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Apoya lo expuesto, la tesis intitulada FLAGRANCIA.

LAS CONSECUENCIAS Y
EFECTOS DE LA VIOLACIÓN AL DERECHO HUMANO A LA LIBERTAD
PERSONAL SON LA INVALIDEZ DE LA DETENCIÓN DE LA PERSONA Y DE
LOS DATOS DE PRUEBA OBTENIDOS DIRECTA E INMEDIATAMENTE EN
AQUELLA.

En ese contexto, de acuerdo con la regla procesal de exclusión de pruebas


ilegalmente obtenida, no puede darse valor legal en juicio aprobados obtenidas
con violación al debido proceso legal, pues resultaría contrario haz tal regla
considerar las actuaciones y pruebas realizadas con motivo de una detención
preventiva, revisión y detención definitiva y legales y cumplir con los requisitos
Constitucionales.

Además, de darles valor a tales actos, sería tanto como convalidar de manera
parcial la detención preventiva y revisión efectuada el actor Constitucional, toda
vez que si bien se declararía carente de valor tal hecho, lo cierto es que las
pruebas que derivaron de dicho aseguramiento, podrían ser consideradas en
contra de quien se ejecutó tal acto de molestia.

En esas condiciones, se dejaría en plena libertad de las autoridades


investigadoras incluso de la población en general, para practicar revisiones y
detenciones que no reúnan los requisitos Constitucionales, pues de todos modos,
los objetos que se encontrarán en dicho aseguramiento tendrán valor probatorio,
lo cual equivaldría a desatender los requisitos que el artículo 16 Constitucional
contempla para la detención preventiva, revisión y detención definitiva de una
persona, y por ende, a trastocar el estado de derecho que debe prevalecer en toda
sociedad moderna.

Cabe destacar que el mandato Constitucional respecto de la detención preventiva,


revisión y detención definitiva de cualquier persona va dirigido a las autoridades
que se encuentran inmersas en la procuración y administración de justicia, que
con su actuar pueden violar derechos fundamentales del gobernado que
trasciende en su libertad y seguridad jurídica, por lo que dichos entes de autoridad
están obligados a respetar el marco Constitucional y legal establecido para esos
efectos.

En la inteligencia que las consideraciones anteriores, aplicados por analogía


jurídica al particular, se encuentran orientadas por las establecidas por la primera
sala de la suprema corte de justicia de la nación, en la jurisprudencia de rubro
CATEO. ACATAMIENTO A LA GARANTÍA DE INVIOLABILIDAD DEL
DOMICILIO, LA ORDEN EN MI TIRA POR LA AUTORIDAD JUDICIAL, DEBE
REUNIR LOS REQUISITOS PREVISTOS EN EL ARTÍCULO 16 DE LA
CONSTITUCIÓN, DE LO CONTRARIO DICHA ORDEN Y LAS PRUEBAS QUE
SE HAYAN OBTENIDO COMO CONSECUENCIA DIRECTA DE LA MISMA,
CARECE DE EXISTENCIA LEGAL Y EFICACIA PROBATORIA , así como en las
diversas jurisprudencias de rubros PRUEBA ILÍCITA. EL DERECHO A UN
DEBIDO PROCESO COMPRENDE EL DERECHO A NO SER JUZGADO
PARTIR DE PRUEBAS OBTENIDAS AL MARGEN DE LAS COMILLAS
EXIGENCIAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES; Y PRUEBAS EN EL
PROCEDIMIENTO PENAL. SUPUESTOS EN QUE DEBE NULIFICARSE SU
EFICACIA.

Además, el artículo 16 Constitucional referido establece lo siguiente:

Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles
o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento.

... no podrá librarse orden de aprehensión sino por la autoridad judicial y sin
que preceda a denuncia querella de un hecho que la ley señale como delito,
sancionado cuando menos con pena privativa de libertad hiciste el dato es
que griten el cuerpo del delito y hagan probable la responsabilidad del
indiciado.

... la autoridad que ejecute una orden judicial de aprehensión, deberá poner
al inculpado a disposición del juez, sin dilación alguna y bajo su más estricta
responsabilidad. La contravención a lo anterior será sancionada por la ley
penal.

... en los casos de delito flagrante, cualquier persona puede tener al


indiciado y poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad inmediata y
esta, con la misma prontitud, a la del Ministerio Público.

... sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por
la ley y ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse de la
acción de la justicia, siempre y cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad
judicial por razón de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio Público
podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención, fundando y
expresando los indicios que motiven su proceder...

