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María Fernanda Trujillo alba.

Universidad Cultural.

María Fernanda Trujillo Alba.


Criminología.

Matricula: 18222043

Docente Lic. Isaura Zapata Reyes.

Teorías y sistemas en psicología.


María Fernanda Trujillo alba.

Empédocles.
Además, denominado Empédocles de Akragas; Agrigento,
Sicilia, 484 a.C. - Etna, 424 a.C.) Filósofo y poeta griego. Es el
primero de los pensadores del eclecticismo pluralista que intentó
conciliar las visiones contrapuestas de la verdad a que habían
llegado Parménides y Heráclito. Empédocles postuló como
principios constitutivos de cada una de las cosas 4 «raíces» o
recursos inalterables y eternos (el agua, el viento, la tierra y el fuego), que, al
combinarse en diversas proporciones por impacto de 2 fuerzas cósmicas (el Amor
y el Odio), otorgan sitio a la multiplicidad de seres de todo el mundo físico.

En realidad, se sabe bastante poco de la biografía de Empédocles; su personalidad


está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, creador de
milagros y revelador de verdades escondes y misterios escondidos.

De sus escritos conocemos solamente los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el


Proemio a Apolo, el poema Sobre la naturaleza (sólo nos han llegado unos 450
versos de los 5.000 de que constaba la obra) y las Purificaciones (de argumento
místico e inspirado en el orfismo). Su ideología parece depender en ciertos aspectos
de Parménides, a quien se implica que conoció en un viaje a Elea.

A partir de sus inicios y durante todo el lapso denominado cosmológico o


presocrático (es mencionar, previo a Sócrates), la filosofía griega había supuesto la
realidad de un inicio constitutivo (arjé o arché) común a la pluralidad de seres de la
naturaleza. Los filósofos de Mileto (Tales, Anaximandro, Anaxímenes) y el colegio
de Pitágoras vieron tal inicio en substancias específicas (el viento, el agua) o bien
propusieron inicios de naturaleza abstracta o formal (lo indeterminado en
Anaximandro, el número en los pitagóricos).

La filosofía de Empédocles representa la primera tentativa de armonizar las dos


posturas, intento que apoyarían Anaxágoras y los atomistas (Leucipo y Demócrito);
todos ellos aspiraron a una síntesis ecléctica ofreciendo como arjé una diversidad
de recursos o partículas que, dentro del devenir, mantenía su inmutabilidad. En sus
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obras, Empédocles empieza, como Parménides, estableciendo la necesidad y


perennidad del ser; su originalidad se apoya en conciliar esa necesidad con el
devenir, con el transcurrir de todo.

Para eso estableció como principios constitutivos de cada una de las cosas 4
«raíces» (rhicómata), los 4 recursos naturales: el agua, el viento, la tierra y el fuego.

Hubo que aguardar a los tiempos de la fundación de la química como ciencia


actualizada, de la mano de Antoine Lavoisier, para encontrar que «elementos»
como el viento o el agua no eran tales, sino una mezcla de gases el primero, y un
compuesto de hidrógeno y oxígeno el segundo.

Pitágoras.
Isla de Samos, actual Grecia. Aunque su nombre se encuentra
vinculado al teorema de Pitágoras y el colegio por él implantada
otorgó un fundamental fomento al desarrollo de las matemáticas
en la vieja Grecia, la relevancia de Pitágoras alcanza además el
entorno de la crónica de las ideas: su pensamiento, teñido aún
del misticismo y del esoterismo de las viejas creencias mistéricas y orientales,
inauguró una secuencia de temas y motivos que, por medio de Platón, dejarían una
intensa impronta en la tradición occidental.

Se poseen escasas noticias de la biografía de Pitágoras que logren considerarse


fidedignas, debido a que su condición de fundador de una secta religiosa propició la
temprana aparición de una tradición legendaria alrededor de su persona.

Varias fuentes comentan que Pitágoras marchó luego a Babilonia con Cambises II,
para aprender ahí los conocimientos aritméticos y musicales de los sacerdotes. Se
habla además de viajes a Delos, Creta y Grecia antecedente de entablar, por fin, su
popular escuela en la metrópoli de Crotona, una de las colonias que los griegos
habían fundado 2 siglos previamente en la Magna Grecia (el presente sur de Italia),
donde disfrutó de destacable fama y poder. La sociedad dirigida por Pitágoras
acabó, plausiblemente, por transformarse en una fuerza política aristocratizante que
despertó la hostilidad del partido demócrata, de lo cual terminó una revuelta que
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obligó a Pitágoras a pasar los últimos años de su historia en la además colonia


griega de Metaponto, al norte de Crotona.

Las damas podían conformar parte de la comunidad; la más conocida de sus


adheridas ha sido Teano, señora quizá del propio Pitágoras y mamá de una hija y
de 2 hijos del filósofo.

