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Tema 2
Tema 2
GESTACIÓN DEL
MUNDO CRISTIANO
MEDIEVAL
Fin del mundo antiguo e inicio de la Alta Edad Media
“Invasiones bárbaras” (s. III – s. VII)
La primera migración-invasión en gran escala fue la de los Godos (zona del Danubio). Dos años después vencieron en
Adrianópolis (378) y Roma pactó los asentó en su interior (foederati).
Presionados por los Hunos … vándalos y alanos entraron por Austria-Suiza, y con los ostrogodos, entraron en Italia del norte.
Vándalos, alanos y suevos cruzaron el Rin hacia la Galia.
Pictos, sajones y escotos invaden Brittania, abandonada por el imperio.
Los visigodos (Alarico) entran en Italia y un año después saquean Roma.
Suevos, alanos y vándalos entran en Hispania.
En 418 Roma concede a los visigodos (foederati) instituir un reino propio en Aquitania.
Roma reaccionó a dos amenazas: los vándalos en el norte de África (429), y los Hunos en la Galia (Aecio, ejército romano –
germánico, Campos Cataláunicos (451)… Pero en 452 Atila se acercó a Roma (Papa León I)
“El Imperio Romano de Oriente superó las crisis del siglo V sin sufrir daños decisivos. La forma de gobierno de la monarquía absoluta hereditaria, con su
burocracia rígidamente centralizada y su ejército profesional, se mantuvo como sistema político. El orden social no conoció ningún cambio decisivo y, mientras
que en la parte occidental del imperio la desintegración política iba ligada a una creciente depresión económica y social, en el Imperio Romano de Oriente se
alcanzaba nuevamente un apreciable florecimiento económico. El Imperio Romano de Oriente salió incluso ganando, en cierto sentido, con la caída de
Occidente: Bizancio se mostraba ahora como el único sucesor legítimo del imperio y, frente a los estados germánicos, era la potencia dominante del
Mediterráneo, tanto en el plano político como militar y económico. Esta situación creó las bases de la era justinianea”. (Maier, p. 140)
En tiempos de Justiniano, un año después
de la muerte de Teodorico en Rávena (527),
se intentará una renovatio imperii
(recuperación del Mediterráneo y de todo lo
que sea posible en Occidente… (527-565)
Vencen y destruyen el dominio Vándalo
norteafricano
Destruyen el reino ostrogodo de Italia
Ocupan parte de la península Ibérica
venciendo a los Visigodos.
“… Entre los años 610 y 619, Mahoma fue transformándose de predicador en profeta. A la vez, su mensaje se fue enriqueciendo desde el
punto de vista teológico. En contacto con judíos y cristianos, adquirió un conocimiento poco riguroso de la Biblia y un sentido
monoteísta más estricto. Sobre estas bases, hacia el año 619, Mahoma constituyó una primera comunidad ante la que se presentó como el
Profeta encargado de difundir la nueva doctrina que reconocía a Alá como dios único. En esta misión, Mahoma era el último de los
enviados divinos, entre los que se hallaban Abraham y, sobre todo, Moisés y Jesús, respecto a los cuales aparecía como el encargado de
resumir y completar sus mensajes”. (García de Cortázar – Sesma Muñoz, Manual de Historia Medieval, 89)
“En Medina, Mahoma, sin renunciar a su condición de Profeta, se convirtió en el primer magistrado de la ciudad. A su condición de jefe
religioso, unió la de cabeza de una organización política, configurando un rasgo que será característico entre los pueblos islámicos.
Aprovechando su doble condición, Mahoma hizo cristalizar algunos rasgos que serán inherentes al desarrollo histórico del Islam. El
primero, la creación de una nueva base para la solidaridad de la comunidad, sustituyendo el antiguo vínculo tribal de sangre por el de
sumisión (ése es el significado de la palabra islam) a la voluntad de Alá. El segundo, la formulación de una nueva teoría del poder
dentro de la comunidad, que de tribal pasó a ser una prerrogativa que procedía de Dios, con lo que la oposición política a la autoridad
carecerá de justificación. Y el tercero, una cierta militarización de la primitiva comunidad islámica, que, en seguida, se consolidará con
la práctica del botín a costa de los enemigos. De él un quinto será para el Profeta, esto es, para las necesidades del nuevo poder
políticoreligioso”. (Ibíd., p. 90).
