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Marzo de 2023
Índice
1. Introducción ................................................................................................................ 3
1.1 Justificación.............................................................................................................. 4
2.2.1 Una breve reflexión sobre los términos cultura y arte ........................................14
3. Propuesta didáctica....................................................................................................31
3.1 Introducción.............................................................................................................31
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3.2.4 Temporalización ................................................................................................35
4. Conclusiones .............................................................................................................53
Bibliografía ........................................................................................................................55
Anexos ..............................................................................................................................62
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1. Introducción
Numerosos artistas hispanohablantes han dejado una profunda huella en la cultura de
nuestros países en los últimos siglos. Sin embargo, dado el carácter universal del arte, su
influencia ha traspasado fronteras y podemos hablar hoy en día de personajes populares
internacionalmente en el sentido de que son estimados —o, al menos, conocidos— más
allá del mundo hispano. Sin embargo, tal y como menciona el Instituto Cervantes en su
último informe anual titulado El español: Una lengua viva. Informe 2022, las exportaciones
del conjunto de bienes culturales en España e Hispanoamérica, con menos del 2 % sobre
el total, están actualmente muy lejos de los países anglosajones, donde suponen un 21 %;
o de los francófonos, con más del 6 % (Instituto Cervantes, 2022).
Por norma general, los sectores culturales más relevantes en este sentido se encuentran
relacionados directamente con el mundo del arte, quedando los siguientes como los más
importantes, según el Instituto Cervantes (2022): el sector audiovisual en primer lugar
—destacando el cine, la música o la televisión, entre otros—, el sector literario, las artes
plásticas —protagonistas de la presente propuesta didáctica— y las artes escénicas, que
se sitúan en cuarta posición.
Al dirigir el foco hacia los nombres propios, dentro del ámbito de la pintura se podrían
mencionar aquí a Diego Velázquez, Francisco de Goya, Pablo Picasso, Salvador Dalí,
Fernando Botero, Frida Kahlo o el que fue su marido y protagonista de este TFM, Diego
Rivera. Ampliando el abanico a otras disciplinas artísticas se encuentran escritores como
Gabriel García Márquez, Federico García Lorca o Miguel de Cervantes, así como a
escritoras como Isabel Allende o la recientemente fallecida Almudena Grandes. Dentro de
la arquitectura destacarían Antonio Gaudí, Santiago Calatrava o una de las mayores
referencias del crecimiento urbanístico de Nueva York entre finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, el valenciano Rafael Guastavino. Entre los músicos se encuentran multitud de
nombres, como por ejemplo Paco de Lucía, Julio Iglesias o, más recientemente, Rosalía.
Asimismo, dada su relevancia internacional también se debe hacer mención a profesionales
del cine como Antonio Banderas, Penélope Cruz, Guillermo del Toro o Pedro Almodóvar.
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Una vez demostrado el potencial de la cultura hispana, en general, y del arte, en particular,
este trabajo trata de evidenciar que utilizar este último como herramienta didáctica puede
ayudar a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje en el aula de ELE, poniendo el
foco en el desarrollo de las competencias gramatical y cultural, así como favoreciendo el
interés del alumnado. En esta línea, tomando la vida y obra de Diego Rivera como base se
pretende crear una propuesta práctica que resulte motivadora para los estudiantes,
haciendo para ello uso de las TIC y de elementos visuales que faciliten la asimilación de
contenidos culturales y lingüísticos, así como fomentando su participación activa en el aula.
1.1 Justificación
Así, este trabajo surge de la posibilidad de aunar tres pasiones: México, la lengua española
y el arte. En el caso del país azteca, tiene como origen la concesión de una beca del
programa Americampus para realizar cinco meses de estudios en la Facultad de
Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), ubicada en la ciudad de
Mérida, capital del estado de Yucatán. Se trata de una región donde la cultura mexicana
—con sus particularidades peninsulares— y el arte precolombino salen a relucir en cada
rincón urbano y rural, destacando los numerosos vestigios de la civilización maya existentes
en la selva yucateca. Conocer con una cierta profundidad esta región y poder visitar otros
estados mexicanos facilitaron el desarrollo de una nueva visión personal, más amplia y
cercana, de la riqueza cultural y humana que alberga el país norteamericano.
Por otro lado, la experiencia en México no hizo sino incrementar el entusiasmo personal
para con el español, pues supuso una experiencia en la que se pudo corroborar en primera
persona la fortaleza y la amplitud de este idioma más allá de las fronteras españolas; una
lengua hablada en 2022 por casi 500 millones de personas en todo el mundo, además de
ser la segunda lengua materna tras el chino mandarín por número de hablantes, según
recoge el Instituto Cervantes (2022). Además, el único país norteamericano que cuenta con
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el español como primera lengua es también el que tiene el mayor número de hablantes
nativos —125 millones—, doblando con creces a los siguientes países en este ámbito, que
son Colombia y España.
Así pues, la percepción del arte como una parte fundamental dentro del componente cultural
de los pueblos gracias a su capacidad de representar y expresar emociones, fracasos,
triunfos, alegrías o miedos, es un motivo notable que justifica su papel como recurso
didáctico en el aula de ELE. El arte vendría a ser, por tanto, un vehículo potencialmente
capaz de transmitir conocimientos que pueden resultar de gran utilidad a la hora de enseñar
una lengua extranjera, tanto en un plano lingüístico como extralingüístico.
Por otro lado, cada estudiante es único y lo seguirá siendo en su forma de aprender la
lengua y la cultura meta. La percepción artística, en este sentido, es probablemente uno de
los paradigmas del carácter individual dentro de un grupo, pues una obra puede ser
interpretada de tantas formas como personas la estén observando. De hecho, cuando los
alumnos visualizan un cuadro, cada uno tendrá unas sensaciones únicas que dependerán
de múltiples factores, tanto personales como ambientales o culturales, entre otros.
Por su parte, la elección de Diego Rivera está relacionada con el férreo compromiso del
artista de Guanajuato con la cultura hispana, en general; y con la mexicana, en particular.
Además, sus obras reflejan con un estilo propio y reconocido a nivel mundial los problemas
y conquistas del pueblo llano, así como el surgimiento de México como nación tras la
independencia de su antigua metrópoli a principios del siglo XIX; no sin olvidar las
importantes culturas previas a la llegada de los españoles 300 años antes, tan influyentes
para Rivera a lo largo de su vida. También se debe destacar que su relación con Frida
Kahlo, artista habitual en las aulas de ELE e icono pop desde hace décadas, no hace sino
aumentar el atractivo didáctico de la vida y obra de Rivera.
Por último, el hecho de que la cultura mexicana goce en la actualidad de una gran
popularidad a lo largo y ancho del mundo es un factor que, sin duda, favorecerá igualmente
el interés y la motivación del alumnado; pudiendo destacar la gastronomía, el patrimonio
artístico y arqueológico, costumbres tan reconocidas como el Día de los Muertos o todo lo
que rodea a la figura de la ya mencionada Frida Kahlo, entre otros aspectos.
