4.

Este capítulo largo e intenso debe empezar con una canción, que conecta la in-
formación sobre las redes telúricas, sobre las que no podemos descansar, y a la

ECOSISTEMA SISTÉMICO vez, sobre los hilos que nos interconectan con el sistema ecosistémico donde
vivimos:

#sistémica “No puedo dormir, me robas mi tranquilidad,…

#constelacionesfamiliares Alguien ha bordado tu cuerpo con hilos de ansiedad….”

La fuerza del corazón. Alejandro Sanz. 1995.

En los dibujos animados de “el autobús amarillo”, que veían hoy mis hijos de 3 y 5
años, ya les hablan a los niños de cómo se comunican los árboles entre sí.

Y es que ya hay muchos experimentos científicos que demuestran esta interco-

nexión, como el caso de las acacias del desierto, que investigué en mi tesis, que
empezaron a volverse venenosas porque las empezaron a comer las cabras, o el
experimento con unos monos que les enseñaron a lavar la fruta que comían y de
pronto toda la especie lo empezó a hacer.

Esto lo han demostrado muchos biólogos desde los años 20 (1920), y Rupert
Sheldrake, un biólogo consciente, lo explica en sus libros “una nueva forma de
vida” y “La presencia del pasado”, e incluso en artículos publicados en revistas
científicas, demostrando la capacidad telepática del ser humano, como el que
publicó junto a Leonidas Avraamides (que seguro en otra vida era un guerrero de
300 que abría pirámides): “Tests de telepatías en conexión con emails” (buscar en
inglés: “Testing for telepathy in connection with e-mails” publicado en el Journal
of Scientific Exploration. Vl.23.pp29-36 del año 2009.

Y es que, según la revista Nature, Sheldrake es el científico con más posibilidades

de ser quemado en la hoguera. Y no es para menos, porque después de demos-
trar la hipótesis de la resonancia mórfica de la comunicación entre árboles y ani-
males de la misma especie, va, y demuestra que nuestra mente no está dentro de
nuestra cabeza, sino que va más allá, como una mente expandida, y que por eso
la víctima nota la mirada del depredador, por eso notamos al conquistador que
nos mira en la discoteca, o tenemos premoniciones. Y así lo explica en su libro: “El
séptimo sentido: La mente expandida”. Un imperdible. Que además le da sentido
a la teoría del Matrix. [pi-3].