El camino hacia aquel saber era la filosofía, término que, de acuerdo con la tradición,
Pitágoras es el primero en utilizar en su sentido literal de «amor a la sabiduría»; una
vez que el tirano Leontes le preguntó si era un sabio, Pitágoras le respondió
cortésmente que era «un filósofo», o sea, un amante del saber.

Éste es, en particular, la situación del conocido teorema de Pitágoras, que instituye
la interacción entre los lados de un triángulo rectángulo: el cuadrado de la
hipotenusa (el lado más largo) es igual a la suma de los cuadrados de los catetos
(los lados cortos que conforman el ángulo rectángulo). Del uso cómodo de esta
interacción hay testimonios que proceden de otras culturas previos a la griega (como
la de Egipto y la babilónica), sin embargo, se atribuye a Pitágoras la primera
demostración del teorema, así como otros varios adelantos a su escuela.

El esfuerzo para subir a la generalidad de un teorema matemático desde su


cumplimiento en casos particulares ejemplifica el procedimiento pitagórico para la
purificación y perfección del alma, que enseñaba a conocer el planeta como
armonía.

En este sentido, entendían que la medicina poseía la capacidad de restaurar la


armonía del sujeto una vez que ésta se viera perturbada, y, siendo la melodía
instrumento por excelencia para la purificación del alma, la consideraban, por lo
mismo, como una medicina para el cuerpo humano.

Bastante más de un siglo luego del deceso de Pitágoras, en el lapso de un viaje al


sur de Italia efectuado antecedente de la fundación de la Academia, Platón tuvo
entendimiento de la filosofía pitagórica por medio de sus discípulos. Se ha
aseverado que la concepción del número como inicio de cada una de las cosas
preparó el lote para el idealismo platónico; sea como sea, la predominación de
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Pitágoras es clara por lo menos en la ideología platónica del alma (inmortal y


prisionera del cuerpo), que además en Platón alcanza su liberación por medio del
conocimiento.

Euclides.
Junto con Arquímedes y Apolonio de Perga, posteriores a él,
Euclides ha sido rápido integrado en la tríada de los gigantes
matemáticos de la Antigüedad.

A pesar de que hizo aportaciones y correcciones de relieve,


Euclides fue observado en ocasiones como un mero compilador
del saber matemático griego. En verdad, el enorme mérito de Euclides consiste en
su tarea de sistematización: partiendo de una secuencia de definiciones, postulados
y axiomas, estableció por estricta deducción lógica todo el armonioso inmueble de
la geometría griega. Juzgada no sin fundamento como uno de los más elevados
productos de el motivo humana y admirada como un sistema destruido y perfecto,
la geometría euclidiana mantendría su vigencia a lo extenso de bastante más de
veinte siglos, hasta la aparición, ya durante el siglo XIX, de las denominadas
geometrías no euclidianas.

Euclides enseñó en Alejandría, donde abrió una escuela que acabaría siendo la más
relevante de todo el mundo helénico, y alcanzó un enorme prestigio en el ejercicio
de su magisterio a lo largo del reinado de Ptolomeo I Sóter, fundador de la dinastía
ptolemaica que gobernaría Egipto a partir del deceso de Alejandro Magno hasta la
ocupación romana. Se cuenta que el monarca lo requirió para que le mostrara un
método abreviado para entrar al entendimiento de las matemáticas, a eso que
Euclides repuso que no existía una vía regia para llegar a la geometría.

Euclides ha sido creador de varios tratados, sin embargo, su nombre se asocia


primordialmente a uno de ellos, los Recursos, que rivaliza por su difusión con las
obras más exitosas de la literatura mundial, como la Biblia o el Quijote. Se trata,
esencialmente, de una compilación de obras de autores anteriores (entre los que
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destaca Hipócrates de Quíos), a las que excedió rápido por su proyecto general y
el tamaño de su objetivo.

Los libros del séptimo al décimo intentan preguntas numéricas: las primordiales
características de la teoría de los números (divisibilidad, números primos), los
conceptos de conmensurabilidad de segmentos a sus cuadrados y las preguntas en
relación con las transformaciones de los radicales dobles.

En la situación de los Recursos, los principios que se toman como punto de inicio
son veintitrés definiciones, 5 postulados y 5 axiomas o nociones usuales.

La naturaleza y el alcance de estos principios fueron objeto de recurrente


controversia durante la historia, en particular por lo cual tiene relación con los
postulados y, en especial, al quinto postulado, denominado de las paralelas.

