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Prevención del Covid19 en la Administración de la Junta de

Andalucía (2ª Edición)


Tema 1. Información General sobre COVID-19

Contenido
1. ¿QUÉ ES LA COVID-19?.......................................................................................................... 3
1) INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 3
2) GENERALIDADES................................................................................................................ 3
3) ESTRUCTURA Y CICLO VITAL .............................................................................................. 4
2. CORONAVIRUS ...................................................................................................................... 5
1) ¿QUÉ SABEMOS DE ELLOS? ............................................................................................... 5
2) HISTORIA ........................................................................................................................... 8
3) INFORMACIÓN EPIDEMIOLÓGICA ..................................................................................... 9
3. ¿CÓMO SE TRANSMITE?........................................................................................................ 9
1) TRANSMISIÓN ANIMAL-HUMANO .................................................................................... 9
2) TRANSMISIÓN HUMANO-HUMANO ............................................................................... 10
3) PERIODO INFECTIVO........................................................................................................ 17
4. SÍNTOMAS ........................................................................................................................... 18
1) INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 18
2) ¿QUÉ DEBO HACER SI TENGO SÍNTOMAS EN EL TRABAJO?............................................ 21
3) GRUPOS VULNERABLES ................................................................................................... 24
5. MEDIDAS PREVENTIVAS GENERALES .................................................................................. 25
1) INACTIVACIÓN DEL VIRUS SARS-COV-2........................................................................... 25
2) DISTANCIA SOCIAL ........................................................................................................... 26
3) HIGIENE DE MANOS ........................................................................................................ 28
4) MASCARILLAS .................................................................................................................. 29
6. TEST DIAGNÓSTICOS ........................................................................................................... 29
1) CONCEPTOS BÁSICOS ...................................................................................................... 29
2) PRUEBAS DIAGNÓSTICAS ................................................................................................ 31
3) PRUEBAS VIROLÓGICAS................................................................................................... 31
4) TEST RÁPIDOS DE DETECCIÓN DE ANTÍGENOS ............................................................... 32
5) PRUEBAS SEROLÓGICAS .................................................................................................. 34

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6) TEST RÁPIDOS DE DETECCIÓN DE ANTICUERPOS ........................................................... 35
7) PRUEBAS SEROLÓGICAS DE LABORATORIO CUALITATIVAS/ CUANTITAIVAS - ELISA ...... 37
8) ¿CUÁNDO REALIZAMOS CADA PRUEBA? ........................................................................ 38
7. INMUNIZACIÓN Y VACUNAS ............................................................................................... 38

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1. ¿QUÉ ES LA COVID-19?

1) INTRODUCCIÓN

En este capítulo haremos una breve descripción sobre las generalidades de los
virus. Acercándonos poco a poco a la familia de los Coronavirus, donde nos
detendremos para analizar sus características y hacer un repaso de su historia
junto a la humanidad.

¿Qué es un virus?

Existen miles de millones de virus en el mundo que nos llevan acompañando


desde que existimos. Afortunadamente, la gran mayoría de virus que nos
infectan tienen un nulo o irrelevante impacto sobre nuestra salud. Pero hay otros,
a los que nuestro sistema inmune no puede frenar y nos generan mayores
problemas.

Para hacernos una idea de los daños que causan echemos un vistazo a los
siguientes datos:

• Nada menos que 700.000 vidas cada año se cobra el virus del SIDA.
• Alrededor de 400.000 el de la hepatitis C.
• El virus de la viruela acabó con la vida de cientos de millones de personas
hasta que se erradicó en el año 1980.
• Síndromes respiratorios como el que genera el virus de la gripe provocan
alrededor de 650.000 fallecimientos cada año.

• Y los coronavirus, ahora en boca de todos, están detrás de miles de


muertes.

¿Por qué en pleno siglo XXI cuesta tanto pararles los pies a los virus?

Al final de este capítulo, seguramente, podamos responder a esta pregunta.

2) GENERALIDADES

En este capítulo haremos una breve descripción sobre las generalidades de los
virus. Acercándonos poco a poco a la familia de los Coronavirus, donde nos

3
detendremos para analizar sus características y hacer un repaso de su historia
junto a la humanidad.

Analicemos lo que es un virus, para ver si logramos entender esta cuestión:

El término virus deriva del latín y significa veneno o tóxico.

Son microorganismos acelulares (carecen de células), con un tamaño unas 100


veces menor de media que una bacteria, por lo que para verlos necesitamos
aparatos especializados (como el microscopio electrónico) que aumenten el
poder de resolución del ojo.

No son seres vivos, es decir, no cumplen ninguna de las 3 funciones vitales que
un ser vivo debe desarrollar de forma autónoma (no se reproducen, no se
alimentan y no se relacionan por sí mismos)

Para poder cumplir con las funciones vitales los virus necesitan un hospedador
(ser vivo donde quedarse a vivir), por lo tanto, es un parásito intracelular
obligado, precisan de la célula para poder replicarse.

3) ESTRUCTURA Y CICLO VITAL

Los virus tienen un estructura muy sencilla:

Material genético, contiene toda la información para iniciar y completar un ciclo


infeccioso dentro de una célula susceptible. Su genoma puede ser de ARN o
ADN.

• ARN (influenza, virus de la hepatitis C, VIH, Rubeola, Sarampión,


Coronavirus)

• ADN (Virus de la hepatitis B, Herpes Zoster)

Cápside formada por proteínas (es una especie de capa que envuelve el material
genético y que sirve para adherirse a las células de los seres vivos). Entre la
célula huésped y el virus, existe una determinada predisposición o tropismo por
ciertas proteínas de las membranas celulares, son como proteínas compatibles
entre el virus y la célula que le abren la puerta a su interior. Así, por ejemplo, hay
virus que tienen más afinidad por células intestinales, del sistema respiratorio o
nervioso, y una vez que penetran en nuestro organismo se dirigen hacia estas
4
células diana, siendo responsables de la sintomatología del cuadro clínico en
cuestión.

Envoltura lipídica, no está presente en todos los virus (los que la tienen son más
dependientes del contacto de las personas, mientras que los que carecen de ella
pueden aguantar/sobrevivir mejor en el ambiente como por ejemplo en el caso
del virus de la hepatitis A)

Tras millones de años de evolución, en paralelo a la evolución de sus


hospedadores, se han generado mecanismos muy precisos por medio de los
cuales los virus reconocen e infectan las células susceptibles del hospedador.

El tropismo vírico, al que nos hemos referido anteriormente, viene determinado


por la ruta de infección que necesita para acceder al tejido específico.

Por ejemplo, el virus de la gripe A se transmite a través de aerosoles infectados


cuando estornudamos o tosemos, lo que permite que el virus llegue directamente
al tracto respiratorio, donde se localizan las células diana.

Una vez que el virus llega a su célula diana, se adhiere a la membrana de la


misma, penetra, una vez dentro pierde su cobertura proteica dejando libre el
material genético, éste se combina con el de la célula huesped (de esta forma la
célula piensa que es propio) y se produce la replicación viral, posteriormente la
célula se destruye y libera todos los nuevos virus con capacidad infectante que
se dirigirán a otras células del organismo.

Existen casos en los que la célula no se destruye y el virus queda latente a la


espera de una situación propicia.

2. CORONAVIRUS

1) ¿QUÉ SABEMOS DE ELLOS?

Los comúnmente conocidos coronavirus (CoV) constituyen un amplio grupo de


virus que se encuadran taxonómicamente dentro de la familia Coronaviridae que
se subdivide en los géneros Alphacoronavirus, Betacoronavirus,
Gammacoronavirus y Deltacoronavirus (en esta clasificación existen subfamilias,

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especies, géneros...en los que no vamos a entrar para no complicar el contenido
de la unidad).

• Se trata de virus cuyo genoma está formado por una única cadena de
ARN, tiene una envoltura proteica y una capa lipídica.

• Por microscopía electrónica, estos virus se reconocen por tener una forma
esférica de la que sobresalen unas espículas que les dan la apariencia de
una corona (por semejanza a la corona solar).

• Los coronavirus son virus zoonóticos, esto es, pueden transmitirse entre
animales y humanos.

• Igual que en otros brotes causados por coronavirus, la fuente primaria


más probable de la enfermedad producida por el SARS-CoV-2 es de
origen animal.

En este momento se desconoce cuál es el reservorio natural y el posible


transmisor del virus a los humanos, puesto que no se ha podido detectar en
ningún animal vinculado con el momento y el lugar de origen de la pandemia.

