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SEMINARIO BÍBLICO GUATEMALTECO

Programa de Licenciatura en Estudios Bíblicos y Pastorales

Libro de Habacuc.

Exposición
presentada como requisito del curso de
Profetas menores.

Rudy Raul Santizo de León

04 de marzo 2023
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Introducción.

El libro de Habacuc es el octavo de los profetas menores, su profecía es un relato de su

propia experiencia espiritual con Dios. El texto bíblico no dice nada acerca de la persona de

Habacuc; se escribió antes del exilio; fue testigo del declive y caída del imperio asirio en el

transcurso de su vida; los demás profetas hablaron a los hombres de parte de Dios, mientras que

Habacuc habla con Dios, acerca de la forma en que se comporta Dios con los hombres. Lo más

notable es el profeta de la fe, la clave de todo el libro está en Habacuc 2:4.

Contexto histórico; profetizo durante los días finales del imperio Asirio y el principio

del dominio babilónico a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor. Cuando

este ascendió al poder en el 626 a.C., comenzó a expandir su influencia al norte y oeste, bajo el

liderazgo de su hijo, el ejército babilónico venció a Nínive en el 612 a.C, forzando a la nobleza

asiria a refugiarse primero en Harán y después en Carquemis. Nabucodonosor los persiguió,

venciendo a Harán en el 609 a.C y Carquemis en el 605 a.C.

El rey egipcio Necao, viajando por Juda en el 609 a.C. para ayudar al rey asirio que huía,

fue confrontado por el rey Josías en Meguido (2 Crónicas 35:20-24), Josías murió en la batalla

que se llevó a cabo, dejando su trono a una sucesión de tres hijos y un nieto. Antes, como

resultado de descubrir el Libro de la ley en el templo (622ª.C) Josías había instituido reformas

espirituales significativas en Judá (2 reyes 22-23) aboliendo muchas practicas idolatras de su

padre Amón (2 Reyes 21:20-22), y abuelo Manases (2 Reyes 21:11-13). No obstante, cuando

murió, la nación rápidamente regreso a sus malos caminos (Jeremías 22:13-19), causando que

Habacuc cuestionara el silencio de Dios y aparente falta de acción para castigar (Habacuc 1:2-4)

y así purificar a su pueblo de pacto.


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Autor y Fecha; así como con otros profetas menores, casi nada se conoce acerca del

profeta excepto lo que puede ser desprendido del Libro, en el caso de Habacuc, la información

interna casi no existe; su simple introducción como “el profeta Habacuc” puede implicar que él

no necesitaba presentación debido a que era un profeta conocido en su día. Él fue un

contemporáneo de Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías. La mención de los caldeos en Habacuc

1:6) sugieren una fecha a finales del siglo siete a.C, poco antes de que Nabucodonosor

comenzara su marcha militar a través de Nínive (612 a.C).

Panorámica de Habacuc: Habacuc significa “abrazar”, era un ciudadano prominente y

muy respetado en Jerusalén, profetizo después de la caída de Nínive en el año 612 a.C, antes de

la primera invasión de Judá por Babilonia en el 605 a.C, este era un tiempo de dolor nacional

para Judá. El rey Josías había muerto trágicamente y su hijo Joacaz fue nombrado rey; pero fue

quitado del trono por Faraón Necao después de solo tres meses de reinar y Joacim, el hijo mayor

de Josías, reino en su lugar; fue un tiempo de tiranía y contiendas en que la gente justa fue

severamente oprimida; además la gente pecaba abiertamente y la idolatría se practicaba

extensamente.

