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Panorama del Antiguo Testamento 1

IDIOMAS QUE SE USARON PARA EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Según las páginas consultadas e investigación realizada, son dos los idiomas que
se usaron al inicio para establecer el Antiguo Testamento. Los cuales son:
El ARAMEO y el HEBREO.

1. EL IDIOMA ARAMEO

Para tomar en cuenta que el arameo fue uno de los idiomas que se usó para el
canon del Antiguo Testamento, fueron pocos los escritos que se realizaron en este
idioma pero que tuvo gran importancia en la recopilación de todos los libros del A.
T.

La diseminación del arameo

Algunas tribus arameas, los caldeos, vivían en el sur de Babilonia, en la comarca


de Ur; otras moraban en la alta Mesopotamia, entre el río Quebar (Khabur) y el gran
codo del Eufrates, con Harán como su centro. El hecho de que los patriarcas
Abrahán, Isaac y Jacob estuvieran relacionados con Harán, probablemente explica
la declaración hecha por Moisés de que Jacob era "arameo":

"Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de


perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y
allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa" (Deut. 26: 5).

Desde su cuna en el norte de Mesopotamia, el arameo se esparció hacia el sur por


toda Siria.
Cuando las ciudades-estados de Siria, cuya población hablaba arameo, fueron
destruidas por los asirios, en el siglo VIII AC, sus pobladores fueron trasplantados
a diferentes partes del imperio asirio.
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Esto originó una gran difusión del arameo que era mucho más simple para aprender
que la mayoría de los otros idiomas del antiguo Cercano Oriente.

Finalmente, el arameo se convirtió en la lengua común, el idioma internacional, del


mundo civilizado, y llegó a ser primero el idioma oficial del imperio neobabilonio y
luego del imperio persa.

Secciones arameas de la biblia

Unos pocos capítulos de los libros de Esdras (caps. 4: 8 a 6: 18; 7: 12-26) y Daniel
(caps. 2: 4 a 7: 28), un versículo de Jeremías (cap. 10: 11) y una palabra en el
Génesis (cap. 31: 47) no fueron escritos en hebreo antiguo sino en arameo.
El arameo se parece al hebreo más o menos en la misma forma como el castellano
se parece al portugués. Con todo, las diferencias entre el arameo y el hebreo no
son dialectales, y se consideran como dos idiomas separados.

El arameo, el idioma de Cristo


Como resultado del cautiverio babilónico, los judíos adoptaron el arameo en lugar
del hebreo durante los últimos siglos de la era precristiana. Por el tiempo de Cristo,
el arameo había llegado a ser la lengua materna de la población de Palestina.

Una cantidad de expresiones arameas en el Nuevo Testamento muestran


claramente que ése era el idioma de Jesús. "Talita cumi" (Mar. 5:41), "efata" (Mar.
7:34) y "Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?" (Mar. 15: 34) son algunas de las expresiones
arameas de Cristo. Todavía se leía la Biblia en hebreo en los servicios de la
sinagoga en el tiempo de Cristo, pero muchas personas, especialmente las mujeres,
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no podían entenderlo. Por lo tanto, se había hecho costumbre que los lectores de la
sinagoga tradujeran al arameo pasajes de las Escrituras.

Posteriormente se hicieron traducciones escritas del Antiguo Testamento en


arameo: los llamados targumin.

El hebreo se había convertido en una lengua muerta en los tiempos precristianos, y


ha experimentado reavivamientos sólo artificiales; pero el arameo continuamente se
ha mantenido como una lengua viva hasta hoy, y todavía se usa en ciertas partes
del Cercano Oriente donde es conocido como siriaco.

Las expresiones bíblicas usadas para el idioma hablado por los israelitas del Antiguo
Testamento son:

Lengua de Canaán: "En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto
que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será
llamada la ciudad de Herez" (Isaías 19: 18).

Lengua de Judá: "Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al


Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo
entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del
pueblo que está sobre el muro.Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó
a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran
rey, el rey de Asiria". (2 Reyes 18: 26, 28).

Judaico: "Y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían
hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo" (Nehemías
13: 24).
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2. EL IDIOMA HEBREO
El Segundo idioma que se menciona en la cual se escribió el Antiguo Testamento,
es el idioma Hebreo, que por su parte, la mayor parte del A. T. se escribió en hebreo,
generalmente llamado hebreo antiguo para distinguirlo del hebreo mishnaico y del
hebreo moderno. El hebreo mishnaico corresponde con la era cristiana. Es un
idioma restaurado artificialmente, usado por los rabinos en sus obras eruditas y que
ahora se emplea como idioma oficial del Estado de Israel.

