Está en la página 1de 63

DERECHO DE LAS SUCESIONES

Capítulo I: Transmisión de derechos por causa de muerte.

Sucesión. Concepto general.- con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se
produce el cambio o sustitución de uno o más sujetos de una relación jurídica, o de un conjunto de
relaciones jurídicas, en virtud de una transferencia o transmisión. La sucesión, de tal modo, provoca una
modificación subjetiva de la relación jurídica, quedando inalterado su contenido y su objeto.

Sucesor.- dice la norma que “sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de
otro; sucesor singular el que recibe un derecho particular”. Jurídicamente, el derecho de una persona se
transmite a otra, de modo tal que sustituye a aquel en una relación jurídica de la que era titular. El sucesor se
coloca en la misma posición jurídica que el transmitente, ni mejor ni peor, conforme con el art. 399, “nadie
puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el que tiene”.

Clases de sucesiones.- la doctrina ha clasificado las sucesiones teniendo en cuenta distintos criterios:

i. Según su contenido, sucesión particular o universal. Habrá sucesión singular cuando se transmita
uno o varios derechos determinados, y puede surgir por actos entre vivos o por causa de muerte
(legado de cosa cierta, testamento), y sucesión universal cuando la transmisión comprenda un todo
ideal, sea la totalidad o una parte alícuota del patrimonio de una persona, pudiendo únicamente darse
por causa de muerte del transmitente.
ii. Según la causa fuente de la transmisión, sucesión entre vivos o mortis causa. Habrá sucesión entre
vivos cuando la transmisión de un derecho derive de actos jurídicos celebrados entre personas vivas
(donación, venta) y sucesión mortis causa cuando el hecho jurídico necesario y determinante de la
transmisión sea la muerte de su titular.
iii. Según la fuente del llamamiento, sucesión legítima, testamentaria o contractual. La sucesión
legítima o intestada proviene de la voluntad de la ley; será testamentaria cuando se trate de la
voluntad unilateral del causante; y, por último, contractual cuando se origine en un acuerdo de
voluntades por el cual una persona se obliga a transmitir a otro todo o parte de su patrimonio, al
momento de su fallecimiento.
Asimismo, se permite la llamada sucesión mixta, regida por voluntad del hombre en una parte, y en
otra por disposición de la ley.

Sucesión mortis causa. Elementos.- el Código no define la sucesión mortis causa, sino que establece que
“la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia
a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley. Si el testamento dispone solo
parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se defiere por la ley. La herencia comprende todos los
derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento”.

i. Sujeto.- la muerte real o presunta de una persona.


ii. Causa.- la muerte es el hecho jurídico que provoca la transmisión patrimonial.
iii. Efecto.- la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia.
iv. Objeto.- comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su
fallecimiento.

Sistemas de regulación sucesoria.- siguiendo la teoría del patrimonio-persona, aportado por Aubry y Rau,
quienes a su vez recogieron la idea de la universitas romana, se reputa al heredero como continuador de la
personalidad patrimonial del difunto, incluyendo tanto las relaciones jurídicas activas como pasivas de éste.
Es así que el heredero se constituye en deudor de todo lo que el causante debía, garantizando
patrimonialmente su cumplimiento, generándose la responsabilidad ultra vires hereditaris.

Con la muerte de la persona se opera, antes que la transmisión singular de los bienes individualmente
considerados, la incorporación instantánea del contenido económico del patrimonio del difunto al
patrimonio del heredero, y como el patrimonio es único e indivisible, el heredero en esa asunción ha
incorporado a su patrimonio los bienes y también las deudas.

Este sistema fue receptado por Vélez Sarsfield al redactar el Código Civil, estableciendo como regla la
responsabilidad plena del heredero por las deudas y cargas de la herencia. Se produce, de esta manera, la
confusión de patrimonios del causante y del heredero. No obstante, la limitación de la responsabilidad podía
obtenerse mediante el beneficio de inventario.

La reforma que introdujo la ley 17.711 estableció la presunción de que toda herencia es aceptada bajo
beneficio de inventario, convirtiendo en regla general lo que antes constituía una excepción, pero
manteniendo intacto el resto de las normas.

En los Fundamentos del Anteproyecto del CCyC, se explica que la responsabilidad del heredero es intra
vires, y que por ello se eliminó la presunción de beneficio de inventario. Así, el heredero responde con sus
propios bienes en los casos especialmente previstos por la ley, y como un medio de sanción a su conducta.
De esta manera, el principio general es que los herederos responden por las deudas del causante con los
bienes que reciben o con su valor, en caso de haber sido enajenados.

Sucesores mortis causa.- es aquel al que se transmite todo o parte de una herencia, y su llamamiento puede
provenir de la ley o de un testamento válido. A su vez, el Código distingue entre dos clases de sucesores:
herederos y legatarios.

Herederos.- es la persona llamada por la ley o por testamento que continúa, en la esfera patrimonial, la
misma posición jurídica del causante. Dentro de esta categoría, es posible diferenciar diversas clases de
herederos, según dos criterios:

i. Según el contenido de la sucesión, herederos universales o de cuota. Será heredero universal quien
recibe la universalidad de la herencia y sucede al causante con vocación a todos los bienes de la
herencia; en cambio, será de cuota a quien se le transmite una fracción de la herencia, y salvo
disposición en contrario, no tiene vocación a todos los bienes de la herencia. La diferencia radica,
básicamente, en que si bien ambos reciben una parte alícuota de la universalidad hereditaria, los
universales tienen derecho a acrecer, mientras que los segundos carecen de éste.
ii. Según el llamamiento o vocación sucesoria. Los herederos legítimos son llamados a suceder por la
ley, que presume el afecto del causante hacia las personas con las cuales mantiene vínculos más
cercanos y de familia. Pero entre estos, es posible distinguir si se les garantiza o no recibir alguna
porción de la herencia, a saber:
 Herederos legitimarios o forzosos.- son aquellos llamados por ley que no pueden ser privados
ni siquiera por el causante, de una porción de la herencia, denominada legítima, salvo por
causales excepcionales previstas por la norma. Hablamos de los descendientes, ascendientes
y el cónyuge.
 Herederos legítimos, no legitimarios.- son aquellos llamados por la ley, pero su vocación es
siempre supletoria, ya que concurren a la herencia solo a falta de los herederos forzosos o
testamentarios. Son los parientes colaterales hasta el cuarto grado.
 Herederos testamentarios.- son llamados a suceder por el causante en un testamento,
mediante una disposición testamentaria.

Legatarios.- el legatario es el sucesor del causante que recibe un bien en particular o un conjunto de ellos,
por voluntad del causante establecida en una disposición testamentaria. Se trata, entonces, de un sucesor
llamado por el causante, que a diferencia de los herederos testamentarios, recibe uno o varios bienes
determinados, siendo un sucesor particular.

El legatario no es heredero, y como tercero, debe pedir la entrega del legado al heredero o administracion,
que le será entregado una vez pagados los acreedores y siempre que no afecte la porción disponible. Así, el
legatario se convierte en sucesor del causante solo respecto de ese bien, y se diferencia con el heredero en
que no adquiere las titularidades patrimoniales que estaban en cabeza del causante. El heredero adquiere
porque sucede, el legatario sucede porque adquiere. Es un sucesor particular, que no continúa la persona
del causante ni confunde su patrimonio con este, por lo que su responsabilidad se encuentra limitada al valor
de la cosa legada.

El legatario puede serlo de: cosa cierta y determinada, cosa gravada, inmueble, género, de créditos, de cosa
ajena, de bien en condominio, de alimentos, de pago periódico.

Herencia vacante.- se dice que la herencia está vacante cuando, al fallecimiento del causante, ningún
sucesor legítimo o testamentario consolida su vocación, y, por ende, los bienes no son atribuidos a titular
alguno. Se declarará vacante la herencia, y se debe designar a un curador para los bienes; una vez concluida
la liquidación, el juez debe ordenar la entrega de los bienes al Estado que corresponda. Si posteriormente
alguien reclamara derechos hereditarios sobre aquellos bienes, debe promover la acción de petición de
herencia y, eventualmente, tomar los bienes como se encuentren: se reputa al Estado como poseedor de
buena fe.
Contenido de la herencia.- la herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se
extinguen por el fallecimiento. Por ende, la clave para precisar el contenido radica en establecer si la muerte
extingue o no el derecho.

El principio de unidad de la transmisión en las sucesiones intestadas.- el principio general, denominado


de unidad, establece que en las sucesiones intestadas no se atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes
que componen la herencia, excepto disposición legal en contrario. Un análisis sistemático de toda la
normativa permite identificar dos excepciones:

i. Bienes comprendidos en el régimen patrimonial matrimonial de comunidad en los bienes, donde el


cónyuge supérstite recibe la mitad de los bienes gananciales a título propio, y la otra mitad los
herederos.
ii. Sucesión de los ascendientes en caso de adopción.

Transmisión hereditaria.- producida la muerte del causante, se producen dos efectos: la apertura de la
sucesión y la transmisión de su herencia a aquellas personas que la ley o el testamento llama a suceder.

Apertura de la sucesión.- la muerte del causante es el hecho jurídico que da lugar a la transmisión: se abre
así la sucesión, más no el proceso judicial sucesorio, que implica la iniciación del trámite judicial. Apertura
de la sucesión significa transmisión de los derechos.

Vocación sucesoria.- la transmisión se produce del causante a las personas llamadas a sucederle, es decir a
los sucesores. A este llamamiento se lo denomina vocación sucesoria, y tratándose de herederos, vocación
hereditaria.

Ley aplicable a la transmisión.- la sucesión mortis causa importa la transmisión de todo o parte del
patrimonio del causante, sin consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. Cuando
el causante es titular de bienes en más de un territorio, se presenta el problema de cuál es la ley aplicable a la
transmisión sucesoria.

Zannoni indica que existen tres sistemas:

i. Sistema de la unidad sucesoria.- establece que una sola ley debe regir el derecho sucesorio,
independientemente de dónde se encuentren los bienes. Esta ley podrá ser la del último domicilio del
causante o la de su nacionalidad.
ii. Sistema de pluralidad.- se rige la transmisión sucesoria por la ley del lugar de situación de los bienes
del causante. Habrá tantos juicios sucesorios como bienes existentes en distintos países.
iii. Sistema mixto.- distingue los bienes inmuebles de los muebles. Los primeros son regidos por la ley
de su ubicación, y los muebles por la ley del domicilio o nacionalidad del causante.

El Código establece en su Libro VI que “la sucesión por causa de muerte se rige por el derecho del domicilio
del causante al tiempo de su fallecimiento. Respecto de los bienes inmuebles situados en el país, se aplica el
derecho argentino.
Por lo tanto, somete solo a los inmuebles a la ley de su situación, aplicando a todos los muebles la ley
personal del causante, determinada por su último domicilio. Es decir que se consagra un sistema mixto o
dual: rige la pluralidad de sucesiones para los inmuebles, y la unidad para los bienes muebles, sean móviles
o inmóviles, los cuales quedan sometidos a la ley del domicilio del causante, aunque se encuentren
localizados en extraña jurisdicción.

Competencia del juez.- en primer lugar, se sienta el principio general respecto a qué juez es el competente:
el del lugar del último domicilio del causante.

Para los casos que involucren a extranjeros, el Código explica que son competentes para entender en la
sucesión, los jueces del último domicilio del causante o los del lugar de situación de los bienes inmuebles en
el país respecto de estos. Con respecto a los bienes muebles, es competente el juez del último domicilio del
causante.

La competencia corresponde a los tribunales ordinarios del fuero civil y comercial de cada una de las
provincias. Está excluida la intervención de jueces federales.

Fuero de atracción.- el fuero de atracción es una cualidad inherente a los procesos universales, en virtud de
la cual el juez interviniente en el proceso sucesorio tiene también competencia con respecto a aquellas
cuestiones litigiosas, planteadas o a plantearse, en las que se afecte o pueda afectarse el caudal común.

El fuero de atracción comienza desde el inicio del proceso sucesorio. Se mantiene durante el estado de
indivisión y se extingue con la partición y su correspondiente inscripción en los Registros respectivos.

Capítulo II: VOCACIÓN SUCESORIA.-

Capacidad para suceder y vocación sucesoria.- el derogado Código Civil se refería a la capacidad de
suceder y a la incapacidad de suceder. En ese contexto, se interpretaba que para ser sujeto pasivo de una
herencia era necesario tener capacidad para suceder y vocación hereditaria vigente y no contrariada.

En efecto, se enumeraban supuestas incapacidades para suceder, pero se trataba de supuestos de inexistencia
más que de incapacidades. Actualmente, para ser sujeto pasivo de la transmisión hereditaria se requiere
existir al momento de la muerte del causante y, además, ser titular de vocación sucesoria y que no se
encuentre contrariada.

Personas que pueden suceder.- ante la muerte del causante, la transmisión opera de manera instantánea,
aunque el heredero ignorase la apertura de la sucesión y su llamamiento a la herencia. Esta regla es impuesta
por el art. 2277. La ley no solo reconoce el derecho de suceder a las personas humanas, sino también a las
personas jurídicas, ya que estas pueden suceder por disposición de última voluntad.

En principio, se debe existir al momento de la muerte del causante. Las excepciones a esta regla se
relacionan con dos supuestos: a) los nacidos con posterioridad a la muerte pero que nacieren con vida; b) las
fundaciones que se crean por voluntad del causante expresada en testamento.
Por lo tanto, la aptitud para suceder de una persona por nacer está sujeta a la condición resolutoria de que
nazca con vida.

Vocación sucesoria.- la vocación sucesoria se refiere al llamamiento de un sucesor a una sucesión


determinada; llamamiento que presupone necesariamente como sustento previo la existencia de quien es
llamado.

El llamamiento hereditario está organizado en una sucesión de órdenes, con determinados principios.
Básicamente, establece un grado de prelación en el llamamiento: primero, los descendientes; luego, los
ascendientes, y, en ambos casos, concurre el cónyuge, con ciertas particularidades. El tercer grado es el de
los parientes colaterales hasta cuarto grado. Cada orden excluye al siguiente. Asimismo, dentro de cada
orden, el pariente más cercano en grado excluye al más remoto, salvo se ejerza el derecho de representación.

Los sucesibles en primer grado tienen vocación actual, mientras que los órdenes ulteriores tienen vocación
eventual. por otro lado, Azpiri explica la distinción en torno a la extensión de la vocación: la actual tiene
lugar cuando a una persona se le atribuye la universalidad de los bienes; mientras que la vocación eventual
tiene derecho de acrecer en función de la universalidad del título, que permite, eventualmente, absorber toda
la herencia.

Por ejemplo: a la muerte de la madre, le sobreviven únicamente sus dos hijos, Juan y Pedro. A cada uno le
corresponderá la mitad del haber hereditario, pues la señora no ha dejado testamento. Pero Juan decide no
aceptar la herencia y, además, no tiene descendientes. En consecuencia, Pedro acrece, en función de su
vocación eventual al todo, y recibe íntegramente el caudal relicto.

Causas de exclusión.- la vocación sucesoria puede aparecer contrariada en tres supuestos: a) por voluntad
del sucesible; b) por sentencia judicial; c) por disposición legal.

i. Por voluntad del sucesible.- estar llamado a suceder no implica que se esté obligado a suceder. El
propio heredero puede manifestar de forma expresa su voluntad de no recibir la herencia. La
renuncia contraría la vocación sucesoria y provoca la exclusión total del llamado.
ii. Por sentencia judicial.- la exclusión de la vocación sucesoria tiene lugar por sentencia judicial
producida por haber incurrido el heredero en causales de indignidad.
iii. Por disposición legal.- la ley fulmina en algunos casos la vocación sucesoria: los supuestos de
divorcio, la separación de hecho sin voluntad de unirse y el cese de la convivencia en el matrimonio
resultante de una decisión judicial, constituyen situaciones que excluyen el derecho hereditario.

Causas limitativas.- existen supuestos en que la vocación hereditaria resulta contrariada en forma parcial.
Estos casos se relacionan, específicamente, con la vocación testamentaria. La razón se basa en asegurar que
la voluntad del testador sea libre de todo tipo de influencias.

Tal es el caso de los tutores y curadores, que no pueden recibir por testamento de sus pupilos si estos mueren
durante la tutela o curatela, o bien, si esta cesó, hasta que las cuentas definitivas de la administracion
resulten aprobadas.
En este caso, la disposición testamentaria es de ningún valor.

Indignidad.- se define a la indignidad como la sanción operada por medio de sentencia judicial y a petición
de los legitimados activamente, en virtud de la cual se produce la caducidad de la vocación sucesoria y hace
que el declarado indigno sea excluido de la sucesión.

La indignidad contraría la vocación sucesoria e impide el mantenimiento de la herencia a la cual el heredero


había sido llamado por ley o por testamento. Puede ser decretada tanto respecto de un heredero como de un
legatario. En efecto, el posible indigno recibe la herencia y puede mantenerla mientras nadie demande su
declaración y no se dicte sentencia. Inclusive, si se promueve demanda pero ha mediado perdón o posesión
de la herencia por más de tres años, la misma queda purgada.

Así, la indignidad conlleva la ineficacia de la vocación hereditaria. Es por la indignidad judicialmente


declarada que quedan resueltos los derechos que el heredero pudiera haber adquirido; de esta manera, los
derechos hereditarios aparecen sometidos a una condición que exige que el sucesor no haya incurrido en
alguna causal de indignidad.

Causales de indignidad.- el Código establece, en nueve incisos, cuáles son las causales de indignidad. Al ser
una sanción, no cabe una interpretación analógica que permita extenderla a otros supuestos.

i. Delito doloso contra la persona y derechos del causante y sus familiares;


ii. Maltrato grave al causante. Ofensa grave a su memoria;
iii. Acusación o denuncia contra el causante por delito grave;
iv. Omisión de denuncia de la muerte dolosa del causante;
v. Falta de suministro de alimentos o abandono del causante con capacidad restringida;
vi. Falta de reconocimiento durante la minoría de edad de hijo extramatrimonial;
vii. Privación de la responsabilidad parental;
viii. Obstaculizar la libre expresión de la voluntad testamentaria;
ix. Los que incurran en causales de ingratitud que permitan revocar las donaciones.

En principio, los hechos configurativos de indignidad deben existir al tiempo de la muerte del causante. Sin
embargo, alguno de ellos puede producirse con posterioridad a la muerte, por ejemplo, la sustracción del
testamento o la falta de denuncia de la muerte violenta del causante.

Al ser suprimida la acción de desheredación, la exclusión del heredero solo puede lograrse a través de la
acción de indignidad. Lógicamente, debe iniciarse luego de la apertura de la sucesión, y deberá deducirse
por un trámite que permita el amplio debate. Mientras no sea declarada la indignidad, el posible indigno
ostenta la calidad de heredero, y como tal, puede realizar válidamente actos de disposición sobre los bienes
hereditarios. El actor puede reclamar la aplicación de medidas cautelares.

La sentencia que hace lugar a la declaración de indignidad provoca la exclusión del demandado de la
sucesión del causante. El accionante acrece su porción hereditaria si concurre con el indigno, o recibe la
totalidad de la herencia si lo desplaza.
Legitimación activa y pasiva.- respecto de la legitimación activa, el Código se refiere a todos aquellos que
pretenden los derechos atribuidos al indigno. Por otro lado, la legitimación pasiva corresponde a los
sucesores a título gratuito del indigno y contra sus sucesores particulares a título oneroso pero de mala fe.

Efectos.- respecto del indigno, éste es equiparado al poseedor de mala fe, y su obligación no solo se reduce a
restituir los frutos y los productos percibidos desde el momento de la apertura de la sucesión, sino también
es obligado a restituir lo que por su culpa o negligencia se dejó de percibir. A su vez, responde por la
destrucción de la cosa, excepto que igualmente se hubiera producido.

Respecto de terceros, aquellos derechos que hubieran recibido del indigno son válidos, aun en las
donaciones. Entonces, para quienes hubieran contratado con el indigno, la declaración de indignidad no
tiene efectos retroactivos ni reipersecutorios. El indigno es responsable frente al que ocupe su lugar por los
daños y perjuicios ocasionados, con independencia del valor que se haya obtenido.

