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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

GUARDAESPALDAS ENAMORADOS
SEDUCIENDO AL JEQUE
Carol Lynne Página 1
Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Escritora
CAROL LYNNE

Traducción:
MARY

Corrección:

ESTHER

Edición y formato:

Gaby

Carol Lynne Página 2


Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

CAPITULO UNO
C on un rifle Automático Browning en mano, Gavin
Burk respiraba lentamente. Quien fuera
intruso, sería bien recibido con la mirilla de su
el

rifle. Si un tonto hijo de puta estaba tratando de


acercarse sigilosamente a él, estaba haciendo un
trabajo de mierda.

Gavin había estado revisando los alrededores,


cuando su alarma perimetral había sonado. Había
subido al techo en cuestión de segundos, y estaba
esperando.

—¿Gavin?— Una voz familiar gritó a través de los


árboles y la densa vegetación.

—Ahh, mierda.— Relajándose Gavin bajo el arma.


Habían pasado casi diez meses desde que había
hablado con su amigo.

—¿Qué haces aquí?— Gavin se puso de pie y


esperó.

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Tan sigiloso como un lobo, Jack Drake salió de la


maleza y sonrió. —Me di cuenta que alguien tenía que
revisar tu desastroso culo, Grizzly Adams.

Gavin había estado en el negocio el tiempo


suficiente para conocer una mentira cuando la
escuchaba. —Más vale que entres a casa. Tengo el
presentimiento que no me libraré de ti hasta que te
escuche.

Jack se detuvo y se inclinó, apoyando las manos


sobre las rodillas. —Dale a un hombre la oportunidad
de recuperar el aliento, ¿quieres?

—Debilucho—, Gavin se quejó, rascándose la


barba. Se volvió y comenzó a bajar los trescientos
escalones hasta su santuario oculto. Había tenido
mucha suerte al encontrar en la tierra el lugar perfecto
para llamar casa. Sonrió para sus adentros. En
realidad, la suerte había tenido poco que ver con ello.
Había buscado a propósito una zona en medio de la
nada para evitar a la gente. Gavin vio por encima del
hombro. Pero ellos seguían ingeniándoselas para llegar
de vez en cuando.

Al llegar a la pequeña cabaña de cuatro


habitaciones, Gavin dejó la puerta abierta y colgó el
fusil al lado de la puerta principal. Él ya se había puesto
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a hacer una taza de café cuando Jack finalmente entró


en la sala.

—Maldición— Jack jadeaba, bajando su mochila y


colapsando en el sofá.

—Te has vuelto suave, Drake.

—Vete a la mierda. He estado caminando durante


tres días para llegar a tu pequeño agujero.

Gavin dejó lo que estaba haciendo y se unió a Jack


en el sofá. —Deberías haber llamado. Yo hubiera ido en
el quita nieves y te hubiera recogido arriba.

—¡Hubiera si invirtieses en un maldito teléfono!—


Jack gruñó.

Riendo, Gavin hizo un gesto a la radio puesta a


punto sobre la mesa. —También tengo un teléfono
satelital. Supongo que me olvidé de darte el número.

—Imbecil—. Jack empezó a quitarse sus húmedas


botas.

—¿Por qué no te pones cómodo?— dijo Gavin. Si


alguien más hubiese llegado a irrumpir su soledad con
una actitud arisca, Gavin le habría mostrado la puerta,
pero Jack era diferente. Aguantaba algunas cosas de
cierta gente, y Jack era uno de ellos. Jack había sido la

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única persona que arriesgó su vida en la línea para


tratar de salvar a Dusty cuando la CIA no había podido
protegerle.

—¿Café?—, le preguntó, cuando el sonido familiar


de la cafetera automática sonaba.

—Claro que sí.— Jack tomó sus botas y las colocó


en la puerta principal.

Desde su lugar en la pequeña cocina, Gavin veía a


Jack mientras hacía la ronda por la sala de estar,
estudiando la galería de fotografías de Gavin.

—Te estás volviendo muy bueno en esto—,


comentó Jack.

—Espero que sí. Me pagan mucho dinero para saber


qué demonios estoy haciendo. —Gavin llevó dos tazas a
la sala y las puso sobre la mesa de café que había
hecho a mano. Él se unió a Jack en frente de una serie
de paisajes nevados que había capturado en blanco y
negro el invierno anterior.

—¿Invierno duro?—, preguntó Jack.

—No especialmente. Promedio, supongo. —Gavin


sabía que era previo a algo.

—¿Alguna vez piensas en tu tiempo en el desierto?

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—No.— No era exactamente la verdad, pero los


sueños que aún tenía del desierto eran cualquier cosa
menos agradable. Gavin se giró y se sentó en su silla
favorita. —¿Qué pasa, Jack?

Jack volvió al sofá y tomó su café. —Tengo que


pedirte un favor.

Gavin giró los ojos. A pesar de todo lo que Jack


había hecho por Gavin, nunca había pedido nada a
cambio. El hecho de que ahora le pidiera uno, no
presagiaba nada bueno y no podía negarse. —¿Qué es?

Jack bebió un sorbo tentativamente de su café. —


Nuestros amigos de la CIA están tramando algo en
Jurru. La agencia donde trabajo ha sido contratada
para proteger al príncipe de Jurru, el jeque Ali Zahar.
Hasta el momento hemos perdido a uno con un rifle de
francotirador y uno de nuestros mejores hombres
perdió la mitad de su pierna cuando voló en un intento
de atentado con coche bomba.

—¿Y crees que los espías están detrás de esto?—


Gavin no lo dudó. Había aprendido de primera mano lo
que un montón de tontos sin piedad hacían en nombre
de un bien mayor.

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—No lo sé, pero están sin duda presentes en la


zona.

Aunque Gavin había pasado mucho tiempo en el


Oriente Medio y África del Norte, nunca había podido
darse el lujo de visitar la isla árabe de Jurru. No podía
encontrar una razón por la que la CIA estaría
interesada en la pequeña isla. Años antes, cuando la
producción de petróleo en el Oriente Medio había
aumentado, Rafiq Zahar, el abuelo de Alí, había tenido
una pelea con su hermano sobre la parte que su patria
jugaría en las guerras de cotizar el petróleo. El jeque
Rafiq, en una medida sin precedentes, se había retirado
de la familia gobernante y compró la pequeña isla de
Jurru. Desde entonces, Jurru se había convertido en el
patio de recreo de los hombres y las mujeres más ricos
del mundo. Jurru era conocido como uno de los pocos
jardines del Edén restantes en el planeta.

—Aparte de los turistas, ¿hay algo allí? Diablos, ese


lugar no es aún lo suficientemente grande como para
una base militar, así que… ¿qué quieren los Estados
Unidos que no tengamos ya?

—No lo sé. La empresa donde trabajo fue


contratada para mantener vivo al jeque Ali hasta que

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su hermano, el príncipe heredero Ghazi Zahar vuelva a


tomar su nombramiento como rey de Jurru.

Gavin silbó. —Maldición. ¿Este tío Ali no es ni


siquiera el príncipe heredero y él esquiva las balas? Eso
es una mierda.

—Sí, es una mierda aún más cuando dos de


nuestros mejores hombres se han visto atrapados en el
fuego cruzado—, dijo Jack, recordando a Gavin de la
gravedad de la situación.

Gavin se lo debía a Jack para ser completamente


honesto. —Yo no soy el tipo que deseas. La única
acción que he visto en los últimos tres años ha sido
detrás de la lente de una cámara. Y eso me viene muy
bien.

Entrelazando los dedos, Jack se inclinó hacia


delante en el sofá. —Yo no hubiera venido todo el
camino hasta aquí si no fuera importante. Realmente
necesito tu ayuda en esto, amigo. Ellos quieren que
vaya yo, dijeron que no podían confiar en alguien más
para mantener a Ali seguro y esfumarse de los espías,
al mismo tiempo, pero no puedo hacerlo. Tengo tres
hombres que me encantan, y que dependen de que
permanezca en el territorio de EE.UU.

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Gavin sonrió. —Siempre has sido un hijo de puta


avaricioso.

Jack se encogió de hombros. Continuó dando


razones de por qué no quería salir del país, pero
básicamente se reducía a la nueva vida que estaba listo
para comenzar con sus amantes. —Si no haces esto,
me costará el trabajo que amo, porque prefiero dejar
de trabajar que perder lo que finalmente recuperé.

Gavin apretó los dientes y se levantó de su silla, se


dirigió a la puerta principal y la abrió. La nieve se
derretía y finalmente parecía que sería una magnífica
temporada de verano. ¿Por qué demonios Jack tiene
que hacer esto con él ahora?

La idea de estar en cualquier lugar cerca del grupo


que él responsabilizaba de la muerte de Dusty hizo que
se le revolviera el estómago. —¿Estás seguro de que
este príncipe no tiene conexiones con la CIA?

—Completamente. He trabajado varias veces para


Ali, y yo confió en él con mi vida.

Gavin lo vio por encima del hombro. —Es bueno


saber que vas a confiar en él con la mía.

Jack sonrió, sabiendo que había ganado.

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—No me mires demasiado presumido, imbécil. Voy


a estar cobrando un dineral por mis servicios.

—Casi no te reconozco sin toda esa mierda en la


cara.— Jack dijo cuando Gavin salió del cuarto de baño
a la mañana siguiente.

Gavin frunció el ceño a su viejo amigo y se dirigió a


la cocina. —Entonces, ¿cuál es el trato con estos tres
hombres que tienes?

—Perro Negro.

Gavin se detuvo en el proceso de verter una taza


de café. Recordó la depresión de mierda en la que Jack
se había hundido después de lo que habían pasado en
América del Sur. —¿Cuando pasó esto?

—Recientemente—. Jack entró en la cocina y le


tendió la taza vacía para otra dosis. —Hay algunas
cosas que necesitas saber.

—Estoy escuchando.— Gavin llevaba su café a su


amplia terraza trasera, esperando que Jack le siguiera.

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Se sentaron en unas adecuadas sillas hechas a


mano con cojines de color café claro. Aunque a Gavin le
gustaban los colores brillantes tanto como al individuo
que le seguía, estaban tratando de mantenerse
discretos, los tonos tierra estaban a la orden del día.

—Mi última asignación casi fue jodida por un espía


que trabajaba encubierto como un guardaespaldas.

Los ojos de Gavin se estrecharon. —¿Qué hicisteis


con él cuando lo supisteis?

—Nada. Tag estaba muerto antes de que lo


descubriéramos. Pero eso no es todo. —Jack continuó
diciendo a Gavin sobre la participación de la CIA en la
ruptura inicial de los Cuatro Perro Negro. —Todavía
estamos esperando la prueba, pero lo sé.

Lo mismo hizo Gavin. Era una razón más por la que


le debía un favor a Jack. Se preguntó si era instinto de
parte de Jack, o si él sabía que era la recompensa en
nombre de la CIA por interferir con sus esfuerzos para
silenciar a Gavin.

—¿Por cuánto tiempo?—, preguntó Gavin,


apartándose de la puerta.

—Al hermano de Alí le queda menos de un mes


para terminar sus estudios en Oxford. Una vez que el

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príncipe Ghazi acepte su puesto como rey, él será


responsable de su personal de seguridad propio.

—¿Y cuál es la disposición de Jurru? Sé que es


pequeño, apenas cuatro millas de largo, pero ¿qué pasa
con la propia ciudad y el palacio?

Jack metió la mano en su mochila y le entregó un


grueso expediente a Gavin. —Todo lo que necesitas
debe estar aquí. El palacio se sitúa en el punto más alto
de la isla. En este momento no deberás tener
problemas con los turistas. Desde el intento más
reciente contra la vida de Ali, el turismo prácticamente
se ha agotado.

Gavin silbó. —¿Cómo afecta esto su economía?

—Según mi jefe de investigación, el reino está bien


por ahora, pero si continúa mucho más tiempo...

Gavin pasó una mano por la limpia mandíbula


afeitada recientemente. Se sentía extraño tocar
realmente la piel en lugar de la barba y bigote a los que
había estado tan acostumbrado desde la muerte de
Dusty. Gavin rápidamente empujó los pensamientos de
Dusty lejos. Habían pasado tres años y medio de luto
por la pérdida de su compañero, y no cabe duda de que
seguiría manteniendo la culpa de la situación hasta el

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día de su muerte. Sin embargo, en estos momentos, él


tenía un amigo que le ayudaba. En realidad era una
sorpresa que estuviera deseando salir al mundo otra
vez, aunque fuera por un rato.

—¿Gavin?

Gavin parpadeó y volvió su atención a Jack. —Lo


siento. ¿Me decías?

La expresión de Jack fue una de comprensión. —Me


estaba preguntando si ¿vas a estar listo para salir hoy,
o si prefieres esperar hasta mañana?

Gavin se levantó y echó un vistazo alrededor de su


casa. Aparte de terminar los parches en el techo, todo
lo demás se había terminado. Había tirado ya las cosas
perecederas y empacando un saco grande de ropa. —
Déjame subir al techo y acabar de clavar unas cuantas
tejas y entonces estaré listo.

Jack se puso de pie y colocó una mano sobre el


hombro de Gavin. —Te debo una por esto, amigo. No
puedo decirte lo mucho que significa para mí.

Gavin negó con la cabeza y vio a los ojos de Jack.


—Sólo estoy devolviendo el favor que te debo.

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Gavin viajó en silencio en la parte posterior de la


limusina blanca y larga, mentalmente repasando los
hechos que había leído en el archivo. El coche pasó un
campo de paneles solares, Gavin sabía que eran la
fuente de la mayor parte de la energía de la isla. La
electricidad llegaba de varios generadores eólicos de
grandes dimensiones distribuidas por todo el pequeño
reino.

Aunque Jurru tenía una pequeña población de


residentes permanentes, el número de viviendas de lujo
y condominios en la ladera decía mucho de su afluencia
estacional. Abrió el archivo una vez más, yendo
directamente a la fotografía del príncipe Ali Zahar. La
fotografía había sido tomada, obviamente,
profesionalmente, con fines publicitarios. Mostraba al
príncipe con su traje formal, dando la bienvenida a los
ricos y famosos a la isla.

Aunque muy guapo en la foto, los ojos de Alí


parecían vacíos. ¿Quién era el hombre detrás del título?

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Una cuestión más importante en la mente de Gavin es


la razón por la que Ali era referido como el jeque
cuando él no era el rey. Sabía por experiencia que el
título de jeque se le daba al líder de una familia o un
pueblo, así que ¿por qué se consideraba el jeque a Ali
en Jurru, pero no su rey?

El coche disminuyó la velocidad y entraron en un


camino privado lleno de jardines hacia el palacio blanco
prístino.

Gavin tamborileaba con los dedos contra el archivo,


de repente nervioso por conocer al imponente príncipe.
Aunque Jack había hablado muy bien del Príncipe Alí,
Gavin no podía sacar la fotografía de su mente en
especial esos ojos negro, que parecía mirar a través de
una persona. Los ángulos agudos de la cara de Ali no
ayudaban a suavizar la percepción de una víbora que
acecha a su próxima víctima.

Cerca del palacio, Gavin vio a varios niños jugando


al fútbol con un hombre con la ‘dishdashah’ el atuendo
tradicional negro, un traje de una pieza que cubría el
cuerpo. Aunque la temporada más fría dio paso a la
calidez del verano, el hombre también llevaba la cabeza
cubierta con un ‘shumag’ una tela color rojo a cuadros
blancos. Gavin conocía de su estancia en la región,

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tanto el shumag como el dishdashah que pronto se


cambiarían a las telas blancas de verano.

También vio no menos de diez hombres en la


cercanía con armas automáticas. Gavin no reconoció al
hombre conocido como el Príncipe Ali hasta que el
coche se detuvo junto a la cancha de fútbol
improvisado.

Uno de los guardias dio un paso adelante para


susurrar al oído de Ali. El Príncipe asintió y giró su
atención hacia el coche. Gavin iba a abrir la puerta,
pero también sabía por experiencia que era cortés
esperar hasta que la puerta se abriese para él, lo que
indicaba el deseo del gobernante de hablar con él.

Ali le dijo algo al guardia y volvió a su juego. Gavin


apretó los dientes cuando el coche se alejó del grupo y
continuó hacia la escalinata del palacio. Había estado
en un avión durante toda la noche y el maldito hombre
se negó a saludarlo.

La puerta fue abierta por una enorme montaña de


músculos con gafas oscuras. —Bienvenido, señor Burk.
Soy Malik, amigo y consejero del príncipe. El jeque Ali
le dará la bienvenida en su oficina. Si usted por favor
viene conmigo, Nasim se ocupará de sus maletas.

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Irritado, Gavin salió de la limusina y siguió a Malik


al palacio. No tenía ningún interés en hacer una
pequeña charla con el hombre, prefirió revolcarse en su
propia ira ante el desaire que sentía que Ali le había
dado.

Se le mostró una oficina bien equipada, con


muebles cómodos en un dorado intenso y tela blanca
de seda y brocado. Agotado, se sentó en una de las
grandes sillas frente a la chimenea encendida, sin decir
una palabra a Malik.

—El jeque Ali deberá estar aquí en un momento.


¿Puedo traerle algo de beber mientras espera? —,
preguntó Malik.

A pesar de que había tenido una pequeña comida


en el avión, Gavin se dio cuenta de que estaba muerto
de hambre. —Algo para comer y una botella de agua si
no es mucha molestia.

—Ahora mismo—, dijo Malik y salió de la


habitación.

Una vez a solas, Gavin colocó los dedos sobre el


pecho y se deslizó en la silla para descansar su cabeza
en el respaldo. Cerró los ojos mientras esperaba su
comida o el príncipe, lo que ocurriera primero.

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Una tos suave despertó a Gavin. De inmediato se


incorporó y vio hacia el sonido. Ahí, de pie en la puerta,
estaba el príncipe Ali Zahar viéndolo muy diferente a
como lo vio antes.

—Lamento despertarte, pero me estoy preparando


para cenar, y me pregunto si ¿te gustaría unirte a mí?
Desafortunadamente, la comida que se te trajo antes
probable que ya no sea comestible.

Un rápido vistazo a su reloj le dijo a Gavin que


había estado dormido durante casi tres horas. Se
levantó e hizo todo lo posible para enderezar su ropa
arrugada por el viaje, al ver el plato de comida fría al
lado de su silla. —Pido disculpas por dormirme.

El jeque sonrió y descartó su disculpa. —No es


necesario. Es un largo viaje desde los Estados Unidos.
—El príncipe se adelantó y le tendió la mano. —Es un
placer conocerte, Gavin. Jack habla muy bien de ti.
Siento no haber estado aquí para darte la bienvenida
cuando llegaste, pero últimamente es de hecho poco lo

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que se me permite salir al jardín. He perdido una


apuesta con el hijo de mi hermana y me exigió un
partido de fútbol en pago.

Gavin sonrió. —¿Qué apuesta perdió, jeque Zahar?

El jeque sonrió aún más. —El joven Faris dijo que


Brasil había ganado la mayoría de los títulos de la Copa
del Mundo, pero yo creía que era Italia.

—¿Supongo que Faris estaba en lo cierto?

—Sí, por desgracia, pero sólo por una victoria —,


aclaró el príncipe. —Y por favor llámame Ali.

Gavin inclinó la cabeza con respeto. —Gracias.

Alí volvió a sonreír. —¿Vamos?— Preguntó con un


gesto de su mano.

Gavin asintió en respuesta y siguió al príncipe fuera


de la oficina a través de un largo pasillo. Aunque no se
acercó, Gavin vio a varios guardias vigilando cerca
mientras se abrían paso a lo que Gavin suponía que era
el comedor.

Se sorprendió cuando lo vio subir a una puerta


cerrada. Ali sacó una llave única de debajo de su
dishdashah y abrió la puerta.

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—Bienvenido a mi casa—, dijo Ali, entrando en la


habitación espaciosa y desactivando la alarma.

Gavin vio a su alrededor y determinó que era más


que una habitación individual. Evidentemente, Ali tenía
su propio departamento en el palacio. —¿Siempre
cierras la puerta?

Ali hizo una pausa en el proceso de quitarse la


cubierta de la cabeza y asintió. —Desde el primer
intento contra mi vida, sí.— Ali señaló a su ropa. —¿Te
importa si me cambio antes de la cena?

—No, en absoluto.

Ali entró en una habitación contigua. —La cena será


enviada a través del montacargas al lado de la mesa
del comedor.

Gavin aprovechó la oportunidad para ver alrededor


de la sala, impresionado con el estado del sistema de
seguridad de última generación. Se detuvo a ver por las
grandes ventanas, impresionado por la vista de la
ciudad con el brillo color naranja del sol poniente. Era
hermosa en ese momento del día, una visión que
esperaba disfrutar muchas veces. Gavin cerró los ojos
y sintió los últimos vestigios de la cálida luz del sol en

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su rostro, mientras que lentamente se sumergía en el


mar Arábigo.

Una campana sonó en algún lugar en la sala. Gavin


abrió los ojos y examinó el área con la mirada hasta
detenerse en el montacargas.

—La cena ha llegado —, dijo Ali dando grandes


pasos hacia la habitación.

La visión del príncipe en un par de jeans


descoloridos y una camiseta deportiva lanzó a Gavin
una bola curva. Ali se debió dar cuenta y se rió entre
dientes. —He pasado varios años en Berkley,
malgastando el dinero de mi padre en la Universidad de
California.

—¿Malgastando? ¿No te graduaste?

Alí abrió el montacargas y comenzó a colocar los


platos sobre la mesa. —No. Mi padre se enfermó, y no
tuve más remedio que volver a Jurru. Estoy esperando
a terminar la carrera una vez que regresa Ghazi.

Alí hizo un gesto hacia la mesa. —¿La cena?

De la nada, el estado de ánimo de Ali pasó de clara


y amigable a sombría y cerrada. Destapó el plato. —
Debemos comer antes de que se enfríe.

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El plato de comida delante de él haría que el chef


de un restaurante de cinco estrellas lo envidiara. No
sólo eran los hermosos alimentos, sino los trozos de
carne en porciones que perfectamente se derretían en
la boca.

—Mis felicitaciones al chef. Esto tiene que ser una


de las mejores comidas que he comido.

Alí bajó la cabeza ante el cumplido, pero no dijo


nada.

Gavin terminó su comida y se sentó en silencio


hasta que Ali hubiera comido. Se levantó y tomó su
plato vacío. —¿Supongo que estos se los llevan en este
momento?

—Sí.

Sin preguntar, Gavin se agachó y tomo el plato de


Alí junto con el suyo y los dejó en el montacargas. Se
dio patadas a si mismo por iniciar un tema que,
obviamente, le dolía al príncipe. A pesar de que nunca
había pequeñas charlas innecesarias, todavía
necesitaba una comunicación abierta con el hombre por
el que fue contratado para proteger.

—Lo siento si dije algo que te haya molestado. No


era mi intención, te lo aseguro—, Gavin dijo finalmente.

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Ali parecía perdido en sus pensamientos durante


unos instantes antes de dejar escapar un suspiro. —No
es lo que dijiste, sino mi propia situación lo que pesa
sobre mis hombros.

Una cosa que Gavin odiaba hacer era llegar


personalmente a sus clientes. Él se tambaleó cerca de
un minuto antes de sentarse de nuevo en su silla frente
a Ali. —¿Te gustaría hablar de eso?

Ali levantó la vista del mantel de damasco y


sacudió la cabeza. —No. Mis problemas son míos.

Gavin asintió. —Yo lo respeto.

—Por favor no lo tomes como algo personal.


Siempre he tenido que ser y siempre seré mi propio
consejero.

—No lo he tomado como ofensa—, respondió Gavin


honesto. A excepción de abrirse a Dusty, Gavin había
sido siempre de la misma forma. Decidió cambiar de
tema por completo. —Estoy seguro de que has
respondido a esta pregunta decenas de veces, pero
¿puedes pensar en una razón para que alguien quiere
verte muerto?

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Alí se levantó y se acercó a la pared de las


ventanas. —Al principio, creí que era un intento de
cambiar la estructura política aquí en Jurru.

Cuando Ali no dijo nada más, Gavin le preguntó. —


¿Ya no lo crees?

Alí se volvió hacia Gavin, apoyando la cadera contra


el alféizar de la ventana. —No. Si ese fuera el caso, mi
hermano, el príncipe heredero, estaría en peligro
también. Sin embargo, Ghazi informa que no hay tales
intentos contra su vida.

—Entonces, ¿qué crees que ellos buscan?— Gavin


volvía a la presencia de la CIA.

Ali rompió el contacto visual. —No sé.

El instinto de Gavin se removió inmediatamente. —


¿Qué no me estás diciendo, Ali?

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CAPITULO DOS
A li se maldijo en silencio.
traicionado a su amado país una vez al
Él ya había

exponer su secreto, sería doblemente imperdonable


exponerlo de nuevo. Se preguntó si podía salir con una
verdad parcial. —Yo no creo que sea yo lo que buscan.
Creo que el objetivo es desbaratar la industria del
turismo aquí en Jurru.

—¿Por qué piensas eso?—, Preguntó Gavin.

—Por favor, ven conmigo.— Ali llevó a Gavin de la


vivienda, deteniéndose para restablecer la alarma antes
de bloquear la puerta.

