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INDICE

INTRODUCCIÓN..................................................................................................2
CAPITULO I..........................................................................................................3
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN........................................................3
1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.....................................................3
1.2 OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION...................................................4
1.2.1 OBJETIVO GENERAL......................................................................4
1.2.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS............................................................4
CAPITULO II.........................................................................................................5
MARCO TEÓRICO...............................................................................................5
2.1 CONSTITUCIÓN POLITICA DE 1933....................................................5
2.2 ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1933.................................6
2.3 CARACTERISTICAS...............................................................................6
2.4 ANÁLISIS DEL TEXTO CONSTITUCIONAL..........................................7
2.4.1 Contexto de Constitución de 1933...................................................9
2.4.2 PERSPECTIVAS DE DESARROLLO JURÍDICO..........................11
2.5 VIGENCIA Y DEROGACIÓN................................................................14
2.6 ANÁLISIS DE ARTÍCULOS...................................................................15
2.6.1 EL ESTADO, EL TERRITORIO Y LA NACIONALIDAD.................15
2.7 VOTO DE LA MUJER Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1933.....17
CONCLUSIONES...............................................................................................19
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................21
INTRODUCCIÓN

Una de las grandes responsabilidades de la República del Perú ha vivido


haciendo y deshaciendo Constituciones. Hemos tenido una por cada diez años
de vida independiente. Y esa abundancia así como la anarquía inicial y los
defectos de nuestra vida política han surgido de las cartas políticas.

Algunas de estas fueron ingenuas, desorbitadas o sin sentido de las


limitaciones que imponía nuestra incipiente realidad; otras de escasa visión,
centralistas en exceso o atendiendo sólo a intereses de las facciones.

A tal sentido, la Carta de 1933 reconoció que las circunscripciones territoriales


tenían autonomía administrativa y económica, la descentralización, en la forma
y por los órganos establecidos, era deficiente, y los proyectados Consejos
Departamentales no han llegado a funcionar.

Por la materia específica de este comentario, nos interesan las disposiciones


de dicha Constitución sobre la cuestión de la diversidad cultural y algunas
proyecciones de su aplicación legislativa. Sostenemos, al respecto, que se trata
de un texto avanzado, pues, en este ámbito, establece un programa abierto
que busca la composición de un Estado integrador de diversas etnias, culturas
y lenguas.1 Contiene diversas reformas saludables, como el Senado funcional,
el sufragio femenino para las elecciones municipales y el consejo de Economía
Nacional.

En estos años, el país recibió, en medio de la mayor indiferencia, la


constitución de 1933, que no encaró ni solucionó en aquel entonces, ninguno
de los problemas fundamentales de la Nación social, que hicieran aleatorio el
pleno goce de las garantías individuales.

La Constitución de 1933 fue aprobada por el congreso constituyente de 1931 y


promulgada por el presidente Sánchez Cerro. Rige desde el 18 de enero de
1933.

1
Al decir de Ballón, «[…] en el mundo actual la regla es que encontremos a varias culturas en
el interior de un Estado.

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CAPITULO I

ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


Según José Pareja Paz Soldán, profesor de la PUCP, en su libro sobre
las Constituciones del Perú, indica los antecedentes de nuestro derecho
constitucional, y como este se ha inspirado en 2 grandes corrientes:
Estados Unidos y Francia. Del primero tomamos la figura del Presidente
de la República, del segundo los derechos individuales y el concepto de
libertad. Todo el continente, salvo Canadá, fue decisivamente
influenciado por la constitución de los Estados Unidos, esto se explica
por el hecho de que la Confederación Americana había conquistado su
independencia y creado un régimen ordenado, libre y próspero. América
latina ofrecía cierta semejanza con América sajona: territorios inmensos,
población poca densa, medios de comunicación escasos, regiones por
explorar, colonizar y poblar y la necesidad de un poder ejecutivo fuerte
para consolidar la emancipación y alcanzar el desarrollo material del
país. Por otra parte, ciertas formas de autonomía como el gobierno de
los cabildos, las enormes distancias y un regionalismo incipiente
estimulaban el régimen federal .