Perdón de la indignidad.- el perdón del causante hace cesar la indignidad. Su fundamento se halla en el
respeto a la voluntad del causante, que puede decidir si es aplicable la sanción legal motivada en la injuria
cometida contra su persona.

El perdón debe ser instrumentado necesariamente en un testamento de fecha posterior a la causal de


indignidad. Puede ser expreso o tácito, es decir, surgir de una cláusula expresa del testamento o, de manera
tácita, constituyendo como legatario al indigno.

Ciertamente, supone la existencia de testamento válido, no opera cuando aquél fuera nulo, salvo que se trate
de una nulidad por motivos formales.

Caducidad de la acción de indignidad.- caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el transcurso
de tres años desde la apertura de la sucesión, y al legatario indigno por igual plazo desde la entrega del
legado. Sin embargo, no procede la caducidad para quien es demandado por el indigno por reducción,
colación o petición de herencia. Es decir, cuando la indignidad funciona como excepción.

CAPÍTULO III: ACEPTACIÓN Y RENUNCIA

Derecho de opción del llamado a la herencia.- puede ocurrir que quien es llamado a la herencia: a) acepte,
b) renuncie o c) no se pronuncie. Mientras no se pronuncie, conserva el derecho de opción entre aceptar o
renunciar. El plazo para ejercer tal opción es de diez años desde la apertura de la sucesión. Si no se
pronuncia en ese plazo, se lo considera renunciante.

Asimismo efectúa la aclaración de que el plazo de diez años, en caso de suceder por exclusión de un
heredero preferente que aceptó y luego fue excluido, corre a partir de dicha exclusión.

Facultad de los terceros interesados.- el Código le otorga a cualquier interesado la posibilidad de solicitar
judicialmente que el heredero sea intimado a aceptar o renunciar la herencia. El plazo para responder a tal
intimación no puede ser menor a un mes ni mayor a tres meses. Deben dejarse transcurrir, antes de efectuar
la intimación, nueve días desde la muerte del causante. Transcurridos, sin haber respondido la intimación, se
lo considera aceptante.

La doctrina es conteste en que los terceros interesados a los cuales se refiere la norma son los coherederos,
legatarios y acreedores, tanto del causante como del heredero presuntivo.

Entonces, si el llamado a heredar no es intimado, su silencio durante diez años lo transforma en renunciante,
caducando el derecho de aceptar la herencia; sin embargo, si es intimado a pronunciarse y mantiene silencio,
se lo tiene por aceptante.

Cabe dejar sentado que el derecho de opción también puede hacerse valer por vía subrogatoria, de tal forma
que los acreedores y todos aquellos que tengan un derecho patrimonial subordinado a la aceptación, pueden
ejercer la acción subrogatoria para iniciar la sucesión con la finalidad de aceptar la herencia en nombre del
deudor.

Transmisión del derecho de opción.- puede suceder que el heredero fallezca antes de haber ejercido la
opción. En tal caso, el derecho de aceptar o renunciar se transmite a sus sucesores, ya que tal derecho
conforma el conjunto de titularidades transmisibles por causa de muerte.

Si el heredero fallece sin haber ejercido su derecho de opción, lo podrán hacer sus herederos. Si estos no se
ponen de acuerdo, los que la aceptan adquieren la totalidad de los derechos y obligaciones que corresponden
a este. La renuncia de la herencia del causante fallecido sin aceptar ni renunciar una herencia a él deferida,
implica también la renuncia a esta.

Por ejemplo: Analía fallece dejando como única heredera a su hermana Roberta, quien fallece sin haber
ejercido el derecho de opción, y dejando como único heredero a su cónyuge Jorge, sin ascendientes ni
descendientes. Si Jorge renuncia a la herencia de Roberta, no puede aceptar la de Analía.

Aceptación de la herencia. Concepto.- la aceptación es el acto por el cual el titular de la vocación


hereditaria exterioriza su voluntad de adquirir la herencia. Tal aceptación puede ser expresa: cuando el
llamado declara positivamente esa voluntad, asumiendo el carácter de heredero; así como puede ser tácita,
cuando el llamado realiza actos o ejecuta hechos a título de heredero. Ambas formas de aceptación son
voluntarias y permitidas por ley.

i. Es un acto jurídico unilateral;


ii. Es indivisible, se acepta toda la herencia;
iii. Es irrevocable, una vez que aceptó, no puede renunciar;
iv. No admite modalidades, se trata de un acto puro y simple;
v. Tiene efecto retroactivo al momento de la apertura de la sucesión.

Capacidad.- quienes tienen la libre administracion de sus bienes pueden aceptar la herencia. La aceptación
es un acto de disposición, por lo que se requiere que la persona tenga capacidad para disponer.
Para que la aceptación efectuada por personas incapaces o con capacidad restringida sea válida, ellos deben
actuar a través de representantes.

Formas de aceptación.- la aceptación de la herencia puede hacerse de tres maneras: a) expresa; b) tácita o
c) forzada.

Es aceptación expresa aquella por la cual el heredero toma la calidad de tal en un acto otorgado por
instrumento público o privado. En estos casos, hay una manifestación clara de voluntad y una intención
cierta de ser heredero (por ejemplo, iniciar la sucesión). Hay aceptación tácita si el heredero otorga un acto
que supone necesariamente su intención de aceptar y que no pudo haber realizado sino en su carácter de
heredero. La ley presume que el llamado sabía que actuaba como heredero.

En los arts. 2294 y siguientes se enumeran los actos que implican aceptación.

Por último, habrá aceptación forzada cuando se oculte o sustraiga bienes de la herencia. Se trata de una
sanción para quien ha procedido dolosamente, a través de la cual el infractor pierde su derecho de renunciar
y no tiene parte alguna en aquello que ha sido objeto de su ocultamiento o sustracción. Si no puede restituir
la cosa, deberá restituir su valor al momento de la restitución.

Nulidad de la aceptación.- la aceptación está sujeta a los principios generales en cuanto a su validez. En el
caso de la aceptación expresa, debe haber sido efectuada con discernimiento, intención y libertad; la
aceptación tácita dependerá de la validez o ineficacia de dicho acto que trae implícita la aceptación.

Los legitimados activos para solicitar la nulidad son el aceptante y sus acreedores, por medio de la acción
subrogatoria.

La consecuencia de la nulidad es volver las cosas a su estado anterior, antes de que ella hubiera tenido lugar.
En consecuencia, renace para el titular el derecho de opción.

Renuncia de la herencia.- la renuncia es un acto jurídico unilateral, por el que la persona llamada a la
herencia declara su voluntad de repudiarla. La renuncia extingue la vocación hereditaria, juzgándose al
titular del llamamiento como si nunca hubiese sido llamado a la herencia.

La renuncia debe ser:

i. Expresa.- exige una manifestación categórica de la voluntad, es decir, no puede presumirse.


ii. Formal y solemne.- la renuncia es un acto formal –no así como la aceptación-, por lo que se requiere
que sea efectuada por escritura pública o acta judicial incorporada al expediente judicial.
iii. Unilateral.- se trata de una manifestación de voluntad que no requiere integración con la voluntad de
los demás co-herederos.
iv. Irrevocable.-
v. Indivisible.-
vi. Pura y simple.-
La ley determina que la capacidad para renunciar es la misma que para aceptar la herencia, es decir, que se
tenga capacidad de obrar, de disponer.

Retractación de la renuncia.- el heredero renunciante puede retractarse en tanto no haya caducado su


derecho de opción, si la herencia no ha sido aceptada por otros herederos ni se ha puesto al Estado en
posesión de los bienes. La retractación no implica afectación a los derechos adquiridos por terceros.

La excepción a la irrevocabilidad de la renuncia la contiene el artículo 2300, que establece que mientras la
herencia no hubiere sido aceptada por los coherederos, ni haya caducado su derecho de opción. Más allá de
la retractación, el aceptante retractado queda obligado a respetar y le son oponibles los derechos válidamente
adquiridos por los terceros.

Oportunidad para renunciar.- la renuncia puede hacerse desde el momento en que la herencia ha sido
diferida. Únicamente puede renunciarse si antes no hubiera mediado acto de aceptación, ya que la misma
consolida definitivamente la calidad de heredero y es irrevocable.

Efectos de la renuncia.- el efecto principal es tener al heredero renunciante como si nunca hubiese sido
llamado a la herencia; es decir, la sucesión se diferirá como si el renunciante no hubiese existido. Atento la
retroactividad de la renuncia, esta produce sus efectos desde la muerte del causante, y los co-herederos
acrecerán la porción del renunciante.

Acción de los acreedores del heredero renunciante.- si el heredero renuncia en perjuicio de sus acreedores,
estos pueden hacerse autorizar judicialmente para aceptarla en su nombre. En tal caso, la aceptación solo
tiene lugar a favor de los acreedores que la formulan y hasta la concurrencia del monto de sus créditos.

Se trata de la acción subrogatoria. Cuando el llamado renuncia a una sucesión solvente, la ley habilita a los
acreedores a hacerse autorizar judicialmente para aceptar la herencia, hasta la concurrencia de lo que se les
debe.

Acerca de si es necesario agregar al acreedor en nombre del heredero renunciante en la declaración de


herederos, Zannoni sostiene que no debe incluírselo, sino que será suficiente mencionar que sus acreedores
toman intervención en el sucesorio a fin de salvaguardar su personal interés y de concurrir a la liquidación
de la universalidad jurídica.

Capítulo IV: las consecuencias de la aceptación de la herencia

Los artículos que vienen a instaurar el régimen de responsabilidad del heredero por las deudas y cargas de la
sucesión son: el art. 2317 del CCyC, que expresa: “el heredero queda obligado por las deudas y legados de
la sucesión solo hasta la concurrencia del valor de los bienes hereditarios recibidos. En caso de pluralidad de
herederos, estos responden con la masa hereditaria indivisa”; con más el art. 2280, que afirma “en principio,
responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en caso de haber sido
enajenados”.
Se consagra de pleno derecho la responsabilidad limitada (intra vires hereditatis) y la separación de
patrimonios.

En relación con la situación del legatario, también se consagra la limitación de la responsabilidad: “si el
legado es de una universalidad de bienes y deudas, el legatario solo queda obligado al pago de las deudas
comprendidas en aquella hasta el valor de los bienes recibidos (…)”.

Pero si bien es la regla, se establecen ciertos supuestos de excepción en los cuales la responsabilidad del
heredero será ilimitada y, por lo tanto, deberá responder con sus propios bienes. Así, el art. 2321 extiende la
responsabilidad a los bienes del sucesor para el pago de las deudas y cargas de la sucesión produciéndose
una confusión de patrimonios en los siguientes casos:

i. No realiza el inventario en el plazo de tres meses desde que los acreedores o legatarios lo intiman
judicialmente a su realización;
ii. Oculta fraudulentamente los bienes de la sucesión omitiendo su inclusión en el inventario;
iii. Exagera dolosamente el pasivo sucesorio;
iv. Enajena bienes de la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el precio obtenido ingrese a la
masa;

Por otro lado, el art. 2295 establece otro supuesto: “el heredero que oculta o sustrae bienes de la herencia es
considerado aceptante con responsabilidad ilimitada, pierde el derecho de renunciar, y no tiene parte alguna
en aquello que ha sido objeto de su ocultamiento o sustracción. En el supuesto de que no pueda restituir la
cosa, debe restituir su valor, estimado al momento de la restitución”.

El inventario. Plazo para confeccionarlo.- sin perjuicio de la eliminación del instituto del beneficio de
inventario, el heredero también debe realizar un inventario si es intimado judicialmente a ello. Para su
confección, el Código establece un plazo de tres meses desde que los acreedores o legatarios hayan intimado
judicialmente a los herederos a realizar el inventario. No se admite prórroga.

Para contar el plazo de caducidad, es necesario que la intimación judicial se encuentre firme.

En cuanto a las formalidades para la confección del inventario, se requiere la citación de los herederos,
acreedores y legatarios cuyo domicilio sea conocido, así como el representante del organismo recaudador
fiscal y las partes, realizándose con las partes que concurran. Debe ser confeccionado por un escribano, y en
el acta de inventario se especificarán los bienes, con indicación de la persona que efectúa la denuncia.

Al ser agregado al proceso sucesorio, se corre traslado por el plazo de cinco días para efectuar las eventuales
oposiciones que hicieran las partes; vencido ese plazo, se deberá aprobarlo.

Asimismo, el Código admite la sustitución del inventario por la denuncia de bienes, pero con ciertos
requisitos: a) que sea unánime por todos los herederos; b) que la confección de inventario no hubiera sido
pedida por algún acreedor o dispuesta por la ley.
El art. 2321 estipula que el heredero responderá con sus propios bienes ante la omisión de realización del
inventario en el plazo fijado o establecido. Ello, dada la desaparición del instituto del beneficio de
inventario. El heredero no pierde su calidad de tal.

Limitación de la responsabilidad.- el art. 2280 dispone “en principio, responden por las deudas del
causante con los bienes que reciben o con su valor en caso de haber sido enajenados.”; “el heredero queda
obligado por las deudas y legados de la sucesión solo hasta la concurrencia del valor de los bienes
hereditarios recibidos. En caso de pluralidad de herederos, estos responden con la masa hereditaria indivisa”.

i. Pro viribus hereditaris.- la responsabilidad queda fijada en un límite cuantitativo hasta el equivalente
del valor de los bienes de la herencia. Por lo tanto, el heredero será responsable con sus bienes
propios solo hasta el límite del valor de los bienes sucesorios inventariados, pudiendo quedar
afectado al pago de las obligaciones hereditarias con su patrimonio personal.
ii. Cum viribus hereditaris.- aquí la responsabilidad se fija por un límite cualitativo y objetivo, el
heredero solo responde con los bienes heredados, no con su valor, sino con los bienes, quedando
fuera de toda acción por parte de los acreedores de la sucesión de sus bienes personales.

Debemos esclarecer, entonces, si el Código adopta una responsabilidad cum viribus o pro viribus. La última
parte del art. 2280 establece, respecto de la situación de los herederos, que, en principio, responden por las
deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en caso de haber sido enajenados. Es decir,
responden con los bienes que reciben (cum viribus). Se conforma un patrimonio autónomo destinado al pago
de deudas y cargas de la sucesión.

Una vez pagados los acreedores y legatarios conocidos, el heredero mantiene la responsabilidad limitada,
aunque no con los bienes recibidos, sino con su valor. Es decir, se transforma en una responsabilidad pro
viribus hereditaris, con su valor en caso de haber sido enajenados.

“Pero si luego de haberse concluido con el pago de acreedores y legatarios se presentan acreedores del
causante habiendo quedado bienes en el acervo hereditario, la responsabilidad del heredero subsiste, claro
que limitada o intra vires, pero ahora es pro viribus hereditaris, de manera que si el heredero no cuenta con
los bienes hereditarios en su haber, porque los ha enajenado, responderá con el valor de ellos.” Así lo
explica Moreno de Ugarte.

Administración de los bienes por el heredero beneficiario.- el Código regula el estado de indivisión. Las
funciones del administrador –judicial o extrajudicial- son las de: administracion de los bienes, liquidación y
rendición de cuentas.

Funciones del administrador judicial.- el art. 2353 establece que el administrador debe realizar los actos
conservatorios de los bienes y continuar el giro normal de los negocios del causante. Para el caso de
enajenación de los bienes, necesita acuerdo unánime de los herederos, o autorización judicial; salvo que se
trate de bienes susceptibles de perecer o depreciarse. Además, debe promover la realización de los bienes en
la medida necesaria para el pago de las deudas y legados.
A su vez debe cobrar los créditos y asumir la representación judicial para las diversas actuaciones judiciales
que se pudieran requerir.

La última parte del artículo impone un claro límite al administrador: “en ningún caso puede realizar actos de
disposición de los derechos del causante”. Ahora bien, si los realiza, corresponderá al juez resolver respecto
de su validez. Sin duda, si ello configura mal desempeño del administrador, puede solicitarse su remoción, a
modo de sanción. Requiere que sea peticionada por un interesado, no opera de oficio.

También debe rendir cuentas de su actuación. Debe hacerlo trimestralmente o con la periodicidad que el juez
establezca, pero puede ser establecido otro plazo por mayoría de los copropietarios. Cuando concluye la
representación, se debe presentar la cuenta definitiva. Se prevén dos modalidades: la rendición de cuentas
privada, para el caso en que todos los copropietarios sean plenamente capaces y por unanimidad; o la
rendición de cuentas judicial, donde se dará traslado a los copropietarios a fines de impugnación. Además,
de los herederos, los acreedores y legatarios podrán solicitar la rendición.

En relación con orden de pago, el art. 2316 consagra una preferencia de cobro a los acreedores del causante
y a los legatarios, por sobre los acreedores de los herederos. Este régimen de preferencia es una
consecuencia del sistema de separación de patrimonios de pleno derecho y de la limitación de
responsabilidad.

Entonces, se dispone que los acreedores con créditos sin garantías reales se deben presentar en la sucesión y
denunciar sus créditos, y los acreedores que poseen créditos cuyos montos no se encuentran definitivamente
fijados deberán denunciarse a título provisorio. Los herederos pueden reconocer el legítimo abono del
crédito reclamado, en cuyo supuesto serán abonados conforme el orden que se establece. Caso contrario, los
acreedores pueden deducir las acciones que correspondan.

Luego de presentados, el Código establece que el administrador debe pagar a los acreedores según el rango
de preferencia de cada crédito.

Los legados se cumplen en los límites de la porción disponible, y luego de pagados los acreedores. Entre los
legatarios, el orden de pago es el siguiente: en primer lugar, los que tienen preferencia otorgada por
testamento; luego, los legados de cosa cierta y determinada; y por último, los restantes legados. De existir
varios en igual categoría, serán pagados a prorrata.

Por último, se prevé la facultad de peticionar la apertura del concurso o la declaración de quiebra de la masa
indivisa, en caso de desequilibrio patrimonial o insuficiencia del activo.

Oposición al pago.- el Código no prevé un sistema de oposición al pago. Sin embargo, el acreedor tiene dos
vías: a) se puede oponer a la entrega de bienes a los herederos hasta el pago de sus créditos; b) accionar
contra los legatarios hasta el valor de lo que estos reciben, cuando ya no quedaren bienes en la herencia.

Responsabilidad y sanciones.- los acreedores y los legatarios tienen derecho a controlar la administracion
llevada a cabo por el heredero beneficiario.
El administrador no está obligado a garantizar el cumplimiento de sus obligaciones. Sin embargo, el testador
o la mayoría de los copropietarios de la masa indivisa le pueden exigir que preste fianza. También lo podrá
requerir el juez, ante el pedido justificado de un interesado que demuestre la necesidad de la medida.

La sanción para el caso de incumplimiento de la constitución de la garantía es la remoción del cargo.

La pérdida de la responsabilidad limitada.- el Código, en sus art. 2321 y 2295, establece las excepciones
taxativas a la regla, en las cuales el heredero deberá responder con sus propios bienes.

Capítulo V: Investidura de la calidad de heredero y petición de herencia

Investidura en la calidad de heredero.- se trata del título de heredero, y de la forma en que se puede
adquirir este carácter.

Si al causante lo suceden ascendientes, descendientes y cónyuge, los herederos quedan investidos en esa
calidad desde el día de la muerte. No necesitan ninguna formalidad ni tampoco ninguna intervención
judicial. El único requisito es la existencia del vínculo del causante y la muerte del mismo.

Como consecuencia de la investidura de pleno derecho, el heredero puede ejercer todas las acciones
transmisibles que correspondan al causante, pero si lo que quiere es vender inmuebles o muebles
registrables, su investidura debe ser reconocida mediante la declaratoria judicial de herederos.

Si se trata de parientes colaterales, los mismos no tienen la investidura de pleno derecho, sino que
corresponde sea solicitada a los jueces.

En la sucesión testamentaria, la investidura resulta de la declaración de validez formal del testamento,


excepto para los herederos que son ascendientes, descendientes y cónyuge.

Puede decirse, entonces, que la investidura es el reconocimiento de la calidad de heredero, que a veces la
ley hace sin intervención judicial, y que en los casos restantes exige una declaración del magistrado. Es el
título en virtud del cual se pueden ejercer los derechos inherentes a tal calidad.