La expresión idioma "hebreo" que se encuentra por primera vez en el prólogo del
libro apócrifo del Eclesiástico (escrito en el año 132 AC), también es usada por el
historiador judío Josefo en el siglo I de la era cristiana y aparece posteriormente en
los escritos rabínicos.

Características del Hebreo

Es una rama de la gran familia de antiguos idiomas semíticos que se hablaban en


Mesopotamia, Siria, Palestina y Arabia. Está muy estrechamente relacionado con
los idiomas hablados por los antiguos cananeos, fenicios y sirios, y es casi idéntico
a los de los moabitas, edomitas y amonitas.

El idioma hablado por los naturales de Canaán apenas si se diferenciaba del hebreo
bíblico. Una característica interesante que el hebreo comparte con todos los idiomas
semíticos es que la mayoría de sus palabras básicas contienen tres consonantes.

El hebreo escrito de los tiempos bíblicos consistía sólo en consonantes. Las vocales
se añadieron cuando el hebreo ya se había convertido en lengua muerta, varios
siglos después de Cristo, en un esfuerzo para preservar el conocimiento de cómo
se había hablado el idioma. Esas vocales, conocidas como puntos vocálicos, eran
puntos y signos añadidos sobre las letras consonantes, debajo y en el centro de las
mismas. Las variaciones en las formas verbales son producidas generalmente por
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un cambio en la vocalización, es decir en el sonido de las vocales. Por ejemplo, en


español el tiempo presente del verbo cantar, canto, se puede transformar en el
pasado canté y en el imperativo canta, meramente por el cambio de la vocalización.

En la mayoría de los casos, el texto hebreo emplea la mitad de las palabras usadas
en la traducción inglesa. Por ejemplo, el Salmo 23 tiene 57 palabras en la Biblia
hebrea, pero tiene 103 en español (versión Valera revisada) y 122 en inglés (versión
King James); Job 30: 22 tiene sólo seis palabras en hebreo, pero tiene 14 en la
versión en español y 18 en inglés.

Otra característica del idioma hebreo es la falta de ciertas formas gramaticales. No


tiene vocablos compuestos, con excepción de los nombres propios, y una palabra
como "terrateniente" sólo se puede expresar por la forma genitiva "tenedor de la
tierra".

El idioma hebreo también es pobre en adjetivos y casi no tiene adverbios, lo cual


era un inconveniente para los escritores antiguos cuando expresaban pensamientos
abstractos.

Sólo mediante las antiguas traducciones de la Biblia (la Septuaginta griega y la


Vulgata latina) sabemos que el nombre de la ciudad condenada donde vivió Lot se
pronunciaba "Gomorra" y no "Omorra", y que el nombre del sumo sacerdote del
tiempo de Samuel era "Elí" y no "Guelí".

La inflexión verbal hebrea

La inflexión verbal hebrea expresa sólo acción en términos de ser ésta completa o
incompleta, nunca en el sentido de presente, pasado o futuro, como los verbos en
español. El tiempo es tácito y no explícito. Los verbos que denotan una acción
completa, comúnmente llamada "perfecta", se traducen generalmente con el tiempo
pasado, al paso que los que denotan una acción incompleta se dice que
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corresponden con el "imperfecto" y usualmente se traducen como si fueran futuros.

En términos generales, este proceder puede ser comparativamente exacto, pero a


veces es completamente engañoso. Para determinar si la acción señalada por el
verbo ocurrió realmente cuando se escribía o hablaba, o antes o después de ese
tiempo, es necesario descubrir con ayuda del contexto el punto de vista del escritor.

Además el autor podía cambiar su enfoque temporal dentro de un mismo pasaje,


yendo al futuro o al pasado, sin anunciarlo. De modo que si su enfoque está en el
futuro lejano, puede tratar otros acontecimientos futuros como si estuvieran en el
pasado. Pero en la declaración siguiente puede volver al tiempo pasado y describir
acontecimientos pasados o presentes como si estuvieran en el futuro.

Cuando se hicieron las primeras traducciones de la Biblia al inglés, se entendía


imperfectamente esta peculiaridad de los verbos hebreos, lo que resultó en
frecuentes diferencias entre el inglés y el hebreo.