Al lado de esa influencia, favorecida por el fulgor personal de sus


grandes repúblicas, por la vecindad geográfica y por ciertas analogías
espontáneas, se destaca la influencia de Francia. Los directores y
tribunos de la Emancipación Americana se habían formado en el
pensamiento político de los enciclopedistas y algunos, como Miranda y
el propio Bolívar, participaron de cerca en la Revolución Francesa.
Nuestros próceres copiaron los gestos de los caudillos franceses,
tradujeron sus escritos e imitaron sus proclamas e instituciones.

En nuestras constituciones la influencia de la Revolución francesa se


refleja en el concepto de la soberanía nacional, en el rechazo de la

3
Monarquía, en el entusiasmo por la República, en los extensos capítulos
que dedican a las garantías individuales. La influencia ideológica que
otrora ejerciera Francia entre nuestros elementos dirigentes, políticas y
literarias se fue perdiendo, no sólo porque ha amenguado
lamentablemente y notoriamente el esplendor político de Francia, sino
porque las masas y los jefes que estas producen se vienen inclinando
por los dos grandes Imperios mundiales; Los Estados unidos con la
irradiación fulgurante de su sistema de vida, su confort material, su
desarrollo técnico y económico, sus productos Estándar y su expansión
capitalista y la Rusa soviética con la falacia de su comunismo igualitario,
su hábil propaganda que explota la crisis del régimen capitalista y su
poderío militar.

En el primer cuarto del siglo XX, tres constituciones ejercen especial


influencia; la mexicana de Querétaro de 1917, la rusa bolchevique de
1920 y la alemana de Weimar de 1919. Diez años después tendría
también importancia, como se observó en nuestra constitución de 1933,
la Republicana española de 1931. Todas ellas coinciden en una
democracia al rojo vivo, en el rechazo de los gobiernos fuertes, en el
proceso de racionalización del poder, al encerrar en las redes del
Derecho la vida política, y en la tentativa de encuadrar las normas de
Derecho en el complejo de la vida política del país.

1.2 OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION


1.2.1 OBJETIVO GENERAL
Es promover y difundir romper la convivencia y reestablecer un
sistema autoritario con derogación de la Constitución, resaltar los
objetivos que pretendimos los constituyentes

1.2.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS


a) Insistir en que siguen vivos y en que, además, tienen que ser
un horizonte que encante.
b) Impulsar la esperanza y ese proyecto sugestivo de vivir en
común.
c) Aprender que nadie tiene derecho de apropiación exclusiva y
menos para enmascarar torpes y materiales intereses
inmediatos.

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CAPITULO II

MARCO TEÓRICO

2.1 CONSTITUCIÓN POLITICA DE 1933


Cuando nos referimos sobre la constitución peruana de 1933,
oficialmente Constitución Política del Perú, fue la décima carta política
de la República del Perú, que fue discutida y sancionada por el
Congreso Constituyente de 1931 y promulgada el 9 de abril de 1933 bajo
el gobierno del Presidente Constitucional de la República Luis Sánchez
Cerro. Se la puede definir como moderada, aunque en muchos aspectos
fortalecía al Poder Legislativo disminuyendo los privilegios del Poder
Ejecutivo. Estuvo en vigencia hasta el 28 de julio de 1980.

El 8 de diciembre de 1931 se instaló el Congreso Constituyente,


presidido por Luis Antonio Eguiguren. Su vicepresidente era Clemente J.
Revilla, quien desde 1932 asumió la presidencia. Ante dicha asamblea
juramentó Sánchez Cerro como presidente constitucional de la
República.

El gobierno contaba con mayoría parlamentaria: 67 “urristas”, sumados a


otros aliados. Frente a ellos estaba una combativa minoría aprista de 27
representantes, quienes mostraron una inusitada beligerancia. Lo
contradictorio fue que estos últimos ocuparan sus escaños
parlamentarios, ya que el partido aprista había desconocido
abiertamente el resultado de las elecciones.

Los parlamentarios pasaron a debatir la Constitución, teniendo como


base el anteproyecto redactado por la Comisión Villarán. Los debates se
prolongaron por un año y cuatro meses.

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2.2 ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1933

La estructura tiene 236 artículos, ordenados en 16 títulos.

 Título I: El Estado, el Territorio y la Nacionalidad.