La hipótesis más aceptada actualmente sobre el origen ancestral del SARS-CoV-


2 es la de que un virus de murciélago haya podido evolucionar hacia el SARS-
CoV-2 a través de hospedadores intermediarios.

• En la infección a mamíferos, los coronavirus infectan fundamentalmente


células del tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal.

• Los coronavirus, como todos los virus cuyo material genético es el ARN,
se caracterizan por tener una capacidad de mutación relativamente alta
comparada con otros virus, lo que dificulta en cierta medida tanto el
desarrollo de métodos de diagnóstico específicos como de terapias y
vacunas.

• En el inicio de la epidemia, se teorizó acerca de si el SARS-CoV-2 tendría


un patrón estacional al igual que ocurre con otros virus respiratorios como
la gripe o los coronavirus causantes de los catarros comunes.

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Se han hecho estudios donde se puede observar una relación lineal inversa con
el aumento de la temperatura y la humedad. Aunque estas observaciones son
importantes, también hay que tener en cuenta el resto de factores que influyen
en la transmisión en el curso de esta epidemia, como la alta susceptibilidad a la
infección de la población en su conjunto y la relajación de las medidas de
distanciamiento social con la llegada del verano.

Del mismo modo, durante los meses fríos, la temperatura no es el único factor
que influye en la mayor transmisión, sino también las actividades en espacios
cerrados con poca ventilación y el hacinamiento.

Para finalizar el capítulo y desde un punto de vista didáctico, podemos concluir


que:

• Cuando hablamos de Coronavirus nos estamos refiriendo a toda una


familia de virus.

• El nombre del virus que está provocando esta pandemia es el SARS-


CoV-2.

• Y cuando hablamos de COVID19, nos estamos refiriendo al nombre de la


enfermedad, pero ¿por qué se le ha dado este nombre?

De acuerdo con la explicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el


nuevo nombre se toma de las palabras "corona", "virus" y disease (enfermedad
en inglés), mientras que 19 representa el año en que surgió (el brote se informó
a la OMS el 31 de diciembre de 2019).

Tener un nombre es importante para evitar el uso de otros nombres que pueden
ser inexactos o estigmatizantes.

Nos estamos refiriendo a casos como por ejemplo a la epidemia de H1N1, gripe
A, que en un principio fue llamada gripe porcina, lo que la vinculaba directamente
a una especie animal.

En Egipto se sacrificaron 10.000 cerdos a causa del pánico que causó el nombre.

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De esta forma se evita estigmatizar un país, un animal o una región del planeta.
Para cambiar eso, en 2015 la OMS emitió nuevas reglas para nombrar
enfermedades y evitar errores del pasado.

2) HISTORIA

Hasta finales del año 2019 se conocían 6 tipos de coronavirus que afectaban a
los humanos. La historia de los coronavirus como agentes patógenos en
humanos se remonta a mediados de los años 60 cuando se aislaron por primera
vez a partir de muestras obtenidas del tracto respiratorio de adultos con síntomas
de resfriado común. Cuatro de los 6 tipos conocidos se encuadrarían aquí.

En 2002, en Asia aparece el SARS-CoV, que infecta el tracto respiratorio tanto


en su parte superior como inferior, y fue identificado por primera vez a finales de
febrero de 2003, tras el brote del Síndrome Respiratorio Agudo y Severo (SARS).
La pandemia que supuso el SARS-CoV fue contenida en poco más de 6 meses,
se transmitió por primera vez a humanos desde civetas –una especie de gato
oriundo del sudeste asiático y desde el año 2004 no se han reportado nuevos
casos de la enfermedad.

Posteriormente, en septiembre de 2012, se identificó en Arabia Saudí un nuevo


tipo de coronavirus que fue a la postre bautizado como coronavirus del Síndrome
Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y que motivó la emisión de otra alerta
sanitaria mundial por parte de la OMS.

Parecía que el virus MERS no se transmitía fácilmente de persona a persona, y


la mayoría de personas infectadas (con origen zoonótico, dromedarios) no
transmiten el virus; sin embargo, se reportaron algunos casos de transmisión
entre humanos. Este virus tenía una elevada tasa de letalidad (34%).

En diciembre de 2019 se reportó la aparición del más reciente de los coronavirus


(desconocido hasta el momento) que infectan a humanos, el SARS-CoV-2, en
Wuhan, China, se ha convertido en una pandemia sin precedentes.

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Los números nos indican que SARS-CoV-2 es extraordinariamente eficaz en la
transmisión entre humanos probablemente debido a su tiempo de incubación (14
días), lo que le proporciona una gran transmisibilidad presintomática. Pero al
mismo tiempo presenta una tasa de letalidad mucho menor que la de SARS-CoV
y MERS-CoV.

Según análisis genéticos, el nuevo coronavirus identificado a finales del año


pasado pertenece al género de los betacoronavirus y guarda un estrecho
parentesco –también estructural– con el SARS-CoV de 2003.

3) INFORMACIÓN EPIDEMIOLÓGICA

El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan


(provincia de Hubei, China) informó sobre un grupo de 27 casos de neumonía de
etiología desconocida, con una exposición común a un mercado mayorista de
marisco, pescado y animales vivos en la ciudad de Wuhan, incluyendo siete
casos graves.

El inicio de los síntomas del primer caso fue el 8 de diciembre de 2019. El 7 de


enero de 2020, las autoridades chinas identificaron como agente causante del
brote un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae que posteriormente ha
sido denominado SARS-CoV-2.

El día 11 de marzo de 2020, la OMS declaró la pandemia mundial. Desde el inicio


de la epidemia y hasta la fecha de este capítulo se han alcanzado más de 150
millones de casos notificados en todo el mundo y más de 3,470.000 casos en
España.

3. ¿CÓMO SE TRANSMITE?

1) TRANSMISIÓN ANIMAL-HUMANO

Como se ha mencionado, la manera inicial en la que el virus SARS-CoV-2 se


transmitió desde una fuente animal hasta el primer humano infectado es aún
desconocida, pero se considera que fue mediante contacto directo con las
secreciones respiratorias del animal y/o por material procedente del aparato
digestivo.
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Una vez desarrollada la pandemia, han existido casos de contagio de humanos
a animales de compañía o de granja, especialmente en gatos y hurones por
contacto de estos con personas infectadas. Se sabe que puede ser posible la
transmisión humano-gato y gato-gato. Otros animales susceptibles a infectarse
pueden ser los perros, los hamsters y los visones. No obstante, no hay evidencia
de que esos animales contagien a los humanos.

A día de hoy se considera que la enfermedad padecida en animales no supone


una contribución significativa en el desarrollo de esta pandemia.

El abandono y sacrificio de los animales de compañía en ningún modo está


justificado.

La Organización Colegial Veterinaria ha editado un decálogo informativo para


propietarios de animales y para clínicas veterinarias con recomendaciones
higiénicas en caso de contagio de algún miembro de la familia.

2) TRANSMISIÓN HUMANO-HUMANO

En la actualidad, la información científico-técnica emitida por el Ministerio de


Sanidad de España, así como la información publicada por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) establece como mecanismos de transmisión:

1. Transmisión por secreciones respiratorias:

Las Gotas y Aerosoles respiratorios se considera la principal vía de transmisión.


El contacto directo con gotas y aerosoles emitidos por un enfermo que pueden
ser inhaladas por las vías respiratorias de una persona susceptible.

2. Por contacto indirecto con las manos sobre los objetos contaminados por
esas gotas seguido del contacto de esas manos contaminadas con la
mucosa ocular, nasal u oral.

3. Otras:

Se ha encontrado transmisión de la madre al hijo por el contacto con éste, pero


dentro del propio embarazo (la llamada transmisión vertical) se considera poco
probable. Se ha encontrado ARN del virus en leche materna (sin demostrar
partículas viables del virus) así como en semen, heces y orina. No hay evidencia

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de que el virus tenga un comportamiento estacional y muchos estudios
consideran que, probablemente, en caso de existir diferencias entre la
transmisión en meses fríos respecto a meses calurosos, es posible que se deba
más al comportamiento humano que al propio virus. Algo a tener en cuenta es
que existen algunos estudios que apuntan a que la coinfección (infección
coincidente) de virus de la gripe y SARS-CoV-2 aumenta el riesgo de mortalidad.
Todas las personas al hablar, toser, o respirar desprenden secreciones de
diferentes tamaños por sus vías respiratorias. El comportamiento aerodinámico
en cuanto a distancia recorrida, concentración de virus o permanencia en el aire
es diferente según el tamaño de la partícula. Así se distingue transmisión por:

3.1. Gotas: Por contacto directo sobre mucosas de ojos, nariz o boca
con gotas respiratorias que son capaces de transmitirse hasta a dos metros
de distancia.