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1.2 Estructura y contenido
Una vez presentado y justificado este trabajo se exponen dos puntos fundamentales antes
de entrar en los bloques o capítulos principales del mismo. El primer caso corresponde a la
metodología, que trata de describir aquellas herramientas utilizadas para llevar a cabo el
TFM y de qué forma se han abordado. Los objetivos, por su parte, exponen cuáles son los
propósitos más importantes del trabajo, estando divididos en aquellos considerados
generales y los que son más específicos.
Tras la parte introductoria se lleva a cabo el marco teórico, que es el primero de los dos
bloques principales que sostienen el TFM y que, a su vez, está dividido en dos puntos:
estado de la cuestión y aproximación conceptual con el tema elegido. El estado de la
cuestión analiza cómo se ha trabajado la presente temática en la bibliografía existente. Así,
se reflexiona hasta qué punto esta ha abordado el arte en las clases de ELE y se nombran
los estudios y las propuestas más relevantes. De igual forma, se presta atención al
componente cultural por englobar, entre otros, los contenidos artísticos.
La aproximación conceptual con el tema elegido, que se divide en cinco apartados, parte
del análisis de la literatura académica sobre la materia con objeto de desarrollar una base
teórica que sustente la temática elegida y, sobre todo, la aplicación práctica en el aula de
ELE expuesta en el siguiente capítulo. En primer lugar, se realiza una breve pero necesaria
reflexión acerca de dos términos clave en este trabajo: cultura y arte. A continuación, se
analiza el arte como herramienta didáctica en el proceso de enseñanza-aprendizaje de ELE,
para lo cual se describen sus potenciales aportaciones, pero también las dificultades que
pueden surgir a la hora de llevar a cabo su aplicación en clase.
Los dos siguientes apartados de este soporte teórico desarrollan las principales
características de las competencias gramatical y cultural en el aula de ELE; destacando
aspectos como, por ejemplo, su relación con las diversas metodologías presentes en la
enseñanza de lenguas extranjeras desde el siglo XIX, la base teórica que justifica su
presencia en la enseñanza de ELE o la forma en la que ambas son tratadas en los dos
documentos de referencia principales en dicho ámbito: el Marco común europeo de
referencia para las lenguas (MCERL) y el Plan curricular del Instituto Cervantes (PCIC).
Dichos apartados no son estancos sino que están interconectados, pues en la medida de lo
posible se ha procurado evitar la redundancia en los aspectos tratados en ambos casos.
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Asimismo, este capítulo finaliza con un análisis de la vida y obra del artista protagonista de
la propuesta didáctica del trabajo, Diego Rivera. Se ha creído conveniente introducir a la
persona y al artista, pues comprender el contexto social, personal, político e histórico en el
que vivió resulta fundamental para entender su obra. Por tanto, la intención de este último
apartado es la de proporcionar al lector una modesta referencia a modo de introducción,
animándole a profundizar si así lo desea a través de la bibliografía existente.
Por su parte, el tercer bloque presenta la propuesta didáctica para el aula de ELE, la cual
se desarrolla a partir de los aportes del marco teórico y está diseñada para un grupo de
alumnos hipotético, tal y como se detalla al comienzo de dicho capítulo. En la propuesta se
plantean una serie de actividades de aprendizaje distribuidas en cuatro sesiones de clase y
una actividad previa que realizarán los estudiantes fuera del aula. Asimismo, este bloque
contempla una propuesta de evaluación que permite valorar el desempeño de los alumnos
a los que se destinan las actividades, así como la propia labor del profesor y la validez del
planteamiento didáctico.
En la parte final del trabajo se exponen las conclusiones del autor en las que se abordan
los principales problemas y objetivos del trabajo, relacionando la base teórica del mismo
con su hipotética aplicación práctica, así como mostrando las limitaciones de la presente
investigación y las recomendaciones para las que puedan desarrollarse en el futuro.
1.3 Metodología
Para la realización de este trabajo se han tomado como referencia, en primer lugar, las
indicaciones y los conocimientos obtenidos en el Máster Universitario en Enseñanza del
Español como Lengua Extranjera (MELE) de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
El proceso se ha realizado, por un lado, a través de la normativa referente al propio TFM,
destacando su guía didáctica; y, por otro, a partir de las asignaturas desarrolladas durante
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el curso en cuanto al contenido teórico, a las aplicaciones prácticas, así como a las
referencias bibliográficas, algunas de las cuales figuran en estas páginas.
Mención especial merecen los recursos proporcionados por el Centro Virtual Cervantes
(CVC), con documentos fundamentales como el PCIC, el MCERL, el Diccionario de términos
clave de ELE, así como actas de congresos, la segunda etapa de la revista Carabela, las
publicaciones de ASELE y de AEPE, etc. Todos ellos están disponibles en la Biblioteca del
profesor de español del CVC, un portal esencial para el correcto desarrollo del TFM, pues
junto con el resto de fuentes ha proporcionado una base científica con la que sostener el
trabajo desde el punto de vista teórico hasta llegar a la propuesta didáctica.
1.4 Objetivos
A través del presente trabajo se pretende aplicar las habilidades y los conocimientos
adquiridos a lo largo del curso académico, todo ello en torno al eje principal del TFM: la
rentabilidad del arte en dos ámbitos fundamentales del proceso de enseñanza-aprendizaje
de ELE, el gramatical y el cultural. Por ello, algunas de las materias del máster más
relevantes en este sentido han sido «02MELE Didáctica de la competencia gramatical»,
«05MELE Metodología del español como segunda lengua y como lengua extranjera» y
«08MELE Literatura y cultura en el aula de ELE. Interculturalidad».
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Así pues, el objetivo general es elaborar una intervención didáctica para el aula de ELE en
la que, a través de la obra de un reconocido artista, Diego Rivera, se mejoren las
competencias gramatical y cultural del alumnado. Para ello, también se pretende:
— Demostrar las posibilidades que ofrece el arte como recurso didáctico en el aula de
ELE, destacando su capacidad de fomentar el interés, la creatividad, la motivación y la
participación activa de los alumnos.
— Investigar sobre la obra del artista Diego Rivera, así como las posibilidades que
ofrece para su aprovechamiento en el aula de ELE.
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2. Marco teórico
2.1 Estado de la cuestión
Este punto pretende recoger cómo se ha tratado en la bibliografía la relación existente entre
el arte y la enseñanza de ELE, especialmente aquellos trabajos que reflexionan sobre las
pautas a seguir para utilizar convenientemente este producto cultural como herramienta
didáctica en dicho ámbito. También se hace referencia a otros textos vinculados a la
utilización del componente cultural en ELE, ya que incluye los contenidos artísticos y tiene
una presencia significativamente mayor en la bibliografía.
En primer lugar, se destacan una serie trabajos que abordan los contenidos artísticos en el
aula de ELE —aquellos que lo hacen exclusivamente o, al menos, de forma explícita y
relevante—, procurando establecer un orden cronológico en la medida de lo posible. Así,
M.ª del Carmen Alonso Morales (Universidad de Granada) ha escrito varios artículos
relacionados con el papel del arte en la enseñanza de ELE, pudiendo destacar La pintura
en el aula de L2. Teoría y práctica, de 1996; o La pintura rusa como pretexto iconográfico
en la clase de cultura y lengua segunda, aplicada a la enseñanza de ELE, escrito en 2010.