—¿Dónde estás llevándome?— Gavin dejó de


caminar cuando Ali comenzó a bajar la escalera.

Alí vio por encima del hombro. Ali había llegado a la


conclusión de que tenía necesidad de confiar en alguien
si quería conseguir que la CIA se fuera de su amada
isla. Cuanto más tiempo se quedaran, mayor
oportunidad para que los secretos ocultos de Jurru
verdaderamente fueran revelados.
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—A través de la isla.

—Entonces dime dónde está mi habitación. No voy


a dejar el palacio sin mi arma.

Había sido tan fácil hablar con Gavin antes, Ali casi
cometió el error de olvidar que el hombre era un
guardaespaldas pagado. —Muy bien.

Remontando los escalones, Ali retiró otra llave de


su bolsillo y abrió la puerta más cercana a su
departamento. Le entregó la llave a Gavin antes de
pasar al interior de la habitación, bien equipada. —Hay
una puerta en la parte posterior de tu armario que
conduce a mi habitación.

—¿Siempre duermes tan cerca de su


guardaespaldas?— Gavin preguntó, dirigiéndose hacia
la bolsa de lona a los pies de la cama grande.

—No. La sala fue pensada originalmente por el


amor de conveniencia, o cuando tengo visitantes de
fuera de la ciudad.— Ali no tenía ni idea de por qué era
tan próxima. Su vida sexual no era asunto de nadie. No
podía decir si Gavin entendía su significado sin hacer
comentarios.

Gavin se giró a desempacar su arma del equipaje.


Ali estudió la larga cola de caballo en la nuca del cuello

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de Gavin con interés. Se preguntó cómo serían las


suaves hebras de cabello rubio oscuro, y cómo se
sentirían en contra de su piel desnuda.

—¿Tienes una alarma conectada a esa puerta


también?— Gavin preguntó ajustando su pistolera de
hombro en su lugar.

—No. Es por eso que hay una alarma en la puerta


de tu habitación. Yo solía creer que si me importaba lo
suficiente para invitar a alguien a mi cama, era porque
podía confiar.— Alí apretó los dientes y se giró hacia la
puerta. ¿Por qué estaba continuamente confiando en un
hombre que acababa de conocer?

Gavin cruzó la habitación y se unió a Ali. —¿Algo


que deba saber?

—¿Disculpa?— Preguntó Ali.

—Este amante que te traicionó. ¿Debo saber de él?

—Hoy no—. Alí hizo una señal hacia el teclado. —


Mira y memoriza. Bajo ninguna circunstancia le
entregues este código a nadie. ¿Entendido?

—Sí. Me alegro de ver que estás tomando en serio


tu seguridad —, comentó Gavin.

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Ali golpeó el número en el teclado y miró por


encima del hombro para asegurarse de que Gavin lo
viera. Gavin asintió y Ali abrió la puerta, entregando a
su nuevo guardaespaldas su llave. —He pasado por
numerosos guardaespaldas. He aprendido de la manera
dura a asumir la responsabilidad por mi propia
seguridad.

—Nos llevaremos bien entonces.

El paseo por la isla fue relativamente corto. En


realidad, había tomado más tiempo tomar el coche que
Ali trajo a la puerta principal de lo que había llevado el
viaje de tres kilómetros al pequeño grupo de edificios
con una puerta fuertemente custodiada.

—¿Dónde estamos?—, Preguntó Gavin.

—Aquí es donde almacenamos los suministros


necesarios para mantener Jurru funcionando sin
problemas.

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Una vez que se abrieron las puertas, la limusina la


atravesó. Gavin se dio cuenta de las expresiones de
respeto en los rostros de los guardias, mientras se
inclinaron ligeramente en la cintura.

El coche se detuvo en la entrada al primer edificio y


el chofer abrió la puerta de Alí. El príncipe se bajó y
esperó a que Gavin se uniera a él. Alí se giró a su
chofer y asintió. —Estaremos bien por nuestra cuenta.
Espera aquí.

Gavin automáticamente comprobó su pistola


mientras seguía a Ali a la puerta. Otro guardia
uniformado estaba allí, la misma posición de respeto en
su lugar.

—Buenas noches, jeque Zahar.

Ali se detuvo y habló con el hombre en árabe, una


lengua que Gavin hablaba con fluidez.

—¿Cómo está tu mujer, Abdul?

—Bien. Ella pronto me dará un buen hijo.

—Felicitaciones.

—Gracias, jeque Zahar, — respondió Abdul.

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Alí hizo un gesto a Gavin. —Este es mi nuevo


guardaespaldas, Gavin. Trátalo con el mismo respeto
que me demuestras.

—Por supuesto—, dijo Abdul con una inclinación de


cabeza.

Alí se giró a Gavin. —¿Listo?

—Sí.— Gavin siguió a Ali a una habitación grande y


abierta. El calor era casi insoportable.

—Esta es la instalación del complejo de lavandería.

Gavin asintió, sin entender completamente por qué


le estaba dando un recorrido por el edificio. Estaba a
punto de preguntar cuando Ali giró a la izquierda y se
detuvo ante una puerta de acero. Ali levantó lo que
parecía ser un termostato para revelar un teclado. —
¿Debo preguntar?

Ali sonrió. —Qué mejor lugar para esconder


nuestros secretos, ¿no?

Gavin notó la ausencia de un guardia en la entrada


abierta por Ali. —Hay guardias por todas partes. ¿Por
qué no aquí?

— Es mejor no llamar la atención. Hay sólo un


puñado de gente que sabe de esto.

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Entraron en una pequeña y escasamente iluminada


habitación. Lo único evidente en la habitación era una
silla, una mesa, y una caja fuerte. —¿Las joyas de la
corona?— Adivinó Gavin.

Ali se rió entre dientes. El simple acto que


transformaba las líneas duras del rostro del jeque fue
suficiente para que el pene de Gavin prestara atención.

—Unas pocas— respondió Alí. —Junto con una


cantidad considerable de dinero en efectivo. Pero eso
no es lo que yo quiero que veas. Este es otro truco de
los míos. Si alguien se entera de esta habitación y se
las arregla para conseguir entrar, pensará que esto es
lo que estamos vigilando.

—Pero no es así—, conjeturó Gavin.

—Correcto.— Ali dijo su nombre y recitó una serie


de números y letras. Un panel de la pared oculta se
abrió, revelando una escalera de caracol. Un débil
resplandor de una bombilla de arriba fue la única
iluminación.

—Wow. Esto es de capa y espada —, comentó


Gavin mientras seguía a Alí por las escaleras.

En la parte inferior de la escalera había otra puerta.


Ali apretó la palma de la mano en un panel de la

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pantalla en la pared. Gavin quedó impresionado por la


variedad de medidas de seguridad actuales. Se
preguntó qué podía ser tan valioso.

La pesada puerta hizo clic, lo que indicaba que la


cerradura había sido desconectada. Tan pronto como
Ali abrió la puerta, las luces parpadearon y se
encendieron. La habitación estaba llena de
archivadores. Gavin estaba en el centro de la
habitación, confundido.

—No entiendo.

Alí hizo un gesto a las filas de armarios ignífugos.


—Creo que estos archivos es lo que anda buscando la
CIA.

—¿Los archivos?

—La información contenida en ellos—, dijo Ali


aclaró.

—¿Cuál es?— preguntó Gavin.

—Durante tres generaciones, Jurru ha acogido a los


más ricos, la gente más poderosa del mundo. Los
archivos contienen la información necesaria para dar a
nuestros huéspedes todo lo que desean, esta
información puede ser de naturaleza muy sensible.

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—Y si la información cayera en malas manos, de la


CIA por ejemplo, todo el infierno se suelta.

—Correcto. Muchos de nuestros clientes serian


fácilmente chantajeados a hacer lo que ellos no
desean.

Gavin hizo un gesto a las filas de los archivos. —Así


que ¿por qué no pones toda esta información en un
disco encriptado? ¿Por qué dejar un rastro de papel?

—Como los equipos son fácilmente hackeados, la


información es fácil de copiar. Se necesitaría un equipo
de hombres durante varias horas para eliminar estos
archivos —. Alí se volvió hacia la puerta. —Ahora ya lo
sabes. La CIA sólo quiere saber la información que se
almacena en la isla. Nada se ganaría con matarme.

—Entonces, ¿quién crees que está tratando de


matarte?

—Como ya he dicho, creo que el objetivo es


interrumpir la industria turística en Jurru. Más allá de
eso, no puedo decir.

Ali llevó a Gavin de vuelta a través del laberinto de


medidas de seguridad a las instalaciones de lavandería
del piso principal. —Es imperativo que encontremos a
los hombres responsables de los ataques y tratar con

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ellos. Aunque Jurru sigue siendo financieramente


sólida, sé que va a tomar meses la reconstrucción de
nuestra imagen pública, y no podemos empezar la
campaña hasta que los intentos cesen.

Gavin permaneció en silencio mientras salían del


edificio.

Ali parecía un hombre que no sentía la necesidad


de llenar el aire con el sonido de su propia voz. Él subió
a su coche que estaba esperando y se deslizó en el
asiento, una acción que trazó una ceja levantada de su
chofer.

Haciendo caso omiso de la expresión interrogante


en el rostro de su conductor, Ali vio por la ventana
mientras Gavin se unió a él en el coche.

Tan pronto como se cerró la puerta, se inclinó y


Gavin le susurró a Ali. —¿Qué fue eso?

Ali se encogió de hombros. Informar de los


protocolos reales a Gavin no era algo que estaba de
humor para discutir, sobre todo porque ya dudaba de
sus acciones. Nunca se había movido para dar cabida a
otro en su coche. Gavin debería haber dado la vuelta al
otro lado para entrar, pero Ali no se lo había pensado
dos veces antes de deslizarse más.

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—¿No sabes, o no me estás diciendo?— Gavin


continuó susurrando al oído de Ali.

El cepillo del aire caliente de Gavin contra su piel


perturbaba a Ali en más de un nivel. Fue otro
incumplimiento del protocolo que obviamente observar
a su chofer. La reacción del pene de Ali ante este íntimo
gesto era aún más inquietante.

Ali giró la cabeza lo suficiente como para mirar a


los ojos de Gavin. —No es nada importante. Mi
conductor no está acostumbrado a la violación en el
protocolo por mi guardaespaldas.

Gavin se recostó en su asiento, vio hacia el espejo


retrovisor. —Me disculpo. Deberías haber dicho algo
antes. Los modales no son exactamente mi nivel de
experiencia, pero eso se sabía cuando me contrataron.

—Para el palacio—, informó Ali al conductor. Pulsó


un botón en su brazo, y la mampara de vidrio de un
solo sentido se deslizó en su lugar.

—No hay necesidad ...— Ali comenzó.

Gavin rápidamente le puso sus dedos sobre los


labios. —No aquí.

Alí miró inquisitivamente a Gavin. Él confiaba en su


conductor, Nasim.
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Gavin bostezó y se estiró. Si Ali no hubiese estado


observando de cerca al hombre, él se habría perdido el
tacto sutil de los dedos del hombre para con la luz del
techo.

Gavin terminó la acción y se volvió para mirar a los


ojos de Ali, en silencio preguntando si había entendido.
Ali hizo una leve inclinación de cabeza y se acomodó en
su asiento. ¿Gavin realmente creía que alguien lo
molestaría en su coche? Imposible. La limusina estaba
custodiada la mayor parte del tiempo en su casa.

Viajaron en silencio de vuelta al palacio. Nasim


abrió la puerta a Ali y se inclinó cuando él salió del
coche.

—¿Desea algo más?— Nasim preguntó en su lengua


materna.

—No. Vete a casa con tu familia, Nasim. —Ali


despidió a su chofer y se dirigió hasta la puerta del
palacio. Reconoció a los guardias y al portero que
esperaban en la parte superior de la escalera.

A pesar de que no se giró para ver que Gavin le


seguía muy de cerca, Ali podía sentir la presencia del
apuesto hombre justo detrás de él. Se encaminó hacia
su oficina, pero cambió de idea y se dirigió hacia su

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departamento. Si alguien hubiera hecho lo que Gavin


sospechaba y alterara en su coche, Ali no estaría
seguro en su oficina. En cuanto a él se refería, su
departamento era el lugar más seguro de la isla.

En su puerta, Ali se giró hacia Gavin. —Eso es todo


por esta noche.

Los ojos de Gavin se estrecharon. Ambos sabían


que había cosas que necesitaban ser discutidas. Ali
esperaba que Gavin viera la importancia de sus
acciones.

—Muy bien—, dijo Gavin.

Ali entró a su departamento e inmediatamente se


dirigió a la puerta que separaba su dormitorio del
armario de Gavin. Le dio la vuelta al gancho al lado de
él y esperó mientras que el panel se abría. Como había
esperado, Gavin estaba en el otro lado.

—Adelante— Alí se giró y caminó a través de su


dormitorio a la sala principal de su departamento. —¿Te
traigo algo de beber?

—Agua—, respondió Gavin y tomó asiento en uno


de los sofás de tela.

Ali extrajo una botella de agua del refrigerador y


seleccionó un Borgoña muy agradable para él. Abrió la
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botella de vino con soltura. Terminando, llevó el agua,


el vino y dos copas al sofá donde Gavin se puso
cómodo.

—¿Te apetece un poco de vino?— Le preguntó a


Gavin.

—No sabía que bebías.

Ali se encogió de hombros. —Jurru no es como la


mayoría de las culturas en la región. Creemos en la
moderación, no que la abstinencia sea la clave.

Alí sirvió un poco del vino carmesí en un vaso y se


lo tendió a Gavin. —Sólo uno.

—Uno—, coincidió Gavin, tomando la copa de vino.

—Dime por qué crees que mi coche era peligroso.


—Ali se sirvió un vaso y se sentó a disfrutar de su vino
y su compañía.

—Está conectado a tu panel de privacidad de


alguna manera. Tan pronto como la ventana se cierra y
hace clic diminuyó la luz de la lámpara. Lo más
probable es que te esté viendo, sabe que no dirás o
harás algo de una naturaleza privada hasta que la
ventana esté cerrada. Es algo que he hecho, incluso a
la gente que quería controlar.

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—La agencia me dijo que alguna vez trabajaste


para la CIA. ¿Por qué te fuiste? —, Preguntó Ali.

—No hablo de mi vida privada con mis clientes—,


respondió Gavin.

La expresión cerrada en la cara del apuesto hombre


le dijo a Ali que había querido decir lo que dijo. Sin
embargo, Ali nunca dejó de perseguir la información.

—Yo te he confiado, no sólo mi vida, sino algunos


de mis secretos mejor guardados. Creo que tengo
derecho a saber algo sobre el hombre que estoy
entregando tanta fe.

En un intento obvio de pérdida de control, Gavin se


quitó la correa de su pelo, lo que permitió a la seda de
oro suave caer sobre un hombro. —Quería pasar
tiempo con mi pareja.

La admisión sorprendió a Ali. —¿Así que hay


alguien que espera cuando vuelvas a los Estados
Unidos?— No podía poner un dedo sobre él ¿por qué la
información le molestaban tanto como lo hacía?

—Ya no es así. Dusty fue asesinado poco después


de que dejé la agencia. —Por un breve momento, Gavin
parecía estar bloqueado en el pasado. —Eso es todo lo
que diré al respecto.

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El teléfono sonó en su escritorio. Aunque Ali


preferiría continuar con su línea de preguntas, su
personal sabía que solo debía llamar en caso de
emergencia después de que él se retirara por la noche.
—Te ruego me disculpes.

Gavin terminó su vino y dejó el vaso sobre la mesa.


¡Maldición! ¿Por qué Ali tiene que recordarme a Dusty?
Era raro que Gavin se olvidara de Dusty, aunque fuera
por un corto tiempo, pero en el tiempo que pasó con Ali
había logrado casi lo impensable. Gavin se dio cuenta
que debería estar agradecido al jeque que había roto el
hechizo que sin saberlo, comenzaba a tejer.

Su mirada se deslizó hacia el hombre delgado. Ali


estaba junto a la mesa frente a la ventana. La posición
de Gavin daba una perfecta visión del culo del príncipe.
¡Ya basta! Desde la muerte de Dusty, Gavin no había
visto a nadie como veía a ese hombre. El hecho de que
obviamente había una atracción mutua entre él y Ali
era una complicación que no necesitaba.

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Él había amado a Dusty con todo su corazón y no


había logrado mantenerlo con vida. Él no recorrería el
mismo camino con Ali, incluso si el camino sólo llegaba
a una relación sexual.

—¡No! Eso es inaceptable, Ghazi. Teníamos un


acuerdo. He cumplido mi palabra hasta ahora, pero no
me empujes.

Gavin no tuvo problemas para comprender el árabe


hablado. Se preguntó si debería informar a Ali que
hablaba el idioma con fluidez.

Cuando Alí alejó el teléfono de su oído, se veía con


el corazón destrozado. Instintivamente Gavin ni
siquiera era consciente de que se levantó y recorrió la
habitación en un momento tomando el teléfono de la
mano de Alí. Se lo puso en la oreja dispuesto a dar al
príncipe Ghazi un pedazo de su mente, pero fue
recibido por el tono de marcar.

—¿Qué pasó?—, Preguntó Gavin, estableciendo el


teléfono en su soporte.

Un momento más tarde, Ali se giró. —Ghazi tiene


previsto realizar una extensa gira por Europa antes de
regresar a Jurru.

—¿Cuánto tiempo se extiende?

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—Tres meses—, dijo Ali con un suspiro. —He estado


contando los días y ahora ...— Ali sacudió la cabeza. —
Una vez más mi vida ha quedado en suspenso por el
egoísmo de mi hermano.

Sin pensar en las consecuencias, Gavin tiró a Ali en


sus brazos. El cuerpo de Alí parecía amoldarse en el
suyo mientras el Príncipe ocultaba su cara en la base de
la garganta de Gavin.

—Estoy tan cansado—, dijo Ali en voz baja.

El sutil rocé de los labios de Ali sobre la piel de


Gavin mientras hablaba amenazó el control de Gavin. Él
sabía que estaba mal en cruzar la línea del empleado y
el empleador, pero en ese momento Ali parecía
necesitarlo tanto como Gavin lo necesitaba.

Gavin se obligó a ofrecer apoyo y nada más.


Cuando sintió que la lengua de Ali pasaba contra su
cuello, el pene de Gavin se endureció dolorosamente. —
Esto está mal.

La boca de Ali comenzó activamente a besar y


lamer el cuello y la mandíbula de Gavin. —¿Por qué?

—Nos acabamos de conocer. Eres mi jefe.— Gavin


se apresuró a darle las razones por las que ellos no
podían participar en un encuentro sexual.

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Los dedos de Ali se enroscaron en el cabello de la


parte de atrás de la cabeza de Gavin, tirando de él
hacia abajo por un beso. —No trabajas para mí. Trabaja
para tres socios —, recordó Ali a Gavin justo antes de
sellar los labios con Gavin.

Era un tecnicismo y ambos lo sabían, pero cuando


Alí abrió la boca, Gavin metió la lengua dentro. Él se
arremolinaba a su manera por el interior de la boca de
Alí, aprendiendo por las reacciones del príncipe cómo
disfrutaba ser besado.

Sin separarse, Gavin se sentó en el borde de la


mesa de Ali y apretó al hombre entre los muslos. Ali
gimió cuando la nueva posición juntó sus erecciones.
Fue el príncipe quien finalmente rompió el beso.

—Te deseo—. Ali tocó la parte delantera de los


jeans de Gavin y apretó.

Gavin se agachó y desabrochó el cinturón. Él


estaba en el proceso de liberar su pene cuando la
alarma de su habitación al lado sonó. Gavin
rápidamente empujó a Ali lejos. —Métete debajo de la
mesa.

Alí negó con la cabeza. —No voy a esconderme


debajo de un escritorio.

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—No es el momento de ser terco—, dijo Gavin


mientras sacaba la Glock de la funda bajo su brazo y
se dirigió al dormitorio.

Se detuvo justo dentro de su armario, con el deseo


de haber preguntado a Ali cómo cerrar el panel entre
las dos habitaciones. Pistola en ristre, Gavin entró en
su habitación dispuesto a disparar a todo lo que se
moviera. Fue recibido por una habitación vacía.
Continuó a la salita de estar conectada a su dormitorio
para encontrarla también vacía, la puerta que daba a la
sala cerrada.

Caminando sobre la plataforma de seguridad,


tecleó el código y fue recompensado por un agradable
silencio. Con sus oídos todavía resonando, casi se
pierde el timbre familiar del montacargas en el
apartamento de Alí. ¿Qué demonios? ¿Por qué han
ordenado Ali ...? —¡Ali! ¡No abra eso!

Gavin corrió hacia la vivienda de Ali. Él estaba en el


dormitorio de Ali cuando la explosión le hizo caer al
suelo. Gavin recuperó el equilibrio y se apresuró hacia
el humo y la sala de estar llena de polvo. —¡Ali!

—Estoy aquí—, dijo Ali en torno a una tos.

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Los ojos de Gavin luchaban para enfocar a través


de la nube. Levantó el cuello de su camisa para taparse
la nariz y la boca mientras continuaba la búsqueda de
la zona. —¿Dónde?

—Aquí— respondió Alí, agarrándose al hombro de


Gavin.

—¿Estas herido? —Gavin preguntó a Ali arrojándolo


contra su pecho.

—Unos pocos cortes, nada serio.

Un vistazo rápido al salir de la habitación con Ali y


Gavin vio lo que había sido la pared de fuerte yeso que
albergaba el montacargas. —Toma un poco de ropa—,
le dijo a Ali una vez que estuvieron en la habitación con
la puerta cerrada.

—¿Ropa? ¿Por qué?

—Nos vamos de aquí—, Gavin informó al Príncipe.

—¿Cómo?

—No sé, dime. ¿Hay algún lugar en la isla que sea


seguro?

—Donde está el depósito de archivos.

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Gavin sacudió la cabeza. —Eso no funcionará.


Necesitamos un lugar donde ocultarte hasta que pueda
llegar al fondo de lo que está pasando. —Los sonidos de
los golpes de los guardias del palacio en la puerta de
entrada interrumpieron los pensamientos de Gavin.

—Debo decirles que estoy a salvo—, dijo Ali.

Gavin se frotó los ojos. —Espera, tengo que pensar.


Echa unas cuantas mudas de ropa en una bolsa.

Estudiando la sala, Gavin consideró a Ali. —¿Hay


una manera de salir del palacio sin que nadie te vea?

—Por supuesto. —Señaló Ali a la habitación de


Gavin mientras rápidamente llenaba un pequeño
equipaje de mano. Detrás de la estantería de la
habitación hay un pasadizo.

—¿Ahora me dices esto?— Suspiró Gavin. No


ayudaría entrar en una discusión. —¿Dónde nos
lleva?—, Preguntó Gavin.

—Al cuarto de mantenimiento en el hotel. ¿Por qué?

—Vamos a ir. Nos vamos de aquí. —Gavin entró a


través de su habitación.

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—Espera. Necesito una cosa más. —Ali corrió al


baño y regresó con un kit de afeitado, metiéndolo en la
bolsa. —Está bien.

Gavin tomó su mochila y se la colgó al hombro


mientras que los hombres fuera de la puerta del
departamento de Ali comenzaron a echarla abajo. Casi
se sentía culpable por preocupar a los guardias, pero no
había forma de saber en quién se podía confiar. Alguien
dentro del palacio fue el encargado de colocar la bomba
en el montacargas, y hasta que Gavin supiera quién
era, él escondería a Ali durante el tiempo que fuera
necesario.

El pasadizo era incomodo para Gavin, pero Ali


parecía moverse sin ningún problema. Cuando llegaron
al final del sistema de túneles, Gavin extendió la mano
y agarró el brazo del Príncipe. —Detente. Déjame salir
primero.

Alí extendió la mano y tom+o la de Gavin. —No hay


necesidad. Esta puerta sale a una sección de poco uso
del hotel.

Antes de llegar al interruptor de la luz, Gavin dio un


rápido beso a Ali. Se separó y retiró su Glock de su
funda, una vez más antes de apagar la luz. —Está bien.

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Ali abrió la puerta y salió del túnel de escape


seguro con Gavin sobre sus talones. El príncipe había
estado en lo cierto. La única cosa en la habitación mal
iluminada era una caldera de gran tamaño.

—Fue hecha cuando el hotel fue construido. Nos


hemos modernizado ya, pero decidimos que sería más
barato dejar la antigua caldera en su lugar —, explicó
Ali, evidentemente, leyendo la mente de Gavin. —
Confía en mí, estamos a salvo aquí.

—Sea seguro o no, yo necesito salir de aquí.

—Voy a llamar a Malik. Él puede ayudarnos.

—Es demasiado arriesgado. No sé en quién confiar


—, argumentó Gavin.

—Malik ha sido un amigo de confianza desde que


era un niño.

Gavin finalmente cedió —Llámalo.

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CAPÍTULO TRES

G avin siguió paseándose por la sala de calderas,


tratando de averiguar dónde podía ocultar a Ali
y aún así estar lo suficientemente cerca para investigar.
—¿Dónde alojas a los huéspedes que solicitan una
completa privacidad?