3.2. Aerosoles: Por contacto directo con gotas de menor tamaño


capaces de quedar suspendidas en el aire más tiempo, desplazarse mayores
distancias.

Los profesionales de la salud pública clásicamente han considerado la distinción


entre gotas y aerosoles según un límite de tamaño entendiendo como gotas las
secreciones iguales o superiores a 5 micras y los aerosoles las secreciones
inferiores a 5 micras. No obstante, desde el punto de vista de la aerodinámica
son, generalmente, las gotas superiores a 100 micras las que suelen adoptar ese
comportamiento balístico por el que se describe una parábola y precipitan en el
suelo o superficies a una distancia de dos metros del emisor. Las inferiores, en
cambio, podrían llegar a permanecer suspendidas en el aire más tiempo según
ciertas condiciones ambientales pudiendo ser respiradas y alcanzar, según su
tamaño, distintas estructuras del árbol respiratorio de una persona susceptible a
infectarse. Al hablar, respirar, reír, cantar o toser una persona infectada
desprende gran cantidad de estas secreciones, de mayor y de menor tamaño.
Ambos tipos son potencialmente infectantes para otras personas, especialmente
en proximidad física, escasa ventilación y sin empleo de mascarillas que
retengan dichas secreciones.

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Los criterios establecidos por Jones y Brosseau plantean los puntos clave para
la transmisión del SARS-CoV-2 mediante aerosoles, estos son:

1. Viabilidad del virus en aerosoles: Según estudios experimentales iniciales,


el virus es viable de una hora a 16 horas atendiendo a las condiciones de
temperatura y humedad. Mientras que en condiciones no experimentales
sino reales, tomando muestras de aire en dos hospitales de Wuham, la
mayoría de las muestras que se obtuvieron fueron negativas o en
concentraciones del virus muy bajas. No obstante, otro estudio en el que se
modificó la humedad logró captar mayor cantidad de copias de virus
procedentes de dos personas con COVID-19. Esto refuerza la teoría de que
las condiciones ambientales influyen en gran medida a esta vía de
transmisión.

2. La capacidad de producir infección: Existen diferentes modelos.


Inicialmente se experimentó con modelos animales, encontrando una posible
pero baja transmisión. Posteriormente, y a raíz de un brote producido en un
restaurante se realizó un modelo simulado de dispersión de aerosoles
partiendo de un caso índice asintomático, así como otros diseños atendiendo
a transportes públicos. Se sugiere que la escasa ventilación y el sistema de
circulación de aire cerrado (recirculación) puede influir en la transmisión por
aerosoles, si bien en el estudio de algunos de estos brotes no se puede
descartar otras vías de transmisión.

3. Accesibilidad a los tejidos diana: El virus SARS-CoV-2 se une a unos


receptores específicos (ACE2) del tracto respiratorio. La distribución de
estos receptores no es, sin embargo, homogénea en todo el tracto
respiratorio, siendo mayor en mucosa nasal. Su fase inicial, por tanto, es la
infección y replicación en mucosa nasal para pasar a infectar,
secundariamente, al pulmón. Existen factores que condicionan mayor
predisposición a la infección si bien aún se precisan más estudios. Tampoco
hay evidencia de que los aerosoles, más pequeños y con más capacidad de
llegar directamente al pulmón, puedan suponer la aparición de una
enfermedad más grave, ni que algunos fármacos antihipertensivos o

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antiinflamatorios puedan contribuir significativamente a aumentar la
probabilidad o gravedad de la infección.

Los aerosoles generados por personas infectadas por SARS-CoV-2 contienen


virus viables. Los virus contenidos en aerosoles podrían, en determinadas
circunstancias generar una infección en personas próximas, expuestas durante
un tiempo prolongado y en zonas mal ventiladas. Los tejidos diana son
accesibles a los aerosoles. Así, la transmisión de SARS-CoV-2 por aerosoles se
considera actualmente como una forma más de transmisión. Las medidas de
prevención indicadas por nuestro Ministerio de Sanidad: Distancia social, lavado
de manos y empleo de mascarilla ya se adelantaron a estas conclusiones.

Es necesario destacar que han surgido y se han extendido ciertas cepas (la
británica, la sudafricana o la brasileña) y algunas han demostrado mayor
capacidad infectante, algo a tener especialmente en cuenta y que puede ser
motivo de cambios en las políticas de prevención. De especial preocupación es
la cepa surgida en la India que modifica, especialmente, dos localizaciones de la
proteína S, lugar por el que el virus penetra en las células para infectar y principal
diana de algunas de las actuales vacunas. Algunas de estas variantes de la cepa
India son similares a otras producidas en otras zonas del mundo por lo que, por
similitud a estas variantes, es posible que la nueva cepa pueda reducir (que no
anular) la eficacia de ciertas vacunas e incluso producir reinfecciones a personas
que pasaron la COVID19 con otras cepas. La pandemia, como la ciencia que lo
acompaña, es dinámica y cambiante. La continua revisión y modificación de las
indicaciones no es más que el producto del avance de la ciencia y la mejora en
los conocimientos que la comunidad científica adquiere sobre este virus y sus
cambios en transcurso de la pandemia.

Entendemos el término "infección" como la capacidad de un microorganismo


patógeno de entrar en los tejidos y multiplicarse. Es necesario destacar que no
toda persona que llega a tener contacto con SARS-CoV-2 va a infectarse ya que
el organismo presenta mecanismos de defensa llamados “inmunidad innata”
capaz de repeler microorganismos que entran por estas vías, algo que ocurre
continuamente sin que nos demos cuenta. Estos mecanismos de defensa son la
mucosidad, la tos/estornudos, algunas inmunoglobulinas presentes en saliva…
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Por otra parte, la cantidad de virus que, por medio de esta transmisión, llega al
organismo se denomina “inóculo”. De esta inmunidad innata y de ese inóculo de
virus (cantidad de virus recibida) dependerá si la persona se infecta o no. Hoy
día se sabe que, a mayor inóculo de virus, más posibilidades hay de sobrepasar
la capacidad de la inmunidad innata y de que, por tanto, se produzca el contagio.
Sin embargo, pese a múltiples estudios realizados todavía no se puede asegurar
una relación entre el inóculo del virus y la gravedad de la infección. Es decir, a
mayor cantidad de virus recibido, más posibilidades de padecer la infección, sin
embargo, no está demostrado que a mayor cantidad de virus recibido esa
infección sea, necesariamente, más grave, ya que otros muchos factores
influyen.

En muchos medios se habla de “carga viral” haciendo referencia a esa cantidad


de virus recibida, no obstante, el término correcto es, como se ha mencionado
“inóculo”. Carga viral hace referencia a la cuantificación de copias de virus
presentes en un fluido del organismo. No obstante, una persona infectada que
presente gran cantidad de carga viral en sus fluidos, es de suponer, que emitirá
secreciones con mayor cantidad de inóculo viral. Del mismo modo, una persona
que presente un cuadro grave de SARS-CoV-2 es más probable que presente
cargas virales elevadas en sus fluidos infectantes.

Actualmente los principales mecanismos de protección ante SARS-Cov-2 son:

1. Mantener la adecuada distancia social.

La distancia deberá ser de 1,5 a 2 metros (varía según la fuente y el momento).


El mantenimiento de esta distancia no exime del empleo de mascarilla,
especialmente en espacios de interior. Además, es preciso mantener una
adecuada ventilación de los espacios internos mediante la apertura de ventanas
y facilitando la corriente de aire. En caso de empleo de mecanismos de filtración,
estos deberán ajustarse a la normativa actual y realizar el número de ciclados
adecuado. Es necesario ser conscientes de que, en el momento de mantener
una reunión con otras personas no convivientes, el riesgo cero no existe.

