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Texto #1

Fue un día nublado y lluvioso, en el que Emil se encontraba


sentado en la alfombra de su cuarto mirando específicamente a
la nada, cuando escuchó 3 firmes golpes en la puerta de su casa,
toc, toc, toc. Lo había escuchado, pero simplemente no tenía las
fuerzas ni las ganas de levantarse a abrir la puerta, por lo que ni
siquiera se molestó en mirar para otro lado más que al vacío. 
Sin embargo, pocos segundos después, descubrió que el adulto
de la casa había tenido el mismo pensamiento que él, porque la
puerta volvió a sonar 3 veces más y con aún más fuerza ¡TOC!,
¡TOC!, ¡TOC! 

Volvió a repetirse el mismo sonido varias veces más hasta que


se volvió insostenible y finalmente alguien abrió la puerta.
Escuchó las voces de dos personas hablando, su tono de voz
escalando hasta convertirse en gritos. No es que le importara de
todas formas, por lo que continuó mirando sin detenerse ese
tablón de madera en su habitacion que parecía simplemente tan
atractivo y sencillo de mirar, mientras dos voces distintas rugían
fuera de su cuarto.

Un golpe en su puerta lo sobresaltó, y sin esperar una respuesta,


el pedazo de madera se abrió mientras crujía y una mujer
apareció en el marco. Su figura demacrada y notablemente mas
palida de lo normal, llevaba un pantalon grisáceo, manchado de
lo que parecía ser café o chocolate, una camiseta blanca y
simples sandalias a pesar del frío, su cabello siempre lacio o
recogido, saltaba en direcciones desordenadas, dándole la
apariencia de no haber conciliado el sueño en días,
probablemente así era. Sin embargo, el rasgo más destacable no
era su apariencia, sino el lienzo que sostenía con fuerza, al
costado de su cuerpo. 
Texto #2

Es azul. Como un mar se extiende ante mis ojos; se traga lo que


creía haber dejado seguro en la orilla. No sé por qué, pero
cuando me hablan de ella suelo recordar el color azul. No es
porque sus ojos los hayan sido o no había otro color en su
armario, pero esa tristeza con la que mi madre me abrazaba
siempre había sido torrentosa, como el azul de a poco negro en
el fondo del mar donde uno cree que está solo: sabía que me
llevaba consigo porque era lo único que le quedaba. Su última
propiedad, lo que flotaba solitario en la superficie sin poder ver
la orilla.
Mi madre me leía por las noches y yo pensaba con mi pequeña
mente preocupada que alguien como ella, con su presencia
desmesurada no podría alcanzar en un lugar tan insuficiente
como el rincón de mi cama donde se sentaba.
Mi padre le escribía, recuerdo. Ella me daba de comer y me
bañaba mientras él le escribía. A medida que crecía me daba
cuenta como éramos menos unidas; había caído en la posibilidad
de que lo único que le daba ese dominio arrogante que me
abrazaba, ella lo llevaba en el color que rodeaba mis pupilas.
Eso como lo único que nos pertenecía.
Texto #3
Tomo 5: Dentro de la piedra, más piedra
Me imaginé que terminaría en un lugar así, teniendo en cuenta lo
que he estado viendo, creo que ya desde el momento en el que
volé durante el primer Tomo supe que esto acabaría por un
rumbo como el que está teniendo este sitio. Bueno, al momento
de escribir esto, veo como algo que se parece al señor mayor,
una persona oscura, tal vez un poco deprimida, no es importante,
sin embargo, noto el enfurecimiento que lleva consigo, su
esposa finalmente se fue, ¿los malos tratos tal vez? Supongo,
pero sigue sin ser importante, lo importante es el niño, el niño
todavía vive en su trauma pasado que continua como un casete
en bucle, los morados y cicatrices, ya sea por la molestia de sus
amigos en el colegio o por la manera de su padre al decir
“felicidades” cuando tuvo mala nota y sus maestras, pequeñas
tormentas, llamaban también a felicitarlo. El chico, a pesar de
todo, solo se esconde en su armario, no piensa sino en hablar
con Arvo, el chico que también estaba en el armario, siempre se
encuentran ahí, Arvo le quiere ayudar al niño a llegar a un trato
donde no tendrá que preocuparse más por su padre, o su madre,
o su colegio. Agarra valor, pero sigue sin salir, discute con Arvo
sobre como esto es mala idea y, para colmo, su padre en la
puerta golpea sin parar, bebe un poco de su Whiskey y golpea la
puerta de nuevo, el niño sabe que no tiene opción, llegó la hora
de escapar. Sí, escapa, por un pelo que el padre le vio y aun así
lo logro, después de tanto Arvo sigue con él, ambos con la
sangre en sus pijamas, cargando el cadáver del padre ¡Y pensar
que solo tiene 16 años este chico! Finalmente lo tiran en aquella
avenida afluente de agua, hora de continuar, se encuentran con
los amigos de su colegio, Arvo insiste en seguir el plan. Ahora
Arvo ha tomado el control. Los chicos serán reportados muertos
para cuando el día empieza, he de decir que esto es muy raro, el
chico se comporta muy raro y su amigo no lo ve nadie más que
el (y yo). Durante el síntoma de guerra que pesa sobre sus
hombros, el chico cae y Arvo lo ayuda, solo hay confianza de
ahora en adelante, ellos son inseparables al igual que su navaja
que ahora conserva glóbulos rojos de más de 6 personas, ¿es un
asesino en masa, o asesino en serie? Más luego durante la
madrugada, después de la siesta, ya continúan cuesta abajo para
encontrar diferentes sitios de descanso, ahí desata la furia
contenida, no me di cuenta, pero solo queda Arvo, el otro vuela
a mi lado y llora, — Fui un desgraciado, un idiota. -Pero yo trato
de calmarlo. — No tranquilo, eres un poco estúpido. Pero
probablemente solo te darán la silla. -Creo que lo hice enojar,
más personas mueren y el solo llora, ahora una chica en los
rieles del tren, otra en la interestatal con el destornillador en la
garganta, brotando el batido de frambuesa dentro y fuera como
una cascada de pintalabios derretido, ya entonces el niño se
despierta, pero se encuentra conmigo, sigue enojado, sigamos.
Ah, por cierto, eso no fue un sueño, fue un recuerdo del niño.
Espero no encontrármelo nunca más, este mundo está loco, que
ejemplo perfecto.

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