Free Tema 5 Sostenibilidad y ODS

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MIC01
Política Turística
4º Grado en Turismo
Facultad de Comercio y Turismo

Universidad Complutense de Madrid
Reservados todos los derechos.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Fernando de Lacruz
Tema 5. El sector turístico ante los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODSs)
Este bloque tiene como objetivo entender el concepto de desarrollo y cómo este se
asocia en la época actual con la idea de desarrollo sostenible. Para ello se realiza un
breve recorrido por la evolución histórica del concepto para acabar conectándolo con la
agenda global de desarrollo sostenible: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODSs).
Finalmente, se plantean algunas ideas sobre cómo debe articularse el sector turístico
frente a este agenda.

1. ¿Qué es el “desarrollo”?
El “desarrollo” es un concepto socialmente construido, cargado de contenido
“ideológico” y con un sustrato de connotaciones culturales que varía de una sociedad a
otra. No obstante, en todos los casos, el concepto de desarrollo encierra una idea
general vinculada al “progreso”: proceso de progresar, crecer económica, social, cultural
o políticamente de una comunidad humana. Todas las sociedades del mundo aspiran a
progresar de acuerdo con sus propios objetivos de bienestar.
Por tanto, si el desarrollo implica un proceso de mejora de las condiciones de vida de las
personas según unos determinados objetivos, por definición no existen estadios
“desarrollados” y “no desarrollados” sino que todas las personas y todas las sociedades
avanzan –retroceden o se estancan– en sus respectivas sendas de progreso. En este
sentido, el concepto de desarrollo es un concepto multidimensional y el avance de una
nación dependerá del tipo de concepción que tenga del desarrollo.
2. Antecedentes históricos: el desarrollo como desarrollo económico

Tras la II Guerra Mundial se enfatizó un enfoque unidimensional del desarrollo, centrado
en su dimensión económica, es decir, la capacidad de las personas de adquirir bienes y
servicios medida según el Producto Interior Bruto (PIB) y la renta disponible per capita
(Rpc) El crecimiento económico se convierte en el eje del desarrollo. Los principales
teóricos de este enfoque fueron los Economistas del desarrollo orientados a desarrollar
teorías que permitieran superar situaciones del llamado subdesarrollo: Rostow,
Hirschman, Prebisch, etc.
Esta nueva perspectiva de análisis centrada en la superación del subdesarrollo permitió
identificar algunos aspectos claves del proceso de crecimiento: industrialización,
urbanización, éxodo del campo a la ciudad y cambio económico estructural. El
“desarrollo” se concibe por tanto como el proceso de transformación a través del cual
las sociedades transitan desde “economías tradicionales” (predominantemente rurales,
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Política turística, sostenibilidad y ODS
agrícolas y poco productivas), a “economías modernas” (mayoritariamente urbanas,

industriales y altamente productivas).
Derivadas de estos enfoques se presentan una serie de propuestas estratégicas de
progreso. Primero, aumentar el tamaño del mercado para aprovechar las “economías
crecientes de escala”. Segundo, incrementar la rentabilidad de la inversión mediante la
mejora de la capacidad de innovación y gestión de los empresarios. Tercero, canalizar
los recursos hacia los sectores más dinámicos, lo que requiere de una estrategia nacional
de industrialización. Cuarto, generar incentivos fiscales al ahorro para impulsar la
inversión. Y quinto, potenciar el papel del Estado para superar los fallos de mercado.
El enfoque económico unidimensional sigue presente en la actualidad. Por ejemplo,
organismos como el Banco Mundial y la OCDE siguen categorizando a los países según
su renta per capita. Actualmente, el umbral del desarrollo en 2020 está en 12.536$ de
renta per capita: Países desarrollados: PNB per capita > 12.536$ Países en desarrollo:
PNB per capita ≤ 12.536$. En 2020 la población mundial es de 7.000 millones de
habitantes. La población en los países en desarrollo es de 5.800 millones de habitantes
(un 84% de la población mundial) y en los países desarrollados de 1.200 millones de
habitantes (16% de la población mundial).