En 1996 también publica Enseñar a hablar a partir de la pintura, experiencias en clase junto
con Manuel Galeote López (Universidad de Málaga). Estos trabajos explican también la
forma en la que los argumentos teóricos pueden trasladarse al aula a través de actividades.
En 1997, M.ª Luisa Gómez Sacristán y M.ª Paz Martínez Díaz (Universidad de Alcalá)
publican Velázquez y Goya en la clase de español, donde plasman sus ideas para
incorporar las obras de estos dos iconos del arte universal en la clase de ELE. En 2006,
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durante el XLI Congreso Internacional de la Asociación Europea de Profesores de Español
(AEPE) llamado «125 años del nacimiento de Picasso en Málaga» y celebrado en dicha
ciudad, M.ª Teresa Pineda Pérez (Universidad Popular de Colonia) participó con la ponencia
Picasso en la clase de E/LE. En ella, además de una destacada propuesta didáctica a partir
de la vida y obra del pintor, la autora reflexiona sobre las ventajas de usar el arte en ELE.
En el mismo congreso, Rafael Gámez Jiménez colaboró con su artículo El Guernica de
Picasso como recurso didáctico, en el que analiza las virtudes didácticas del famoso cuadro.
Por otro lado, en el año 2000 Ernesto Martín Peris publica La cultura en los textos:
aprendizaje de lengua y contenidos culturales. Una experiencia con estudiantes del
Programa Sócrates. En él, el autor reflexiona sobre los seis años anteriores de un curso
realizado en la Universidad Pompeu Fabra con alumnos extranjeros, en concreto sobre la
asignatura llamada «La cultura en los textos», que trataba de cubrir necesidades de
ampliación de conocimientos culturales generales, entre ellos los contenidos relacionados
con las artes plásticas, el cine, la literatura o la historia, por ejemplo. En 2007, en el
I Congreso Internacional de Lengua, Literatura y Cultura Española que tuvo lugar en
Valencia, Esther Forgas Berdet (Universitat Rovira i Virgili) presenta un trabajo titulado El
lugar de la Literatura, la Historia y el Arte en la enseñanza de E/LE en el que defiende la
importancia de los contenidos culturales en ELE, entre ellos los artísticos.
Por su parte, Jesús F. Pascual Molina (Universidad de Valladolid) reflexiona acerca del
papel que juegan las artes plásticas y el cine en la enseñanza de ELE en Las artes en el
contexto de la enseñanza del español, elaborado con objeto del L Congreso Internacional
de la AEPE celebrado en Burgos en 2015. Un año después, Aleksander Wiater (Universidad
Sorbona Nueva, Francia; y Universidad de Wroclaw, Polonia) publica ¿La enseñanza del
arte o el arte nos enseña? El uso de la imagen en el aula de LE para la revista Decires, que
es editada por el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Wiater analiza cómo gracias al uso del arte en dicho contexto se
estimulan la imaginación, la creatividad y la expresión individual del alumno.
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artículos que defienden la utilización de los contenidos artísticos como herramienta didáctica
en el aula de ELE. Uno de ellos se titula Arte para andar por casa y fue realizado por M.ª
Cándida Muñoz, Eva Gutiérrez y Lina Lombardo (Universidad de Catania), quienes
recibieron el Premio Cristóbal de Villalón a la innovación didáctica en el aula de español por
el proyecto Lengua, interculturalidad y virtualidad a través del arte pictórico, el cual cuenta
con el mencionado texto como una de sus unidades didácticas.
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dos años después como monografía por la ASELE; El componente cultural en la clase de
ELE, publicado por Edelsa en 2006 de la mano de Manuela Estévez y Yolanda Fernández;
o Contenidos culturales en la enseñanza del español como 2/L, de Dolores Soler-Espiauba
y editado por Arco/Libros en 2006, si bien fue actualizado y reeditado en 2015.
Santamaría (2010) recuerda que desde los años ochenta del siglo XX ha habido un
«creciente interés por el binomio lengua-cultura aplicado al mundo de la enseñanza de
español L2/LE» (p. 29) debido al aumento de la demanda de estos materiales por parte de
alumnos y profesores. Señala como ejemplos algunos trabajos realizados en diversos
congresos celebrados en las últimas décadas —algunos de los cuales han sido aquí
citados—. También destaca artículos presentes en otras publicaciones de renombre en el
ámbito de ELE como Cuadernos Cervantes, Frecuencia-L, Cable —en este TFM se cita El
componente cultural: Un ingrediente más en las clases de lengua, de Miquel y Sans, en su
reedición de 2004— o Carabela, donde Sánchez et al. publican en 1999 la monografía
Lengua y cultura en el aula de E/LE.
Además, a las referencias aportadas por Santamaría se pueden añadir dos revistas más
publicadas por el Ministerio de Educación español. La primera de ellas es Materiales para
la enseñanza multicultural, que proporciona desde 2001 instrumentos didácticos para la
enseñanza del español de la mano de la Consejería de Educación en EE. UU. y Canadá.
También destaca Mosaico. Revista para la promoción y apoyo a la enseñanza del español,
publicada desde 1998 a través de la Consejería de Educación en Bélgica, Países Bajos y
Dinamarca con objeto de promocionar la lengua y la cultura españolas.
Finalmente, se cree útil nombrar igualmente otros textos enfocados a enseñar arte y otros
contenidos culturales al estudiante de español como lengua extranjera. La editorial Edelsa,
por ejemplo, ha publicado varios de ellos, pudiendo destacar Historia del arte de España e
Hispanoamérica, escrito por Sebastián Quesada en 2015; así como España siglo XXI, del
mismo autor y cuya edición más actual data de 2012. En cuanto a Difusión, se pueden
mencionar los títulos Todas las voces A1-A2 y Todas las voces B1, ambos del año 2007 y
escritos por Matilde Martínez et al. Como última referencia de interés, conviene añadir Arte
español para extranjeros, del que la editorial Nerea ha publicado cinco ediciones hasta
ahora —la primera de ellas en 1999— y que cuenta con Ricardo Abrantes, Araceli
Fernández y Santiago Manzarbeitia como autores.
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2.2 Aproximación conceptual con el tema elegido
Para algunas personas la cultura y el arte son casi sinónimos. Sin embargo, la cultura posee
un contenido mucho más amplio. En 1871, uno de los pioneros de la antropología, Edward
B. Tylor, definió el término cultura como «todo complejo que incluye el conocimiento, las
creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y
capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad» (citado por
Kahn, 1975, p. 29). Casi 120 años más tarde, otro reconocido antropólogo, Marvin Harris,
hablaba de la cultura como un «conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida,
socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados
y repetitivos de pensar, sentir y actuar» (Harris, 1990, pp. 20-21).
Otra reflexión la realizó el escritor y docente Francisco Ferrándiz Alborz, para quien la
cultura no era «sólo el libro que se escribe, el cuadro que se pinta, la escultura que se
modela […]. Es también el campo que se ara, la casa que se levanta, el hierro que se forja,
el motor que se mueve, etc.» (Ferrándiz Alborz, 1957). Por último, el Diccionario de la lengua
española de la Real Academia Española (RAE), en una de sus acepciones a dicho término,
habla del «conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo
artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.» (Real Academia Española,
s. f. [a], definición 3). Así pues, los ejemplos aquí expuestos demuestran, por un lado, que
la diversidad bibliográfica en torno al término cultura es considerable, no existiendo una
definición cerrada. Por otro lado, queda patente la presencia del arte como una de sus
partes fundamentales.
