Está en la página 1de 9

Óxidos: nomenclatura, tipos,

propiedades y ejemplos
Los óxidos son una familia de compuestos binarios donde hay interacciones
entre el elemento y el oxígeno. De modo que un óxido tiene una fórmula muy
general del tipo EO, donde E es cualquier elemento.

Dependiendo de muchos factores, como la naturaleza electrónica de E, su


radio iónico, y sus valencias, pueden formarse diversos tipos de óxidos.
Algunos son muy simples, y otros, como el Pb 3O4, (denominado minio, arcazón
o plomo rojo) son mixtos; es decir, resultan de la combinación de más de un
óxido simple.

Pero la complejidad de los óxidos puede ir más allá. Existen mezclas o


estructuras en las cuales pueden intervenir más de un metal, y donde además
las proporciones no sean estequiométricas. En el caso del Pb 3O4, la relación
Pb/O es igual a 3/4, de la cual tanto el numerador como el denominador son
números enteros.

En los óxidos no estequiométricos las proporciones son números decimales. El


E0.75O1.78, es un ejemplo de un óxido hipotético no estequiométrico. Este
fenómeno sucede con los denominados óxidos metálicos, en especial con los
metales de transición (Fe, Au, Ti, Mn, Zn, etc.).

No obstante, existen óxidos cuyas características son mucho más simples y


diferenciables, como lo es el carácter iónico o covalente. En aquellos óxidos
donde predomine el carácter iónico, se compondrán de cationes E + y aniones
O2–; y aquellos puramente covalentes, los enlaces simples (E–O) o dobles
(E=O).

Lo que dictamina el carácter iónico de un óxido es la diferencia de


electronegatividad entre E y O. Cuando E es un metal muy electropositivo,
entonces EO tendrá un alto carácter iónico. Mientras que si E es
electronegativo, a saber un no metal, su óxido EO será covalente.

Esta propiedad define muchas otras exhibidas por los óxidos, como lo es su
capacidad de formar bases o ácidos en disolución acuosa. De aquí surgen los
llamados óxidos básicos y ácidos. Los que no se comporten como ninguno de
los dos, o que por el contrario manifiesten ambas características, son óxidos
neutros o anfóteros.

Nomenclatura
Existen tres maneras de mencionar los óxidos (las cuales aplican también a
muchos otros compuestos). Estas son correctas sin importar el carácter iónico
del óxido EO, por lo que sus nombres no dicen nada respecto a sus
propiedades ni estructuras.

Nomenclatura sistemática

Dados los óxidos EO, E2O, E2O3 y EO2, a primera vista no puede conocerse
qué hay detrás de sus fórmulas químicas. Sin embargo, los números indican
las proporciones estequiométricas o la relación E/O. A partir de estos números
se les puede dar nombres aunque no se especifique con qué valencia “trabaja”
E.

Los números de átomos tanto para E como para O, se señalan con los prefijos
de numeración griega. De esta manera, mono- quiere decir que hay un solo
átomo; di-, dos átomos; tri-, tres átomos, y así sucesivamente.

Entonces, los nombres de los óxidos anteriores de acuerdo a la nomenclatura


sistemática son:

–Monóxido de E (EO).

–Monóxido de diE (E2O).

–Trióxido de diE (E2O3).

–Dióxido de E (EO2).

Aplicando entonces esta nomenclatura para el Pb 3O4, el óxido rojo de la


primera imagen, se tiene:

Pb3O4: tetraóxido de triplomo.

Para muchos óxidos mixtos, o con proporciones estequiométricas elevadas,


resulta de gran utilidad recurrir a la nomenclatura sistemática para nombrarlos.
Nomenclatura stock
Valencia

Aunque no se conozca qué elemento sea E, basta con la relación E/O para
conocer qué valencia está utilizando en su óxido. ¿Cómo? Mediante el principio
de electroneutralidad. Éste exige que la suma de las cargas de los iones en un
compuesto deba ser igual a cero.

Esto se hace asumiendo un carácter iónico alto para cualquier óxido. Así, el O
tiene carga -2 por tratarse del O2-, y E debe aportar n+ de modo que neutralice
las cargas negativas del anión óxido.

Por ejemplo, en el EO el átomo E trabaja con valencia +2. ¿Por qué? Porque
de lo contrario no podría neutralizar la carga -2 del único O. Para el E 2O, el E
tiene valencia +1, ya que la carga +2 debe dividirse entre los dos átomos de E.

Y en el E2O3, deben calcularse primero las cargas negativas aportadas por el


O. Como son tres de ellos, entonces: 3(-2)= -6. Para neutralizar la carga -6 se
requiere que los E aporten +6, pero debido a que hay dos de ellos, +6 se divide
entre dos, quedando E con valencia de +3.

Regla nemotécnica

El O siempre tiene valencia -2 en los óxidos (a menos que se trate de un


peróxido o superóxido). Por lo que una regla nemotécnica para determinar la
valencia de E consiste simplemente en tomar en cuenta el número que
acompaña al O. E, por su lado, tendrá el número 2 acompañándole, y de no ser
así, significa que hubo una simplificación.

