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Mutación Antropológica

Heráclito de Éfeso

El dinamismo del universo: toda la realidad nace, crece y muere. Los mundos están
sometidos al mismo proceso. El dinamismo es un rasgo esencial del principio que es el
Fuego. Todas las cosas son de sustancia mortal que no permanecen en el mismo estado.
La mutación es instantánea y constante, es decir, el paso del ser al no-ser se da entre
instantes precedentes. Los cambios debido a su velocidad no son perceptibles.

El Devenir: toda la realidad está obligada a él. Se caracteriza por un continuo pasar desde
un contrario al otro. De la muerte nace la vida y de la vida nace la muerte. La guerra es la
alternación perpetua entre los contrarios. Las cosas solo adquieren su propia realidad en
el devenir. La guerra es esencial, es la madre y la reina de todas las cosas.

Armonía: lo diferente concuerda consigo mismo. La guerra es al mismo tiempo paz y


armonía, es decir, en el enfrentamiento los contrarios se otorgan de forma mutua un
sentido específico. La ofensa le da sentido a la justicia. La ignorancia legitima la
investigación. La necesidad justifica la satisfacción. El ser es la saciedad y el no-ser el
hambre. Todo es Uno. La armonía y la unidad es el principio, Dios. Del Uno procede todo.

Unidad: el Fuego es un símbolo que representa la manera de proceder del Uno o Dios.
Armonía y unidad de los opuestos es el principio. La dinámica entre los opuestos se da en
un individuo, es decir, en sí mismo. Un individuo tiene hambre (ser hambriento), el mismo
logra saciar su hambre (no-ser hambriento). De la ignorancia (ser ignorante) para al
conocimiento (no-ser ignorante).

El hombre: es de sustancia mortal. Generado, regido y reabsorbido por el mismo proceso


al que están sometidas las cosas. El trato que el Uno le da al hombre es el mismo trato que
le da a una piedra. El ser del hombre es la saciedad y el no-ser del hombre es el deseo. El
hombre no sabría qué es saciedad si no supiese qué es el deseo. El deseo es la necesidad.
El hombre no se diferencia de la realidad. Es una cosa más entre las tantas. El hombre no
crea nada y solo en la ley natural adquiere su propia realización, esto es, en el devenir.
Podemos concluir que el hombre tiene la sola obligación de obedecer la ley del universo
que crea, rige y absorbe todas las cosas de la misma forma. La diversidad como la
identidad solo se da como sustancia primordial.

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