Al mismo tiempo, la cuestión que se plantea en torno a qué incluir y qué no en la categoría
artística es igualmente compleja. De hecho, Zolberg (2002) afirma que «la pregunta no es
frívola, ni tampoco existe mucho consenso sobre cómo debería ser la respuesta» (p. 18).
Según contempla la RAE, el arte es una «manifestación de la actividad humana mediante
la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o
sonoros» (Real Academia Española, s. f. [b], definición 2).
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Siguiendo esta acepción de la RAE, los recursos plásticos pueden dar lugar a obras
pictóricas, escultóricas o arquitectónicas, entre otras; mientras que los lingüísticos
permitirían crear obras literarias y los sonoros darían paso a la música, por ejemplo. No
obstante, para algunos la definición de la RAE dejará de lado otros recursos válidos a la
hora de hablar de arte como, por ejemplo, los corporales, generalmente vinculados al arte
de la danza.
Volviendo a la falta de acuerdo en torno a lo que se considera arte, Zolberg (2002) afirma
que «más allá de las bellas artes convencionales [que serían las mencionadas en el párrafo
anterior], estamos rodeados de formas artísticas populares, comerciales, no occidentales y
“primitivas”, que muchos de nosotros hemos aprendido a apreciar casi tanto como, o más
que, las grandes artes» (p. 9). En todo caso, visto desde una perspectiva u otra, el arte
cumple una serie de funciones sociales que variarán según el tipo de sociedad y el momento
en el que es producido; esto es, según el contexto social y otras circunstancias específicas.
En primer lugar, conviene destacar cuáles son los contenidos culturales que se pueden
trabajar en la clase de ELE. Forgas (2007) menciona dos tipos, los relacionados con la
cultura con minúsculas o cultura social, la cual recoge las costumbres y tradiciones
características de una sociedad; así como otros concernientes a la Cultura con mayúsculas
o cultura institucional, que fue «la única cultura que se enseñaba en los manuales antes de
los años 70» (Soler- Espiauba, 2009, p. 217) y que incluye los contenidos relacionados con
las disciplinas académicas, como por ejemplo el Arte, la Historia, la Literatura, etc. No
obstante, en 1992 —año de la primera publicación del artículo— Miquel y Sans (2004)
hablaban no de dos, sino de tres tipos de cultura, pues se incluía una tercera vinculada a
cada interlocutor y a la que denominaron kultura con k. Estas autoras, además, insistían en
que las tres categorías no son estancas, pues algunos aspectos de la Cultura con
mayúsculas o de la kultura con k pueden trasladarse al cuerpo central que comparten todos
los miembros de una sociedad; esto es, a la cultura con minúsculas.
El arte, como parte de la dimensión cultural y, por tanto, como potencial contenido cultural
en el aula de ELE, es un componente indisociable del ser humano como individuo que vive
en sociedad. En este sentido, el sociólogo Howard S. Becker afirmaba en 1982 que «las
formas de hablar sobre el arte son formas de hablar de la sociedad y del proceso social en
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general» (Becker, 1982, p. 369; la traducción es propia). Por otro lado, la obra de arte se
representa en la mente del espectador —aquí el alumno de ELE— como una imagen que
puede ser utilizada como producto cultural motivador en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. No en vano, Arnold (2000) sostiene que «lo que estimula la
reacción emocional para la comprensión es la imagen asociada con palabras en nuestra
mente» (p. 281).
Asimismo, las ramas artísticas que pueden abarcarse en el aula de ELE son numerosas,
destacando la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, el cine o la literatura, entre
otras. Si dejamos a un margen las obras literarias, los contenidos artísticos más recurrentes
en las clases de ELE son los estilos arquitectónicos, la pintura y el cine, según Forgas
(2007). Además, si bien el carácter generalmente gráfico del contenido expuesto
—imágenes y vídeos— permite que su reproducción se realice en cualquier lugar que
disponga de los medios técnicos apropiados, es cierto que el aprendizaje de una lengua
extranjera en condiciones de inmersión permitirá una experiencia más enriquecedora, pues
los alumnos podrán visitar los lugares en los que se encuentran las obras analizadas, ya
sea un museo, una plaza pública, etc.
Sobre las dificultades que pueden surgir al enseñar ELE a través del arte destacan, en
primer lugar, que algunos alumnos encontrarán complejo y no valorarán los beneficios de
aprender español a través de contenidos específicos como el arte, bien sea por desinterés
con respecto a la materia o por otros motivos. Por otro lado, esta vez en relación al docente,
es necesario que cuente con un nivel de conocimiento suficiente sobre los contenidos
específicos del que no siempre dispondrá de antemano, lo que supone un esfuerzo adicional
por su parte para ser capaz de llevar a cabo las actividades apropiadamente.
En referencia a este último punto, la preparación previa del profesor de ELE se relaciona,
por lo general y por razones obvias, con la filología, no con otras disciplinas como el arte o
la historia. Por este motivo, conviene que pase por un proceso de sensibilización en el que
reflexione sobre su propia cultura y sobre la ajena. Al respecto, Forgas (2007) apunta que
si el profesor no realiza ese trabajo adicional le será mucho más complejo relacionar
conceptos y crear paralelismos —artísticos, en este caso— entre las culturas de los alumnos
y la de la lengua que está enseñando. Este problema, no obstante y como es lógico, se
simplificará significativamente en el caso de que el grupo de estudiantes sea monocultural
en lugar de pluricultural.
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Por otro lado, enseñar ELE a través del arte trae consigo un gran número de ventajas si se
realiza adecuadamente. En el arte pictórico, protagonista de la presente propuesta
didáctica, su utilización fomenta en los alumnos, tal y como señala Alonso (1996), «la
necesidad de expresar las sensaciones que este estímulo visiual [sic] les produce, o la
formulación de unos conocimientos teóricos o históricos que, tal vez, posee en su lengua
materna pero que ahora se manifestarán en la lengua que se estudia» (p. 117). Como es
natural, los cuadros seleccionados en cada nivel dependerán del grado de dificultad que
implique su interpretación. Así pues, en un nivel avanzado se podrá trabajar con obras
complejas a nivel artístico o simbólico, pues el mensaje detrás de la obra puede ser muy
profundo a pesar de que la representación pictórica sea sencilla. En niveles básicos, sin
embargo, la exigencia a ambos niveles deberá ser baja para no desmotivar al alumnado.
De esta forma, los estudiantes que posean una cierta sensibilidad artística y un mínimo
conocimiento e interés por la realidad histórica que condiciona la creación de obras de arte
serán más conscientes del aporte de las mismas y lo aprovecharán de forma más eficiente
para el aprendizaje de la lengua extranjera. A este respecto, el trabajo del docente a la hora
de estimular el interés de los alumnos —no solo en torno al español como lengua, sino
también a la cultura y al arte hispanos— será fundamental, sobre todo para aquellos
estudiantes que no tengan la predisposición antes comentada. En esta línea, conviene
recordar las palabras de Chomsky (1989), quien señala que «el 99 por ciento de la
enseñanza consiste en lograr que a los estudiantes les interese la materia» (p. 147).