 Título II: Garantías Constitucionales.
o Capítulo I: Garantías Nacionales y Sociales.
o Capítulo II: Garantías Individuales.
 Título III: Educación.
 Título IV: Ciudadanía y sufragio.
 Título V: Poder Legislativo.
 Título VI: Formación y promulgación de las leyes.
 Título VII: Poder Ejecutivo.
o Capítulo I: Presidente de la República.
o Capítulo II: Ministros de Estado.
o Capítulo III: Comisiones consultivas y Consejos técnicos.
 Título VIII: Consejo de Economía Nacional.
 Título IX: Régimen interior de la República.
 Título X: Administración departamental y municipal.
o Capítulo I: Concejos departamentales.
o Capítulo II: Concejos municipales.
 Título XI: Comunidades de indígenas.
 Título XII: Fuerza Armada.
 Título XIII: Poder Judicial.
 Título XIV: Religión.
 Título XV: Reforma de la Constitución.

6
 Título XVI: Disposiciones transitorias.

2.3 CARACTERISTICAS
 Fue de carácter liberal
 Su Tesis: Soberanía popular
 Defienden el derecho del pueblo a participar del Poder Político
 Se estableció el sufragio directo
 Sistema bicameral
 Prohibió la reelección `presidencial
 Fue la constitución de mayor duración ( reemplazada en 1920)

2.4 ANÁLISIS DEL TEXTO CONSTITUCIONAL


La Constitución de 1933 creó un régimen mixto presidencial-
parlamentario. Funciona el consejo de Ministros con un Presidente
propio; el Presidente de la República no puede nombrar ni remover a los
miembros del Gabinete sin el consentimiento del Premier ni tampoco
puede realizar ningún acto de gobierno sin refrendación ministerial; los
Ministros pueden ser Diputados o Senadores y concurrir a los debates
de las Cámaras; pueden ser interpelados y censurados, debiendo dimitir
en tal caso; el Congreso puede designar comités de investigación
parlamentaria para determinados casos y existe además una disposición
según la cual al constituirse un nuevo Gabinete su Jefe deberá
presentarse al Congreso, a exponer la política general que piensa
seguir; y fue suprimida en principio la facultad presidencial de vetar las
leyes aprobadas por el Parlamento.

 A pesar de esas disposiciones, en nuestro país de aquel


entonces impera el tipo de régimen acentuadamente
presidencial. El Presidente, no obstante esas limitaciones
constitucionales, designa a todo el Gabinete y los Ministros
continúan siendo tales sólo mientras los mantiene el
Presidente. El Premier es únicamente, como se ha dicho
acertadamente con la omnímoda voluntad presidencial en la

7
composición del Consejo de Ministros y en la orientación
política.
 En los contados casos en que las Cámaras lograron derribar
Gabinetes o Ministros, nunca alcanzaron en la práctica, el
poder de formarlos.
 No obstante la tendencia del sector socialista de la
Constitución de ir a una elección indirecta del Presidente de la
República, predominó la tradicional de la elección por sufragio
popular directo repitiéndose las atribuciones clásicas del
presidente y las condiciones para la elegibilidad que figuraban
en la Carta anterior.

El texto original de la Constitución de 1933 suprimió, a semejanza de las


de 1839 y 1920, la institución de la Vicepresidencia de la República.
Mientras se llene la presidencia vacante o dure la suspensión de su
ejercicio, ejercerá el Poder Ejecutivo el Consejo de Ministros, debiendo
el Congreso elegir en los casos de vacancia al ciudadano que debe
completar el resto del período presidencial. Pero con la reforma
constitucional de 1936, hubieron dos Vicepresidencias de la República,
denominados Primero y Segundo, que son elegidos al mismo tiempo, en
igual forma, con las mismas calidades y para el mismo período que el
Presidente.

Una de las innovaciones de mayor trascendencia fue el Senado


Funcional, en este tema luchó con firmeza el Dr. Víctor Andrés
Belaúnde, manifestando a la Cámara las ventajas de su existencia. Es
decir, un parlamento constituido exclusivamente por elementos políticos
desconoce las realidades económicas y sociales del país y no facilita la
participación de las fuerzas vivas y de las instituciones organizadas en el
Gobierno de la Nación. La forma ideada por la Constitución, o sea una
Cámara de Diputados de origen popular y un Senado Corporativo,
responde en su organización a la realidad en la que existen intereses
políticos al lado de intereses económicos y profesionales, facultando la
cooperación de las instituciones en el Gobierno y permitiendo la

8
estructuración de las fuerzas vivas, al mismo tiempo que contribuye a
crear un ambiente de estabilidad y de confianza.

