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ADMINISTRACIÓN FINANCIERA III

M.A. Rubén Santos Paredes Trujano

Análisis de la información

¿Por qué faltan trabajadores?

¿Por qué faltan trabajadores si hay un elevado desempleo? Esta es la paradoja que mantiene
ocupadas las mentes de muchos economistas tras la pandemia.

Comienza el último trimestre de un 2021 marcado por la recuperación de la economía mundial.


Y con él, las empresas se han encontrado con un importante desafío: faltan trabajadores.

Esta es una preocupación que han expresado las autoridades en las mayores economías del
mundo. Desde el US Bureau of Labor Statistics hasta el Banco de Inglaterra, siendo visible
este problema, también, en otros países como China, México o España. Probablemente resulta
difícil para muchas personas entender este problema.

Principalmente, porque la pandemia ha destruido millones de empleos y muchos de los


trabajadores que han perdido su puesto de trabajo todavía están desempleados. Las cifrasson
difíciles de calcular, pero las estimaciones al respecto son contundentes: según un estudio de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a lo largo de 2020 se habrían destruido unos
255 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en todo el mundo. Sin embargo, las cifras
que muestran los respectivos mercados laborales en las mayores economías del mundo indican
una tendencia muy clara de recuperación, llegando en muchos casos a la situación de no
encontrar trabajadores suficientes para satisfacer la demanda de las empresas. Todo ello,
mientras millones de personas se ven obligadas a vivir de subsidioso a trabajar en la economía
informal, por la dificultad de encontrar un empleo.

Así, nos preguntamos: ¿Cómo podemos entender esta paradoja? ¿Cómo es posible que haya
empresas que no consiguen trabajadores y, a la vez, desempleados que no encuentran
oportunidades para trabajar? Pongamos, antes de nada, algunas cifras encima de la mesa.

En julio de este año, la escasez de trabajadores en Estados Unidos llegaba a su punto máximo
en la serie histórica, con casi 11 millones de vacantes sin cubrir. En Reino Unido, el instituto
estadístico oficial ONS alertaba este verano de casi 1 millón de empleos disponibles solamente
en el sector servicios, la cifra más alta de todo el siglo. Si hablamos del caso de China, el Foro
Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) también ha señalado lafalta de trabajadores
como uno de los grandes desafíos que deberá afrontar el gigante asiático en las próximas
décadas; especialmente si quiere mantener su ritmo de crecimiento.
Ahora bien, no debemos olvidar que, en estas grandes economías, y también en otras más
modestas, la recuperación del mercado laboral convive con tasas de desempleo que siguen
por encima de los niveles de 2019. Incluso en Estados Unidos, una de las economías que
se ha recuperado a mayor velocidad, el desempleo en agosto afectaba al 5,2 % de la población
activa, aún lejos del mínimo histórico del 3,5 % alcanzado poco antes de la pandemia.

Dicho esto, vamos a centrarnos en lo que ha ocurrido en la mayor economía del planeta, pues
su ejemplo puede ayudarnos a entender lo que está pasando también en el resto del mundo.

Como podemos observar en la gráfica que se muestra a continuación, en 2018 y 2019 el número
de puestos de trabajo sin cubrir en Estados Unidos era muy similar al de desempleados; incluso
ligeramente superior. En 2020, por el contrario, vemos un fuerte aumento del desempleo,
acompañado de un estancamiento de la demanda de trabajo por parte de las empresas. Un
dato que nos puede ayudar a entender el incremento histórico dela desocupación que tuvo
lugar ese año.

En 2021, con una economía impulsada por la reapertura de muchos sectores y por laspolíticas
de expansión monetaria de la Reserva Federal (FED), los datos recogen un rápido crecimiento
de la demanda de trabajo. Una tendencia que, como podemos observar, contagiaa todos los
sectores, pero es especialmente evidente en la industria, la construcción, elcomercio minorista,
la salud y el ocio.
¿Hay que pagar más a los trabajadores?

Se trata, por tanto, sin duda, de un problema muy complejo, y como es natural en economía,
podemos encontrar diferentes explicaciones al respecto. Una de las más sencillas es que los
empresarios todavía ofrecen salarios relativamente bajos, quizá condicionados por la
incertidumbre que aún predomina en algunos sectores. Según este punto de vista, el
estancamiento de los salarios puede ser un freno para que muchos desempleados vuelvan
al mundo laboral. Recordemos que con una inflación que vuelve a encarecer el coste de vida,
se reducen los incentivos a aceptar salarios bajos, especialmente si existen vías alternativas
para obtener ingresos, como los programas estatales de subsidios.

El pasado 25 de junio, Joe Biden se mostró claramente a favor de esta hipótesis. Preguntado
en una rueda de prensa sobre la preocupación de los empresarios por la dificultad para encontrar
trabajadores, el presidente de los Estados Unidos respondió con una sencilla recomendación:
«¡Pagadles más!» (¡Pay them more!).

