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Infla­ción sala­rial: el terror de las empre­sas y la FED

El Cronista · 6 marzo 2023 · 22 · Delp­hine Strauss

El cre­ci­miento de los pre­cios sigue siendo obs­t i­na­da­mente alto y a los ban­cos cen­t ra­les les preo­cupa que los acuer­dos sala­ria­les lo man­t en­gan así

Más de 340.000 esta­dou­ni­den­ses vie­ron aumen­t ado su sala­rio des­pués de que Wal­mart, el mayor emplea­dor del sec­t or pri­vado de Esta­dos Uni­dos, incre­men­t ara su sala­rio mínimo a u$s 14
la hora. El movi­miento del mino­rista fijó un nuevo piso para los suel­dos en muchos esta­dos del país.
Al otro lado del Atlán­t ico, medio millón de tra­ba­ja­do­res del sec­t or público de Reino Unido piden un aumento sala­rial y los sin­di­ca­t os del sec­t or público ale­mán están lla­mando a huelga. En
Hun­gría y Polo­nia, el cre­ci­miento sala­rial ha alcan­zado los dos dígi­t os.
Incluso en Japón, donde mucha gente no ha tenido una suba sala­rial durante déca­das, los gran­des emplea­do­res están eva­luando una trans­for­ma­ción de las estruc­t u­ras sala­ria­les basa­das en
la anti­güe­dad que final­mente podrían lle­gar a los bol­si­llos de los tra­ba­ja­do­res. Que los tra­ba­ja­do­res pue­dan pre­sio­nar en sus paí­ses para lograr un sala­rio mejor es la prin­ci­pal cues­t ión a la
que se enfren­t an los ban­cos cen­t ra­les mien­t ras inten­t an con­t ro­lar el ritmo al que suben los pre­cios.
“Aun­que los fac­t o­res de la ener­gía y la pan­de­mia vayan des­pa­re­ciendo, la infla­ción sala­rial será la causa prin­ci­pal de la infla­ción de los pre­cios durante los pró­x i­mos años”, advir­t ió en
noviem­bre Phi­lip Lane, eco­no­mista jefe del Banco Cen­t ral Euro­peo (BCE).
Los ban­cos cen­t ra­les aún no sufren la ‘espi­ral sala­rio-pre­cios’ de la década de los ‘70 en EE.UU. Enton­ces, los emplea­dos obtu­vie­ron aumen­t os sala­ria­les que hicie­ron esta­llar la infla­ción,
pro­vo­cando una suba de los pre­cios hasta la lle­gada de Paul Volc­ker a la Reserva Fede­ral, que supuso un cam­bio de régi­men mone­t a­rio. Volc­ker eli­minó la infla­ción a cam­bio de una pro­funda
rece­sión.
“Cuando se pro­duce una espi­ral sala­rio-pre­cios, tie­nes un pro­blema grave”, afirmó Jay Powell, pre­si­dente de la Fed tras la última suba de tasas de inte­rés: “No pode­mos per­mi­t ir que eso
pase”.
Lo que preo­cupa es que tras un año de pre­cios dis­pa­ra­dos se haya pro­vo­cado un cam­bio en las expec­t a­t i­vas y com­por­t a­miento de los tra­ba­ja­do­res, emplea­do­res y con­su­mi­do­res. Esto podría
desem­bo­car en una ‘per­sis­t en­cia sala­rio-pre­cios’ –donde un mer­cado labo­ral fuerte per­mite a los tra­ba­ja­do­res del sec­t or ser­vi­cios deman­dar mayo­res subas sala­ria­les, y a las empre­sas
trans­fe­rir los cos­t os a los hoga­res, todo apun­t a­lado por unas tasas de empleo más altas y el apoyo
Los ban­cos cen­t ra­les aún no sufren la ‘espi­ral sala­rio-pre­cios’ de la década de los ‘70 en EE.UU
Los datos de Fran­cia y España tam­bién seña­lan per­sis­t en­t es pre­sio­nes infla­cio­na­rias en la euro­zona
guber­na­men­t al.
Incluso los acuer­dos sala­ria­les mode­ra­dos podrían hacer retro­ce­der la infla­ción hacia los obje­t i­vos del 2% de los ban­cos cen­t ra­les –a menos que suban los tasas de inte­rés a nive­les que
induz­can poten­cial­mente a la rece­sión.
DEMANDA Y ENERGÍA
Los pro­ble­mas de infla­ción a los que se enfrenta la Fed y el BCE son dife­ren­t es. En EE.UU., la infla­ción se debe a un incre­mento de la demanda tras el final de los cie­rres por la pan­de­mia. La
pre­gunta de los legis­la­do­res es si los sala­rios más altos pue­den jus­t i­fi­carse con una mejora de la pro­duc­t i­vi­dad.
En la euro­zona y Reino Unido, el pro­blema es el pre­cio de la ener­gía cau­sado por la inva­sión rusa de Ucra­nia. El mayor gasto en ener­gía ha hecho que las socie­da­des se empo­brez­can y la
cues­t ión es cómo se com­parte el costo entre las empre­sas, los tra­ba­ja­do­res y los con­t ri­bu­yen­t es. En este con­t exto, incluso si los sala­rios fue­ran por detrás de la infla­ción, segui­rían siendo
dema­siado altos para las empre­sas sin tener que subir aún más los pre­cios.
A ambos lados del Atlán­t ico, la infla­ción bajará drás­t i­ca­mente en los pró­x i­mos meses, cuando los pre­cios del gas se sua­vi­cen y los altos cos­t os de endeu­da­miento comien­cen a mode­rar la
demanda. Pero la mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res han visto afec­t a­dos sus nive­les de vida el año pasado, por­que sus acuer­dos sala­ria­les que serían gene­ro­sos en tiem­pos nor­ma­les no se ajus­t an a
la infla­ción. Las ganan­cias sala­ria­les serán inú­t i­les si per­pe­t úan la alta infla­ción, pero los tra­ba­ja­do­res quie­ren que su sala­rio esté acorde a los pre­cios.
Están bien situa­dos para esa lucha. A pesar de los des­pi­dos en el sec­t or tec­no­ló­gico, y un año por delante más flojo en ope­ra­cio­nes para ban­que­ros y abo­ga­dos, en muchos paí­ses el desem­-
pleo está en nive­les muy bajos, la falta de mano de obra es gene­ra­li­zada y los emplea­do­res quie­ren rete­ner a su per­so­nal incluso en una rece­sión.
En este con­t exto, a las auto­ri­da­des mone­t a­rias les preo­cupa que un cre­ci­miento sala­rial del 4% o 5% sea dema­siado fuerte para lle­var la infla­ción a sus obje­t i­vos del 2%–dada la ausen­cia,
hasta ahora, de nin­guna suba sig­ni­fi­ca­t iva de la pro­duc­t i­vi­dad de los tra­ba­ja­do­res.
La gran incóg­nita es si los mer­ca­dos labo­ra­les ya se han ralen­t i­zado lo bas­t ante para atem­pe­rar el cre­ci­miento sala

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