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1.

EL CONCEPTO DE VARIEDAD LINGÜÍSTICA

Los factores de diversificación lingüística que llevan a la existencia de variedades de la lengua son: factores
histórico-geográficos, factores sociales y factores funcionales. Toda lengua es un diasistema en cuyo interior existe un
cierto número de sistemas lingüísticos parcialmente diferentes y parcialmente semejantes. Un diasistema es la lengua
histórica, es decir, lo que resulta común a todas las variedades existentes en una comunidad lingüística supera todas las
variedades integrándolas en una unidad.Es la pertenencia a un mismo diasistema lo que explica que dos hablantes de
variedades distintas de una lengua puedan entenderse. En el extremo contrario al ocupado por el concepto diasistema
se encuentra el idiolecto que podemos definir como el conjunto de hábitos lingüísticos utilizado por una persona
determinada.

2. LA VARIACIÓN SOCIAL O DIASTRÁTICA.


La variedad diastrática está condicionada por la pertenencia de los hablantes a los diferentes estratos y grupos
que componen la estructura de la sociedad. De igual forma que dentro de una misma comunidad existen distintos
modos de vestir, distintas costumbres, distintas maneras de emplear el tiempo libre…, hay también distintas formas de
hablar que son características de un terminado grupo social: son los sociolectos, o variedades de la lengua
determinadas por algún factor social. Aunque hay otros, como la edad (son fácilmente observable las diferencias entre
la forma de hablar de un niño y la de un adulto, por ejemplo), el entorno (rural o urbano) o el sexo, los factores
sociolingüísticos más importantes son dos: el nivel sociocultural y la pertenecía a grupos específicos. Son las llamadas
variedades sinestráticas (o también niveles lingüísticos o sociolectos).

3. VARIEDADES SOCIOCULTURALES: LOS NIVELES DE LA LENGUA.


Los niveles que presenta el español son tres: culto, semiculto (o medio) y vulgar. Mientras que un hablante culto
puede hacer uso del nivel semiculto (o incluso del vulgar), a un hablante del nivel vulgar le es imposible expresarse en
otro.
EL NIVEL CULTO.
Es la variedad utilizada por aquellas personas con una sólida competencia lingüística y cultural. Sin duda
es el nivel más apropiado para expresar los múltiples matices y complejidad de ideas del mundo referencial e intelectual.
Por todo esto se considera el modelo ideal que todo hablante ha de tener presente para un correcto uso de su lengua.
Se caracteriza por los siguientes rasgos:
 En el nivel fonético se cuida la pronunciación, evitando las relajaciones fonéticas de todo tipo (-d-intervocálica, -d final,
etc.), así como rasgos expresivos (interjecciones, por ejemplo) propios de otros niveles y registros.
 En el plano morfosintáctico los enunciados son más extensos y complejos, con frecuentes incisos y aclaraciones
expresadas con todo tipo de oraciones subordinadas (por lo que se utiliza una mayor variedad de nexos que en los
restantes niveles). También se cuidan las estructuras sintácticas y se observa una mayor precisión y riqueza en el uso de
los tiempos verbales.
 En el plano semántico el léxico utilizado es más rico y diverso que en otras variedades, con un mayor dominio y uso de
sinónimos para buscar precisión en la comunicación.

EL NIVEL SEMICULTO O MEDIO.


Este nivel se caracteriza por su corrección, pero sin llegar a la complejidad y riqueza del culto. Es la variedad
comúnmente utilizada por los hablantes de nivel sociocultural medio y por los medios de comunicación. Por tanto, se
puede considerar cercana a la lengua estándar.

EL NIVEL VULGAR.
Esta variedad es la utilizada por personas incultas o semi-analfabetas. Su bajo o nulo nivel cultural es la causa del
desconocimiento o mal uso del código de la lengua, lo qu ese manifiesta en una amplia gama de incorrecciones
lingüísticas que se denominan vulgarismos. Estos son los más frecuentes:
a)Vulgarismos fonéticos: algunos de estos vulgarismos son también rasgos de determinadas variedades dialectales
(por ejemplo, el seseo, el ceceo, yeísmo, pérdida de la –d- intervocálica); en este caso no se han de considerar
vulgarismos en el ámbito geográfico de estos dialectos:
- Vacilaciones en el timbre de las vocales átonas: tieniente, inyesar, sigún,…
- Alteraciones en los diptongos (ventidós, concencia) y en los hiatos (pior, rial).
- Metátesis, consistente en un cambio en la posición de los fonemas: Grabiel, probe,..
- Aparición de sonidos epentéticos a principio de palbra; consonantes ante el diptongo ue (güele [huele], güevo) o
sonidos vocálicos (amoto, afoto).
- Desaparición de consonantes intervocálicas, sobre todo “d” y “r”: canao, pa, comío…
- Desaparición de consonantes finales como “d” y “r”: Madrí, comé,…
- Frecuente seseo, ceceo y yeísmo.
b) Vulgarismos morfosintácticos: estos son algunos de los más frecuentes:
- Incorrecciones en la conjugación verbal: cantastes, anduve, haiga,…
- Leísmo, laísmo, loísmo: la di una bofetada, lo di una patada,…
- Alteración en el orden de colocación de los pronombres personales: se me cayó.
- Dequeísmo (uso de “de que” en vez de “que” en subordinadas sustantivas en función de Complemento Directo):
pienso de que ha sido gol
- Utilización de artículos con nombres propios: la Pilar.
c) Vulgarismos léxicos: el nivel vulgar se caracteriza por su pobreza léxica, abundancia de frases hechas y “muletillas”
(“chisme”, “bueno”, “pues”,…) formación de términos hipocorísticos o apocopados (“Valen”, “Seve”…), disfemismos,
voces y expresiones soeces (llamados “tacos”), etimologías populares, impropiedades léxicas por desconocer el
significado de las palabras, etc.

