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A) El tremendismo o Novela Existencial consiste en un realismo extremista, crudo y exagerado, el cual puede
ser observado en casi todas las páginas de la novela.
En La familia de Pascual Duarte, (1942)se ven, claramente, todas las características del tremendismo. Es una
metáfora de la violencia, dolor y angustia que produce la transformación del personaje de verdugo en víctima, en
un contexto con una crítica social de situaciones reales del medio rural español de la época.
RASGO 3 (IMPORTANTE)
Narrador-protagonista en 1ª persona que cuenta sus memorias (verosimilitud y realismo). Utilizando el
molde del Lazarillo: el personaje cuenta toda su vida desde la distancia, a una segunda persona que se ha
interesado por los dramáticos sucesos que le han llevado a la cárcel y a ser condenado a muerte. Este narrador
se combina con diálogos ágiles y de un lenguaje sencillo y directo (Un campesino extremeño que
condenado a muerte escribe la historia de su brutal vida, llena de acontecimientos truculentos, asesinatos)
y el Estilo directo ( entre guiones). En la reflexiones, utiliza un narrador en 3ª persona y en 1ª plural,
omnisciente y testigo, que parece que suplica perdón y se justifica.
RASGO 4
Los personajes, son seres que viven en un ámbito de marginación y el tremendismo produce en ellos
crueldad, violencia, un sentimiento de miseria que les provoca dolor y los lleva a estar angustiados,
desencadenándose desenlaces trágicos. Se guían solo por el instinto: sexualidad sin reflexión o asesinatos
"espontáneos"; maltrato verbal.
RASGO 5 (IMPORTANTE) TEMÁTICA: Visión fatalista y determinista de la vida, lo más primitivo del
hombre
DETERMINISMO: siguiendo los principios de Zola si has nacido en un ambiente marginal estás condenado a
repetir y prolongar esa situación: Pascual es hijo de padres que se maltratan mutuamente, de una madre
alcohólica y fría con sus descendientes; de este modo, tiene un hijo con retraso mental del que no se ocupa y
hasta se burla, una hija prostituta y un hijo, Pascual, infeliz en su vida familiar y que acaba siendo un asesino y
hasta un parricida. Esto se asocia siempre al FATALISMO (tiene premoniciones negativas y siempre señala
que todo le sale mal). Los hechos violentos son consecuencia de la influencia de la malas circunstancias
sociales en la conciencia del protagonista, que aumentan su tristeza y odio hasta no ser capaz de
controlarlo y acabe matando involuntariamente.
TEXTO 1
— Estirao, has matado a mi mujer...
— ¡Que era una zorra!
— Que sería lo que fuese, pero tú la has matado. Has deshonrado a mi hermana...
— ¡Bien deshonrada estaba cuando yo la cogí!
— ¡Deshonrada estaría, pero tú la has hundido! ¿Quieres callarte ya? Me has buscado las vueltas hasta que me
encontraste; yo no he querido herirte, yo no quise quebrarte el costillar...
— ¡Que sanará algún día, y ese día!
— ¿Ese día, qué?
— ¡Te pegaré dos tiros igual que a un perro rabioso!
— ¡Repara en que te tengo a mi voluntad!
— ¡No sabrás tú matarme!
— ¿Que no sabré matarte?
— No.
— ¿Por qué lo dices? ¡Muy seguro te sientes!
— ¡Porque aún no nació el hombre! Estaba bravo el mozo.
— ¿Te quieres marchar ya?
— ¡Ya me iré cuando quiera!
— ¡Que va a ser ahora mismo!
— ¡Devuélveme a la Rosario!
— ¡No quiero!
— ¡Devuélvemela, que te mato!
— ¡Menos matar! ¡Ya vas bien con lo que llevas!
— ¿No me la quieres dar?
— ¡No! El Estirao, haciendo un esfuerzo supremo, intentó echarme a un lado. Lo sujeté del cuello y lo hundí contra
el suelo.
— ¡Échate fuera!
— ¡No quiero! Forcejeamos, lo derribé, y con una rodilla en el pecho le hice la confesión:
— No te mato porque se lo prometí...
— ¿A quién?
— A Lola.
— ¿Entonces, me quería?
Era demasiada chulería. Pisé un poco más fuerte... La carne del pecho hacía el mismo ruido que si estuviera en el
asador... Empezó a arrojar sangre por la boca. Cuando me levanté, se le fue la cabeza — sin fuerza — para un
lado...