Objeto.- el objeto de investir a una persona en su calidad de heredero es dar publicidad a la transmisión
sucesoria. Esto representa, en materia de transmisión mortis causa, lo que la tradición en los actos entre
vivos. Igualmente, la investidura en la calidad de heredero por parte del juez produce la publicidad. En el
caso de los A, D y C, la ley ha considerado innecesaria la intervención judicial, pues el vínculo es tan
notorio que no se requiere otra exteriorización formal.

Recordemos que en los casos en que se requiera la transferencia de bienes registrables, los herederos
necesitan el dictado de la declaratoria, aunque su investidura haya sido de pleno derecho.

Formas de adquirir la investidura en la calidad de heredero.- si el heredero sucede al causante en el todo o


parte de una universalidad de su patrimonio y debe ser considerado como titular de las relaciones jurídicas
que era titular el causante, ¿necesita un título en el que conste que es heredero? Dos sistemas posibles:
i. De pleno derecho.- cuando el llamamiento es atribuido por la ley por el parentesco, acreditado el
vínculo, se prueba el carácter de heredero. Esta calidad deriva del título de estado, por lo que no se
requiere ninguna declaración judicial, sino que se tiene la posesión desde la muerte del causante. Es
el caso de los A, D y C.
ii. Conferida judicialmente.- que se exija el reconocimiento ante un juez para que éste lo declare
heredero. La calidad deriva de la declaración. En este caso, los herederos necesitan ser investidos por
el juez: es el supuesto de los colaterales hasta el cuarto grado y de los testamentarios, que requieren
la aprobación del testamento. Una vez otorgada, la investidura tiene los mismos efectos que la de
pleno derecho, retrotrayéndolos al momento de la muerte del causante y de modo indivisible.

Efectos.- la investidura en la calidad de heredero tiene por fundamento hacer ostensible frente a terceros esta
situación, otorgándole publicidad. En consecuencia, el principal efecto es permitir que los terceros conozcan
esta calidad para poder reclamar el cumplimiento de las obligaciones que tiene el heredero.

Desde el momento mismo de la muerte, se transmite la herencia. A partir de allí, los herederos tienen todos
los derechos de aquel de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión.

Tratándose de inmuebles, ningún heredero va a poder transmitir la propiedad mientras no tenga la


declaratoria, pues es requisito para la inscripción en el Registro.

Declaratoria judicial de herederos.- la declaratoria es el pronunciamiento judicial por el cual se reconoce


el carácter de heredero. Es la culminación de una serie de trámites procesales que tienen por fin último la
determinación judicial de las personas llamadas por la ley a recibir una sucesión determinada.

El tema de los efectos de la D.H. ha sido discutido en la doctrina. Si bien se trata de una sentencia, no hay
obstáculo para que luego sea modificada, aun cuando ya haya sido ejecutoriada. Eso es así por cuanto la
declaratoria se dicta sin perjuicio de terceros y cualquier pretendiente podrá promover demanda impugnando
la validez o exactitud para excluir al heredero declarado o para ser reconocido por él.

Entre los herederos que han tramitado conjuntamente el proceso, la DH será definitiva y no podrá ser
modificada, dado que se ha producido la caducidad de la acción de petición de herencia.

Para la promoción del juicio sucesorio es necesario:

i. Acreditar el fallecimiento real acompañando acta de defunción, o presunto acompañando copia de la


sentencia que declara la muerte presunta.
ii. Acreditar la legitimación para promoverla, acompañando las partidas que prueben el título de estado
invocado.
iii. El juez ordena citar a los otros herederos cuya existencia se hubiera denunciado y la publicación de
edictos, por tres días en el B.O. y en el diario del lugar del juicio. También se ordena inscribir el
proceso en el Registro de Juicios Universales y ordena librar oficio al Registro de Testamentos.
iv. Ordenar edictos para citar a los posibles herederos y acreedores, para que comparezcan en el plazo
de 30 días.
v. Remitir el expediente al Agente Fiscal, quien debe determinar acerca de la correcta acreditación de
los vínculos y el cumplimiento de las formalidades. Con la conformidad del Agente Fiscal y del
Asesor de Incapaces, si los hubiera, el expediente queda en condiciones para el dictado de la D.H.

Declaración de validez formal del testamento.- en las sucesiones testamentarias, la investidura resulta de
la declaración de validez formal del testamento, excepto para los A, D y C.

El art. 2339 establece que si el causante ha dejado testamento por acto público, debe presentárselo o
indicarse el lugar donde se encuentre. Si es ológrafo, debe ser presentado judicialmente para que se proceda
a dejar constancia del documento, y a la comprobación de la autenticidad de la escritura y firma del testador
mediante pericia caligráfica. Cumplidos estos trámites, el juez debe rubricar el principio y fin de cada una de
las páginas y protocolizarlo. Asimismo, si algún interesado lo pide, se le debe dar copia del testamento.

Independientemente de que el testamento ológrafo haya sido protocolizado, ello no impide el ulterior
cuestionamiento de su autenticidad o validez en un proceso ordinario diferente al sucesorio.

Petición de herencia.- es la acción mediante la cual el heredero reclama la entrega de los bienes que
componen el acervo sucesorio de quien los detenta, invocando también derechos sucesorios.

Puede suceder que –con posterioridad a la muerte- aparezca un heredero que excluya o concurra con quien
hubiera sido declarado heredero, por pertenecer a un orden excluyente o concurrente. Por ejemplo: un hijo
cuya filiación no había sido reconocida en vida por el causante obtiene sentencia de filiación post mortem y
los hijos se encontraban en posesión material de la herencia. En este caso, si estos no reconocen la calidad
de heredero al hijo emplazado post mortem, este deberá reclamar judicialmente, mediante la acción de
petición de herencia.

La finalidad de esta acción es obtener la entrega de la herencia, para lo cual será necesario el reconocimiento
de la calidad de heredero del actor, quien deberá controvertir con el demandado el carácter excluyente o
concurrente de la vocación hereditaria.

La acción de petición de herencia es imprescriptible, sin perjuicio de la prescripción adquisitiva que puede
operar con relación a cosas singulares.

Sujeto activo.- es el heredero que invoque un derecho mejor o igual al que tiene la persona que se encuentra
en posesión y goce de la herencia. En el primer caso tiene por objeto excluir al demandado; en el segundo,
compartir la herencia.

En caso de inacción del heredero, pueden ejercerla los parientes que se encuentren en grado sucesible.
También se encuentran legitimados el cesionario, los acreedores de uno de los herederos y el Estado, en caso
de vacancia.

Sujeto pasivo.- la acción se dirige contra quien está en posesión material de la herencia e invoca el título de
heredero. En consecuencia, puede ser interpuesta contra: a) un heredero de grado más remoto que se
encuentra en posesión, b) un heredero del mismo grado que se encuentra en posesión de la herencia.
Heredero aparente.- ante la interposición de la acción, quien resulte vencedor es el heredero real y el
vencido, el aparente. Se llama heredero aparente a quien se encuentra en posesión de la herencia, ya sea por
haber obtenido DH a su favor o por aprobación del testamento.

Si triunfa el actor, el heredero aparente debe restituir lo que recibió sin derecho, inclusive las cosas de las
que el causante era poseedor y aquellas sobre las cuales ejercía el derecho de retención. Si hubiere vendido
las cosas, corresponde indemnización de los daños.

Se aplica a la petición de herencia lo dispuesto sobre el poseedor de buena o mala fe. Si es de buena fe, debe
restituir el precio obtenido; si es de mala fe, debe indemnizar los perjuicios. Se reputa de mala fe cuando
conoce o debió conocer la existencia de herederos preferentes o concurrentes que ignoraban su llamamiento.

Debe haber un ocultamiento malicioso de la muerte del causante, y el heredero real no presentarse por
ignorar esa muerte, situación que es aprovechada por el heredero aparente para tomar la herencia. Cualquier
otro supuesto permite mantener al heredero su buena fe, ya que se presume.

Entonces, teniendo en cuenta la buena o mala fe, los efectos son:

i. Responsabilidad por pérdida o deterioro de bienes hereditarios.- el heredero aparente de buena fe no


debe ninguna indemnización, solo si se hubiese aprovechado y hasta el valor de ese provecho
(demoler la casa y vender los materiales). El de mala fe está obligado a reparar todo daño, ya que
responde incluso por caso fortuito.
ii. Restitución de frutos.- el heredero de buena fe debe los frutos percibidos desde la notificación de la
demanda de petición. El de mala fe debe entregar o pagar los frutos percibidos y los dejados de
percibir.
iii. Gastos y mejoras realizadas.- el de buena fe tiene derecho a reclamar el pago de los gastos
necesarios y útiles. Al heredero de mala fe solo se le pagan los necesarios.

Efectos entre el heredero aparente y terceros.- el art. 2315 admite la validez, en determinadas condiciones,
de los actos de administracion y disposición a título oneroso realizados por el heredero aparente.
CAPÍTULO VI: CESIÓN DE HERENCIA

Una vez aceptada la herencia y hasta la partición, cada heredero es titular de una cuota parte del haber
relicto, sin consideración al contenido, pues se transmite una universalidad. Esa cuota que recae sobre la
universalidad tiene un contenido económico y, como tal, es pasible de ser objeto del contrato de cesión de
derechos hereditarios.

Se define a la cesión de derechos hereditarios como el contrato por el cual el titular del todo o una parte
alícuota de la herencia transfiere a otro el contenido patrimonial de aquella, sin consideración al contenido
particular de los bienes que la integran.

En virtud de ello, el heredero cedente transmite a un coheredero o a un tercero –llamado cesionario- la


universalidad jurídica de sus derechos hereditarios. El objeto del contrato es el contenido patrimonial de la
herencia, pero no la calidad de heredero, que está absolutamente excluida de la posibilidad de negociación
contractual.

Momento de celebración.- es un contrato que puede celebrarse desde la apertura de la sucesión producida la
muerte del causante, pero no antes, ya que las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas; y
puede tener lugar hasta la partición, por cuanto en ese momento se pone fin al estado de indivisión y se
adjudican los bienes a los herederos.

Forma.- debe otorgarse por escritura pública.

Oponibilidad.- la cesión del derecho a una herencia tiene efectos: a) entre los contratantes, desde la
celebración de la cesión de la herencia, ya que al haber participado del acto, han tomado conocimiento de la
cesión; b) respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del cedente, desde que la escritura de la
cesión se incorpora al expediente sucesorio; c) respecto al deudor de un crédito de la herencia, desde que se
le notifique la cesión.

Contenido de la cesión de herencia.- en principio, el contenido está determinado por la totalidad o la


porción de la universalidad patrimonial que ante la muerte del causante se transmitió al o los herederos,
quienes son los cedentes.

Asimismo, el contenido económico puede resultar extendido o limitado. El art. 2303 expresa que la cesión
comprende las ventajas que pueden resultar ulteriormente por colación, por renuncia o por caducidad. El
cesionario se beneficia, pues esas ventajas también integran la cesión.

Ahora bien, si las ventajas derivan de cualquier otra causa (renuncia o exclusión de otro heredero), o una
causa que se desconocía al momento de celebrar el contrato, no integran la cesión y no le corresponden al
cesionario, salvo que así lo convinieran.

Derechos del cesionario.- como el cesionario ocupa el mismo lugar del cedente, por lo tanto, adquiere los
mismos derechos que le correspondían en la herencia. Por ejemplo, si se enajenaron bienes del acervo antes
del contrato, el cedente deberá reembolsar al cesionario el precio obtenido por la venta del bien, ya que ese
precio se subroga en el lugar del bien dispuesto.

Por otra parte, la pérdida, consumición y deterioro de los bienes los sufre el cedente y debe su valor al
cesionario, salvo que el cesionario conocía la situación.

Obligaciones del cesionario.- debe reembolsar al cedente lo que este pague por su parte en las deudas y
cargas de la sucesión hasta la concurrencia del valor de la porción de la herencia recibida.

Obligaciones del cedente.- el cedente debe al cesionario la garantía de evicción, tanto de su calidad de
heredero como de la parte indivisa que el corresponde, salvo que hubieran sido cedidos como litigiosos o
dudosos.

Sin embargo, el cedente no responde por la evicción ni por los vicios de los bienes de la herencia, salvo que
así lo pactaran.

CAPÍTULO VII: ESTADO DE INDIVISIÓN.-

Concepto.- la transmisión hereditaria, en el mismo instante de la muerte del causante, provoca por
disposición legal la atribución de un conjunto de las titularidades patrimoniales a quienes son llamados a
sucederlo. Se trata de la atribución de un todo ideal, sin consideración especial a su contenido.

El art. 2280 establece que, desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones
de aquel de manera indivisa, salvo cuando quien suceda al causante sea solamente una persona.

Si la atribución se produce en cabeza de un único sucesor, este adquiere simultáneamente su derecho a la


herencia y la propiedad de los bienes que integran el acervo hereditario; recibe todo el activo y soporta todo
el pasivo. Situación muy distinta es cuando existen varios herederos, ya que todos adquieren la totalidad
indivisa del acervo hereditario, en la medida de su alícuota, comprendidos en un estado de indivisión
impuesto legalmente. Solo adquirirán los derechos a los bienes individualmente considerados una vez
operada la partición.

Cada coheredero tiene derecho a una alícuota del patrimonio hereditario. Se denomina comunidad
hereditaria al estado en que queda la masa de bienes y las relaciones que por ese motivo se originan entre los
coherederos desde la muerte del causante y hasta su partición.

Se trata de una comunidad incidental y transitoria, en tanto finaliza con la partición, que se da cuando los
herederos pasan de tener una porción ideal a detentar la propiedad de bienes determinados.

Durante el lapso de tiempo que dure el estado de indivisión, el acervo hereditario queda sometido a un
régimen especial de administración, gestión, uso y disposición de los bienes particulares que lo integran.

Administración judicial y extrajudicial.- la finalidad de la administración de la herencia es mantener una


correcta conservación del haber hereditario, desde la muerte del causante y hasta tanto se realice la
adjudicación individual de los bienes que lo componen, a los herederos.

Para ello, quien administre los bienes hereditarios necesitará realizar actos de conservación, de
administración y, en menor medida, de disposición. Entonces:

i. Actos de conservación: son aquellos dirigidos a preservar y mantener la integridad del patrimonio
relicto.

ii. Actos de administración: son los que tienen por finalidad no solo la conservación del patrimonio,
sino también la obtención de rentas, utilidades o productos que correspondieran de acuerdo con el
destino económico del caudal relicto. Implican, en definitiva, la percepción de rentas.

iii. Actos de disposición: son todos los actos que importan una alteración del patrimonio, privándolo de
algún bien o lo afectan de manera excepcional.

El Código distingue entre la administración extrajudicial y aquella judicial: respecto de la extrajudicial, ante
la ausencia de administrador designado, dispone las siguientes soluciones: para la realización de actos de
administración, exige unanimidad de todos los coherederos, pero se considera que existe mandato tácito en
caso de no mediar oposición a los actos realizados por cualquiera de los herederos. En cambio, para la
realización de los actos conservatorios y las medidas urgentes, se autoriza a cualquier heredero.

La administración judicial, por su parte, está regulada tanto en el Código Civil como también en los Códigos
procesales de cada Provincia.

Una vez iniciado el proceso, puede nombrarse administrador, que dependiendo la etapa procesal del
sucesorio, será provisional si es designado antes de la D.H., o definitivo, si es posterior a la misma.

A petición de cualquier coheredero, para su nombramiento se debe convocar a una audiencia a todos los
coherederos. La designación del administrador provisional debe recaer en aquel a quien los coherederos
prefieren, por unanimidad. Si no hay unanimidad, el art. 727 del CPCBA establece el orden que debe seguir
el juez: a) cónyuge supérstite, b) en caso de no querer o poder aceptar el primero, el heredero que prima
facie hubiese acreditado mayor aptitud para el desempeño del cargo, c) si no se dan ninguna de estas
circunstancias, y como última alternativa, se podrá designar a un tercero extraño a la sucesión.

En cambio, para nombrar al administrador definitivo, el art. 744 introduce una pequeña modificación. En
efecto, se debe convocar a audiencia y designar a aquel que por unanimidad se decida; caso contrario, el
cónyuge, y a falta de este, el que proponga la mayoría de los coherederos, salvo que el juez interprete que es
perjudicial. Como última opción, podría designarse a un tercero extraño.

El administrador –provisional o definitivo- es un delegado del juez, que tiene por función administrar los
bienes hereditarios, en la medida y forma establecida por los códigos procesales. Por ello, es designado por
el juez y no por quienes lo proponen, y es el juez el que tiene a su cargo el control de su gestión.

Facultades, obligaciones y derechos del administrador.- entre sus obligaciones, la más importante es la
rendición de cuentas documentada de su actuación. Debe ser realizada en los períodos que determine la
mayoría de los coherederos o en forma trimestral, y al finalizar, hacer una rendición final, sujeta a
aprobación judicial. Asimismo, entre sus obligaciones, se precisa el pago de deudas y legados.

Respecto de sus derechos, tiene derecho a percibir honorarios por su actuación, los cuales quedan a cargo de
la masa y que pueden ser solicitados en forma provisoria, antes de finalizar la gestión, con el carácter de
anticipo.

Fin de las funciones del administrador, sustitución y remoción.- la administración terminará con la
partición, pues en ese momento cesa el estado de indivisión hereditaria. Pero también puede suceder que el
administrador sea removido o renuncie a su cargo.

No solo los coherederos, sino también cualquier interesado pueden solicitar la remoción del administrador
por imposibilidad de ejercicio o mal desempeño; y hasta tanto se resuelva el pedido de remoción, continúa
en el ejercicio, salvo que el juez resolviera designar un administrador provisorio.

CAPÍTULO VIII: DIVISIÓN DE LA HERENCIA. PARTICIÓN.-

Partición. Concepto.- se denomina partición al negocio jurídico que pone fin al estado de indivisión
hereditaria, mediante la distribución del activo neto hereditario entre los coherederos, determinando así el
haber concreto de cada uno.

A través de este acto, la parte ideal que tiene cada coheredero se convierte en una porción concreta,
físicamente determinada, y de exclusiva propiedad del heredero adjudicado.

El art. 2363 establece que si bien la partición concluye el estado de indivisión hereditaria, pero respecto a los
bienes registrables es necesaria la inscripción registral para que resulte oponible a los terceros.

Legitimación activa.- pueden pedir la partición los copropietarios de la masa indivisa y los cesionarios de
sus derechos. También pueden hacerlo, por vía de subrogación, sus acreedores y los beneficiarios de legados
o cargos que pesan sobre un heredero; los herederos del heredero, si este fallece antes de la partición, y el
albacea designado por testamento.
Oportunidad para pedir la partición.- la partición puede ser solicitada en todo tiempo después de aprobados
el inventario y avalúo de los bienes. Sin embargo, cualquiera de los copartícipes puede pedir que se
postergue total o parcialmente por un tiempo determinado, si su realización inmediata puede causar un
perjuicio.

Partición condicional. Herederos instituidos bajo condición.- entre los legitimados se encuentran los
herederos, pero puede suceder que la institución de herederos testamentarios esté sujeta a una condición
suspensiva o resolutoria. En virtud de ello, cuando existe una condición suspensiva, el derecho no se
adquiere hasta que se produzca el hecho incierto y futuro; y en la resolutoria, se adquiere hasta que se
produce el hecho incierto y futuro.

Sentada esta base, si bien los herederos instituidos bajo condición se encuentran legitimados para pedir la
partición, lo estarán bajo ciertas particularidades, por ejemplo, el heredero bajo condición suspensiva podrá
pedirla una vez ocurrida la condición. Pero la presencia de este no impide a los otros pedir la partición antes
del cumplimiento de la condición, si aseguran los derechos del heredero condicional. Por el contrario, el
heredero bajo condición resolutoria se encuentra legitimado desde el primer momento, con la salvedad de
que deberá asegurar adecuadamente el derecho de quienes lo sustituirán en caso de cumplirse la condición.

Prescripción de la acción de partición.- la acción de petición de herencia es imprescriptible mientras


continúe la indivisión, pero hay prescripción adquisitiva larga de los bienes individuales si la indivisión ha
cesado de hecho porque alguno de los copartícipes ha intervertido su título, quedando dicho bien excluido de
la partición.