46
En realidad, desde mi punto de vista, es el mismo principio de conexión entre
especies que las constelaciones familiares de Hellinger, sobre todo las nuevas
constelaciones familiares que se hacen en silencio, dejando que el cuerpo “ha-
ble”, trayendo los mensajes del inconsciente, y el mismo funcionamiento que la
biodescodificación, que son los mensajes del cuerpo ante desórdenes del plano
emocional, mental, e incluso me atrevo decir, del plano etérico, que se somatizan
instintivamente por bloqueos a nivel físico, consciente o inconscientemente.
Ayer me lo contaba un peregrino aquí en Güemes, en el albergue del abuelo
Peuto donde estoy acogida escribiendo. A él le encanta andar, y a su mujer, pues
no tanto. Y resulta que ella ha enfermado y tiene un espolón que le impide andar.
En realidad, la lectura es, que ella no se atreve a poner sus límites, a decir que no
quiere andar con él, y somatiza para tener algo externo que decida y hable por
ella. Y así, en muchas cosas de la vida que nos ocurren, y como lo que no habla el
alma, lo chilla el cuerpo, acabamos somatizando cosas. Pero de esto hablaré más
en el capítulo de biodescodificación [pi-16].
Para los más científicamente puros, más evidencias: En el número 1, del volumen
6 de la revista Cell Biophysics, habla de los emisiones de biofotones como evi-
dencia de la transmisión entre células. Cada célula envía señales a otras células
y sistemas biológicos a través de un campo de energía medible por la emisión
de fotones y partículas de luz. Así que, podemos regular la calidad biótica de
nuestros cuerpos, de nuestras viviendas, nuestra ciudad y nuestro mundo, para
enfermar menos y vivir más y mejor.
Los árboles se transmiten información, y nos transmiten también información,
que puede llegar a ser incluso de cientos de años. Y eso también se debe testar
antes de comprar una casa. Incluso cada especie de árbol tiene una vibración, los
grandes árboles tipo encinas u olivos son potentes energéticamente, los pinos
solían estar asociados a malas energías, porque se asociaban con los cátaros, y
rara vez veréis en un lugar sagrado una piña o un pino, pero sí cipreses, que son
los árboles espirituales por excelencia, los que más conectan al fondo de la tierra
y a lo alto del cielo, porque las raíces suelen ser reflejo del volumen del árbol por
encima de la tierra, y por estas dos razones encontramos cipreses en los cemen-
terios e iglesias. Y por esto mismo, tenemos que cuidar qué árboles tenemos en
casa, y cuándo nos hemos abrazado por última vez a un árbol.
El Shinrin Yoku es, literalmente un “baño de árboles”, es una filosofía oriental japo-
nesa que forma parte de un programa de salud nacional creado en el año 1982,
y que forma de una terapia de obligado cumplimiento en Japón para asegurar el
bienestar de sus trabajadores. Y deben estar muy conscientes de ello puesto que
Japón tiene la tasa de suicidios más alta del mundo, de niños y jóvenes, según
la CNN. Paradójicamente, a 100 km de Tokyo, el Bosque de los Suicidios, Aokiga-
hara, ostenta el récord de visitas entre las personas que buscan acabar con sus
vidas. Aunque de la muerte hablaremos más adelante…
La magia de los árboles (Abella, 1996) habla del árbol como templo y lazo espiri-
tual, y como os he contado, de los cipreses que se asocian a la muerte, inmortali-
dad o vida eterna. La Inquisición prohibió la costumbre de rezar bajo lo árboles,
desde que San Agustín de Canterbury rezaba bajo un roble por petición del rey
Betelbert, talando árboles sagrados que tachaban de ídolos paganos. De hecho,
siempre hay un gran árbol junto a cada iglesia románica y hace una función fun-
damental en el equilibrio y armonización de energías.
“Cada árbol es un depósito de fuerzas salidas del sol y de la tierra, y pode-
mos extraer estas fuerzas. Escoged un gran árbol, os arrimáis con la mano
izquierda a la espalda y la palma apoyada en el tronco y la mano derecha en
el plexo solar. Os concentráis en el árbol pidiéndole que os dé parte de su
fuerza. Entonces se produce una especie de transferencia de energías. Luego
dais las gracias al árbol”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
La arquitectura ecosistémica defiende la integración de lo construido en el entor-
no, sean árboles, pueblo o ciudad, pensando más en lo existente, para convivir,
relacionarse con ello y hacer simbiosis, que pensar en la arquitectura más obje-
tual.
“ No se debería poder ir de la casa al trabajo sin pasar por el bosque”.
Alvar Aalto
En realidad es una acción de repensar la arquitectura como postproductora
de lo existente, rearticulante, pensando en la representación de todos y de to-
das, creando nuevos acuerdos e interdependencias. Y así, siguiendo en parte
las ideas de la Teoría de Actor Red, creamos una construcción de ensamblajes
urbanos, con acuerdos entre actores humanos y no-humanos. Y el gran Fé-
lix Guattari (Guattari 1990) ya lo apuntaba hace décadas cuando insistía en
la necesidad de fundar una ecosofía, fruto de la unión de las tres ecologías:
49
medioambiental, social y mental.
El trabajo terapéutico de constelaciones familiares que descubrí a raíz de mi se-