—En uno de los bungalow, pero todavía hay


servicio de limpieza y, por supuesto, un chef privado—,
respondió Ali desde su lugar en la esquina de la
habitación.

—Manda a Malik a hacer los arreglos. Él tendrá que


limpiar un bungalow totalmente. Lo siento, Ali, pero te
verás obligado a atenderte a ti mismo hasta que pueda
llegar al fondo de lo que está pasando.

—¿Qué vamos a decirle a mi gente cuando empieza


a preguntarse ¿dónde estoy?

—No lo haremos. Por alguna razón, alguien de esta


isla te busca. Que crea que has huido de Jurru por tu
propia seguridad y veremos el próximo movimiento.

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—¿Qué pasa si los ataques a mi reino continúan?—,


Preguntó Ali.

—Entonces voy a sacarte con un demonio de esta


isla.

Alí movió la cabeza. —No puedo abandonar a mi


pueblo.

Gavin le dio al príncipe una directa mirada. Aunque


admiraba a Ali por sus convicciones, había visto
demasiados hombres orgullosos caer. —Y yo no puedo
dejarte morir. Si las personas que hay detrás de esto
están realmente tratando de acabar con Jurru, la
violencia debe detenerse una vez que se crean que has
huido.

—¿Y si no?— Preguntó Ali.

—Entonces te sacaré de aquí.

Rodeado de paredes y jardines, el bungalow en


verdad era privado y apto para la realeza.

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Malik había soltado la bolsa de Alí y vio alrededor


de la habitación. —¿Estáa seguro sobre esto?

Ali asintió. Estaba cansado, sucio y preocupado. Los


pequeños cortes en la cara y los brazos hacía mucho
tiempo que dejaron de sangrar, dejando tras de sí una
corteza de color marrón oscuro que tenía que lavar. —
Estoy seguro. Espero que las cosas comiecen a volver a
la normalidad.

—¿Cómo puedes decir eso? Somos un reino sin un


gobernante.

—Eso no es cierto. Esperemos que Ghazi vuelva,


pero si insistes en ser terco, la princesa Almas puede
tranquilizar a la gente que todo irá bien.

—¿Has hablado con alguno de los dos?— Malik


pregunto desempacando la bolsa de Alí.

—Gavin me permitirá informarles a ellos que estoy


seguro.

Malik se detuvo en el proceso de colgar el


dishdashah de Ali en el armario. —¿Permitirá? ¿Desde
cuándo recibes órdenes de un estadounidense?

Aunque Malik era como un hermano para él, Ali no


se preocupaba por la desaprobación en la voz del

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hombre. —Simplemente estoy haciendo lo correcto.


Gavin es el experto aquí, y confío en él.

—Pero sólo acaba de llegar—, comenzó a discutir


Malik.

Ali levantó la mano, cortando a su amigo. —Por


favor no me empujes. He jugado a mi manera por
meses y un hombre está muerto y otro ha perdido una
pierna. Voy a seguir el consejo de Gavin, siempre y
cuando vea el progreso. Lo importante es averiguar
quién está detrás de estos ataques.

Malik inclinó la cabeza. —Perdóname.

Ali sabía que su amigo quería decir más. Sabía que


Malik no se sentiría a gusto hasta que descargara lo
que parecía pesar sobre su corazón. —¿Qué otra cosa
está en tu mente, Malik?

La cabeza de Malik se acercó. —No le has dicho


nuestro secreto, ¿verdad?

Alí movió la cabeza. Se acercó y puso una mano


sobre el hombro del hombre más grande. —No voy a
traicionar a mi pueblo por segunda vez. Por lo tanto, a
menos que sea necesario para ayudar a salvar a Jurru,
voy a guardar el secreto.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Malik asintió con comprensión. Había estado allí


cuando Hans había dejado el corazón roto de Alí
traidionándolo. —Sólo protege tu corazón. Conozco esa
mirada. Te gusta este nuevo guardaespaldas, tal vez
demasiado.

Alí apretó el hombro de Malik antes de quitar la


mano. —Hay algo en él. No he sido capaz de encontrar
lo que es todavía, pero confío en él.

Llamaron a la puerta, llamando la atención de Ali


lejos de su mejor amigo. —Adelante.

Gavin entró en la habitación. El sol que asomaba en


el horizonte entraba por la ventana haciendo que el
cabello largo y rubio del hombre brillara. El efecto
hipnotizaba a Ali. Una vez más las manos picaban por
tocar los hilos de oro.

—Debes descansar—, dijo Gavin.

—Sí, después de una ducha. Malik estaba


guardando mis cosas —, dijo Ali, cambiando a Inglés.

Gavin dirigió la mirada a Malik. Era obvio para Ali


que los dos hombres no confiaban uno en el otro por
los ojos entrecerrados en ambas caras.

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—Necesito que me consigas unas tijeras afiladas y


una caja de tinte para cabello negro—, informó Gavin a
Malik.

—¿Por qué?— Preguntó Ali.

—Tengo que mezclarme. Si voy a averiguar quién


está detrás de los ataques, tendré que hacer una
pequeña investigación entre tu gente.

—No,— Ali casi gritó, pero logró mantener su


calma. —Puedes llevar un traje tradicional y pintarte las
cejas. No hay necesidad para que realices un cambio
tan drástico en el cabello.

Alí se volvió a Malik. Le ofrecería sus dishdashah,


pero incluso su más simple ropa llevaba los cordones
real de su familia. —Tráele algo apropiado a Gavin para
que use.

Malik hizo una reverencia y salió de la habitación.

—Tendrás algo dentro de la hora—, informó Ali a


Gavin.

—Gracias—, respondió Gavin. Comenzó a retirarse


de la sala. —Voy a, um, dejarte que te duches.

Una invitación a unirse a él estaba en la punta de la


lengua de Ali, pero Gavin salió de la habitación antes de

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que pudiera emitirla. Así como así, Ali empezó a


quitarse la ropa polvorienta al entrar en el baño. Abrió
el agua en la ducha de mármol y de inmediato entró.
Estaba fría al principio, pero pronto se calentó. A pesar
de que Jurru estaba rodeado de agua, siempre habían
sido enseñados a no desperdiciar el agua dulce de la
isla.

Gavin se sentó en el borde del sofá con la cabeza


entre las manos. La necesidad de unirse a Ali en la
ducha le tenía al límite. No importaba cuántas veces
trató de decirse a sí mismo que involucrarse sería
contraproducente para él, quería al sexy príncipe.

Aunque no había tenido actividad sexual desde la


muerte de Dusty, no era porque sintiese que su socio
fallecido lo desaprobaría, simplemente no había
encontrado a nadie que le atrajera. Gavin vio hacia la
habitación de Ali. Hasta que Ali le sonrió, Gavin había
pensado que era un culo arrogante. Había algo tan real

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acerca de Ali, algo poco frecuente en un hombre tan


apuesto y poderoso.

—Mierda—. Gavin se levantó y se dirigió a la


habitación de Ali. Abrió la puerta y se dirigió hacia el
baño. Tragó el nudo en la garganta nervioso, llamó a la
puerta ya abierta. —¿Puedo pasar?

La puerta de vidrio de la ducha se abrió, dando a


Gavin su primera mirada del cuerpo desnudo de Alí.

—Tenía la esperanza de que preguntarías.— Ali


sonrió, y Gavin sabía que estaba perdido.

Gavin se desnudó tan rápidamente que ni siquiera


recordaba haberlo hecho. Dio un paso en el marco al
aerosol caliente y pasó las manos por el pecho de Ali,
apreciando el musculoso cuerpo. —Maldición.

Ali trazó la banda tatuada en el brazo superior de


Gavin. —Estoy de acuerdo.

Esas palabras de alguien más probablemente


habrían cabreado a Gavin, pero viniendo de Ali, el
complemento fue todo lo que necesitaba para
continuar. Agarró a Ali por la parte posterior de la
cabeza y echó la cara arriba por un beso, metiendo su
lengua tan profundo como pudo, reclamando al jeque.

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Las uñas cortas de Ali raspaban la espalda de


Gavin. Él rompió el beso y se movió a lavar el pecho de
Gavin con su lengua, para pasar a chupar y morder el
duro pezón.

Gavin hundió los dedos en el corto cabello de Alí y


lo dirigió hacia el sur, necesitaba sentir la cálida boca
del príncipe envuelta alrededor de su pene. Ali se rió
entre dientes antes de enterrar su nariz en el cabello
rubio oscuro que rodeaba la erección de Gavin.

Al tomar la cabeza del pene de Gavin en la boca, Alí


extendió la mano y cerró el agua. —Conservar—, trató
de decir Ali con la boca llena.

Recostado contra la baldosa de mármol, Gavin


comenzó un empuje superficial, jodiendo la magnífica
boca que se extendía alrededor de su pene. Cuando sus
bolas empezaron a apretarse, Gavin se agachó y
levantó de sus rodillas a Ali. Dio media vuelta y apretó
a Ali contra la pared de la ducha, una vez más
devorando su boca.

Ali hizo un ruido en la garganta mientras envolvía


sus piernas alrededor de la cintura de Gavin, alineando
sus penes a la perfección.

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La presión directa puso a Gavin en vilo una vez


más. Puso en el suelo las piernas de Ali, con la
esperanza de retener su punto culminante el tiempo
suficiente para llevar a su príncipe a correrse. Gavin
masajeó el culo de Ali mientras los dos siguieron
jodiendose uno contra el otro.

Estirando la mano, Gavin pasó la punta de su dedo


medio sobre el agujero de Ali, deleitándose con el
gemido que provocó. Dios, no podía esperar para
enterrarse dentro de culo apretado de Alí.

Gavin siguió masajeando el agujero de Ali hasta


que la punta de su dedo se deslizó dentro.

—¡Ga-vin!— Ali gritó mientras se corría, semilla


caliente se derramó entre ellos.

Gavin no se atrevió a decir algo de lo que pudiera


arrepentirse más tarde. Capturó la boca de Alí, bañó a
los dos en otra ronda de esperma caliente. El beso
continuó, mientras ellos caían al suelo, Ali todavía
envuelto alrededor de él.

—Bueno—, dijo Ali, rompiendo el beso y


descansando en el hombro de Gavin.

—Hmm Mmm— convino Gavin, demasiado


sorprendido para hablar. ¿Se había sentido alguna vez

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tan bueno? Estaba seguro de que sí, pero estaba


luchando por recordar sus años con Dusty. ¿Qué había
en Ali que podría amenazar sus recuerdos de Dusty
después de un orgasmo satisfactorio?

Una puerta en la habitación contigua se cerró,


captando su atención.

—¿Qué demonios?— Gavin esperó a que Ali se


arrastrarse fuera de su regazo y rápidamente agarró
una toalla para envolver alrededor de su cintura. —
Quédate aquí.

Ali asintió con la cabeza y Gavin recuperó su arma


de la pila de ropa que se había quitado antes. Corrió a
través del dormitorio a la sala, el lugar estaba vacío. Al
igual que en el departamento de Ali en el palacio, el
bungalow estaba equipado con un moderno sistema de
seguridad de última generación que no los había
alertado de cualquier intruso.

Un examen rápido de la habitación, y se dio cuenta


quién había entrado en la casa. El Shumag tradicional
de verano y el dishdashah yacía sobre el sofá. —
Mierda.

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Gavin tomó la ropa y volvió al dormitorio, lanzando


las prendas a la cama antes de reunirse con Ali en el
baño.

—Fue Malik,— dijo Gavin, abriendo el agua y la


intensidad del aerosol.

Ali dejó caer la toalla que había asegurado


alrededor de sus caderas y se metió en la ducha. Tomó
una botella de champú y llenó su mano ahuecada.

Gavin cerró los ojos mientras Ali comenzó a lavar


el cabello. —¿Crees que nos ha escuchado?

—Lo más probable. Es probablemente que sea la


razón por la que nos dejó tan rápido—, dijo Ali
despreocupadamente.

—¿No te molesta?— Gavin inclinó la cabeza hacia


atrás para que Ali pudiera masajear la parte superior.

—¿Por qué habría de hacerlo? Él ha sabido que yo


tomo amantes de vez en cuando. Él me acepta como
soy.

Fue una estupidez verse afectado por la


explicación, pero Gavin sintió una opresión en el
estómago. Fue un recordatorio flagrante de que no era
más que otro en una larga lista de amantes para el

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Príncipe. Gavin se giró y enjuagó el champú de su


cabello, lavándose el torso al mismo tiempo.

Después de un rápido enjuagado, abrió la puerta de


la ducha. Al salir, Gavin sintió una mano en el hombro.
Miró hacia atrás y se encontró cara a cara con la
expresión de asombro en el rostro de Ali.

—¿Hay algo mal?—, preguntó Ali.

—No. Sólo tengo que salir afuera. A ver si puedo


escuchar cualquier cosa que me ayude a averiguar
quién infierno está tras de ti y por qué.

Alí bajó la mano, y Gavin tomó una toalla al salir


del baño. Gavin se secó rápidamente y se vistió con las
ropas tradicionales de los habitantes de la isla, con la
esperanza de que sería suficiente para mezclarse.

Había sido una noche larga y Gavin realmente todo


lo que quería era arrastrarse a la cama y dormir
durante las próximas ocho horas, pero sabía que la

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única manera de mantener seguro a Ali era encontrar a


los responsables.

Él llamó a la puerta abierta de Ali al no verlo


inmediatamente en la sala.¿Ali?

Ali salió del armario, vestido con una bata de seda


blanca. La marca en el bolsillo era la del hotel, así que
Gavin imaginó que debía venir con el alto precio del
bungalow.

—¿Sí?

—Voy a salir. ¿Dónde sería el mejor lugar para ir a


escuchar chismes locales? —Se negó a reconocer el
estado de ánimo sombrío del Príncipe. A pesar de que
Gavin no tenía ninguna duda de que continuarían su
aventura sexual, tuvo que recordarse que debería
mantener sus sentimientos fuera de él.

—Es viernes. El mercado es el lugar para eso.— Ali


se dirigió a Gavin. El material suave moldeaba
perfectamente su delgado cuerpo mientras caminaba
por la habitación. —¿Me podrías decir si he hecho algo
que te molestó?

A pesar de su anterior auto-censura, Gavin rodeó


con un brazo la cintura de Ali y tiró de él contra su

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pecho. —Sólo tengo que mantener mi cabeza en el


trabajo, pero lo estás haciendo difícil.

Ali se frotó contra el cuerpo flexible de Gavin. —


Puedo sentir eso. Lo mejor de la dishdashah es que
esconde el deseo de un hombre a todos menos a uno
que esté cerca.

Gavin maldijo en silencio su propio cuerpo por


haber traicionado la forma en que deseaba a Ali. Sí,
podía disfrutar de sus deseos por el hombre. Él sólo
necesitaba asegurarse de que su corazón se mantenía
intacto con seguridad. Maldijo su manera de pensar
anticuada del sexo y el amor.

Gimió cuando la mano de Alí encontró su erección.


Gavin luchó para mantenerse presionándose contra la
palma de la mano de Alí. —No puedo poner fin a estos
ataques desde esta sala.

Con un suspiro audible, Ali dejó caer la mano. —Sí,


por supuesto.

Gavin dio un paso atrás, liberando a Ali. —No abras


la puerta ni hables con nadie más que conmigo o Malik.

—¿Cuánto tiempo estarás fuera?

—No estoy seguro. Trata de descansar un poco.—


Gavin besó la frente de Ali, interiormente gimiendo. El
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beso no era sexual. Fue un gesto de gratitud, algo que


había necesitado hacer.

Por cuarto día consecutivo, Gavin escaneaba a los


transeúntes desde su asiento en el café al aire libre en
el corazón del sector turístico de la isla. Había visto ya
varios espías de la CIA, pero nadie conocido
directamente. Sin embargo, Gavin hizo un punto para
mantenerse en la medida en la sombra como pudo,
libro en mano. Para un observador externo, sólo parece
un hombre disfrutando de sus vacaciones en un café al
aire libre.

Continuó garabateando ideas en los márgenes de


su libro. Dado que Ali le había mostrado la vivienda de
la sala abovedada los secretos de los hombres más
ricos y las mujeres en el mundo, había intentado
averiguar cuál era el plan de la CIA para la obtención
de la información. ¿Sabían acerca de la bóveda? Gavin
lo dudaba. Lo más probable era que los espías sabían

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de la existencia de la información, pero todavía tenían


que descubrir su paradero.

Gavin se rascó la sien con la tapa de la pluma. No,


simplemente no tenía sentido. ¿Por qué demonios
querría la CIA invertir tanto tiempo y mano de obra en
la obtención de dichos documentos sin tener que hacer
algo al respecto?

Una voz a su derecha lo puso en alerta. Gavin


sutilmente giró la cabeza para mirar a través de las
plantas de la maceta. Su sangre se heló al reconocer al
hombre con el que había trabajado durante más de
doce años. ¡Mierda!

—No, yo no lo he visto todavía, pero si él está aquí,


lo voy a encontrar—, dijo Yul Spencer en el teléfono.

Gavin dio la vuelta y empezó a recoger sus papeles.


Por mucho que quería hacer frente a Spencer acerca de
los acontecimientos que habían tenido lugar varios años
antes, Gavin sabía que la seguridad de Ali era más
importante que una vieja venganza contra su ex pareja.
Por un tiempo más largo, Gavin necesitaría poner a un
lado su odio hacia el hombre que creía asesinó a Dusty
y concentrarse en su tarea actual.

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Maletín en mano, Gavin lanzó varios billetes sobre


la mesa y se metió de nuevo en el café antes de que
Spencer pusiera fin a su llamada. Se las arregló para
escaparse por la puerta de atrás, pegado a la pared
mientras se abría camino hacia su coche.

Spencer no sólo era el mejor estratega empleado


de la CIA, sino uno de sus mejores asesinos. Si él
estaba en Jurru, tenía que ser algo más que esos
documentos lo que estaba en juego.

Ali empujó su almuerzo sin comer en el centro de la


mesa y apoyó la cabeza sobre la superficie del vidrio.
Había estado encerrado en el interior del bungalow
durante casi una semana, y lo estaba volviendo loco.
Tenía ganas de caminar por la playa como hacía hasta
el día antes de que los atentados contra su vida
comenzaran.

—¿Cuándo estará terminado?—, Preguntó en voz


alta. Quería su vida de nuevo. Maldito a Ghazi. Su
hermano siempre había sido egoísta, pero Ali sabía que

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el viaje improvisado de Ghazi por toda Europa lo estaba


haciendo por puro despecho. Ali quería volver a la
escuela para terminar el grado que había sido
interrumpido por el ataque de corazón de su padre, y
su hermano lo sabía.

Había veces en los últimos años que Ali había


puesto en duda la necesidad de la monarquía en que
Jurru vivía. El funcionamiento diario de la isla era más
adecuado para un ejecutivo corporativo que un rey. Era
el miedo que el secreto de la isla fuera revelado por un
tercero lo que mantuvo a su familia en el poder.

Familiares golpes codificados de Gavin sonaba en


esos momentos en la puerta antes de que Ali oyera la
llave en la cerradura. Rápidamente se levantó y tomó
su plato de comida no consumidas y lo llevó a la cocina.
La falta de apetito de Ali había sido notoria desde hacía
varios días por Gavin, y se había convertido en un
punto delicado para ambos.

Ali enjuagó el plato y lo colocó en el lavavajillas


antes de que Gavin se dirigiera a la cocina. —¿Ha
habido suerte?

Gavin abrió la nevera y tomó una botella de agua.


—Tal vez. Yul Spencer está en la isla.

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—¿Quién?—, preguntó Ali, secándose las manos en


una toalla de cocina.

Gavin se tomó el agua de la botella de un trago


antes de arrojarla vacía en la papelera de reciclaje.
Caminó hacia Ali hasta que sus cuerpos se tocaron. —
Es el hombre de la CIA enviado a matarnos a los dos. A
mi modo de ver, tienes tres opciones. Decirme lo que
realmente estás escondiendo, cerrar Jurru a
extranjeros, o aceptar salir de la isla.

Ali dio un paso atrás. Gavin no podía sabes de los


Ojos Dragón que Ali había prometido a su padre
proteger. —Puedo cerrar completamente la isla a los
turistas que se quedan en Jurru en cuestión de meses.

—El infierno, Ali, por lo que he visto, no vas a dejar


a nadie con un fajo de billetes en la isla. Tienes que
saber lo peligroso que es. ¿Quién está a cargo del
control de los pasaportes cuando alguien llega?
¿Necesita Visas?

Humillado por la forma en que Gavin le estaba


acosando, Ali empujó al hombre más grande y se
dirigió a la sala de estar. —No somos un país atrasado.
Tengo un Ministro de Asuntos Exteriores y un Ministro
de Turismo.

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—¿En serio? Y ¿a quién se informa? ¿Te han


informado de que hay unos siete agentes de la CIA
vagando por las calles de Jurru?

La cuestión llegó a un punto delicado para Ali. A


pesar de que todavía era el jeque, él no era el príncipe
heredero, por lo tanto los ministros se reportaban
directamente a Ghazi. Metiendo las manos en los
bolsillos de sus pantalones de lino casual, Ali suspiró. —
Ghazi recibe los informes. Se supone que me alertaría
de algo cuestionable, pero no he oído nada. Tal vez los
agentes de la CIA entraron en Jurru con nombres
falsos.

El cuerpo de Gavin presionó contra la parte


posterior de Ali con fuertes brazos alrededor de su
cintura. —¿Es normal que Ghazi te oculte las cosas?

—¿Qué quieres decir?

Gavin besó el cuello de Ali. —Estoy seguro que los


espías no están usando sus nombres reales, pero
alguien debería haber sido alertado por el número de
estadounidenses que vienen de un solo golpe a Jurru. Y
ellos tienen armas. Las he visto en el abultamiento de
algunas de sus prendas de vestir. Así que ¿de dónde la
consiguieron? Si están llegando con sus propias armas,

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¿por qué tu gente permite que entren hombres


armados en tu reino?

Alí cerró los ojos. No quería creer que ninguna de


su gente a sabiendas permitiera a la CIA entrar en
Jurru. Peor aún, ¿qué pasa si la información había sido
entregada a Ghazi y no había hecho nada? Ghazi sabía
de los atentados contra la vida de Alí. ¿A su hermano
no le importa?

Gavin giró a Ali y lo besó. Ali aceptó la lengua del


hombre de buena gana. Él necesitaba toda la fuerza
que pudiera conseguir en este momento. Odiaba esto.
Su padre había sabido que Ali no tenía el
temperamento necesario para ser rey. Habían discutido
el futuro de Jurru antes de que Ali hubiese tenido las
agallas de salir del armario.

—Todo irá bien. Voy a hacer todo lo posible para


averiguar qué demonios está pasando aquí.

—Tengo que llamar a Ghazi. Necesito saber. —Ali


dio un beso rápido en la mandíbula de Gavin y se
apartó.

Gavin extendió la mano y le agarró el antebrazo. —


Ten, utiliza este —, dijo Gavin, entregando a Ali su
teléfono. —Pero no le digas dónde estás.

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—¿Qué pasa con mi teléfono?

—No sabemos si tiene un rastreador en él. Más vale


prevenir que curar —, explicó Gavin.

Ali asintió con la cabeza y levantó el teléfono de


Gavin. —¿Te importa si lo hago en privado?

—No, en absoluto. Voy a hacerme algo de comer.

Después de que Gavin salió de la habitación, Ali


marcó el número de Ghazi en el teléfono. El timbre
sonó varias veces antes que su hermano contestara al
fin.

¿Quién es? —Ghazi preguntó desde lo que sonaba


como una fiesta.

—Soy yo,Ali. Necesito hablar contigo. ¿Estás en un


lugar donde podamos hablar? —, preguntó Ali.

—Un momento.

Ali oyó voces apagadas mientras Ghazi,


evidentemente, habló con varias personas. Después de
unos momentos, una puerta se cerró.

—¿Dónde estás? Nadie en el palacio tiene una pista


sobre tu paradero.

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—Yo estoy a salvo. Pero no puedo decir dónde


estoy —, respondió Ali.

—¿Qué es lo que deseas entonces?—, preguntó con


brusquedad.

La reacción inmediata de Alí fue colgar el teléfono a


su ingrato hermano, pero necesitaba respuestas. —Hay
agentes de la CIA en todo Jurru. Me gustaría saber lo
que están haciendo aquí.

—No tengo la más remota idea— respondió Ghazi.

—¿Quieres decir que tus ministros no te dijeron que


estaban aquí?

—No lo sé. Si lo hicieran, obviamente, no estaba


prestando atención. A menos que se te haya olvidado,
he estado hasta el cuello en los exámenes.

—Gavin cree que era uno de ellos el que puso el


artefacto explosivo en el montacargas.

Ali oyó risas al otro lado del teléfono, como si


alguien más estuviera en la habitación con Ghazi que le
decía algo.

—Diles que voy a estar allí—, dijo Ghazi, sin dejar


de reír.

—Ghazi— Ali reprendió a su hermano.


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—¿Qué?

—¿No te preocupa mi seguridad?—, Preguntó Ali.

—Siempre has sido demasiado dramático, Ali.


Supongo que ya no te lo creo.

Ali sostuvo el teléfono en su oído y contó hasta


cinco antes de hablar. —Un hombre ha muerto. Otro
guardaespaldas muy bueno perdió una pierna, y mi
apartamento fue destruido a mí alrededor. No me digas
que estoy siendo demasiado dramático.