Situaciones que provocan la indivisión.- como contrapartida al principio particionario, en ciertos supuestos
la facultad de solicitar la partición se encuentra limitada o postergada. Se trata de a) supuestos específicos de
indivisión forzosa; b) reconocimiento de un derecho real específico; c) situación fáctica que provoca la
adquisición por el transcurso del tiempo –usucapión- de bienes hereditarios, modificándose el título de
adquisición.

i. Supuestos de indivisión forzosa: se trata de casos previstos en la norma. Ninguno de ellos afecta los
derechos de los acreedores del causante. Se trata de a) indivisión impuesta por el testador por un
plazo no mayor a diez años (art. 2330); b) pacto de indivisión entre los herederos, no mayor a diez
años (art. 2331); c) oposición del cónyuge o de un heredero (art. 2332).

ii. Derecho real de habitación del cónyuge supérstite (art. 2383).

iii. Adquisición por paso del tiempo: ante interversión del título por parte de uno de los herederos.

Clasificación de la partición.-

Según su instrumentación:
i. Partición privada.- si todos los coherederos están presentes y son plenamente capaces, la partición
puede hacerse por la forma y por el acto que por unanimidad juzguen convenientes. La partición
puede ser total o parcial.

ii. Partición judicial.- la partición debe ser judicial si hay copartícipes incapaces, con capacidad
restringida o ausentes, si terceros con un interés legítimo se oponen a la partición privada y si los
copartícipes son plenamente capaces y no acuerdan en hacer la partición privadamente.

Según su carácter:

i. Partición definitiva.- la partición definitiva pone fin al estado de indivisión en forma completa, es
decir, se adjudican singularmente todos los derechos sobre los bienes relictos.

ii. Partición provisional.- se considera meramente provisional si los copartícipes solo han hecho una
división de uso y goce de los bienes de la herencia, dejando indivisa la propiedad.

Según la extensión de su contenido:

i. Partición total.- se dividen todos los bienes hereditarios, terminando totalmente el estado de
indivisión.

ii. Partición parcial.- establece el Código que si una parte de los bienes no es susceptible de división
inmediata, se puede pedir la partición de los que son actualmente partibles.

Modos de hacer la partición.-

Partición en especie.- la regla es la partición en especie. Por ello, aunque la mayoría de los herederos
decidan la venta de los bienes y la distribución del producido, la sola voluntad de uno de los herederos es
suficiente para imponer que la partición se haga en especie.

Solo se podrá llegar a la venta de un bien para luego dividir el dinero resultante cuando la adjudicación en
especie no sea posible o antieconómica.

En definitiva, como regla general, se deben distribuir los bienes que componen la masa hereditaria según su
valor y de acuerdo a la hijuela de cada copartícipe, pudiendo compensarse unos con otros.

Partición en dinero.- en el caso de que la división en especie no sea posible, se deberá proceder a la venta de
los bienes y a la distribución de lo producido entre los copartícipes.

También puede suceder que la partición se lleve a cabo en especie y en dinero, si la conformación de los
lotes que serán adjudicados no es exactamente igual al valor de las respectivas hijuelas.

Licitación.- licitar es ofrecer precio por una cosa en subasta o en almoneda. En primer lugar, la licitación se
realiza entre los copartícipes (no a puja abierta); el coparticipe que pretende la adjudicación deberá ofrecer
un valor superior al del avalúo y ser quien oferte el mayor valor. Ese valor le es imputado en la hijuela del
copartícipe que ofertó. Asimismo, se admite que sean varios copartícipes que realicen la oferta, en cuyo
caso se les adjudica a todos ellos en condominio.
El Código establece un plazo máximo de 30 días para solicitar la licitación, contado desde la aprobación de
la tasación (tasación se realiza 30 días desde la DH o aprobación del testamento).

Partidor. Designación y funciones.- la partición judicial debe hacerse a través de un partidor o por varios
que actuarán conjuntamente. A falta de acuerdo unánime para su designación, el nombramiento deberá ser
hecho por el juez.

El perito partidor debe ser un abogado, al tratarse de un acto jurídico-procesal.

Una vez aprobados el inventario y el avalúo de los bienes, y designado el partidor, debe realizarse la cuenta
particionaria. Para ello, son necesarias una serie de operaciones: a) prenotados; b) composición de la masa;
c) bajas comunes; d) masa partible propiamente dicha; e) división y formación de los lotes; f) asignación de
los lotes.

Atribución preferencial.- la atribución preferencial es el derecho a que determinado bien o bienes sean
incorporados en la hijuela de quien así lo solicita por resultar autorizado por la ley para ser preferible a los
otros coherederos.

En el Código se regulan diversos supuestos: en primer lugar, el derecho al cónyuge supérstite o al


coheredero respecto a determinados bienes. La norma impone tres requisitos para que proceda la atribución:
1) que sea solicitada por el cónyuge o los herederos del causante; 2) que se trate de un establecimiento
agrícola, comercial, industrial, artesanal o de servicios, que constituya una unidad económica; 3) que el
interesado haya participado en la formación del establecimiento.

El art. 2381 que la atribución preferencial sea solicitada por el cónyuge supérstite o los herederos del
causante, y puede recaer sobre 1) la propiedad o el derecho a la locación del inmueble que le sirve de
habitación, si tenía allí su residencia al tiempo de la muerte; 2) los muebles existentes en él; 3) la propiedad
o el derecho a la locación del local de uso profesional donde ejercía su actividad, y los muebles existentes en
él; 4) el conjunto de las cosas muebles necesarias para la explotación de un bien rural realizada por el
causante como arrendatario o aparcero cuando el arrendamiento continúa en provecho del demandante; 5) si
se contrata un nuevo arrendamiento con este.

Partición por los ascendientes.- el art. 2411 dispone: “la persona que tiene descendientes puede hacer la
partición de sus bienes entre ellos por donación o por testamento. Si es casada, la partición de los bienes
propios debe incluir al cónyuge que conserva su vocación hereditaria. La partición de los gananciales solo
puede ser efectuada por donación, mediante acto conjunto de los cónyuges.

Se refiere a la partición de los ascendientes a sus descendientes. Si hay comunidad, el cónyuge concurre y
debe ser incluido en la partición efectuada a los descendientes; no así a los gananciales, que para ese caso
debe realizarse por acto conjunto de ambos cónyuges.

Bienes no incluidos.- si la partición hecha por los ascendientes no comprende todos los bienes que dejan a su
muerte, el resto se distribuye y divide según las reglas legales.
Procedencia de la colación.- al hacer la partición, sea por donación o por testamento, el ascendiente debe
colacionar a la masa el valor de los bienes que anteriormente haya donado y sean susceptibles de colación.
De esta manera, se reserva el principio de igualdad en la partición.

Mejora.- en la partición, el ascendiente puede mejorar a alguno de sus descendientes o al cónyuge dentro de
los límites de la porción disponible, pero debe manifestarlo expresamente, para evitar confusiones. No es
necesario el uso del término mejora, pero sí de una disposición por la cual el ascendiente manifieste que
quiere favorecer al heredero.

Partición por donación.- la partición por donación es un acto jurídico por el cual el ascendiente dona y
parte sus bienes entre sus descendientes, con la aceptación de estos. Tiene como finalidad anticipar el
dominio de los bienes y evitar las disputas con respecto a la adjudicación entre los descendientes.

Combina las normas de la donación con las de la partición: es un acto jurídico entre vivos, gratuito,
patrimonial, de disposición, formal, y puede someterse a modalidades, salvo la suspensiva de producir
efectos post mortem.

Asimismo, debe respetar la legítima.

La partición por donación es traslativa de dominio, siendo los descendientes sucesores singulares, los que se
convierten después de la muerte del ascendiente donante en herederos, si aceptan la herencia; por lo que
podrían renunciarla sin que eso signifique la devolución de los bienes recibidos en donación.

Sujetos.- el donante debe ser el ascendiente del donatario.

Objeto.- están excluidos los bienes futuros. Pueden ser transmitidos diversos derechos: la plena propiedad o
la nuda propiedad, reservándose el donante el usufructo. A su vez, puede ser una partición parcial.

Forma.- debe hacerse por escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles o de
muebles registrables, y las de prestaciones periódicas o vitalicias.

Revocación.- puede ser revocada por el ascendiente, con relación a uno o más de los donatarios, en los casos
de revocación de las donaciones y cuando el donatario incurre en actos que justifican la exclusión de la
herencia por indignidad (art. 1569).

Acción de reducción.- esta acción posibilita mantener la validez de la partición por donación en aquellos
supuestos en que un descendiente fue omitido en la partición o incluso nació con posterioridad.

Valor de los bienes.- el valor se determina a la época de la partición según el estado del bien a la época de la
donación.

Garantía de evicción.- dispone el Código que los donatarios se deben recíprocamente garantía de evicción
de los bienes recibidos, a raíz del principio de igualdad entre herederos.

Partición por testamento.- es un acto de disposición mortis causa que, unilateralmente, afecta el modo de
operarse la transmisión hereditaria, a favor de los descendientes.
Como todo testamento, el testador puede revocar aquel en que ha hecho la partición y nadie puede
considerarse con un derecho adquirido a los bienes que se le hubieran asignado hasta que se produzca el
fallecimiento del causante.

La partición por testamento tiene los mismos efectos que la practicada por los herederos. Es declarativa y no
traslativa de dominio, y se juzga que cada heredero sucede solo e inmediatamente al causante en los bienes
comprendidos en su hijuela.

Los herederos se deben recíprocamente garantía de evicción de los bienes comprendidos en sus lotes.

CAPÍTULO IX: COLACIÓN.-

Concepto.- la colación es el acto por el cual un heredero legitimario exige a otro heredero legitimario que
traiga a la masa partible el valor de la donación que en vida le hizo el causante. Dicho valor se imputa a la
porción hereditaria que le corresponde al heredero que recibió la donación.

Ejemplo: Roberto fallece y lo sobreviven sus dos hijos Juan y Pedro. Cinco años antes de morir, Roberto le
había donado a Juan una casa que a la fecha de la partición tiene un valor de $100.000 y no lo dispensó de
colacionar. Al momento de la muerte, quedó en el patrimonio del causante la suma de $300.000. Roberto no
había efectuado ninguna otra donación y tampoco había dejado testamento. Para calcular la masa hereditaria,
al activo se le debe sumar el valor de la donación, por lo que la masa hereditaria es de $400.000. Como los
herederos son únicamente sus dos hijos, correspondería a cada uno $200.000: si Pedro ejerce la colación, a
Juan solo le restaría recibir los $100.000, porque ya percibió como adelanto de herencia el resto, en concepto
de donación.

La colación le da a la donación el significado de una antelación o anticipación de la cuota hereditaria. Es,


esencialmente, una obligación cuyo cumplimiento se efectúa trayendo a la sucesión los valores dados en
vida por el causante, procurando mantener la igualdad entre los herederos legitimarios.

La colación no opera de pleno derecho, sino que debe ser peticionada por el heredero forzoso y debe dictarse
la sentencia condenatoria contra el heredero donatario. Por lo tanto, en el ejemplo citado, si Pedro no quiere
ejercer acción alguna, los $300.000 se dividen por mitades, es decir, $150.000 a cada uno, caso en el cual
Juan habrá recibido de más.

Requisitos.- para que la colación pueda tener lugar, es preciso que:

i. Existan varios herederos forzosos;


ii. Exista donación en vida del causante a favor de un heredero forzoso;
iii. Otro heredero forzoso que reclame la colación;
iv. Que el heredero donatario haya aceptado la herencia, ya que si ha mediado renuncia no está obligado
a colacionar al ser considerado como un extraño a la misma;
v. Que no exista dispensa de colacionar a favor del donatario o cláusula de mejora expresa en el acto de
la donación o en el testamento.
Aunque exista dispensa de la colación, si se trata de donaciones realizadas a un descendiente o al cónyuge
cuyo valor excede la porción disponible más la legítima del donatario, están sujetas a reducción por el valor
del exceso. En este caso no se podrá pedir la colación, porque hubo dispensa, pero sí la reducción.

Casos particulares.- el Código regula algunos casos particulares:

i. Descendiente o cónyuge donatarios que renuncian a la herencia.- no procede la colación porque


debe tratarse de herederos legitimarios aceptantes; si renuncian, no mantienen la calidad de
herederos. En caso de renuncia, el renunciante no debe colacionar, pero la porción disponible es el
límite de la porción disponible. En todo lo que excede, será pasible de reducción, pero no de
colación.
ii. Descendiente que no era heredero al recibir la donación.- tampoco debe colacionar el descendiente
que no era heredero presuntivo al tiempo de la donación. Por ejemplo, el abuelo le donó a su nieto,
estando vivo su hijo. En ese momento, el nieto no era heredero porque su padre estaba vivo, pero si
el padre del nieto prefallece al abuelo, el nieto va a concurrir a la sucesión en representación de su
padre, sin la obligación de colacionar.
iii. Heredero que no era heredero presuntivo al momento de la donación pero es heredero al
fallecimiento.- si alguien es heredero al momento del fallecimiento y no revestía esa calidad al
momento de la donación, no puede pedir la colación. Por ejemplo: Clara donó un inmueble a su hijo
Santiago. En ese momento, Santiago era hijo único, pero años después nace Matías. Al fallecimiento
de Clara, Matías no puede pedir la colación del valor del bien donado a Santiago, aunque pese sobre
Santiago la obligación de colacionar. Así, si a Clara la sobrevive su esposa Martina, ella sí podrá
demandar a Santiago la colación.
iv. Donatario cónyuge del heredero.- por otra parte, si el causante donó al cónyuge de su heredero, este
no debe colacionar, ya que la donación fue en favor de su cónyuge que es un tercero en la sucesión.
v. Heredero testamentario.- la colación es procedente tanto en la sucesión intestada como en la
testamentaria, por lo que existe la obligación de colacionar si el llamamiento que hizo el testador en
el testamento coincide con las porciones que corresponden al cónyuge y descendientes en la sucesión
deferida por la ley.

Objeto de la acción.- se deben colacionar a la masa hereditaria “el valor de los bienes que fueron donados
por el causante”. Es decir, todo aquello que hubiera sido donado por el causante es objeto de la acción de
colación.

En el Código Civil, solo las liberalidades que eran donaciones en sentido propio eran objeto de la colación.
En cambio, en el régimen actual se amplió el objeto colacionable, estableciendo que los descendientes y el
cónyuge deben colacionar los beneficios recibidos a consecuencia de convenciones hechas con el causante,
que tuvieron como objeto procurarles una ventaja particular.

Ventajas exceptuadas de colacionar.- el art. 2392 establece que no se debe colación por los gastos de
alimentos, ni por los de asistencia médica, ni por los de educación y capacitación profesional o artística de
los descendientes, excepto que sean desproporcionados con la fortuna y condición del causante; ni por los
gastos de boda; ni por los presentes de uso; ni por el seguro de vida; ni los bienes que han perecido sin culpa
del donatario y sin que haya recibido indemnización por ello.

Por último, si el causante dispuso en un testamento un legado en favor de su descendiente o cónyuge, se


considera que es una mejora a su posición, por lo tanto, no colacionable. Salvo que el testador manifestara
que no lo era.

Valor colacionable.- el valor que se colaciona, ¿es el que tenía el bien donado a la época de la donación, el
valor a la fecha de muerte o al momento de la partición?

El Código establece que el valor se determina al momento de la partición, según el estado del objeto al
momento de la donación. Por ejemplo: si el progenitor donó un inmueble al hijo y luego de la donación el
heredero forzoso le realizó importantes mejoras que aumentaron el precio del inmueble, el valor a
considerarse será el que tenía el bien sin las mejoras realizadas con posterioridad por el hijo.

Es necesario, entonces, reconstruir la historia económica del bien desde el día de la donación hasta el de la
partición, teniendo en cuenta las variaciones de valor que le son imputables al donatario y las independientes
a éste.

Dispensa de la colación.- el causante tiene la posibilidad de decidir acerca del destino de parte de sus
bienes, a pesar de la existencia de herederos forzosos. Así, cuando a través de una donación, el causante no
quiere hacer un anticipo de herencia, sino beneficiar al heredero donatario, tiene que manifestarlo en forma
expresa. En tal caso, la donación no se imputa como anticipo de herencia, sino a la parte disponible.

La dispensa de la colación es el acto por el cual el donante manifiesta en un testamento o en el acto de la


donación su voluntad expresa de que lo dado en vida a uno de sus herederos forzosos lo ha sido a título de
mejora, y no de un adelanto de herencia.

Sin embargo, si el valor de la donación excede la porción disponible más la porción legítima del donatario,
aunque haya dispensa o mejora, está sujeta a la acción de reducción por el valor del exceso.

Prescripción de la acción de colación.- en cuanto a la prescripción de la acción y debido al carácter


personal que detenta, el plazo es de cinco años, comenzando a correr el plazo desde la apertura de la
sucesión.

En definitiva, el plazo de prescripción de la acción de colación disminuye en la nueva regulación, pasando


de diez a cinco años, desde la apertura de la sucesión.

Colación de deudas.- el art. 2397 establece que se colacionan a la masa las deudas que tenía uno de los
coherederos a favor del causante que no fueron pagadas voluntariamente durante la indivisión, aunque sean
de plazo no vencido al tiempo de la partición.
Es decir, todas las deudas que tenía el coheredero con el causante se colacionan. En caso de tratarse de
créditos cuyo plazo de vencimiento fuera posterior a la partición, deben colacionarse igual, decayendo los
plazos pendientes.

Se trata de un proceso liquidatorio consistente en cargar en la hijuela del deudor la deuda que tenía con el
causante. El momento oportuno para imputar la deuda es la partición.

Asimismo, deben ser colacionadas las deudas nacidas con posterioridad al fallecimiento del causante, en
ocasión de la indivisión y relativas a los bienes hereditarios.

Por último, en cuanto a los intereses devengados, el art. 2400 dispone que las sumas colacionables producen
intereses desde la apertura de la sucesión si el coheredero era deudor del difunto, si no los devengaban ya
con anterioridad, y desde el nacimiento de la deuda si esta surge en ocasión de la indivisión.”. En caso de
deudas contraídas con el causante en las que no se hayan pactado intereses, comienzan a correr desde la
apertura de la sucesión.

En el supuesto de que la deuda se encontraba devengando intereses con anterioridad al fallecimiento, los
intereses se deben desde el origen de la deuda y no desde la apertura de la sucesión. En el caso de que sean
deudas nacidas durante la indivisión, se generan desde la fecha de la obligación.

En cuanto al modo de efectuar la colación, se realiza deduciendo el importe de la porción del deudor. Si la
deuda excede su parte, debe pagar el exceso en las condiciones y plazos establecidos.
CAPÍTULO X: SUCESIÓN INTESTADA.-

Concepto.- es aquella deferida por ley, sin intervención de la voluntad del causante expresada en un
testamento válido. Aquí, el llamamiento a la sucesión está determinado por la ley.

Casos en los que aplica.-

i. En ausencia de testamento;
ii. En caso de existencia de testamento declarado inválido o ineficaz;
iii. Testamento en el cual no se instituya heredero, disponiendo únicamente determinado legado o
heredero de cuota: en este supuesto, coexisten la sucesión testamentaria y la intestada;
iv. Supuestos de legítima hereditaria: la limitación al poder de disposición del causante, establecida por
ley, obliga a que el causante no pueda excluir a los herederos legitimarios (A, D y C). A estos
herederos la ley les reserva de forma imperativa una porción de la herencia que el causante no puede
desatender mediante testamento. Si a la muerte del causante, este dejase un testamento y concurriese
a la sucesión al menos un heredero forzoso, las cláusulas testamentarias que afecten su porción
legítima estarán sujetas a las pertinentes acciones de protección de legítima, ya que el llamamiento
subsiste aun en contra de la voluntad del causante. En este caso, la porción legítima se regiría por las
pautas de la sucesión intestada, mientras que la sucesión testamentaria se aplicará a la porción
disponible.

