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respecto a una cierta característica, las sepa ran. Es interesante constatar


que uno de los tipos ge nerales de universal lingüístico que ejemplifica
adccuadameme esta propuesta es el tipo de los un iversales condicionales
a los que hemos hecho alusión más arriba, puesto que un universal con-
dicional no supone la existencia de una cierta propiedad x en todas las
lenguas, sino simplemente afirma que, si una leogua tiene otra cierta pro-
piedad y, entonces tiene también x. Y para determinar esto son relevantes
todas aquellas lenguas que se distinguen entre sí por tener las propiedades
x e y, por tener x pero no y, o por no tener ninguna de las dos. Por con-
siguiente, lo que cuenta aquí es cómo se relacionan entre sí las diferencias
de unas lenguas a otras.
Antes de abandonar este tema vale la pena recordar que Greenberg
(Lallguage Universals) ha puesto de relieve la universalidad de una distin-
ción que, por su generalidad, es común a todos los componentes de la
gramática, y excede en consecuencia las diferencias entre fono logía, sintaxis
y semántica. Se trata de la disti nción entre categorías marcadas (mark ed )
y categorías no marcadas (unmarked), que podríamos llamar también ca-
tegorías débiles y fuertes respectivamente. Entre dos categorías opuestas
ent re sí, es fuerte o no marcada aquella que puede tener dos valores: o bien
el valor parcial que se agota en ser término de oposición a la otra categoría,
o bien el valor tota l que integra ambos términos de la oposición. Así, cuan-
do se trata de dos lexemas contrapu estos entre sí, es característico que el
fuerte o no marcado se emplee como genérico además de como específico.
Por ejemplo, en la contraposición hombre-mujer el término «hombre» es
la categoría fuerte, pues se usa tanto con el valor de «va rón», en cuanto
opuesto a «mujer», como con el valor genérico de «ser hum ano», cuando
se prescinde de la contraposición que se basa en la diferencia de sexo.
Greenberg ha mostrado eje mplos de la distinción entre categorías marcadas
y no marcadas en los diferentes componentes grama ticales, y por lo que
respecta al semántico, a pr~pósito particularmente de los términos de pa-
rentesco.

4.3 La gramática como sistema generador


Hemos visto con anterioridad, en la sección 3.4, que lino de los sen-
tidos en que puede entenderse la creatividad del uso del lenguaje es aquel
que tiene cuando se afirma que el número de oraciones correctas que pue-
den formarse en una lengua es potencialmente infinito. Esta infinita varie·
dad de las oraciones correctas de una lengua es, como ya se insinuó, una
característica del sistema de ésta, y tal característica deriva del hecho de
que las reglas de la gramá tica de una tal lengua se aplican de forma repe-
tida a una expresión dada por larga o compleja que sea, produciendo así,
con cada nueva aplicación, una nueva oración más larga o más compleja
(o ambas cosas a la vez). Dicho de otra forma: las reglas gramaticales se
aplican recursivamente, y así generan todas las posibles oraciones correctas
de la lengua en cuestión. O formulado de otro modo: cualquier expresión
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correcta de una lengua puede obtenerse por aplicación recursiva de las re-
gias de su gramática .
Ha sido lo anterior precisamente lo que ha hecho que la teoría lin-
güística viniera a concebir la gramática de una lengua como un sistema ge-
nerador de todas las posibles expresiones correctas en esa lengua, y lo
que justifica que una gramática así considerada reciba el nombre de «gra-
má6ca generativa». A la capacidad de generar asÍ las oraciones correctas
se le denomina «capacidad generativa débil». Pero si se considera corno lo
generado no ya simplemente las oraciones, sino sus descripciones estruc-
turales, entonces se habla de «capacidad generativa fue rte». En este último
sentido, una gramática generará un conjunto de descripciones, cada una de
las cuales especificará una oración de la lengua de que se trate. Como va-
mos a ver a continuación, algunos tipos de gramática generativa son de-
fectuosas desde el punto de vista de su capacidad generativa débil, por
cuanto ní siquiera generan todas las. oraciones de una lengua; así ocurre,
por ejemplo, con la llamada «gramática de estados finitos». La gramática
transformatoria de tipo chomskiano clásico que examinaremos en la sec-
ción 4.4 probablemente posea capacidad generativa débil, pero es más dis-
cutible que !enga capacidad fuerte , es decir, que genere el conjunto ade-
cuado de descripciones estructurales para las oraciones de una lengua. De
aquí que se hayan propuesto modificaciones posteriores, algunas de las
cuales veremos en la sección 4.5. Una gramática generativa es susceptible
de una descripción meramente formal en términos matemáticos y lógicos,
particularmente dentro de la llamada teoría de autómatas, puesto que éstos
no son sino un .cierto tipo de sistemas formales (efr. Quesada, La lingüís-
tica generativo-transformacional: supuestos e implicaciones, caps. 3 y 6; Y
Sach, Teoría sintáctica, caps. 2 y 8). Aquí prescindiré, sin embargo, de una
presentación técnica de este tipo, ya que sería irrelevante para el uso pos-
terior que podamos hacer de estos conceptos, al tiempo que nos obligaría
a demorarnos con exceso en este tema. Escogeré, según está siendo la nor-
ma en este trabajo, una presentación más bien intuitiva e informal, de la
que sólo me apartaré en aquellos momentos o para tales dctalles que me
parezcan indispensables.
El tipo más simple de gramática generativa es el llamado sistema de
reescritura sin restricciones. Consiste en un sistema de reglas de aplicación
recursiva que especifican cómo es una oración correcta para un vocabulario
dado. Formalmente se trata, sin duda, de una gramática generativa, pero
desde el punto de vista lingüistico, esto es, en cuanto a su aplicación a la
descripción de las lenguas, carece por completo de interés, y la razón es
que esos sistemas de reescritura no establecen condiciones respecto a la
estructura interna de la oración, esto es, respecto a los agrupamientos que,
de hecho, se realizan con los elementos de una oración en cualquier lengua,
agrupamientos tales como sintagma o frase nominal, sintagma verbal, suje-
to, complemento, etc. Por esta razón, un sistema de reescritura carente de
restricciones es un sistema demasiado potente, pues es capaz de generar,
no sólo cualquiera de las lenguas conocidas {quiérese decir: el conjunto de
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las oracIones correctas de cualquier lengua conocida) sino tambi én lengua-


