son las Musas quienes inspiran al rey
de repetirlo a menudo a lo largo de esta obra, las dos nociones se nsato. Las Musas vierten sobre la lengua y los labios de
di stan de excluirse: el verdadero saber es finalmente un saber a q u el a quienes escogieron un rocío suave, una dulce miel:
hacer, y el verdadero saber hacer es un saber hacer el bien. "Todos fijan en él su mirada cuando interpreta las leyes divi­
Desde Homero, las palabras sophia y sophos eran emplea­ nas con rectas sentencias y él con firmes palabras en un mo­
das en los contextos más diversos, a propósito de conductas y mento resuelve sabiamente un pleito por grande que sea".
de disposiciones que, al parecer, no tenían nada que ver con Las palabras del poeta, por su parte, cambian los corazones:
las de los "filósofos".8 En la !liada, Homer0 9 habla del carpin­
tero, quien, gracias a los consejos de Atenea, entiende de toda Pues si alguien, víctim a de una desgrac ia, con el alma recién des­
sophia, es decir, de todo saber hacer. De manera análoga, el garrada se consume afligido en su corazón, luego que aedo servi­
himno homérico A Hermes, 10 después de haber narrado el in­ dor de la s Musas cante las gestas de los antiguo s y ensalce a los
vento de la lira, agrega que este dios modeló él mismo el ins­ felices dioses que habitan el Olimpo, al punto se o lvida aquél de
trumento de una sophia, diferente del arte de la lira, a saber, sus penas y ya no se acuerda de ninguna des gracia. ¡Rápidamente
cambian el ánimo los regalos de las diosas l
la flauta de pan. Se trata pues aquí de un arte, de un saber ha ­
cer musical.
Aquí aparece ya la idea, fundamental en la Antigüedad, del
A juzgar por estos dos ejemplos, podemos preguntarnos
legítimamente si, en el caso del fabricante de ba,rcos como en valor psicagógico del discurso y de la importancia capital
d el dominio de la palabra. 14 Palabra que produce su efecto en
el del músico, la palabra sophia no designa preferentemente
actividades, prácticas, que están sometidas a medidas y a dos registros al parecer muy diferentes, el de la discusión ju­
ll rídica y política: los reyes administran la justicia y aplacan la
reglas y que suponen una enseñanza y un aprendizaje, pero
querella, yel del encantamiento poético: los poetas por medio
que, además, exigen también la ayuda de un dios, una gracia
d e s us cantos modifican el corazón de los hombres. Mnemo­
divina , que revela al artesano o al artista los secretos de fabri­
cación y los ayuda en el ejercicio de su arte. sina, madre de las Musas, es el "olvido de las desgra cias y la
lt-egua de las preocupaciones" .15 En este encantamiento po­
De igual manera, Solón 12 emplea sophie en el siglo VlI a.e.
demos descubrir al mismo tiempo un esbozo de lo que serán
para desi gna r la actividad poética, que es el fruto al mismo
más tarde los ejercicios espirituales filosóficos, ya sean del
tiempo de un largo ejercicio y de la inspiración de las Musas.
orden del discurso o de la contemplación. Pues no es sólo por
Este poder de la palabra poética, inspirada por las Musas y
medio de la belleza de los cantos y de las historias que cuen­
que da su sentido a los acontecimientos de la vida humana,
tan la manera en que las Musas hacen olvidar las desgrac ias,
aparece con mayor claridad en Hesiodo , a principios del si­
sino porque ha cen acceder al poeta y al que lo escucha a una
glo VII. Si no emplea literalmente la palabra sophia, expresa con
visión cósmica. Si "regocijan a la poderosa mente de Zeus su
8 B. Gladígow, Sophia und Kosmos, Hildesheim, 1965; G. B. Kerferd, "The padre"1 6, es porque le cantan y le hacen ver "lo que es, lo que
ímage of ¡he Wise Man in Gree ce in th e Peliod befare Plato", Images of Man,
Melanges Verbeke, Lovaina, 1976, pp. 18-28. u Hesíodo, Teogonía , 80-103 .