La enseñanza de ELE a través del arte también permitirá que la comunicación con hablantes
nativos se produzca con mayor éxito, pues el alumno poseerá una competencia cultural más
desarrollada e interiorizará un léxico específico que le permitirá producir un texto —escrito
u oral— adaptado al contexto específico que esté abordando, acercándose así a la
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producción que pueda realizar una persona cuya lengua materna sea el español. Por
ejemplo, trabajar con una obra mural de Diego Rivera puede permitirle al alumno aprender
lo que significa el muralismo como concepto y como movimiento artístico, tanto en términos
generales como en torno a la historia de México, pues su trasfondo político y social fue muy
relevante, como se expondrá en las siguientes páginas.
Por último, la utilización del arte en este ámbito puede ayudar a dinamizar las clases, sobre
todo si se utiliza una metodología comunicativa y unos recursos visuales que atraigan la
atención del grupo y promuevan, de esta forma, la participación del alumnado. Especial
importancia tendrá esta dinamización en el caso de que los estudiantes estén aprendiendo
ELE como parte obligatoria de un plan de estudios, pues su interés por la lengua y la cultura
españolas probablemente sea menor que cuando son ellos los que eligen aprender español.
Con todo, el arte puede promover la motivación del alumnado para con la materia,
favoreciendo así el proceso de aprendizaje y mejorando los resultados.
En el MCERL, elaborado en 2001 por el Consejo de Europa con objeto de favorecer una
Europa pluricultural y plurilingüe a través de la «unificación de directrices para el aprendizaje
y la enseñanza de lenguas dentro del contexto europeo» (Instituto Cervantes, 2002, p. IX),
el estudiante es visto como un agente social y como un aprendiente autónomo determinado
por unas circunstancias específicas. En este contexto, a través de la adquisición de una
serie de competencias, como recalca Ruiz (2014), el alumno será capaz de comunicarse
eficazmente con objeto de realizar sus tareas diarias de forma satisfactoria.
A nivel general, una competencia permite a la persona «enfrentar eficazmente una familia
de situaciones análogas, movilizando a conciencia y de manera a la vez rápida, pertinente
y creativa, múltiples recursos cognitivos: saberes, capacidades, microcompetencias,
informaciones, valores, actitudes, esquemas de percepción, de evaluación y de
razonamiento», como afirma Perrenoud (citado por Instituto Cervantes, 2018, p. 7).
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Así, los alumnos deben desarrollar una serie de competencias que les permitan llevar a
cabo una interacción adecuada a las circunstancias específicas y al contexto comunicativo.
Por otro lado, la competencia comunicativa aparece por primera vez con Dell H. Hymes en
1971 y desde entonces ha tenido una gran influencia en la enseñanza de lenguas
extranjeras, pudiéndose definir como «la capacidad de una persona para comportarse de
manera eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla» (Martín Peris et al.,
2008 [b]). Así pues, desarrollar esta competencia implica saber cuándo hablar, cuándo no
y de qué forma hacerlo en cada contexto discursivo, entendido este como el conjunto de
factores extralingüísticos que condicionan la comunicación (Martín Peris et al., 2008 [c]).
Por ello, no existe solo la necesidad de producir un texto gramaticalmente correcto, sino que
debe ser adecuado también a nivel sociolingüístico y pragmático.
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Unai García Navarro
en la comunicación; y sociolingüística, que en este modelo abarca las variedades
lingüísticas, las reglas socioculturales o los diferentes registros, entre otros aspectos
relacionados con la dimensión social del uso de la lengua. Poco después, Canale incluye la
competencia discursiva, que combina significado y forma para lograr un texto unificado.
Por último, Valenzuela (2018) recuerda también las investigaciones de Michael Byram,
quien en 1997 publica un texto en el que habla de la competencia comunicativa intercultural
tras valorar que los anteriores autores se hallaban ante un hablante nativo ideal, excluyendo
pues a los aprendientes de una segunda lengua o de una lengua extranjera. Barros (2005)
describe la competencia comunicativa intercultural de Byram como el paso del
etnocentrismo al relativismo cultural, de forma que a través de la reflexión sobre la propia
cultura el aprendiente logrará comprender la cultura meta.
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elementos en compendios (oraciones) con significado, clasificados y relacionados entre sí»
(Instituto Cervantes, 2002, p. 110), quedando la competencia gramatical como la capacidad
de expresar y reconocer frases y oraciones bien formadas.
Por otro lado, el segundo texto de referencia en el ámbito de ELE es el PCIC, que recibió
su última actualización en 2006 y que establece los objetivos generales y los contenidos de
enseñanza del español a partir de los niveles de referencia recomendados por el MCERL,
todo ello sin entrar en la metodología ni en la evaluación. Asimismo, el contenido del material
de aprendizaje de estos niveles gira en torno a cinco grandes campos llamados
«componentes»: gramatical, pragmático-discursivo, nocional, cultural y de aprendizaje.
Cada componente, a su vez, alberga uno o más inventarios que detallan las unidades
pertenecientes al programa de cada curso, ofreciendo así una importante aproximación al
español y convirtiéndose en una herramienta fundamental en el ámbito de ELE, pues
favorece la planificación y la coherencia de la actividad docente. En lo que respecta a los
aspectos gramaticales, el PCIC entiende que «la concepción general de la gramática que
sustenta el inventario responde a una visión de los distintos factores lingüísticos como un
todo integrado» (Instituto Cervantes, 2006). En este sentido, el componente gramatical se
compone de tres inventarios: gramática (morfología y sintaxis), pronunciación y prosodia
(entonación y fonética) y, por último, ortografía (formas gráficas).
Con todo, ninguno de los dos documentos de referencia determinan una metodología
concreta para la enseñanza-aprendizaje de la gramática. En el caso del MCERL (Instituto
Cervantes, 2002), de hecho, se afirma que «no corresponde al Marco de referencia fomentar
una metodología concreta para la enseñanza de idiomas, sino presentar opciones»,
animando a continuación a los docentes y profesionales de ELE a compartir sus
experiencias con el fin de promover «un vivo debate» en este sentido (p. 141). Martín Peris
(2005), al respecto, recuerda que el MCERL «invita a sus usuarios a tomar en consideración
toda la información que les ha ofrecido y adoptar sus propias decisiones» (p. 82).
Por último, Ruiz (2014) analiza la forma en la que el PCIC trabaja los aspectos gramaticales,
cuyos puntos fundamentales se resumen a continuación a modo de conclusión del apartado:
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Unai García Navarro
— El contenido gramatical seleccionado por el docente dependerá de la tarea a realizar
por el alumnado.
Una vez introducidos los dos documentos de referencia en el apartado anterior, en este
caso se trata de poner el foco en la dimensión cultural, destacando la forma en la que ha
evolucionado su presencia y tratamiento a lo largo de la historia metodológica de la
enseñanza de lenguas extranjeras. Sin embargo, dicha evolución no puede desvincularse
de la competencia gramatical, por lo que se hace patente la relación entre ambos apartados.