Principios generales.-

i. Orden de llamamientos.- la sucesión intestada se basa en un orden de llamamiento establecido por


ley (art. 2424).
ii. Relación de prelación dentro de cada orden.- a su vez, existe otro principio que determina que
dentro del orden de los descendientes, ascendientes o colaterales, el pariente más cercano en grado
excluye al más lejano. Por ejemplo, fallece Inés, la sucede su hijo Martín, que excluye al nieto
Fermín.
iii. Unidad de la herencia.- este principio determina que en el caso de las sucesiones intestadas el
llamamiento a la adquisición de la herencia opera de modo universal, sin tener en cuenta cada bien
en particular. No se atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes, salvo disposición legal en
contrario, que son dos: a) cónyuge supérstite en concurrencia con descendientes y b) adoptante en
forma simple en concurrencia con familia de origen del adoptado.
En el primer supuesto, la ley determina que en ese caso el cónyuge no tendrá derecho alguno en la
parte de los bienes gananciales que le corresponden al difunto a causa de la disolución conyugal por
muerte. De este modo, el cónyuge retira su cincuenta por ciento por derecho propio, a raíz de la
disolución de la comunidad conyugal, mientras que el otro cincuenta por ciento es dividido entre los
descendientes.
En el segundo supuesto, en el cual los lazos con la familia de origen se mantienen, el adoptante es
heredero forzoso de su hijo adoptivo, pero existen ciertos bienes que no está llamado a heredar:
aquellos que el hijo adoptivo hubiere recibido a título gratuito de su familia biológica.
iv. Derecho de representación.- los descendientes en línea recta y los colaterales hasta el cuarto grado
están habilitados por ley, ante determinadas circunstancias, a suceder al causante por derecho de
representación.

Herederos forzosos o legitimarios y herederos legítimos.- la distinción consiste en que los legitimarios
tienen un llamamiento imperativo en la sucesión del causante, aun en contra de la voluntad del causante, en
tanto que los legítimos gozan de una vocación sucesoria prevista por la ley en defecto de la voluntad del
causante.

De este modo, cuando a la muerte del causante se presentan a la sucesión herederos forzosos, la aplicación
de las reglas de la sucesión intestada deviene necesaria, no pudiendo la voluntad del causante determinar su
exclusión.

Descendientes.- los hijos matrimoniales o extramatrimoniales, sean producto de una filiación biológica,
adoptiva o por técnicas de reproducción humana asistida, tienen los mismos derechos. El orden de los
descendientes está constituido por los hijos, por los nietos y los bisnietos.

Los hijos suceden a su padre por derecho propio, siendo la división por cabeza. En cambio, los nietos y
demás descendientes suceden por derecho de representación siendo la división por estirpe. Así, si en una
sucesión se presentan únicamente los hijos, se dividirá en tantas cabezas como hijos existan.

En cambio, los demás descendientes se dividen por estirpe, es decir que les corresponde la misma parte de la
herencia que le hubiera correspondido a su padre o madre.
Ascendientes.- a falta de descendientes, heredan los ascendientes más próximos en grado, quienes se dividen
la herencia por partes iguales. Los ascendientes son excluidos por los descendientes y, en caso de existir
cónyuge, sucederán al causante en concurrencia con aquel.
Cónyuge.- la sucesión del cónyuge supérstite es un orden atípico, en tanto desplaza solo a los colaterales y
concurre con los dos órdenes anteriores, descendientes y ascendientes. Con respecto a los descendientes,
concurre según el origen de los bienes: si es un bien propio, hereda como un hijo más, si es un bien
ganancial, le corresponde el 50% a raíz de la liquidación de la comunidad.

En el caso de los ascendientes, el cónyuge concurre tanto en los bienes propios como en los gananciales del
causante, correspondiéndole la mitad de ambos tipos de bienes.

Causales de exclusión del cónyuge.- son dos supuestos específicos:

i. Matrimonio in extremis: la sucesión del cónyuge no tiene lugar si el causante muere dentro de los
treinta días de contraído el matrimonio a consecuencia de enfermedad existente en el momento de la
celebración, conocida por el supérstite, y de desenlace fatal previsible, excepto que el matrimonio
sea precedido de una unión convivencial.

ii. La vocación hereditaria y la separación de hecho: en este punto, el Código establece que no
existiendo comunidad de vida entre los cónyuges separados de hecho, no existe vocación hereditaria.

Parientes colaterales.- el orden de los colaterales en la sucesión intestada está limitado hasta el cuarto
grado inclusive y opera solo de modo supletorio en tanto no son herederos forzosos, sino herederos
legítimos. Por lo tanto, tienen vocación hereditaria: los hermanos del causante, los sobrinos, los sobrinos
nietos, los tíos abuelos y los primos hermanos.

El orden de colaterales opera ante ausencia de D, A y C, ya que es excluido por éstos. Asimismo, se aplica el
principio de prelación de grado dentro del orden: el pariente más próximo excluye a uno más lejano.

Derecho de representación.- en la sucesión intestada, existen dos formas de suceder al causante por
derecho propio o por derecho de representación.

La representación es el derecho por el cual los hijos de un grado ulterior son colocados en el grado que
ocupaba su padre o madre en la familia del difunto, a fin de suceder juntos en su lugar a la misma parte de la
herencia a la cual el padre o madre habrían sucedido.

La aplicación del derecho de representación implica una excepción al principio de prelación de grados
dentro de un orden sucesorio.
Por último, cabe recordar que el derecho de representación no opera en línea ascendiente.

La representación puede tener lugar en caso de:

i. Premoriencia.- se da cuando el representado se encuentra fallecido al momento de la muerte del


causante;

ii. Conmoriencia.- si dos personas fallecen en un desastre común, sin que se pueda determinar quien
falleció primero, se presume que fallecieron al mismo tiempo. Por ejemplo, conmoriencia entre padre
e hijo, el nieto podrá presentarse en la sucesión de su abuelo a través del derecho de representación.

iii. Renuncia.- se puede representar al ascendiente que ha renunciado a la herencia del causante.

iv. Indignidad.- se puede representar al heredero declarado indigno. Asimismo, se estipula que el
declarado indigno en la sucesión del renunciante no pueda ir en su representación a la sucesión del
ascendiente.

Efectos de la representación.- siempre la extensión de la vocación hereditaria del representado está


limitada a lo que le hubiera correspondido al representante si su vocación no hubiera estado fallida. En caso
de concurrir descendientes, la sucesión se divide por estirpes, como si el representado concurriera.

En segundo lugar, la sucesión se divide por estirpes: en la sucesión de Ana se presentan sus nietos, Camila y
Tomás, en representación de su hija prefallecida Marta; sus bisnietos Blas y Alba en representación de su
padre prefallecido nieto de Ana, y en representación de su abuela Graciela prefallecida (hija de Ana) y el
otro hijo de Graciela, Fernando.
Obligación de colacionar.- otro de los efectos es que los descendientes que concurren por representación
deben colacionar lo que sus representados hubieren recibido en vida del difunto.

Supuestos especiales.-

i. El Fisco.- ante la inexistencia de herederos, los bienes de la sucesión corresponden al fisco. Ya sea el
Estado nacional o el provincial, dependiendo de dónde se encuentren situados los bienes, es llamado
a la sucesión en ausencia de sucesores legítimos y legitimarios y en ausencia de testamento válido.

ii. Herencia vacante.- habrá herencia vacante cuando no exista ningún sucesor legítimo o testamentario
que haya confirmado su vocación hereditaria diferida por ley o por voluntad del causante.

CAPÍTULO XI: LEGÍTIMA.-

La legítima es un instituto del derecho sucesorio de orden público, irrenunciable e inviolable, mediante el
cual se fija el porcentaje de la herencia que le corresponde a cada heredero legitimario, del cual no puede ser
privado ni por testamento ni por actos de disposición entre vivos a título gratuito, salvo causal de indignidad.

Es de orden público por cuanto las convenciones de los particulares no la pueden alterar ni afectar. El objeto
del orden público de la legítima deriva del fundamento de la imperatividad del llamamiento legal para los
herederos forzosos. Asimismo, es irrenunciable en forma anticipada, es decir, de una sucesión aún no
abierta. Por último, es inviolable, porque el testador no puede imponer condiciones ni limitaciones a la
misma, ya que es una derivación del orden público.

De esta manera, la legítima resulta ser un límite infranqueable al poder de disposición de los individuos, ya
sea tanto a través de actos a título gratuito como testamentarios.

La legítima y la porción disponible.- la limitación a la disponibilidad que impone la legítima no es


absoluta. Se reserva una porción, llamada porción disponible. La porción disponible es aquel porcentaje de
la herencia que en el caso de haber legitimarios no está alcanzado por la legítima y sus efectos protectorios,
por lo que el individuo puede disponer libremente, ya sea a través de actos a título gratuito o mediante
disposiciones testamentarias.
Esta porción representa un porcentaje de libertad testamentaria reconocido por nuestro derecho en el
supuesto de que concurran herederos legitimarios, ya que de no existir, toda la herencia resulta disponible.

Si se quiere conocer la cuota de libre disposición que es la legítima, debemos hacer el cálculo de la legítima
global, cálculo que se efectúa determinando el activo neto del caudal hereditario (activo bruto restándole las
deudas del causante) y sumándole las donaciones efectuadas por el causante. Sobre el monto resultante se
determina la legítima global.

Art. 2445.

Uso de la porción disponible: la mejora.- con la porción disponible, el causante puede mejorar la posición
de cualquiera de los coherederos o beneficiar a un tercero a través de donaciones en vida o disposiciones
testamentarias. Respecto de la mejora, la única manera de mejorar a un heredero legitimario es utilizando la
porción disponible y con expresa cláusula en el testamento o en la donación.

De tal manera, si el causante efectuó donaciones con intención de imputarlas como mejora, deberá dispensar
expresamente al donatario de colacionar en el acto de la donación o en el testamento. La mejora, entonces,
se traduce en eximirlo del deber de colacionar.

Sin embargo, el Código regula una mejora estrictamente dicha en favor del heredero con discapacidad:
Rosalía (causante) decide mejorar a uno de sus tres hijos, Mario, porque padece de una discapacidad
permanente. Para ello, mejora su posición en relación con sus hermanos, disponiendo la totalidad de la
porción disponible (1/3) más otro tercio (1/3) de la legítima global (2/3). De este modo, los hermanos de
Mario deberán soportar una restricción de sus legítimas individuales en favor de su hermano más necesitado.

Transmisión de bienes a los legitimarios por actos entre vivos: presunción legal de gratuidad y de
mejora.- puede ocurrir que el causante en vida realice transmisiones onerosas de bienes a sus herederos
legitimarios generándose el problema sobre la sinceridad del acto, pues ¿estaría ocultando una liberalidad?

El Código estipula, en su art. 2461, la presunción iure et de iure de la gratuidad del acto y la intención de
mejorar al beneficiario. Sin embargo, permite la deducción de las sumas que el adquirente demuestre
efectivamente haber abonado.

Modo de calcular la legítima.- la finalidad del cálculo de la legítima global es determinar cuál es la porción
del patrimonio que obligadamente es transmitida a los herederos forzosos. Para calcularla, el Código estipula
“dichas porciones se calculan sobre la suma del valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del
causante más el de los bienes donados computables para cada legitimario, a la época de la partición según
el estado del bien a la época de la donación.” Por tanto, consta de tres pasos:

i. Determinación del valor bruto de la herencia.- primeramente, se debe sumar el valor de los bienes
dejados por el causante. Se tiene que reconstruir su patrimonio sumando los valores de los
inmuebles, créditos, derechos, dinero y todo aquello que sea susceptible de valor pecuniario, para
obtener así el valor bruto.

Para calcularla, se debe tomar la valuación del activo que surja del avalúo e inventario de bienes, mediante
la denuncia del art. 2342.

ii. Deducción del pasivo de la herencia.- una vez obtenido el valor bruto del haber, corresponderá
determinar el valor líquido y restar las deudas. El principio rector es que deben deducirse todas las
deudas; con respecto a las cargas y gastos posteriores a la muerte, el Código señala que el cálculo se
hace según el valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del causante, de modo que se debe
incluir a las deudas que el causante tenía hasta ese momento, y no las originadas posteriormente.

iii. Cómputo de donaciones.- el último paso consiste en sumar las donaciones que el causante efectuó,
considerando el valor de la donación al tiempo de la partición según el estado del bien a la época de
la donación. Por ejemplo, si luego de la donación el donatario le introdujo mejoras que
incrementaron su valor, no se tendrán en cuenta, sino que se computará el bien tal y como fue
recibido, pero a los valores de la época de la partición.

Al monto resultante de estas operaciones se debe aplicar el porcentaje que corresponda (2/3 si tiene
descendientes, ½ si tiene solamente ascendientes o cónyuge), obteniendo así la legítima global.

Si se pretende saber la legítima individual, se debe dividir por la cantidad de herederos forzosos existentes.
El 1/3 sobrante será la porción disponible.

Por ende, se debe sumar el valor de los bienes que dejó el causante al momento de la muerte y que surgen
del inventario y avalúo, para luego restar las deudas. Finalmente, a ese resultado se le deben sumar las
donaciones efectuadas por el causante, expresadas a valores al momento de la partición, considerando el
estado del bien a la época de la donación.

Protección de la legítima. Acciones en protección de la legítima: complemento y reducción.- existen


tres actos posibles que puede efectuar el causante en violación de la legítima de alguno o de todos sus
legitimarios: o no los designó herederos; o los designó directamente, ya sea por actos entre vivos
(donaciones u otros actos).

Concepto.- la acción de reducción, que simultáneamente funciona como acción de complemento, es aquella
que tiene por finalidad reducir actos o disposiciones del causante que implican afectaciones a la legítima, en
un orden legal establecido (en primer lugar, los legados, en segundo las donaciones). En otras palabras,
supone la solicitud de que se reduzcan las disposiciones testamentarias o las donaciones que transgredieron
la legítima.

Por ejemplo: el causante transfiere, con el objeto de favorecer a uno de sus hijos y en desmedro de los
demás, la mayoría del capital accionario de su empresa, sin recibir en compensación bien alguna. El hijo
afectado interpone acción de simulación y de reducción con el fin de tutelar su porción legítima.

El orden de la reducción es en primer lugar los legados (por ejemplo, a modo de excepción contra la
pretensión del legatario) y, en caso de que sea insuficiente, se deberán atacar las donaciones, comenzando
por la última y luego las demás en orden inverso a sus fechas (las de igual fecha, a prorrata).

La reducción puede ser total o parcial: si es total, la donación quedará resuelta; si es parcial y el bien en
cuestión fuera posible de dividir, se lo dividirá entre legitimario y donatario. En cambio, si fuera indivisible,
la cosa debe quedar para quien le corresponde una porción mayor, generándose un crédito a favor de la otra
parte.

Sin embargo, la ley faculta al donatario a impedir la resolución entregando el dinero necesario para
completar el valor de su porción legítima, priorizando su derecho como dueño y la seguridad del tráfico
jurídico, pues pudo haber vendido el bien donado. Si el bien hubiera perecido por su culpa, el donatario
deberá su valor; si pereció sin culpa de éste, el valor no será computado para el cálculo de la legítima.

Si el donatario fuera insolvente y, sin la posibilidad de persecución del bien donado, la acción de reducción
será entablada contra los donatarios de fecha anterior.

Legitimación activa y pasiva.- se encuentran legitimados para entablar la acción de reducción los herederos
legitimarios y, en ejercicio de la acción subrogatoria, sus acreedores.

Con respecto a si deben ser herederos forzosos al momento de la donación, el Código dispone que se
tomarán en cuenta las realizadas a partir de los 300 días anteriores a su nacimiento (o del ascendiente que
representa), y para el del cónyuge, las hechas después del matrimonio.

Por tanto, debe tratarse de herederos forzosos al momento de la donación y mantener dicha condición al
momento de la apertura de la sucesión.

En cuanto a la legitimación pasiva, esta acción procede contra los herederos forzosos o contra los extraños
que sean beneficiarios de una donación inoficiosa; legatarios y contra los terceros adquirentes de bienes
registrables de donaciones inoficiosas.

Prescripción.- con respecto a la prescripción liberatoria, se aplica el plazo genérico de cinco años, ya que no
se prevé uno diferente desde el momento de la muerte del causante.

Con respecto a la usucapión, se fija un plazo de diez años a computar desde la adquisición de la posesión.
Pasado dicho plazo, la acción de reducción es improcedente.
Fideicomiso, derecho societario y la protección a la legítima.- cuando el fideicomiso se constituye por
disposición de última voluntad inserta en un testamento, estamos en presencia de un fideicomiso
testamentario.

El problema que surge con ellos es la eventual afectación de la legítima. La cuestión es si se puede aportar al
fideicomiso una porción de los bienes del testador superior a su porción disponible. Al regir en nuestro
derecho la legítima hereditaria como restricción al poder de disposición del causante, las normas sobre el
fideicomiso deben necesariamente compatibilizarse con tal condicionante.

Por ende, el Código admite la constitución de fideicomisos testamentarios, siempre que no se altere la
legítima, y con excepción de la mejora efectuada a favor de heredero con discapacidad.

Por su parte, el art. 1700 sanciona con nulidad al fideicomiso constituido con el fin de que el fiduciario esté
obligado a mantener o administrar el patrimonio para ser transmitido únicamente a su muerte a otro
fiduciario.

En cuanto a las empresas de familia, el art. 1010 dice que en miras de conservar la empresa familiar y
facilitar la sucesión, pueden incluirse disposiciones referentes a futuros derechos hereditarios y establecer
compensaciones a favor de otros legitimarios (siempre y cuando no se afecte la legítima).

CAPÍTULO XII: SUCESIONES TESTAMENTARIAS. TESTAMENTOS.-

La sucesión testamentaria se origina por el llamamiento a suceder que realiza una persona a través de su
testamento. El testamento aparece en Roma después de la ley de las XII Tablas, y desde entonces ha sido
universalmente admitido: la potestad de disponer de los bienes con efectos después de la muerte es
inseparable de la misma noción de propiedad.

Testamento.- el testamento es un acto unilateral y unipersonal mediante el cual una persona dispone de sus
intereses, patrimoniales y extra-patrimoniales, para después de su muerte. El Código establece que “las
personas humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su muerte, respetando las
porciones legítimas establecidas, mediante testamento otorgado con las solemnidades legales; ese acto
también puede incluir disposiciones extra-patrimoniales.

Caracteres.-

i. Es un acto jurídico unilateral, voluntario y lícito, cuya finalidad es establecer relaciones jurídicas y
crear, modificar o extinguir derechos. Se perfecciona con la sola voluntad del testador, sin necesidad
de una voluntad receptiva.

ii. Es un acto que debe hacerse por escrito, a fin de dar certeza a las disposiciones de última voluntad
del autor del testamento. La escritura es un elemento constitutivo del testamento mismo, decía Vélez
Sarsfield.

iii. Es un acto formal y solemne, de solemnidad absoluta, pues la inobservancia de las formalidades
impuestas por la ley acarrea su nulidad.
iv. El testamento es un acto personalísimo, que solo puede ser otorgado por el causante. No es válido
otorgar mandato para testar.

v. Se perfecciona en el momento de su otorgamiento pero solamente producirá sus efectos post mortem.

vi. Es revocable.

vii. El testamento debe bastarse a sí mismo sin necesidad de recurrir a otros documentos.

Contenido.- las disposiciones de carácter patrimonial pueden abarcar todos o parte de sus bienes, mediante
la institución de herederos o legatarios, sin dejar lugar a dudas sobre su identidad. Puede utilizar formas
directas, pero también puede tratarse de disposiciones patrimoniales aunque no instituyan herederos o
legatarios, por ejemplo “dispenso a mi hijo Mario de colacionar” “impongo la indivisión de la empresa hasta
que mi hijo menor alcance la mayoría de edad”.

Por otra parte, las disposiciones de tipo extra-patrimonial pueden ser, por ejemplo, el reconocimiento de un
hijo, la designación de tutores, la donación de órganos y la disposición del cadáver, etc.

Los testamentos conjuntos. Su invalidez.- habrá testamento conjunto cuando dos o más personas otorguen su
testamento “en el mismo acto testamentario”, es decir, cuando sus voluntades constituyan una unidad
intelectual. El Código declara su invalidez.

La prohibición se fundamenta en garantizar la autonomía de la voluntad, tanto al momento del otorgamiento,


como al de la revocación total o parcial.

Revocabilidad del testamento.- uno de los caracteres del testamento es su revocabilidad. El Código
dispone que el testamento es revocable a voluntad del testador y no confiere a los instituidos derecho alguno
hasta la apertura de la sucesión. La facultad de revocación es irrenunciable e irrestringible.

