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Infla - Ción Sala - Rial - El Terror de Las Empre - Sas y La FED
Infla - Ción Sala - Rial - El Terror de Las Empre - Sas y La FED
El crecimiento de los precios sigue siendo obst inadamente alto y a los bancos cent rales les preocupa que los acuerdos salariales lo mant engan así
Más de 340.000 estadounidenses vieron aument ado su salario después de que Walmart, el mayor empleador del sect or privado de Estados Unidos, increment ara su salario mínimo a u$s 14
la hora. El movimiento del minorista fijó un nuevo piso para los sueldos en muchos estados del país.
Al otro lado del Atlánt ico, medio millón de trabajadores del sect or público de Reino Unido piden un aumento salarial y los sindicat os del sect or público alemán están llamando a huelga. En
Hungría y Polonia, el crecimiento salarial ha alcanzado los dos dígit os.
Incluso en Japón, donde mucha gente no ha tenido una suba salarial durante décadas, los grandes empleadores están evaluando una transformación de las estruct uras salariales basadas en
la antigüedad que finalmente podrían llegar a los bolsillos de los trabajadores. Que los trabajadores puedan presionar en sus países para lograr un salario mejor es la principal cuest ión a la
que se enfrent an los bancos cent rales mient ras intent an cont rolar el ritmo al que suben los precios.
“Aunque los fact ores de la energía y la pandemia vayan despareciendo, la inflación salarial será la causa principal de la inflación de los precios durante los próx imos años”, advirt ió en
noviembre Philip Lane, economista jefe del Banco Cent ral Europeo (BCE).
Los bancos cent rales aún no sufren la ‘espiral salario-precios’ de la década de los ‘70 en EE.UU. Entonces, los empleados obtuvieron aument os salariales que hicieron estallar la inflación,
provocando una suba de los precios hasta la llegada de Paul Volcker a la Reserva Federal, que supuso un cambio de régimen monet ario. Volcker eliminó la inflación a cambio de una profunda
recesión.
“Cuando se produce una espiral salario-precios, tienes un problema grave”, afirmó Jay Powell, presidente de la Fed tras la última suba de tasas de interés: “No podemos permit ir que eso
pase”.
Lo que preocupa es que tras un año de precios disparados se haya provocado un cambio en las expect at ivas y comport amiento de los trabajadores, empleadores y consumidores. Esto podría
desembocar en una ‘persist encia salario-precios’ –donde un mercado laboral fuerte permite a los trabajadores del sect or servicios demandar mayores subas salariales, y a las empresas
transferir los cost os a los hogares, todo apunt alado por unas tasas de empleo más altas y el apoyo
Los bancos cent rales aún no sufren la ‘espiral salario-precios’ de la década de los ‘70 en EE.UU
Los datos de Francia y España también señalan persist ent es presiones inflacionarias en la eurozona
gubernament al.
Incluso los acuerdos salariales moderados podrían hacer retroceder la inflación hacia los objet ivos del 2% de los bancos cent rales –a menos que suban los tasas de interés a niveles que
induzcan potencialmente a la recesión.
DEMANDA Y ENERGÍA
Los problemas de inflación a los que se enfrenta la Fed y el BCE son diferent es. En EE.UU., la inflación se debe a un incremento de la demanda tras el final de los cierres por la pandemia. La
pregunta de los legisladores es si los salarios más altos pueden just ificarse con una mejora de la product ividad.
En la eurozona y Reino Unido, el problema es el precio de la energía causado por la invasión rusa de Ucrania. El mayor gasto en energía ha hecho que las sociedades se empobrezcan y la
cuest ión es cómo se comparte el costo entre las empresas, los trabajadores y los cont ribuyent es. En este cont exto, incluso si los salarios fueran por detrás de la inflación, seguirían siendo
demasiado altos para las empresas sin tener que subir aún más los precios.
A ambos lados del Atlánt ico, la inflación bajará drást icamente en los próx imos meses, cuando los precios del gas se suavicen y los altos cost os de endeudamiento comiencen a moderar la
demanda. Pero la mayoría de los trabajadores han visto afect ados sus niveles de vida el año pasado, porque sus acuerdos salariales que serían generosos en tiempos normales no se ajust an a
la inflación. Las ganancias salariales serán inút iles si perpet úan la alta inflación, pero los trabajadores quieren que su salario esté acorde a los precios.
Están bien situados para esa lucha. A pesar de los despidos en el sect or tecnológico, y un año por delante más flojo en operaciones para banqueros y abogados, en muchos países el desem-
pleo está en niveles muy bajos, la falta de mano de obra es generalizada y los empleadores quieren retener a su personal incluso en una recesión.
En este cont exto, a las autoridades monet arias les preocupa que un crecimiento salarial del 4% o 5% sea demasiado fuerte para llevar la inflación a sus objet ivos del 2%–dada la ausencia,
hasta ahora, de ninguna suba significat iva de la product ividad de los trabajadores.
La gran incógnita es si los mercados laborales ya se han ralent izado lo bast ante para atemperar el crecimiento sala