La constitución peruana de 1933. Oficialmente Constitución Política del


Perú, fue la décima caita política de la República del Perú, que fue
discutida y sancionada por el Congreso Constituyente de 1931 y
promulgada el 9 de abril de 1933 bajo el gobierno del Presidente
Constitucional de la República Luis Sánchez Cerro. Se la puede definir
como moderada, aunque en muchos aspectos fortalecía al Poder
Legislativo disminuyendo los privilegios del Poder Ejecutivo. Estuvo en
vigencia hasta el 28 de julio de 1980.

2.4.1 Contexto de Constitución de 1933


La larga dictadura de Augusto B. Leguía de once años (el llamado
Oncenio), finalizó con el golpe de estado protagonizado por el
comandante Luis Sánchez Cerro, el 25 de agosto de 1930, en el
contexto de una severa crisis económica mundial. Se sucedieron
una serie de juntas militares, entre ellas la presidida por el mismo
Sánchez Cerro. Sin embargo, estas Juntas no gozaron de apoyo
nacional y la presión popular impuso al viejo líder apurimeño
David Samancz Ocampo como presidente de una Junta Nacional
de Gobierno, con representación de todo el país.

Samanez se avocó a la misión que le había encomendado la


ciudadanía: conducir al país en su retorno a la normalidad. Para

9
ello, pacificó momentáneamente al país e inició los preparativos
para unas elecciones generales, en la que los ciudadanos
elegirían al Presidente de la República y a los representantes de
la Asamblea Constituyente, cuya misión sería redactar un nueva
Constitución Política. La Constitución entonces vigente era la
promulgada por Leguía en 1920. por lo que se entiende la
necesidad del cambio, ya que existía una actitud política
generalizada de acabar con todo lo que tuviera que ver con el
caído régimen leguiísta.

Las elecciones generales se realizaron el 11 de octubre de 1931.


En ellas se enfrentaron el comandante Sánchez Cerro,
encabezando la Unión Revolucionaria, y Víctor Raúl Haya de la
Torre, joven líder del partido aprista. Fundado unos años antes.
Triunfó el primero. Los apristas desconocieron el resultado y
pasaron a la oposición, lo que constituyó el germen de una guerra
civil.

Previamente, la Junta de Samanez nombró el 7 de agosto de ese


año una Comisión ad honorem para que realizara un anteproyecto
de Constitución. Presidía esa Comisión el notable jurista Manuel
Vicente Villarán y la integraban Víctor Andrés Belaunde.
Diómedcs Arias Schreiber, Carlos García Castañeta, Carlos Doig
y Lora. Jorge Basadre Grohmann, José León Barandiarán, Toribio
Alayza y Paz Soldán, Ricardo Palma. Luis E. Valcárcel, Emilio
Romero y César Antonio Ugarte.

La Comisión dio por finalizada su tarea el 5 de diciembre y publicó


el resultado de su trabajo junto con una notable exposición de
motivos redactada por Villarán.

10
2.4.2 PERSPECTIVAS DE DESARROLLO JURÍDICO
Planteadas por la CERIAJUS suficientes y coherentes para
abordar, desde una perspectiva de democracia liberal, el
problema jurídico que plantea la diversidad cultural peruana para
la realización de la justicia? ¿Qué expectativas puede tener la
práctica del derecho penal al respecto? Nos da la impresión de
que no hay mucha claridad para abordar el problema y que no se
ve cuál es el objetivo concreto que se espera lograr más allá de
afrontar con cierta solvencia formal la validez de los procesos
judiciales en los que se vean implicados los peruanos de cultura
diferente a la oficial. La ausencia del Estado no solo es material
sino política en muchos espacios de la vida peruana. No existe
una política lingüística ni cultural de alcance nacional que abarque
lo educativo y lo judicial. Esta ausencia, ciertamente, puede llevar
a los reformadores judiciales a convertirse en irresponsables
lazarillos de un ciego que lo es porque ni siquiera quiere abrir los
ojos para mirase a sí mismo. Es cierto que la tarea no es fácil21 y
que la solución puede ser compleja, pero la marginación y la
indiferencia ya sabemos que son las peores vías.2