La dimensión cultural es actualmente reconocida como una parte fundamental del proceso
que permite desarrollar la competencia comunicativa en la lengua extranjera, pero no fue
hasta hace medio siglo cuando se produjeron los primeros avances relevantes en este
sentido. Así, destaca la importancia de los enfoques nociofuncionales desde su aparición
en los ochenta, pues con ellos la didáctica de lenguas extranjeras incorporó la enseñanza
de la cultura meta como una necesidad. Si esto no se produce, según Santamaría (2010),
«la cultura puede llegar a ser una barrera que, además de afectar al progreso lingüístico de
los alumnos, favorece la creación de estereotipos y prejuicios» (p. 10).
Desde principios del siglo XX, sin embargo, otros métodos convivieron de forma más o
menos exitosa con el tradicional. El primero en aparecer fue el natural, que asemejaba el
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Unai García Navarro
proceso de aprendizaje de una segunda lengua con el de adquisición de la lengua materna,
utilizando de forma intensa la lengua meta y evitando la traducción. Este método fue la base
del llamado método directo, que daba gran importancia a las destrezas orales, mientras que
la gramática se trabajaba de forma inductiva con objeto de que el estudiante descubriera
por sí mismo las reglas; en clara oposición al método tradicional, por tanto. No obstante, en
ninguno de ellos se contemplaban los contenidos culturales más allá de los que pudieran
exponerse de forma libre en actividades de conversación, si bien estas se realizaban
generalmente en los niveles más altos (Santamaría, 2010).
En los años cuarenta surgen los métodos estructuralistas, que exponen la gramática de
forma deductiva, como el método tradicional, pero se fundamentan en la repetición
constante de estructuras lingüísticas fijas. En lo que concierne al componente cultural, los
métodos de base estructural comienzan a introducir tímidamente documentos y objetos
reales que aportan información en este sentido, si bien todavía es escasa. En torno a dos
décadas después surgió de la mano de Chomsky una corriente lingüística denominada
generativismo centrada en modelos cognitivos. A la hora de adquirir un lenguaje, esta
corriente le otorgaba mayor importancia a la formación de reglas que a la de hábitos. De
igual modo, la gramática generativa no trabajó la relación entre lengua y cultura ni tampoco
desarrolló la competencia cultural en la enseñanza de lenguas.
Finalmente, en las últimas décadas la dimensión cultural ha logrado ser reconocida como
«un elemento clave y determinante para el desarrollo integral de las competencias
lingüísticas» (Contreras, 2019, p. 31). No en vano, el tratamiento que se le ha dado a este
ámbito ha variado enormemente, desde la ausencia del componente cultural a la presencia
casi obligada en la actualidad por ser considerado «un elemento indispensable —e
indisociable— de la competencia comunicativa» (Miquel y Sans, 2004). Un punto de
inflexión importante en este sentido se produjo en los años setenta, cuando la competencia
comunicativa de Hymes —de la que se ha hablado en el apartado anterior— cuestionó la
gramática generativa de Chomsky por no tener en cuenta la importancia de los aspectos
socioculturales en el uso de la lengua (Martín Peris et al., 2008 [b]).
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juicios valorativos» (Santamaría, 2010, p. 28). Valenzuela (2018), por su parte, recalca la
importancia trascendental que este enfoque tuvo en el campo de la enseñanza de ELE,
pues hasta los años 70 estos cursos se habían basado fundamentalmente en la metodología
tradicional, de forma que «las lecciones se focalizaban en el aprendizaje de vocabulario,
tiempos verbales y cuestiones de índole gramatical» (p. 23).
Desde esos años, como afirma Soler-Espiauba (2009), destacaría también la importancia
de la pragmática, que se ocupa de analizar la forma en la que los interlocutores producen e
interpretan los enunciados en su contexto, teniendo en cuenta aspectos fundamentales
como su intención comunicativa o su conocimiento del mundo —se sigue aquí la definición
de Martín Peris et al., 2008 [d]—.
Por otro lado, el enfoque nociofuncional formó parte de las bases de los enfoques
comunicativos, vinculándose a la búsqueda por parte del Consejo de Europa de un enfoque
orientado a la enseñanza de idiomas que pusiera el foco en la motivación y en la autonomía
del estudiante. Wilkins, quien lo propuso en los años 70, pretendía emular situaciones de la
vida real incorporando textos auténticos, grabaciones y otros soportes que lo hicieran
posible. Las explicaciones gramaticales, por su parte, perdieron su hasta entonces
preponderancia e incluso, en algunos casos, se llegaron a suprimir por completo, como
afirma Valenzuela (2018). Asimismo, las bases que estableció Wilkins fueron utilizadas por
el Consejo de Europa para establecer el Nivel Umbral, considerado el nivel mínimo de
comunicación en una lengua extranjera (Santamaría, 2010).
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tipos en la sociedad; unas tareas que forman parte de un gran contexto social, por lo que
no solo están relacionadas con la lengua sino que se verán también afectadas por aspectos
extralingüísticos. Como afirma Valenzuela (2018), dichas tareas son llevadas a cabo «en
una serie determinada de circunstancias, en un entorno específico y dentro de un campo
de acción concreto» (p. 25).
Así pues, en lo que respecta a los métodos anteriores se puede destacar la casi total
ausencia del componente cultural tanto en el método tradicional como en los de base
estructural; donde su presencia, cuando se da, tiene una función casi decorativa a modo de
imagen descontextualizada o bien está relacionada con estereotipos de cada país que no
ayudan a comprender verdaderamente la realidad de los mismos ni ayudan al alumno en el
desarrollo de su competencia comunicativa. Tal y como sostiene Santamaría (2010), la
cultura y la lengua se entrelazan por fin a partir del surgimiento de los enfoques
comunicativos a partir, sobre todo, de los años ochenta. Así, las cuestiones lingüísticas y
las socioculturales pasan a considerarse dos partes indisociables de la enseñanza de
lenguas, pues la lengua debe incluirse siempre en un contexto sociocultural.
En esta línea, muchos autores han defendido la importancia del componente cultural en las
últimas décadas. Brown (2007), por ejemplo, afirma que «el lenguaje es parte de la cultura
y la cultura es parte del lenguaje» (p. 189), de forma que no se pueden separar sin que se
pierda su significado. Meyer, en la misma línea, defiende que el alumno debe ser capaz de
comportarse adecuadamente cuando interactúa con personas de otra cultura; habilidad
para la que la dimensión cultural, en general, y la competencia intercultural, en concreto, se
tornan imprescindibles (Contreras, 2019). Al respecto, conviene señalar que por
competencia intercultural se entiende «la habilidad del aprendiente de una segunda lengua
o lengua extranjera para desenvolverse adecuada y satisfactoriamente en las situaciones
de comunicación intercultural» (Martín Peris et al., 2008 [f]).
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lengua meta. No en vano, todos ellos son compartidos por los miembros del grupo cultural
de la lengua meta.
Volviendo al MCERL (Instituto Cervantes, 2002), este documento recuerda que «aunque
los actos de habla se dan en actividades de lengua, estas actividades forman parte de un
contexto social más amplio» (p. 9). De esta forma, las experiencias de aprendizaje deben
vincularse tanto a aspectos lingüísticos como extralingüísticos, pues ambos permitirán que
el alumno adquiera las habilidades y los conocimientos necesarios para comunicarse
apropiadamente en cada contexto discursivo. En la misma línea, hace referencia a la
importancia de «alcanzar una comprensión más amplia y profunda de la forma de vida y de
las formas de pensamiento de otros pueblos y de sus patrimonios culturales» (Instituto
Cervantes, 2002, p. 3).