“La doctrina del Islam tiene su base en el concepto de sumisión a Dios. Como religión, se caracteriza, teológicamente, por un monoteísmo
estricto; socialmente, por una declaración de radical igualdad de los creyentes en el seno de la umma (comunidad); y, en la práctica, por un
ritualismo de actos piadosos no tan ligado como en el cristianismo respecto a una ética. Complementariamente, el Islam incluye un código
de prescripciones que reglamentan la organización temporal de la comunidad de fieles. Las fuentes doctrinales del conjunto son el Corán y
la Sunna. El Corán o «recitación» de la revelación divina a Mahoma es el libro que recoge el mensaje que Dios transmite a los hombres a
través del último de los profetas. La Sunna o «tradición» reunía un conjunto de hechos y dichos (los hadits) de Mahoma que debían servir
de orientación a los creyentes. La fijación escrita de las dos fuentes de la doctrina del Islam no conoció la unanimidad. Ello propició el
nacimiento de diversas escuelas de pensamiento teológico y jurídico cuyos fundamentos se encuentran en interpretaciones distintas del
Corán y la Sunna.
El Islam considera que sus raíces, como las del judaísmo y el cristianismo, se hallan en Abraham, común «padre en la fe» para las tres
religiones, aunque las del islamismo se habrían canalizado a través de la esclava Agar y su hijo Ismael. De ahí, otros dos nombres con que
se conoce a los musulmanes: «agarenos» e «ismaelitas». El eje de su fe es un monoteísmo radical que prohíbe la representación de la
divinidad. Alá es el único dios, creador del mundo y de todas sus criaturas y su providencia sigue dirigiendo a los hombres. En su tarea, Alá
es ayudado por los ángeles y combatido por los demonios. Él será el juez en el juicio final, que se considera próximo, donde las acciones de
los hombres serán sancionadas con el paraíso o el infierno. El camino para alcanzar la salvación lo constituyen «los cinco pilares de la
religión». El primero, la profesión de fe, consiste en reconocer a Alá como único Dios y a Mahoma como su profeta. El segundo, la
oración, debe realizarse cinco veces al día orientando la vista hacia La Meca; la del viernes, día sagrado de los musulmanes, reunía al
mediodía en la gran mezquita a los hombres de la ciudad.
El tercer pilar de la religión era el ayuno durante el mes de Ramadán, que implica abstinencia de alimento y de acceso carnal desde el orto
hasta el ocaso. El cuarto, la limosna, que ayudaba a los pobres y a los gastos militares, con el tiempo, sirvió de base al sistema fiscal en los
territorios dominados por el Islam en los que se fijó como un diezmo de todas las ganancias. Y, por fin, el quinto pilar era la peregrinación
a La Meca, que, realizada al menos una vez en la vida, incluía un ritual que se desarrollaba en torno a la Kaaba.
Estas cinco prácticas religiosas se vieron acompañadas por ciertas costumbres con fuerza de ley para los creyentes. Entre ellas, la
guerra santa, cuyo premio sería el botín, la circuncisión, la abstinencia de carne de cerdo y de bebidas fermentadas alcohólicas, el uso
del velo facial por las mujeres, la práctica de ciertos actos de higiene corporal y la poligamia, restringida a un número de cuatro
esposas, de iguales derechos, incluso en el plano de la sensualidad. Los valores de ésta fueron asumidos por el Islam, tanto en el ámbito
de las relaciones sexuales como en el del aprecio de tactos, gustos, olores, colores y sonidos”. (García de Cortázar – Sesma Muñoz,
Manual de Historia Medieval, p. 90s.