Los esfuerzos por encontrar una demostración resultaron infructuosos y


prosiguieron hasta el siglo XIX, una vez que ciertos trabajos inéditos de Carl
Friedrich Gauss (1777-1855) y las indagaciones del matemático ruso Nikolái
Lobachevski (1792-1856) evidenciaron que era viable conceptualizar una geometría
perfectamente consistente (la geometría hiperbólica) en la que no se cumplía el
quinto postulado.

Protágoras.
Abdera, actual Grecia, 480 a. C. - id., 410 a. C.) Filósofo griego.
Fue el primero en adoptar el calificativo de sofista y el precursor
de la profesionalización de la enseñanza retórica. En su ciudad
natal fue al parecer discípulo de Demócrito. Recorrió a lo largo
de cuarenta años gran parte de las islas del Mediterráneo y
parece ser que en el 445 a.C. se estableció en Atenas, donde alcanzó una gran
reputación.

Amigo de Pericles, al parecer murió ahogado durante un viaje a Sicilia, cuando huía
de las acusaciones de impiedad de las que fue objeto en la ciudad de Atenas a la
muerte de aquél (416 a.C.). Protágoras había afirmado en uno de sus escritos que
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"Sobre los dioses no puedo saber si existen o no; hay muchas dificultades para
saberlo con seguridad; el asunto es oscuro y la vida corta".

De sus obras más importantes, Verdad y Sobre los dioses, se conservan sólo
algunos fragmentos.

La doctrina de Protágoras ha sido interpretada, desde Platón (quien le dedicó un


diálogo, titulado Protágoras), como un relativismo que se expresaría en la célebre
máxima de que "el hombre es la medida de todas las cosas". Afirmaba que de los
objetos conocemos no lo que son, sino lo que nos parecen (no la esencia sino la
apariencia), al tiempo que defendía el carácter convencional de las normas morales.

Gorgias.
La vida de Gorgias, nacido hacia 487 a.C. Gorgias ha sido el
más admirado maestro de retórica de la vieja sofística. Los
sofistas, al pie de la letra los sabios, es el nombre que recibió un
conjunto de intelectuales que en la Atenas de mediados del siglo
V inició a hacer del saber una profesión impartiendo, con enorme
escándalo de los filósofos, lecciones de retórica y elocuencia a los adolescentes de
la clase presidente que pretendían dedicarse a la carrera política.

El relativismo cognoscitivo sostenido por los sofistas, conforme el cual no hay ni una
verdad absoluta sino únicamente un combate entre opiniones distintas acabó por
destinar una trascendencia extraordinaria a la retórica, el arte del discurso y de la
persuasión, la funcionalidad de derrotar en la controversia más allá de la intrínseca
bondad de las propias causas. No se debe infravalorar el valor del desplazamiento
sofista en la historia del pensamiento: fueron ellos los primeros en poner los
inconvenientes de las personas en el interior de la meditación filosófica, anticipando
la inminente revolución que conllevarían los enfoques de Sócrates.

En Gorgias, Platón nos muestra al viejo retórico que, en la cumbre de la popularidad


y de la gloria, se jacta con solemnidad y suficiencia de su capacidad como
improvisador y exalta el poder sorprendente del vocablo, sin embargo, se rehúsa a
reconocer que el justo logre echar de menos el razonamiento de la retórica.
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El prestigio de Gorgias como papá de la retórica estaba basado en el hecho de que


ha sido el primer teorizador de las normas del buen autor que ha sido oído y seguido.

En ellos, Gorgias hace ostentación de su destreza dialéctica. Con relación a la


traición conyugal de Elena, que desató la guerra de Troya, Gorgias muestra con una
intensa vena de ironía la no responsabilidad de la imputada, argumentando que la
dama ha sido raptada contra su voluntad sin embargo no con maltrato, sino por
medio del poder ejercido sobre ella por los vocablos de su seductor. La
predominación de Gorgias sobre sus continuadores casi no posee igual en la prosa
vieja.

Menor trascendencia tiene Gorgias como filósofo. Redactó una obra titulada Sobre
el no ser o sobre la naturaleza, cuyo contenido doctrinal, con base en un
escepticismo total, es conocido por nosotros mismos más que nada por la
exposición que de él hace el diminuto tratado Sobre Melisso, Jenófanes y Gorgias,
falsamente atribuido a Aristóteles. Se trata, probablemente, de una obra en la que
Gorgias no expresaba puntos individuales, sino que polemizaba con los eleáticos y
denunciaba las inevitables secuelas escépticas de esta filosofía.

Las 3 tesis sostenidas por Gorgias en Sobre el no ser o sobre la naturaleza se hallan
en medio de las más extremas de toda la completa tradición filosófica: 1) nada
existe; 2) si algo existiese, no puede ser conocido; 3) si algo existiese y pudiese ser
conocido, no podría, sea como sea, ser informado. Mucho se ha discutido respecto
a cómo interpretar ideas tan alejadas del sentido común: ¿se trata de un caso
muestra de osadía retórica, una especie de broma dialéctica apta para desconcertar
al auditorio, o bien Gorgias quería en realidad mantener este extremista
escepticismo cultural, metafísico y gnoseológico, o sea, relativo a la función de
pensar, conocer y comunicar?