Otras innovaciones contenidas en la Constitución sobre los


Poderes del Estado son las siguientes: en relación con el Poder
Ejecutivo, declara que el Presidente de la República es el Jefe del
Estado y personifica a la Nación; prohíbe la reelección

2
Alessandro Pizzorusso señala: «[…] justamente porque la actuación del principio de tutela de
las minorías lingüísticas constituye la especificación del principio más general de igualdad

11
presidencial y ordena que ese artículo no pueda modificarse ni
derogarse bajo la pena de perder la función o el cargo público
quien lo sugiera o propicie; el presidente de la República pasará a
ocupar un puesto en el Senado al concluir su período, lo que es
una atinada disposición; establece la incompatibilidad absoluta
entre el Poder Judicial y todo cargo dependiente en cualquier
forma de los Poderes Ejecutivo y Legislativo; crea la solidaridad
conjunta de los miembros del Consejo de Ministros por actos
delictuosos o infractorios de la Constitución y de las leyes que se
acuerden en sesión del Gabinete o que cometa el Presidente de
la República, salvo renuncia inmediata.

En cuanto al Poder Legislativo dispone la renovación íntegra de la


Cámara de Diputados, y del Senado, coincidiendo con la elección
del Presidente de la República, la presidencia rotativa del
Congreso entre los Presidentes de las Cámaras, la
incompatibilidad entre el mandato legislativo y cualquier función
pública, cargo administrativo o la situación de gerente, apoderado
o gestor de empresas nacionales o extranjeras que tengan
contratos con el Estado, exploten fuentes nacionales de
producción o administren rentas o servicios públicos, en un
laudable intento de moralización pública.

La Constitución de 1933 mantuvo, tratándose de los


nombramientos judiciales, el sistema de la Constitución de 1860,
repetido en 1920,sistema que hace al Gobierno árbitro y señor de
esas designaciones, precepto que no se hace en ninguna doctrina
de Derecho Constitucional y que los gobiernos mantienen
únicamente porque acrecienta su influencia, al permitirles
disponer de esos cargos.

Esta Constitución no se atrevió a otorgar al Poder Judicial, ni


siquiera a la propia Corte Suprema, la Capacidad para dejar de
aplicar las leyes inconstitucionales, o sea el control judicial de las

12
leyes, lo cual es un complemento indispensable de sus funciones,
sin embargo esta medida fue incorporada en el novísimo Código
Civil. Tampoco se ocupó de la jurisdicción contencioso-
administrativa, considerada en el anteproyecto de la Comisión
Villarán, y que ya tenía algunos antecedentes en las Cartas de
1828 y 1834, y en la Ley orgánica del Poder Judicial.

Es difícil creer que somos un país orientado a la homogeneidad


cultural, en el que, a la manera de Europa, las diferencias son casi
solo lingüísticas, pero en el que la cosmovisión general ―manera
de ver e interpretar el mundo según el DRAE―17 es
prácticamente homogénea o en el que la búsqueda de la
homogeneidad es la solución al «problema» de las aspiraciones
constitucionales de pluralidad. En el caso peruano, las diferencias
culturales entre quienes habitamos este territorio pueden llegar a
ser muy profundas. Podríamos decir que existe todo un abanico
cultural que va desde espacios hispano-occidentales hasta
espacios simplemente ajenos a las concepciones hispanas u
occidentales en general, ocupadas por aquellos peruanos
denominados «no contactados». Esta situación parece estar
también reconocida por la CERIAJUS cuando se aboca al
problema del «empleo del peritaje cultural». En este campo, el
plan señala que el problema a ser afrontado es que «El escaso
empleo de Peritajes Culturales por parte de las autoridades del
Ministerio Público y los magistrados del Poder Judicial, como
medio probatorio, no permite una mejor comprensión adecuada
de los hechos de un proceso judicial, vulnerándose el derecho a la
identidad étnica y cultural de los miembros de los pueblos
indígenas y amazónicos».3 A continuación, señala el plan que,
para solucionar este problema, se persigue el objetivo de que se
empleen los peritajes culturales para que «[…] los

3
Extraña que solo se haya hecho referencia a la afectación a la identidad étnica y cultural y no a un derecho
fundamental que subyace y nos parece elemental y quizás superior: el derecho a la defensa.

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administradores de justicia puedan conocer mejor las
características culturales específicas de las personas.