2. La higiene de manos, preferiblemente con agua y jabón.

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La frotación de la piel de las manos con agua y jabón destruye al virus mediante
la emulsión de su cubierta lipídica, y la frotación con hidroalcohol lo elimina
mediante desecación. En caso de no disponer de lavabo, se debe recurrir a
frotación con gel hidroalcohólico. De uno u otro modo es necesario frotar por toda
la superficie de la mano durante un minuto, aproximadamente. La desinfección
de las superficies deberá realizarse con productos incluidos en el listado
aprobado por el Ministerio de Sanidad. Los mecanismos de “depuración de
SARS-CoV-2 del aire” no han demostrado efectividad e incluso pueden llegar a
ser perjudiciales para la salud, tal es el caso de: radiaciones ultravioleta,
máquinas de ozono y cualquier otro mecanismo o producto no recomendado por
el Ministerio de Sanidad. El etiquetado “COVID-free” o “libre de COVID” es un
artificio no avalado por ninguna autoridad y no debe emplearse.

3. El empleo de mascarilla homologada.

Toda la población sana a partir de los 6 años deberá hacer uso obligatorio de
mascarilla homologada en la vía pública, espacios cerrados abiertos al público y
transporte público. Para realizar un uso correcto de la mascarilla se deberá:

• Colocar tocando sólo por las casas y siempre previa higiene de manos

• No tocar nunca el frontal de la mascarilla, en caso de precisar ajuste se


puede realizar con lavado de manos previo y posterior.

• La mascarilla siempre debe cubrir el mentón y la nariz.

• En caso de retirarla, con lavado de manos antes y después, se guardará


dentro de un sobre de papel

• La vida media de una mascarilla desechable, ya sea higiénica o


autofiltrante (FFP2) no debe superar las 8 horas de uso

• Las personas mayores de 60 años, mujeres embarazadas, así como


aquéllos con patologías vulnerables a un peor desarrollo de SARS-CoV-2 de
acuerdo a los protocolos del Ministerio de Sanidad, podrán aumentar su
protección con el empleo de mascarillas autofiltrantes que se ajusten a la
normativa.

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Actividad Física

Para el mantenimiento de la salud es necesario realizar una buena alimentación


con dieta mediterránea, dormir bien y realizar ejercicio físico. Hay que destacar
que ningún suplemento alimenticio artificial “potencia” el sistema inmune contra
el SARS-CoV-2.

Es de especial interés mencionar algunas consideraciones sobre el ejercicio


físico fuera del domicilio:

Al realizarlo se exhala rápido y se desprende mayor cantidad de gotas. La


distancia estándar de seguridad se establece considerando una posición estática
del cuerpo. Varias universidades estudiaron la dispersión que se produce en
estas gotas al realizar actividades físicas como correr ya que son liberadas en
mayor cantidad (por el aumento de la frecuencia respiratoria) y en movimiento.

Se concluyó que tras esa persona quedan multitud de gotículas de distinto


tamaño a modo de estela que obligaría a mantener mayor distancia de
seguridad. En general, se ha llegado a considerar: 5 metros si se camina rápido,
10 metros para correr y 20 metros para ciclistas.

Por tanto, sería una medida de prevención establecer mayores distancias para
determinadas actividades y el mantenimiento de la mascarilla en la realización
de las mismas, precisamente, para disminuir la emisión de esa estela de gotas.
Existe limitada normativa en este sentido para actividades deportivas federadas.

Desde la Organización Médica Colegial de España, en colaboración con la


Sociedad Española de Medicina del Deporte, se lanzó un comunicado oficial
alertando sobre la práctica del ejercicio físico, beneficioso para la salud, y los dos
grandes inconvenientes que supone su práctica en la transmisión del SARS-
CoV-2 debido a:

• La transmisión por la cercanía física entre deportistas, y

• El incremento de la ventilación pulmonar (esto es, frecuencia respiratoria


llegando a los 200-250L/min) durante el ejercicio.

Por tanto, el documento aporta las siguientes recomendaciones:

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• El empleo de mascarilla deportiva, especialmente en recintos cerrados.

• Recambio de la mascarilla de entrenamiento en caso de que se


humedezca o ensucie.

• Siempre se deben respetar las medidas esenciales de: distancia social,


lavado de mano y empleo de mascarilla.

• Se recomienda, hoy día, evitar los deportes de contacto.

En caso de no poder cumplir con las medidas de prevención, el deportista deberá


abstenerse de entrenar o competir con otras personas.

El documento destaca que no existe evidencia de que el empleo de la mascarilla


tenga efectos perjudiciales para la salud.

Del mismo modo, según los estudios realizados hasta la fecha, no existe
asociación entre el empleo de la mascarilla quirúrgica y el rendimiento deportivo
(no así en caso de mascarillas autofiltrantes tipo FFP2).

3) PERIODO INFECTIVO

Es el periodo en el que una persona infectada de SARS-CoV-2 puede transmitir


la infección a otra persona. Se considera análogo al tiempo en el que se detecta
virus viable en las muestras clínicas por métodos de diagnóstico.

Una de las principales pruebas diagnósticas es la reacción en cadena de la


polimerasa o PCR, que amplifica el material genético del virus para que pueda
ser detectado por una máquina. Es importante tener en cuenta que esta prueba
lo que detecta es ARN del virus SARS-CoV-2, y encontrar ARN del virus no es
lo mismo que encontrar partículas de virus viables y con capacidad de infectar.
Es importante conocer esto porque, en ocasiones, es posible encontrar pruebas
PCR positivas sin que esto suponga que la persona es capaz de contagiar el
virus ya que es posible que la prueba detecte “restos del virus” destruido que
pueden persistir en las mucosas durante un tiempo. Por tanto, el diagnóstico es
complejo y debe apoyarse en otras pruebas y en el contexto sintomatológico del
paciente. Este tema se desarrollará más adelante.

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El SARS-CoV-2 es capaz de replicarse en mucosa y transmitirse a otras
personas 48 horas antes del inicio de los síntomas.

Y el tiempo de su capacidad de transmisión varía según la gravedad del cuadro


siendo 7-8 días tras el inicio de los síntomas en casos asintomáticos o leves, y
prolongando la duración de la enfermedad y, con ésta, el tiempo en el que el
paciente puede transmitirla en caso de cuadros de mayor gravedad. El
documento de información técnica del Ministerio de Sanidad lo muestra en la
siguiente gráfica:

4. SÍNTOMAS

1) INTRODUCCIÓN

La Covid-19 afecta de distintas maneras en función de cada persona, son


muchos los factores que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad, pero
los síntomas que más habitualmente se presentan son:

• Fiebre

• Tos

• Sensación de falta de aire

• Cansancio

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Otros síntomas, menos comunes, que se han descrito en mayor o menor medida
en pacientes son:

• Dolor al deglutir (odinofagia)

• Falta de olfato (anosmia)

• Falta del sentido del gusto (ageusia)

• Dolores musculares

• Diarreas

• Alteraciones dermatológicas

• Dolor torácico

• Cefaleas

Como se puede observar los síntomas no son para nada patognomónicos de la


enfermedad, ninguno de estos síntomas es exclusivos de la COVID-19, éstos
mismos se pueden encontrar en múltiples patologías, por lo que esta
sintomatología tan inespecífica complica sin lugar a dudas el diagnóstico.

Ninguno de estos síntomas nos resultara raros... ¿quién no se ha resfriado


alguna vez? Dolor de garganta, fiebre, tos, perdida del olfato y el gusto...en
definitiva, nada nuevo.

Las manifestaciones clínicas de una infección por coronavirus dependen en gran


medida del tipo de virus y del estado de salud de la persona, como se encuentre
su sistema inmune y si pertenece o no a alguno de los colectivos vulnerables
descritos por el Ministerio de Sanidad.

Los signos clínicos más comunes incluyen los propios de un resfriado común,
como ya hemos comentado anteriormente, pero en los casos más severos, la
infección puede causar bronquitis o neumonía, síndrome respiratorio agudo
severo, fallo o insuficiencia renal, trastornos de la coagulación e incluso la
muerte.

El periodo de incubación tiene un rango de 1 a 14 días, este periodo es el


intervalo de tiempo entre la invasión del agente infeccioso y la aparición de los

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primeros signos o síntomas de la enfermedad. La media observada es de 5-6
días, y aunque, existen casos que tardan 14 días en manifestar la enfermedad,
el 97,5% de los casos sintomáticos se desarrollan en los 11,5 días tras la
exposición.

La gravedad de una enfermedad depende de diferentes factores: por una parte


factores intrínsecos de la persona (susceptibilidad) y del agente causal
(virulencia) y por otra parte de otros factores extrínsecos que podrían modificar
la historia natural (demográficos, de acceso y calidad de la asistencia sanitaria,
tratamientos y vacunas efectivas etc.).