—¿Ya terminaste?

—No, no he terminado. Tienes exactamente tres


días para regresar y cumplir tus deberes para con tu
pueblo.

—¿O qué? Vamos, Ali, es un recurso, no un


verdadero reino. Por mucho que a tí o a nuestro padre
les guste engañarse a ustedes mismos, como están las
cosas, Jurru es una broma en comparación a otros
reinos, y nuestro pueblo no es más que esclava de los
turistas ricos que van allí.

—Tres días—, dijo Ali antes de terminar la llamada.


Él se echó hacia atrás listo para lanzar el teléfono
cuando se acordó de quién era. En su lugar, arrojó el
aparato a la mesa de café y se fue a su dormitorio.
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Quitándose sus zapatos, Ali se tendió en la cama y


puso sus brazos doblados sobre los ojos. Todo era de
repente tan claro para él. Ghazi se avergonzaba de la
forma en que estaba Jurru. La isla se había convertido
en una utopía para su pueblo. Ya no tienen que pasear
por las arenas en busca de alimentos y agua para
sobrevivir. ¿Cómo no lo veía Ghazi? ¿Era su hermano
más parecido a su tío abuelo?

Gavin llamó a la puerta antes de meter su cabeza


una centímetros —¿Todo bien?

Alí vio a Gavin desde debajo de su brazo. —No.

Gavin entró en la habitación y se sentó en el borde


de la cama. —¿Qué dijo Ghazi?

—Básicamente, que no le importa si yo estoy en


peligro—, confesó Ali.

—Él es tu hermano. Debes de haber entendido mal.

—No, no había ningún malentendido.— Ali rodó a


su lado más alejado de Gavin. —Creo que él lo sabía. Él
lo negó. Trató de jugar.— Alí cerró los ojos. Odiaba
creer lo que hizo.

—¿No se llevan bien?— Gavin preguntó, iniciando


un masaje lento en el inicio de la mano de Alí.

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—Pensé que lo hacíamos. Espero que me


equivoque, pero creo que él quiere que el hotel fracase.

—¿Por qué?

—Porque le da vergüenza en lo que se ha


convertido Jurru,— admitió Ali.

—¿Qué? ¿ Éxito?

Ali rodó sobre su espalda. —Comercial—. Ali dijo a


Gavin lo que Ghazi había dicho de su pueblo. —No sé
qué le ha sucedido para que se sienta de esa manera.

Gavin se estiró y jaló a Ali contra su pecho. —¿Qué


sería de Jurru si los turistas dejaran de venir?

—Nos iríamos a la quiebra.

Gavin se frotó la barbilla contra la cima de la


cabeza de Alí. —¿Qué espera Ghazi lograr quebrando su
propio reino?

Ali contuvo la respiración en el pecho al darse


cuenta de lo que su hermano estaba tratando de hacer.
Ghazi quería a Ali fuera del camino para poder
conseguir los Ojos del Dragón. —Me equivoqué.

—¿Sobre qué?

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—El objetivo en todo esto es doble. Deshacerse de


los turistas y deshacerse de mí. —Ali se sentía aturdido
ante el descubrimiento. Se quedó mirando a los ojos de
Gavin. —Si me encuentran, me van a matar. Lo más
probable es que sea por órdenes de mi hermano.

Gavin apretó los brazos alrededor de la cintura de


Alí. —¿De verdad crees que tu propio hermano te
quiere matar?

—No lo sabía, pero ahora no estoy seguro. —Alí


extendió la mano y pasó una mano por la mejilla de
Gavin. —Hay cosas que no estoy dispuesto a decirte,
pero yo estoy pidiendo que por favor confíes en mí.
Necesito que me lleves a la bóveda y luego fuera de la
isla.

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CAPÍTULO CUATRO
A li se sentó en el jet privado de uno de sus
clientes más fieles, Viktor Popov. Un
pequeño estuche cerrado descansaba entre sus pies.
Desde la decisión de dejar Jurru, habían pasado casi
ocho horas de planificación sin parar. No se había dado
cuenta de lo difícil que sería escapar de la isla sin ser
detectados. Sus oraciones habían sido escuchadas
cuando se acordó de que Viktor estaba en Jurru para
su fin de semana mensual de juego.

—Yo aprecio esto—, dijo Ali a Viktor.

Desde su posición en el jet, Viktor sonrió. —Es un


placer, príncipe Zahar. Usted hace tanto por mí, es
justo que le devuelva el favor.

Alí vio a su izquierda para encontrarse con el rostro


ceñudo de Gavin. Desde que Ali había insistido en ir a
la bóveda solo, el estado de ánimo de Gavin se había
agriado. Al parecer, no sólo no estaba contento con el
secreto que Ali mantenía, tampoco confiaba en Viktor.
Ali había tratado de tranquilizar a Gavin con que Viktor

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no los iba a vender. Viktor disfrutaba de sus


placenteras actividades cada vez que podía dejar su
cargo en el parlamento Ruso. Durante muchos años el
personal de Alí se había acomodado a las peticiones de
Viktor. No, Viktor nunca traicionaría a Ali, se mostró
confiado de ello.

El plan era tomar otro avión en el aeropuerto


ejecutivo que Viktor utilizaba. Gavin había hecho todos
los arreglos, pidiéndole favores a todo el mundo. Ali
tuvo que admitir que estaba impresionado por las
habilidades de Gavin. Ni siquiera él sabía dónde
acabarían. Gavin lo tranquilizó asegurando a Ali que
irían a un lugar seguro, pero el hombre se negó a decir
dónde.

La necesidad de usar el baño le puso cada vez más


incómodo. Se removió en su asiento, tratando de aliviar
la presión de su vejiga llena. Odiaba incrementar la
atención en la caja cerrada mediante su entrada en el
baño con él, pero la idea de dejarla sin vigilancia le
preocupaba.

Veinte minutos más tarde, no podía soportar más.


Él empujó sutilmente el paquete bajo su asiento y se
puso en contacto visual con Gavin, en silencio pidiendo

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mantenerlo vigilado. Gavin asintió con el ceño fruncido


que seguía vigilante.

Cuando Ali se dirigió al baño del avión, se dio


cuenta que si no confesaba lo de los ojos de dragón,
haría un daño irreparable a cualquier relación que
podría ser construida. Entró en el pequeño espacio y
cerró la puerta antes de rápidamente aliviar su vejiga.

Lavándose las manos, él alcanzó a verse en el


espejo. La tensión que sentía en realidad empezaba a
mostrarse en las mejillas ahuecadas. Había perdido
más peso en la última semana, algo que no podía
permitirse. Había decidido dejar su camisa fuera para
cubrir el cinturón ceñido alrededor de su adelgazada
cintura.

Un golpe en la puerta lo sobresaltó, causando a Ali


salpicarse de agua en todo el frente de su ropa. —¿Sí?

—¿Todo bien?— La profunda voz de Gavin preguntó


a través de la puerta cerrada.

Ali desbloqueó y abrió la puerta. —Estoy bien—,


dijo, secando su ropa con una toalla de papel.

Gavin vio los lugares húmedos y sonrió.

—Es agua, te lo aseguro—, dijo Ali.

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—Como quieras— gruñó Gavin, su sonrisa se


convirtió en una mueca. —Debemos estar aterrizando
en unos minutos. Tan pronto como estemos en tierra,
inmediatamente vamos a abordar otro avión.

—¿Y después?—, preguntó Ali. Odiaba no saber su


destino final.

—Ya verás—, respondió Gavin.

El hombre se volvió desesperante y regresó a su


asiento sin decir palabra. Ali se maldijo por permitir que
su mirada fuera a la firme curva del culo de Gavin. No
estaba seguro de qué tenía Gavin que tanto le
embelesada, pero Ali deseó poder superarlo.

Ali siguió el ejemplo de Gavin y volvió a sentarse,


abrochándose el cinturón antes del inminente
aterrizaje. Esperaba que Gavin se tranquilizara una vez
que finalmente fuera capaz de confiar en él. Hasta
entonces, él tendría que aguantar el odioso ceño
fruncido de su guardaespaldas y su estado de ánimo
desagradable.

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Gavin vio al hombre petrificado junto a él. El quita


nieves se abría paso lentamente por la ladera de la
montaña. Gavin lo utilizaba para las estrechas veredas,
pero al experimentarlo por primera vez, Alí parecía
estar muerto de miedo. Los nudillos blancos del hombre
sosteniéndose de la barra de soporte montada en el
tablero, lo demostraba.

—¿Estás bien?— Gavin preguntó al fin, dirigiendo el


vehículo todo terreno en torno a una gran roca. A pesar
de que oficialmente era verano en el norte de Alaska,
todavía había mucha nieve en el suelo.

—No puedo hablar, estoy demasiado ocupado


rezando por mi vida—, respondió Ali.

Gavin se rió entre dientes. —Sé agradecido, no


estamos de excursión.

—Si tú lo dices— respondió Alí.

—¿Alguna vez has estado en Alaska antes?

—No. Nunca he tenido el deseo.

Gavin encontró un lugar relativamente plano y


detuvo el quita nieves. Abrió la puerta e hizo señas a
Alí. —Vamos. Quiero mostrarte algo.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali alcanzó el paquete cerrado en la tabla del suelo


a sus pies.

—Déjalo. No vamos lejos.

Alí movió la cabeza. —Lo siento. No puedo hacer


eso.

Gavin odiaba ese maldito paquete. Estuvo tentado


de retirarlo de las manos de Ali y tirarlo a un lado de la
montaña. Lo único que lo detuvo fue el saber que no
era el paquete en sí, sino lo que representaba.

Sin mirar atrás para ver si Ali lo seguía, Gavin se


abrió paso entre el espesor de unos árboles, pasando
por encima de ramas caídas y alrededor de rocas de
tamaño considerable. Oyó varias maldiciones a sus
espaldas mientras Ali luchaba para alcanzarlo. Gavin
finalmente se compadeció del hombre y se detuvo a
descansar sobre una gran roca.

Ali finalmente se abrió paso para reunirse con él. El


apuesto príncipe tenía un largo arañazo en la mejilla,
sus ojos con aparente temor. Ali notablemente se relajó
en cuanto vio a Gavin. —Por favor no me dejes así de
nuevo.

Gavin se levantó y apretó al hombre de aspecto


asustado en sus brazos. Por mucho que quería estar

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enfadado, era imposible cuando Ali mostraba sus


debilidades internas. —Lo siento. Sé que he estado
gruñón el último día y medio.

Ali entonces sonrió. —Así que lo admites.

—Lo hago—. Gavin inclinó la cara de Ali al lado para


tener una mejor visión del largo arañazo. —Vamos a
tener que poner un poco de crema con antibiótico tan
pronto como lleguemos a la cabaña.

—¿Es ahí donde vamos, a una cabaña?

Gavin asintió. —Sí. Hecha por mí mismo después


de la muerte de Dusty.

—¿Así que nunca vino hasta aquí?

—No he dicho eso. Compramos la tierra años antes


en preparación para la jubilación. Sabía que tendría que
desaparecer si alguna vez salía de la agencia. Los
planes ya estaban en obras cuando murió Dusty.

Antes de que Ali pudiera hacer cualquier pregunta


más acerca de Dusty, Gavin cambió de tema. —Lo que
yo quería mostrarte está un poco más allá.

Ali asintió con la cabeza y permitió que Gavin


tomara su mano. Caminaron hacia el empinado
acantilado y se detuvieron en el borde.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali se quedó sin aliento ante la primera vista del


lago de color azul oscuro en el valle de abajo. —Es
impresionante.

Sí, lo era. Gavin señaló hacia un grupo de árboles


en el lado opuesto del lago. —Hay un par de águilas
calvas que anidan en ese árbol a la derecha.

Ali levantó la vista y se encontró con la mirada de


Gavin. —Supongo que debes vivir cerca.

—En realidad no. Bueno, estamos a otros treinta


minutos más o menos llendo con el quita nieves. Pero
vengo mucho por aquí para tomar fotos. Es uno de mis
lugares favoritos en la montaña.

—¿Me podrías enseñar los demás, mientras yo


estoy aquí?—, Preguntó Ali.

—Claro que sí.— Gavin apoyó su mano sobre la


espalda de Ali. —¿Estás listo?

Ali asintió con la cabeza. —Siempre y cuando me


traigas de nuevo algún día.

—Regresaremos un día de estos—, aseguró Gavin a


Ali, dirigiéndose de regreso al quita nieves. No se
había dado cuenta de lo mucho que disfrutaría
enseñarle a Ali su patio trasero. Era más que un
sentimiento de orgullo al entorno, era que se estaba
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abriendo lo suficiente como para dejar entrar a otra


persona por primera vez en mucho tiempo.

Gavin sacó la caja de suministros de la cabina del


quita nieves mientras que Ali tomaba su equipaje.
Después de dejar la caja en la cocina reactivó el
sistema de seguridad alrededor del perímetro de la
cabaña.

—¿De dónde sacas la electricidad?—, Preguntó Ali.

La mayoría de del sol —todo funciona con energía


solar. Me caliento con la madera, por supuesto, pero
sobre todo yo trato de conservar la energía tanto como
sea posible. Una vez durante el invierno, tengo que
usar de vez en cuando un par de generadores
alimentados a gas.

Gavin volvió a la pequeña cocina y abrió el


refrigerador antes de colocar los productos perecederos
dentro. Él había comprado sólo suficiente comida para
dos semanas, pero, si era necesario, siempre podría
hacer un viaje por la montaña para obtener más
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

suministros. Si a Ali no le importaba lo rudo, Gavin


sabía que tenía suficiente mercancía seca y comida
enlatada para unos meses.

Terminando en la cocina, Gavin se unió a Ali en el


porche cubierto.

—Sólo hay una silla—, observó Ali cuando Gavin se


sentó en la barandilla.

—Sí. Aparte de mi amigo Jack, eres el primer


invitado que he tenido —, admitió Gavin.

Ali recogió la bolsa del suelo y la apoyó en su


regazo. —Sé que debería haber hablado de esto antes,
pero no podía correr el riesgo de que nos oyeran.

Gavin cruzó los brazos sobre el pecho. —Debe de


ser importante.

—Lo es. —Los largos y delgados dedos de Ali


pasaron por encima de los bordes de la caja. —Estos
son el don y la maldición de Jurru.

Gavin estaba intrigado, pero no lo apresuró. Ali


parecía estar buscando las palabras, por lo que Gavin
descruzó los brazos y apoyó las manos en la barandilla
a ambos lados de él.

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—Hay sólo un pequeño número de nosotros que


sabemos de la existencia de los Ojos del Dragón.— Alí
vio a Gavin y sonrió. —Es el nombre que les di cuando
mi padre me las mostró a mí.

Ali respiró hondo y comenzó el proceso de


desbloquear la caja. Hubo una serie de números
impresos en el teclado a continuación, una huella digital
computarizada. Los bloqueos en la caja se abrieron, y
Ali levantó lentamente la tapa. Retiró una bolsa de
terciopelo negro y vertió el contenido en su palma. —El
mundo les dice diamantes rojos.

Gavin casi se tragó la lengua ante la piedra oscura,


roja descansando en la mano ahuecada de Alí. Nunca
había visto diamantes en un rico color rojo. Sabía que
existían diamantes rojos, la mayoría de ellos fueron
encontrados en Australia, pero no eran tan intensos
como los que Ali poseía.

Gavin automáticamente alargó la mano, pero la


retiró hacia atrás en el último momento.

Ali agarró la muñeca de Gavin con su mano libre y


tiró de ella hacia él, vertió los diamantes en la palma de
Gavin. —Fueron descubiertos cuando mi padre
construyó la bóveda.

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Sosteniendo una de las piedras, Gavin sacudió la


cabeza. —Son magníficas.

—Sí— respondió Alí. Su voz y su expresión se


tornaron solemnes. —Cometí el error de traer un
cortador de diamantes conocido a Jurru.

—¿Un error? ¿Por qué, qué pasó? —Gavin entregó


los diamantes de vuelta a Ali, quien de inmediato volvió
a ponerlos en la bolsa de terciopelo.

Ali retiró la bolsa junto a un sobre de manila grande


y cerró la caja, poniéndola en el piso. —Me enamoré de
él. Hans estuvo en Jurru durante casi seis meses,
trabajando en las piedras en secreto. Yo pensaba que
era todo lo que había soñando.

—¿Hasta qué?— guió Gavin. No quería conocer los


detalles de la vida amorosa de Alí con el cortador de
diamantes.

—Hans pidió una de las piedras más pequeñas en


pago. Él prometió que no trataría de vender la piedra.
Dijo que la quería para su propia colección, y yo fui lo
suficientemente estúpido como para creerle.

Gavin sabía lo que era ser traicionado. Se puso de


pie y se acercó a Ali. Después de mover la caja a un
lado, Gavin se arrodilló delante de Ali. —No fuiste

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tonto por confiar, él fue un estúpido por traicionar ese


don.

Ali suspiró. —De cualquier manera, a través de mis


acciones, me he puesto a mí mismo y a Jurru en esta
posición.

—¿Cómo es eso? ¿Hans terminó vendiendo el


diamante?

—No. Hasta donde yo sé, él todavía lo tiene. Dejó


Jurru en medio de la noche, y nunca más he oído
hablar de él.

Gavin ahuecó la mejilla de Alí y se apoyó en un


beso lento. —¿Por qué crees que él es el que te ha
traicionado?

Las lágrimas en los oscuros ojos del Príncipe. —


Porque yo lo amaba y se fue.

Gavin sacó a Ali de la silla a su regazo. Una vez


más, él se sentía incómodo con el tema por razones
que se negó a reconocer. —¿Él te dijo que te quería?

Alí movió la cabeza apoyándola en el hombro de


Gavin. —No— susurró.

Pasando las manos hacia arriba y abajo por la


espalda de Ali, Gavin trató de dar comodidad al hombre

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mientras trataba de obtener las respuestas que


necesitaba. —¿Quién más sabe acerca de los
diamantes?

—Malik, Ghazi y los tres hombres que ayudaron a


cavar la bóveda, aunque uno de esos hombres ha
muerto.

—¿Hay más?—, preguntó Gavin.

Ali asintió con la cabeza. —Cuando mi padre se dio


cuenta de lo que los trabajadores habían descubierto,
ordenó que se sellara la bóveda y pagó a los
trabajadores una bonita suma para mantener los
secretos de Jurru.

—¿Por qué? Podría hacer su reino rico.

—Sí, pero también sería destruir la belleza de Jurru.


Aunque Ghazi parece avergonzarse de lo que se ha
convertido Jurru, fue sentido de un gran orgullo para mi
abuelo y mi padre, y para mí. Su apertura a la
minería... no. Eso no es lo mejor para el pueblo de
Jurru.

Gavin aplaudió las convicciones de Alí. Era raro ver


a un hombre poderoso poner la belleza y la tranquilidad
por encima de la riqueza. Si Gavin no hubiera estado
convencido de la fuerza de carácter de Ali, la

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explicación lo habría hecho por él. En silencio se


comprometió a hacer todo lo posible para ayudar a Ali a
mantener en secreto los diamantes de Jurru para el
resto del mundo.

Inclinándose hacia delante, Gavin dio otro beso a


Ali. —No te he mostrado el dormitorio. ¿Quieres verlo?

Una divertida mueca en el hermoso rostro de Alí. —


Sí, por favor.

Gavin ayudó a Ali a levantarse antes de pararse y


dirigir al hombre de la mano a la casa. Aunque los dos
habían dormido en la misma cama durante más de una
semana, no habían hecho el amor. Fue un paso para el
que Gavin no estaba seguro de estar preparado. A lo
mejor era el estar en casa, o tal vez era la honestidad
que emanaba de Ali, pero Gavin sabía que el momento
finalmente había llegado.

Estaban en el centro de la sala cuando Gavin hizo a


Ali parar. —Me acabo de dar cuenta. Yo no tengo nada
aquí.

Ali se acercó y dejó caer la caja antes de recoger su


pequeño bolso de mano. —Espero que no me creas
demasiado presuntuoso, pero he traído una pequeña
cantidad.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gracias a Dios. Con el día pasando a la noche,


Gavin volvió sobre sus pasos y cerró la puerta de
entrada. Se volvió para hacer frente a Ali y le despojó
de su camisa, arrojándola al suelo. Con una sonrisa
maliciosa, Ali dio la espalda a Gavin y se dirigió al
dormitorio. Gavin tiró de la correa de cuero de su
cabello mientras él avanzaba hacia el hombre al que
tenía la intención de joder hasta el amanecer.

Ali rápidamente se quitó sus ropas y se encontraba


en el proceso de quitar las sábanas cuando Gavin lo
empujó de cara sobre el colchón con su cuerpo. El peso
del hombre más grande y la evidente fuerza
inmediatamente hizo a Ali sentirse más seguro de lo
que había estado en meses.

Gimió cuando la erección de Gavin presionó entre


sus nalgas, con pre-eyaculacion deslizándose hacia
atrás y adelante a través de su agujero. En ese
momento, Alí se convirtió en masa en las manos de

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Gavin. Permitiendo al hombre hacer cualquier cosa que


él deseara.

Gavin pellizcó el lóbulo de la oreja de Alí. —Dime


cómo te gusta.

—Estás haciendo un buen trabajo ya. No creo que


necesites mi dirección —, respondió Ali honestamente.

Gavin se bajó del lado de la cama. Ali estaba a


punto de protestar cuando sintió las manos de Gavin
separar sus nalgas.

—¿Te gusta esto?—, Preguntó Gavin justo antes de


barrer la lengua por el anillo apretado del agujero de
Alí.

Ali se agarró a la sábana y metió sus piernas


debajo de él, poniendo su trasero más alto en el aire.
No fue sólo una respuesta sino una invitación para que
Gavin siguiera. Y siguió. Gavin no sólo usó la lengua y
los dedos para atormentar a Ali, pronto empezó a
raspar los dientes contra la piel sensible, lo que hizo al
cuerpo de Ali saltar.

—¿Demasiado?— Gavin preguntó, retirando su


cara.

—Nunca será demasiado.

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Gavin se rió entre dientes y le dio un golpe con la


mano al trasero de Ali. —¿Dónde está el material?

Ali señaló hacia el kit de afeitado de cuero negro en


la mesilla. Empezó a girarse, pero Gavin le detuvo con
una mano en la parte baja de la espalda.

—Quédate ahí—, Gavin ordenó mientras abría el kit


de afeitado con una mano y retiró una caja de
condones y un pequeño tubo de lubricante. Tiró la caja
sobre la cama y abrió el tubo, usando sus dientes.

Ali se agachó para agarrar su pene, pero fue


advertido una vez más con una palmada en el culo. —
Necesito—, dijo Ali tratando de explicar.

—Sí, lo sé, y por eso tendrás toda mi atención—,


respondió Gavin, llegando desde atrás para tomar el
pene de Alí. La palma de la mano lubricada de Gavin se
deslizó hacia arriba y abajo de la longitud de Ali
mientras su lengua una vez más encontró el agujero de
Alí.

Ali gimió en aprobación. Nunca había tenido un


amante con esa atención a darle placer. A pesar de que
había estado con muchos hombres en los últimos años,
nunca había estado lo suficientemente cómodo con un
amante para abrirse por completo. Su posición en Jurru

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

siempre parecía detenerlo, por temor a los rumores


sobre sus citas ocasionales. No fue así con Gavin. Ali no
estaba seguro de por qué se sentía tan fuerte, pero
sabía que Gavin haría el amor con Ali, el hombre, no el
jeque Ali.

El cuerpo de Ali se relajó lo suficiente para permitir


profundizar la lengua de Gavin dentro. —¡Joder!— Fue
la primera vez para Ali, pero esperaba que no la última.

—¡No!—, Exclamó Ali cuando la lengua de Gavin


desapareció.

Gavin se rió entre dientes y se unió a Ali en la


cama. —Daté la vuelta. Quiero saborear tu pene.

Ali se trasladó al centro de la cama y apoyó la


cabeza sobre una almohada que olía a madera de la
loción de afeitar de Gavin. Él dobló las piernas y las
extendió tan largo como pudo, nunca quitó la mirada de
hambre de Gavin.

Un gruñido sonó de Gavin mientras se arrastraba a


la cama como un león acechando a su presa. En lugar
de ir por el pene de Ali, Gavin comenzó por sus pies,
lentamente lamiendo la punta de cada dedo del pie
antes de pasar la lengua en la parte superior de su pie
izquierdo. Ali gimió. Nunca había pensado en sus pies

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como particularmente erógenos, pero Gavin le estaba


demostrado que estaba equivocado.

Como si tuviera todo el tiempo del mundo, Gavin


comenzó a lamer y besar la parte interna de la pierna
de Alí. —Tienes la piel tan suave —, Gavin murmuró
mientras seguía su camino hacia las pesadas bolas que
rogaban por atención.

Ali enterró sus manos en la abundante melena de


cabello rubio, cuando Gavin comenzó a chupar sus
bolas. —Es tan bueno—, gimió. Su pene empezó a
gotear pre-semen, pintándole, mientras que el
estómago tembló y se retorció como resultado de las
lamidas de Gavin.