La familia de Pascual Duarte
TEXTO 2
Se mata sin pensar, bien probado lo tengo; a veces sin querer. Se odia, se odia intensamente, ferozmente, y se
abre la navaja, y con ella, descalzo, hasta la cama donde duerme el enemigo. Es de noche, pero por la ventana
entra el claror de la luna; se ve bien. Sobre la cama está echado el muerto, el que va a ser el muerto. Uno lo mira,
lo oye respirar; no se mueve, está quieto como si nada fuera a pasar. Como la alcoba es vieja, los muebles nos
asustan con su crujir que puede despertarlo, que a lo mejor había de precipitar las puñaladas. El enemigo levanta
un poco el embozo y se da la vuelta: sigue dormido. Su cuerpo abulta mucho; la ropa engaña. Uno se acerca
cautelosamente; lo toca con la mano con cuidado. Está dormido, bien dormido; ni se había de enterar…
Pero no se puede matar así; es de asesinos. Y uno piensa volver sobre sus pasos, desandar lo ya andado... No:
no es posible. Todo está muy pensado; en un instante, un corto instante y después...
Pero tampoco es posible volverse atrás. El día llegará y en el día no podríamos aguantar su mirada, esa mirada
que en nosotros se clavará aun sin creerlo.
Habrá que huir; que huir lejos del pueblo, donde nadie nos conozca, donde podamos empezar a odiar con odios
nuevos. El odio tarda años en incubar: uno ya no es un niño y cuando el odio crezca y nos ahogue los pulsos,
nuestra vida se irá. El corazón no albergará más hiel y ya estos brazos, sin fuerza, caerán…
La familia de Pascual Duarte
B) RASGOS DE LA NOVELA DE CAMILO JOSÉ CELA/NOVELA DEL REALISMO SOCIAL (La Colmena) 1951
La colmena es la obra más importante de la trayectoria de Cela. En ella se advierte una característica de toda
su trayectoria novelística: su constante deseo de experimentación con nuevas fórmulas y moldes narrativos.
Se trata de una novela con personaje colectivo: cerca de trescientos personajes que viven en el Madrid de los
primeros años de la posguerra (1942 o 1943). La pobreza, el hambre, la falta de ideales, el miedo y la
hipocresía son los rasgos más característicos de los personajes más destacados. Los personajes son de
todos los sectores sociales, pero abundan los de la pequeña burguesía.
La estructura de esta obra es fragmentaria, la obra se divide en seis capítulos y un final. Cada capítulo está
organizado en múltiples secuencias que no siguen el orden cronológico. En ocasiones se cuentan acciones
simultáneas. La novela no tiene argumento ni desenlace ( final abierto). La unión entre estos personajes los
encontramos en el café de doña Rosa, en el vecindario o pertenecen a la misma familia.
La historia se inscribe en un tiempo muy reducido: poco más de dos días. Con ello, se pretende fijar el tiempo
en un eterno ahora, en un presente intemporal que se repite sin cesar. Esa reiteración refleja la monotonía,
la rutina, la ausencia de cambio.
RASGO 2 (IMPORTANTE)
Protagonista Colectivo (representa a la España rural, a la España obrera y a la España urbana burguesa o
suburbial). Apenas hay personajes individuales, todos simbolizan una colectividad y además proceden de las
clases bajas o la marginalidad. La novela refleja las rutinas y miserias cotidianas de una multitud de
personajes (la mayor parte pertenecientes a las clases más humildes o a una burguesía sin recursos), que
luchan por sobrevivir en un entorno de soledad y frustración.
Personajes más destacados: Martín Marco, intelectual bohemio; doña Rosa, dueña del café donde se reúne buen
número de los personajes de la novela; la señorita Elvira, buscona marchita, condenada a la soledad; Filo, ejemplo
de mujer sacrificada por las estrecheces económicas…
RASGO 3
La acción se centra en el conjunto de la ciudad. Ambientación en espacios cotidianos del Madrid de la
posguerra: bares o cafés, casas particulares, casas de citas, comercios, calles, descampados, suburbios…
RASGO 4 (IMPORTANTE)
Lenguaje realista:
Empleo del registro coloquial, incluso vulgar: vulgarismos, insultos, expresiones coloquiales, frases
hechas, refranes, muletillas…Sencillez léxica y sintáctica.
Uso del diálogo como forma de expresión dominante para caracterizar a los personajes, pero también de
las descripciones, sobre todo, el retrato, con un gusto por seleccionar lo feo, lo desagradable o repugnante,
así como rasgos deformantes (animalizadores o cosificadores): «Doña Rosa tiene la cara llena de manchas,
parece que está siempre mudando la piel como un lagarto»; «... él limpia [ ... 1 retoza a su alrededor como un
perrillo faldero»; «... dos pensionistas, pintadas como monas ... »; «El niño es vivaracho como un insecto»; «Doña
Rosa respira como una máquina»... También se usa la técnica impresionista en algunas descripciones, y está
presente el humor y la ironía.