"!liada, 1S, 411. 14 Cf G. Romeyer-Dherbey, Les Sophisles, pp. 45-49; P. Laín Entralgo, The
10 Homero, A Hem1 es, 1, 511. Therapy of Ihe Word in Ihe Classical Antiquily , New Haven, 1970 (resefia criti­
11 J. Bollack, "Une hístoire de sopllle" (resefia crítica de Gladigow, véase ca de F. Kudlien, en Gl1omon, 1973, pp. 410-412).
supra, n . 8), Revue des éludes grecq ues, t. 81, 1968, p. 551. IS Hesíodo, TeogoI1(a, SS.
11 Solón, Eleg., 1, 52. 16 Hesíodo, Teogonía, 37.
32
LA DEFINICIÓN P LATÓN ICA DEL FllÓSO.r
L.A APAR1 CIÓN DE LA NOCIÓN DE "FILOS OFAR " 33
se r á, lo que ru e" y es pre cisament e lo qu e ca nt artl el p ropi o
Hesío d o en su Teof.!, oll/a . Un a s e nte ncia epicúrea, que se atri ­ m os, un hombre políti co, cuya bienhec h ora leg is lac ión d eja
b u ye al dis cí pul o de Ep ic uro , Me tródo r o, di r á : "Rec u erd a un largo recuerdo, ma s ta mbién es un p oeta q ue expr es a e n
q ue , nacid o m OJ1a l y co n una vida lim itad a , s u bis te, gra cias a su s ve rs os s u ideal éti c o y po líti co. Qu ilón de E spana , P e­
la c iencia de la na tu raleza, h as ta la infi n idad del espa c io y del ria n dro d e Corinto, Bía s de Pri e ne (l os ll'es d e p ri ncipi o s d el
t iem po y vis te lo que es, lo qu e será v lo q ue flJe"n Y, an tes de s iglo VI) son a s imismo hombr es polít ic os, cé le bres p OlOa lgu ­
los epic ú reos , ya Platón .h a bía dich o q ue e l a lma , a q ui en per­ nas leyes qu e habían promul gado o po r !:> u acti vidad oratoria
enece la elevac ió n de l p ensamiento y la c on templaci ón d e la v ju dicial. La s indicaciones qu e s e reUer e n a Cleóbulo d e Lin­
tot a li da d de l tiempo'y d el ser, n o consid erará b muerte como dos son la s más inciertas: sólo sabemos que s e le a tribu ía un
a lgo a lo q u e hay que temer. lx c ie rt o nú m ero de poemas. S e adjudicab an a es to s Si e te Sa­
P o r o l ra parte , la soplú a tamb i¿n pue d e designar la h a bi li ­ b ios má ximas, "[rases breves y m e mora bl es ", di ce Platón ,21
d ad c o n la cu a l un o sabe con duci rse co n los de má s, des treza p ro nunciadas por cada uno d e e ll os, cu ando, habi éndose
qu e pu e d e ll ega r a ser astu ci a y d is imul o. Por ej emplo , en e l ¡'eu nido e n Del fos, quisi e ro n ofre cer a Ap o lo, e n su t emplo,
li b ro d e s e nt enc ias q ue codifica la e du cac ió n a r is tocrá t ica las primicias de su sabiduría y le consa g raron las ins cr ipcio­
qu e Teognis, q u ie n escribe en el sig lo Vl a. e. , di rige a Cimas , nes que todo el mundo r epit e : "Conócete a ti m ism o" , "Nada
se e nc uen tra e l consejo :I Q"C imas, mu esl m a ca da u n o de t us e n demas ía ". EIl e fecto , toda un a li s ta el e máximas qu e s e de­
a m igos u n di s tinto aspecto de ti mis mo . Matizate co n fo rme a c Í<l er an obra d e los Si e te S abios es taba g rZl bada c e r ca d e l
los sentim ie n tos de ca d a u n o . Un d ía ún e te a u no y luego h as te m plo ele Delfos y la cost um bre de insc rib irlas , pa n \ q u e r-ue­
de sabe r, a propósito, cambiar d e perso n a je, pu es la ha b ilidad Ja n leídas p or todos los tra nseú n tes en las difer e n tes ciu d ad es
(soph ié) es 3Lln m ejor qu e una gra n exce le n c ia (a rete)". g r ie gas, es taba muy difundid a. E s así como e n 19 66 se d e s ­
Vem os pu es la r iqu eza y la variedad de la s co mponent es de
c u brió e n Ai-Khanún, en la frontera del ac tu a l Afganistá n,
la no c ión de s ophia . Se e ncu entran e n la r e prese nta ción le­
durante las ex cavaciones realizadas en una ciudad de u n a n­
gendari a y popu lar, lu ego h istó ri ca, q u e se h izo de la fi gu ra d e
ti guo r e ino gri ego, la Bactriana, una estela mutilada, que, como
los S iet e Sab ios "°, de la qu e ya e n co n tra m os la h ue ll a en
lo d e m os tró L. R o b ert, comprendía or igina lm en te una se rie
al g unos poetas del s iglo V I , lu ego en H e r ód oto yen P la tón ,
co mpl e ta de 140 máximas délficas. Fue Clearco,22 e l di s cípulo
Tales d e M il eto (fin a les d e l s ig lo VII-V I a.e. ) pos e e an te Lodo
d e Ari stó teles , quien las había hecho graba r en el sig lo tri d. e.