Sobre el sufragio, la Constitución del 33 aceptó reformas


saludables: el voto obligatorio y secreto, la necesidad de la
autonomía del Poder Electoral, el Registro Electoral Permanente,
el no reconocimiento del voto a los menores de veintiún años ni a
los miembros de las fuerzas armadas en servicio y el sufragio
femenino en las elecciones municipales.

2.5 VIGENCIA Y DEROGACIÓN


La Constitución de 1933 tuvo una trayectoria accidentada debido a los
vaivenes políticos característicos de esta etapa republicana peruana,
que se desenvolvió entre dictaduras militares y democracias
representativas. Además de las dictaduras de Sánchez Cerro y
Benavides, hubo posteriormente tres rupturas del orden constitucional:
en 1948-1956, en 1962-1963 y en 1968-1980. En esas circunstancias, lo
usual era que los militares golpistas conformaran una Junta Militar, que
imponían un Estatuto por el cual asumían las funciones propias de los
poderes ejecutivo y legislativo reglamentadas en la Constitución. En
teoría, debían respetar el resto del ordenamiento constitucional. De esas
características fueron la Junta Militar de 1948-1950 presidida
sucesivamente por Manuel A. Odría y Zenón Noriega, y la Junta Militar
de 1962-1963 presidida sucesivamente por Ricardo Pérez Godoy y
Nicolás Lindley López.

El gobierno militar instaurado en 1968, si bien siguió el modelo


antedicho, trajo algunas novedades. Se denominó Gobierno
Revolucionario de las Fuerzas Armadas; sus titulares (que fueron
sucesivamente los generales Juan Velasco Alvarado y Francisco
Morales Bermúdez) usaron el título de Presidente de la República; no fijó
plazo para restablecer el orden constitucional, y por el llamado «Estatuto
del Gobierno Revolucionario», además de asumir las funciones
ejecutivas y legislativas, dispuso actuar, en todo lo demás, conforme a la

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Constitución y otras leyes, siempre en cuando estas fueran compatibles
con los objetivos del gobierno revolucionario. En otras palabras, la
Constitución quedó subordinada a los objetivos de la dictadura, lo que,
naturalmente, trajo consigo la instauración del reino de la arbitrariedad.
Deportaciones de opositores, expropiaciones de bienes privados,
silenciamiento de la prensa, etc., fueron una muestra elocuente de ello.

Fracasado el experimento revolucionario de los militares, Morales


Bermúdez convocó a una Asamblea Constituyente, la cual discutió y
promulgó una nueva Constitución, la de 1979, la misma que entró en
vigencia el 28 de julio de 1980, al producirse el retorno de la democracia

Esta última medida fue objeto de defensa, por ejemplo, José Pareja Paz
Soldán en su libro Las Constituciones del Perú, indica que el doctor
Víctor Andrés Belaúnde, fue quien lo propuso para las elecciones
políticas, o sea el sufragio femenino irrestricto, y tenazmente impugnado
por el Partido Aprista y por algunos sectores conservadores; los
primeros la atacaron por consideraciones de clientela electoral, ya que
juzgaban el hecho de que las mujeres por lo general no votarían por sus
candidatos.

2.6 ANÁLISIS DE ARTÍCULOS

2.6.1 EL ESTADO, EL TERRITORIO Y LA NACIONALIDAD

Según los artículos 1 y 2 indican que el Perú es una República


democrática, por lo tanto el Poder del Estado emana del pueblo, y
se ejerce por los funcionarios con las limitaciones que la
Constitución y las leyes establecen. Asimismo El Estado es uno e
indivisible.

En su análisis, veremos que lo que estos artículos señalan es que


desde esos años en nuestra forma de gobierno se promovía la

15
democracia en cualquier parte de nuestro territorio, lo que quiere
decir que nuestro país supuestamente era una República que
promueve entre las personas la igualdad de derechos y libertades.
Pero este lineamiento no se ajustaba a la realidad de aquel
entonces, ya que Sánchez Cerro inició (8 de diciembre de 1931)
con un período constitucional sumergido en una situación
económica difícil donde la crisis internacional complicaba las
posibilidades locales de reactivación productiva. Los salarios y
precios descendían. El desempleo continúa aumentando. La
cotización de los productos peruanos de exportación era
deprimente. El fisco atravesaba angustias y hay temores
populares de crisis.