Gavin alcanzó el tubo de lubricante mientras lamía


la dura erección de Alí. Capturó la cabeza del pene en
la boca al mismo tiempo metió un dedo en el agujero
de Alí.

—Gavin—, gritó Alí cuando el grueso dedo comenzó


su camino dentro y fuera de su cuerpo. Cuando los
nudillos de Gavin golpearon su próstata, Alí no pudo
contenerse, se corrió, apretando los puños.

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Con su mano libre, Gavin extendió la mano y


golpeó la parte superior de las manos de Ali que le
jalaba de los cabellos.

—Lo siento—, dijo Ali jadeando, bajando de su


clímax.

Gavin lamió limpiándolo y se sentó sobre los


talones, introduciendo otro dedo en el agujero de Alí. —
Dime cuando estés listo.

Ali se apresuró a tomar el condón. Abrió el paquete


mientras Gavin metió otro dedo dentro de él. Extendió
el caucho y esperó a que Gavin se reposicionara
suficiente para que Ali pudiese llegar al largo y grueso
pene. Durante una semana habían tenido relaciones
íntimas con el pene del hombre, había jugado con él,
frotado y chupado, pero esta sería la primera vez que
realmente lo sentiría. —Jódeme.

Gavin quitó el dedo y añadió unas gotas de


lubricante al preservativo, pasando la mano por su
longitud se deslizó hacia la cabeza de su pene,
poniéndose aún más duro. Con la mano alrededor de la
base, Gavin guió su pene en el agujero extendido de Ali
y superó al anillo circular de músculos.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali contuvo la respiración. A pesar de que había


sido estirado, con tres de los gruesos dedos de Gavin,
su cuerpo aún necesita un momento para dar cabida al
grande y muy veteado pene de Gavin.

Gavin avanzó hacia el interior hasta que se enterró


hasta la raíz, al mismo tiempo el hombre más grande
parecía mantener una estrecha vigilancia sobre Ali para
asegurarse que estaba bien. Ali cayó un poco
enamorado en ese momento. La verdadera
preocupación expresada en el rostro de Gavin fue una
que nunca había presenciado en la cama con un
amante.

Alí extendió la mano y jaló a Gavin encima de él,


queriendo, no, necesitando dar las gracias a Gavin por
su fuerza de carácter. Él selló sus labios con los de
Gavin y profundizó su lengua dentro mientras Gavin
comenzó a embestir lentamente dentro y fuera del
cuerpo de Alí.

Tiró de Gavin aún más, deseando que en verdad


podría convertirse en uno con el hombre. —Nunca he
...— Ali se cortó antes de que él le susurrase palabras
de pasión que tuviera que lamentar después.

Pero en su corazón, Ali supo que no se arrepentiría


de lo que le hacía sentir en ese momento. Sus
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

sentimientos por Gavin estaban creciendo a cada


minuto y no estaba seguro de cómo detenerlos antes
de que se lastimara de nuevo.

—¿Estás bien Bebé?, preguntó Gavin, las cejas


unidas en aparente preocupación.

¿Bebé? Otra primera vez para Ali. Tal vez debería


sentirse ofendido por el apodo menos-que-machista,
pero lo hizo sentir... cuidado.

—Estoy bien—, le susurró él. No podía apartar los


ojos de Gavin. ¿Soy así de fácil? Él comenzó a
cuestionar sus sentimientos. ¿He sido tan maltratado

por amantes en el pasado que me enamoro con el

primer hombre que me ha demostrado cuidar de mi

de verdad?

Ali tragó el nudo en la garganta. No. Él no podía


permitir esto, todavía no. Dio al musculoso pecho de
Gavin un empujón juguetón. —Jódeme duro.

Los ojos de Gavin se iluminaron y respiró hondo


mientras él se apartó y se sentó sobre los talones. Él
agarró las piernas de Ali, no muy suavemente, y las
arrojó sobre los hombros. —Tú te lo buscaste.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Sí, había solicitado con anterioridad. El ritmo


golpeando de Gavin ayudó a llevar la mente de Ali fuera
de sus sentimientos florecientes y de vuelta al culo que
era tan expertamente recibido. Su pene estaba duro y
una vez más pidiendo atención. Alí se inclinó y se
sorprendió cuando en realidad Gavin le dejó tocarse a sí
mismo.

La sonrisa en el rostro de Gavin le dijo a Ali que


Gavin sabía exactamente lo que estaba pensando. —
¿Vas a venirte otra vez por mí?—, preguntó Gavin.

—No hasta que tú lo hagas—, desafió Ali.

—Bueno, entonces prepárate, porque estoy casi allí


—, confesó Gavin.

Ali aplicó presión en el área sensible justo debajo


de la cabeza de su pene. El sonido de las palmadas de
la piel de Gavin en su contra era la música más erótica
que Ali había oído nunca. Trató de mantener a raya su
orgasmo, pero su voluntad no era rival para el poder
del pene de Gavin.

—¡Ahora!—, gritó Ali mientras pintó la mano y el


estómago con su semen.

—Jooodeer—, aulló Gavin, entrando hasta la


empuñadura una última vez antes de correrse. Gavin

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

soltó las piernas de Ali y moldeó su cuerpo alrededor de


Ali, jadeando mientras empezaba a bajar.

Ali lo tomó, pasando sus dedos sobre la espalda


empapada de sudor de Gavin. El peso de Gavin fue
poco a poco convirtiéndose en un problema, pero Ali no
estaba preparado para ocultar la alegría y el asombro
que sintió por lo que acababa de suceder.

Casi perdió el control cuando Gavin empezó a besar


su cuello. Era un tierno gesto, uno que hace una pareja
no un amante ocasional. ¿Gavin lo siente también?

—¿Soy demasiado pesado?— Gavin preguntó al fin.

—Un poco, pero se siente bien —, respondió Ali de


verdad.

—Sí, sí, —Gavin estuvo de acuerdo.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

CAPÍTULO CINCO
A pesar de que técnicamente era verano en
Alaska, la temperatura en la noche todavía
bajaba lo suficiente como para justificar un fuego en la
gran estufa de leña. No era tan romántico como una
chimenea, pero hasta que Ali había venido, Gavin no
había estado en estado de ánimo para el romance de
todos modos.

Con un buen balanceo, Gavin partió otro leño y


arrojó los pedazos sobre la pila con los demás. Él había
estado tratando de mantenerse ocupado durante el día
mientras Ali exploraba los alrededores. Gavin había
llevado a Ali el segundo día a la montaña y le mostró la
alarma perimetral que había creado. Gavin tenía que
seguir recordándose a sí mismo que siempre y cuando
Ali se quedara dentro del perímetro, debía estar bien.

No estaba seguro si era porque había perdido a


Dusty o si era Ali, por sí mismo, pero Gavin tenía la
imperiosa necesidad de sobreproteger al hombre, una
acción que no sería justa para ninguno de ellos. Así

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

que, aquí estaba, cortando más leña cuando ya tenía


suficiente para durar hasta el próximo invierno.

—¡Gavin!—, gritó Ali, saliendo del espeso bosque de


árboles en el claro alrededor de la cabaña.

El corazón de Gavin dio un vuelco, dejó caer el


hacha y se precipitó hacia Ali. —¿Qué pasó?

—Yo los vi. Vamos, —dijo Ali con emoción, cogiendo


la mano de Gavin y tirando de él regresando por donde
había venido.

—¿A quién has visto?— Gavin clavó los talones. Si


había algún peligro, tenía que volver corriendo a la
cabaña para tomar la pistola.

—Las águilas—, respondió Ali con una sonrisa


infantil en su rostro. —Tenías razón. Son magníficas.

Gavin suspiró, aliviado. Él asintió y siguió a Ali por


el bosque. En una barranca similar a la que daba al
lago, Ali se detuvo y señaló hacia el oeste. —¿Ves?

Gavin asintió, poniendo su brazo alrededor de la


cintura de Alí. —Eso es un par diferente de las que
viven en el lago.

—¿Cómo lo puedes decir?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin se encogió de hombros. —Sólo puedo. Los


pájaros y los animales de esta zona han sido mis únicos
compañeros por un par de años. Los he fotografiado
docenas de veces. Supongo que acabas por notar las
diferencias que la mayoría de la gente no tiene la
oportunidad de ver nunca.

Gavin llevó a Ali más cerca del tronco caído. —


¿Quieres sentarte y ver por un tiempo?

—Sí, me gustaría eso. —Ali siguió mirando con una


expresión de asombro. —¿Qué haces con tus
fotografías?

—Venderlas. A revistas de la naturaleza en su


mayoría, pero en ocasiones las vendo a través de una
galería en Anchorage.

Ali se apoyó en Gavin, apoyando su cabeza sobre el


hombro del hombre. —Esta tierra es tan bella como
Jurru sólo que de una manera diferente.

Gavin pasó la mano hacia arriba y abajo por la


columna de Ali, complacido por lo que su príncipe
imaginaba. —Estoy muy encariñado del lugar.

Habían estado fuera de Jurru durante casi dos


semanas, y Gavin sabía que pronto sería hora de viajar
por la montaña para obtener suministros. Se preguntó

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

si Ali se arrepentía de su decisión de huir de su reino.


Por mucho que odiaba la idea de llevar a Ali de regreso
sabía que lo haría si Ali lo quería.

—¿Lo echas de menos?— Preguntó finalmente.

—¿Qué?—, Preguntó Ali, su voz tan suave como la


brisa que agitaba el corto cabello.

—Jurru.

Ali levantó la cabeza y se giró a horcajadas sobre


Gavin. Gavin estabilizaba a su amante con sus manos
en el culo de Ali.

—Sé que debería, pero me siento diferente aquí, y


me gusta.

—Diferente ¿cómo?

Ali señaló hacia el cielo. —No les importa quién


soy.— Ali volvió a mirar a Gavin y se apoyó en un
rápido beso. —Y no parece importarte lo que soy. Aquí,
yo soy un hombre.

—Siempre has sido un hombre, Ali, sólo que más


poderoso que la mayoría.

Alí movió la cabeza. —No es lo mismo. A veces me


siento como un padre con tres mil niños de los qué
preocuparme. Puede ser abrumador a veces. La única
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

vez que alguna vez fui capaz de ponerme primero fue


cuando me fui a la universidad, pero eso no duró
mucho. Creo que estoy solo cansado de poner las
necesidades de todos los demás antes de mi mismo.
¿Eso me hace sonar como una mala persona?

—No— Gavin se preguntó si era el momento


adecuado para hacer la pregunta que había estado en
su mente desde que había tomado el trabajo. —¿Qué te
sucederá una vez que tu hermano tome su lugar como
rey?

—Voy a ir a la escuela. Ya te he dicho.

—Sí, pero ¿qué pasa después? ¿Vas a volver a


Jurru? ¿Vas a seguir siendo conocido como el jeque
Zahar?

Ali se encogió de hombros. —Por como están las


cosas con Ghazi, yo no lo sé. El término Jeque es un
signo de respeto para el hombre vivo más viejo de la
familia del Zahar, pero no sería el cabeza de mi familia
de Jurru si dejase la isla. Desafortunadamente, si Ghazi
tiene éxito en hacer lo que creo que intenta hacer, yo
ya no podría llamar a Jurru mi casa.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿De verdad crees que Ghazi quiere convertir


Jurru en una mina de diamantes gigantes?— Pesaba el
solo pensarlo en el estómago de Gavin.

—Sí, y creo que con la ayuda del gobierno de


Estados Unidos, tendrá éxito. —El anterior buen humor
de Alí desapareció repentinamente. —Estoy contento de
que mi padre no esté vivo para ver en lo que su hijo se
ha convertido.

—Tengo la sensación de que tu padre se ocupará


de Ghazi en el más allá—, dijo Gavin.

Ali dejó caer la barbilla hacia el pecho. —Yo no


estaba hablando de mi hermano, me estaba refiriendo
a mí. ¿Cuando me hice tan débil? ¿Cómo huí de mi
país, entregándoselo de buena gana a Ghazi para todo
lo que tiene planeado?

Gavin movió sus manos a ambos lados de la cara


de Ali y le obligó a levantar la mirada. ¿Qué es lo que
deseas para Jurru?

—No importa. No puedo ser rey.

—¿Debido a que eres gay? —, preguntó Gavin.

Ali asintió con la cabeza. —Mi padre aceptó mi


sexualidad. Sin embargo, muchos de mi pueblo no. No

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voy a vivir mi vida en secreto. Eso, y la necesidad de


producir un heredero me impide convertirme en rey.

—Entonces, ¿cuál es la alternativa?

Ali parecía confundido por la pregunta.

—Mira, ambos sabemos que no podemos permitir a


Ghazi tomar el control de Jurru. , ¿No?

—Sí, pero ¿cómo ...?

Gavin le dio un beso rápido a Ali para que se


callara. —Has mencionado en varias ocasiones que
Jurru funciona más como una corporación que un reino,
¿por qué no avanzar en esa dirección?.

—Lo siento, sigo sin entender.

—Toma el control de Jurru, y utiliza tu poder como


rey para que sea lo suficientemente fuerte como para
sobrevivir intacto. Públicamente pide a los Estados
Unidos ayuda en la conversión de tu reino a una
democracia. Toma la delantera a la CIA. Pregúntale a tu
pueblo para elegir los funcionarios que ellos quieran.

Algunas de las chispas volvieron a ojos de Ali. —


¿Crees que funcione?

—Lo creo.

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—Pero yo no soy el príncipe de la corona.

—Cierto, pero Jurru tiene leyes, ¿no? ¿Cuál es la


pena por conspiración para cometer asesinato?

Alí movió la cabeza. —Me avergüenza decir que no


lo sé. Nunca hemos tenido un problema con la
delincuencia en Jurru.

Gavin puso a Ali en sus pies antes de pararse. —


Por mucho que he disfrutado de compartir mi casa
contigo, creo que deberíamos volver y salvar la tuya.

—Jack—, dijo Gavin en el teléfono vía satélite.

—¿Dónde diablos estás? Seb se está volviendo


loco— respondió Jack.

—Estoy en casa, pero no por mucho tiempo.


Escucha, necesito algo de ayuda. —Gavin pasó a
explicar a su viejo amigo lo que estaba sucediendo en
la isla de Jurru. Se saltó la información sobre el
diamante, prefirió mantener el secreto de Alí todo lo
que pudiera.
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿Crees que necesitas a los cuatro de nosotros?—,


preguntó Jack, cuando Gavin había terminado.

—Creo que necesitamos todos los hombres que


puedas traer—, dijo Gavin con toda honestidad.

—Puedo llamar a Seb, pero probablemente va a


costarle un dineral a Ali.

—No te preocupes por el dinero. Vamos a


conseguirlo.

—Dame treinta minutos después me devuelves la


llamada—, le dijo Jack.

—Gracias, amigo.— Gavin colgó y entró en el


dormitorio para encontrar a Ali empacando. —Jack está
llamando a Seb. Le dije que podía usar todos los
hombres disponibles que tienen.

Ali asintió. Echó una mirada a la caja en el suelo.

—No. Yo no le dije acerca de los diamantes. Pero


son algo sobre lo que tenemos que hablar. Lo que estás
pensando va a ser caro.

—Lo sé. Puedo pagar. —Ali, una vez más miró la


caja cerrada. —¿Tienes un banco?

Gavin se rió entre dientes. —Por supuesto. ¿Por


qué? ¿Te gustaría ponerlos en mi caja de seguridad?
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali se acercó a Gavin y sacudió la cabeza. —Me


gustaría firmar sobre los derechos minerales para ti
antes de salir de los Estados Unidos.

—¿Qué? ¡No! —Gavin dio un paso atrás, moviendo


la cabeza con vehemencia.

—Es la única manera que puedo estar seguro de


que Ghazi nunca conseguirá poner sus manos sobre
ellos.

Gavin agitó las manos delante de él. —Yo no,


encuentra a alguien más. Además, ¿te imaginas lo que
Ghazi dirá cuando le informes de que has dado un
tesoro a tu amante?

—No es un tesoro, si no la mina de diamantes. Ese


es el punto entero. Quiero esos derechos mineros
seguros, lejos de los hombres codiciosos.

Gavin se acercó a la cómoda. Pasó el cepillo por su


cabello rápidamente y lo sujetó, asegurándolo con su
correa de cuero. —Diablos. Déjame pensar un poco.

Miró el reloj. —Vamos a seguir adelante y cargar el


quita nieves. Todavía tengo casi quince minutos antes
de que pueda llamar a Jack.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali se quedó pensativo mientras Gavin trabajó la


logística con su amigo Jack. Se mordió el labio inferior,
rezaba por que su decisión de vender los derechos del
mineral de Jurru fuera la correcta.

Por último, se sentó en el sofá y observó el trabajo


de Gavin. Ali apenas conocía al hombre en cierto modo
en el trabajo. Él giro los ojos cuando su pene empezó a
tomar nota. Los músculos de los antebrazos de Gavin
se flexionaban mientras garabateaba con furia en una
hoja de papel.

—Muy bien. Sí, vamos a estar por la tarde mañana.

Tan pronto como Gavin colgó el teléfono, Ali se


montó a horcajadas sobre Gavin antes de que tuviera la
oportunidad de levantarse. —Te quiero—, dijo Ali,
alcanzando el cinturón de Gavin.

Los ojos de Gavin redondeados mientras él le


devolvió el favor, desabrochando los pantalones
vaqueros de Alí. —¿Qué te hizo tan juguetón, bebé?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Tú. La situación —. Alí movió la cabeza. —


¿Importa?

—No a mí.

Ali notó a Gavin mirando el reloj mientras tomaba


su pene. —Tenemos que irnos de aquí en diez minutos,
si vamos a llegar a la ciudad antes del anochecer.

—Se me olvidó el lubricante. Espera. —Ali empezó


a bajarse de Gavin, pero el hombre mayor le mantuvo
en su lugar.

—Te va a tomar mucho tiempo encontrarlo.— Gavin


levantó a Ali a sus pies y le ayudó a quitarse los
pantalones vaqueros. Una vez que estaban ambos
desnudos de cintura para abajo, Gavin llevó a Ali al
sofá.

Ali se extendió y dio la bienvenida al peso de Gavin,


que estaba sobre él. Se había vuelto rápidamente
adicto al siempre cómodo cuerpo de Gavin. Gavin
estaba naturalmente arriba y Ali aceptó con gusto el
pene de Gavin dentro de él siempre que tenía
oportunidad.

Ali envolvió con sus piernas alrededor de la cintura


de Gavin. Trató de no pedir lo que realmente quería,
pero la posición del pene de Gavin en contra de la suya

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

sólo aumentó su deseo de ser jodido. Se agachó y tomó


la mano de Gavin, llevándola a su boca. Poco a poco,
Ali aplicó una gran cantidad de saliva en los dedos de
Gavin. —Te necesito en mí.

Gavin miró a los ojos de Ali durante unos instantes


antes de asentir. —¿Estás bien?

Ali sonrió. —Confío en ti.

Tres pequeñas palabras, pero su significado era


obvio para Gavin. El rostro del hombre se iluminó
cuando comenzó la preparación de la entrada de Alí. A
pesar de que no había dicho las dos palabras que él
hubiera querido, Ali sabía que Gavin sabía lo que quería
decir.

Ali se quitó la camisa y la tiró al suelo junto al sofá.


Debido a que habían hecho el amor sólo unas horas
antes, no pasó mucho tiempo para que Gavin lo
estirara. Ali aprovechó el tiempo para llenar el grueso
pene de Gavin con más saliva combinado con pre-
semen. Sería la primera vez en su vida en
experimentar el sexo sin condón, pero como le había
dicho a Gavin, confiaba en que el hombre no lo pondría
en riesgo.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin quitó los dedos y los reemplazó con la cabeza


de su pene babeado. —¿Estás seguro?

Ali asintió, jalando a Gavin para un beso. Había


algo en hacer el amor en la casa de Gavin que hizo el
momento aún más especial. Al menos en esto, Ali sería
él en primer lugar. No podía cambiar el pasado, no
podía borrar el recuerdo amoroso que Gavin todavía
tenía de Dusty, pero tal vez podría tener nuevos con el
hombre del que se había enamorado.

La invasión del desnudo pene de Gavin no vino sin


un poco de incomodidad, pero fue muy bien acogido. Ali
continuó bajando su lengua contra la de Gavin mientras
levantaba las caderas para aceptar cada embestida.

Gavin rompió el beso y apoyó la frente contra la de


Alí. —Ha pasado mucho tiempo desde que lo hice al
natural. No voy a durar.

Ali sonrió y se frotó la nariz contra la de Gavin. —Es


mi primera, así que tampoco yo.

Gavin soltó uno de sus profundos gruñidos


guturales Ali había llegado a asociarlo con un aumento
de lujuria. Su pensamiento se fue mientras la velocidad
de Gavin y la intensidad aumentó dramáticamente.

—Necesito hacerlo bueno para ti—, dijo Gavin.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Siempre lo haces.— Ali llegó entre ellos y


comenzó a frotarse a sí mismo. Estaba seguro de que
había superado ya el límite de diez minutos de tiempo
que Gavin se había puesto, pero si a Gavin no le
importaba, ¿por qué habría de hacerlo él?

Cuanto más se acercaba a su salida del santuario


de Alaska, más Ali quería cambiar de opinión. Si su
plan tenía éxito, Ali sabía que iba a tener tiempo para
aplicar los cambios que él quería hacer. En su corazón,
sabía que Gavin no consideraría su hogar ningún lugar
másn que su montaña. ¿Valía Jurru la pena para
arriesgar el amor que había encontrado por fin?

Los pensamientos de Ali se interrumpieron cuando


Gavin cambió de ángulo para rozar su próstata. Antes
de que tuviera tiempo para advertir a Gavin, el pene de
Alí entró en erupción. Largos filamentos de semillas se
dispararon en el abdomen con una gota o dos en
realidad llegando hasta el cuello. Su respiración se
enganchó cuando terminó el orgasmo, temblando por la
intensidad.

—¡Oh, joder!— Gavin gritaba mientras su cuerpo


llegó bruscamente a su propio clímax. Sorprendió a Ali
estirándose a lo largo de él y lamiendo el semen desde
el cuello de Ali.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

A pesar de que Gavin había empujado su ajustada


camiseta hasta las axilas, Ali supo que había caído al
menos un poco de semen. —¿Tienes una camiseta
extra a mano?

Gavin gimió y ladeó la barbilla para mirar a Ali. —


¿Por qué?

—Vas a oler a mi—, dijo Ali.

—Tal vez ese es el punto.— Con otro gemido, Gavin


se bajó de Alí y se quedó junto al sofá, tendiéndole la
mano. —Vamos. Tenemos que limpiarnos y ponernos
en camino.

Si Ali creía que subir la montaña daba miedo, bajar


era peor. Trató de aferrarse y mantener los ojos
cerrados la mayor parte del tiempo para la diversión
aparente de Gavin.

—No voy a chocar. Podría conducir esto dormido—,


dijo Gavin.

—Vamos a evitar probar esa teoría, ¿de acuerdo?


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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin se rió entre dientes. —Aguafiestas.

Ali trató de relajarse, pero los movimientos


discordantes del quita nieve le prohibieron por
completo perder de vista el peligro que implicaba. El
descenso de la montaña era sólo la primera escala en
su viaje por el día. Ellos llevaron los camiones de Gavin
a uno de los aeropuertos locales y contrató lo que
Gavin había llamado un puente charco a Fairbanks. Ahí,
Mac, de la agencia de protección los tres socios,
prometió que no habría documentos de viaje para Ali. A
continuación, el vuelo de una hora once a
Alburquerque, donde se reuniría con el resto de los
hombres que les acompañaría a Jurru. Ali estaba
cansado de sólo pensar en ello. También sería la
primera vez que volaría en una aerolínea comercial.

—¿Seremos capaces de dormir en el avión?—,


preguntó.

Atrapado oliendo la camisa que llevaba y que había


insistido que usara, Gavin se encogió de hombros. —
Los asientos en primera clase son bastante amplios en
comparación con los de turista, pero no va a haber
nada parecido a la habitación de un avión privado.

—¿La gente me verá dormir?— La idea horrorizó a


Ali.
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin se rió y se inclinó para pasar los nudillos en


la mejilla de Alí. —Te voy a proteger de esas personas
entrometidas, bebé.

Alí se inclinó al tacto antes de quitar su cabeza. —


Dos manos en el volante.

—Sí, jefe.

Fiel a su palabra, Gavin vigilaba a Ali. Con la cabeza


sobre una almohada en la consola, entre sus asientos,
Ali dormía. Girándose de lado en su silla con la espalda
al pasillo, Gavin veía dormir a su amante, en ocasiones
llegó hasta tocar el cabello de Ali o la cara. Había
llegado al punto en el que Gavin apenas podía tener
las manos fuera del hombre. El hecho le preocupaba.

Enamorarse era algo que jamás pensó que podría


hacer de nuevo, sobre todo con alguien tan arriesgado
como Ali. Si su aburrido contador pudo serle arrebatado
en un instante, ¿cuáles eran las posibilidades de que

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

realmente podría tener un futuro con un príncipe antes


de verse envueltos en una agitación política?