Habacuc considero las circunstancias de su nación y quedo confuso; parecía que los

hechos presentaban problemas sin solución, y él busco un esclarecimiento. Pero a diferencia de

otros, él no abandono su fe ni se sumió en la amargura sino que busco a Dios para obtener

respuestas. El observo intensamente los pecados de Judá y deseaba saber porque Dios no hacía

nada al Respecto. Pero Dios le dice a Habacuc que si está haciendo algo; Él está levantando a los

babilonios como instrumento de castigo contra Judá. Para Habacuc, el remedio es peor que el

Problema: ¿Cómo es posible que Dios use una nación vil y malvada para juzgar a su propio
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pueblo? Aunque a Habacuc no se le da la respuesta a este dilema, él se somete a la voluntad de

Dios y Guarda instrucciones adicionales (Habacuc 2:1)

Habacuc deseaba vivir por vista, pero Dios le da una revelación más alta en un

extraordinario mensaje: más el justo por su fe vivirá (2:4). La instrucción de Dios continúa,

explicándole, cómo El usará las circunstancias internacionales para tratar la condición

pecaminosa de Judá en una serie de cinco ayes que afectarán a Babilonia, y también a Judá. Dios

pronuncia ayes contra los que a la fuerza toman lo que no es suyo (Habacuc 2:6–8), contra los

que buscan la seguridad sólo en defensas físicas (Habacuc 2:9–11) y los que practican la tiranía y

la opresión (Habacuc 2:12–13). Junto con esta desgracia, viene la consoladora promesa de que

cuando Cristo regrese Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las

aguas cubren el mar. (2:14). Luego continúa un ay contra los oportunistas (2:15–17) y los

idólatras (2:18–19). Pero junto con esta desgracia hay un glorioso contraste entre los ídolos y

Dios: el Señor está en su santo templo, calle delante de Él toda la tierra (2:20). El capítulo final

de Habacuc registra el triunfo de la fe. Por medio de su perseverancia y paciencia, Habacuc

obtuvo la victoria (1 Jn 5:4).

Como leer el libro; Habacuc en ninguna ocasión entregó un mensaje al pueblo de parte

de Dios. Todas sus palabras fueron dirigidas a Dios y todas las respuestas de Él fueron solamente

para Habacuc; el libro se puede dividir en tres secciones: las primeras dos registran las preguntas

contundentes de Habacuc y la última es una oración inspiradora de alabanza. En su primera

pregunta, el profeta desafía a Dios por no haber castigado la maldad de su propio pueblo. Él

básicamente dice: « ¿Dónde estás Dios cuando la injusticia está en desenfreno? ¿Por qué́ no

haces algo al respecto?» Dios responde a su clamor diciendo: «¡Yo haré algo al respecto!». Él
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promete traer a los conquistadores babilonios contra Jerusalén para ejecutar justicia sobre su

pueblo pecador.

Esto nos lleva a la segunda pregunta puesto que la primera respuesta de Dios solo parece

empeorar la situación. Habacuc clama con una queja angustiada porque los babilonios son aun

más malvados que los hacedores de maldad a los cuales vinieron a destruir. Dios le responde

asegurando que a su debido tiempo los babilonios también serán castigados por su maldad.

Mientras Habacuc escucha las respuestas de Dios, se da cuenta que Él realmente está

involucrado en los asuntos de la humanidad y siempre actuará con sabiduría y equidad.

Esto cambia toda su perspectiva de vida. Habacuc comienza este libro abatido debido a la

realidad que lo rodeaba, pero termina con la certeza de que la justicia finalmente prevalecerá́ .

Esta nueva esperanza lo lleva a adorar a Dios. Pero este no es una repetición religiosa para

esconder sus preocupaciones anteriores. Las circunstancias difíciles ya no son las que determinan

su perspectiva de Dios; ahora es el carácter confiable de Dios el que determina la manera en que

él ve las circunstancias: «Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque

se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños

mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así́ me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré

en el Dios de mi salvación!» (Hab 3:17-18).

Temas; La justicia. Habacuc afirma que Dios es santo y justo (1:12-13; 3:3), y nunca es

indiferente ante el pecado y la injusticia. Al final castigará al malvado (1:5-11: 2:2-20) y, de

hecho, ha fijado un “tiempo señalado” (2:3) en la historia para revelar su justicia y el juicio sobre

el mal. Habacuc les advierte a los fieles de cada generación que la situación actual nunca debe

interpretarse como el estado verdadero y final de las cosas. Los justos deben esperar la

vindicación, la cual ciertamente llegará.


