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UNO:
Entendiendo qué es el
arrepentimiento
“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos
adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del
arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los
muertos y del juicio eterno” (HEBREOS 6:1-2).
¿Qué es el arrepentimiento?
Muchas personas tienen un concepto errado sobre el arrepentimiento, lo
confunden con el remordimiento, o con el dolor que producen las consecuencias
de hacer algo incorrecto. Las personas piensan “sufrí mucho por haber hecho esto”
y creen que esto es un genuino arrepentimiento.
Tal vez el error más común que existe es pensar que el arrepentimiento
es una emoción cuando verdaderamente es una determinación,
algo que se da en la voluntad y no solo en las emociones.
Arrepentimiento
=
Cambio de vida
Si usted quiere saber si realmente una persona ha experimentado un genuino
arrepentimiento, la forma es muy sencilla, solamente observe si tiene un cambio
evidente en su forma de vivir.
Más esto sólo es posible mediante la Cruz, pues en Ella, a través del
arrepentimiento, logramos deshacernos de la vieja naturaleza y
el Señor nos reviste de una nueva, conforme a Su semejanza.
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Muchos pretenden negociar con Dios, justi cando que algunas conductas no son
tan incorrectas o que sería difícil hacer muchos cambios en corto tiempo, pero esto
solo demuestra falta de determinación y arrepentimiento.
El corazón recto para con Dios no deja de practicar el pecado solamente por
temor al castigo, sino que entiende que el Señor aborrece el pecado y que éste
solamente produce muerte en nosotros. También debemos recordar que somos
templos del Dios viviente, y si el Espíritu de Dios está en nuestras vidas, no
podemos coquetear con el pecado; tenemos que ver al pecado como lo que es:
muerte a la vida en Cristo como así también a nuestra vida eterna.
El patriarca Job, quien era una persona íntegra, en el sentido más amplio de la
palabra, se apoyó en su propia integridad de tal manera, que cuando se encontró
frente a frente con la adversidad, se aferró aún más a ella, llegando a pensar que
si tenía un encuentro personal con Dios podría justi carse delante de Él.
En otras palabras, Job estaba diciendo: “Si tengo la oportunidad de hablar con
Dios, sé que Él, después de escucharme, me dará la razón”. Es muy interesante
notar que mientras el patriarca tuvo esta actitud nada cambió, la restauración vino
solamente cuando Job fue confrontado y cuando pudo humillarse en la presencia
de Dios, recuerde que él mismo expresó su arrepentimiento:
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“De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me
aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:6).
Desde ese instante todas las circunstancias de Job fueron transformadas y Dios
le restituyó todo lo que había perdido. Esto nos permite entender que cuando
abrimos la puerta del arrepentimiento, también estamos abriendo la puerta a la
restitución, a la restauración y a la posibilidad de ver todas nuestras circunstancias
transformadas.
La respuesta es sencilla:
Job tuvo un encuentro cara a cara con Dios y por eso comprendió su
verdadera condición.
Ahora, algunos piensan que tal vez Job no tenía muchas cosas de qué
arrepentirse, pero no entienden lo fundamental y es que conocer cara a cara a
Dios nos permite entrar en contacto con Su naturaleza que es la santidad, por eso
nuestra verdadera condición a ora y entendemos que ni aun llevando la vida más
recta (dentro de los parámetros humanos) podríamos acercarnos a la naturaleza
de Dios.
Job pensaba que podía justi carse delante de Dios, pero apenas lo conoció
personalmente entendió que la majestad de Dios era tal que lo único que podía
hacer era humillarse en Su presencia.
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Ella había sido criada en un hogar en donde recibió mucho amor de sus padres;
era una hija muy consentida y siempre le dieron todo lo que deseaba. No conoció
vicios, ni mundo; aunque no era cristiana, llevaba una vida muy equilibrada.
Cuando conoció al Señor Jesús se dio cuenta que el cristianismo iba de acuerdo
con la clase de vida que ella llevaba. Cada vez que me escuchaba compartir mi
testimonio, decía: “No cuentes así tu experiencia, porque la gente pensará que
tener un encuentro con Jesús es algo sobrenatural, y Dios obra con cada persona
de una manera diferente”.
Aunque todo en su vida parecía muy normal por ser una el cristiana, una
excelente hija, una extraordinaria esposa y una madre ejemplar, no obstante, tenía
que experimentar un genuino arrepentimiento. El Señor le dio una gran ayuda,
cuando permitió que perdiera las elecciones al Senado de nuestra nación. Ella
estaba segura que sería reelegida, pero no fue así; le faltaron muy pocos votos
para lograr su objetivo, quedando en el primer puesto de los que no habían
llegado. Más esta adversidad se convirtió en la más grande bendición, pues Dios
trató con cada área de su vida; estuvo quebrantada por varios días, viviendo un
genuino arrepentimiento.
Gracias a ello, el Señor permitió que mi esposa naciera al ministerio. Creo que si
Emma Claudia no hubiese pasado por esta prueba, en este momento no tendría
esa poderosa red de mujeres que ahora lidera; grandes pastoras, conferencistas
de talla internacional y empresarias.
Dios busca que el hombre le dé la gloria a Él en todo, y que reconozca que todo
lo que tiene, proviene de Dios.
El orgullo, que es pensar que podemos hacer las cosas por nuestros
propios medios -o que no necesitamos a Dios, también es un
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Cuando Jesús ve que lo reconocemos como el Señor de todas las cosas, que
nos quebrantamos y nos arrepentimos, Él encuentra argumentos para bendecirnos
de una manera sobreabundante.
¡Qué interesante que esta fue una de las primeras predicaciones que dio Jesús
públicamente! Antes de empezar a sanar y a hacer grandes milagros, el Señor
presentó el camino: el arrepentimiento.
“De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de
vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de
justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le
creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para
creerle” (Mateo 21:31-32).
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En este pasaje el mismo Señor se dirigía a los religiosos de su época,
mostrándoles que un pecador arrepentido estaba más cerca del Reino de Dios que
cualquier otra persona que pensara que no necesita arrepentimiento y esto no ha
cambiado.
El profeta expresó el sentir del corazón de Dios hacia un pueblo al que le fue
difícil entender el lenguaje de la fe, y que por esta causa, tuvo que atravesar por
toda clase de adversidades, hasta ser quebrantado y moldeado a Su semejanza.
“Pero los que son de Cristo han cruci cado la carne con sus pasiones y
deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”
(Gálatas 5:24-25).
Al nal de cada capítulo usted encontrará algunas herramientas de estudio que le ayudarán
a profundizar el tema y a ponerlo en práctica.
Herramientas de Estudio 1
Profundizar
1. Busque en la Biblia 3 personas que hayan experimentado un genuino
arrepentimiento y haga un estudio Bíblico.
Aplicar
1. Escriba en qué áreas cree que necesita restauración a través del
arrepentimiento.
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2. Describa en una página como fue su experiencia de arrepentimiento, si no la ha
tenido separe una noche de oración y clame al Señor.