La definición de gravedad es variable en función, entre otras cosas, del


conocimiento de la enfermedad y de la experiencia previa. Ante una enfermedad
desconocida, como la COVID-19, los criterios de gravedad no estaban definidos
al principio de la epidemia ni homogeneizados. Con la vacunación y el especial
cuidado de la población vulnerable esta situación está cambiando.

En España, durante la primera ola, el 60-70% de los casos confirmados tuvieron


sintomatología leve a moderada (incluyendo casos de neumonía leve), 30%
requirieron ingreso hospitalario y entorno al 4% precisó de ingreso en las
Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

A medida que hemos ido aumentando nuestra capacidad diagnóstica (se


realizan más test), muchos de los casos leves que antes pasaban desapercibidos
ahora se contabilizan, por lo que aparentemente aumentan éstos y disminuye la
letalidad, así como la gravedad aparente de la enfermedad.

De esta forma, a finales de agosto 2020, se observa un curso aparentemente


más benigno de la enfermedad, con un mayor porcentaje de personas
asintomáticas y con curso leve, que en el pico de la primera ola no eran
detectadas.

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Esa tónica persistió en Andalucía los últimos cuatro meses del año 2020,
incrementándose el número de diagnósticos diarios, pero sin aumentar la
gravedad en la misma magnitud.

Que esta situación se mantenga o mejore durante el año 2021 dependerá de que
la población vulnerable esté más protegida. Objetivo que se pretende alcanzar a
través de la vacunación.

2) ¿QUÉ DEBO HACER SI TENGO SÍNTOMAS EN EL TRABAJO?

Es fundamental la detección precoz de cualquier caso que pueda tener infección


activa y que, por tanto, pueda transmitir la enfermedad.

Según la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de COVID-19 a


fecha 26 de febrero de 2021, se considera caso sospechoso de infección por
SARS‐CoV‐2 a cualquier persona con un cuadro clínico de infección respiratoria
aguda de aparición súbita de cualquier gravedad que cursa, entre otros, con
fiebre, tos o sensación de falta de aire. De igual modo, pueden existir otros
síntomas atípicos como los descritos en el punto anterior.

Aquellas personas que tengan síntomas compatibles con COVID-19 , así como
aquellas personas que se encuentren en aislamiento por diagnóstico de COVID-
19, no deben acudir a su centro de trabajo. Tampoco acudirán aquellos que se
encuentren en período de cuarentena domiciliaria por haber mantenido un
contacto estrecho con alguna persona diagnosticada de COVID-19.

Por tanto, la actuación a seguir en caso de que una persona empleada pública
presentara síntomas compatibles con la COVID-19 mientras se encuentre en las
instalaciones de su centro de trabajo será la siguiente:

• Abandonar las instalaciones de dicho centro extremando las medidas


preventivas de higiene, distanciamiento social y uso de mascarilla
quirúrgica.

• Además, deberán contactar tan pronto como sea posible con los teléfonos
habilitados para la atención a la ciudadanía de la Consejería de Salud de
la Junta de Andalucía.

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• Por último, contactará con la Unidad de Personal de la Delegación
correspondiente para informar de la situación, poniendo en marcha la
investigación de personas con las que haya podido tener un contacto
estrecho en el centro de trabajo.

La persona afectada se considera caso sospechoso y deberá permanecer


aislado en su domicilio hasta disponer de los resultados de las pruebas
diagnósticas, según se refiere en la Estrategia de detección precoz, vigilancia y
control del Ministerio de Sanidad.

Son personas que tienen la enfermedad y por tanto pueden suponer un riesgo
de contagio, pero no manifiestan ningún malestar ni desarrollan sintomatología.

Los primeros datos que nos llegaron fueron los publicados por Centro de Control
de Enfermedades de China, en la que se describen 72.314 casos, el 1,2% de los
casos fueron asintomáticos

En el barco Diamond Princess, cuarentenado en Japón, en el que se realizaron


pruebas diagnósticas a 3.700 pasajeros, el 50% de los que tuvieron resultados
positivos estaban asintomáticos. Posteriormente, tras 14 días de observación, la
mayoría desarrollaron síntomas, siendo el porcentaje de verdaderos
asintomáticos de 18%.

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En estudios europeos las cifras varían entre el 15 y el 40% de casos
asintomáticos y si nos centramos en nuestro país, el estudio de seroprevalencia
de España, se calculó que 33% de los casos eran asintomáticos. Algunos
estudios muestran que los casos asintomáticos son más frecuentes en niños.

Sobre la base de estas observaciones y los casos detectados en los estudios


exhaustivos de contactos, actualmente se considera que la transmisión de la
infección comienza 1-2 días antes del inicio de síntomas.

Se desconoce si la intensidad de la transmisión a partir de personas


asintomáticas será igual que a partir de personas con síntomas, aunque la carga
viral detectada los casos asintomáticos es similar a la de otros casos
sintomáticos y se ha llegado a cultivar virus hasta 6 días antes del desarrollo de
síntomas.

Lo que está claro es que una persona asintomática, que no tose y no estornuda
va a generar menos aerosoles potencialmente contagiosos que otra que sí tenga
estos síntomas, pero lo que por un lado es una ventaja tiene un aspecto negativo,
ya que estas personas tienen un mayor contacto social debido a la ausencia de
síntomas que los hacen ser una fuente de contagio silenciosa.

La carga viral es la cantidad de virus que hay en fluidos corporales. Sabiendo


este dato, nos podemos hacer la siguiente pregunta: ¿contagiarse con más virus
hace que tu enfermedad sea peor?

Ante esta cuestión, podemos decir que no está demostrado que contagiarse por
más cantidad de virus implique un peor curso de la enfermedad. Indudablemente,
y los estudios lo demuestran, los que llevan una peor evolución en la enfermedad
van a tener más cantidad de virus en el cuerpo, pero afirmar una asociación a la
inversa (que por contagiarse de más virus se tenga peor curso de la infección),
es una afirmación que actualmente no está demostrada.

La cantidad de virus con la que una persona entra en contacto es lo que podrá
producir que se infecte o no (independientemente de la gravedad) eso en
microbiología se llama dosis infectante.

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Los estudios para COVID19, al igual que para el resto de agentes
microbiológicos, señalan que es fundamentalmente la respuesta del sistema
inmune lo que marcará la buena o mala evolución en el curso de la enfermedad.

Es decir, una persona con un buen estado de salud y un sistema inmune fuerte
si se contagia y desarrolla la enfermedad tiene muchas más posibilidades de que
la evolución de la misma sea más leve que otra persona que padezca de
determinadas afecciones que la hagan especialmente vulnerable o sensible.

3) GRUPOS VULNERABLES

Antes de hablar de las Enfermedades y situaciones que pueden producir una


especial vulnerabilidad habría que aclarar que, en términos generales, el hecho
de ser una persona vulnerable no hace que las posibilidades de infectarse sean
más altas, sino que la evolución de esa posible enfermedad una vez contagiada
sea peor. Los grupos vulnerables que a día de hoy se contemplan según la
evidencia científica disponible:

• Personas con enfermedad cardiovascular, incluida hipertensión,

• Enfermedad pulmonar crónica, Diabetes, Insuficiencia renal crónica,

• Inmunodepresión,

• Cáncer en fase de tratamiento activo,

• Enfermedad hepática crónica severa,

• Obesidad mórbida (IMC>40),

• Embarazo

• Mayores de 60 años.

Si usted presenta alguna de estas circunstancias comuníquelo a la Unidad de


Prevención de su Delegación, para valorar la existencia o inexistencia de unas
condiciones que permitan realizar su trabajo sin elevar el riesgo propio de su
condición de salud.

La vulnerabilidad de estos casos vendrá establecida en función del nivel de


riesgo del puesto de trabajo, aspecto que valorará el personal técnico de dicha

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Unidad de Prevención, para ello seguirá las pautas establecidas en
el “Procedimiento de evaluación del personal especialmente sensible en relación
a la infección de coronavirus SARS-COV-2 en la administración general,
administración educativa y administración de justicia.” para garantizar la
protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo de los
trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos.

5. MEDIDAS PREVENTIVAS GENERALES

1) INACTIVACIÓN DEL VIRUS SARS-COV-2

El Ministerio de Sanidad publica y actualiza periódicamente un listado de


sustancias viricidas entre los que destaca: Etanol 62-71%; Hipoclorito de sodio
0,1-0,5%; Glutaraldehído 2% y Peróxido de hidrógeno 0,5%.