gundo embarazo, me hizo entender lo que es la sistémica. Bert Hellinger (1925-
2019) fue un teólogo y psicoterapeuta alemán, con teorías controvertidas, tacha-
das de pseudociencia, y precisamente por ello, dignas de interés, que habla de
que toda relación entre los seres humanos está regida por un orden sistémico.
Resumiendo. Y hasta aquí, me convence.
Cierto es que yo misma he experimentado y vivido movimientos del alma, y lo
que yo llamo “teatros de viajes entre almas”, donde he podido sentir y mover mi
cuerpo como si fuera otra persona, vibrando en su energía, y sintiendo las mis-
mas emociones o postura ante el mundo. Muy loco. Esto se apoya en la teoría
Neurocientífica de que el cuerpo reacciona antes que el cerebro, que la emoción
va antes que el pensamiento [pi-11]. Puedes sentir que reprentas a una persona,
una emoción, incluso un objeto. Todo en relación, de nuevo, al intererser. Y así he
resuelto múltiples problemas emocionales y creencias ancladas que poco a poco
me han ido liberando.
Y lo mejor es cuando ocurre que, tras un movimiento del alma sientes mareos,
porque eso quiere decir que has cambiado creencias profundas. En explicación
científica se dice que el líquido encéfalo–raquídeo se ha movido rápidamente y
eso cambia el inconsciente. Y luego sientes mucha más ligereza, el cuerpo cam-
bia hasta de postura (bioenergética) y tu comportamiento cambia, por lo que el
mundo también cambia. Y del cambio, a la transformación, que es un cambio con
anclaje. Cambiar es fácil, lo difícil es transformar (se).
También pasa esto cuando te permites salir de fidelidades inconscientes a posi-
bles campos mórficos, o campos de creencias que te limitan, como por ejemplo
al de personas bárbaras que se rigen por fidelidad al espíritu guerrero o al campo
mórfico de mujeres que creen que la vida es sufrir, limpiar y parir, o el de soltero-
nas que sienten el hombre como perpetrador y protegen como ancestras a que
sus descendientes, y esto hace que no puedan tener una relación de pareja. Es
un bloqueo de información genética, que no tiene que ser de ser “malas” o brujas,
sino que seguramente sea un acto de amor, por protección, porque viene de una
memoria emocional genética, desordenada, pero real. E igual que se heredan los
ojos azules de los ancestros, se heredan estas emociones, que pueden bloquear
el presente.
50
Hay otras terapias similares a éstas, como la TFE, que es la Terapia Focalizada en la
Emoción, que de nuevo conectas con el sentir, y puedes re-programarlo con PNL,
o programación neurolingüística, que en realidad es lo mismo que hace el Neu-
romarketing, de taladrar el cerebro con creencias como “si no compras el jet-ex-
tender, no serás bueno en la cama”, de teletienda. Y caes. Pero con emociones,
pensamientos y sentimientos que te liberan y te ordenan sistémicamente.
De hecho, un caso cercano que os puedo contar. Un amigo cura, que tras una
terapia TFE descubrió que era un gemelo solitario. Este es un desorden bastante
común, gestarse con un alma y que sólo salga adelante uno de ellos. Y esta per-
sona, echaba tanto de menos a su hermana gemela o melliza que no conseguía
ver en la mujer una pareja, así que, siendo cura, todo era más fácil. Hasta que le
dio su lugar a esa hermana, sanó esa emoción, colgó los hábitos, se casó y ahora
es feliz, en su otra vida. Y es que podemos tener varias vidas en una, con un poco
de desapego cultural.
Es un poco locura, y tanto esto, como las terapias de movimiento del alma que
te hacen conectar con el “ressentir”, son una paranoia que no sabes si es verdad
o no, pero si te hace sentir bien. ¿Por qué no darle validez? Al fin y al cabo decía
Jesucristo que “La verdad os hará libres”, así que si sientes que te libera, será que
será verdad ¿no?. Es lo que decía San Agustín sobre el discernimiento del espíri-
tu, también. Si lo sientes, dale validez, y lee el mensaje de tu alma.
En todo caso, si tienes dudas, cuando accedes a esta información despierto, cuan-
do abres akáshicos, haces oración o meditas, y/o quieres un viaje más salvaje,
siempre puedes recurrir a una toma de Ayahuasca, o a la alternativa, sin drogas,
de la terapia con respiración Holoscópica, con la que entras en un estado semi
inconsciente, sin llegar a ser hipnosis, provocado por una técnica de respiración
pautada que hiperoxigena el cerebro, y te provoca entrar en trance, la puerta al
inconsciente. ¡Pero niños!, no probéis a hacer esto sin supervisión profesional,
por favor.
En realidad, y volviendo al ecosistema, y esto es una reflexión mía, es como si el
inconsciente colectivo se comportara en orden sistémico del mismo modo que
un cuerpo humano tiene un orden sistémico donde el ojo hace la función de ver,
y el hígado, de procesar alimentos, y cada uno haciendo su función sin invadir la
misión de otro. Y así todo fluye y funciona. Entendiendo que formamos parte de
un sistema porque todos, queramos o no, tenemos un padre y una madre, que
a su vez han tenido un padre y una madre, y que hay desórdenes si quiero a mi
51
madre como si ella fuera mi hija o a mis hijos como si fueran mi pareja. Entiendo