De todo lo anterior se desprende que el artículo 16 Constitucional establece como


un derecho humano de todos los gobernados el no ser molestado en su
persona, familia, domicilio, papeles o posesiones; sin embargo, permite la
autoridad practicar actos de molestia los particulares pero bajo ciertas
condiciones o requisitos y con un propósito definido, a efecto de que pueda
cumplir con sus actividades, pero sin causar una molestia innecesaria al particular.

Así, la autoridad puede efectuar dichos actos de molestia, siempre y cuando


cuente con un mandamiento escrito de la autoridad legalmente competente,
que funde y motive y la causa legal del procedimiento. Y, en la inteligencia que
en caso de flagrancia, el propio artículo 16 Constitucional, expresamente permite
a cualquier particular, y con mayor razón a la autoridad, de tener al indiciado
ilógicamente hacer cesar la agresión delictiva.

De tal manera, que la autoridad (en el caso, los elementos aprehensores) no se


encontraban facultados para efectuar una detención preventiva y revisión
del quejoso, pues el artículo 16 Constitucional advierte como un derecho humano
de todos los gobernados, el que no sean molestados en su persona, a menos que
obre de mandamiento escrito de la autoridad legalmente competente, el cual en el
caso no existió; y si bien hay casos de excepción, como la flagrancia en la
urgencia, lo cierto es que como se vio a lo largo de la presente resolución,
tampoco se actualizaron dichos supuestos.

El referido marco normativo se encuentra robustecido con lo tratado de la prueba


ilícita por la primera sala de la suprema corte de justicia de la nación al resolver el
Juicio de Amparo Directo penal número cuatro/2012 relacionado con la facultad de
atracción número 134/2011, en relación con la obtención de la prueba ilícita y su
consecuente estado de derecho que debe prevalecer en nuestro país para de esa
manera poder combatir la impunidad, esto es, decidir entre qué es lo que
Constitucionalmente tiene primacía Si el respeto a los derechos fundamentales -en
este caso, las formalidades esenciales del procedimiento- o bien, la pretensión de
que ningún acto que impune (panorama en que la autoridad jurisdiccional toma un
papel importante), pues dicho órgano colegiado -entre otras cuestiones- preciso lo
siguiente:

... en la misma línea de pensamiento, conviene hacer referencia que esta primera
sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, precisamente al fallar en sesión
del doce de agosto de dos mil nueve el amparo directo 9/2008, sentó bases
argumentativa desde el punto de vista Constitucional que permite establecer
criterios relacionados con la exclusión de la prueba obtenida de forma ilícita, en
efecto ahí se diijo que:... En efecto, la ilicitud de la prueba respecto de su
obtención, implica que la misma se hizo partir de la infracción a una norma
Constitucional, pero su incorporación al proceso se hizo de manera lícita.
Debemos señalar que la misma carece de eficacia probatoria, pues el origen de la
misma resulta viciado, razón por la cual no puede ser válida. Ahora bien, por lo
que hace a las pruebas que se obtienen de manera licita pero si incorporación al
proceso genera la infracción de alguna disposición Constitucional, es importante
señalar que las mismas pueden ser reparada, según la gravedad de la violación.
Por tanto, tales pruebas pueden tener eficacia siempre y cuando la naturaleza de
la violación admite que esta puede ser subsanada, para discernir esto es
necesario que la prueba no tenga el efecto de viciar otras actuaciones paralelas en
el proceso. Por el contrario, cuando la violación trasciende a tal grado de afectar y
viciar otras actuaciones, es necesario que sea anulado el acto a través del cual la
prueba es incorporada. Ahora bien, por lo que hace a las pruebas que se
relacionan con las que se obtuvieron de manera ilícita, es importante realizar las
siguientes reflexiones. Si existe una relación causal entre la obtención de la
prueba ilícita y otras pruebas que no estén afectadas de dicho vicio, las mismas
necesariamente, se deberán considerar ilícitas. Así, las pruebas derivadas aunque
ilícitas en sí mismas deben ser anuladas cuando las pruebas de las que son fruto
resultar inConstitucional es. Es necesario apuntar que la prueba sólo será eficaz
en caso de que objetivamente pueda advertirse que el hecho en cuestión hubiera
tenido que ser descubierto por otros medios y dígitos, totalmente independiente el
medio ilícito y puestos en marcha en curso del proceso. Es cierto que tratándose
de procesos penales, el costo asumir por la declaración de invalidez de una
prueba es sumamente alto, pues muchas veces, la prueba determinante del
proceso puede ser aquella que se obtuvo en contravención de la ley o de la
Constitución. Ante esto, debe tenerse en cuenta que estamos ante un problema en
el que es necesario decidir qué es lo que Constitucionalmente tiene primacía: El
respeto a los derechos fundamentales en este caso, las formalidades esenciales
del procedimiento o bien, la pretensión de que ningún acto quede impune. Esta
cuestión es de gran relevancia toda vez que, los tensión ilícita de una prueba
supone un incorrecto actor por parte de la autoridad. Es decir, la cosa acción en
contra de un particular por cometer un delito puede perder relevancia jurídica si la
prueba contundente está viciada. Es entonces cuando la probable culpabilidad que
tal particular debe ser descartada (en la hipótesis de que no existan pruebas
válidas), con independencia de si, de hecho, la persona cometió el delito. La
violación de una formalidad por parte del Estado adquiere tal magnitud y gravedad
que impide tener por validar la probanza hecha en contravención con las garantías
individuales. Esto, se podría argumentar genera impunidad. Pues bien, esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación estimar lo contrario en atención a lo
siguiente: cuando un servidor público comete un hecho ilícito o inConstitucional
(como lo es la obtención de una prueba ilícita), un órgano jurisdiccional cuenta con
dos alternativas; a saber: convalidar la actuación bajo el argumento de que hay un
interés social en que las conductas punibles se sancionen; o bien, dejar de tomar
en cuenta la prueba contraria al orden jurídico (bajo el argumento de que el
respeto por los derechos individuales no puede ceder ante una pretensión o
interés colectivo). Debe aceptarse que cuando ocurre lo primero, el órgano
jurisdiccional emite una resolución que, al deberá aplicarse en los casos
subsecuentes, genera un incentivo perjudicial para el respeto del Estado de
derecho. Esto, toda vez que las autoridades que violen las normas
procedimentales, tengan pruebas que ilícitamente, recibirán el mensaje de que su
actuación no le sigue consecuencia alguna. Es decir, lo que realidad es contrario
al orden jurídico y de manera más importante, a los derechos fundamentales,
termina por soslayarse para todos los casos había el futuro. Con lo cual, se genera
una permisión de hecho: las autoridades dejan de estar vinculadas por la
constitución. No es difícil advertir que lo anterior trae como consecuencia la
ausencia de Estado de derecho. Las normas emitidas por el legislador y las
disposiciones Constitucionales se vuelven entonces, meras expectativas o
programas políticos, sin posibilidad de hacerse exigibles en sede jurisdiccional.
Todo ello, en atención de que dichas normas, de hecho, no vinculan la actuación
de las autoridades mismas. Nada más perjudicial que la ausencia de Estado de
derecho cuando lo que se pretende es combatir la impunidad. Por ello, el
argumento según el cual las violaciones en la obtención de pruebas, no deben
adquirir fuerza tal que permitan destruir las actuaciones derivadas de las mismas,
termina por resultar contrario a dos pretensiones de la mayor importancia: por un
lado, se incentiva la violación de las formalidades esenciales del procedimiento,
con lo cual, se genera mayor impunidad. Por el otro, se dejan de observar los
derechos fundamentales del orden Constitucional. Esto aún cuando se alegue la
mera violación de la ley, toda vez que la garantía de legalidad también está
consagrada Constitucionalmente y su alegada violación es, sin duda, revisar en el
juicio de amparo. Por tanto, es falsa la pretendida disyuntiva entre el respeto de
las garantías individuales del procesado y el interés de la colectividad por los
valores de seguridad, orden y no impunidad. Ambos fines se logran con la
aplicación de la regla de exclusión de las pruebas ilícitamente obtenidas. Como ya
se dijo, sólo se logra un Estado seguro, exento de impunidad, A partir de la
eficacia del orden jurídico; es decir, se logra en la medida en que es posible la
aplicación del derecho en la vida de cualquier ciudadano. El respeto por las reglas
es aquello que posibilita que el interés colectivo efectivamente se satisfecho…

De lo transcrito se obtiene en esencia los siguientes argumentos:

a) Que la ilicitud de la prueba respecto de su obtención, implica que la misma


se hizo a partir de la infracción a una norma Constitucional, pero se
incorporación al proceso se hizo de manera lícita, la cual carece de eficacia
probatoria, pues el origen de la misma resulta viciado, razón por la cual no
puede ser válida.
b) Que es cierto que tratándose de procesos penales, el costo asumir por las
declaraciones de validez de una prueba es sumamente alto, muchas veces,
la prueba determinante del proceso puede ser aquella que se obtuvo en
contravención de la ley o de la Constitución.
c) Que ante lo anterior, se debe tener en cuenta que se está ante un problema
en el que es necesario decidir qué es lo que Constitucionalmente tiene
primacía: el respeto a los derechos fundamentales -en este caso, las
formalidades esenciales del procedimiento- o bien, la pretensión de que
ningún acto quede impune.
d) Que dicha cuestiones de gran relevancia toda vez que, la tensión ilícita de
una prueba supone un incorrecto actuar por parte de la autoridad. Es decir,
la acusación en contra de un particular por cometer un delito puede perder
relevancia jurídica si la prueba contundente está viciada. Es entonces
cuando la probable culpabilidad de tal particular debe ser descartada (en la
hipótesis de que no existan pruebas válidas), con independencia de si, de
hecho, la persona cometió el delito.
e) Que la violación de una formalidad por parte del Estado adquiere tal
magnitud y gravedad que impide tener por válida la probanza hecha en
contravención con las garantías individuales. Esto, -se podría argumentar-
genera impunidad.
f) La suprema corte de justicia de la nación dejen claro que considera que
cuando un servidor público comete un hecho ilícito y Constitucional (como
lo es la obtención de una prueba ilícita), un órgano jurisdiccional cuenta con
dos alternativas porque, a saber: convalidar la actuación bajo el argumento
de que hay un interés social en que las conductas punibles se sancionen: o
bien, dejar de tomar en cuenta la prueba contraria al orden jurídico (bajo el
argumento de que el respeto por los derechos individuales no puede ceder
ante una pretensión o interés colectivo).
g) Que cuando ocurre lo primero, el órgano jurisdiccional emite una resolución
que, al deberá aplicarse en los casos subsecuentes, genera un incentivo
perjudicial para el respeto del Estado de derecho. Esto, toda vez que las
autoridades que violen las normas procedimentales, u obtengan pruebas
ilícitamente, recibirán el mensaje de que su actuación no le sigue
consecuencia alguna. Es decir, lo que realidad es contrario al orden jurídico
y de manera más importante, los derechos fundamentales, termina por
soslayarse para todos los casos hacia el futuro.
h) Que con lo anterior, se genera una permisión de hecho: las autoridades
deja de estar vinculadas por la constitución, y con lo cual trae como
consecuencia la ausencia de Estado de derecho, en otras palabras, las
normas emitidas por el legislador y las disposiciones Constitucionales se
vuelven entonces, meras expectativas de programas políticos, sin
posibilidad de hacerse exigibles en sede jurisdiccional. Todo ello, en
atención de que dichas normas, de hecho, lo vinculan la actuación de las
autoridades mismas. ...Nada más perjudicial que la ausencia de Estado
de derecho cuando lo que se pretende es combatir la impunidad…
i) Que por ello come el argumento según el cual las violaciones en la
obtención de pruebas, no deben adquirir fuerza tal que permitan destruir las
actuaciones derivadas de las mismas, termina por resultar contrario a dos
pretensiones de la mayor importancia: por un lado, se incentiva la violación
de las formalidades esenciales del procedimiento, con lo cual, se genera
mayor impunidad. Por el otro, se dejan de observar los derechos
fundamentales del orden Constitucional. Esto aún cuando se alegue la
mera violación de la ley, toda vez que la garantía de legalidad también está
consagrada Constitucionalmente y su alegada violación es, sin duda,
revisable en el juicio de amparo.
j) Que por tanto, es falsa la pretendida disyuntiva entre el respeto de las
garantías individuales (del procesado) y el interés de la colectividad por los
valores de seguridad, orden y no impunidad. Ambos fines se logran con la
aplicación de la regla de exclusión de las pruebas ilícitamente obtenidas.
Como ya se dijo, sólo se logra un estado seguro, exento de impunidad, a
partir de la eficacia del orden jurídico; es decir, se logra en la medida en
que es posible la aplicación del derecho en la vida de cualquier ciudadano.
El respeto por las reglas es aquello que posibilita que el interés colectivo
efectivamente sea satisfecho.

Tan es así que el Máximo Tribunal del país también ha sostenido que toda
prueba obtenida directamente directamente violando derechos fundamentales,
no surtirá efecto alguno, así como que la ineficacia de la prueba no sólo afecta
aquellas obtenidas directamente en el acto material de la violación de un
derecho fundamental, sino también las adquiridas a partir de dicho acto, aún y
cuando en su consecución se hayan cumplido todos los requisitos legales y
Constitucionales, pues tanto unas como otras han sido conseguidas gracias a
la violación de los Derechos Humanos del implicado, por lo que no podrían ser
utilizadas en el proceso penal.

La primera sala de la suprema corte de justicia de la nación ha sostenido que al


anterior concepción se le conoce como regla de exclusión de la prueba ilícita
mente obtenida, la cual tiene como objetivo eliminar cualquier probanza que haya
sido tenida en contravención de normas Constitucionales.

Como sustento de lo anterior, es aplicable la tesis de epígrafe EFECTO


CORRUPTOR DEL PROCESO PENAL. DIFERENCIAS CON LA REGLA DE
EXCLUSIÓN DE LA PRUEBA Y LÍCITAMENTE OBTENIDA .

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