Por su parte, el PCIC sigue las pautas del MCERL pero estructura el contenido en torno a
los cinco componentes mencionados en el apartado anterior, los cuales conforman las
dimensiones del análisis de la lengua desde la perspectiva de la comunicación. En concreto,
el componente cultural busca dar a conocer los rasgos característicos de las culturas que
conviven en España y en los países de Hispanoamérica, quedando dividido en los
siguientes tres inventarios:
— Referentes culturales, que aglutinan una amplia variedad de aspectos sobre los
países hispanohablantes en torno a tres enunciados. El primero se dedica a los
conocimientos generales de estos países, como por ejemplo la geografía, la economía,
la población, etc. El segundo trata los acontecimientos y protagonistas del pasado y del
presente. Por último, se exponen los productos y creaciones culturales en cinco
subapartados, de los que dos, los dedicados al cine y a la literatura, constituyen una
base material particularmente significativa. Entre los productos se encuentran también
las artes plásticas, que son las protagonistas de la propuesta práctica de este TFM. Sin
embargo, el propio PCIC aclara que se trata de una aproximación que no pretende
abarcar todos los componentes de la identidad histórica y cultural de una sociedad, de
ahí que el título acote por sí mismo sus intenciones.
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refieren solo a España «debido a la dificultad que conlleva realizar un análisis de la
enorme variedad de aspectos que se dan en cada una de las sociedades de los países
hispanos y ofrecer una presentación adecuada» (Instituto Cervantes, 2006).
Con todo, estos inventarios demuestran la importancia otorgada por el PCIC a los factores
sociales y culturales en el aprendizaje de una nueva lengua. Sin embargo, este documento
también reconoce algunas carencias al respecto. Por ejemplo, el hecho de que los
profesores, por regla general, «no disponen de la documentación necesaria o de la
metodología adecuada que les ayude a determinar qué datos sociales, culturales y
sociolingüísticos buscar, y cómo y dónde encontrarlos» (Instituto Cervantes, 2006). Por este
motivo, los inventarios anteriores pretenden reducir o evitar posibles conflictos,
malentendidos y choques culturales; al tiempo que incorporan un análisis de los aspectos
principales que pueden identificarse en los comportamientos socioculturales, así como de
las habilidades y actitudes que se requieren para relacionar la cultura de origen y la cultura
meta.
En Estados Unidos, por su parte, uno de los documentos que sirven de referencia en la
enseñanza de segundas lenguas fue elaborado en 1999 por la Asociación americana de
profesores de lenguas extranjeras (ACTFL en sus siglas en inglés) bajo el título Estándares
nacionales para el aprendizaje de lenguas extranjeras en el siglo XXI. En relación a la
dimensión cultural, dichos estándares se sitúan en la misma línea que los documentos de
referencia utilizados en la enseñanza de ELE comentados anteriormente, pues le otorgan
un papel primordial en el aula, como recuerda Contreras (2019).
Por todo lo anterior se puede concluir afirmando que en la enseñanza de una lengua
extranjera se hace necesaria la implementación de prácticas y elementos culturales que
acerquen al alumno al mundo hispano más allá del mero entendimiento de los aspectos
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lingüísticos. Por ello, como profesores de ELE hay que tener en cuenta que «los elementos
culturales no deben tener un lugar apartado en los materiales, […] sino que todas y cada
una de las propuestas didácticas que llevemos a nuestra clase tienen que estar iluminadas
e imbuidas, explícita o implícitamente, de lo cultural» (Miquel y Sans, 2004).
De esta forma, el papel del profesor es fundamental tanto a la hora de elegir el componente
cultural que va a incluir en clase como de favorecer la discusión y la reflexión sobre los
aspectos relacionados con el mismo; sobre todo aquellos que están más alejados de la
propia cultura del alumno, pues requerirán de un mayor trabajo en el aula. Todo ello
permitirá el desarrollo de una competencia cultural que ayudará al alumno a adecuar sus
intervenciones lingüísticas al contexto y, por ende, a ser comunicativamente competente.
Diego Rivera, nacido en 1886 en Guanajuato (México), es conocido principalmente por ser
uno de los grandes muralistas mexicanos y por haber estado casado con la también artista
mexicana Frida Kahlo. Sin embargo, su vida y obra abarcan un espectro mucho más amplio,
desde el activismo político en una época fundamental en la historia mexicana hasta las
creaciones escultóricas, pasando por su trabajo arquitectónico o por ser uno de los primeros
y más importantes coleccionistas privados de arte precolombino, según Kettenmann (1997).
Siendo niño su familia se traslada a México D. F., capital del país, donde se forma como
pintor, dibujante y escultor en la Academia San Carlos. Con veinte años logra una beca para
viajar a Europa y tomar contacto con los movimientos artísticos del momento y del pasado.
Tras dos años en España, visita Francia, Bélgica e Inglaterra. Al finalizar su beca en 1910,
regresa a México coincidiendo con el centenario de la independencia de la antigua colonia
española y casi al mismo tiempo del estallido revolucionario.
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Al año siguiente vuelve al continente europeo, pero esta vez se trata de un periodo más
largo en el que destacan su estancia en París, donde organiza en 1914 su primera
exposición individual con 25 obras cubistas; sus viajes a Italia, en los que toma contacto
directo con el arte renacentista; o sus experiencias en Toledo, donde estudia la obra de El
Greco, un pintor con gran influencia sobre Rivera, como se verá en la propuesta didáctica.
En la Europa de la Primera Guerra Mundial hace amistad con artistas e intelectuales de
renombre, entre ellos el escritor Ramón Gómez de la Serna o los pintores Henri Matisse,
Juan Gris y Pablo Picasso, entre otros.
Tras volver a su país en 1921, Rivera participa junto con otros dos artistas mexicanos,
Orozco y Siqueiros, en el movimiento muralista patrocinado por la Secretaría de Educación
Pública (SEP) de la mano de José Vasconcelos. El objetivo era decorar los muros de
edificios públicos con grandes pinturas que representaran la historia mexicana y, en
particular, las luchas populares, entre ellas la reciente Revolución de 1910. Según Aboites
y Loyo (2010), se buscaba unir al gobierno revolucionario con el pueblo llano en torno al
ideal nacionalista mexicano. En 1927 Rivera viaja a la URSS para participar en el aniversario
de la Revolución de Octubre, si bien es invitado a salir del país antes de lo previsto por
diferencias con el gobierno estalinista. Posteriormente, en 1933, no dudaría en plasmar su
ideal comunista en el Rockefeller Center de Nueva York, todo un icono del capitalismo, en
un mural que finalmente es destruido por contener la imagen de Lenin (Kettenmann, 1997).