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La fe. es necesaria para soportar la injusticia (2:4). Aun cuando la vida parece confusa, el

pueblo de Dios debe esperar pacientemente por su liberación, confiado en que él eventualmente

hará todas las cosas juntamente (2:3). “El justo vivirá por su fe” (2:4), no por lo que aparece

como verdadero según la apariencia de las cosas (1:4; véase (Heb 11:1). Así como Abraham

esperó pacientemente a que Dios cumpliera su promesa (Heb 6:13-15) y así como Habacuc y el

remanente débil debían esperar a que el Señor respondiera en justicia (2:3; 3:16), así también los

creyentes de todas las épocas deben esperar en la fe para que Dios lleve a cabo sus propósitos

(Ro 1:17; 5:1-2).

Interpretación; Las preguntas del profeta representan unas de las más fundamentales en

toda la vida, con las respuestas que proveen piedras cruciales de fundamento sobres las cuales

edificar un entendimiento apropiado de la persona de Dios y sus caminos soberanos en la

historia. La esencia de su mensaje yace en el llamado de confiar en Dios (2:4): "el justo por su fe

vivirá".

Las referencias del NT dan importancia poco común teológicamente a Habacuc. El

escritor de Hebreos cita Habacuc 2:4 para aclarar la necesidad del creyente de permanecer fuerte

y fiel en medio de la aflicción y las pruebas (He. 10:38). El apóstol Pablo, por otro lado, emplea

el versículo dos veces (Ro. 1:17; Gá. 3:11) para acentuar la doctrina de justificación por la fe. No

hay conflicto de interpretación alguno, ya que el énfasis tanto en Habacuc como en las

referencias del NT va más allá del acto de la fe para incluir la continuidad de la fe.

La fe no es un acto único, sino una manera de vivir. El verdadero creyente, declarado

justo por Dios, habitualmente perseverará en la fe a lo largo de toda su vida (Col. 1:22, 23; He.

3:12-14). Él confiará en el Dios soberano que solo hace lo que es justo.


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Temas teológicos históricos; Los versículos de apertura revelan una situación histórica

semejante a los días de Amós y Miqueas. Especialmente, la justicia había desaparecido de la

tierra; la violencia e impiedad se encontraban por todos lados, existiendo sin freno. En medio de

estos días oscuros, el profeta clamó por intervención divina (1:2-4). La respuesta de Dios de que

Él estaba enviando a los caldeos para juzgar a Judá (1:5-11), crea un dilema teológico aún más

grande para Habacuc. ¿Por qué Dios no purificó a su pueblo y restauró su justicia? ¿Cómo podía

Dios usar a los caldeos para juzgar a un pueblo más justo que ellos (1:12-2:1)? La respuesta de

Dios de que Él también juzgaría a los caldeos (2:2-20), no satisfizo en su totalidad el dilema

teológico del profeta; de hecho, únicamente lo intensificó. En la mente de Habacuc el asunto que

clamaba por resolución ya no era la respuesta justa por parte de Dios hacia el mal (o falta de

bien), sino la defensa de la persona y pacto de Dios con su pueblo (1:13). Al igual que Job, el

profeta discutió con Dios y a través de esa experiencia alcanzó un entendimiento más profundo

de la persona soberana de Dios y una fe más firme en Él (Job 42:5, 6; Is 55:8, 9). Finalmente,

Habacuc se dio cuenta de que Dios no debía ser adorado simplemente por las bendiciones

temporales que Él otorgó, sino por lo que Él es (3:17-19).

Conclusiones; Los creyentes deben acudir a este libro maravilloso para encontrar

dirección y consuelo cuando sea difícil ver cómo los propósitos de Dios están llevándose a cabo

en la vida. El principio de vivir por fe (2:4b) es el fundamento de la vida cristiana (Ro 1:17; He

10:38).

Todos los siervos del Señor tienen tiempos cuando hay grandes preguntas e inquietudes;

en tales tiempos, es necesario expresar las inquietudes, y evaluar nuestra fe; Habacuc mostró su

humildad por su disposición a recibir instrucción; sintió la necesidad de un avivamiento en su

pueblo, por esa razón él oraba al Señor. Oremos para que Dios nos mande un avivamiento.
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Bibliografía.

Robinson George L. (1982). Los doce profetas menores. Casa Bautista de publicaciones.

https://www.indubiblia.org/estudio-de-la-biblia

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