En términos generales, las traducciones más recientes tienden a reflejar el elemento


temporal de los verbos hebreos más exactamente que las traducciones previas. Por
otro lado, las traducciones modernas quizá no siempre representen el verdadero
punto de vista temporal del escritor. Esto se debe a que con frecuencia una decisión
en cuanto al enfoque del autor, particularmente en la predicción profética, depende
del concepto de la inspiración que tenga el lector. El que cree en el don de profecía,
da por sentado que el profeta proyecta su mente hacia el futuro, con frecuencia el
futuro remoto. Pero el que niega el valor productivo de la profecía, dirá que el profeta
sencillamente está describiendo sucesos pasados.

Diferencias Lingüísticas
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También se pueden observar leves diferencias dialectales entre los diversos


escritores de la Biblia. La existencia de tales diferencias entre las diversas tribus de
Israel era bien conocida en los tiempos bíblicos. Esto se sabe por el relato de los
efraimitas que no podían articular el sonido consonántico sh. Por eso pronunciaban
"Shibolet" como "Sibolet" (Jueces 12: 5,6).

Sin embargo, en su conjunto el hebreo del Antiguo Testamento muestra gran


uniformidad. Son muy pequeñas las diferencias lingüísticas entre los primeros
escritores y los posteriores. Este hecho ha sido explicado por los eruditos de la alta
crítica como una evidencia de que todos los libros del Antiguo Testamento fueron
escritos en un período comparativamente corto. Sin embargo, es más razonable
deducir que el hebreo en tiempos remotos se había fijado como idioma literario. Es
decir, experimentó sólo leves cambios con el correr de los siglos cuando se
escribieron los libros del Antiguo Testamento.

Con todo, hay señaladas diferencias entre la prosa y la poesía del Antiguo
Testamento. A esta última pertenecen no sólo los Salmos y Job sino también
muchas partes de los libros proféticos, como Isaías. La poesía hebrea difiere de la
prosa por su uso de un vocabulario poético y de paralelismos. Los lectores de la
versión Reina -Valera - antes de la revisión del 60 - no siempre advertían ese
paralelismo puesto que esa versión estaba impresa como si toda la Biblia hubiera
estado escrita en prosa. Pero si uno abre una traducción moderna, como la Biblia
de Jerusalén, inmediatamente advierte el paralelismo, porque las secciones
poéticas del Antiguo Testamento están impresas como poesía. Esto se puede
apreciar en el siguiente ejemplo tomado de los Salmos.

Los libros poéticos abundan en sinónimos, los que casi constituyen un vocabulario
poético especial del hebreo antiguo. Job 4:10,11 puede servir como una ilustración
de esto. En estos dos versículos se encuentran cinco términos diferentes para
"león", que por falta de un equivalente mejor se han traducido en la VVR con
términos tan prosaicos como "león", "rugiente", "leoncillos", "león viejo" y "leona".
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Se puede entender fácilmente que la riqueza de expresiones en los libros poéticos


del Antiguo Testamento haya sido con frecuencia un motivo de desesperación para
el novicio en hebreo.

La Reforma Revivió el Estudio del Idioma Hebreo

Los cristianos, durante muchos siglos, no tuvieron interés en el Antiguo Testamento


en hebreo, ni hicieron muchas tentativas para dominar ese idioma. Sólo dos de los
padres de la iglesia, Orígenes y Jerónimo, se empeñaron en aprender hebreo.
Desde la era apostólica hasta la Reforma protestante, los eruditos judíos fueron casi
los únicos guardianes del idioma arcaico en que se escribió el Antiguo Testamento.

Siendo los reformadores vehementes estudiosos de la Palabra de Dios, auspiciaron


y produjeron nuevas traducciones de la Biblia. Sin embargo, insistían en que cada
traducción debía basarse en los idiomas originales y no en una traducción previa,
ya fuera del griego o del latín. Como esto requería un profundo conocimiento del
hebreo de parte de los traductores y eruditos protestantes, la Reforma dio un gran
impulso a los estudios hebreos. Por ejemplo, en los siglos XVI y XVII, los eruditos
cristianos publicaron 152 gramáticas hebreas; en cambio los eruditos judíos
publicaron únicamente 18.

Durante los últimos ciento treinta años se han descubierto numerosas inscripciones
hebreas, cananeas y en otros idiomas semíticos antiguos. Su contenido ha
iluminado muchos pasajes del Antiguo Testamento, ha esclarecido incontables
expresiones hebreas oscuras y ha proporcionado ejemplos que han ayudado a
comprender mejor la gramática del idioma del Antiguo Testamento.

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