Por ejemplo, en EO la valencia de E es +1, porque aunque no se escriba, hay


un solo O. Y para el EO 2, al no haber un 2 acompañando a E, hubo una
simplificación, y para que aparezca debe multiplicarse por 2. Así, la fórmula
queda como E2O4 y la valencia de E es entonces +4.

Sin embargo, esta regla falla para algunos óxidos, como el Pb 3O4. Por lo tanto,
siempre es necesario realizar los cálculos de neutralidad.
En qué consiste

Una vez teniendo a mano la valencia de E, la nomenclatura stock consiste en


especificarla dentro de unos paréntesis y con números romanos. De todas las
nomenclaturas esta es la más simple y precisa con respecto a las propiedades
electrónicas de los óxidos.

Si E, por otro lado, tiene una sola valencia (la cual puede consultarse en la
tabla periódica), entonces ésta no se especifica.

Así, para el óxido EO si E tiene valencia +2 y +3, se llama: óxido de (nombre de


E) (II). Pero si E solo tiene valencia +2, entonces su óxido se llama: óxido de
(nombre de E).

Nomenclatura tradicional

Para mencionar el nombre de los óxidos debe añadirse a sus nombres en latín
los sufijos –ico u –oso, para las valencias más grandes o pequeñas. En el caso
de que haya más de dos, se recurre entonces a los prefijos –hipo, para la más
pequeña, y –per, para la mayor de todas.

Por ejemplo, el plomo trabaja con valencias +2 y +4. En el PbO tiene valencia
+2, de modo que se llama: óxido plumboso. Mientras que el PbO 2 se llama:
óxido plúmbico.

¿Y el Pb3O4, cómo se llama de acuerdo a las dos nomenclaturas anteriores?


Carece de nombre. ¿Por qué? Porque el Pb 3O4 consiste realmente de una
mezcla 2[PbO][PbO2]; es decir, el sólido rojo tiene doble concentración de PbO.

Por esta razón sería incorrecto intentar darle un nombre al Pb 3O4 que no
consista de la nomenclatura sistemática o del argot popular.

Tipos de óxidos
Dependiendo de qué parte de la tabla periódica se encuentre E y, por tanto, su
naturaleza electrónica, se puede formar un tipo de óxido u otro. De aquí surgen
múltiples criterios para asignarles un tipo, pero los más importantes son
aquellos relacionados con su acidez o basicidad.

Óxidos básicos
Los óxidos básicos se caracterizan por ser iónicos, metálicos, y más
importante, generar una solución básica al disolverse en el agua. Para
determinar experimentalmente si un óxido es básico, debe agregarse a un
recipiente con agua e indicador universal disuelto en ella. Su coloración antes
de añadirle el óxido debe ser verde, pH neutro.

Una vez agregado el óxido al agua, si su color cambia de verde a azul, significa
que el pH se tornó básico. Esto se debe a que establece un equilibrio de
solubilidad entre el hidróxido formado y el agua:

EO(s) + H2O(l) => E(OH)2(s) <=> E2+(ac) + OH–(ac)

Aunque el óxido sea insoluble en el agua, basta con que una porción pequeña
se disuelva para modificar el pH. Algunos óxidos básicos son tan solubles que
generan hidróxidos cáusticos como el NaOH y KOH. Es decir, los óxidos de
sodio y potasio, Na2O y K2O, son muy básicos. Nótese la valencia de +1 para
ambos metales.

Óxidos ácidos
Los óxidos ácidos se caracterizan por tener un elemento no metálico, son
covalentes, y además, generan soluciones ácidas con el agua. Nuevamente,
puede comprobarse su acidez con el indicador universal. Si esta vez al añadir
el óxido al agua, su color verde se torna rojizo, entonces se trata de un óxido
ácido.

¿Qué reacción toma lugar? La siguiente:

EO2(s) + H2O(l) => H2EO3(ac)

Un ejemplo de un óxido ácido, que no es un sólido, sino un gas, es el CO 2.


Cuando este se disuelve en agua, forma el ácido carbónico:

CO2(g) + H2O(l) <=> H2CO3(ac)

Asimismo, el CO2 no consiste en aniones O2- y cationes C4+, sino en una


molécula formada por enlaces covalentes: O=C=O. Esta es quizás una de las
mayores diferencias entre los óxidos básicos y los ácidos.

Óxidos neutros
Estos óxidos no cambian el color verde del agua a pH neutro; es decir, no
forman hidróxidos, ni ácidos en solución acuosa. Algunos de ellos son: N 2O,
NO y CO. Al igual que el CO, tienen enlaces covalentes que pueden ilustrarse
por estructuras de Lewis o cualquier teoría del enlace.

Óxidos anfóteros
Otra forma de clasificar a los óxidos depende de si reaccionan o no con un
ácido. El agua es un ácido muy débil (y una base también), por lo que los
óxidos anfóteros no exhiben “sus dos caras”. Estos óxidos se caracterizan por
reaccionar tanto con ácidos como con bases.