jes aparentemente tan poco naturales como uno en el qu e todas las ora-
ciones hubi eran de tener un número par de palabras ; e igualmente pod ría
generar cosas como el conj unto de jugadas posibles en un juego o de ecua-
ciones en un determinado sistema . Un sistema genera ti vo de es te tipo es,
por consiguiente, inadecuado, por exceso, para caracterizar y describ ir los
lenguajes na turales. Podemos decir, por ello, que ser un sistema de rees-
critura sin res tricciones constituye una condición necesaria, pero no su-
ficiente, para que un sistema sea una gra mática generati va en sentido es-
tricto, esto es, aplicable a la descripción de los lenguajes natu ra les (véase
Bach , op. cit., sección 2.6, de donde he tomado, con adaptaciones, algunos
ejemplos) . Puesto que todo 10 que hay en un sistema no restringido existe
asimismo en cualquiera de los que veremos a continuación , lo anterior que-
dará más claro por lo que sigue.
Una gramática generativa que, incluyendo naturalmente la capacidad
para generar un conjunto infinito de orac iones, establece mayores limitacio-
nes sobre su funcionamiento, y que, por tanto, resulta más ajustada al
carácter de los lenguajes naturales, es la llamada gramática de estados
fin itos . Consiste en un sistema que ge nera las oraciones a base de añadir
sucesivamente Jos distintos elementos, que son elegidos de cntre todos los
que integran el vocabu lario o léxico de la lengua en cues tión (léxico que
es finito ). La elección de cada elemento se hace en funció n, no sólo del
léxico disponible, sino también del último elemento previamente añadido
a la cadena oracional. Así, la generación de la oración castellana :