también que la arquitectura forma parte de un ecosistema sistémico donde cada
elemento ha de realizar su función, y ninguna otra función que no sea para la que
fue diseñado, para que el cuerpo esté en equilibrio y que todo funcione como un
reloj:
El sol tiene que calentar, la casa tiene que adaptarse morfológicamente para aco-
ger, o cuidar al que lo habita, tiene que abrirse al sol cuando hace frío y prote-
gerse de él cuando hace calor. Esa casa tiene que ser permeable al viento, o no,
según cuándo le dé el aire. Y parece que a mí me ha dado un aire ahora hablando
de esto, porque estas obviedades bioclimáticas no me llevan a ningún icono re-
vientasesos, como el icono del whassap, y ya a estas alturas habréis imaginado
que mi objetivo es que no paren de reventarnos la cabeza de las teorías revo-
lucionarias, inspiradoras o conspiranoicas, en todo caso, teorías que nos hagan
pensar que quizá nada es como parece, o nada es como creíamos que era.
La visión ecosistémica del mundo, más allá de la morfología bioclimática que
doy por hecho que ha de ser así, debe ser pensada como un ecosistema cuántico
[pi-1]. y, lo que podemos llamar “ecosistema latente”. En la tesis sobre Ecología
de mi amigo Daniel Torrego, se hace latente esta relación ecosistémica objetual,
inspirada en Jane Bennett, que en su libro “Materia Vibrante” nos pide “pensar
lentamente” la idea que “corre rápidamente” en la mente moderna de que la ma-
teria es algo pasivo, bruto e inerte.
En realidad es un poco lo que hablábamos en los capítulos anteriores de enten-
der que toda la materia es vibrante, emite frecuencia, tiene una calidad biótica
intrínseca, hasta una piedra, y que nos han hecho creer, como os contaré en el
capítulo “No me-joras [pi-8] que hay “cosas” y “seres vivos”, y sobre todo que hay
“seres humanos” por encima de todo ello, pero en realidad habréis visto a se-
res humanos con menos vida que una piedra, y piedras hermosas perdidas en la
playa que no podíais iros a casa sin ella. Simple. Porque en realidad, como dice
Jaques Rancière:
“La separación entre materia y vida nos inclina a ignorar la vitalidad de la mate-
ria y los animados poderes de las formaciones materiales como, por ejemplo, el
modo en que los ácidos omega-3 pueden alterar el humor humano o el modo en
que nuestra basura no queda “desconectada” en los vertederos, sino que genera
nuevas cadenas químicas y vientos volátiles de metano mientras hablamos”
52
Y de esto, hablaremos también con las casas de mariquitas, los desechos y el
agua. [pi-15].
Es brutal. Porque si entendemos que todo tiene “vitalidad”, como algo medible,
lo que tocamos, lo que comemos, la materialidad de la arquitectura que nos
envuelve, o el sistema de objetos que nos acompaña diariamente, cuidaríamos
mucho más nuestras elecciones respecto a esos “objetos compañeros”, a nuestro
espacio habitable, a nuestra arquitectura y nuestro mundo.
En un ecosistema todo está en orden y armonía, cada uno ocupa su lugar, y ejerce
su función, y cualquier mínima variación puede detonar un desequilibrio catas-
trófico. Y para ilustrar este punto os voy a contar una historia:
A principios de los años 90 aprendimos una lección muy práctica y reveladora
sobre la dificultad de construir y gestionar ecosistemas complejos con el expe-
rimento: BIOSFERA2: Un enorme invernadero futurista en el desierto de Sono-
ra, Arizona, construida con 200 millones de dólares del multimillonario Edwards
Bass.
Una estructura de 1,3 hectáreas donde pretendían crear un ecosistema artificial
cerrado materialmente, creando una selva, un pantano, un desierto, un océano
y una granja, donde encerraron a 3.800 especies, con cuatro hombre y cuatro
mujeres.
Las cosas no fueron bien. Las temperaturas en los extremos superiores de la es-
tructura de 8 pisos eran mucho más elevadas de lo planeado, las concentraciones
de oxígeno cayeron en picado, llegando a niveles tóxicos, y arriesgando la vida
de personas y animales, por lo que decidieron, para evitar la urgencia médica,
bombear 23 toneladas de oxígeno puro, para intentar restablecer el equilibrio.
Los niveles de dióxido de carbono oscilaban mucho de un día a otro y de una
estación a otra. El óxido nitroso de la atmósfera ascendió a concentraciones que
podrían reducir la síntesis de vitamina B12 de los biosferianos y dañar su cerebro.
La excesiva lluvia artificial convirtió el desierto en pasto, los habitantes acuáticos
se contaminaron con nutrientes que acusaron el florecimiento de algas y los sue-
los se infestaron de nematodos patógenos que destruían las raíces de los culti-
vos, provocando que las autoridades pusieran a Biosfera 2 en cuarentena.
Se extinguieron 19 de las 25 especias vertebradas, igual que todos los poliniza-
53
dores por lo que las especies vegetales no pudieron reproducirse. Desaparecie-
ron casi todas las especies de insectos y las cucarachas llenaron el hueco, junto
con ingentes cantidades de hormigas.
Habían empleado potentes ordenadores y complejos modelos matemáticos para
predecir las interacciones de organismo y materiales pero los resultados reales fue-
ron horrendos. Florecieron bacterias y microbios en el suelo demasiado fértil, y cuan-