El óxido de aluminio, por ejemplo, es un óxido anfótero. Las siguientes dos


ecuaciones químicas representan su reacción con ácidos o bases:

Al2O3(s) + 3H2SO4(ac) => Al2(SO4)3(ac) + 3H2O(l)

Al2O3(s) + 2NaOH(ac) + 3H2O(l) => 2NaAl(OH)4(ac)

El Al2(SO4)3 es la sal sulfato de aluminio, y el NaAl(OH) 4 una sal compleja


llamada tetrahidroxo aluminato de sodio.

El óxido de hidrógeno, H 2O (el agua), también es anfotérico, y esto se


evidencia en su equilibrio de ionización:

H2O(l) <=> H3O+(ac) + OH–(ac)

Óxidos mixtos
Los óxidos mixtos son aquellos que consisten de la mezcla de uno o más
óxidos en un mismo sólido. El Pb3O4 es un ejemplo de ellos. La magnetita,
Fe3O4, es también otro ejemplo de un óxido mixto. El Fe 3O4 es una mezcla de
FeO y Fe2O3 en proporciones 1:1 (a diferencia del Pb3O4).

Las mezclas pueden ser más complejas, originando así una variedad rica de
minerales de óxidos.

Propiedades
Las propiedades de los óxidos dependen de su tipo. Los óxidos pueden ser
iónicos (En+O2-), como el CaO (Ca2+O2–), o covalentes, como el SO2, O=S=O.

A partir de este hecho, y de la tendencia que tienen los elementos de


reaccionar con ácidos o bases, se recolectan un número de propiedades para
cada óxido.

Asimismo, lo anterior se refleja en las propiedades físicas como los puntos de


fusión y ebullición. Los óxidos iónicos tienden a formar estructuras cristalinas
muy resistentes al calor, por lo que sus puntos de fusión son elevados
(superiores a los 1000ºC), mientras que los covalentes funden a bajas
temperaturas, o incluso son gases o líquidos.

¿Cómo se forman?
Los óxidos se forman cuando los elementos reaccionan con el oxígeno. Esta
reacción puede ocurrir con el simple contacto con atmósferas ricas en oxígeno,
o requiere de calor (como el de la llama de un mechero). Es decir, al quemar un
objeto éste reacciona con el oxígeno (siempre y cuando esté presente en el
aire).

Si se toma un pedazo de fósforo, por ejemplo, y se coloca en la llama, éste


arderá y formará el óxido correspondiente:

4P(s) + 5O2(g) => P4O10(s)

Durante este proceso algunos sólidos, como el calcio, pueden arder con una
llama brillante y colorida.

Otro ejemplo se obtiene al quemar madera o cualquier sustancia orgánica, las


cuales poseen carbono:

C(s) + O2(g) => CO2(g)

Pero si hay una insuficiencia de oxígeno se forma CO en lugar de CO 2:

C(s) +1/2O2(g) => CO(g)

Nótese cómo la relación C/O sirve para describir óxidos distintos.

Ejemplos de óxidos
La imagen superior corresponde a la estructura del óxido covalente I 2O5, el más
estable que forma del yodo. Nótese sus enlaces simples y dobles, así como las
cargas formales del I y de los oxígenos a sus laterales.

Los óxidos de los halógenos se caracterizan por ser covalentes y muy


reactivos, como tal son los casos del O 2F2 (F-O-O-F) y OF2 (F-O-F). El dióxido
de cloro, ClO2, por ejemplo, es el único óxido de cloro que se sintetiza a
escalas industriales.

Debido a que los halógenos forman óxidos covalentes, se calcula del mismo
modo sus “hipotéticas” valencias a través del principio de la electroneutralidad.

Óxidos de metales de transición


Además de los óxidos de halógenos, se tiene a los óxidos de los metales de
transición:

-CoO: óxido de cobalto (II); óxido cobaltoso; u monóxido de cobalto.

-HgO: óxido de mercurio (II); óxido mercúrico; u monóxido de mercurio.

-Ag2O: óxido de plata; óxido argéntico; o monóxido de diplata.

-Au2O3: óxido de oro (III); óxido aúrico; o trióxido de dioro.

Ejemplos adicionales
-B2O3: óxido de boro; óxido bórico; o trióxido de diboro.

-Cl2O7: óxido de cloro (VII); óxido perclórico; heptóxido de dicloro.

-NO: óxido de nitrógeno (II); óxido nítrico; monóxido de nitrógeno.

Referencias
1. Shiver & Atkins. (2008). Química Inorgánica. (cuarta edición). Mc Graw
Hill.
2. Metal and Nonmetal Oxides. Tomado de: chem.uiuc.edu
3. Free Chemistry Online. (2018). Oxides and Ozone. Tomado de:
freechemistryonline.com
4. Toppr. (2018). Simple Oxides. Tomado de: toppr.com
5. Steven S. Zumdahl. (07 de mayo de 2018). Oxide. Encyclopediae
Britannica. Tomado de: britannica.com
6. Chemistry LibreTexts. (24 de abril de 2018). Oxides. Tomado de:
chem.libretexts.org
7. Quimicas.net (2018). Ejemplos de Óxidos. Recuperado
de:quimicas.net

También podría gustarte