Retomando el tema, el primer artículo decía que el “Poder del


Estado emana del pueblo” pero analizando el contexto histórico,
no todos los pueblos tenían una activa participación, el
centralismo encerraba la actividad nacional. Todo se resolvía en
la capital y los órganos y poderes del Estado se congestionaban y
carecían de capacidad para resolver, eficaz y rápidamente, todos
los problemas que en si nos sometían. Por otra parte, años de
despotismo (persona o grupo de personas que no están
estrechamente relacionadas, que podían gobernar con poder
absoluto) y de tutela hicieron a los pueblos indolentes y apáticos,
quitándoles iniciativa y energía.

La constitución del 33 limitaba los gobiernos autoritarios, las leyes


constitucionales así lo establecían, aunque en esta corta dictadura
se dieron leyes como la ley que desató brotes de violencia en
Lima y provincias, es decir el 9 de enero de 1932 la «Ley de
Emergencia», esta ley autorizaba al gobierno a tomar medidas
contra los derechos civiles para la represión ciudadana, promovía
el desafuero y deportación de los parlamentarios pertenecientes al
Partido Aprista Peruano y la clausura de la Universidad de San

16
Marcos; resumiendo, en este contexto la nueva Constitución era
muy beneficiosa para calmar el ánimo de algunos.

No obstante, históricamente es importante que el poder del estado


derive del pueblo y por ende que se proteja nuestro territorio y su
gente, ya que no hay nación o estado sin democracia ni
democracia sin nación.

2.7 VOTO DE LA MUJER Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE


1933
Como todo peruano que conoce la historia política del Perú a través de
libros otros medios sabemos que en toda nuestra época democrática
hemos tenido un aproximado de 17constituciones políticas en total,
todas con un contexto distinto de nuestra historia pero la que
particularmente me ha llamado la atención es la constitución política de
1993 porque fue a partir de ese momento donde las mujeres peruanas
emitían su voto, y de esa manera participaban en la política del país. El
Perú fue uno de los últimos países en América latina en reconocer el
voto femenino. Esto se debe a que en nuestro país por aquellas épocas
pesaba mucho la sociedad oligárquica y aristocrática, la cual era
totalmente dominada por hombres y donde las mujeres eran marginadas
en muchos campos como en la política, a comparación de ahora que no
se podría pensar en política sin las mujeres. Antes de alcanzar en voto
femenino hubieron muchos movimientos, pero donde estos
pensamientos de concederle a la mujer el voto llegaron a su apogeo,
siendo un porcentaje importante en el país, fue en los años 30’

Por supuesto el parlamento y el grupo oligárquico mostraron su


desaprobación; pero los socialistas como Alberto Arca Parró defendió en
voto femenino irrestricto, ya sean analfabetas o no, finalmente el poder
Constituyente del gobierno de Luis Sánchez Cerro otorgó el derecho al
voto a las mujeres solo para elecciones municipales en el artículo 86 del
TITULO IV de la Constitución Política de 1933: Artículo 86.-

17
“Gozan del derecho de sufragio los ciudadanos que sepan leer y escribir;
y, en elecciones municipales, las mujeres peruanas mayores de edad,
las casadas o que lo hayan llegado a su mayoría”.

En la década de los 50’, en general Manuel Odria decidió otorgar el


derecho al sufragio a través dela ley 12391 donde se permitía el voto
para las mujeres mayores de 21 años que sepan escribir y leer o a las
casadas mayores de 18 años con el mismo requisito, esto lo hizo
pensando en obtener presencia en el parlamento y un aliado potencial y
es así como en las elección es de 1956 se obtuvo9 parlamentarias
mujeres por primera vez y estas fueron pradistas. Actualmente, mediante
las encuestas podemos decir que el voto de la mujer marca un curso
importante en la política ya que representa un casi 50% de la población
electoral y la empatía que sientan hacia un determinado candidato
podría ser crucial en el contexto político, aunque no hay estudios para
determinar la inclinación de las mujeres hacia un determinado partido
político, hoy sabemos que el otorgar el voto a la mujer ha sido un paso
importante en nuestra sociedad

18
CONCLUSIONES

La Carta de 1933 reconoció que las circunscripciones territoriales tenían


autonomía administrativa y económica, la descentralización, en la forma y por
los órganos establecidos, era deficiente, y los proyectados Consejos
Departamentales no han llegado a funcionar.