El listado del ministerio recoge una extensa lista de nombres comerciales y


especifica el tipo de superficies y uso en donde se debe aplicar.

Es importante mencionar que la lejía inactiva al SARS-CoV-2 tras un minuto de


exposición. En algunos medios de comunicación se popularizó que para alcanzar
una concentración de 0,1% de lejía se debía añadir 20 ml de lejía por litro de
agua. Sin embargo, hay que atender a la concentración de la lejía en el producto
y esto pudiera ser así en ciertas lejías de empleo industrial, pero no en las lejías
que se compran en el supermercado. Así, empleando las formulaciones
comerciales es necesario diluir al menos 30 ml de lejía (esto es, dos cucharadas
soperas colmadas) por litro de agua para conseguir una concentración que
inactive al SARS-CoV-2. El segundo aspecto importante es el de mantener el
producto en la superficie al menos un minuto. Y el tercer y último aspecto clave
en el empleo de lejía es diluirla siempre con el agua fría sin mezclar con otros
productos. El agua caliente hace que el producto se evapore y, además de
reducir la eficacia, libera cloro gas que es altamente tóxico e irritante. Los
productos de limpieza mencionados en el listado del ministerio no deben
mezclarse ya que esto podría causar inactivación del efecto viricida o, incluso,
podrían ser perjudiciales o altamente tóxicos. Un ejemplo clásico es la mezcla
de amoniaco y lejía: es corrosiva, peligrosa y ha causado terribles accidentes

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domésticos con nefastas consecuencias. Para la desinfección de frutas y
verduras hay que recurrir a productos especialmente formulados para uso
alimenticio.

Así pues, aspectos claves para la desinfección: Emplear productos contenidos


en el listado de viricidas del Ministerio de Sanidad; No mezclar productos y
diluirlos en la cantidad adecuada y en agua siempre fría.

Hoy día, y dada la situación, es necesario prescindir del empleo de otros


remedios “caseros” de limpieza como el vinagre o el bicarbonato. Es mejor
ceñirse a los productos que la ciencia ha comprobado que son eficaces.

2) DISTANCIA SOCIAL

Es una medida general que todas las personas deberían adoptar incluso si se
encuentran bien y no han tenido una exposición conocida a la COVID-19.

Del mismo modo, es adecuado adoptar una adecuada etiqueta respiratoria, esto
es: Al toser o estornudar, hay que cubrir la boca y la nariz con el codo flexionado
o con un pañuelo; tirar el pañuelo inmediatamente y realizar la higiene de las
manos con un desinfectante de manos a base de alcohol, o con agua y jabón
siguiendo las indicaciones de la OMS y del Ministerio de Sanidad.

El principal objetivo de esta medida es reducir, en lo posible, el inóculo de SARS-


CoV-2 exhalado y, con ello, el riesgo de transmitir la infección.

La evidencia científica más reciente señala la importancia, no solo del


distanciamiento y de la higiene respiratoria, sino, además, de la adecuada
ventilación y renovación del aire.

Esto es fácil de entender porque, ya que el riesgo de infección del virus es “dosis
dependiente”, cuanto más diluyente exista (aire limpio) menor cantidad de
inóculo de virus entrará en contacto con el organismo.

Es de especial relevancia evitar todo contacto salvo el estrictamente necesario


por cuestiones básicas como: Comprar alimentos, ir a la farmacia, trabajar o
acudir a lugares ineludibles (juicios, consultas médicas/veterinarias) ... Según la
situación que nos dicten las autoridades.

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Hay que destacar que el grueso de los contagios se produce por reuniones
sociales.

Al margen de lo que se considere “permitido” no hay que caer en la ingenuidad


de considerar que cumpliendo con el número máximo de miembros en reuniones
familiares o de amigos el riesgo es cero.

Es responsabilidad individual considerar qué es imprescindible y qué no, y


asumir el riesgo para con nuestra salud, la de nuestros allegados y la de la
sociedad en general.

En una situación como la actual, la prioridad no debe ser otra que la salud y
ninguna reunión está exenta de riesgo.

En espacios interiores la ventilación es una medida necesaria en la prevención


de la transmisión de SARS-CoV2. La ventilación natural favoreciendo la
circulación de aire mediante la apertura de ventanas será siempre la opción

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preferente. Esta medida siempre debe ir acompañada del resto de medidas:
mascarilla, distancia, higiene de manos, evitar contactos sociales y medidas de
aislamiento estricto y cuarentena para infectados y contactos estrechos.

Cuando no es posible realizar una ventilación natural, se puede recurrir a la


ventilación forzada con una tasa de 12,5 litros/segundo por persona. El Ministerio
de Sanidad difundió el documento técnico que recoge las especificaciones
técnicas y actualizadas a este respecto, y, además, manifestó que maquinarias
que emplean ozono o radiación UV no sólo no reducen la transmisión del virus
sino que pueden producir efectos adversos para la salud humana.

Los medidores de CO2 son buenos indicadores de la tasa de renovación del aire
en una estancia. Otras recomendaciones para los espacios interiores son evitar
los ventiladores y evitar actitudes que generan aerosoles, tales como: hablar,
gritar o cantar.

3) HIGIENE DE MANOS

Desde el inicio de la pandemia fue uno de los principales métodos de prevención.


Las gotas contaminadas de SARS-CoV-2 caen a una distancia de uno o dos
metros depositándose en diferentes objetos que, al tocarlos con las manos, se
contaminan las manos que, seguidamente, pueden ir a la mucosa del ojo, nariz,
o boca.

Incluso en estudios donde los sujetos eran conscientes de que serían


observados, llegaron a tocarse la cara más de 23 veces a la hora. Existen
diversas postulaciones al respecto, pero parece que este comportamiento es
común con el resto de primates.

Ya que parece una costumbre complicada de controlar es necesario intentar


reducir el riesgo de tocar la cara y, al menos, mantener una adecuada y frecuente
higiene de manos para que al menos éstas se descontaminen de patógenos. Es
necesario implementar las medidas higiénicas con el lavado de manos antes y
después de tocarnos la piel, especialmente, las mucosas de la cara.

El empleo de hidrogel que permite la higiene de manos sin disponer de un grifo


y jabón es esencial hoy día. Para que la higiene sea efectiva, el hidrogel debe

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contener 70º de alcohol. Además, hay que frotar toda la superficie de las manos,
este tema será estudiado en profundidad más adelante.

4) MASCARILLAS

Según el Ministerio de Sanidad y tanto su información científico-técnica como


para la ciudadanía, El empleo de mascarilla es obligatorio para:

El empleo de transporte público y en vía pública, en espacios al aire libre,


espacios cerrados de uso público o abiertos al público, según normativa de la
respectiva Comunidad Autónoma.

Mayores de 6 años salvo excepciones debidamente justificadas por


discapacidad, dependencia con alteraciones de la conducta que resulte
incompatible o problemas de fuerza mayor.

El Ministerio detalla el tipo de mascarillas, la normativa de cada uno y su correcto


empleo que será abordado en el tema correspondiente. Estas indicaciones son
dinámicas y pueden ir modificándose según avance la ciencia y el curso de la
pandemia (aparición de nuevas cepas, situación epidemiológica...)

6. TEST DIAGNÓSTICOS

1) CONCEPTOS BÁSICOS

Nuestra intención es proporcionar una visión general de estas técnicas y para


ello será de utilidad aclarar el significado de los siguientes términos:

Un antígeno es cualquier estructura que al entrar en contacto con nuestro


sistema inmune genera un estímulo o reacción. Como por ejemplo la envoltura
de un virus (proteínas).

Los anticuerpos son las herramientas que producen nuestras defensas para
buscar neutralizar a los patógenos que nos están invadiendo. Existen 5 tipos
básicos de anticuerpos, pero nos vamos a centrar sólo en dos de ellos.

Los primeros de los que vamos a hablar se producen al principio de la respuesta


inmunitaria, ante un agente desconocido, son los llamados Ig M (son poco
específicos, se generan rápido la primera vez que se tiene contacto con el agente

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externo y ya no se producen en las siguientes reinfecciones por el mismo
agente).

Con el paso de los días aparecen otros anticuerpos más especializados que son
los Ig G, son los anticuerpos de memoria, responsables de la inmunidad
específica, sólo se producen de forma rápida ante enfermedades con
experiencia inmunitaria como una enfermedad previa o por ejemplo tras una
vacunación.