Imperio
Occidente – Alta
bizantino
Edad Media
Islam
Fusión romano-germánica
▪ Enfoque general
▪ Transformación política
▪ Transformación económica - social
▪ Transformación cultural
“La fuerza de un rey germánico es esencialmente un poder de hecho: protegido por un entorno que está ligado a él mediante un vínculo personal de
fidelidad, el rey es un guerrero indiscutible, que conduce a sus hombres a la victoria militar y al saqueo. El proceso que confunde la cosa pública con las
posesiones privadas del soberano, iniciado desde el siglo XIII m, conduce entre los reyes germánicos a una total confusión. La consecuencia de esto es una
patrimonialidad del poder que, entre otras cosas, permite recompensar a los servidores fieles mediante la concesión de un bien público. En pocas palabras,
resulta imposible considerar los reinos de la alta Edad Media como Estados.
Sin embargo, sería equivocado pensar que el fin del Imperio significa el remplazo completo de las estructuras sociales y culturales de Roma mediante un
universo importado, propio de los pueblos germánicos. Más bien, se comprueba un proceso de convergencia y de mezcla, cuyos principales actores sin duda
alguna son las élites romanas locales. Éstas comprenden que les resulta posible mantener sus posiciones sin el apoyo de Roma, por poco que consientan en
transigir con los jefes de guerra germánicos. Ciertamente, no les resulta fácil negociar con estos “bárbaros", que van vestidos con pieles de animales, usan el
pelo largo e ignoran todo refinamiento de la civilización urbana. No obstante, el interés prevalece, y los jefes bárbaros reciben su parte de la riqueza romana
—tierras y esclavos—, a tal grado que se vuelven miembros eminentes de las élites locales. Poco a poco, y primero en España y en la Galia, las diferencias
entre aristócratas romanos y jefes germánicos se atenúan, tanto más cuanto que a menudo sus linajes quedan unidos mediante matrimonios. Así se opera la
unificación de las élites, que terminan por compartir un estilo de vida común, cada vez más militarizado, aunque también fundado en la propiedad de la
tierra y el control de las ciudades. Esta fusión cultural rom ano-germánica es uno de los rasgos fundamentales de la alta Edad Media…”. (Baschet, p. 50s.)
“A partir de entonces, la producción se realiza en una escala cada vez más local, lo que acentúa todavía más la decadencia de los intercambios. La regionalización de
las actividades productivas, paralela a la fragmentación política, es una de las características fundamentales de la alta Edad Media” (Ibíd., p. 53).
“… Las ciudades —y con ellas la cultura urbana que era el corazón de la civilización romana— ya no son más que la sombra de sí mismas. Pero, a pesar de su
considerable decadencia, las ciudades de Occidente nunca desaparecen por completo. Incluso puede decirse que, aprovechando la debilidad del control ejercido por los
reyes germánicos, se mantienen, durante los siglos VI a VIII, como los principales actores políticos en el ámbito local (Chris Wickham). Ciertamente, su papel queda
limitado, pero gracias a la amplia autonomía de las élites urbanas y al auge de la función episcopal, logran sobrevivir a la crisis final del sistema romano”. (Ibíd.)
“En el mundo romano, lo esencial de la producción agrícola se realizaba en el marco del gran dominio esclavista. Ahora bien, es justamente este tipo de organización
—empezando con la esclavitud misma— lo que desaparece. Esta cuestión ha suscitado amplias discusiones, que todavía hoy están lejos de haberse resuelto y no están
iluminadas más que por conocimientos imperfectos. No obstante, una constatación esencial puede lograr la unanimidad: cuando se llega al siglo XI, la esclavitud, que
constituía la base de la producción agrícola en el Imperio romano, ya no existe, de manera que entre el final de la Antigüedad tardía y el de la alta Edad Media ocurre
de manera innegable la desaparición de la esclavitud productiva (por el contrario, la esclavitud doméstica, que no desempeña papel alguno en la producción agrícola,
sigue existiendo, en particular en las ciudades de la Europa mediterránea, hasta el final de la Edad Media y aun después)”. (Ibíd, p. 54)
“… Aunque la Iglesia no se opone en nada a la esclavitud, la difusión de las prácticas cristianas modifica profundamente la percepción de los esclavos y mitiga poco a
poco su exclusión de la sociedad humana. En efecto, si bien en una primera etapa la Iglesia prohíbe que a un cristiano se le reduzca a la esclavitud, reconoce después
que el esclavo es un cristiano: recibe el bautismo (su alma debe salvarse) y comparte, durante los oficios, los mismos espacios que los hombres libres. Semejante
práctica, que reduce la separación entre libres y no libres, tiende a minar los cimientos ideológicos de la esclavitud; a saber, la vida infrahumana del esclavo y su
desocialización radical (Pierre Bonnassie)”. (Ibíd., p. 55)
En resumen
El poder (basado en la fuerza “privada” y legitimado por un nuevo Derecho romano-germánico), será el de una aristocracia guerrera
mixta.