Los empresarios llevan casi dos años pagando más a sus trabajadores (al menos en promedio).
Si analizamos la evolución del coste laboral, vemos un fuerte incremento desdeel último
trimestre de 2019, creciendo a más velocidad que la productividad por hora trabajada. Se trata
de un dato muy importante a tener en cuenta, porque puede ser unindicador de que el coste de
mantener a un trabajador promedio está creciendo más rápido que el producto que este
empleado puede ofrecer a su empresa. En el mercado laboral, podemos encontrar situaciones
de este tipo en contextos de expansión económica y reducidas tasas de desempleo, donde las
empresas siguen demandando empleo, pero no hay oferta suficiente. Como resultado de
esto, aumenta el precio del factor trabajo, es decir,el salario. Hasta aquí podemos estar de
acuerdo con esta argumentación, pero el problemaes que no es consistente con la persistencia
de más de 8 millones de desempleados.

Una época de cambios

En los inicios de la pandemia, ya advertíamos de que cuando hay un shock de oferta lo


suficientemente fuerte sobre una economía, es prácticamente imposible apostar por una
recuperación basada en volver a la situación inicial.

Ocurrió en Irlanda en el siglo XIX y en casi todas las crisis preindustriales. El ejemplo quizás
pueda parecernos lejano, pero, en esencia, se trata de situaciones de crisis desencadenadas por
la irrupción de un factor externo (sanitario, climático, etc.) que impide que buena parte de los
agentes económicos lleven a cabo su actividad y, como consecuencia, sufre la economía en su
conjunto.
Ante crisis económicas de esta naturaleza, las sociedades pueden reaccionar de dos maneras:
intentar restaurar la situación inicial o, alternativamente, adaptarse a los cambios y reasignar
recursos, introduciendo en el reparto las nuevas oportunidades que ofrece el mercado. En el
primer caso no hay nada que pueda impedir la llegada de otra crisis igual enel futuro, mientras
que en el segundo se reducen las posibilidades de que esto ocurra.

A lo largo de la pandemia hemos visto numerosos ejemplos de empresas que cambiaban de


acuerdo a la nueva coyuntura, no solamente aplicando el teletrabajo, sino también adaptando
la oferta de servicios a sus clientes. De esta manera, hemos visto cómo las pymes se lanzaban
a anunciarse en internet, los restaurantes repartían comida a domicilio o los bancos reforzaban
sus plataformas online. Todos ellos, cambios que no solamente podrían responder a un contexto
concreto, sino que, en ocasiones, podrían indicar cambios permanentes en las preferencias de
los consumidores.

Dicho de otra manera, es posible que muchos cambios en los hábitos de consumo hayan llegado
para quedarse y, como es lógico, la producción de bienes y servicios debe adaptarsea lo que
quieren los clientes. Esto no significa que el empleo total de cada sector debacambiar,
pero sí podría variar la carga de trabajo que corresponde a cada tarea.

Podemos entender este fenómeno observando lo que está ocurriendo en los bares y
restaurantes, que en muchos casos emplean menos camareros, pero más repartidores de
comida a domicilio. Algo similar podemos decir de la banca, que cada vez requiere menos
personas en atención presencial y más en proyectos de digitalización.

A esto podemos sumar el efecto de las políticas de expansión monetaria, destinadas a estimular
la inversión y el consumo de bienes duraderos en Estados Unidos.

Debemos tener en cuenta que, además de generar inflación, estas políticas suelen provocar
desajustes en el mercado laboral, ya que al impulsar en muy poco tiempo la demanda de bienes
en los sectores más beneficiados, crece también la demanda de trabajo en esas actividades. No
es casualidad que esto ocurra al mismo tiempo que aumentan los precios delas materias
primas, como consecuencia de los «cuellos de botella» que estas políticas suelen generar en
los procesos productivos.

El problema, por tanto, es que, si se acaba demandando mucho más trabajo del empleado
en años anteriores, es probable que no haya capital humano suficiente para cubrir los nuevos
puestos de trabajo. Es el caso, por ejemplo, de la construcción y algunos sectores de la industria,
motivo por el cual algunos empresarios estadounidenses decidieron (con poco éxito) trasladar
esta preocupación a su presidente.
El desafío de reconvertirse

Como consecuencia de todo esto, podemos decir que la paradoja que viven las empresas
que no encuentran trabajadores y los desempleados que no encuentran oportunidades se
debe, sobre todo, a un desajuste del mercado laboral, un desajuste entre la oferta y lademanda.
En otras palabras, muchas personas que han perdido su empleo tienen habilidades y
conocimientos que ya no son tan demandados en el mercado y, por el contrario, las empresas
están buscando perfiles que no siempre abundan.

Es importante tener en cuenta este desajuste, pues también nos permite evaluar la efectividad
de las políticas económicas. La explicación es sencilla: si pensamos que el problema son los
salarios bajos, políticas como subir el salario mínimo o recortar subsidios podrían aumentar la
oferta laboral, y así, las empresas podrían encontrar trabajadores. El problema, entonces, es
que, si estamos ante un desajuste de oferta y demanda, ninguna de estas políticas podrá
funcionar.

Y es que, por mucho que se empeñen los políticos en dar explicaciones simples a problemas
complejos, la economía sigue siendo una de las ciencias más complejas del conocimiento
humano, y este problema, como cualquier paradoja económica, no es la excepción. Así, la ciencia
económica es tan compleja como el desafío al que se enfrentan hoy millones de trabajadores,
que se ven obligados a reconvertirse, cambiar de actividad, adquirir nuevos conocimientos e
intentar volver al mercado laboral, todo esto, mientras las preferencias del consumidor cambian
a cada minuto.

Estimado estudiante debes realizar un ensayo de opinión respecto al tema (puedes investigar
en la web para ampliar el tema)

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