Asimismo, establece que si en una misma sucesión se presentan testamentos distintos, el testamento
posterior revoca al anterior, si este no contiene su confirmación expresa, excepto que de las disposiciones
del segundo resulte la voluntad de mantener el primero.

Por otra parte, es lógico que la revocación deba ajustarse a las formalidades propias del testamento, para
asegurar que se trate de la última voluntad del causante. Sin embargo, se regulan ciertos supuestos de
revocación tácita o de alguna de sus disposiciones, por ejemplo: el matrimonio contraído por el testador
revoca el testamento anterior, salvo que en este se instituya heredero al cónyuge o que de sus disposiciones
surja la voluntad de su mantenimiento, aun después del matrimonio. Este supuesto de revocación tácita
admite prueba en contrario.

Otros supuestos son a) el otorgamiento de un nuevo testamento con disposiciones incompatibles al anterior;
b) la cancelación o destrucción del testamento ológrafo; c) los actos de transmisión, transformación o
constitución de gravámenes sobre la cosa legada.

Capacidad para disponer por testamento.- es nulo el testamento o la disposición testamentaria otorgada
por persona privada de la razón en el momento de testar, debiendo ser demostrado por quien impugna el
acto. Asimismo, aquel otorgado por persona judicialmente declarada incapaz. Sin embargo, esta puede
otorgarlo en intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos como para asegurar que la enfermedad ha
cesado por entonces.

Las personas inhábiles para suceder por testamento.- no pueden suceder por testamento: a) los tutores y
curados a sus pupilos, si estos mueren durante la tutela o curatela, o antes de ser aprobadas las cuentas
definitivas de la administración; b) el escribano y los testigos ante quienes se haya otorgado el testamento; c)
los ministros, lideres o conductores espirituales que hayan asistido al causante en su última enfermedad.

Se trata de supuestos en los cuales la vocación hereditaria es contrariada por disposición legal a los fines de
evitar que la voluntad del testador pudiera no ser libre y autónoma, dada la cercanía de quienes son
excluidos. En caso de que sea instituido, la disposición será de ningún valor.

Vicios del consentimiento del testador y del testamento.- dado que el testamento es la expresión de la
voluntad del testador, no debe estar afectada por vicio alguno.

i. Error.- quedan comprendidos los errores sobre la naturaleza del acto, sobre la persona, sobre la causa
y sobre el objeto. Debe surgir del propio testamento y ser esencial, grave, determinante y no
excusable, es decir, no debe haberse originado en el obrar negligente de quien incurrió en esa
equivocación.

ii. Dolo.- debe ser grave, esencial y empleado para obtener la celebración del acto, induciendo al
testador a redactar el testamento o a revocar uno anterior, que no hubiera otorgado de no mediar
engaño.

iii. Violencia.- coerción grave, irresistible e injusta ejercida sobre una persona, para determinarla contra
su voluntad a la realización de un acto jurídico. Puede ser física o moral, y el autor debe ser quien
resulte beneficiado con el acto.

iv. Simulación.- la simulación solía usarse para esconder al verdadero beneficiario, o para eludir su
incapacidad para suceder por testamento. Por ejemplo, la persona que quiere dejarle todos los bienes
a su tutor, pero esto está prohibido, entonces deja como heredero al padre de su tutor. El Código
dispone la nulidad de aquellas disposiciones realizadas por interpósita persona (A, D y C de la
persona impedida, del tutor en este caso).

Impugnación del testamento. Acción de nulidad del testamento.- para impugnar un testamento o alguna
de sus disposiciones, debe plantearse la acción de nulidad. Su fundamento puede radicar en la existencia de
un vicio de la voluntad, simulación, incumplimiento de las solemnidades, falta de capacidad, o inhabilidad
del beneficiario. El art. 2467 establece los supuestos.

Como el testamento es un acto jurídico, le son aplicables las normas de nulidad establecidas en el Libro
primero del Código (art. 386 y siguientes). En aquellos casos que se trate de nulidad por violar una
prohibición legal o por defectos de forma, provocan la nulidad absoluta, ya que controvierten el orden
público. Los demás supuestos provocan la nulidad relativa, que debe aplicarse a petición de parte y puede
sanearse por confirmación y por prescripción.

Se reconoce legitimación amplia para demandar la nulidad, pudiéndolo hacer cualquier interesado.

Prescripción.- en aquellos casos de nulidad absoluta, la acción es imprescriptible; en cambio, la nulidad


relativa tiene un plazo de dos años para ser solicitada, comenzando a contar desde la muerte del testador o
desde que se conozca la existencia del testamento o desde que se tenga conocimiento del vicio.

Confirmación del testamento nulo.- el Código establece que si los herederos ratifican las disposiciones
testamentarias o dan cumplimiento a las mismas a pesar de poder solicitar la nulidad, carece de sentido que
la soliciten después de tal ratificación o cumplimiento espontáneo.

Interpretación de los testamentos.- las disposiciones deben interpretarse adecuándolas a la voluntad real
del causante según el contexto total del acto, es decir, una interpretación sistemática de todas las
disposiciones e incluso de las circunstancias de otorgamiento. Por otra parte, las palabras utilizadas deben
interpretarse de acuerdo a su uso corriente; pero si en forma evidente surge que el testador quiso darles un
sentido técnico, se debe privilegiar tal sentido. Por último, se remite en forma genérica a las normas de
interpretación de los contratos.

La doctrina y la jurisprudencia fueron elaborando diferentes normas interpretativas:

i. Cuando las disposiciones son claras, se debía estar al texto de las mismas de acuerdo a su sentido
literal o gramatical; pero cuando la redacción fuese incompleta u oscura, el juez debe interpretar la
verdadera intención del causante, de acuerdo a las reglas de la sana crítica.

ii. El contenido del testamento debía ser interpretado en su totalidad, pues constituye una unidad,
relacionando todas sus cláusulas. si existen disposiciones contradictorias, se debe lograr su
armonización.

iii. En caso de duda salvable, debía tenerse por válida la disposición.

iv. La interpretación literal no significaba adjudicar a las palabras un sentido técnico – jurídico. Por
ejemplo, “instituyo a Juan como heredero de mi casa” implica un legado de cosa cierta, a pesar de
haber utilizado la denominación heredero.

CAPÍTULO XIII: FORMA DE LOS TESTAMENTOS.-

El testamento es un acto jurídico formal y solemne y, como tal, su forma posee un carácter sustantivo,
constitutivo y esencial, y su inobservancia provoca la nulidad. Es un acto de solemnidad absoluta, ya que su
forma es constitutiva, no existiendo el acto si no se cumple la forma exigida.

Este rigorismo formal tiene su fundamento en la necesidad de brindar convicción sobre la última voluntad
del otorgante, y que las disposiciones fueron realizadas sin presiones y en ejercicio pleno de su libertad de
testar.
El Código establece como sanción ante la inobservancia de las formalidades su nulidad total, pero admite
que satisfechas las formas “la nulidad de una o de varias cláusulas no perjudica a las restantes partes del
acto”. Y también, que el empleo de formalidades sobreabundantes no vicia el testamento.

Por último, la norma enfatiza que las pruebas de las formalidades que deben observarse para dar validez al
acto testamentario deben resultar del mismo testamento, sin que se pueda suplir por prueba alguna. Es decir,
no procede la prueba extrínseca para acreditarlo, ya que el testamento debe bastarse a sí mismo.

Libertad de elección de formas.- el Código establece una libertad en la elección de forma restringida, ya que
solo podrá otorgarse testamento bajo una de las formas previstas: ológrafo o a través de acto público.

En principio, la elección de las formas admitidas es una opción del testador; las únicas limitaciones son la
carencia de determinada aptitud requerida para poder hacerlo en una forma determinada (por ejemplo, si no
sabe leer o escribir, solo podrá hacerlo por acto público, con un intérprete).

Especialidad de las formas.- entre las diferentes especies de testamento, cada uno de ellos posee sus
formalidades específicas, sin que sea posible mezclarlas o confundirlas.

Formalidades superfluas.- el empleo de formalidades sobreabundantes no vicia un testamento, siempre y


cuando estén cumplidas las solemnidades exigidas por la ley. Por ejemplo, un número mayor de testigos de
los que exige la ley no vicia el testamento.

Firma como expresión de voluntad.- la firma es un elemento esencial del testamento ológrafo y también del
testamento por acto público. En este caso, si el testador no supiere o no pudiere firmar, es admitida la firma
a ruego de un tercero.

En cuanto a la validez, debe plasmarse con el trazo que habitualmente utiliza la persona en sus instrumentos
públicos o privados. Debe estar impresa al pie del testamento, es decir, debajo de las disposiciones
testamentarias. En cambio, si la firma se pone en el medio de las disposiciones, se entenderá que da validez
únicamente a las disposiciones que se encuentran por encima de ella, pero no a las posteriores.

Testigos testamentarios.- los testigos son necesarios en los testamentos por acto público. Su principal
función es asegurar y controlar la seriedad del acto, la libertad con la que el testador ha actuado, la fe que el
escribano otorga y la regularidad del acto. Se impone la exigencia de dos testigos hábiles para los
testamentos por acto público.

Deben ser mayores de edad y no existir una disposición de ley que les prohíba serlo: A, D y C del testador;
conviviente ni del escribano; albacea, tutores o curadores; los beneficiarios de alguna de sus disposiciones.
Lógicamente, tampoco podrán serlo las personas incapaces o con capacidad restringida (se juzga al
momento del testamento, no a la muerte del causante).

Ley aplicable.- es menester diferenciar la ley aplicable en relación al tiempo y al territorio.

Acerca del tiempo, la forma del testamento se rige por la ley vigente al tiempo de testar; en cambio, su
contenido se juzga según la ley vigente al momento del fallecimiento. Con respecto al territorio, el Código
establece que la validez en el país del testamento otorgado en el extranjero debe ser analizada desde varias
vertientes: según las formas exigidas por la ley del lugar de su otorgamiento o por la ley del domicilio, de la
residencia habitual o de la nacionalidad del testador al momento de testar o por las formas legales
argentinas.

Obligación de denunciar la existencia del testamento.- establece la ley que quien participó de un testamento
(sea ológrafo o público) está obligado a comunicarlo a las personas interesadas, una vez que el testador
fallece.

Testamento ológrafo.- es el que redacta por sí mismo el testador, sin intervención de oficial público ni
testigos, escribiéndolo íntegramente de puño y letra, incluyendo fecha y su firma.

Los requisitos formales son tres: a) escritura autógrafa, b) fecha, y c) firma.

i. Autografía total. El testamento ológrafo debe estar escrito totalmente de puño y letra del testador y
con los caracteres propios del idioma en que es otorgado, a fin de otorgarle autenticidad al acto y la
posibilidad de prueba caligráfica.

ii. Fecha. Debe contener la fecha de puño y letra del testador, sea al principio o al final. Es de suma
importancia porque no solo permite determinar si el testador era capaz en ese momento, sino también
que, en caso de existir más de un testamento, tendrá validez el último en el tiempo (testamento
posterior revoca anterior).

iii. Firma.

La protocolización.- ante la existencia de un testamento ológrafo, es necesario proceder a su presentación


judicial a los fines de obtener su protocolización (art. 2339).

La intervención judicial garantiza que el documento presentado es un testamento y no, por ejemplo, una
simple promesa o un borrador. Asimismo, que la escritura y firma es el testador a través de una pericia
caligráfica. Sin embargo, aunque sea protocolizado, puede ser impugnada su autenticidad o validez respecto
del todo o de algunas disposiciones.

Testamento por acto público.- el testamento notarial, por acto público o abierto, es aquel otorgado por el
testador ante un escribano autorizante mediante escritura pública y con la presencia de dos testigos.

Debe intervenir un escribano público con competencia en razón de la materia y del territorio donde se lleva a
cabo el acto. A su vez, y para asegurar la imparcialidad, no podrán suceder por testamento el escribano y los
testigos ante quienes se haya otorgado el mismo. Si lo hiciere, dichas disposiciones serán de ningún valor,
aun cuando se hagan a nombre de personas interpuestas.

El testador tiene dos formas de impartir las disposiciones: oral o escrita. Puede entregarle al escribano sus
disposiciones ya escritas o hacerlo verbalmente, para que el escribano las redacte. Además, las instrucciones
escritas no pueden ser invocadas contra el contenido de la escritura.
En la escritura, se debe consignar los nombres y domicilios de los dos testigos; lugar y fecha; nombre,
apellido, DNI, domicilio, fecha de nacimiento, y estado de familia de los otorgantes.

Concluida la redacción, se procede a su lectura y a su firma por el testador, testigos y escribano. En


principio, el testador firma la escritura luego de su lectura: si no sabe firmar o no puede hacerlo, procede la
firma a ruego, pudiéndolo hacer uno de los testigos. El escribano debe dejar constancia de la causa por la
cual no puede firmar el testador mismo.

Ahora, si el testador sabe firmar y manifiesta que no sabe, se entiende que es una negación implícita, y el
testamento carece de validez.

CAPÍTULO XIV: DISPOSICIONES TESTAMENTARIAS.-

El contenido del testamento lo configuran las disposiciones testamentarias, que son la expresión directa de la
voluntad del testador, deben bastarse a sí mismas y pueden ser de carácter patrimonial o extra patrimonial.

A su vez, el testador puede disponer de la totalidad o de una parte de sus bienes. En tal caso, la porción
restante se regirá por las reglas de la sucesión intestada.

Pueden estar sujetas a modalidades, por ejemplo, establecer cargos sobre los herederos o legatarios a favor
de un tercero.

Ley aplicable.- con relación a la validez formal del testamento, corresponde aplicar la ley del lugar de
otorgamiento, vigente en dicho momento; pero con respecto al contenido, la ley aplicable es aquella del
domicilio del testador, vigente al momento de su muerte. Por lo tanto, en caso de cambios de legislación
entre el otorgamiento y el fallecimiento, las disposiciones podrían quedar sin efecto.

Interpretación.- si bien cada una de las disposiciones debe ser interpretada en concreto y guardar
independencia entre sí, se debe tener en consideración el contexto total del acto. También se debe tener en
cuenta las características y las cualidades específicas del testador.

Por otra parte, se privilegia el significado y el sentido corriente de las palabras por sobre el técnico, salvo
que sea evidente que el testador les quiso dar ese sentido.

Modalidades: condición, plazo y cargo.- al testamento, en tanto acto jurídico, le son aplicables las normas
sobre las modalidades para los actos jurídicos en general. Por lo tanto, pueden ser puras o simples o estar
sujetas a modalidades.

i. Condición.- la condición tiene lugar cuando las partes subordinan la adquisición o la resolución de
un derecho a un hecho futuro e incierto. Así, una disposición testamentaria de institución de heredero
o legatario es condicional cuando “subordina al acontecimiento de un hecho incierto y futuro a la
consolidación o resolución del llamamiento efectuado por el testador”.

Puede ser suspensiva, si el hecho futuro e incierto consolida el llamamiento; o resolutoria, si el hecho futuro
e incierto resuelve el llamamiento. Respecto de la licitud o no de la condición, si el testador hubiera
expresado como condición un hecho imposible o prohibido por la ley o contrario a la moral, dicha condición
resultará nula, pero sin afectar la validez de las disposiciones sujetas a ella.

El Código estipula que los herederos bajo condición suspensiva están en la misma situación que los
herederos comunes, a partir del cumplimiento de la condición.

En cuanto a sus efectos, la condición no opera retroactivamente, excepto que el testador lo haya dispuesto
expresamente. Si se lo hubiese determinado, el cumplimiento de la condición obliga a la entrega por parte
del heredero o legatario de lo recibido en forma retroactiva a la fecha fijada por el testador. No obstante,
subsisten los frutos a favor de la parte que los ha percibido.

Por último, la premoriencia del instituido heredero o legatario a la muerte del testador o al cumplimiento de
la condición suspensiva, provoca la caducidad de la institución.

ii. Plazo.- el plazo, como modalidad de los actos jurídicos en general, se regula como el diferimiento de
la exigibilidad o extinción de un acto jurídico al vencimiento de un plazo, que puede ser suspensivo o
resolutorio.

El plazo puede ser cierto o incierto. A diferencia de la condición, el plazo acontecerá, no es incierta su
ocurrencia.

Si se trata de una disposición que establece un legado particular cuyo efecto es entregar el objeto legado, no
existe dificultad alguna sobre su viabilidad. Distinto es el caso de la institución de heredero o legatario
sometida a plazo, sea suspensivo, porque el llamamiento no puede estar supeditado a un plazo suspensivo, ni
tampoco resolutorio, puesto que la aceptación de la herencia es irrevocable.

Por tanto, aquella disposición que instituye heredero pero sometido a un plazo debe ser reputada como
disposición simple. La disposición mantiene la validez pero pierde la modalidad.

iii. Cargo.- el cargo es una obligación accesoria impuesta por el testador al heredero o al legatario. Por
ejemplo, “impongo a mis herederos el cargo de hacer incinerar mi cadáver y esparcir las cenizas al
mar”.

Los beneficiarios del cargo son aquellos que resultan favorecidos con la modalidad, pudiendo ser los H, L,
terceros o el propio causante o su memoria. Por su parte, los gravados son aquellos sobre quienes pesa la
obligación de cumplir el cargo, que pueden ser los H o L.

En caso de inejecución del cargo, se le otorga al beneficiario una acción para exigir su cumplimiento. El
legitimado pasivo será el H o L. La acción prescribe a los cinco años.

A su vez, existen cargos impuestos por la ley (art. 2485).

Institución de herederos. Concepto.- la institución de herederos es la "disposición testamentaria por la cual


el causante llama a una persona para sucederlo en la universalidad de sus bienes, o en una parte alícuota de
ellos, con vocación eventual al todo”.
La institución de herederos y legatarios solo puede ser hecha en el testamento y no debe dejar dudas sobre la
identidad de la persona instituida.

Ello se logra, fundamentalmente, con la mención del nombre completo de la persona que se pretende
instituir como heredera, o, si se trata de personas jurídicas, la razón social o denominación completa.

Sin embargo, el art. 2467 del Código Civil y Comercial dispone: "Es nulo el testamento o, en su caso la
disposición testamentaria [...] e) por favorecer a persona incierta, a menos que por alguna circunstancia
pueda llegar a ser cierta", admitiendo la posibilidad de determinación en caso de incertidumbre sobre quién
es beneficiario. Por ejemplo, habrá identificación si el causante menciona al sujeto solo por su parentesco y
se condice con una persona cierta, como por ejemplo: "nombro como mi heredero a mi sobrino" y el testador
tiene un solo sobrino; o se refiere al parentesco sumado al nombre de pila, o un sobrenombre o apodo,
circunstancias en las cuales es posible identificar al instituido heredero o legatario y por tanto,
disposiciones válidas.

Cláusulas que importan institución de herederos.- para los supuestos en los cuales el testador haya
establecido disposiciones testamentarias con cierta indeterminación, el art. 2485 Código Civil y Comercial
establece ciertas normas interpretativas, configurándose casos especiales de institución de herederos.

En primer lugar, en cuanto a la institución de heredero a favor de los parientes, dicho supuesto se debe
entender hecho a los de grado más próximo, según el orden de la sucesión intestada y teniendo en cuenta el
derecho de representación. La norma considera que se produce una confirmación al llamamiento legítimo. Si
el testador hubiere utilizado la palabra en plural (parientes) y a la fecha del testamento hubiese habido un
solo pariente en el grado más próximo, se considera que son llamados al mismo tiempo los del grado
siguiente. Estos últimos recibirán la herencia por derecho propio y no en virtud del derecho de
representación.

La institución a favor de simples asociaciones se interpreta realizada en favor de sus autoridades superiores
del lugar del último domicilio del testador. Además, se les impone el cargo de aplicar los bienes con la
finalidad expresada por el causante.

Otra disposición que puede efectuar el testador es la institución a favor de los pobres, la cual se entiende
hecha al Estado municipal del lugar del último domicilio del testador, y que conlleva el cargo de utilizar los
bienes con fines de asistencia social.