Los recuerdos de Dusty parecían ser cada vez


menos frecuentes en las últimas semanas. Los
recuerdos todavía estaban allí, por supuesto, pero
Gavin ya no vivía en ellos como lo hacía antes. Antes
de subir a la montaña dos semanas antes, Gavin se
había detenido por la oficina de correos local y recogió
el correo. Había sido sorprendido de encontrar una
carta del detective privado que había contratado a
principios de año para investigar la dudosa muerte de
Dusty.

A pesar de lo que decía la carta, en su corazón,


Gavin todavía creía que la muerte de Dusty no fue un
accidente. Se mordió el interior de su mejilla,
controlando su temperamento. No, no había forma de
que un vehiculo nuevo sufriera un fallo en los frenos, a
menos que hubiese sido saboteado. Sobre todo porque
Yul había advertido solo días antes a Gavin de que él no
podía salir de la agencia sin sufrir las consecuencias.

Gavin sacudió la cabeza. Ahora no era el tiempo


para pensar en la muerte de Dusty. Tenía que proteger
a Ali. Mantener al hombre que amaba seguro era más
importante que escarbar en el pasado. Dusty estaba

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

muerto y nada de lo que descubriera lo traería de


vuelta.

Gavin se quedó sin aliento al darse cuenta de que


realmente se había enamorado del hermoso hombre
dormido junto a él. Sabía que estaban cada vez más
cerca, pero ¿enamorado? Gavin se inclinó y besó la sien
de Alí, causando que el hombre se moviera. Sentado,
Gavin apoyó la mano en el pecho de Alí. Aunque Ali se
las había arreglado para poner un poco de carne en los
huesos desde que dejó Jurru, Gavin todavía podía
sentir las costillas del hombre a través de la fina
camisa.

Voy a tener que asegurarme de que él siga


comiendo. El secreto del apetito de Alí parecía ser su
estado de ánimo. Cuando Alí era feliz, se entregaba a
todo tipo de alimentos, prefiriendo los dulces por
encima de todo. A Gavin le gustaba dar de comer a su
príncipe todo el azúcar que quisiera si eso significaba
que era feliz.

La mano de Gavin vagó hasta el estómago de Alí,


cuando oyó un estruendo. Ali se había negado a comer
en su escala en Denver. Gavin hizo una nota mental
para asegurarse de que lo primero que hicieran una vez

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

que aterrizaran en Alburquerque sea tomar un gran y


agradable desayuno.

El capitán anunció por el intercomunicador su


aterrizaje en el aeropuerto de Alburquerque. Gavin se
inclinó y besó a Ali en la muy barbuda mejilla. —
Estamos aquí, bebé.

Los ojos de Ali parpadearon varias veces antes de


abrirse por completo. Le parecía tomar unos momentos
para recordar dónde estaba, pero pronto se incorporó y
estiró los brazos sobre su cabeza. —¿Qué hora es?

Gavin vio su reloj. —Casi las cinco y media. Mac y


Nicco deben estar en el aeropuerto cuando aterricemos.

Ali se frotó los ojos con las palmas de las manos. —


Será lindo volver a verlos.

Tendiéndole la mano, Gavin trató de arreglar el


alborotado cabello de Alí por el sueño. Había crecido
bastante desde que lo había conocido, y Gavin
descubrió que le gustaba el velludo look del príncipe.
Con la sombra dura de Ali de las cinco en punto, el
jeque de Zahar definitivamente parecía el hombre de la
mayor parte de las fantasías adolescentes de Gavin.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali enganchó su brazo alrededor de Gavin y se


acurrucó contra su costado tanto como la consola lo
permitía. —¿Dormiste?

Gavin negó. —Yo estaba muy ocupado


protegiéndote.

Ali sonrió. —¿Quieres decir que me veías?

—Sí, eso también.

—¿Se me caía la baba, o hice algún sonido


inadecuado?

—No— Gavin se rió entre dientes.

Ali asintió, al parecer convencido de que no se


había avergonzado a si mismo mientras dormía.

—Pensé parar en el camino a las oficinas y tomar


un desayuno. ¿Te parece bien?

—Sí. Creo que una buena taza de café fuerte


estaría bien.

Gavin le tocó la frente a Ali. —Tienes que comer.


Mantener tu fuerza es imperativo en este momento.

La mano de Alí apretó el muslo de Gavin cuando las


ruedas salieron, moviéndose hacia abajo en su posición

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

de aterrizaje. —Eso quiere decir lo que pienso,


¿verdad?

Gavin se echó a reír, y capturó la mano de Ali que


sorpresivamente vagaba. —Estoy seguro de que
tendremos un montón de eso, pero yo estaba pensando
más en los próximos días. Tienes una reunión con el
Secretario de Estado en la mañana. Tenemos otro vuelo
frente a nosotros esta noche, pero por lo menos Nicco
ha contratado un avión privado. Espero que te sea más
cómodo.

Ali sonrió. —¿Tendrá una habitación?

Gavin devolvió la sonrisa de Alí. —Probablemente,


pero apuesto a que tendríamos que luchar con la mitad
de las personas en el avión para el uso de la habitación.

—Entonces, ¿cuándo vas a tener tiempo para


dormir un poco?

Gavin se encogió de hombros. —Estoy seguro de


que encontraré unos pocos minutos esta tarde para
descansar los ojos.

Ali acarició el cuello de Gavin, colocando varios


besos y lamiendo la piel. —Entonces va a ser mi turno
para velar por ti.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

CAPÍTULO SEIS
D espués de ser recibido por Nicco y Mac en el
aeropuerto, Ali se sentó junto a Gavin en el
asiento trasero del vehiculo de gran tamaño, la
caja cerrada descansaba en su regazo.

—¿Te importa si nos detenemos por algo de


comida?—, preguntó Gavin.

Nicco vio sobre su hombro y se echó a reír. —No


me importa, pero podría importarle a Amir. Ha estado
ocupado cocinando la última hora. Decidimos traer a
todo el equipo durante el desayuno y una sesión de
estrategia.

—¿Estará Jackie allí?—, preguntó Ali. La culpa que


sentía por la explosión que había costado a su ex
guardaespaldas una pierna seguía pesando en el
corazón de Alí.

—Sí. Él no va a Jurru, por supuesto, pero va a


ayudar a Seb con la logística de la operación, —Mac le
informó.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿Y Perro Negro? ¿Están ya aquí? —, Preguntó


Gavin. Todavía no podía creer que su viejo amigo había
finalmente arreglado las cosas con los otros tres
miembros de su equipo, no podía esperar para ver la
dinámica de la relación.

—Llegaron anoche.— Mac se echó a reír. —No les


digas que lo dije, pero dudo que le ofrezcamos nuestro
cuarto extra de nuevo. Los tontos nos mantuvieron
despiertos la mitad de la noche.

Nicco dio al brazo de Mac un puñetazo juguetón. —


Todavía están en la fase de luna de miel. Espera a que
hayan estado juntos tanto tiempo como nosotros.

Ali no podía ver lo que Mac hizo, pero oyó


claramente un suave gemido de Nicco.

—No creo que nosotros tampoco lo hagamos mal,


¿verdad?— Mac preguntó a Nicco.

—No. Me retracto —, Nicco respondió antes de


gemir de nuevo.

Gavin se encogió los hombros y le sonrió con Ali.

Pararon en un pequeño estacionamientos ya lleno


de varios vehículos. Ali notó que la mayoría de ellos
eran camionetas. Se preguntó por qué todos en
Estados Unidos parecían conducir grandes devoradores.
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

No es de extrañar que los hombres de su parte del


mundo siguieran teniendo tanto poder sobre los
americanos sedientos de petróleo.

—Aquí estamos,— Mac anunció.

Ali salió de la camioneta y empezó a agarrar su


pequeño bolso de la parte posterior, pero Nicco lo
detuvo.

—Yo lo llevo.

Ali asintió y caminó hacia las escaleras a las


puertas de doble cristal. Se detuvo y disfrutó de las
ventanas de doble vidrio de color en ambos lados. —
Muy bonito.

—Gracias. Fueron un regalo a Amir de mí y Mac —,


le dijo Nicco.

Alí abrió y mantuvo la puerta para que Nicco


siguiera adelante con sus bolsas. Se giró y vio a Mac y
Gavin que estaban teniendo una conversación junto a
la camioneta. —¿Vienen?

Gavin lo vio y asintió. —Estaremos ahí en un


minuto. Puedes ir entrando.

Ali se preguntó qué era los que los dos hombres


podían estar hablando que no querían que el resto de

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

ellos lo escucharan. Terminó siguiendo a Nicco por el


gran pasillo, hacia la parte trasera del edificio. Nicco
hizo un giro a la izquierda. —Supongo que te sentirías
mejor con eso en nuestra caja fuerte.

—Sí, por favor. —Ali esperó a que Nicco abriese la


gran caja fuerte antes de cuidadosamente colocar la
caja en su interior.

Después de asegurar la cerradura, una vez más


Nicco llevó a Ali hacia la parte posterior. El pasillo se
abrió en una gran sala con varios sofás y una sala llena
de apuestos hombres. Si no hubiera estado ya
enamorado de Gavin, Ali sabía que en la sala se sentiría
como en una tienda de caramelos.

Vio a Jackie de inmediato, sentado en el sofá al


lado de un hombre increíblemente guapo con el pelo
largo y negro. Él sabía tan pronto como el hombre le
sonrió a Jackie quién tenía que ser. Brier. Mientras
estuvo en Jurru, Jackie había hablado sobre el hombre
del que se había enamorado sin parar.

Jackie saludó y se dirigió hacia Ali. Se sorprendió


cuando Jackie se levantó y lo abrazó. —Es bueno
verte—, dijo Jackie.

—Es mejor verte levantado—, Ali respondió.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Jackie se rió entre dientes y vio a su pierna


artificial. Con jeans, Ali no habría ni siquiera imaginado
que la pierna no era la de Jackie, solo que él había
estado ahí el día que su guardaespaldas la había
perdido.

—Estoy haciéndolo bien. Se vuelve más fácil cada


día.— Jackie se agachó y tomó la mano de Brier,
ayudándolo a levantarse. —Este es el hombre del que
te hablé. Brier, este es el jeque Ali Zahar.

En lugar de darle la mano, Brier jaló a Ali en un


abrazo. —Estoy tan encantado de conocerte. Me
encantan las fotos de Jackie de tu isla.

Jackie se rió entre dientes y frotó de nuevo a Brier.


—Brier no sabe mucho de formalidades.

Brier soltó a Ali y se puso la mano sobre su boca. —


Lo siento, ¿yo no debí hacer eso?

Ali sonrió y sacudió la cabeza. —Un hombre nunca


puede tener demasiados abrazos.

—Mientras que sean amigables—, aclaró Gavin, un


paso adelante hacia el grupo. Envolvió un brazo
alrededor de la cintura de Ali y le tendió la mano. —Soy
Gavin, Ali ...

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Novio—, dijo Ali terminando por Gavin. No se


perdió el estremecimiento que Gavin dio ante la
declaración.

Jackie devolvió el apretón de manos de Gavin. —Yo


soy Jackie, uno de los guardaespaldas que ayudó a Ali
en el pasado, y él es mi pareja, Brier.

—El desayuno está listo— anunció Amir.

Ali sonrió ante la imagen de su viejo amigo con un


delantal. Amir debió leer sus pensamientos porque él
negó con el dedo a Ali. —Tienes que ser agradable.

Ali levantó las manos. —Siempre soy agradable.—


Dejó que Gavin le llevase a la mesa del comedor
increíblemente larga.

—Parece extraño que estoy trabajando para estas


personas y tú pareces conocer a todos mejor que yo—,
Gavin le susurró al oído de Ali una vez que se sentó.

—Yo fui uno de sus primeros clientes. De hecho,


Jack pasó algo de tiempo tras de mí por todo el campus
en mi juventud en la universidad.

Gavin vio a la mesa, mientras el equipo de Perro


Negro ocupaban sus asientos. —¿Sucedió algo entre
ustedes dos?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Alí vio a Jack, e hicieron contacto visual en ese


momento. Y sonrieron. Volvió su atención a Gavin. —
Aparte de tratar de asustar a todos mis ligues de una
noche, no.

—Siento llegar tarde.— Un pequeño, fibroso


musculoso hombre irrumpió en la habitación y se sentó
frente a Ali.

El recién llegado se inclinó sobre la mesa, su mano


extendida. —Debes ser el príncipe de Zahar, soy Raven
Stone, el nuevo chofer de tu hermano.

Ali estrechó la mano del hombre. —Mucho gusto—.


Echó un vistazo a Gavin. —¿Ghazi está consiguiendo un
nuevo chofer? ¿Sabes dónde está?

—Sí, sí. Mac ha seguido el cargo de tarjetas de


Ghazi en París.

—Raven se irá inmediatamente después del


desayuno para tomar un avión. El chofer actual de
Ghazi pronto se irá de nuevo a Jurru en una
emergencia familiar. Raven llegará para tomar su lugar,
colocándolo en la posición perfecta para mantener un
ojo sobre las actividades de Ghazi —, explicó Mac.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali se agachó y tomó la mano de Gavin. —¿Cómo


podemos saber con seguridad que Ghazi está detrás de
los ataques?

—Bueno, sabemos que no está trabajando solo.


Una vez que pongamos a Raven, voy a poner un
micrófono en el coche y en el teléfono de Ghazi.
Debemos conocer el día de tu llegada sin previo aviso a
Jurru si él está en esto.

—¿Y si lo está?—, Preguntó Ali.

—Tendremos que tener registrada la prueba de que


él está detrás de los intentos de asesinato. Una vez que
lo tengamos, daremos la información al Departamento
de Estado y su Ministro de Justicia.

Ali asintió. Al parecer los hombres de Tres Socios


habían estado ocupados. Todo parecía bajo control,
entonces ¿por qué se sintió mareado?

El desayuno comenzó, y Ali hizo todo lo posible


para que pareciera como si estuviera comiendo algo. La
verdad era que tenía miedo que con todo lo que pasó
vomitaría. Él mordisqueaba un triángulo de pan tostado
seco, con la esperanza de poder evitarlo.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

El brazo de Gavin aterrizó en el respaldo de la silla


de Ali mientras se inclinó para susurrar al oído de Ali. —
No me estás engañando.

Ali se volvió para mirar a los ojos de Gavin. —Estoy


demasiado nervioso para comer.

—No hay necesidad. Tienes un fantástico grupo de


hombres que te rodearán en todo momento.

—Eso no es todo. Estoy preocupada por Ghazi. Más


importante aún, ¿qué pensará mi hermana de mí
cuando tenga a mi propio hermano encarcelado? —Ali
levantó la mirada y notó más la atención que un
hombre dirigió hacia él.

—La princesa Almas es una mujer increíblemente


inteligente, al igual que su marido, Naji. Estoy seguro
de que se dará cuenta de que Ghazi no te ha dado otra
opción.— Amir puso fin a la declaración con una sonrisa
comprensiva.

Gavin dio un codazo a Ali e hizo un gesto a su plato


lleno. —Por favor, trata de comer algo.

Alí clavó unas rebanadas de papas fritas con el


tenedor y las puso en su boca. Trató de pensar en
hacer el amor a Gavin mientras se obligó a masticar y

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

tragar el bocado de comida. Ayudó, y pronto Ali había


comido suficiente para satisfacer a su amante.

Después del desayuno, Mac había hecho arreglos


para una reunión entre Ali y un abogado local. Mientras
que Ali estaba en la sala de conferencias al final del
pasillo, Gavin se relajó en uno de los sofás.

Gavin despertó algún tiempo después con Jack,


Renaldo, Lobo y Carlo abrazados juntos en el sofá del
frente, viendo la televisión. —¿Ali todavía está en la
reunión?

—No— respondió Jack. —Mac y Amir lo llevaron al


banco.

—Debió haber estado llevando una fortuna en esa


caja cerrada de su dinero porque él no dejaba que
nadie la tocara—, añadió Lobo.

Gavin se sentó y sacó su teléfono. No sabía por


qué, pero le dolía el hecho de que Ali hubiera salido de
casa sin él. —¿Cuál es el número de Mac?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Jack recitó el número mientras Gavin los marcó.

—¿Hola?

—Hey, ¿esta Ali bien?—, preguntó Gavin.

—Sí, está aquí, ¿quieres hablar con él?

—Sí—. Gavin controló su voz. Dejar que Ali supiera


cómo de repente se sentía perdido sin él, no haría
ningún bien. Finalmente ellos tendrían que separarse, si
no para bien al menos hasta que Ali fuera capaz de
transferir su poder a un gobierno recién elegido.

—¿Gavin?— Respondió Alí.

—Hey. ¿Tu reunión estuvo bien? —Gavin se dio


cuenta de cuatro pares de ojos mirándolo fijamente.
Frunció el ceño y se levantó para caminar a la cocina.

—Sí. Hemos elaborado la documentación para tener


los derechos minerales en fideicomiso, pero yo quería
hablar contigo acerca de algunas de las estipulaciones
que yo quería que el abogado añadiese.

—Así que ¿por qué no me despertaste y me


preguntaste?— Mierda. Gavin sabía que tenía que
poner a distancia el estado de ánimo actual.

—Debido a que necesitabas dormir como yo


necesitaba comer antes. Esa es la forma en que esto
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

tiene que pasar entre nosotros, Gavin. Cuidas de mí, y


yo cuidaré de ti.

La opresión en el pecho de Gavin comenzó a


aflojarse. —Gracias, pero me preocupé cuando me
desperté y me dijeron que te habías ido.

—Bueno, acabamos de parar, así que nos veremos


en un minuto.

—Muy bien. Hazme un favor y no le digas a Mac por


qué he llamado.

—Tu secreto está a salvo conmigo.

Gavin colgó el teléfono y lo metió en el bolsillo. Él


se dio vuelta para salir de la cocina y se encontró cara
a cara con Jack. —¡Mierda! No me gusta que me
espíen.

Jack sonrió e hizo un gesto al teléfono que Gavin


había guardado antes. —Eso dice que tenías mucho en
la mente para que no me oyeras llegar. El Gavin que yo
conocía estaba siempre en alerta, listo para romperle el
cuello a un hombre si éste se acercaba por detrás.

—Sí, bueno, tienes mucha suerte que yo no soy el


mismo chico que solía ser —, gruñó Gavin.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Jack abrió el refrigerador y sacó cinco botellas de


agua, dándole una a Gavin. —No creo que alguna vez
te haya visto así. Me gusta.

—¿Cómo?—, Desafió Gavin.

—Completamente enamorado.

—Y una mierda. Me conocías cuando estaba con


Dusty.

—Sí.

Los ojos de Gavin se entrecerraron mientras estaba


sentado sin abrir la botella de agua sobre el mostrador.
—¿Qué estás insinuando? Que yo no amaba a Dusty?
¡Porque seguro como el infierno lo hice!

Siempre tan fresco como un pepino, Jack asintió


lentamente. —Sé que lo amabas, pero también creo
que amabas tu trabajo más. No fue hasta que
empezaste a sentirte culpable por ello que consideraste
retirarse de la agencia.

—¡La agencia de mierda lo mató por mi culpa!—


Gavin gritó. Sintió que la vena en el cuello comenzaba
a latir, nunca era una buena señal.

—Hice una exploración después de que te enviaron


a Jurru. Tuve la sensación de que Ali y tú se caerían

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

bien, y yo tenía que asegurarme de que no ponías a Ali


en el mismo destino que Dusty.

Gavin sacudió la cabeza. —No me importa lo que


investigaste. Sé que estaban detrás de él.

Jack dejó la botella. —¿Por qué lo mataron, Gavin?


Ellos no tenían absolutamente nada que ganar. Pueden
ser un montón de imbéciles, pero no quieren perder
tiempo y dinero matando a un agente asociado, a
menos que ganaran algo de ello.

—Ellos no querían que me fuera.— Gavin no sabía


por qué estaba defendiendo lo que creía. —Maldición,
Jack, sólo déjalo.

Jack se acercó y apoyó las manos sobre los


hombros de Gavin. —Sabes que te quiero, amigo, pero
la muerte de Dusty fue un accidente. Por alguna razón
has creado a este amante más grande que en vida
cuando los dos sabemos que había problemas en la
relación.

—¡Que te jodan!— Gavin se movió hacia atrás y


lanzó un golpe a Jack.

Jack logró bloquear el movimiento con el


antebrazo. —No estoy diciendo esto para joder, o
hacerte daño. Simplemente no quiero que uses la

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

muerte de Dusty como una excusa para no permitirte


ser feliz.

—Yo no lo hago. ¡Yo estoy enamorado de Ali! Dusty


no tiene nada que ver con eso. —Un ruido a su
izquierda llamó la atención de Gavin. Se volvió para
encontrar a Ali en la puerta, los ojos muy abiertos.

Jack recogió su lote de botellas y rápidamente salió


de la habitación, pasando rápidamente alrededor de un
atónito Ali.

Tan pronto como se quedaron solos, Ali se acercó a


Gavin. —¿Está todo bien?

Gavin asintió con la cabeza. —Sólo una discusión


entre viejos amigos.

Ali dio un paso más, poniendo su pecho contra el


de Gavin. —¿Te refieres a lo que dijiste? ¿Realmente
me amas?

Gavin asintió. Odiaba tocar a Ali cuando aún estaba


tan enojado con Jack, pero al igual que en el avión,
cuando Ali estaba cerca, todo lo que Gavin quería era
abrazarlo. Cediendo a la tentación, Gavin envolvió con
sus brazos alrededor de Ali. —Lo hago.

Alí vio a los ojos de Gavin. —Yo también.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Toda la ira contenida que Gavin aún llevaba se


derritió con esas dos palabritas. Él selló sus labios
sobre Ali, empujando el resto de su ira a un lado. Nada
era tan importante para él como ese particular
momento.

—Perdón por interrumpir, pero si no comienzo la


cena tendré una casa de hombres de mal humor—, dijo
Amir, entrando en la cocina.

Gavin dio a las amígdalas de Ali un cosquilleo más


antes de retirarse. —¿Necesitas ayuda?

Amir parecía sorprendido por la oferta. —No, pero


gracias. Me gusta cocinar solo. —Se puso sus audífonos
y ajustó el volumen de su iPod.

—¿Nos unimos a los otros?—, Preguntó Gavin.

—En un minuto. ¿Quieres decirme lo que tú y Jack


estaban discutiendo?

Gavin sacudió la cabeza. —Nada de lo que


preocuparse, lo prometo.

Ali acarició la barbilla de Gavin. —Si estas envuelto,


me preocupa. Mejor me lo dices.

Era obvio que Ali no iba a darse por vencido, y


nunca ayuda guardar secretos a una relación. —Todo

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

el mundo está tratando de convencerme de que la


muerte de Dusty fue un accidente.

—Pero tú no estás de acuerdo.

—No. No me importa lo que los hechos


demuestran, sé en mi corazón que Yul Spencer estaba
detrás del fallo en los frenos que mató a Dusty.

Ali asintió lentamente. —Muy bien. Luego sólo


tienes que probarlo. Es la única forma en que será
capaz de lidiar con eso y seguir adelante.

La mirada honesta en los ojos de Ali dijo a Gavin


que estaba diciendo la verdad. Ali creía en Gavin
cuando nadie más lo hacía. Saberlo era lo único que
importaba. —Lo haré. Gracias.

Ali sólo medio escuchó a los hombres alrededor de


la mesa discutiendo la estrategia. No es que no le
importaba, él simplemente no podía concentrarse en
todos los detalles con la constatación de que Gavin le
amaba todavía fresco en su mente. Había conseguido

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

comer la mayor parte del pollo a la parrilla, ensalada y


brócoli al vapor que Amir había preparado, que parecía
agradar a Gavin más de lo que debería.

La mano que había estado descansando en el muslo


toda la cena comenzó a trabajar su manera para arriba,
llamando la atención de Alí. Echó un vistazo a Gavin y
sonrió. Gavin le devolvió la sonrisa, la mano continuaba
vagando hacia el regazo de Alí. Fue un partido
emocionante, uno que nunca había jugado con un
amante, pero entonces, Gavin era mucho más que un
amante para él.

Mac alcanzó un teléfono celular por la mesa hacia


Ali. —A partir de ahora, tendrás que utilizar este
teléfono. Es probable que haya micrófonos en el otro,
pero al menos tienes que escuchar a la gente
adecuada. Vamos a grabar tus conversaciones con
Ghazi, pero si puedes conseguir que regrese a Jurru y
enfrentarte con él cara a cara que vaya además al
tribunal.

Ali retiró su atención de la mano masajeando su


erección el tiempo suficiente para contestar. —Supones
que voy a estar protegido si voy a encontrarme con él
cara a cara.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Por supuesto. Habrá diez de nosotros en Jurru,


incluyendo a Gavin. Aunque tendremos a Gavin
ayudando a localizar y expulsar a los agentes de la CIA
que hoy afectan a tu isla, te aseguro que en ningún
momento te quedarás sin protección,— explicó Mac.

Ali asintió.

—¿Has decidido qué hacer con los documentos tras


los que va la CIA?—, preguntó Amir.

Ali y Gavin había examinado los documentos


largamente las últimas semanas. Aunque odiaba hacer
daño a su negocio, algunas cosas eran más
importantes. —Sí. Planeo destrozarlos y quemarlos. El
personal del complejo ya conoce los gustos de los
clientes que acuden con regularidad. Aunque estoy
profundamente agradecido a los clientes que han hecho
de Jurru un éxito, sus secretos no valen la pena poner
en peligro a mi gente.