un sa b er que po dríam os ca lificar d e c ie n tífico: p r e d ice e l
Ve m os aquí la importancia que el pueblo griego atri bu ía a la
eclipse d e sol de l 28 de mayo de 585, afirma qu e la tierra d es­
l~ d uc ac i ón moral n
cansa e n el agua; p ero as imismo ti e n e un sa b e r técni co : se le A p a rtir del siglo Vl se a grega rá otro componente a la no­
at ribuye la d es via c ió n del curso de un río; por último da c ió n d e sophia, con el desarro llo d e las c ie n c ias "exactas", la
pruebas d e c larivid e ncia políti ca: inte nta salvar a los griegos med ic in a, la aritmética, la geometrí a, la astronomía. Ya no
de J onia, pmponi éndoles formar un a federación. De P itaco de só lo hay "expertos" (sophoi) en el ámbi to de las a rtes o d e la
Mitilen e (siglo VII) no se da testimonio más qu e de una activi­ po líti ca, s in o tamb ién en el cientíJi co. Por otro lado, d es d e
dad política. Solón de Atenas (siglo s VII-VI) es, tamb ié n , lo vi­ T ales d e Mil eto se d esarrolló una re fl ex ió n cada vez má s pre­
cisa e n el campo d e lo que los g riegos ll a m a han la p h llS is, es
17 c¡: Ep ic uro, Carlas, máximas, sel1fel1 cias, traduc id o y co m e ntado pOto
J .-F. Balaud é, París, 199 4, p. 210 (sentenci a 10 ). : 1 Pb l(')Il , Pro /rigOlas , 343 a-h_
OR Pl a tón, R epública, 4863.
l. . R o bert , " D<.: [klp h cs il l'O x lIs _ In ~ cr i p t i() lls J!rcc q u cs nO ll vc,lk , d e la
'" Teognis, Poemas elegiacns , 1072 y 2!.l _ 13 :Jclri anl''', Acad¿lI li" d .·s il/ sc rii'¡ icm s e/ ildlc s-/e/l r¡,s, COI I/ Ji /es " 'li t/U " 168
!O B . Sn c ll , Lebel1 I/l1d M eil1ungCIl der Sie/;e n Weisi'l1, Muni c h , 1952 . p p . 41 6-4 57.
C/. 1. Had o !, "T he Spil-illl a l G lIid e", pp. 441-444 .
34 LA DEFINICIÓN PLATÓN ICA DEL FILÓSO FO

decir, el fenómeno del crecimi ento de los seres vivos, del hom­
bre, pero ta mbi én del universo, refl exión q ue ad emás a m e­
nudo se m ezclaba íntimam en te, co mo en II eráclito, por ejem­
pl o , o sobre tod o en Demócrito, con consideraciones éticas.
E n cua nt o a los so fistas, se rán lla mados así d eb id o a su
intención de enseñar a los jóvenes la sophia: "M i oficio - decía
el epitafio de Tras ímaco- es la sophia".24 Para los sofistas , la
palabra sophia sign ifica en primer lugar un sabe r hacer en
la vida políti ca, pero implica tam bién todos los componentes
qu e entrevim os, sobre todo la cult ura ci entífica, por lo m e nos
en la medid a en que fo rma parle el e la cu ltura general.

JI Tra~ím;¡c() . A VIII. Oumonl. p. 1072 .

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