Si hablamos del nuevo coronavirus, los anticuerpos Ig M surgen entorno a los 5-


15 días de la infección y a los 4-7 días de que aparezcan los primeros surgen los
anticuerpos Ig G

Hace referencia al % en los que el test da positivo, del total de pacientes que
realmente está enfermo. Es la capacidad de las pruebas diagnósticas para
detectar a los verdaderos enfermos, por eso son los denominados verdaderos
positivos.

Por ejemplo, una prueba de covid19 con una sensibilidad del 90%, significa que
ese test ha sido capaz de detectar al 90% de los enfermos, pero ha dado negativo
en el 10 % de los mismos, considerándolos sanos de forma errónea, este 10%
serían los llamados falsos negativos.

Es la capacidad que tiene una prueba para encontrar a una persona


verdaderamente sana, por tanto, hace referencia al % en los que el test da
negativo del total de sujetos que realmente están sanos. Son los llamados
verdaderos negativos.

Pongamos también un ejemplo, una prueba diagnóstica con una especificidad


del 90% significa que ese test ha sido capaz de detectar al 90% de sujetos sanos,
pero ha dado positivo en el 10% de los mismos, éstos son los llamado falsos
positivos.

Como es fácil de entender, cuanto mayor sea la sensibilidad y especificidad de


una prueba mayor será su fiabilidad y por lo tanto su utilidad clínica y sanitaria.

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2) PRUEBAS DIAGNÓSTICAS

En estos momentos el diagnóstico del covid 19 se realiza mediante dos tipos de


pruebas:

Pruebas virológicas, son aquellas que detectan al virus en nuestro organismo.

• PCR y detección de Antígenos

La realización de una u otra prueba, o una secuencia de ellas, dependerá del


ámbito de realización, la disponibilidad y de los días de evolución de los
síntomas.

Pruebas serológicas, que se encargan de detectar si existen anticuerpos frente


al virus.

• Test rápidos de Anticuerpos

• Pruebas Serologías (ELISA)

3) PRUEBAS VIROLÓGICAS

Para la realización de la pruebas virológicas las muestras suelen recogerse del


tracto respiratorio superior (nariz, boca y garganta) mediante un hisopo (una
especie de bastoncillo) y sólo en determinadas situaciones se recurre al tracto
respiratorio inferior.

Si obtenemos resultados positivos mediante la PCR o el nuevo test rápido de


antígenos indican de forma muy fiable infección y, por tanto, posibilidad de
contagio.

1. PCR (Polymerase Chain Reaction, Reacción en cadena de la polimerasa)

El virus es un organismo muy pequeño y no se logra ver fácilmente en un


microscopio electrónico, lo que buscamos con esta prueba es coger el material
genético de este agente, por escaso que sea, y amplificarlo, facilitando de esto
modo que pueda ser detectado mediante fluorescencia.

Actualmente es nuestra prueba de referencia, muy sensible y específica,


ofreciendo una gran certeza diagnóstica para saber si una persona está infectada
en el momento actual, ayudando a una detección precoz de los casos.

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No obstante, es una prueba molesta, para detectar este material genético del
virus, es necesario tomar una muestra de las secreciones del tracto respiratorio,
para ello se introduce un bastoncillo por la nariz hasta llegar a nasofaringe.

Al principio de la enfermedad (7 primeros días) es donde más cantidad del virus


encontramos, posteriormente habrá que ir bajando por el tracto respiratorio para
conseguir muestras hasta llegar al moco profundo con el lavado broncoalveolar.

Ventajas de esta técnica

• Técnica bien establecida, comercializada por multitud de compañías

• Elevada especificidad, debido a la elección precisa de zonas del genoma


exclusivas de la diana a detectar.

• Elevada sensibilidad debido al proceso inherente de amplificación


exponencial.

Inconvenientes de esta técnica

• Para obtener resultados fiables es fundamental hacer bien la técnica de


recogida de la muestra. Además, requiere personal altamente
especializado.

• Es una prueba costosa desde un punto de vista económico.

• Lenta, es preciso esperar varias horas o incluso días para obtener el


diagnóstico, debido a la sobrecarga asistencial del sistema sanitario.

• No diagnostica una infección pasada

4) TEST RÁPIDOS DE DETECCIÓN DE ANTÍGENOS

Ante las diferentes pruebas rápidas de detección de antígenos existentes en el


mercado, sólo deben utilizarse aquellas que cumplan los criterios de la OMS de
sensibilidad (S) ≥80% y especificidad (E) ≥97% y que hayan seguido estudios
independientes de validación por laboratorios clínicos o de referencia a nivel
nacional o internacional.

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Generalmente esta estrategia se basa en la detección de las proteínas
estructurales de partes o fragmentos del virus, mediante el uso de anticuerpos
específicos.

En este caso, la detección no es del material genético contenido en la cápside


sino del virus entero o de partes/fragmentos del mismo, a partir de la detección
de los llamados antígenos virales.

Esta técnica es sencilla, aunque muy dependiente de la disponibilidad de


anticuerpos específicos de cuya calidad dependerá una mayor especificidad y
sensibilidad del análisis.

Precisamente por este motivo, esta técnica de análisis no se ha usado durante


la pandemia, debido a que eran tests que no estaban bien diseñados y
generaban una fiabilidad escasa.

Pero esto ha cambiado, tras meses de trabajo en laboratorios, se ha conseguido


desarrollar un test de detección rápida específica para el coronavirus con unos
valores elevados de sensibilidad y especificidad que lo colocan como una
herramienta muy interesante para la detección de casos.

Se han implementado en España con fecha de 25 de septiembre de 2020, a


través de la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de COVID-19
del Ministerio de Sanidad.

Son pruebas que pueden hacerse en un entorno sanitario o incluso laboral, muy
sencillas de hacer (no requiere personal sanitario especializado), con un coste
económico mucho menor que la PCR y con unos resultados muy rápidos que
dan el diagnóstico en unos 15-20 minutos.

Se basa en una técnica de Inmunoensayo, detectando material antigénico


(proteínas del virus) en la secreción nasal que se utiliza para el estudio. Para
obtener la muestra se introduce un hisopo por la fosa nasal haciendo un
movimiento de raspado durante 4-5 segundos, esa varilla se introduce en un tubo
que contiene un reactivo y a continuación dejamos caer 5 gotas de ese líquido
sobre un soporte donde se fijan anticuerpos específicos diseñados para
reaccionar con alguna de las proteínas del virus.

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La indicación de este tipo de test será para todo paciente que acuda con
síntomas o haya tenido un contacto estrecho con alguien infectado.

Con esta técnica se espera agilizar el retraso diagnóstico derivado de la


utilización de PCR, usándose como alternativa a la misma.

Ventajas e inconvenientes de esta técnica

• Rapidez en la obtención de resultados

• Bajo coste y producción masiva

• Puede ser utilizada directamente en el sitio de toma de muestra.

• No requiere de instrumentación compleja externa.

• No requiere de personal especializado para su análisis ni para la lectura


de resultados

• Sensibilidad y especificidad elevadas

Inconvenientes de esta técnica

• No nos da el diagnóstico de una infección ya pasada

• Los valores de especificidad y sensibilidad son inferiores que los de la


PCR.

• Aún tenemos poca experiencia en su uso para la detección del SARS-


CoV-2.

5) PRUEBAS SEROLÓGICAS

Los test serológicos se basan en la detección indirecta del virus, a través de la


medida específica de los anticuerpos generados por el propio organismo de la
persona infectada. Ante el ataque de patógenos externos (como los agentes
infecciosos víricos) el sistema inmune humano responde desencadenando la
producción de anticuerpos que conferirán cierta inmunidad ante posteriores
reinfecciones (en un mecanismo análogo al que desencadenan las vacunas).

Existen varios tipos de anticuerpos que se producen en las diferentes fases de


la enfermedad, por lo que a través de estas pruebas podemos conocer la

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cronología de la enfermedad, nos pueden indicar si la infección está comenzando
o si ya pasó la fase más aguda.

Por otro lado, muy al comienzo, justo después de la infección, hay una fase en
la que el cuerpo aún no ha reaccionado totalmente, y las defensas aún no han
empezado a generarse, con lo que sería un breve período donde la enfermedad
no podría detectarse mediante la utilización de estos test diagnósticos.