Los conspiradores fueron descubi ertos

se explicaría como el producto de un proceso que comenzaría por selec-


cionar «los» de entre todas las palabras que, perteneciendo al léxico del
castellano, puedan aparecer al principio de una oración . A continuación
se habría elegido «conspi radores» entre todas aquellas que pueden apare-
cer a continuación de (dos» (lo cual excl uye, en principio, todos los sus-
tantivos y adjetivos femeninos o en singular y todos los verbos). A su
vez, «fueron » sería una de las posibles elecciones entre todas las palabras
que pueden ser correctamente inserradas a continuación de «los conspira-
dores» (lo cual excluye, por ejemplo, cualquier artículo ). E igualmente
para «descubiertos». Nótese que hay alternativas a las elegidas que afectan
al resto de la oración y otras que no. Si hubi éramos elegido para comenzar
la oración la palabra «aquellos», el res to de la oración podría haber sido
el mismo. Si, en cambio, se hubiera seleccionado una palabra como «eh> ,
las elecciones subsiguientes también habrían de haber sido diferentes.
Este tipo de gramática generativa recibe su nombre del hecho de que
puede representarse como un mecanismo (rnaterializable, si se quiere, como
una máquin a) que fuera atravesando una serie de estados sucesivos en cada
uno de los cuales realiza la opor tuna selección léxica a la vis ta del vocabu-
lario di sponible y de la elección realizada en el estado precedente . Por
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esta razón se dice que, en este sistema, la generación se produce de izquier·
da a derecha y palabra por palabra. Para apreciar la riqueza del sistema,
así como su plausibilidad, es convenieme tener en cuenta que hay muchos
eJememos (palabras) que pueden aparecer indistintamente en diferentes es·
tados, y que ciertos elementos, como los adjetivos, son indefinidamente
reiterables, esto es, pueden colocarse unos a continuación de otros indefini·
darneme sin merma de la gramaticalidad de la oración con tal de que se
respeten las reglas de concordancia sintáctica y semántica. La generación
de infinitas oraciones queda asegurada con tal de que se prevea la genera-
ci6n de oraciones compuestas. En el caso que hemos visto como ejemplo,
la diferencia consistiría en que el «mecanismo» generativo, en lugar de de·
tenerse a continuaci6n de la palabra «descubiertos», lo que supone que la
oraci6n está completa, prosigue a un estado posterior en el que elige algún
elemento como «y), «pero», «aunque», etc., para continuar sucesivamente
hasta completar otra, u otras, oraciones adicionales .
Una gramática de este tipo, que formalmente es muy simple, como
puede apreciarse, resultaría intolerablemente prolija para dar cuenta de to·
das las reglas que rigen las diferemes posibilidades de combinación de todos
los diversos lexemas y sus formas para constiruir la infinita variedad de
oraciones de una lengua. Pero además, este tipo de gramáticas es inade-
cuado en cuanto que no da cuenta, como ha mostrado Chomsky, de deter-
minadas características estructurales de las lenguas que conocemos (véase
el capítulo tercero de Estructuras sintácticas, de Chomsky, y el resumen de
Lyons, en el capítulo quinto de su libro Chomsky). Se trara del hecho de
que en muchas oraciones se dan relaciones de dependencia entre elementos .
que no van seguidos, sino que antes bien se encuentran entre sí separados
por otros elementos que constituyen una cláusula distinta. Es, en definiti-
va, el fen6meno llamado autoincrustación , que ejemplifican ciertas oracio-
nes de relativo. Así, la oración :

Los conspiradores, a los que quienes se decían leales ayudaban,


fueron descubiertos

se caracteriza por una relación entre «conspiradores» y «fueron», que, sien-


do la misma que había en el ejemplo precedente, no descansa, como es
patente, en una sucesión de estados, puesto que ambas palabras se encuen-
tran separadas por una serie de estados intermedios que son irrelevantes
para la relación que las une. O dicho en otro modo: para la elecci6n de
«fueron» no cuenta, contra lo que exigiría una gramática de estados finitos,
la palabra «(ayudaban», que es la inmediatamente precedente, sino la pa-
labra «conspirad6res», que pertenece a un estado muy anterior. Ello justi-
fica la búsqueda de otro tipo de gramática generativa más apropiado.
Este nuevo modelo podría ser el que se conoce como gramática de es-
tructura sintagmática o, en traducción literal, gramática de estructura de
frases. Una gramática así consigue, por supuesto, todo lo que puede con-
seguir una gramática de estados finitos , al tiempo que supera sus insuficien·
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das, o al menos algunas de ellas. Por Jo pronto, la gramáüca de estructura


sintag mática toma en consideración, y de ahí su nombre, las frases o sin-
tagmas que pueden discernirse en la oración agrupando sus palabras según
los criterios funcionales que el análisis grama tical ha aplicado tradicional-
mente. Las palabras, que a estos efectos pueden tomarse como constitutivos
últimos de la oración, no son ahora simplemente estados sucesivos de una
cadena, sino qu e se agrupan de forma que revelan la existencia de pecu-
liares relaciones ent re sí, relaciones que dependen de la función que las pa-
labras tienen en la oración en cuestión. Consideremos el siguiente ejemplo:
La anarquía aumenta la frustración