Estos “señores” (potentes, dominus), tenderán a conformar grandes dominios señoriales…
En ellos, vivirán y trabajarán esclavos, libertos, y hombres libres reducidos a siervos.
“Ahora, resulta más eficaz establecer a los esclavos en parcelas —situadas en la periferia del
dominio— que les permiten hacerse cargo por sí mismos de su subsistencia, a cambio de un
“Cuando ciertos clérigos de los siglos VIII y IX abogan por la
trabajo efectuado en las tierras del amo o de una parte de la cosecha obtenida. Tal es el proceso
supresión de la diferencia entre libres y no libres, esto es
de chasement, ya practicado en el siglo III y bien documentado entre los siglos VI y IX. Tiene
probablemente porque dicha diferencia está entonces en vías de
como resultado la formación del gran dominio, considerado como la organización rural clásica
perder toda significación real y porque cada vez resulta más
de la alta Edad Media y en particular de la época carolingia. A menudo tan extendido como
impracticable pretender excluir de la humanidad y de la sociedad
aquellos de la Antigüedad (superando a veces las 10 000 hectáreas), se caracteriza por una
a individuos cuyo modo de vida se acerca al de los otros
dualidad entre la reserva (terra dominicata), explotada directamente por el amo (gracias a lo
campesinos pobres. Así, la desaparición m uy progresiva de la
que conserva de mano de obra servil y al servicio que los tenentes casati vienen a cumplir allí,
esclavitud se lleva a cabo no tanto por una disminución de los
a menudo tres días a la semana), y los mansos (mansi), parcelas donde se establecen estos
efectivos (que podría medirse con bastante facilidad) como por
últimos y gracias a las cuales garantizan la subsistencia de su familia.
una transformación lenta y por etapas de las categorías (lo que
Sin embargo, hay modificaciones importantes que deben incorporarse
vuelve el fenómeno mucho más complejo y difícil de
a este esquema. La importancia del gran dominio debe relativizarse. Si bien constituye la forma
comprender). Esto no impide que la dinámica fundamental sea la
de organización que garantiza de manera privilegiada e] poderío de los grupos dominantes
de una extinción del gran dominio esclavista, base de la
—aristocracia e iglesia—, resulta conveniente subrayar la importancia, durante la alta Edad
economía antigua, que desembocará, mediante formas diversas
Media, de un pequeño campesinado libre, que cultiva tierras independientes de los grandes
de transición, en un nuevo sistema cuya forma estabilizada se
dominios, llamadas alodios. Estos hombres libres gozan de un estatuto privilegiado, en
identificará claramente a partir del siglo XI”. (Ibíd., p. 59)
particular en materia judicial, pero sobre ellos recaen obligaciones, especialmente militares,
tanto más difíciles de atender cuanto que a menudo son muy pobres”. (Ibíd., p. 56)
Hacia la construcción del Feudalismo
▪ Enfoque general
▪ Privatización del poder
▪ Aristocracia laica y religiosa
▪ Dependencia respecto a los señores por parte de sus vasallos y de los campesinos
(libres o siervos)
El debilitamiento del poder real frente al señorial significó la “privatización” de la justicia, la fiscalidad, y la seguridad.
Las personas quedan definidas no por su estatuto legal sino por su dependencia respecto a los señores: sea por el vinculo (personal)
de vasallaje –proporcionalmente muy menor- o el de relación (personal) de subordinación social, jurídica y económica, de campesinos o
artesanos.