El Banco Mundial clasifica a los países en 4 niveles de ingresos:
• 1. Países de ingresos bajos PNB per cápita ≤ 1.035$
• 2. Países de ingresos medios-bajos PNB per cápita entre 1.036$ y 4.055$
• 3. Países de ingresos medios-altos PNB per cápita entre 4.046$ y 12.535$
• 4. Países de ingresos altos PNB per cápita ≥ 12.536$
El enfoque del desarrollo económico recibió diversas críticas. Primero, por su escasa
atención concedida a los efectos distributivos del crecimiento. Segundo, por sostener
una concepción del desarrollo como un proceso consensual y beneficioso para el
conjunto de los actores, no contemplando la existencia de conflictos de interés. Tercero,
por presentar una tendencia al “determinismo histórico”: el proceso de desarrollo
consiste en reproducir las experiencias de los países desarrollados. Cuarto, por
considerar el crecimiento económico como objetivo y “fin” último del desarrollo, y no
como un “medio” para mejorar las condiciones de vida de las personas. Y quinto y
último, por sostener una concepción unidimensional (económica), sin considerar otras
dimensiones (sociales, políticas, culturales y medioambientales) que determinan
también el bienestar humano.
3. El desarrollo en la actualidad: el desarrollo como desarrollo humano sostenible

Las críticas de los años 70s y 80s cristalizaron en una nueva concepción multidimensional
que se denominaría el desarrollo humano sostenible. Este nuevo concepto se sostendría
en tres eventos clave. Primero, la Declaración de Naciones Unidas del Desarrollo de 1986
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que establecía el desarrollo como un derecho humano. Segundo, los desarrollos teóricos
y conceptuales del desarrollo humano de Amartya Sen Prmeio Nobel de Economía. Y
tercero, las Cumbres sobre el Clima y el consenso global sobre la necesidad de un
enfoque de sostenibilidad ambiental del desarrollo humano.
La Declaración sobre el Derecho al Desarrollo establecía que, el desarrollo es un proceso
global económico, social, cultural y político, que tiende al mejoramiento constante del
bienestar de toda la población y de todos los individuos sobre la base de su participación
activa, libre y significativa en el desarrollo y en la distribución justa de los beneficios que
de él se derivan. Y por tanto, el derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable
en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar
en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse
plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese
desarrollo y a disfrutar del él. La persona humana es el sujeto central del desarrollo y
debe ser el participante activo y el beneficiario del derecho al desarrollo.
El premio Nobel de Economía Amrtya Sen será el que conceptualice y formalice la idea
del desarrollo como desarrollo humano. El desarrollo se conceptualiza como una
expansión permanente de las libertades de los individuos. Estas libertades contemplan
múltiples dimensiones además de la económica: educación, salud, democracia, cultura,

paz, etc. Además, se justifica sobre una base ética (lo que es justo) pero también sobre
una base instrumental (las distintas libertades se refuerzan las unas a las otras). El
principal método de medición del Desarrollo humano es el Índice de Desarrollo humano
establecido por Naciones Unidas en sus Informes anuales de desarrollo humano.
4. La Agenda 2030 y los ODSs

En el año 2015 Naciones Unidas y sus Estados Miembros aprobaron un plan para avanzar
en el desarrollo humano sostenible a nivel global. Este plan se denominó Agenda 2030,
al establecer una serie de objetivos de desarrollo mensurables a alcanzar en el año 2030.
La Agenda 2030 incluye 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible
que abarcan las esferas económica, social y ambiental.
Históricamente, la sociedad internacional ha definido una serie de objetivos
internacionales que sería deseable alcanzar. Esta tarea ha estado generalmente liderada
por Naciones Unidas, como institución que agrupa al grueso de países del mundo. La
Declaración Universal de Derechos Humanos de la Asamblea General de Naciones
Unidas en 1948: reconoce derechos y libertades a los que deberían aspirar todos los
individuos y naciones del mundo. Sin embargo, esta Declaración, y otras muchas, no
generaba compromisos concretos de los Estados (es decir, eran declarativas, no
ejecutivas). A lo largo del siglo XX se fue avanzando en generar compromisos
alcanzables, cuantificables y financiados para alcanzar estos objetivos.
En el año 2000 se aprueba la Declaración del Milenio que establece unos ámbitos
prioritarios en los que la comunidad internacional debía avanzar: paz, seguridad y