do los bichos dividían los compuestos de carbono del suelo, absorbían el oxigeno
y liberaban CO2. Este exceso de CO2 reaccionaba con el calcio de los 10.000 m2 de
cemento al descubierto para formar carbonato de calcio, elevando la acidez del ce-
mento y debilitando el edificio.
En resumen, un desastre, porque jugaron a ser dioses:
“En la actualidad, no existe alternativa demostrada para mantener la viabi-
lidad de la tierra. Nadie conoce aún cómo crear sistemas que proporcionen
a los humanos los servicios necesarios para la vida que los ecosistemas pro-
ducen gratis”.
(Cohel y Tilman 1996)
Todo esto nos ratifica la dificultad de mantener un equilibrio, y os acordaréis de
ésto cuando os hable de mi piscina que se depura con plantas [pi-15] y cuando
hablemos de la concepción permacultural de la arquitectura, fundamental para
el Habitar en la nueva era, de forma ecosistémica..
La permacultura considera todo el ecosistema y lo pone a funcionar: las energías
de la naturaleza, el sol, la lluvia, la tierra, los animales, los desechos orgánicos, los
inorgánicos, y , lo que más nos cuesta: los seres humanos.
Hay mucho ecologista que quiere irse a vivir al campo, en medio de la naturaleza,
y muchos que cuentan que la arquitectura ecológica no tiene sentido si está en
una ciudad. Y a mí es donde me parece un reto mayor: el entender que los huma-
nos con los que convivimos forman parte de este ecosistema, y que sus energías
nos afectan, nos alteran, y que podemos transmutar la mala vibra de esa vecina
insoportable, o protegernos en el plano etérico de sus demonios. Que cada calle,
cada piedra, el asfalto en la ciudad, también tiene una energía y una información
impregnada. Y que además podemos transmutarla, convertirla en energía de una
vibración más alta, y mediante ciertos cambios en colores, distribución, objetos, y
movimientos sutiles, podemos armonizar nuestros hogares.
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Con todo ello, entender que el ecosistema de lo cotidiano también es de vital im-
portancia, porque conforma el sistema de objetos que nos acompaña diariamen-
te y debe de tener una consideración totémica. Son nuestros tótems, y podemos
observar si nos dan energía o nos la absorben. Por tanto, podéis testar uno de
vuestros objetos fetiches y ver si os quitan la energía o al contrario, os dan fuerza.
Cambiando de tema, y ahora filosofando… Creo que el COVID-19 nos ha traído
una consideración curiosa respecto al sistema de objetos cotidianos y su cuida-
do. Nadie se priva de echar mano al teléfono en cualquier circunstancia expuesta,
desde comprar en el súper, o firmar en el notario, y así, el ritual de limpieza al
llegar a casa hace que acariciemos nuestro móvil con cariño y cuidado, y segu-
ramente en cierto modo esto lo aprecien esas vibraciones de materia. Pero es
curioso que los teléfonos móviles acercan a los que están lejos y separan a los
que están cerca.
También nos ha enseñado a vivir en el ahora, en presente continuo, porque el
pasado se fue y el futuro es incierto. El poder del ahora, como decía Eckhart Tolle.
¡Gracias COVID!
Además ahora somos más conscientes de qué tocamos, cómo y cuándo, y a quién
tocamos...¿Y los zapatos? Los zapatos son los vehículos de un mundo a otro. Son
los mensajeros del mundo. Y a mí me gusta estar descalza. Andar descalzo conec-
ta con la tierra, descarga de iones negativos y armoniza el organismo.
“¿Por qué abogar por la vitalidad de la materia? Porque mi pálpito me dice
que es la imagen de una materia muerta y completamente instrumentaliza-
da lo que alimenta la arrogancia humana y nuestras fantasías destructivas
para el planeta de conquista y consumo”.
Jane Bennet. Materia Vibrante. Una ecología política de las cosas. 2010.
En todo caso, sea desde la teoría del Interser de Thich Nhat Hanh (1987) [pi-1],
sea desde el cuidado del alma de los objetos, árboles y seres vivos, la concien-
cia ecológica cobra más sentido. No como cuidado de fuera, sino de nosotros
mismos. Para que no ocurra la tragedia de los comunes [pi-10]. Para entender
que el poder de la materia nos puede ayudar, construir o destruir, enriquecer
o impedir, hacernos más nobles o degradarnos, y con esa conciencia podemos
escoger, sintiendo esa magia poderosa, qué sistema de objetos nos rodea, qué
materiales utilizamos para nuestra casa, qué comemos, qué personas decidimos
que compongan nuestro círculo de afectos, y, Marie Kondo total, hasta qué ropa
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decidimos vestir. Todo motivado por un interés personal, pero que a la larga cam- un ritual de placer, como podemos aprender de los japoneses y su sistema de
biará nuestros hábitos de consumo hacia un modelo más ecológico y sostenible objetos, como nos contó Toyo Ito con la chica nómada. O también en el trabajo
[pi-5], con más consciencia sobre los modos de producción [pi-21], los sistemas de investigación de Rebeca Martínez que tuve el placer de dirigir: “Ritualización y
de construcción [pi-9], nuestra salud [pi-16] y nuestra felicidad [pi-11]. placer: una lectura hedonista del espacio japonés. (Martinez 2019).