1. CÓDIGO ELABORADO Y CÓDIGO RESTRINGIDO.


La mayor o menor formación cultural de los hablantes condiciona el tipo de lengua que cada uno emplea. Se
distingue entre código restringido, que es el que poseen quienes tienen un conocimiento limitado de la lengua,
adquirido en la infancia a través de las relaciones familiares y el entorno inmediato, y el código elaborado, que es el
que se alcanza gracias a la enseñanza en sus diferentes etapas, al estudio, a la lectura, al uso formal y escrito de la
lengua, etcétera. En general, podemos considerar como rasgos de este código elaborado (coincidente con el nivel
formal o culto) los siguientes:
- Observancia de las normas de corrección lingüística: ausencia de vulgarismos fonéticos, morfosintácticos o
léxicos.
- Riqueza y variedad, tanto en el vocabulario como en el tipo de estructuras sintácticas que el hablante es capaz
de emplear.
- Propiedad y precisión en el léxico.
- Capacidad para cambiar de registro o estilo, adecuándolo a la situación comunicativa.
- Dominio de diferentes estructuras textuales y, por tanto, capacidad para comprender y producir textos de
variados tipos o géneros.
Al conjunto de recursos lingüísticos propios del nivel vulgar se le denomina código restringido, cuyos
rasgos principales son:
- Limitación considerable del uso de vocablos. Escaso empleo de sinónimos.
- Esa limitación es más acusada en el caso de adjetivos y adverbios.
- Oraciones cortas, gramaticalmente simples, anacolutos, sintaxis pobre.
- Empleo simple y reiterativo de las conjunciones y locuciones conjuntivas.
- Desorganización del contenido de la información.
- Empleo frecuente de la construcción impersonal (Se va tirando, Uno es como es).
- Aserciones, negaciones y mandatos categóricos (¡Qué te lo digo yo!).
- Frecuente apelación al consenso del interlocutor (¿”Verdá usté”? ¿Te das cuenta? Ya sabe…).
- Empleo (decrecientes en las generaciones más jóvenes) de refranes.
- Uso de abundante de interjecciones.
- Uso de vulgarismo.
Obviamente, el grado de elaboración del código por parte de cada hablante es distinto: depende del
interés que cada cual haya puesto en conocer su lengua y en usarla aprovechando todas sus posibilidades. Si, realizando
una abstracción, lo consideramos en su grado más alto, el código elaborado constituye lo que suele denominarse lengua
culta, que entendemos no como la lengua real que emplea la clase o grupo social más elevado, sino como una variedad
abstracta del idioma caracterizada por la corrección, la riqueza, la variedad, la precesión, etc.

1. OTRAS VARIEDADES SOCIALES DE LA LENGUA.


También da lugar a sociolectos distintos la pertenencia a grupos sociales que se definen por realizar sus miembros
una misma actividad o por haber desarrollado una conciencia de ser diferentes de otros grupos. Estas variedades
grupales se denominan, en general, jergas. Dentro de ellas diferenciados dos tipos por su funcionalidad:
- Jergas profesionales (o lenguajes específicos). Nacen de la necesidad de contar en ciertas profesiones o disciplinas
con unos términos especializados –los tecnicismos- para denominar los objetos y conceptos propios de esa actividad.
- Argots. Se denominan así las jergas o hablas grupales cuya función es la ocultación del mensaje: ciertos colectivos
utilizan un lenguaje con un vocabulario propio, solo conocido por quienes forman parte del grupo, con el fin de que no
puede ser entendido por los ajenos a él. Es lo que sucede, por ejemplo, con el caló (el habla de los gitanos), el talegario
(el argot de la cárcel), el drogata y el cheli.
Las peculiaridades de estas jergas se producen casi exclusivamente en el léxico.
JERGA JUVENIL

- Constante creación de neologismos: chupa en lugar de cazadora, chapar por estudiar.


- Cambios de significado de palabras ya existentes: mazo por mucho, rayarse por enfadarse.
- El empleo de extranjerismos: ¡Qué heavy!
- El uso de palabras comodín: mogollón, yuyu.

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