Lo cual desconcertaba a los filósofos contemporáneos, y que Gorgias realmente no


se cuidaba de esconder, era que él no creía en las tesis que sostenía; por otro lado:
frente a una sencilla súplica era capaz de imaginar argumentos aptos para probar
la tesis contraria, transformando lo verdadero en falso y a la inversa. Todo ello, no
obstante, no involucra para Gorgias el fin de la filosofía: ésta sigue cumpliendo una
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fundamental función orientadora y ayuda a los hombres a escoger las opiniones


más útiles, más o menos correctas a el caso real, debido a que en un mundo
dominado no por el motivo sino por el azar, es fundamental saber aprovechar la
situación.

Antifon de Atenas.
Antifonte o Antifón (Atenas o Ramnunte, ca. Hay cierta
discusión sobre si este Antifonte (Ἀντιφῶν) del demo ateniense
de Ramnunte (Ática) es o no el mismo que "Antifonte el sofista",
que vivió en Atenas posiblemente en las últimas 2 décadas del
siglo V a. Es el orador ático cuyos discursos son los más viejos
en su género que conservamos. Triunfó enorme fama
escribiendo discursos por encargo para que los pronunciaran otros (en Atenas se
exigía que los litigantes se defendieran en persona), oficio que recibió el nombre de
logógrafo (término que significa "compositor en prosa" y que además designaba a
los historiadores). Se conservan de él los discursos Contra su madrastra, por
envenenamiento, Sobre el homicidio de Herodes y Sobre el coreuta, además de
unos modelos retóricos, las 3 Tetralogías.

El planeta de la realidad lo identificaba con la naturaleza y el planeta del aspecto (el


humano) con lo falso. Ha sido un enorme retórico y autor de discursos políticos.
Antifonte ha sido contemporáneo de Sócrates, con quien debió tener largas
discusiones.

Por igual, en dicha aspiración por la naturaleza, la ley, humana podría ser
transgredida puesto que no representa verdad. Protector de la φυσις physis frente
al νομος entre los sofistas, consideró a la ley como una convención humana artificial,
frecuentemente contraria a nuestra naturaleza y nocivo. Las leyes son mudables,
como la voluntad humana, por esa razón la justicia está sometida a vaivenes. De
esta forma la transgresión de la ley humana en secreto no comporta pena.
María Fernanda Trujillo alba.

Anaxágoras.
(Clazómenas, actual Turquía, 500 a.C. - Lámpsaco, id., 428
a.C.) Filósofo griego. Junto con Empédocles y Demócrito, es el
principal representante del eclecticismo pluralista que intentó
conciliar las tesis contrapuestas de las dos grandes figuras de la
filosofía presocrática, Parménides y Heráclito. Anaxágoras
postuló como arjé o principio constitutivo de las cosas una pluralidad de partículas
materiales inmutables, las homeomerías, que, por acción de un Nous o inteligencia
ordenadora, pasaron de un caos original a constituir la multiplicidad de seres
observables en el mundo físico. Por una acusación promovida por Cleón,
Anaxágoras fue sometido a un proceso de impiedad a causa de ciertas atrevidas
teorías astronómicas. Afirmaba, entre otras cosas, que el Sol no era un dios, sino
una masa de fuego incandescente, y que era más grande que el Peloponeso (en
sus explicaciones acerca del origen de los astros, por otra parte, se ha podido ver
casi una anticipación a las hipótesis de Kant y de Laplace).

El pensamiento de Anaxágoras se sitúa dentro de aquella amplia corriente de


esfuerzos por determinar un principio constitutivo y originario (arjé o arché) común
a la variedad de seres del mundo físico que caracterizó a la filosofía griega desde
sus orígenes, es decir, desde la escuela milesia (siglo VI a.C.). Los milesios habían
planteado ya diversas hipótesis sobre cuál podría ser tal principio: el agua según
Tales de Mileto, el ápeiron de Anaximandro, el aire según Anaxímenes. En su
posterior desarrollo, estas reflexiones se enriquecerían con nuevas perspectivas y
acabarían conduciendo a las visones antagónicas de la realidad que
sostuvieron Parménides y Heráclito.

En este contexto, los eclécticos y los pluralistas intentaron combinar en un sistema


único ambas concepciones, es decir, la inmutabilidad del ser de Parménides y el
eterno devenir de Heráclito. Empédocles explicó la constitución de los seres desde
el punto de vista cuantitativo.

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