Los espacios que habitamos son fundamentales y determinantes en nuestro com-
portamiento, nuestra actitud ante la vida, porque nos influyen directamente en
nuestros sentimientos y pensamientos. Una persona que vive en un zulo oscuro
tendrá más problemas de comunicación que una persona que viva en un ático lleno
de luz y naturaleza, y éstas son las bases sobre las que se asienta el diseño biofílico y
la neuroarquitectura [pi-11]. En definitiva, podemos hacer un camino de cuidado
a nuestro ecosistema, de esta manera:
“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus
palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se con-
vertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu desti-
no.”
Mahtama Ghandi
Porque todo, absolutamente todo lo que nos rodea, tiene una vibración, impreg-
nada de emociones, recuerdos, energías, geopatías, que influyen en su calidad
biótica. Aprender a sentir/medir esta frecuencia puede hacer que tomemos cons-
ciencia y podamos tejer los espacios en los que vivimos con hilos de armonía y
tranquilidad, para darnos salud y felicidad.
Y si no tenéis ni idea de cómo hacer esto, no os preocupéis, que os cuento en
seguida cómo hacer bioarquitectura, arquitectura biobonica, sana, feliz, espacios
de alta vibración, alta calidad biótica, hogares que dan vida, …y placer… en el
siguiente capítulo.

Y podemos aportar, en orden regresivo:

“Cuida tu hogar, porque él determina tus sentimientos. Cuida tu interior, por-

que él determina tu hogar. Cuídate a ti mismo, respeta lo que eres y quieres
ser, porque ese es tu interior. Y cuando cuidas tu interior, y tu exterior, queri-
dos arquitectos de la vida, puedes dirigir tus sentimientos, tus pensamientos,
tus hábitos y tu vida.
By me.

Y no olvides que todo es cuántico, que lo que es dentro es fuera, que lo que es, ya
fue, y puede que no sea, si así lo de-seas. Seas lo que sea que seas.

Y con todo esto, os propongo encuentros más conscientes con la materia vibran-
te que os rodea. Os propongo que busquéis la transformación de vuestro hogar
en una materia vibrante que os aporte fuerza, vitalidad, alegría y disfrute. Que
sintáis si la energía existente es densa, negra, o ligera y de luz, o quizá gris, para
poder decidir si hay que clarearla, o hay tanta mugre que es mejor moverse y
construir algo limpio y nuevo.

Que convirtáis vuestros objetos más queridos en un objeto de deseo, ligado a

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