desarme; desarrollo y erradicación de la pobreza; protección del entorno común;
derechos humanos, democracia y buen gobierno; protección de las personas
vulnerables; atención de las necesidades especiales de África; y fortalecimiento de las
Naciones Unidas. En el año 2001 se aprueban los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODMs) que tratan de operativizar la Declaración del Milenio en el ámbito del desarrollo
y la lucha contra la pobreza. Se definen 8 objetivos, 18 metas cuantitativas y 48
indicadores de seguimiento. Esta agenda operativa tuvo la virtud de poner sobre la
agenda internacional las necesidades de los países menos desarrollados.
Sin embargo, esta agenda también presentaba muchas limitaciones. Primero, no se
abordan los conflictos clave entre el Norte y el Sur: migraciones, finanzas, comercio
internacional, etc. Segundo, no se abordan temas clave a nivel interno como: desarrollo
industrial, capacidades institucionales (gobernabilidad), derechos humanos, cultura,
participación, democracia y desigualdades. Y tercero, en 2015 la evaluación de los

resultados sobre el avance de los ODMs mostraba avances importantes en varios
objetivos, pero en la mayoría de ellos se estaba lejos de alcanzar las metas marcadas,
especialmente en determinadas países y regiones.
Las limitaciones de los ODM, así como los retos pendientes en el año 2015, dieron luz a
la Agenda 2030 y los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODSs). Así lo exponía el
por entonces Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon: «Estamos resueltos
a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las
desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas
e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros
y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera
del planeta y sus recursos naturales”, señalaron los Estados en la resolución.»
Pero, ¿cuáles eran los retos pendientes en el año 2015 según la comunidad
internacional? Según Naciones Unidas los principales retos se centraban en estos
puntos: 1/8 personas padece desnutrición crónica; 1/4 niños sufre un retraso en
el crecimiento debido a la malnutrición; 2,5 millones de infecciones anuales de VIH-
SIDA; más de 200 millones de personas viven en barrios marginales;
2.500 millones de personas (casi la mitad de la población del mundo en desarrollo) no
disponen de servicios de saneamiento mejorados; y el agravamiento del calentamiento
global como consecuencia de la escalada imparable de emisiones de CO2 (incremento
del 46% desde 1990).
Sobre la base de estos retos se definieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODSs).
Los ODSs son una agenda de objetivos que expande y perfecciona las propuestas de los
ODMs. Además, profundizan la concepción multidimensional del desarrollo e integran
dos agendas: la agenda del desarrollo humano y la agenda de desarrollo sostenible. Una
de las novedades respecto de los ODMs es que imponen obligaciones por igual a países
desarrollados y países en desarrollo; a los primeros especialmente en el ámbito de la
sostenibilidad, a los segundos en el ámbito del desarrollo humano. El eje de los ODSs es
que por primera vez en la historia se consensua una agenda global compartida, dónde
los “bienes públicos globales” se ponen en el centro de la agenda internacional
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(calentamiento global, reservas de agua potable, bosques, migraciones, etc.) y su

protección es responsabilidad de todos los países del mundo, independientemente de
su nivel de desarrollo.
5. El sector turístico y los ODSs

Los ODS impactan, de forma directa e indirecta, en todos los sectores económicos, y por
tanto, en el sector turístico también. Así lo exponía Ban Ki-moon, el Secretario General
de las Naciones Unidas, en el Día Mundial del Turismo de 2014: “Con más de mil millones
de turistas internacionales viajando por el mundo todos los años, el turismo se ha
convertido en una poderosa fuerza transformadora que tiene una influencia decisiva en
la vida de millones de personas. Las posibilidades del turismo de incidir en el desarrollo
sostenible son considerables, por ser uno de los principales sectores de generación de
empleo en el mundo, el turismo ofrece importantes oportunidades de subsistencia, con
lo que contribuye a aliviar la pobreza e impulsar el desarrollo inclusivo y sostenible”.
Los ODSs mencionan de forma directa al sector turístico en tres de sus objetivos.
Primero, en el Objetivo 8. Desarrollo económico y empleo: por la capacidad del sector
para generar emprendimientos, lo que permite emplear y generar rentas en la