La Constitución de 1933 creó un régimen mixto presidencial- parlamentario


donde funcionaba el consejo de Ministros con un Presidente propio; y el
Presidente de la República no podía nombrar ni remover a los miembros del
Gabinete sin el consentimiento del Premier ni tampoco puede realizar ningún
acto de gobierno sin refrendación ministerial.

En lo que se refiere a Poder Judicial, mantuvo el anacrónico sistema de


nombramientos de las cartas de 1860 y de 1920, que hace al Gobierno árbitro
de tales designaciones. Quiso crear un sistema mixto Presidencial-
parlamentario, que ciertamente no ha pudo prosperar.

Contiene diversas reformas saludables, como el Senado funcional, el sufragio


femenino para las elecciones municipales y el consejo de Economía Nacional.

A pesar de esas disposiciones, en nuestro país de aquel entonces impera el


tipo de régimen acentuadamente presidencial. El Presidente, no obstante esas
limitaciones constitucionales, designa a todo el Gabinete y los Ministros
continúan siendo tales sólo mientras los mantiene el Presidente.

Una de las innovaciones de mayor trascendencia fue el Senado Funcional, es


decir, si sólo hay un parlamento constituido exclusivamente por elementos
políticos entonces se desconocería las realidades económicas y sociales del
país y no facilita la participación de todos. La forma ideada por la Constitución,
o sea una Cámara de Diputados de origen popular y un Senado Corporativo,
respondió en su organización a la realidad.

19
Otras innovaciones contenidas en la Constitución sobre los Poderes del Estado
son las siguientes: en relación con el Poder Ejecutivo, declara que el
Presidente de la República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación;
prohíbe la reelección presidencial y ordena que ese artículo no pueda
modificarse ni derogarse bajo la pena de perder la función o el cargo público
quien lo sugiera o propicie.

En cuanto al Poder Legislativo dispone la renovación íntegra de la Cámara de


Diputados, y del Senado, coincidiendo con la elección del Presidente de la
República, la presidencia rotativa del Congreso entre los Presidentes de las
Cámaras.

La Constitución de 1933 mantuvo, tratándose de los nombramientos judiciales,


el sistema de la Constitución de 1860, repetido en 1920, sistema que faculta al
Gobierno en esas designaciones.

Sobre el sufragio, la Constitución del 33 aceptó reformas saludables: el voto


obligatorio y secreto, la necesidad de la autonomía del Poder Electoral, el
Registro Electoral Permanente.

En el pliego de garantías individuales del Pacto del 33 deben destacarse la


libertad de prensa, teniendo todos el derecho de emitir libremente sus ideas,
estableciendo, eso sí, la responsabilidad conjunta del autor y el editor y que los
delitos de imprenta son de la competencia de los tribunales ordinarios.

En materia de garantías sociales, acentúa el intervencionismo económico del


Estado; establece el reconocimiento del contrato colectivo del trabajo, la
participación del Estado en las utilidades mineras y de los trabajadores en las
ganancias de las empresas donde sirven.

Finalmente, la Constitución quedó lista a fines del año de 1932 y contó de 236
artículos y de cinco disposiciones transitorias, repartidas en XVI títulos. Fue
promulgada el 18 de enero de 1933 y rigió desde entonces. Posteriormente, en
el año 1939, durante el Gobierno del General Benavides, se creyó oportuno
convocar un plebiscito, es decir se planteó la necesidad de realizar diversas
reformas constitucionales a través de propuestas que involucraban a la nación.

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BIBLIOGRAFÍA.

1. PAZ SOLDÁN, JOSÉ PAREJA. Las Constituciones del Perú; Exposición,


crítica y textos. Madrid: EDICIONES CULTURA HISPÁNICA, 1954.
2. Alessandro Pizzorusso. (2005)
3. MORILLO ACUÑA F. Educación Cívica publicado. Editorial Escuela
Nueva S.A. Lima, Setiembre, 1996.
4. SKINNER G. GUILLERMO. La Constitución del Perú de 1933. Editorial
Juan Mejía Baca. Lima, Diciembre, 1958
5. GARCÍA BELAUNDE, Domingo: Las Constituciones del Perú. Segunda
edición, Lima, 2005.
6. TAURO DEL PINO, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera
Edición. Tomo 5, CHO/CUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-154-1

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