Una gram~tica generativa del tipo que estamos considerando comienza por
descomponer la unidad que es esa oración en dos partes, el sintagma o
frase nominal, que reali~a la función tradicionalmente llamada de sujeto, y
representada aquí por «la anarquía», y el sintagma o frase verbal, cuya
función es la de predicado, que en el ejemplo consiste en la cadena «au-
meora la frustración». A su vez, estos agrupamientos o sintagmas pueden
ser ulteriormente descompuestos, de manera que distingamos, por lo que
respecta a la porción nominal, eorre el artículo y el nombre, y por lo que toca
a la pane verbal, eorre el verbo y un nuevo sintagma nominal, que corres-
ponde a lo que el análisis trad icional llamaba complemento, y que es <da
frustración». Por su parte, y finalmente, este grupo puede analizarse dis-
tinguiendo en él de nuevo el artículo y el nombre que en él aparecen. La
gramática de estructura sintagm~tica su ministra, pues, una serie de catego-
rías si ntácticas en las que descomponer cada unidad sucesiva me me, a lo
que se añade una especificación de los elementos léxicos que pertenecen a
cada categoría simple y que, por tanto, pueden aparecer en el luga r opor-
tuno dentro de la oración. Según esto, la oración que acabamos de analizar
es generada por una gramática de es tructura simagmática que consista en
las siguientes reglas:
(1) O---*SN+SV
(2) SN ---* A + N
(3) SV---*V+SN
(4) A - + Ila, unal
(5) N ---+ ¡anarquía, introspección, frustración, psicólogal
(6) V -+ ¡practica, aumenta , cura!
Como se ve, las tres primeras reglas, que pertenecen al tipo de las llamadas
reglas de reescritura , justifican las operaciones que acabamos de realizar
con nuestra oración. El valor de las abreviaturas es claro: O = oración;
SN = sintagma nominal; SV = sintagma verbal; A = artículo; N = nom-
bre ; V = verbo. Estas categorías reciben el nombre de vocabu lario auxi-
liar. Las tres reglas restantes especifican el léxico, también. llamado voca-
bulario terminal, que esta gramática acepta para cada categoría básica. Por
razones de brevedad se ha escogido un fragmento mínimo del léxico cas-
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reUano, y se ha prescindido de complicaciones ulteriores como la flexión,
consignando los verbos en un tiempo, modo, persona y número determina-
dos, y los artícu los y nombres en singular . No hay que su brayar que se trata
de una mínima y supersimplificada gramática que sólo pretende servir de
ejemplo . Además de la oración considerada, esta minigramática genera tam-
bién oraciones como:
La introspección cura la frustración
Una psicóloga practica la introspección
Una frustración aumenta la introspección
La psicóloga practica la anarquía, etc.
Cada una de estas oraciones es el resultado (técnicamente denominado
cadena terminal) de una generación, derivación o deducción que procede
por aplicación sucesiva de las seis reglas indicadas. No hay que olvidar que
cada regla puede ser aplicada más de una vez, en distintos momentos del
proceso. Es fácil comprobar que, para cada una de las oraciones que pueden
ser generadas por nuestro ejemplo, la regla dos se aplica dos veces, primero
al sintagma nominal que hace de sujeto y posteriormente al que hace de
complemento dentro del sintagma verbal. Igualmente, las reglas cuatro y
cinco se aplican también dos veces, puesto que en cada oración intervienen
dos artículos y dos nombres. Este sistema de exhibir la estructura simag-
mática de una oración puede representarse gráficamente por medio de dia-
gramas en forma de árbol, del tipo de los que la obra de Chomsky ha popu-
larizado. Para la primera de las oraciones que hemos considerado, su es truc-
tufa si ntag,mática vendría dada por el siguiente árbol:

~o~
SN SV

/ \ V---- ~SN
A "" A ...------"-N
I I I I
La anarqwa aumenta la frustración
Pod ría igua lmente representa rse por medio de paréntesis o corchetes que
agruparan oportunamente los distintos elementos de la oración , consignan-
do junto a cada paréntesis la abreviatura correspondiente a la categoría
sintáctica de que se tratara. Este recurso se emplea menos porque resulta
más dificultoso de leer, especialmente para oraciones largas o complejas.
A cualquiera de ambas representaciones gráficas se le denomina , por la fun-
ción que cumplen, marcador sintagmático o de frases.
Una de las simplificaciones de la minigramática anterior consiste en que
los nombres y los verbos que forman parte de su vocabu lario terminal cum-
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plen las reglas de concordancia en cuanto al género y al nlimero . No ha-