Por último, el mismo artículo prevé una institución, al menos curiosa: el alma del testador. En su caso, se
establece que la institución debe considerarse hecha a favor de la autoridad superior de la religión a la cual
pertenece el testador, y con el cargo de aplicar los bienes a sufragios y fines de asistencia social.

Concurrencia de herederos testamentarios y legitimarios. Requisitos.- la sucesión puede ser en parte


intestada y testamentaria. Es decir, es factible una sucesión de ambos tipos. Sin embargo, en virtud del
llamamiento legal --que origina una sucesión intestada-- pueden presentarse distintas clases de herederos:
los legitimarios (forzosos) y los legítimos. El llamamiento testamentario da lugar al heredero testamentario.
Entonces, conforme al orden establecido, la institución de un heredero testamentario desplaza a los
herederos legítimos. Por lo tanto, no es posible la concurrencia entre herederos testamentarios y legítimos,
ya que prevalece la voluntad expresa del causante.

El conflicto de concurrencia puede presentarse entre herederos legitimarios (forzosos) y testamentarios,


cuando la institución de heredero implique la preterición (omisión) de los herederos forzosos.

Zannonia explicaba que el llamamiento a través de una institución de heredero estaba siempre limitado a la
porción disponible, lo que significaba en realidad que la institución recaía sobre una cuota determinada del
activo de la herencia. Por ello, concluía que si bien el testador podía instituir herederos en su testamento,
solo tendrían tal carácter si no existiesen herederos legitimarios, pues si los había, la institución de heredero
implicaba, en realidad, establecer un legado de cuota. Se recuerda que en el derogado Código Civil existia la
figura de legatario de cuota, que era en lo que se transformaba el heredero testamentario cuando concurría
con legitimarios.

El Código Civil y Comercial resuelve la controversia. En efecto, el art. 2450 establece: Acción de entrega de
la legítima. El legitimario preterido tiene acción para que se le entregue su porción legítima, a título de
heredero de cuota. También la tiene el legitimario cuando el difunto no deja bienes pero ha
efectuado donaciones.

Sustitución de herederos.- es la facultad del testador de instituir herederos o legatarios subsidiarios para el
caso en que los primeros instituidos renunciaren o no pudieren aceptar la herencia. El causante establece así
un orden en que deben llamarse las personas instituidas y se asegura el cumplimiento de su voluntad a pesar
de las vicisitudes que pudieran generarse.

Supuestos de sustituciones inválidas. Efectos.- el testador no puede imponer sucesores a quienes instituye
como herederos o legatarios. Tal como lo expone el primer párrafo del art. 2491 del Código Civil y
Comercial: "La facultad de instituir herederos o legatarios no importa el derecho de imponer un sucesor a los
instituidos": por ejemplo, que el testador, Mario, disponga: "instituyo heredero a Juan y a su vez a Pedro
como sucesor de Juan". Esta imposición no afecta la validez de la institución, es decir, en nuestro ejemplo,
que Juan sea heredero. Lo inválido es que Pedro sea sucesor de Juan por disposición de Mario.

Tampoco es válida la disposición por la cual el testador llame a una tercera persona para que reciba lo que
reste de sus bienes al morir el heredero o legatario instituidos en primer lugar, denominada "sustitución de
residuo": por ejemplo, si la testadora, Rosa, dispone: "instituyo heredero a Carlos, pero cuando él muera, lo
que reste de mis bienes deben ser entregados a mi amiga Carlota*, es nula la disposición respecto de Carlota
pero no perjudica los derechos de Carlos.

Sustitución permitida. Efectos.- en cambio, se permite la llamada sustitución normal o vulgar, que tiene
lugar cuando el heredero instituido en primer lugar no quiere o no puede aceptar la herencia. El primer
supuesto se verifica en caso de renuncia y, el segundo cuando se lo declara indigno o fallece. En este tipo de
sustitución, el llamamiento es sucesivo, no simultáneo, por lo tanto, el instituido en segundo término posee
una vocación eventual que se actualiza si ocurre alguno de los supuestos previstos.

En caso de que el instituido en primer lugar fallezca luego de encontrarse abierta la sucesión, la vocación del
instituto se extingue porque el derecho de opción se transmite a sus sucesores mortis causa del primer
heredero, salvo que estos renunciaren.

Legado. Concepto.- el legado es una disposición testamentaria por la cual el testador realiza una atribución
patrimonial a favor de determinada persona. El beneficiario de la disposición es llamado legatario.

Los legatarios son llamados a la sucesión como adquirentes a título singular de los bienes que el testador les
atribuye. La función jurídica que cumplen es diferente a la de los herederos, ya que, como sucesores en los
bienes, son los destinatarios de las liberalidades del causante, cuyo cumplimiento pesa sobre los herederos
como cargas de la herencia.

Los herederos, por el contrario, son llamados a asegurar la subsistencia de las relaciones jurídicas del
causante.

Se trata de una liberalidad del testador que recae, en principio, sobre bienes particulares y que importa
esencialmente una adquisición, ya que los legados no pueden pagarse hasta que sean canceladas las deudas.

Legados particulares. Concepto.- toda disposición testamentaria de uno o más objetos singulares o
universalidades de cosas, sea que existan en la herencia o deba adquirirlas el sucesor universal para
transferirlas al beneficiado, es un legado particular.

Como todo legado, es una liberalidad que importa una transmisión de derechos, como la propiedad, el uso y
el usufructo.

Asimismo, el testador debe indicar qué objetos particulares integran el legado; no puede dejarse al arbitrio
de un tercero ni del heredero.

También es necesario destacar que el legatario particular nunca responde con su patrimonio por las deudas
del causante, su responsabilidad está limitada al objeto legado, por lo que si hubiere deudas, primero se
solventarán las mismas, y si con ello se consumen los bienes hereditarios, el legatario nada recibe.

En cuanto a la diferenciación con otras figuras jurídicas, podemos mencionar a la donación. Ambas tienen
en común que constituyen una liberalidad, pero se diferencian en que la donación es un contrato bilateral
entre vivos, produce sus efectos desde que se celebra y es, en principio, irrevocable por la sola voluntad del
donante; en cambio, el legado es un acto unilateral mortis causa, que produce sus efectos desde la muerte del
causante, y que puede ser revocado por el testador hasta el momento de su fallecimiento.

Otra figura con la cual presenta cierta similitud es con el cargo, ya que en ambos casos se trata de una
disposición testamentaria con un beneficio patrimonial para un tercero. Pero las diferencias se evidencian en
que el cargo es accesorio, solo debe ser cumplido por quienes están afectado -alguno de los herederos o
legatarios-- y puede consistir en una disposición de bienes o en una obligación de hacer o de no hacer. En
cambio, el legado es una disposición autónoma, que debe ser cumplida por todos los herederos, y que
constituye siempre una disposición de bienes.

Sujetos del legado.- los sujetos que intervienen en un legado particular son: 1) el testador que es quien lo
otorga mediante una disposición testamentaria; 2) los herederos sobre los que recae el peso de darle
cumplimiento al legado, y 3) los legatarios, que son los beneficiarios del objeto legado.

Los herederos son los responsables del cumplimiento de los legados con los bienes hereditarios. Así lo
establece el art. 2494 del Código Civil y Comercial.

Objeto de los legados.- la norma se refiere a bienes, es decir, cosas y derechos con valor patrimonial cuya
enajenación no fuere expresamente prohibida. Además, menciona que puedan legarse cosas futuras, es decir,
que no existan al momento de la realización del estamento o al momento de la muerte del causante.

También es necesario que el objeto sea determinado por el causante. ya que queda vedada la posibilidad de
que la individualización sea realizada por un heredero o un tercero (art. 2495 Cód. Civ. y Com.). Sin
embargo, se permite que si se trata de un legado de género, en cuyo caso el objeto está determinado
genéricamente, y la elección fue conferida al heredero o al legatario, estos pueden optar por la cosa de mejor
o peor calidad (art. 2502 Cod. Civ. y Com.).

i. Legados de cosa cierta.- son aquellos que tienen por objeto un bien material cierto y determinado
que debe pertenecer al testador. Algunos autores, como Zannoni y Perrino, consideran que en
realidad el objeto no es la cosa en sí, sino un derecho real sobre ella, que no solamente incluye al
dominio, sino también al condominio, usufructo, uso o habitación.

El heredero debe entregar la cosa legada en el estado en que se encuentra a la muerte del testador, ya que la
transmisión se opera con motivo de la muerte del testador. Asimismo, la cosa se debe "con todos sus
accesorios”, es decir, aquellas cosas cuya existencia y naturaleza son determinadas por otra cosa de la cual
dependen o a la cual están adheridas. En cuanto al régimen de mejoras o deterioros del bien legado, el
principio es que el bien se debe entregar en el estado en que se encuentre al momento de la muerte del
testador (art. 2499 Cód. Civ. y Com.) por lo que las mejoras se consideran hechas a favor del legatario y la
destrucción o deterioro debe ser soportado por el mismo.

ii. Legados de cosa ajena.- el Código establece como principio que no es válido el legado de cosa
ajena, pero dispone tres casos en que este tipo de legados puede convalidarse:

o Cuando el testador, luego de realizar el legado, adquiera la cosa y la integre a su


patrimonio, en cuyo caso a su muerte formará parte del acervo sucesorio.

o Cuando el testador impusiera al heredero la obligación de adquirir la cosa para


transmitírsela al legatario. Dicha obligación debe imponerse al heredero por el
testamento, porque de lo contrario sería nula. Si no puede adquirirla, le debe el valor.
o Si antes de la apertura de la sucesión, el legatario hubiese adquirido la cosa legada, se
le debe el precio equitativo de la misma. El legado queda sin efecto si la
adquisición es gratuita.

iii. Legado de un bien en condominio.- el supuesto de que el testador realice un legado de una cosa de la
cual no sea el único propietario. En ese caso, debe entenderse que se transmiten los derechos que le
corresponden al testador al tiempo de su muerte.

Si el testador lega un bien comprendido en una masa patrimonial común a varias personas, es válido si este
se le adjudica al testador antes de su muerte. Si ello no ocurriese, se lo considera como un legado de
cantidad por el valor que tenía el bien al momento de la muerte del causante.

iv. Legado de cosa futura.- es posible que el causante legue una cosa que aún no está en su patrimonio,
pero que se incorporará a él antes de su fallecimiento. De ese modo si la cosa legada no llegara a
existir sin culpa del heredero, el legado no tendrá objeto y carecerá de valor jurídico. Si la cosa
existiera en menor cantidad, solo por ella valdrá el legado. Por último, si el bien se incorporó al
patrimonio del causante pero lo enajenara o lo consume antes de su fallecimiento el legado se
considera revocado.

v. Legado de cosa gravada.- si la cosa está gravada con alguna carga (verbigracia, usufructo,
servidumbre), es el legatario quien debe responder por las obligaciones que emerjan de la misma,
teniendo como limite el valor de la cosa legada.

vi. Legado de género.- se admiten los legados cuyo objeto está determinado genéricamente. aunque no
exista cosa alguna de ese género en el patrimonio del testador. En este caso, el testador no transmite
un derecho de propiedad sobre la cosa, sino un crédito contra el heredero para exigirle la entrega de
la cosa legada.

Si la elección fue conferida expresamente por el testador al heredero o legatario, estos pueden optar por la
cosa mejor o de menor calidad. Si hay una sola cosa en el patrimonio del testador ella debe ser el objeto del
legado.

Cuando el testador realiza un legado de género sin especificar a quien corresponde la elección de la cosa,
corresponde al heredero. La elección debe ser de calidad media, es decir, no debe ser de calidad superior o
inferior tomando en consideración el capital hereditario.

vii. Legado de cosas fungibles o de cantidad.- las cosas fungibles son aquellas en el que todo individuo
de la especie equivale a otro individuo de la misma especie y pueden sustituirse unas por otras de la
misma calidad y en igual cantidad.

El legado que las incluye, para ser válido, debe ser determinado por el testador, ya sea por número, peso o
medida. Es posible que realice un legado determinable, como por ejemplo, legar la cantidad de dinero
necesario para terminar los estudios universitarios. En caso de evicción de la cosa fungible entregada al
legatario, este puede reclamar la entrega de otra de la misma especie y calidad.

Adquisición y entrega del legado.- se debe diferenciar entre el derecho al legado y el derecho sobre el
objeto legado. El derecho al legado lo adquiere el legatario desde la muerte del causante o desde el
cumplimiento de la condición a que esté sujeto, que constituye el momento en que se efectiviza el
llamamiento que surge de la voluntad del testador. En caso de estar sujeto al cumplimiento de un cargo, se
rige por las disposiciones relativas a las donaciones sujetas a esa modalidad.

Respecto del derecho sobre el objeto legado, es necesario distinguir de qué tipo de legado se trata. Si se trata
de un legado de cosa cierta, el legatario adquiere el dominio sobre ellas desde la muerte del causante.

Si, por el contrario, se trata de un legado de cosa indeterminada o fungible, el legatario tiene un crédito para
exigir al heredero el cumplimiento de la disposición testamentaria. Es decir, importa un derecho creditorio a
favor del legatario pero no hay una transferencia inmediata del dominio sobre la cosa.

Aceptación del legado.- el legatario debe aceptar el legado, y en su caso, mientras no lo haya hecho, podrá
renunciar a él. Por tanto, la aceptación del legado es irrevocable.

Asimismo, el citado artículo establece la posibilidad de que cualquier interesado pueda pedirle al juez la
fijación de un plazo para que el instituido se pronuncie sobre su aceptación o su renuncia, bajo
apercibimiento de tenerlo por renunciante. Al igual que en la renuncia, se entiende que la aceptación no
puede ser parcial, y que si es beneficiario de dos o más legados y uno de los cuales es con cargo, no puede
aceptar solamente los legados libres (2522 Cód. Civ. y Com.).

Entrega del legado.- si bien en los legados de cosa cierta el legatario tiene derecho sobre la cosa desde la
muerte del causante, en todos los casos debe reclamar la entrega del legado. Esta obligación se aplica aun en
caso de que la cosa esté en posesión del legatario, ya sea a título de condómino, arrendatario, depositario,
etcétera (2498 Cód. Civ. y Com.).

Los sujetos obligados a realizar la entrega son los herederos y el albacea testamentario. El tiempo de entrega
del legado corre desde el momento de la muerte del causante, a excepción de que esté sujeto a plazo o
condición en que deberá esperarse a su cumplimiento.

No obstante, se pueden presentar circunstancias prácticas por las que la entrega puede demorarse. Entre
ellas, encontramos: los nueve días de llanto y luto, que los herederos no tengan la posesión efectiva de la
cosa, que la sucesión sea insolvente y por tanto, haya que pagar primero a los acreedores del causante, o que
el testamento o el legado sean cuestionado judicialmente y se tenga que esperar hasta la resolución final.

Otra cuestión a considerar es hasta qué momento es posible reclamar la entrega del legado. Si se trata del
legado de cosa cierta, el derecho no se extingue y solo podrá oponérsele la prescripción adquisitiva. En
cambio, si el objeto es un crédito, la acción para reclamar la entrega prescribe a los cinco años contados
desde la muerte del testador (art. 2560 Cód. Civ. y Com.).
Para determinar el lugar de entrega del legado, se aplica lo normado para las obligaciones. Por ello si
estamos ante un legado de cosa cierta, el lugar es donde se encontraba la cosa al momento del fallecimiento
del causante. En los restantes casos, es el domicilio del deudor, entendiéndose por tal al domicilio del
testador.

Por último, los gastos de la entrega del legado están a cargo de la sucesión (art. 2498 Cód. Civ. y Com.).
Entre ellos se incluyen: el traslado de la cosa, los aranceles, la protocolización del testamento, los gastos
para obtener la liquidación de impuestos, inscripciones registrales y mensura.

Si el testador dispusiera la cláusula “libre de todo gravamen", la sucesión debe soportar todos los gastos de
la entrega del legado, inclusive los honorarios y gastos derivados de la presentación del
legatario en la sucesión.

Responsabilidad del heredero.- el Código Civil y Comercial establece en su art. 2317: "El heredero queda
obligado por las deudas y legados de la sucesión solo hasta la concurrencia del valor de los bienes
hereditarios recibidos. En caso de pluralidad de herederos, estos responden con la masa hereditaria
indivisa”.

Siguiendo lo dispuesto por el Código para las obligaciones en general, podemos decir que si la cosa objeto
del legado es divisible, los herederos responden en proporción a su parte de la herencia. En cambio, si la
cosa es indivisible los herederos responden solidariamente por el pago del legado, entendiéndose que el
legatario podrá reclamar la cosa a cualquiera de los herederos, sin perjuicio de que luego accione contra sus
coherederos por el pago realizado. Este principio de división de la deuda puede ser dejado a un lado por el
testador imponiendo a sus herederos la solidaridad para responder a una deuda divisible.

El heredero o legatario que paga una porción de la deuda o de los legados superior a su parte tiene acción
contra sus coherederos o colegatarios por el reembolso del excedente, y hasta el límite de la parte que cada
uno de ellos debía soportar personalmente, incluso en caso de subrogación en los derechos del que recibe el
pago (2320 Cód. Civ. y Com.).

El legado de cosa cierta y determinada caduca cuando esta perece totalmente, por cualquier causa, antes de
la apertura de la sucesión o del cumplimiento de la condición suspensiva a que estaba sometido también
cuando perece por caso fortuito después de la apertura de la sucesión o del cumplimiento de la condición. Si
la cosa legada perece parcialmente, el legado subsiste por la parte que se conserva (2519 Cód. Civ. y Com.).
Los herederos responden, en estos casos, si tienen culpa o si hubiera ocurrido después de la puesta en mora.

El heredero puede liberarse si demuestra que la cosa se hubiese perdido o deteriorado de igual forma. Si el
hecho fuera culpa de un solo heredero, él responde por la cosa, liberando al resto de los herederos (art. 2517
Cód. Civ. y Com.).

En cuanto a la garantía de evicción, el principio es que los herederos no responden por ella, ya que los
legados son liberalidades. Sin embargo, si se tratara de legados de cosa fungible o legados con objeto
alternativo, puede demandarse la entrega de otra cosa de la misma especie y calidad, o alguna de las otras
comprendidas en la alternativa (art. 2503 Cód. Civ. y Com.).

Orden en que deben pagarse los legados.- la problemática que se puede presentar es que los bienes
hereditarios sean insuficientes para afrontar las deudas del causante y la totalidad de los legados. Por ello,
para efectuar el pago de los legados, es necesario cubrir primero las deudas del causante, las cargas de la
sucesión y corroborar que la legítima de los herederos forzosos quede a salvo.

Sobre el saldo, se pagan los legados en el orden establecido en el art. 2358 del Código Civil y Comercial. El
mencionado artículo dispone que pagados los acreedores presentados según el rango de preferencia de cada
crédito de conformidad con la ley de concursos, en los límites de la porción disponible, los legados se pagan
en el siguiente orden:

a) Los que tengan preferencia otorgada por el testamento;

b) los legados de cosa cierta y determinada;

c) los demás legados. Si hubiera varios de la misma categoría, deben pagarse a prorrata.

Por otra parte, en caso de disposición de legados que provocan afectación a la porción legítima de herederos
legitimarios, deben ser reducidos e, incluso, pueden ser dejados sin efecto -reducción por excepción-.

Acciones y medios de garantía del legatario.- la principal acción es la de entrega del legado.

Los legatarios de cosa cierta y determinada tienen las acciones reales por el dominio adquirido desde la
muerte del causante. La más importante es la reivindicatoria (art. 2498 Cód. Civ. y Com.). También cuentan
con las acciones posesorias y pueden reclamar daños y perjuicios en caso pérdida deterioro de la cosa por
culpa de los herederos. Asimismo, tienen derecho a intervenir en el juicio sucesorio, para defender y hacer
efectivos sus intereses, incluso a través de medidas cautelares.

Respecto del orden de pago, ya señalamos que cobran sobre los bienes de la herencia después de los
acreedores por deudas del causante o por cargas le la sucesión. Por supuesto, con preferencia sobre los
acreedores de los herederos (art. 2316 Cód. Civ. y Com.), ya que estos pueden hacer efectivos sus créditos
una vez liquidado el haber hereditario y sobre el remanente que en definitiva ingrese al patrimonio de sus
deudores, los herederos.