población, además, de crecimiento económico para el país. Segundo, en el Objetivo 12.
Consumo y producción sostenible: por su capacidad para promover e incentivar modos
de producción y consume sostenibles. Y tercero, en el Objetivo 14. Uso sostenible de
océanos y recursos marinos: por su vinculación directa con estos recursos y el potencial
para hacer un uso sostenible de los mismos.
Asimismo, el sector turístico también interacciona con el resto de ODSs de forma
indirecta. Primero, los Objetivos 1 “pobreza” y 2 “hambre”: el sector puede ser un
generador de rentas para sectores vulnerables, así como un potenciador y dinamizador
del sector agrícola local. Segundo, los Objetivos 3 “salud”, 4 “educación” y 10
“desigualdad”: estos sectores se financian en gran medida por las recaudaciones fiscales
derivadas de la actividad turística, que permite redistribuir la riqueza y reducir las
desigualdades sociales. Tercero, el Objetivo 5 “género”: la capacidad del sector para
generar empleos y rentas para las mujeres y promover la equidad salarial. Cuarto, los
Objetivos 6 “agua potable”, 7 “energía renovable”, 11 “ciudades sostenibles” 13 “lucha
contra el cambio climático”, 15 “flora y fauna terrestre”: por la capacidad del sector para
promover negocios y consumos sostenibles mediante el uso inteligente del agua, la
promoción de energía renovables que reduzcan las emisiones de CO2 y modelos de
negocio que no degraden el entorno terrestre y marino. Quinto, el Objetivo 9 “industria
e innovación”: por su capacidad para generar entornos industriales de alto valor añadido
y elementos de innovación tecnológica y de gestión. Y sexto, los Objetivos 16 “paz” y 17
“alianzas de desarrollo”: por el potencial para promover una cultura de paz, ocio e
interculturalidad, además de promover alianzas entre actores públicos y privados para
avanzar en el desarrollo sostenible.

En definitiva, el sector turístico puede tener un impacto positivo en todos los ODSs, ya
sea de forma directa o indirecta. De cara a maximizar estos impactos positivos, los
responsables y gestores turísticos deben tomar en consideración una serie de
elementos. Primero, las instituciones que fijan los parámetros y estándares para una
correcta implementación de los ODSs en los emprendimientos turísticos. Segundo, las
normativas que definen el marco legal en el que desenvolverse, así como los incentivos
fiscales y financieros para su desarrollo. Tercero, las herramientas que permitan a los
gestores desarrollar una integración más eficaz de los ODSs en sus emprendimientos. Y
cuarto, las actividades que operativizarán esa integración.
Algunas de las instituciones más relevantes en el ámbito internacional en relación al
vínculo entre turismo y los ODSs son las siguientes. Naciones Unidas, que es el foro
internacional en el cuál se aprueban los ODSs, y el PNUD (agencia de desarrollo de
Naciones Unidas) que es el organismo que define y propone a la Asamblea su
aprobación. La Organización Mundial del Turismo que es la organización dentro de
Naciones Unidas encargada de articular los ODSs con el sector turístico. El Pacto Global
(Global Compact) es una iniciativa de Naciones Unidas para implicar a las empresas
(especialmente grandes multinacionales) en los ODSs. La Comisión Europea, que fue uno
de los grandes promotores de los ODSs y sus políticas se alinean con ellos vinculando su