RASGO 5 (IMPORTANTE)
Mezcla de dos tipos de narradores: por un lado, uno objetivista, testigo o de cámara, externo, en 3ª
persona (“desaparición del narrador” para dejar actuar a los personajes), que solo registra el exterior de los
personajes y sus palabras, sin ningún elemento subjetivo ni sentimental; y, por otro, un narrador
omnisciente que sabe lo que piensan, sienten o sueñan sus personajes y que conoce su historia. No faltan
tampoco las intervenciones del propio narrador en 1ª persona, con reflexiones sobre el comportamiento o
la índole de los personajes y que, en ocasiones, se dirige a los propios lectores haciendo denuncia y
Realismo crítico. (“A mí no me parece…”, “Digo esto…”, “Ya dijimos…”, “Ya sabéis…”)
TEXTOS DE “La Colmena”
Martín Marco se para ante los escaparates de una tienda de lavabos que hay en la calle de Sagasta. La tienda
como una joyería o como la peluquería de un gran hotel, y los lavabos parecen lavabos del otro mundo, lavabos
del Paraíso, con sus grifos relucientes, sus lozas tersas y sus nítidos, purísimos espejos. Hay lavabos blancos,
lavabos de todos los colores. ¡También es ocurriencia! Hay baños que lucen hermosos como pulseras de
brillantes, bidets con un cuadro de mandos como el de un automóvil, lujosos retretes de dos tapas y de ventrudas,
elegantes cisternas bajas donde seguramente se puede apoyar el codo, se pueden incluso colocar algunos libros
seleccionados, encuadernados con belleza: Holderlin, Keats, Valery, para, los casos en que el estreñimiento
precisa de compañía; Rubén, Mallarmé, sobre todo Mallarmé para las descomposiciones de vientre. ¡Qué
porquería!
Martín Marco sonríe, como perdonándose, y se aparta del escaparate. La vida, piensa, es todo. Con lo que unos
se gastan para hacer sus necesidades a gusto, otros tendríamos para comer un año. ¡Está bueno! Las guerras
deberían hacerse para que haya menos gentes que hagan sus necesidades a gusto y pueda comer el resto un
poco mejor. Lo malo es que, cualquiera sabe por qué, los intelectuales seguimos comiendo mal y haciendo
nuestras cosas con los Cafés. ¡Vaya por Dios!
A Martín Marco le preocupa el problema social. No tiene ideas muy claras sobre nada, pero le
preocupa el problema social.
Eso de que haya pobres y ricos, dice a veces, está mal; es mejor que seamos todos iguales, ni muy pobres ni muy
ricos, todos un término medio. A la Humanidad hay que reformarla. Debería nombrarse una comisión de sabios
que se encargase de modificar la Humanidad. Al principio se ocuparían de pequeñas cosas, enseñar el sistema
métrico decimal a la gente, por ejemplo, y después cuando se fuesen calentando, empezarían con las cosas más
importantes y podrían hasta ordenar que se tirara abajo las ciudades para hacerlas otra vez, todas iguales, con las
calles bien rectas y calefacción en todas las casas. Resultaría un poco caro, pero en los Bancos tiene que haber
cuartos de sobra.
"Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña
Rosa dice con frecuencia "leñe" y "nos ha merengao". Para doña Rosa, el mundo es un Café, y alrededor de su
Café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las
muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera
soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que
le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas... Doña Rosa tiene la cara llena de
manchas, parece que está siempre mudando la piel como un lagarto. Cuando está pensativa, se distrae y se saca
virutas de la cara, largas a veces como tiras de serpentinas. Después vuelve a la realidad y se pasea otra vez,
para arriba y para abajo, sonriendo a los clientes, a los que odia en el fondo, con sus dientecillos renegridos, llenos
de basura. "
El señor Suárez se apeó de su taxi enfrente del Congreso y se metió por la calle del Prado, en busca del Café donde lo
esperaban. El señor Suárez, para que no se le notase demasiado que llevaba la boquita hecha agua, había optado por no
llegar con el taxi hasta la puerta del Café.
–¡Ay, chico! Estoy pasado. En mi casa debe suceder algo horrible, mi mamita no contesta.
La voz del señor Suárez, al entrar en el Café, se hizo aún más casquivana que de costumbre, era ya casi una voz de golfa
de bar de camareras.
–¡Déjate y no te apures! Se habrá dormido.
–¡Ay! ¿Tú crees?
–Lo más seguro. Las viejas se quedan dormidas en seguida.
Su amigo era un barbián con aire achulado, corbata verde, zapatos de color corinto y calcetines a rayas. Se llama José
Giménez Figueras y aunque tiene un aspecto sobrecogedor, con su barba dura y su mirar de moro, le llaman, por mal nombre,
Pepito el Astilla.
El señor Suárez sonrió, casi con rubor.
–¡Qué guapetón estás, Pepe!
–¡Cállate, bestia, que te van a oír!
–¡Ay, bestia, tú siempre tan cariñoso!
El señor Suárez hizo un mohín. Después se quedó pensativo.
–¿Qué le habrá pasado a mi mamita?
–¿Te quieres callar?
El señor Giménez Figuras, alias el Astilla, le retorció la muñeca al señor Suárez, alias la Fotógrafa.
–Oye, chata, ¿hemos venido para ser felices o para que me coloques el rollo de tu mamá querida?
–¡Ay, Pepe, tienes razón, no me riñas! ¡Es que estoy que no me llega la camisa al cuerpo!