Los anticuerpos están en la sangre, concretamente en el suero, y por eso se


llaman test “serológicos”. Para detectar los anticuerpos se utilizan reactivos que
contienen partes semejantes a los antígenos, es decir, contrario a los otros test
anteriores.

En definitiva, los test serológicos pueden proporcionar información valiosa


cuando se quiere saber si la persona ha estado en contacto con el virus.

Pero no se recomienda la realización de ningún tipo de pruebas serológicas


para el diagnóstico de infección activa ni en personas con síntomas ni en
asintomáticos.

Se puede diferenciar entre distintos tipos de anticuerpos que se producen en las


distintas etapas de la infección: por ejemplo, inmunoglobulinas M (IgM) que se
generan al principio, y representan un proceso de infección aguda, y las
inmunoglobulinas G (IgG), más abundantes, responsables de la inmunidad
específica.

Los anticuerpos generados por el organismo suelen tener como diana,


determinados antígenos del agente patógeno, por ejemplo, las proteínas
estructurales del virus. En estos test, a partir de una muestra de sangre capilar
o venosa, se pone en contacto el suero del paciente con los antígenos del virus
de manera que la presencia de anticuerpos en el suero es detectada.

6) TEST RÁPIDOS DE DETECCIÓN DE ANTICUERPOS

Para realizar estos test se emplea sangre capilar (a través de un pinchazo en el


dedo), en un soporte se fijan proteínas del virus, se pone en contacto con la
sangre y si existen anticuerpos en esta muestra se fijarán al virus.

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La realización de estas pruebas es muy sencilla:

1) Obtención de muestra: una pequeña muestra de sangre, que se usa o


bien directamente o tras la separación del suero.

2) La gota de sangre va directamente a los reactivos, embebidos en una


tira de papel o en otro formato. Al cabo de unos minutos se obtiene el
resultado por cambios de color.

Son test muy rápidos y de detección indirecta ya que no buscan al virus en sí,
sino anticuerpos que nuestro organismo ha producido frente a la infección.

Tienen una sensibilidad entre el 64-90% y una especificidad que ronda el 90%.

Si se obtiene un resultado positivo no quiere decir que se esté enfermo o


infectado, únicamente indica que se ha estado en contacto con el virus.

Podemos distinguir dos tipos de test rápidos:

• Test de anticuerpos totales , que no distinguen entre los diferentes tipos


de anticuerpos producidos por los pacientes.

• Test de anticuerpos IgM e IgG, que tienen la capacidad de diferenciar


entre la presencia de IgM o IgG o de ambos simultáneamente, aunque no
nos cuantifican el número de cada uno de ellos.

Ventajas

• Rapidez (entre 10-15 min obtenemos resultados)

• Muestra de sangre capilar, lo que implica extracción sencilla mínimamente


invasiva; Producción masiva y de bajo coste

• Puede ser utilizada directamente en el sitio de toma de muestra

• No requiere de instrumentación compleja externa

• No requiere de personal especializado para su análisis ni para la lectura


de los resultados.

Inconvenientes

• Limitada sensibilidad: Posibilidad elevada de falsos negativos

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• Respuesta esencialmente cualitativa (tipo SÍ/NO)

• El sistema inmunológico requiere un tiempo para activarse y generar los


anticuerpos, por lo que habrá un periodo ventana en el que estemos
infectados y al hacer la prueba obtengamos un resultado negativo, ya que
el organismo aún no ha generado la inmunidad

• Variabilidad inherente la respuesta inmune de cada individuo.

7) PRUEBAS SEROLÓGICAS DE LABORATORIO CUALITATIVAS/


CUANTITAIVAS - ELISA

ELISA es el acrónimo en inglés de Enzyme-linked immunosorbent assay, o lo


que es lo mismo, ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas, es una técnica
para detectar anticuerpos en la sangre cuando ya se ha producido una reacción
inmune de patógeno, como hemos comentado ya previamente.

Estas pruebas no solo se usan para detectar la infección que provoca la


enfermedad de la Covid-19, también se han usado y se usan, por ejemplo, con
las pruebas del SIDA, las de Toxoplasma o del Sarampión.

Las pruebas ELISA no son rápidas, precisan de un aparataje, un laboratorio y


personal especializado para obtener los resultados, por lo que suponen un gasto
económico alto. La muestra de sangre no se obtiene mediante un pinchazo en el
dedo (sangre capilar), sino que precisa una extracción venosa, generalmente en
el antebrazo.

Estas pruebas pueden tardar entre 24-72 horas de trabajo (según carga de
laboratorio), sin embargo, los resultados tienen una alta fiabilidad y son de mayor
calidad que los de los test serológicos rápidos.

Otra diferencia con respecto a los test rápidos es que dan una respuesta
cuantitativa, lo que permite hacer el seguimiento de los niveles de anticuerpos y
de este modo poder estudiar la evolución de la enfermedad.

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8) ¿CUÁNDO REALIZAMOS CADA PRUEBA?

Cada una de las pruebas tiene sus pros y sus contras, por eso se continúa
trabajando en desarrollar otras más rápidas, precisas y sensibles, es decir, con
una mayor probabilidad de acierto. Todas ellas analizadas en conjunto, más la
historia clínica ofrecen información relevante sobre el estado de la enfermedad.

Por eso, en términos generales, durante el periodo de incubación,


(aproximadamente primera semana desde la posible infección) se recurre a las
pruebas virológicas. Pasado este tiempo se recomienda la realización de las
pruebas serológicas.

Lo que está claro es que si vamos a hacer test debemos preguntarnos para que
los queremos. No es lo mismo utilizarlos a nivel poblacional, como control de la
epidemia, para saber cómo se está comportando la enfermedad que a nivel
individual para saber si estamos enfermos o si hemos pasado la infección.

7. INMUNIZACIÓN Y VACUNAS
Hoy día hay suficiente evidencia sobre la generación de anticuerpos durante y
tras la infección COVID-19, si bien la generación de anticuerpos a títulos
protectores no es constante en todas las personas que hayan sufrido la infección.
Además, se desconoce la duración de esta inmunización.

La infección COVID-19, en la mayoría de los casos, provoca una elevación de


concentración sanguínea de anticuerpos (los llamados IgM e IgG) que pueden
ser detectados en test diagnósticos como ya se ha explicado. Sin embargo, estas
concentraciones caen con el tiempo y pueden llegar a ser indetectables. Esto no
conlleva, necesariamente, que se pierda la inmunidad, de hecho, hay cada vez
más evidencia que respalda la respuesta celular (otro tipo de defensa) a la
infección.

Respecto a la durabilidad y efectividad de esta defensa ante posteriores


reinfecciones de SARS-CoV-2 una vez pasada la enfermedad, todavía no
existen conclusiones firmes y aunque en la actualidad se han notificado algunos
casos de reinfecciones por SARS-CoV-2 será preciso disponer de más
información antes de emitir conclusiones firmes al respecto.

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Las estrategias de vacunación frente a COVI19 en España están en constante
actualización y se publican en la página web del Ministerio de Sanidad. A fecha
de 13 de abril, la Unión Europea dispone de 4 vacunas autorizadas por la
Comisión Europea:

• Comirnaty de Pfizer/BioNtech, autorizada el 21 de diciembre de 2020

• Vacuna de Moderna, autorizada el 6 de enero 2021

• Vaxzevria de AstraZeneca, autorizada del 29 de enero de 2021

• Vacuna de Janssen/J&J, autorizada el 11 de marzo de 2021

A esta lista, sin duda se unirán otras más. Es la autoridad sanitaria, siguiendo las
recomendaciones de la comunidad científica la que determinará la pauta de
vacunación, los grupos a los que vacunar según edad, profesión o vulnerabilidad,
y las interrupciones, si éstas deben hacerse, siguiendo el principio de precaución
en caso de que precise evaluarse la relación causal de la vacuna con
determinados efectos por parte de la Agencia Europea del Medicamento. A fecha
actual se sabe que las vacunas son seguras y son eficaces, y el potencial
riesgo/beneficio es indudable y la administración de la vacuna a la población es
una medida segura y necesaria, a nivel individual y colectivo.

Los datos de la situación de vacunación en el país, también se publican y


actualizan en la web del Ministerio de Sanidad.

Antes, durante y después de la vacunación es preciso mantener exactamente la


mismas medidas de prevención y no relajar ninguna de ellas. La vacuna protege
frente a la enfermedad grave que causa SRAS-CoV2 pero no está demostrado
que evite la infección y la transmisión.

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