financiación a Estados y emprendimientos privados y públicos a su consecución.
Finalmente, los Ministerios y entidades sub-nacionales, ya que son los encargados de
articular, coordinar y ejecutar políticas turísticas acordes a los ODSs a nivel nacional y
regional.
Desde diversos ámbitos se han desarrollado herramientas que permitan a los
emprendedores o gestores de emprendimientos turísticos enfrentar los retos de la
aplicación de los ODSs. Algunos ejemplos son:
 El SDG Compass: Guía que proporciona herramientas e información a las
empresas para alinear sus estrategias, así como medir y gestionar su
contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
 Código Ético Mundial para el Turismo de la OMT: Es un marco fundamental de
referencia para el turismo responsable y sostenible. Se trata de un conjunto de
principios concebido para orientar a los principales actores del desarrollo
turístico: gobiernos, empresas turísticas, comunidades y turistas.
 Hotel Energy Solutions (HES): Esta iniciativa proporciona herramientas para que
las empresas hoteleras y dedicadas al alojamiento turístico puedan medir,
evaluar y reducir su consumo energético y su huella de carbono.
 Nearly Zero Energy Hotels (neZEH): Esta iniciativa europea ayuda a renovar
hoteles para transformarlos en edificios de consumo casi cero a través de
consultoría técnica y actividades de formación y capacitación.

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Además, también se han generado herramientas para pdoer realizar un seguimiento en
el avance en las diferentes dimensiones de los ODS desde el sector turístico. El Índice de
sostenibilidad turística del Foro Económico Mundial es un buen ejemplo. Este índice está
compuesto de diez indicadores que ponen de manifiesto el grado de compromiso de
cada país con las siguientes dimensiones ambientales:
1. Rigurosidad de la legislación ambiental.
2. Cumplimiento de la normativa ambiental.
3. Sostenibilidad de los proyectos de desarrollo de la industria de viajes y turismo.
4. Concentración de partículas en suspensión.
5. Número de tratados internacionales ratificados relacionados con protección
ambiental.

6. Estrés hídrico.
7. Número de especias amenazadas.
8. Cambio en el porcentaje de cobertura forestal.
9. Porcentaje de aguas residuales tratadas.
10. Presión sobre los recursos pesqueros.
Por último, hay que entender que los ODSs definen unas metas, pero no definen los
medios para alcanzarlas. Cada Estado o entidad define cómo alcanzarlos. Es importante
entender que desde el sector público se desarrollan diversas normativas, sistemas de
incentivos y herramientas orientadas a promover, de forma directa o indirecta, los ODSs.
En España se pueden encontrar estas herramientas públicas tanto a nivel del Estado
central (Ministerio de Hacienda, Ministerio de Industria y Turismo, Ministerio de Medio
Ambiente) como de las Comunidades Autónomas (Consejerías de Hacienda, Consejerías
de Medio Ambiente, De Industria, etc.). También en las distintas Direcciones de la
Comisión Europea.
A nivel normativo, encontramos normativas ambientales, de emisiones contaminantes,
uso de recursos naturales, etc. Estas normativas delimitan negocios realizables y no
realizables. En el ámbito de las políticas fiscales, las instituciones también definen
tributos ambientales a determinadas actividades, así como desgravaciones por el uso de
energías renovables. Estos elementos deben incorporarse en la toma de decisiones de
un negocio por sus impactos en términos rentabilidad y viabilidad. Por último, muchos
Estados definen líneas de financiación para la adaptación de los negocios a
determinados estándares ambientales, o para innovación tecnológica, como por
ejemplo las líneas de financiación “Industria Conectada 4.0” del Ministerio de Industria.
6. Conclusiones
El concepto de desarrollo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, inicialmente, de
una concepción unidimensional (económica) a una actual de carácter multidimensional
(desarrollo humano sostenible). El concepto actual de desarrollo humano sostenible se
concreta en la Agenda 2030 y los 17 objetivos de desarrollo sostenible, que son los ODSs.
Al sector turístico también le afectan los ODSs y puede contribuir a alcanzarlos.
Directamente, el sector turístico está vinculado a los objetivos 8, 12 y 14; pero
indirectamente está vinculado a todos ellos. Un gestor turístico debe identificar las
oportunidades específicas derivadas de cumplir con los ODS en su negocio. Para ello
debe hacer un buen diagnóstico, que identifique los ODSs clave, fijar prioridades,
indicadores de monitoreo y acciones para adaptar el negocio de forma sostenible.
Además, el gestor turístico debe identificar las oportunidades que se le brindan desde
el sector público para poder realizar estas transformaciones en su negocio. Estas pueden
tomar forma de subvenciones, desgravaciones, préstamos o certificaciones
internacionales, entre otros.


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