biendo nombres ni verbos que estén en plural, no se plantea la posibilidad
de elegir un nombre en singular con un verbo en plural, ni viceversa, un
nombre en plural con un verbo en singula r. También se ha n conse rvado
las reglas de concordancia para género y número entre artículo y nombre,
puesto que se han evitado, tanto para el nombre como pa ra el artículo, el
plural y el masculi no . Esto qu iere decir que el contexto lingü ístico en el
que aparezcan los términos de nuestro vocabu la rio ca rece de relevancia a
la hora de elegir un término u otro. A una gra máti ca de este lipa se le
llama gramática libre de contexto. Pero piénsese que, según es el caso en
lenguas corno el cas tellano, tuviéramos entre nuestro vocabu lario terminal ,
junto con <da» y «una», palabras como «el», «un », «los», «unas», etc.
E igualmente podríamos tener indistintamente nombres y ve rbos en singu-
lar y plural. Es patente que necesitaríamos, entonces, reglas que determi-
naran que «un» solamente puede emplearse ame un sustantivo mascu lino
y singular, que «anarquía» únicamente puede usarse precedida de un artícu lo
singular y femenino y seguida por verbo en singular, etc. Nuestra gramática
sería ahora una gramática de las llamadas sensibles al contexto. Las reglas
que tienen en cuenta el contexto de esta manera se simbolizan así: X - 7 Y /
V - W; lo que significa : X se sustitu ye por Y, o se reescribe co mo Y ,
cuando aparece entre V y W. A di ferencia de este ·tipO de reglas, las que
constituían nues tra minigramática tenían simplem ~nte esta forma: X ---* Y,
que quiere decir: sustitúyase X por Y, o reescríbase X como Y . Lo ante·
rior no significa que en el vocabulario terminal hayan de es tar presentes
todas las palabras del léxico en sus diferen tes fle xiones. Más bien tendría-
mos reglas contextuales que especificaran la formación del plural, las flexio-
nes verbales, etc. Todas las oraciones que pueden generarse con una gra·
mática libre de contex to pueden también se r generadas por una gramát ica
sensible a és te , pero no viceve rsa. El poder genera ti vo de las gramáticas
sensibles al contexto es, por consiguiente, mayor que el de las gramá ti·
cas libres del mismo, y por ello se considera que éstas constitu yen una
subclase de las primeras; las gramáticas libres de contexto serían, en esta
con ~jderación, aquellas gramáticas sensibles al contexto en cuyas reglas del
tipo cit ado X - 7 Y / V - W, las variables contextuales V y W son va·
cuas y el contexto queda, por tanto, sin determi nar .
Teniendo en cuenta que los sis temas de reescritura sin restricciones son
excesivamente potentes para que resulte iluminador tomarlos como siste-
mas generadores de las lenguas humanas, y qu e las gra máticas de estados
finitos tienen tan poco poder que no dan cuenta de ciertas agrupaciones
estructurales que caracterizan a nuestras lenguas, puede, a la luz de lo que
hemos visto, establecerse la siguiente jerarquía de sis temas generati vos:

Sistemas de reescri tura sin restricciones.


Gramáticas de estructura sintagmática se nsibles al contexto.
Gramáticas de est ructura sintagmática libres de contex to.
Gramáticas de estados fini tos.
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Lo propio de esta jerarquía es que, según se desciende por ella, el siste-
ma se hace más restrictivo y disminuye su capacidad generativa. En conse-
cuencia, todos Jos lenguajes que pueden ser generados por un tipo de siste-
mas pueden se rlo también por cualquier tipo superior, pero no viceversa .
De manera que , al pasar de un sistema a otro inferior en la jerarquía, se
reduce la variedad de lenguajes que pueden ser generados. Por lo que res-
pecta a Jos lenguajes naturales, o lenguas humanas, ya hemos visto que
rodas las razones indinan a pensar que los sistemas adecuados para su gene-
ración son las gramáticas de estructura sintagmática sensibles al contexto.
Ello significa que nuestras lenguas son también generadas por cualquier sis-
tema de reescritura sin restricciones, pero, como antes vimos, estos siste-
mas carecen de interés suficiente en la medida en que, por razón de su gran
potencia, generan asimismo conjuntos muy distintos de los lenguajes huma-
nos , cosas c,)mo sistemas de ecuaciones, jugadas posibles en un juego, etc.
La gramát ica de estructura sintagmática sensible al contexto constitu-
ye, sin duda, un sistema generativo de alto poder que en principio parece
capaz de generar todas las oraciones de lenguas , como el inglés o el caste-
ll ano. Su principal inconveniente se halla en que asigna a cada oración un
marcador sintagmático único de acuerdo con la estructura sintáctica de
aquélla; pero no suministra ninguna explicación sobre las relaciones de ca-
rácter semánti co que los hablantes perciben entre oraciones de estructura
sintác tica distinta, y por consiguiente con marcadores sintagmáticos dife-
rentes; como tampoco explica las diferencias semánticas, igualmente percep-
tibles, que media n a veces entre oraciones con idéntico marcador de frases.
Considérense los siguientes pares de oraciones del castellano:

Me preocupa que venga


Su venida me preocupa

A continuación él la besó apasionadamente


A continuación ella fue besada por él apasionadamente

Vi surca r el cielo un objeto brillante


El objeto qu e vi surcar el cielo era brillante

Aunque de forma diversa y con marcadores sintagmáticos distintos , es pa-


tente que las oraciones que forman cada uno de estos tres pares tienen entre
sí \lna relación semántica tan íntima que casi diríamos que significan exac-
tamente lo mismo y que sólo se distinguen por poner el énfasis en uno u
otro elemento. Lo contrario acontece con los pares siguientes:

Le prometí estar aquí


Le recomendé estar aquí

Es una cuestión fácil de responder


Es un hombre ansioso de vivir
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Aquí tenemos dos pares en los que las oraciones tienen res peCri V:llllenlC
una estructura semej::tnte, y por tanto un marcado r sinragm:Íti co idémico , a
pesar de las profundas d iferencias semánticas que separan entre sí a las
oraciones de cada par, y que quedan manifiestas en las siguiellles paráfrasis
respectivas:

Le prometí que yo estaría aquí


Le recomendé que cS llIv ic ra aquí

Es una cuestión a la cual es fácil responder


Es un homb re el cua l está ans ioso de vivir

Est.e tipo de relaciones son las que restan sin explicar en una gramática de
estructura sintagmát ica, y lo que jusrifica que se haya buscado un nuevo
modelo de gramát ica generati va que dé razón de tales carac terísticas del
lenguaje. Este nuevo modelo es la gramá tica transformatoria o transforma·
cional cuyo desarrollo actua l es obra fundamental, aunque no exclusiva,
de Chomsky. (Para 10 anterior véase Bach, Teoría sintáctica, sccc. 5.1 ;
Quesada, Lo lingüística generativo·transjormacional, cap. 4; Lyons, Chom-
sky, cap. 6, y Chomsky, Estructuras sintácticas, caps. 4 y 5.)

4.4 El modelo chomskiano de gramática transrormacional

a) Esquema general
Ya en Estructuras sintácticas, obra de 1957, Choms ky había prese ntado
el modelo transforma torio de gramática generativa como un modelo que
permite superar las insuficiencias de la gramáti ca de estruclura sintagrná-
ti ca dando cuenta de esas relaciones que, como acabamos de ve r, pueden
vincular ínt ima mente entre sí oraciones apare nteme nte distintas , o bien se-
parar oraciones que en apariencia poseen idénti ca es tructura. Desde ento n-
ces hasta la fecha Chomsky y sus di scípulos han conti nu ado trabaja ndo
sobre las característ icas e im plicaciones de ese mod elo , que ha rec ibido su
formu lación más típica en Aspectos de la teoría de la sintaxis (L965) , obra
en la que se completa y, para algu nos aspectos, se modifica, lo que se había
presentado en Estructuras sintácticas. Por esta razón, y au nq ue posterior-
mente no sólo algunos de sus discípulos, si no incluso el propio Chomsky ,
han introducido modificaciones, la versión de la gramática rransformac ional
que vamos a ve r a contin uac ión irá básicamente referida a Aspectos; de las
innovaciones posteriores se hará en algún caso breve mención de pasada,
y de los cambios más radicales daré noticia en la sección próx im a.
La idea básica de la gramática transformatoria es que no bas ta dar un
marcador sintagmático para cada oración correcta de una lengua, por mu-
cho que ese marcador exhiba claramente la aplicación de las oportunas re-
glas de reescritura y de léx ico, a la manera q ue hemos comprobado en el

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