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El perdón no es una opción!

Alguien dijo que el perdón no es una opción. No se puede tener paz si no se perdona. En ese
sentido, el perdón no es una opción sino es un imperativo.

Cuando alguien nos ha ofendido, haciéndonos daño en el alma, exclamamos, ¡jamás lo


perdonaré! La herida es demasiado grande, el daño muy grave, el dolor insoportable. ¡Jamás lo
perdonaré!

El problema mayor es que vivir sin perdonar es lo mismo que llevar una piedra en el estómago.
Es igual que echar sal continuamente en una herida abierta. Vivir sin perdonar es nublar el
entendimiento, endurecer el corazón, amargar el alma.

¿Cuántas veces no habremos repetido el Padrenuestro? Comienza diciendo, Padre nuestro que
estás en el cielo, Más adelante dice, Perdona nuestras ofendas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden (Mateo 6:9, 12,13) Es decir, De la misma manera en que yo
señor, perdono, perdóname tú a mí, Perdonar no es una opción. Es un mandamiento divino.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz, mirando a la multitud, dijo, Padre, perdónalos (Lucas
23:34).

El que más sufrió, el que fue clavado en una cruz, al referirse a sus verdugos dijo; Padre nuestro,
perdónalos, Así no enseno el maestro.

Así el perdón divino- gratis, eterno y perfecto, y sin embargo cualquiera puede ser salvado. Pero
eso demanda que también nosotros perdonaremos. Así como hemos recibido el perdón de Dios,
tenemos que perdonar a los demás. No es una opción; es un mandato. Pero Cristo nos da la
fuerza para cumplirlo.

Feliz Semana Santa, bendiciones de Dios,

Peter Payesu Oloya MCCJ

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