Es por ello que en garantía al cobro, pueden oponerse a la entrega de los bienes de los herederos junto con
los acreedores del causante y los acreedores por cargas de masa- hasta que no sean satisfechos sus legados
(art.1359 Cód. Civ. y Com.).

Responsabilidad del legatario.- cuando la sucesión es solvente, los legatarios no son responsables por las
deudas y cargas de la sucesión. Estas pesan sobre los herederos, incluso cuando se trate de deudas contraídas
para la adquisición o conservación del objeto del legado.
No obstante, el legatario puede llegar a ser responsable por las deudas del causante si el testador lo ha
estipulado expresamente. También lo será en caso de que la cosa legada esté gravada con un derecho real de
garantía. En todos los casos, la responsabilidad del legatario se limita al valor del objeto del legado.

En caso de que la masa indivisa sea insolvente, es decir, que se presente un desequilibrio patrimonial o
insuficiencia del activo hereditario, el art. 2360 Código Civil y Comercial dispone:

En caso de desequilibrio patrimonial o insuficiencia del activo hereditario, los copropietarios de la masa
pueden peticionar la apertura del concurso preventivo o la declaración de quiebra de la masa indivisa,
conforme a las disposiciones de la legislación concursal. Igual derecho, y de acuerdo a la misma normativa
compete a los acreedores (legatarios también).

Derecho de acrecer.- el derecho de acrecer tiene lugar en las sucesiones testamentarias, y es aquel que le
permite al heredero o legatario aprovechar la parte de su coheredero o colegatario cuando este no la recoge.

Los herederos tienen un llamamiento universal, es decir, vocación al todo de la herencia. De allí que ante la
falta de un coheredero, los restantes pueden expandir su vocación a la totalidad de la herencia. En cambio,
los herederos de cuota o los legatarios tienen una vocación limitada al legado. Por ello, el testador puede
disponer expresamente en su testamento que les reconoce el derecho de acrecer. Pero no es el único caso,
porque también puede presumirlo la ley.

El art. 2489 del Código Civil y Comercial lo dispone.

Entonces, la institución de varios herederos en una misma cuota o la atribución conjunta de un bien conlleva
el derecho de acrecer sobre la porción perteneciente al coheredero o legatario que finalmente no recibe.

Por último, la norma dispone que el derecho de acrecer se transmita a los herederos, refiriéndose a aquellos
herederos de los coherederos de cuota o colegatarios a los que les correspondía este derecho de acrecer.

Renuncia del legado. Revocación.- el legatario puede renunciar al legado en tanto no lo haya aceptado.
Cualquier interesado puede pedir al juez que se fije un plazo para que el instituido se pronuncie, bajo
apercibimiento de tenerlo por renunciante.

Como los legados son indivisibles, el legatario no puede aceptarlo solo en parte. Por ello la renuncia del
legado no puede ser parcial. En caso de ser beneficiario de dos o más legados y uno de ellos sea con cargo,
el legatario no puede renunciar a este y aceptar los legados libres.

Por último, el art. 2520 del Código Civil y Comercial establece que los legados pueden ser revocados a
instancia de los interesados por

a) ingratitud del legatario, que se produce cuando después de haber entrado en el goce de los bienes
legados, este injuria gravemente la memoria del causante;

b) incumplimiento de los cargos impuestos por el testador, caso en el cual se revoca el legado y el cargo
deberá ser cumplido por los herederos.
CAPÍTULO XV: INEFICACIA DE LAS DISPOSICIONES TESTAMENTARIAS.-

Categorías de ineficacia testamentaria.- es un concepto genérico que se refiere a todos aquellos supuestos
en los cuales –cualquiera fuere la causa- un testamento o alguna de sus disposiciones no producen sus
efectos propios.

El Código establece la categoría de actos ineficaces: en razón de su nulidad o de su inoponibilidad respecto


de determinadas personas.

Nulidad del testamento.- el art. 2467 establece los supuestos de nulidad del testamento o de las
disposiciones testamentarias.

Falsedad del testamento.- es un supuesto particular de nulidad por defecto de forma.

i. Imitación y adulteración del testamento ológrafo.- puede suceder que se presente un testamento
falso, realizado mediante una imitación de la escritura o de la firma del testador. En tal caso, el
testamento es nulo por defecto de forma. En cambio, si el testamento fue escrito por el testador y se
agregan disposiciones escritas por otras personas, no invalidan el testamento, solo carecen de validez
tales agregados.

ii. Falsedad material o intelectual del testamento por acto público.- este testamento goza de presunción
de autenticidad por ser un instrumento público. No obstante, puede adolecer de falsedad material, por
ejemplo si no ha pasado ante el escribano o cuando su contenido ha sido adulterado, o que el
escribano de fe de formalidades que no han sido cumplidas –falsedad intelectual-. En ambos casos, el
testamento es nulo.

Redargución de falsedad.- cuando se pretende atacar a un instrumento público que goza de presunción de
autenticidad- debe recurrirse a la denominada redargución de falsedad.
La norma distingue claramente dos vías: la acción civil y la acción penal o criminal, que surge como
consecuencia del delito previsto por el artículo 292 del Código Penal. La acción civil puede ser planteada
por aquellos cuyos derechos sucesorios dependan de la declaración de falsedad del testamento, así como los
acreedores a través de la acción subrogatoria. En cuanto a la legitimación pasiva, están comprendidos todos
los que pretendan hacer valer el testamento falso y, en su caso, deberá darse intervención al escribano
otorgante en virtud de las responsabilidades que pueden serie atribuidas en la sentencia a dictarse.

Entenderá en el asunto el juez interviniente en el juicio sucesorio respectivo, y la sentencia que haga lugar a
la redargución, tendrá como principal consecuencia privar de efectos jurídicos al instrumento respectivo.

Responsabilidad por el uso del testamento falso.- si el beneficiario, a pesar de conocer la falsificación del
testamento, ejerce los derechos que surgen de aquel, es responsable solidariamente por los daños que cause,
una vez que la falsedad sea acreditada y anulado por tanto el testamento, en los términos del artículo 1751
del Código.

Acción de nulidad del testamento y de las disposiciones testamentarias.- la nulidad de un testamento o


de alguna de sus disposiciones puede interponerse por vía de acción o excepción. En ambos casos, es
competente el juez que interviene en el proceso sucesorio.

Requiere de un proceso de conocimiento, puesto que las cuestiones que se ventilan demandan un amplio
debate y prueba. Es válido el ofrecimiento de todos los medios de prueba admisibles, los cuales deberán
destinarse a la acreditación de la causa de nulidad que se invoque.

Se encuentra legitimado en forma activa todo aquel que tenga un interés concreto y pueda obtener un
beneficio a causa de la nulidad del testamento, salvo que hubiera ratificado o cumplido espontáneamente sus
disposiciones. También los acreedores personales de los interesados, en virtud de la acción subrogatoria y si
se tratase de una nulidad absoluta, tiene legitimación activa el Ministerio Público Fiscal.

En caso de que la nulidad sea total, la acción debe entablarse contra los beneficiarios del testamento; pero si
la nulidad es solo parcial, los accionados serán los beneficiarios de la disposición cuestionada. Si se tratase
de un testamento por acto público, y la causa de la nulidad tuviese relación con el notario interviniente, este
también deberá ser parte en el proceso.

La sentencia que hace lugar a la nulidad priva al testamento de todos sus efectos, o bien deja sin valor a la
cláusula cuya nulidad se declare, siempre que el testamento no haya sido ejecutado. Si hubo ejecución total
o parcial. Deberán restituirse los bienes afectados por la declaración de nulidad a quien deba recibirlos en
virtud de la sentencia.

Durante el proceso podrán dictarse medidas precautorias sobre los bienes.

Revocación del testamento.- la declaración de voluntad que el testador materializa en el testamento tiene
como destino regir para después de su muerte. Hasta ese momento, los instituidos no adquieren derecho
alguno, y el testador puede modificar su voluntad exteriorizando dicho cambio, puesto que el testamento es
un acto esencialmente revocable (art. 2511 Cód. Civ. y Com.).

La revocación de los testamentos puede provenir de una manifestación de voluntad expresa del testador
materializada en un nuevo testamento (art. 2512 Cód. Civ. y Com.) o tácita, esto es cuando la ley dispone
ese efecto ante el acaecimiento de determinados hechos o actos del testador que demuestran la insubsistencia
de la voluntad plasmada en un testamento anterior, como sucede con la revocación por matrimonio posterior
(art. 2514 Cód. Civ. y Com.), o por testamento posterior.

Cancelación o destrucción del testamento ológrafo.- se trata de otro supuesto de revocación que se deriva
de la destrucción total o parcial de un testamento ológrafo.

La destrucción del testamento recae sobre la materia (romper el papel), mientras que la cancelación se
refiere a la invalidación de la escritura. En ambos casos, para que sean supuestos de revocación, deben
originarse en actos llevados a cabo por el testador o por un tercero, en cumplimiento de una orden del
testador.

Además, es necesario que resulten afectados todos los originales que existan del testamento, salvo que haya
quedado algún ejemplar sin destruir por error, dolo, violencia sufridos por el testador.

El segundo párrafo del mencionado art. 2515 establece una presunción que admite prueba en contrario: “Si
el testamento se encuentra total o parcialmente destruido o cancelado en casa del testador, se presume que
la destrucción o cancelación es obra suya, mientras no se pruebe lo contrario".

Por lo tanto, si el testamento aparece destruido o cancelado en la casa del testador, quien pretenda hacer
funcionar el efecto revocatorio de la destrucción, nada tendrá que probar, pues se presume que fue destruido
por el testador. Pero si no se encuentra en casa del testador deberá acreditar que fue él o un tercero bajo sus
órdenes, quien lo destruyó.

El tercer párrafo del art. 2515, se establece: "Las alteraciones que sean casuales o provenientes de un extraño
no afectan la eficacia del testamento con tal de que pueda identificarse la voluntad del testador por el
testamento mismo”. Ello, para evitar que cualquier tercero pueda provocar la revocación de un testamento al
introducir alguna alteración en el texto.

Por último, el cuarto párrafo del art. 2515 establece: "No se admite prueba alguna tendiente a demostrar las
disposiciones de un testamento destruido antes de la muerte del testador aunque la destrucción se haya
debido a un caso fortuito". Ahora, si la destrucción se produce luego de fallecido el testador, no provoca su
revocación, dado que no fue su voluntad destruirlo. Queda la posibilidad de probar el contenido de sus
disposiciones una vez abierta la sucesión.

Revocación de legados.- el testador puede revocar un legado efectuado en un testamento. Dicha revocación
puede ser de manera expresa, a través de un testamento posterior, pero también tácita, o bien a raíz de una
conducta del legatario.
Revocación de legados por manifestación tácita del testador.-

i. Por transmisión de la cosa legada.- si el testador enajena la cosa, deja sin efecto el legado.
Comprende todos los actos por los cuales el testador transfiera la propiedad de la cosa legada a un
tercero, sea a título oneroso o gratuito. Inclusive, si la transmisión no llega a cumplirse, la promesa
bilateral de compraventa produce ese efecto revocatorio. Asimismo, la enajenación forzada, provoca
la revocación, pero recupera su vigencia si la cosa vuelve a ser propiedad del testador, ya que no fue
voluntaria. Cuando la enajenación es parcial, habrá revocación en la medida en que la cosa ha sido
vendida, pero el legado subsiste sobre el resto.

ii. Transformación de la cosa legada.- cuando la transformación sea a causa de la voluntad del testador,
revoca el legado. Si es por caso fortuito o hecho de un tercero, no produce tal efecto.

iii. Por constitución de gravamen.- NO provoca la revocación.

Revocación del legado por causas inimputables al legatario.-

i. Ingratitud.- los legados pueden ser revocados por ingratitud del legatario que después de haber
entrado en el goce de los bienes legados, injuria gravemente la memoria del causante.

ii. Inejecución de cargos.- si el cargo impuesto al legatario ha sido la causa fin del legado, la falta de
cumplimiento por parte de éste produce su revocación. Debe encontrarse en mora, y pueden
accionar contra éste los herederos, el albacea o el Estado; en cambio, si no fue la causa final, el
legado tendrá efectos.

Caducidad de las disposiciones testamentarias.- a diferencia de la revocación, la caducidad de las


disposiciones se produce por causas ajenas a la voluntad del testador, ya que la ley estipula esta
consecuencia.

i. Premuerte del beneficiario.- si instituido heredero o legatario muere antes que el testador o que el
cumplimiento de la condición suspensiva, caduca la institución del H o L.

ii. Perecimiento y transformación de la cosa.- solo se aplica a legados de cosa cierta y determinada.
Cuando ésta perece totalmente o se transforma antes de la apertura de la sucesión o del cumplimiento
de la condición suspensiva. Luego de la apertura o del cumplimiento de la condición, solo cuando
perece por caso fortuito.

Cuando se produce la caducidad, esta aprovecha a los que estaban obligados al pago, o a quienes hubiese de
perjudicar su ejecución. Si se trata de caducidad por premoriencia y el causante instituyó colegatarios, se
benefician. Sucede lo mismo si se estipuló la sustitución.

CAPÍTULO XVII: ALBACEAS.-

Concepto.- el albacea o ejecutor testamentario es la persona designada por el testador para hacer cumplir
sus disposiciones de última voluntad.
El testador puede designar a una o más personas como encargadas de velar por el cumplimiento de estas
obligaciones, pago de legados, modo de realizar los bienes, etc. Si no lo hace, quedará a cargo de los
herederos, y será el juez quien establezca el alcance de las disposiciones en caso de conflicto.

A los herederos les compete la posesión de la herencia. Sin embargo, quedan sujetos a la gestión del albacea,
cuya misión consiste en ejecutar la voluntad del testador y cuyos poderes serán los que éste le designo.

Los herederos administran la herencia, mientras que el albacea ejecuta las disposiciones testamentarias, sin
interferir en los intereses de los primeros.

Caracteres.-

i. Voluntariedad: el albaceazgo es voluntario y por ende puede ser renunciado;

ii. Requiere aceptación, que puede ser expresa o tácita;

iii. Indelegabilidad: es de carácter personalísimo y una vez aceptado no puede ser delegado a otro. Sin
embargo, está autorizado a encomendar a otros la ejecución de las tareas necesarias, siempre
asumiendo la responsabilidad;

iv. Onerosidad;

v. Temporalidad: una vez cumplida la misión encomendada, cesa en su función.

Forma de designación.- el testador puede designar uno o varios albaceas. Desempeñarán la función en
forma conjunta a través del sistema de mayorías o será ejercido en el orden de los nombramientos, de
manera sucesiva. Asimismo, puede disponerse una pluralidad de albaceas para que cada uno desempeñe
funciones distintas.

La designación forma parte del testamento, pero también es posible que el testador lo nombre en un acto
distinto, aunque debe ser de manera ológrafa o por acto público.

Capacidad.- solo pueden ser albaceas las personas humanas plenamente capaces al momento de
desempeñar el cargo; las personas jurídicas y los organismos de la administración pública centralizada o
descentralizada.

Facultades.- el testador es quien designa al albacea y confiere las atribuciones que considere necesarias. Si
solo designó albacea y no previó sus facultades, las atribuciones son aquellas útiles y necesarias para lograr
el cumplimiento de su voluntad.

Por tanto, es necesario distinguir si hay o no herederos:

ii. Si existen herederos, administran la herencia durante el estado de indivisión y son responsables por
el cumplimiento de los legados. Las funciones del albacea se restringen a las de control.

iii. Si no existen herederos, las facultades del albacea son más amplias, ya que se convierte en el
representante de la sucesión, debiendo hacer inventario judicial e intervenir en todos los juicios en
que la sucesión es parte. Debe administrar los bienes sucesorios y puede transmitir los bienes, con
intervención del juez, si es indispensable para cumplir la voluntad del causante.

Deberes.- más allá de que el testador puede establecer atribuciones específicas en el testamento, el Código
dispone los deberes de:

i. Confeccionar el inventario. Constituye una medida de seguridad, ya que permite individualizar los
bienes y establecer el contenido y estado patrimonial de la herencia. Debe contener todos los bienes
que pertenecen al causante.

ii. Reserva de bienes. Debe quedar en poder del albacea la parte de la herencia necesaria para el pago de
deudas y legados.

iii. Pago de legados. Debe pagar las mandas, con conocimiento de los herederos. Si estos se opusieren,
debe suspenderse hasta que se dirima la cuestión entre H y L.

iv. Pago de deudas. Debe pagar las deudas, siempre y cuando no medie oposición por parte de los
herederos.

v. Cargos. Puede demandar a los H y L por la ejecución de las cargas que el testador les hubiere
impuesto.

vi. Venta de bienes. El testador puede dar al albacea la facultad de vender sus bienes, y el albacea lo
llevará a cabo cuando sea indispensable para la ejecución del testamento y además con la
conformidad de los H o autorización judicial. Asimismo, puede vender aunque no estuviese
dispuesto en el testamento, si es necesario.

vii. Ser parte en los procesos en los que se cuestione la validez del testamento.

viii. Rendir cuentas a los herederos, al Fisco y a los legatarios.

ix. Reintegro de gastos que realizó para cumplir sus funciones.

x. Responsabilidad. Si no cumple con sus deberes, es responsable por los daños que cause a H y L. Si
son varios, responden de manera solidaria.

Retribución del albacea.- el ejercicio del cargo de albacea es retributivo. Debe percibir la remuneración
fijada en el testamento o, en su defecto, la que el juez le asigna según los bienes legados y la naturaleza y
eficacia de los trabajos realizados.

El testador pudo haber determinado la retribución, por ejemplo, en un porcentaje de todo el haber
hereditario, o de un bien determinado, o por una suma fija. Ahora bien, el testador puede también disponer
que el albacea cumpla sus funciones gratuitamente, sin retribución; en cuyo caso si acepta, no podrá
reclamar remuneración alguna, ya que la aceptación a la designación fue en las condiciones impuestas por el
testador.
La retribución establecida por el testador no puede ser cuestionada por el albacea por considerarla baja: si
aceptó el cargo, también aceptó la remuneración prevista por el testador. Tampoco pueden cuestionarla por
alta los herederos o legatarios. Eventualmente, podrán plantear que dada su extensión, se trató en realidad de
una liberalidad del testador encubierta.

Letrado y apoderado del albacea.- el albaceazgo es una función indelegable, pero ello no obsta a que el
albacea pueda actuar por intermedio de mandatarios.

Además, para poder desarrollar su función que se relaciona con el proceso judicial sucesorio, los códigos
procesales exigen que el albacea ostente patrocinio letrado. Por lo tanto, los honorarios que devengue la
actuación del abogado del albacea son una carga de la sucesión siempre que su intervención resulta
necesaria o razonable para el cumplimiento del albaceazgo.

Conclusión del albaceazgo.- art. 2531 del Código Civil y Comercial prevé la conclusión del albaceazgo: "el
albaceazgo concluye por la ejecución completa del testamento, por el vencimiento del plazo fijado por el
testador y por la muerte, incapacidad sobreviniente, renuncia o destitución del albacea".

La ejecución completa del testamento es el modo normal de conclusión del albaceazgo. ¿Cuándo se tiene
por ejecutado completamente el testamento? Depende de cada caso concreto, de las disposiciones
testamentarias que el testador mando cumplir. Ahora, si la función del albacea consistía en controlar el
cumplimiento de las mandas por los propios herederos, es suficiente que estos lo garanticen (mediante
depósito u otra forma) para tener por ejecutado completamente el testamento.

A su vez, los herederos están facultados a solicitar la destitución del albacea no solo ante causas ajenas a su
actuación, sino también ante conductas disvaliosas: negligencia, insolvencia, mala conducta.

Asimismo, se autoriza a los herederos a dar por finalizada la actuación del albaceazgo con la realización de
ciertas acciones que ellos realicen; pagar deudas y legados, depositar los fondos para cubrir esas deudas o
legados o, incluso, arribar a un acuerdo de pago con acreedores y legatarios.

Por último, el art. 2531, última parte, resuelve la situación que puede plantearse ante la finalización de
funciones de un albacea y la consecuente necesidad de contar con otro: “cuando por cualquier causa cesa el
albacea designado y subsiste la necesidad de llenar el cargo vacante, lo provee el juez con audiencia de los
herederos y legatarios".

También podría gustarte