—Ha habido un cambio en el horario. Hablé con el


Secretario de Estado de los Estados Unidos antes en la
oficina, y Jenson Secretario de Estado, prefiere un tour
por Jurru y celebrar la reunión allí. — Mac se inclinó
hacia adelante, apoyando los brazos sobre la mesa. —
En mi opinión, Jenson no quiere saber nada de la
participación de la CIA. Creo que está esperando por
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

nosotros para llegar a la isla antes de discutir el futuro


de Jurru.

—Si conseguimos que la isla sea liberada de la CIA


por nuestra cuenta, ¿para qué diablos tenemos el
Departamento de Estado?—, Preguntó Gavin.

Mac se encogió de hombros. —Supongo que Ali


puede darse cuenta de eso cuando llegue el momento.

Todos en la mesa asintieron, evidentemente de


acuerdo.

—Está bien entonces. Creo que eso es todo. Vamos


a salir al aeropuerto en dos horas. —Mac se levantó y
esperó a que Nicco y Amir se reunieran con él antes de
salir del comedor.

La última noticia puso a Ali un poco inquieto.

Gavin se inclinó y besó el cuello de Ali. —No te


preocupes, vamos a averiguarlo.

Ali asintió. El reciente desarrollo probablemente


significaría que tendría que pasar una cantidad de
tiempo aún mayor en Jurru. Se preguntó lo que
afectaría su relación con Gavin. Echó un vistazo
alrededor de la mesa. —¿Hay algún sitio donde
podamos ir?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

La mano de Gavin fue inmediatamente al pene de


Alí. —Apuesto a que podemos encontrar un lugar.

Ali silbó ante la agradable quemadura mientras


lentamente se empalaba en el pene de Gavin. —Me
encajas perfectamente—, gimió una vez sentado en su
totalidad.

Gavin pasó las manos arriba y abajo de los muslos


de Ali, encontrando el camino a la erección de Alí. Dio
al pene de Ali un apretón firme. —Muévete, bebé.

—Sí— respondió Alí mientras él empezaba a


mecerse hacia atrás y adelante. Él trató de bloquear las
voces procedentes de las habitaciones contiguas. Toda
la casa bullía con los preparativos para su salida, pero
Ali quería unos momentos más robados antes de
enfrentarse a su vida en Jurru.

Cuanto más rápido Alí se jodia en el eje de Gavin,


mayor era la presión aplicada al pene de Gavin.
Evidentemente, no era el único al borde. La atención de

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali pasó de la cara de Gavin a la mano sobre su pene.


El pulgar de Gavin continuó presionando contra la parte
inferior sensible antes de pasar a través de la rendija
de la corona de Ali.

Después de reunir una gran gota de líquido


preseminal, Gavin llevó el pulgar a los labios de Ali. —
Prueba cúan de exquisito eres.

La naturaleza del comentario, combinado con la


expresión casi salvaje en el rostro de Gavin, puso a Ali
sobre el borde. Cuando abrió la boca para aceptar el
pulgar de Gavin, su pene entró en erupción en chorros
espesos de semilla.

—No muerdas,— advirtió Gavin cuando la


mandíbula de Alí se cerró en la intensidad de su clímax.

Ali soltó el pulgar ligeramente lastimado de Gavin.


—Lo siento.

Gavin sonrió y pasó la mano por el semen de Ali


que había aterrizado en el abdomen. —No te
preocupes. Me gusta ver que pierdes el control.

Con esas palabras, Gavin siguió golpeando su pene


en el interior de Ali. Ali, una vez más apoyó las manos
sobre el pecho de Gavin y se inclinó hacia adelante,
dando a su amante el control. Con cada embestida, el

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

ligero cuerpo de Ali era empujado, lanzándolo


ligeramente hacia la cabecera.

Gavin no parecía darse cuenta mientras continuaba


el asalto, dando a Ali todo lo que un hombre podría
necesitar de un amante.

—¡Ali!— gritó Gavin, cuando se corrió.

Con el pene de Gavin todavía enterrado


profundamente dentro de él, Ali se derrumbó sobre el
pecho de su amante. Sus intenciones habían sido
hablar, pero rápidamente Gavin lo había persuadido
para aprovechar el cuarto de huéspedes que le habían
dado. Ahora, mientras ellos bajaban de su mutuo
clímax, Ali dio un beso en la barbilla de Gavin. —
Tenemos que hablar.

Gavin gruñó, pasando los dedos alrededor del


agujero aún estirado de Alí. —Estoy escuchando.

Ali se rió entre dientes. —¿Lo estás?— Podía sentir


el pene de Gavin comenzar a ablandarse, por lo que
decidió que sus pensamientos esperaran unos minutos
más. El sexo, como de costumbre, había sido
fantástico. Gavin era un amante increíble, sin duda el
mejor que Ali hubiera tenido, pero su reciente cópula

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

había significado aún más sabiendo que Gavin lo


amaba.

Un ronquido suave sonaba desde debajo de él de


parte de Gavin descendido de su posición en el culo de
Ali. Ali suspiró y sonrió. Supongo que tendremos que
hablar más tarde.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

CAPÍTULO SIETE

E l personal de palacio siguió moviéndose en


torno a la preparación de las habitaciones para
sus nuevos huéspedes. Se había decidido que el equipo
de Perro Negro se instalaría en uno de los bungalow en
la propiedad vacacional, no sólo porque sería más fácil
ir y venir, sino que eran increíblemente ruidosos por la
noche.

Gavin se sorprendió al ver el departamento de Ali


de nuevo en su anterior perfecto estado gracias a
Malik. Lo primero que hizo después de acomodarse
Gavin en el dormitorio de Ali fue revisar todo el lugar
en busca de micrófonos.

Una vez terminada su inspección, restableció la


alarma y bajó a la oficina de Alí. —¿Ocupado?—,
preguntó Gavin, abriendo la puerta lo suficiente como
para meter la cabeza dentro de la habitación.

Ali dejó su lápiz y se echó hacia atrás en su silla. —


Nunca demasiado ocupado para ti. ¿Has encontrado
algo?
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin sacudió la cabeza. —Está limpio como una


patena, aunque ya no tienes montaplatos.

—Así como así. He encontrado que realmente me


gusta comer en un comedor real con otras personas.

Gavin cruzó la habitación y se inclinó para darle un


rápido beso a Ali. —¿Has hablado con la princesa?

—No. Almas y Naji han llevado al joven Faris a


Suiza en mi ausencia. Ella ha querido que le enviara a
un internado en el extranjero durante algún tiempo,
pero yo no quería oír hablar de ello. Me encanta tener a
mi sobrino.

—¿Y a ella no?— Gavin no podía imaginarse ser


enviado a un país extranjero a los ocho años.

—No es eso. Almas piensa que Faris recibirá una


educación mejor que en Jurru, además creo que ella ha
estado preocupada por su seguridad con los recientes
acontecimientos en la isla.

A pesar de que tenía sentido, Gavin aún no podía


imaginar lo que el niño debía estar pasando en ese
momento. Gavin extendió la mano y la pasó por el
recién cortado cabello de Alí. El pelo corto y negro le
hizo cosquillas en la palma. —Una pena que lo cortaras.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Alí inclinó la cabeza y le sonrió a Gavin. —Todavía


soy oficialmente el Jeque. Voy a dejar que crezca una
vez que esté autorizado a ser simplemente Ali. ¿Puedes
esperar hasta entonces?

Sonriendo, Gavin asintió. Fue increíble ver cómo el


inglés de Ali era cada vez más americanizado, o tal vez
fue porque Ali finalmente sintió que tenía que ser
menos formal con lo que le rodea. A Gavin no le
importaba lo que fuera, amaba al hombre sin tener en
cuenta otra cosa. Aunque el discurso pomposo que el
hombre había utilizado en el principio era también
absolutamente encantador en la opinión de Gavin.

—Se supone que debo reunirme con Mac, Amir y


Nicco para mostrarles toda la isla. Tal vez tengamos
suerte y los agentes estén ocupados mientras que
estamos ahí. ¿Has tenido la oportunidad de hablar con
tus ministros acerca de cómo expulsarlos de Jurru?

—Sí. Dicen que van a estar de acuerdo con


cualquier decisión que tome sobre el asunto, pero no
estoy convencido de que pueda confiar en ellos. Yo
sugeriría que algunos hombres los acompañen hasta el
aeropuerto al lado del Departamento de Policía de
Jurru.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Tiene sentido. Le diré a los muchachos —. Gavin


se agachó y jaló a Ali a sus brazos. Después de un beso
largo y lento, dio un paso atrás. —Si yo no salgo de
aquí ahora mismo, voy a tener la tentación de llevarte
arriba.

—Después de la cena tendremos el resto de la


noche para nosotros mismos—, respondió Ali.

—Eso es con lo que estoy contando.

Gavin tomó un trago de su cerveza y examinó el


área. Él estaba una vez más en su mesa favorita en el
café al aire libre. Sólo que esta vez se habían sumado
Nicco y Mac, mientras que Amir estaba como pegado
con pegamento a Alí.

—Ciertamente es un lugar hermoso—, dijo Nicco

—Sí, y la gente es increíble. Si no hubiera tantos,


seguramente me vería viviendo aquí. —Gavin terminó
su cerveza y señaló al camarero para otra.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

El teléfono celular de Mac sonó y rápidamente lo


cogió de la mesa. —¿Hola?

Nicco volvió la atención a la llamada de teléfono de


Mac y de vuelta a Gavin. —Por lo que nos dijo Jack, has
estado viviendo un estilo de vida bastante solitario los
últimos tiempos.

—Tuve un montón de ideas que manejar. Aunque


tengo que decir, que me encanta ahí arriba. Por
supuesto que me encantaría aún más si pudiera
conseguir que Ali viviera conmigo.

—¿No crees que lo hará?

Gavin se encogió de hombros. Se había dejado


fuera de la conversación con Ali el inevitable asunto de
su futuro, pero sabía que tendría que hablar de eso
tarde o temprano. —Por fin tienes la oportunidad de
separarte y convertirte en una persona un tanto
normal. ¿Por qué iba a querer vivir en la ladera de una
montaña en medio de la nada?

Nicco trasladó su cerveza a un lado y se inclinó


hacia adelante. —No cometas el error que yo hice. Si
deseas a Ali contigo, díselo directamente. No des nada
por hecho. La regla de oro en una relación es en caso
de duda, pregunta.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Mac colgó el teléfono. —Pensé que la regla de oro


era callar y esperar tu turno.

Nicco dio a Mac un puñetazo en el brazo. —Estoy


dando consejos de amor, no consejos de sexo.— Señaló
hacia el teléfono. ¿Quién era?

—Raven. Él dijo que Ghazi en realidad parece más


feliz desde que ha corrido la voz de que Ali está de
vuelta en Jurru.

La noticia puso en el borde a Gavin. —¿Crees que


está planeando algo más?

—Raven dijo que no ha visto ninguna señal de que


Ghazi esté planeando algo, pero que continuará
manteniendo los ojos y los oídos abiertos.

—Tal vez sea hora de que Ali llame a su hermano.—


Nicco dejó la botella de cerveza vacía en la bandeja del
camarero y señaló por otra.

Gavin se movió en su silla. Usar a Ali para eliminar


a su hermano nunca le había sentado muy bien, y
cuanto más se acercaban a un enfrentamiento entre los
dos, Gavin más nervioso se ponía. —Podemos hablar de
eso en la cena.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali cogió el teléfono que Mac le había dado y pidió


el número de Ghazi. El brazo de Gavin alrededor de él
le dio fuerza, pero Ali se sintió mal por lo que estaba a
punto de hacer. Echó una mirada por la habitación a su
escritorio donde Amir estaba con los auriculares
puestos, listo para escuchar y grabar la conversación.

—¿Hola?

—Ghazi, soy Ali.

Cuando Ghazi no respondió, Ali volvió a hablar. —


¿Estás ahí?

—Estoy aquí. ¿Qué es lo que quieres, Ali?

—Pedirte que vuelvas a casa, y decirte que he


puesto los derechos minerales en un fideicomiso para
que a nadie se le permita la mina de la isla.— Ali cogió
su aliento, esperando la explosión de su hermano que
estaba seguro que vendría.

—No estoy listo para regresar a Jurru. De hecho, yo


nunca podría estar listo para regresar.
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali se sentía como si el aire hubiera sido eliminado


de su cuerpo. Gavin recogió su angustia y comenzó a
frotar su espalda. Echó un vistazo a Amir, cuyo rostro
parecía tan sorprendido como Ali se sentía. —¿Has oído
lo que dije sobre los derechos minerales?

—Ya te he oído, pero si no estoy ahí, ¿por qué me


debe importar?. Mi herencia es mía. Yo no necesito
esos diamantes estúpidos para ser feliz.

—¿Qué necesitas?— Alí no pudo dejar de preguntar.


No recordaba haber tenido jamás una calmada,
conversación de adultos con su hermano menor. Por
alguna razón Ghazi parecía más abierto que nunca, y
Ali tenía previsto aprovecharse de ello.

—Supongo que lo mismo que tú, amor, felicidad,


ciertamente, no ser objeto del control para todo lo que
hago, siempre en el ojo público. No puedo imaginar una
vida así. Yo no lo quiero.

—Yo tampoco, pero estoy tratando de cambiar eso.


—Ali se frotó el pecho. ¿Realmente lo sentía por Ghazi?
—Ven a casa. Habla conmigo cara a cara. Por favor.

—Me lo pensaré—. Ghazi colgó sin decir nada más,


dejando a Ali más confundido que nunca.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Colgó el teléfono y se lo pasó a Gavin antes de


enfrentarse con Amir. —¿Qué piensas?

Amir sacudió la cabeza. —Joder, si lo sé. Él seguro


no se parecía a alguien culpable de tratar de destruir
Jurru por todo su valor.

—¿Por qué? ¿Qué ha dicho? —, preguntó Gavin.

—Que él no quería volver a casa. Nunca. Que él no


se preocupaba por los derechos mineros. —Ali se reunió
con la mirada de Gavin. —Quiere vivir su vida sin todo
el control que sigue a un rey.

Ali se sentía aturdido. ¿Había acusado


erróneamente a un hombre inocente? ¿Qué clase de
hermano lo hace? —Creo que he estado equivocado
acerca de él.

El teléfono sonó junto a su cama esa misma noche,


sorprendiendo a Ali, de un sueño profundo. Buscó a
tientas el auricular durante unos instantes antes de
finalmente traerlo a la oreja. —¿Hola?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Es bueno ver que estás de vuelta a casa,— Almas


saludó.
Ali trató de concentrarse en el reloj a su lado. —Son
más de las dos de la mañana.

—Sí. Naji y yo acabamos de terminar de pasar una


noche fabulosa con Ghazi. Mencionó que habías hecho
algo con los derechos mineros. Le dije que tenía que
estar equivocado.

Ali estuvo repentinamente despierto. Se sentó y


tocó la cadera de Gavin. —No, Ghazi tenía razón. He
creado una cláusula que no puede ser quebrantada.
Jurru no puede ser extraído por lo menos en cincuenta
años.

—¡Cómo! Cómo te atreves a hacer algo así sin


consultarme.

—Yo tenía los derechos. Nuestro padre me dejó el


papeleo declarando este hecho. Puedo hacer lo que
quiera con ellos.

—Naji y yo volveremos a Jurru por la mañana.


Podemos discutir esto una vez que lleguemos allí.

—Podemos discutir todo lo que quieras, pero no voy


a cambiar de opinión, Almas.

—Vamos a ver eso.— Almas colgó.


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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Ali tiró el auricular de nuevo a la mesa y se acostó


de lado, frente a Gavin. —Bueno, creo que sé quién
está detrás de los intentos de asesinato.

—¿Almas? Estás cagandome.

A pesar de la situación, Ali no podía dejar de reír.


—No. No le estoy cagando. Y es una frase repugnante.

Gavin se encogió de hombros. —Soy un verdadero


americano azul, ¿qué te puedo decir?

Ali se acercó y alisó el sedoso cabello de Gavin


detrás de la oreja. —Almas complica las cosas.

—¿Cómo es eso?

—Porque ahora tengo que considerar a Faris. Si


Almas y Naji están detrás de los ataques se merecen ir
a la cárcel, pero ¿qué clase de tío sería yo si dejó
prácticamente sin padres a Faris? —Ali sabía qué se
sentía. Cuando su madre falleció él era un niño, al
menos tenía a su padre. No podía imaginar lo que
hubiera sido si los dos hubiesen sido eliminados siendo
tan joven.

Una vez más, el teléfono junto a su cama comenzó


a sonar. El primer instinto de Ali era ignorarlo. —Es
probablemente Almas de nuevo—, murmuró.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—No lo sabrás hasta que respondas—. Gavin llegó


sobre Ali y tomó el teléfono. —¿Hola?

Fue recibido por el silencio. —Hola, ¿hay alguien


ahí?

Ali tiró a Gavin abajo encima de él, el único


consuelo que necesitaba de Gavin era el que su peso
podría proporcionar.

—Sí. Espera. —Gavin pasó el teléfono a Ali. —No es


Almas.

—¿Hola?—, Respondió Alí, jugando con el cabello


de Gavin con su mano libre.

—Soy yo.

La mano de Ali se calmó con el sonido de la voz de


su hermano.

—¿Ghazi? ¿Hay algo mal?

—Sí. Tengo miedo de haber cometido un error.


Almas ...

La voz de Ghazi sonaba cortada y Ali podría jurar


que escuchó un sollozo. Nunca había conocido a su
hermano llorando. —Sí—, dijo Ali. —Creo que Almas y
Naji están detrás de los intentos de asesinato. Aunque
no he comprendido por qué.
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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Ella es mayor. Ella siente que merece ser reina.


Sobre todo ahora que ella sabe de mí.

—¿Acerca de ti? ¿De qué estás hablando?

—Almas me sorprendió en mi casa hace un año,


mientras que comprobaba las escuelas para Faris.—
Ghazi hizo una pausa, pero Alí permaneció en silencio.
—Yo estaba con un hombre.

Ali se sorprendió al escuchar a su hermano. —


¿Estás diciendo que ...?

—Sí—. Ghazi se aclaró la garganta. —Pero esa no


es la razón por la que llamo. Yo quería decirte sobre
Almas.

—Sí, ella llamó justo antes que tú. Ella estará en


Jurru por la mañana.

—¿Qué vas a hacer?

Ali no podía creer lo que estaba oyendo. —Eso


suena casi como preocupación en tu voz.

—Oh, vete al cuerno, Ali.— Colgó Ghazi sin una


palabra más.

—Ahora, eso es más como el hermano que


recuerdo.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿Qué está pasando?— Gavin preguntó, moviendo


sus caderas.

Después de poner el teléfono sobre la mesa, Ali


envolvió sus piernas alrededor de Gavin. —Bueno,
vamos a ver. Ghazi evidentemente es gay y está
preocupado por lo que podría Almas hacer cuando
llegue.

Gavin dejó de moverse y empujó a sí mismo en el


abrazo. —¿Qué? Oh, eso va a ser noticia de primera
plana.

—Lo más probable, pero eso es lo que menos me


preocupa ahora mismo. Ghazi dijo que Almas está
enojada por no ser nombrada Reina de Jurru. Pero no
tiene sentido por qué iba a tratar de matarme a mí y no
a Ghazi, él es el príncipe heredero, no yo.

Gavin se volvió a tumbar y lo besó. Alí se abrió de


inmediato, dando la bienvenida a la lengua de Gavin.
Rompiendo el beso, Gavin apoyó la frente contra la de
Alí.

—Ghazi puede ser el príncipe heredero, pero tú


tenías los derechos minerales. ¿Qué hubiera pasado
con ellos si hubieras muerto en uno de esos intentos?
¿Tienes un testamento?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Por supuesto. Todo va a Faris. Demonios. Le dije


a Almas poco después de la muerte de nuestro padre
cuáles eran mis planes con respecto a mi herencia.

—Así que, o Almas decidió que no necesitaba la


corona, siempre y cuando ella tuviera los derechos
mineros, o pensó que podía usar el dinero de los
diamantes para tomar la corona de Ghazi, dándole las
dos cosas en el mundo que parece quiere más que la
vida de su familia.

Ali de repente sintió que se ahogaba. Se empujó en


el pecho de Gavin. —Levántate.

Gavin salió, y Ali salió de la cama. Desnudo,


comenzó a pasearse por la habitación iluminada por la
luna. Pasándose sus dedos por el pelo, Ali entró al baño
y cerró la puerta. No era que él estaba tratando de
cerrar a Gavin, él simplemente no estaba acostumbrado
a desmoronarse, y hacerlo delante de Gavin era
impensable.

Ali encendió la ducha y entró sin esperar a que se


calentara el agua. Giró la cara hacia arriba, dejando
que la ducha arrastrase sus lágrimas. El alcance de la
traición de su hermana era devastador.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

A pesar de que había sido herido cuando pensaba


que Ghazi le traicionó, no lo había destripado como la
más reciente revelación lo había hecho. Había visto a
su hermana mayor toda su vida. Almas, en muchos
sentidos, tomó el papel de madre después de que su
madre había muerto.

Ali lavó su cara, sintiendo la fuerte presencia de los


bigotes de la mañana.

—¿Puedo entrar?— Gavin preguntó desde la puerta.

Alí cerró los ojos. No quería hacer daño a Gavin. —


Sólo necesito unos minutos.

—Muy bien. Grita si me necesitas— respondió


Gavin.

Él comenzó a decirle a Gavin que siempre lo


necesitaría, pero se detuvo. Pensó que siempre había
necesitado a Almas en su vida, pero ahora estaba a
días de enviarla a la cárcel. ¿Cárcel? En Jurru sólo había
una pequeña cárcel, utilizada sobre todo para los
turistas borrachos que se fueron de las manos. ¿Qué
harían con Almas y Naji?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Gavin se sentó en el suelo junto a la puerta del


baño. El hombre que amaba estaba herido a sólo unos
pasos de distancia, y se sentía impotente para ayudar.
Necesitaba hacer llamadas, establecer planes, pero
Gavin no se atrevía siquiera a tomar el teléfono.

A pesar de que habían logrado expulsar a la


mayoría de los agentes de la CIA que se habían
infiltrado en Jurru, todavía había que encontrar a Yul
Spencer, junto con otros. ¿Yul estaba en contacto con
Almas?

Gavin se puso de pie y abrió la puerta del baño. Alí


estaba bajo la espuma con una expresión perdida en su
rostro. Gavin odiaba entrometerse. Ali pidió por espacio
y, normalmente, Gavin le hubiera dado lo que
necesitaba, pero sus instintos le había salvado la vida
en más de una ocasión.

Abrió la puerta de cristal y tomó una toalla. —Creo


que debemos salir de aquí.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿Qué?—, Preguntó Ali, apagando el agua. —¿Por


qué?

Gavin envolvió la toalla alrededor de Ali y lo abrazó.


—Almas sabe dónde te encuentras. Llamó al teléfono
del departamento.

—¿Sí? Ella siempre llama al teléfono del


departamento.

—Ella sabe exactamente dónde estás, bebé. Si ella


está en contacto con Yul Spencer, el hombre del que te
hablé, ahora sabe exactamente dónde te encuentras.

Los ojos enrojecidos de Ali se desviaron mientras


parecía conectar los puntos. Él asintió fuerte y salió del
brazo de Gavin. —Eso es. Casi se me olvida que alguien
estaba tratando de matarme.

Por mucho que Gavin quería jalar a Ali de nuevo en


sus brazos, dejó que el hombre saliera del baño. Tiró la
toalla al suelo y se unió a Ali en el dormitorio.

—¿Dónde debemos ir?— Ali preguntó, deslizando


una dishdashah blanca sobre su cabeza para cubrir su
desnudez.

—A través del túnel.— Poniéndose Gavin sus jeans


metió los pies en un par de botas sin perder tiempo

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

para ponerse los calcetines. Agarró el teléfono y tomó


la mano de Alí, que lo llevó por el armario.

Ali abrió la puerta, y ambos se detuvieron justo en


la habitación. Gavin se maldijo por no llamar para
despertar a los tres hombres antes de irrumpir en su
habitación. —Quédate aquí— le susurró a Ali.

Gavin golpeó en el interior de la puerta del armario


en varias ocasiones. —¿Mac? Soy Gavin. Tenemos que
entrar.

—Adelante— dijo Nicco desde dentro.

Gavin indicó a Ali seguirlo mientras abría la puerta


del dormitorio. Los tres hombres en el interior fueron
rápidamente cubiertos. —Lo siento, pero tenemos una
situación. Le diré al respecto, pero primero tenemos
que conseguir sacar de aquí a Ali a través de la ruta de
escape a través de su habitación.

Sin previo aviso, Mac arrojó las mantas, lo que dio


a Gavin una mirada cercana y personal de sus tres muy
desnudos, y muy guapos jefes. Los tres hombres se
levantaron de la cama y comenzaron a moverse
alrededor de la habitación en busca de su ropa que
parecía ahber sido lanzada por todas partes.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

Vio de reojo a Ali para ver si disfrutaba de la


misma opinión. Sabía que debía girar la cabeza, pero a
Mac, Amir y Nicco no parecía importarles, por lo que
Gavin decidió disfrutar del espectáculo mientras tuviera
la oportunidad.

—Habla con nosotros—, dijo Mac, abrochándose los


jeans.

—Creemos que la princesa Almas y Naji están


detrás de todo. Llamó a la habitación hace
aproximadamente treinta minutos, pero apenas me di
cuenta de que ella llamaba al teléfono de la habitación
para saber exactamente dónde está Ali.

—¡Mierda!— Gruñó Mac. —Muy bien, estamos


decentes.

Gavin se dio la vuelta a tiempo para ver a Mac


tomar la funda de su pistola de la cómoda y colocársela
en el hombro. —Joder. He olvidado mi Glock. Enseguida
vuelvo.

Su plan era correr en la habitación, agarrar el arma


y volver a lado de Ali en cuestión de segundos. Lo que
siguió no fue definitivamente parte de su plan. Cuando
llegó a la mesa de noche, no la encontraba en ninguna
parte.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—¿Buscas esto?

Piel de gallina le cubrió la piel al reconocer la voz


que venía desde la esquina de la sombra del otro lado
de la habitación. No había duda de que estaba a punto
de morir. Yul Spencer no dejaba un trabajo sin
terminar. Pero antes de morir, Gavin necesitaba saber
la respuesta a la pregunta que le había atormentado
durante años. —¿Por qué mataste a Dusty? ¿Qué
ganaba la agencia por ello?

Yul rió. —Imaginé que adivinarías que fui quien lo


hizo. Eso fue puramente personal. La agencia no sabe
nada al respecto.

—¿Por qué?

—Tú eras el mejor socio que un tipo podría tener.


Al verte salir de un trabajo que amabas sólo para callar
a ese llorón, me molestó. Pensé que sin Dusty,
cambiarias de opinión.

Yul avanzó hacia la luz, y los ojos de Gavin fueron a


la familiar Walther PPK con silenciador que su ex pareja
había llevado siempre. Antes de poder digerir
totalmente la información que Yul había asesinado a
Dusty, la puerta del armario se abrió y Mac y Amir
entraron en la habitación. Yul apretó el gatillo y Gavin

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cayó de golpe al suelo por la fuerza de la bala.


Afortunadamente, Yul no tuvo la oportunidad de
disparar dos veces.

Mientras Gavin luchó para recuperar el aliento en


sus pulmones, Amir disparó a Yul entre los ojos. Lo
último que Gavin vio antes de que su mundo se
volviera negro era el rostro de Ali por encima de él.

—Lléveme al aeropuerto—, mando Ali.

—Debes de estar aquí por si se despierta Gavin—


replicó Nicco.

—Acaba de salir de la cirugía. Volveré a tiempo. —


Después de recibir la noticia de que el vuelo de Almas y
de Naji, tenia previsto llegar a las once, Ali no podía
pensar en otra cosa que poner fin a la situación con su
hermana.

Estaba a punto de hacer algo que nunca había


hecho antes, utilizar sus contactos con la justicia. Su

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hermana y su cuñado en breve establecerían su hogar


en una prisión egipcia.

Según la ley de Jurru, Ali no tenia que presentar un


juicio por traición para determinan ante la justicia el
crimen. Ser el jeque tenía sus ventajas, y Ali planeaba
utilizar cada una de ellas para llevar a su hermana a la
justicia.

Antes del tiroteo, él pudo haber tenido piedad de


Almas y Naji, pero su compasión por la pareja se había
acabado al ver al hombre que amaba luchando por su
vida.

—Me dijeron en el palacio lo que pasó—, dijo Ghazi


al entrar en la sala de espera privada. —¿Cómo esta tu
amigo?

—Vive. Por ahora. —Ali dijo, tratando de averiguar


lo que Ghazi estaba haciendo en el pequeño hospital. —
¿Por qué estás aquí?

—Para verte—, dijo Ghazi, enderezándose la


chaqueta.

—Bueno, yo no me quedo. Yo estaba a punto de


salir para el aeropuerto para saludar a nuestra querida
hermana. —Ali esperaba la reacción de Ghazi. Todavía
no estaba completamente convencido de que su

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hermano no tenía algo que ver con el complot contra su


vida. Tal vez estaba siendo paranoico, pero encontrar
que su hermana estaba detrás del complot para
asesinarlo lo hacía cauteloso.

Las manos de Ghazi se empuñaron a los costados.


—Entonces me voy contigo.

—Eso no es necesario.— Comenzó Ali saliendo de la


habitación, Amir, Mac y Nicco detrás de él.

Ghazi corrió a ponerse a su altura. —Espera— dijo,


tirando de Ali deteniéndolo. —Quiero estar allí con
ustedes. Quiero verla a los ojos cuando se dé cuenta lo
que la avaricia le ha costado.

Alí vio a los ojos tan idénticos a los suyos. —Muy


bien, pero luego te necesito para ir a Suiza y traer de
vuelta a Faris a Jurru. Él necesita que le digan lo que ha
pasado. Si no lo haces, voy a hacerlo yo mismo.

Ghazi sacudió la cabeza. —Yo lo haré.

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Ali estaba dormido en la silla a la cabecera de


Gavin cuando un ruido lo despertó. Se incorporó y se
inclinó hacia la cama. —¿Gavin?

Después de unos momentos Gavin abrió sus


párpados pesados por la anestesia prolongada. Abrió la
boca para decir algo, pero cayó de nuevo dormido
antes de pronunciar una palabra.

Ali esperaba, con la esperanza que Gavin los abriría


de nuevo, pero finalmente desistió y se inclinó hacia
atrás en su silla. El médico había asegurado a Ali que el
sueño era bueno para Gavin. Otro centímetro y la bala
habría atravesado el corazón.

—¿Cómo está?— Ghazi preguntó, entrando en la


habitación.

—Igual.

Ghazi estudió a Gavin durante varios minutos antes


de pasar a Ali. —Tus amigos de Tres socios acaban de
dejar la isla, pero dejaron atrás a Raven.

Ali se quedó mirando a su hermano. Ghazi estuvo


muy enojado cuando le habían dicho que Raven era un
guardaespaldas encubierto. —¿Por qué lo dejaron?

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—Porque yo se lo pedí. Lo he contratado para


protegernos a mí y a Faris. A Raven parece que le
gusta la isla, por lo que está de acuerdo.

Sonriendo por primera vez en días, Ali asintió.


Dudaba que fuera la isla lo que a Raven le gustaba lo
suficiente para quedarse. —¿Cómo está Faris?

Ghazi metió las manos en los bolsillos del pantalón.


—Molesto. Faris es otra razón por la que pedí a Raven
quedarse. Por alguna razón, los dos parecen disfrutar
de su mutua compañía. Creo que será bueno para Faris
tener una cara amiga que ver.

Alí extendió la mano y tocó el brazo de su


hermano. Nunca había notado cuán musculoso se había
vuelto Ghazi. —¿Cuándo te hiciste tan grande?

Riendo, Ghazi sacudió la cabeza. —Puedes ser mi


hermano mayor, pero siempre he sido el hermano
mayor.

—Supongo que nunca lo he notado. Siempre has


sido justo el bebé de la familia. — Apretó el antebrazo
de Ghazi. —Gracias por acceder a velar por Faris.
Pertenece a Jurru.

—Lo sé.— Ghazi suspiró. —Todavía no hemos


tenido la oportunidad de hablar sobre el futuro de

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Jurru. No puedo quedarme aquí si se trata de vivir una


mentira.

Asintiendo, Ali dejó caer la mano. Él entendía cómo


Ghazi se sentía. —Es tu reino. Si te preocupa cómo
nuestro pueblo responderá, pregúntales a ellos.
Organiza un voto particular. Diles que eres gay. Explica
que quieres ser su rey, pero también quieres ser libre
para ser el hombre que Dios ha realizado. Vamos a
decidir si todavía te quieren como su rey.

—También creo que hay otros cambios que deben


hacerse en Jurru.

—Entonces cámbialos. Mientras tengas la gente y la


tierra en su mejor interés, van a seguir tu ejemplo.

—¿Todos ellos?—, preguntó Ghazi con una sonrisa


en su rostro.

—Probablemente no. ¿Estás dispuesto a luchar por


lo que crees? —, preguntó Ali.

—Soy más un amante que un luchador.

Riendo, Alí movió la cabeza. —Qué bueno que


tendrás a Raven a tu lado.

Ghazi soltó un bufido. —Él es pequeño. Podría


aplastarlo como a un bicho.

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Entonces, ¿por qué lo quieres a tu lado? Ali moría


de ganas de preguntar. —A veces los pequeños, los
hombres enjutos, son los mejores combatientes.

Riendo, Ghazi se volvió para irse. —Tengo que


volver al palacio. Por favor avísame cuando se
despierte tu amigo.

—Gavin. Su nombre es Gavin Burk. Apréndetelo.


Estará todo el tiempo conmigo.

Ghazi asintió y sacudió la cabeza. —Si tú lo dices,


hermano mayor.

Después de que Ghazi saliera, Ali no podía borrar la


sonrisa de su cara. En los dos días desde que se
enfrentase a Almas en el aeropuerto se había acercado
mucho más a Ghazi. Descubrió que disfrutaba de la
compañía de su hermano.

—¿Ali?— Raspó la garganta seca de Gavin.

Alí se levantó y se inclinó sobre la cama de Gavin.


—Estoy aquí, ¿Cómo estás amor?

—Sediento.

Alí tomó la jarra de agua que había exigido a las


enfermeras mantener lleno de hielo. Sirvió unas pocas
en un vaso de papel y lo puso contra los labios de

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Gavin. —Abre—, indicó. —Es hielo. Simplemente deja


que se deshagan en la boca.

Gavin hizo lo indicado. Repitió el proceso varias


veces hasta que Gavin asintió. —Yo no estoy muerto.

Ali sonrió a su amante. —No. A pesar de estar


tocado por un tiempo. — Retiró el cabello del hermoso
rostro de Gavin. Había pasado horas cepillando el
cabello de Gavin mientras dormía para asegurarse de
que no se enredara.

Incapaz de resistirse, Ali rozó un beso en los labios


de Gavin. —Es bueno ver esos bonitos ojos celestes
tuyos.

—Grises.

—¿Qué?

—Mis ojos son de color gris no azul.

Era propio de Gavin tratar de argumentar algo tan


trivial momentos después de despertar de un sueño de
tres días. Ali sabía que los ojos de su amante eran de
hielo azul, no gris, pero decidió dejar a Gavin salirse
con la suya, al menos por ahora. —Me alegro de que
estés de vuelta.

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EPIDLOGO
G avin encontró a Ali en la hamaca grande que
había insistido en comprar e instalar. Dormido y
viéndose sexy como el infierno en sus jeans y camiseta
sin mangas, Ali estaba rogando para que lo besara.
Gavin estabilizó la hamaca y estaba encima de su
príncipe.

—Mmmm, qué bonita manta caliente—, gimió Ali,


abriendo los ojos.

Gavin frotó su cara contra el cuello de Ali. —Mac


acaba de llamar. El informe oficial sobre la participación
de la CIA de lo que sucedió en Jurru acaba de llegar.
Según la Agencia Central de Inteligencia, los siete
agentes estaban trabajando de forma independiente. La
agencia afirma que no tienen conocimientos previos de
los intentos de asesinato en Jurru.

Una de las cejas negras de Ali se levantó. —En


realidad no creemos eso, ¿verdad?

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Por supuesto que no.— Gavin metió la mano


debajo de la camisa de Ali y empezó a pellizcar y jugar
con uno de los pezones de color marrón oscuro. —He
terminado mi trabajo para el día. Pensé que podría
interesarte tomar una siesta conmigo, vine aquí y
encontré que ya estabas dormido.

Ali estiró los brazos sobre su cabeza, estuvo a


punto de caer al suelo. —Depende de qué tipo de siesta
estés hablando. Sí, he tenido un sueño bonito, pero no
te he sentido dentro de mí desde la noche anterior,
gracias a las fotografías que estabas tomando esta
mañana.

—Tuve que obtener imágenes del amanecer para


ese trabajo de la revista Nature. Pero me comprometo
hacerlo contigo si vas adentro conmigo.

—¿Qué tiene de malo aquí?— Ali preguntó,


enhebrando sus dedos en el cabello de Gavin.

—No, gracias. Prefiero machacar tu culo en algo un


poco más estable que una hamaca de macramé. —
Gavin salió de la pieza de mobiliario endeble y le tendió
la mano.

Tomando la ayuda ofrecida, Ali se puso de pie. —


¿Así que has sacado algunos buenas fotos?

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—Fantásticas. Yo podría enviar un par de copias a


Faris. Morirá cuando vea las fotos del oso pardo que fui
capaz de capturar esta mañana.

—No hagas eso. Espero que venga a pasar la


Navidad con nosotros. Y tengo miedo que lo asustes y
no quiera acercarse a Alaska.

Gavin abrió la puerta e hizo pasar a Ali en su


interior. Alargó la mano y le quitó la camisa a Ali sobre
su cabeza antes que llegaran a la habitación. —Tengo
la sensación de que Faris llegará en Navidad aún i
tengamos osos o no. No sólo te extraña, sino que estoy
seguro de que estará listo para alejarse de toda la
pompa y circunstancia que van junto con las elecciones
para primer ministro. Todavía no puedo creer que Ghazi
decidió ceder la gestión de Jurru a otra persona. Me
imaginé que estaría satisfecho ahora que la mayoría de
la gente no parece importarle de qué sexo es con quien
prefiere dormir.

Ali hizo una pausa en el proceso de quitarse los


jeans. —Creo que está tratando de hacer felices a
ambos lados. Además, de esta manera él podrá llevar
una vida más normal, aunque sigue siendo el rey. —Ali
se encogió de hombros. —Faris no es el único que echo
de menos.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Lo sé, bebé. Voy a terminar la ampliación tan


pronto como pueda, y vamos a estar abiertos para los
visitantes. Te lo prometo.— Gavin se quitó las botas de
escalar y se abrió los jeans antes de subir en la cama,
todavía sin hacer. Se estiró y bostezó. —Yo realmente
no estaba bromeando acerca de la siesta. He estado
levantado desde las cuatro.

—Pobrecito—, dijo Ali, a horcajadas sobre la cintura


de Gavin.

Gavin se agachó y cubrió su mano alrededor del


pene de Ali, acariciándolo lentamente mientras miraba
esos ojos oscuros que tanto amaba. La vida con Ali era
más de lo que nunca hubiera esperado. ¿Quién sabía
que un jeque podría adaptarse tan fácilmente a vivir en
el desierto de Alaska? Gavin no podía esperar para su
primera gran nevada.

—¿Qué estás haciendo?—, preguntó Ali.

—Acariciándote. ¿Por qué? ¿No te gusta?

—Oh, me gusta mucho, pero te habías ido durante


un minuto. ¿Dónde has estado?

Gavin aplicó más presión a sus golpes al llegar por


el lubricante con la mano libre. Había pasado la
mañana pensando mucho en el pasado. Saber la

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verdad sobre la muerte de Dusty le había ayudado a


trabajar a través de sus emociones contradictorias con
respecto a su antiguo amante. Dusty siempre tendrá un
pequeño rincón de su corazón, pero el resto realmente
pertenecía a Ali.

—Yo estaba pensando en lo mucho que te amo y lo


feliz que estoy de que has decidido dar la oportunidad a
Alaska,— Gavin admitió finalmente.

Inclinándose hacia delante, Ali sacó el lubricante de


la mano de Gavin y aplicó a los dedos de Gavin,
evidentemente, empezaba a impacientarse. —Te habría
seguido a cualquier parte. A pesar de que podría
cambiar de opinión una vez que hayamos sido
bloqueados por la nieve juntos un par de meses.

—Tal vez regresemos a Jurru con Faris una vez que


sus vacaciones de Navidad hayan terminado.

Ali gimió cuando Gavin comenzó a trabajar dos


dedos en su agujero. —Por favor, no hables de mi
inocente sobrino mientras me preparas.

Gavin se tragó la risa que amenazaba y agregó otro


dedo. No era frecuente que a Ali le gustase estar en la
parte superior, y Gavin tenía previsto aprovechar al
máximo de su posición.

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Ali chorreó lubricante en su mano y empezó a


acariciar el pene de Gavin. —He estado pensando
acerca de joderte.

La mano de Gavin paró por el anuncio. Gavin sólo


había sido penetrado un par de veces en su vida, y él
pronto descubrió que no era algo que le interesaba. —
¿En serio?

—Sí—. Sonrió. —No te preocupes. He decidido que


si alguna vez sucede, sucederá, si no, sólo voy a
disfrutar de una vida de estar saciados.

El suspiro de alivio que escapó Gavin no pasó


desapercibido por Ali. No es que no se fiaba que Ali lo
jodiera, sino que prefería mantener las cosas como
estaban.

—Lo estás haciendo otra vez.

Gavin parpadeó. —¿Qué?

—Quedándote en silencio. Si tienes algo que decir,


dilo.

Cuando él no respondió inmediatamente, Ali se


apartó y se bajó de la cama. —Si no quieres joder, ¿por
qué me invitas a entrar aquí?

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—Whoa, ¿de dónde viene eso?— Gavin saltó de la


cama y se dirigió al baño para recuperar una toalla
húmeda para limpiarse las manos. Regresó al
dormitorio y se apoyó contra el marco de la puerta. Ali
se quedó mirando por la ventana, con los brazos
cruzados sobre el pecho.

Gavin respiró hondo y entró en la habitación para


presionarse contra la parte posterior de Alí. Besó el
cuello de su amante y envolvió con sus brazos la
cintura de Alí. —No me gusta estar abajo.

Ali se encogió de hombros. —Entonces, di eso. No


te limites a encerrarte. ¿Cómo voy a saber estas cosas
a menos que me lo digas?

—Tienes razón. —Ali volvió hacia él la cara. —


Incluso si has estado aquí por más de un mes, me temo
que voy a decir algo equivocado y te irás.

—¿Por qué habría de hacerlo?—, preguntó Ali. —En


mi corazón, el compromiso ya se ha hecho.

Gavin caminó hacia atrás hasta que el colchón


golpeó la parte trasera de sus piernas. Se sentó y jaló a
Ali a horcajadas en su regazo. —Es lo que Dusty solía
hacer cuando algo no seguía su camino. Es una de las

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razones por las que yo quería subir aquí tan


urgentemente, no era tan fácil apartarse.

—Decide quien esta aquí, ¿él o yo?— Ali acomodó el


cabello de Gavin detrás de las orejas.

—¿Dusty?— Se encogió de hombros Gavin. —Los


dos, supongo.

Alí se inclinó hacia atrás y entrecerró los ojos. —


¿Por qué nunca he visto este lado de ti antes de ahora?

—¿Qué lado? ¿El lado imbécil?

—No, el lado inseguro, —Ali aclaró.

Por desgracia, Gavin sabía la respuesta a esa


pregunta. Dusty le decía a menudo que era poco
atractivo cuando permitía que sus inseguridades se
mostraran. No. Él se negó a retratar a Dusty como una
mala persona porque él no lo era. Claro que había
problemas de mierda, pero siempre habían logrado
resolverlos.

—Yo simplemente no quiero perderte.

—No lo harás.— Ali alcanzó entre las piernas el


pene de Gavin guiándolo a su agujero.

Gavin se hizo cargo y frotó la corona de su pene en


todo el calor del cuerpo de su amante en varias
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ocasiones, mientras abría su boca para recibir un beso


de Ali. Él gimió cuando su pene empezó a endurecerse
en toda su longitud y grosor. —Más lubricante—
susurró contra la boca de Alí.

Las gotas de lubricante fresco corrían por la


longitud de su pene causando que Gavin temblara. Ali
se rió entre dientes, divertido por la difícil situación de
Gavin.

—Aww, ¿tiene mi hombre frío? Aquí, voy a ponerte


en calor —, dijo Ali, agarrando el pene de Gavin y
guiándolo a su agujero, una vez más.

Duro como el acero, el pene de Gavin aceptó la


entrada lenta del cuerpo de Ali por su longitud. Gavin
gimió cuando Ali movió el culo hasta que él estaba
sentado en su totalidad. —Sí. Eso hizo el truco.

Ali se sentía tan bien envuelto alrededor de él.


Gavin no pudo evitar echarse hacia atrás y permitir al
hombre hacer lo que quisiera con él. Se movió hacia
atrás lo suficiente como para permitir a Ali subirse a la
cama con él. Lo que comenzó como una jodida por la
tarde rápida tenía todas las características de un largo
período de lujuria de hacer el amor, y Gavin quería que
ambos se sintieran cómodos.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Te amo—, dijo Ali, apoyando las manos sobre el


pecho de Gavin.

—Nunca me cansaré de oírte decir eso—, admitió


Gavin.

Con los pies plantados en el colchón, Ali comenzó a


montar el pene de Gavin. Maldición, es magnífico.
Gavin le encantó cuando Ali no se molestó en afeitarse
o cortarse su pelo. Ali había ganado un kilo desde que
se mudó a Alaska, algo que había hecho increíblemente
feliz a Gavin. Mantener a su hombre feliz era algo que
parecía fácil a Gavin. Pese a haber estado toda la vida
como un príncipe, Alí estaba sorprendentemente con
los pies en la tierra.

Ali se desaceleró y giró los ojos.

Gavin levantó las manos. —Estaba pensando en


cómo te ves de hermoso subiendo y bajando sobre mi
pene.

Una sonrisa grande en el rostro de Ali. —Muy bien.


Puedo vivir con eso.

Gavin decidió sacar la cabeza de las nubes y volver


a la situación en cuestión. Se agarró a las caderas de
Alí y lo mantuvo lo suficiente como para empujar varias

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veces dentro y fuera. Todavía no era suficiente. —


Espera.

Jalando a Ali a sus brazos, Gavin se tendió,


colocándolo en la parte superior. —Aquí, ahora yo
puedo conseguir una cierta ventaja.

Ali se echó a reír y sacudió la cabeza. —Tu y tus


palancas. Pues prueba con los talones y ponte a
trabajar. Este culo no se va a joder solo.

Antes de dar a Ali lo que él había pedido, se inclinó


hacia abajo y Gavin chupó un gran moretón en el
cuello. Satisfecho de marcar adecuadamente a su
hombre, él se echó hacia atrás y agarró los tobillos de
Alí.

—¿Qué estás haciendo? ¿Pidiendo un deseo?

—No, ya tengo mi deseo.— Con esas palabras,


Gavin comenzó a joder a Ali con vigor. Con cada
empuje, Alí se inclinó de nuevo con sus músculos
internos apretados alrededor de la longitud del pene de
Gavin. La presión fue la cantidad perfecta, lo que hacía
gruñir a Gavin mientras seguía martilleando el agujero
de Ali lo más rápido y más duro que podía.

Viendo el rostro de Alí, dejó que sus ojos vagasen


por el musculoso torso, deteniéndose en los pezones

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oscuros marrones antes de continuar con la meneante


erección de su amante. Gavin había pasado una buena
cantidad de tiempo observando y estudiando el pene de
Alí. El conocimiento que había adquirido lo tenía con
una sonrisa de oreja a oreja. Una de las venas
prominentes que recorre la longitud del pene de Ali era
punzante, en realidad palpitante, que indica el deseo de
Ali por correrse.

—Tócate a ti mismo—, ordenó.

Los ojos de Ali se redondearon al llegar a su pene.


Otro descubrimiento que Gavin había hecho era el
deseo de Alí de ser dominado en la cama. Gavin nunca
fue demasiado lejos con el juego. Ninguno de ellos fue
a la sumisión, aunque Gavin gozaban de dar una
nalgada ocasional a Ali.

—Ahora—, pidió Ali, acariciando su pene más


rápido.

—Sí, tan alto en tu pecho como sea posible. —


Mientras Gavin continuaba jodiendo a Alí, vio el pene
de su amante explotar con chorros de semillas. El color
blanco puro de esperma de Ali se destacaba en
marcado contraste contra su piel morena natural, algo
que Gavin nunca se cansaba de ver.

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Guardaespaldas Enamorados – SEDUCIENDO AL JEQUE

—Jodidamente hermoso—, gruñó Gavin mientras se


empujó dos veces más antes de llenar el agujero de Ali
con su propio clímax. Se desplomó en la parte superior
de Ali, dejando a su amante acunarse en sus brazos,
otra cosa que él sabía Ali amaba hacer.

Jadeando, Gavin se trasladó a un lado, sintiendo el


recubrimiento del semen de Ali en su pecho. —Si nos
quedamos como estamos durante unos minutos más,
vamos a estar pegados hasta mañana.

—Me parece bien—, dijo Ali, jalando a Gavin en un


beso.

Su noviazgo ha sido un cuento de hadas hecho


realidad, el reclusivo ex- agente de la CIA, conoce al
jeque guapo en una paradisíaca isla tropical. Gavin
sabía que enamorarse era la parte fácil de cualquier
relación. Se estaba quedando en el amor que requiere
el trabajo real. Por suerte para él, Ali fue un príncipe
entre los hombres. Gavin no tenía ninguna duda de que
su cuento de hadas continuará durante muchos años
por venir.

FIN
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