En su vida sentimental destaca sobremanera la pintora Frida Kahlo, con quien contrae
matrimonio en dos ocasiones. Como Rivera, Kahlo tuvo una gran repercusión como activista
política; y la sigue teniendo como pintora en la historia del arte del siglo XX. La cercanía con
el movimiento comunista les puso en contacto con personajes tan relevantes como Trotski,
que había sido expulsado de la URSS en 1929 (Milosevich, 2017). En sus últimos años, de
hecho, vivió en México tras ser invitado por el presidente Lázaro Cárdenas gracias a las
gestiones de Rivera, permaneciendo temporalmente en casa del pintor en México D. F.,
ciudad en la que el antiguo líder ruso sería finalmente asesinado por un agente estalinista.
En esos años, según Gijs van Hensbergen (2004), Rivera utiliza nuevamente su influencia
en la política mexicana durante la Segunda Guerra Mundial para, junto con el también
muralista Orozco, gestionar un visado de entrada a México para Pablo Picasso, quien
finalmente decide permanecer en la Francia ocupada. Asimismo, Orozco, Rivera, Kahlo y
otros muchos artistas participan activamente en movilizaciones contra el fascismo, como
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señalan Escalante et al. (2008). En 1950 recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y
sigue creando murales y pinturas al caballete, aunque sus ideales comunistas le generan
problemas en algunos países y afecta a su carrera profesional. En 1957, tres años después
de la muerte de Kahlo, Rivera fallece en México D. F. por un problema cardíaco.
En cuanto a su obra artística, se caracteriza por un evidente eclecticismo favorecido por los
contactos con los pintores europeos contemporáneos, por los estudios que llevó a cabo del
arte europeo de los siglos anteriores, por una defensa del movimiento obrero que dejó
marcada en muchas de sus obras, por el enorme interés que mostró por el arte americano
de época precolombina, así como por una gran creatividad y un estilo propio que le han
hecho merecedor de un lugar destacado en la historia del arte hispano.
De su vasta obra, a modo de mera referencia y sin incluir las creaciones que serán
trabajadas en la propuesta didáctica para evitar la redundancia, se pueden nombrar algunos
ejemplos que justifican la diversidad de estilos mencionada. Siguiendo un orden
cronológico, en su primer periplo a Europa pinta el cuadro Casa sobre el puente (véase
Figura A1), donde deja constancia de la arquitectura de Bruselas, epicentro en ese momento
del simbolismo. En su segunda etapa en Europa realizó multitud de obras, como Paisaje
zapatista (véase Figura A2), donde se acerca al ideal revolucionario liderado, entre otros,
por Emiliano Zapata. Su particular cubismo también queda plasmado en Maternidad (véase
Figura A3), donde representa a su entonces esposa con su hijo Diego, quien fallecerá poco
después víctima de la epidemia de gripe que asolaría Europa.
Ya de vuelta en México, de entre los numerosos murales que pintó desde 1922 se podría
aquí destacar La Creación (véase Figura A4). En EE. UU. realizó los imponentes murales
del Detroit Institute of Arts, que contaron con el mecenazgo de la familia Ford, una de las
más relevantes del momento. La serie, que se denominó Hombre y Máquina, representa
una cadena de montaje de la época (véase Figura A5). La última de sus obras representada
en este apartado no se corresponde esta vez al ámbito pictórico sino al escultórico y
arquitectónico, pues se trata de una gran fuente con mosaicos dedicada a una divinidad
precolombina que realizó en 1951 en el parque de Chapultepec (México D. F.) y que es
conocida popularmente como La fuente de Tláloc (véase Figura A6).
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3. Propuesta didáctica
3.1 Introducción
Una vez plasmada la base teórica del trabajo en el anterior capítulo, este bloque tiene como
objeto desarrollar las competencias gramatical y cultural del alumnado de ELE a través de
una serie de actividades distribuidas en cuatro clases en las que la utilización del arte como
recurso didáctico será el eje principal. A dichas sesiones, además, se debe añadir el trabajo
previo que los alumnos tendrán que realizar fuera del aula y que servirá de enlace con la
primera tarea en clase, que tendrá un carácter introductorio pero fundamental para el
correcto desarrollo de las sesiones. De igual forma, con la propuesta se pretende fomentar
el interés, la creatividad, la motivación y la participación de los alumnos.
Las clases en las que se desarrolla la propuesta tienen lugar en la parte final del curso que
realizan los alumnos, como se explicará a continuación. En cuanto al componente
gramatical, se trata de seguir desarrollando las reglas trabajadas durante el curso, pero esta
vez a través de unas actividades contextualizadas en torno a la vida y obra del artista
mexicano Diego Rivera, así como a aquellos aspectos que influyeron de forma relevante en
su carrera. Además, la relación existente entre cada una de las obras y del resto de recursos
utilizados y la realidad social del momento permitirán que el aprendizaje adopte un
importante carácter extralingüístico. De esta forma, se favorecerá el conocimiento y el
entendimiento de la cultura meta y, con ellos, el respeto a su sistema de valores y creencias.
La propuesta toma como referencia los aspectos gramaticales y culturales para el nivel
correspondiente, lo que no impide que los alumnos desarrollen de forma indirecta
competencias relacionadas con otras dimensiones del español. Así, las actividades
permitirán igualmente enriquecer la pronunciación, la ortografía o el vocabulario del
alumnado, por ejemplo, lo que le ayudará a mejorar su competencia comunicativa.
Asimismo, la elección de Rivera pretende captar la atención de la clase por varios motivos.
En primer lugar, se trata de un artista ecléctico gracias a su contacto con algunas de las
más importantes corrientes artísticas de la época. Por otro lado, demostró un destacado
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activismo político y social que se hizo evidente en muchas de sus creaciones y que, además,
le permitió ganarse el favor de una parte importante de la sociedad mexicana; no solo de
las clases trabajadoras, sino también de muchos ciudadanos pertenecientes a las clases
acomodadas gracias, sobre todo, a la promoción del nacionalismo posrevolucionario. Todo
lo anterior, además de su relación con Frida Kahlo, convierten al artista mexicano en un
interesante instrumento didáctico en la clase de ELE.
3.2.1 Contextualización
Diversas circunstancias han impedido la puesta en práctica de esta propuesta en una clase
real, por lo que se ha establecido aquí un grupo de alumnos hipotético. En concreto, se trata
de doce estudiantes universitarios provenientes de EE. UU., los cuales están realizando un
curso intensivo de ELE (sesenta horas repartidas en cuatro semanas) en un centro
localizado en España durante sus vacaciones de verano, en el mes de julio. Esta escuela
cuenta con un acuerdo de colaboración con varios centros de educación superior de aquel
país, por lo que cada verano lleva a cabo cursos de similares características. En este caso,
el nivel de español de los alumnos es B2 según la escala establecida por el MCERL.
Asimismo, conviene recordar que el arte en esta propuesta es, en esencia, una herramienta
didáctica más dentro del curso de ELE que están realizando los estudiantes. Por tanto, no
se trata de impartir un curso de arte hispano para extranjeros, como puede ocurrir en otras
ocasiones, sino de que los alumnos adquieran conocimientos lingüísticos y extralingüísticos
a través de dicho recurso, desarrollando especialmente sus competencias gramatical y
cultural. Sin embargo, esto no impedirá que dentro de los conocimientos adquiridos por los
estudiantes se vean beneficiados otros, como los artísticos.
Por último, el hecho de que el contenido expuesto gire en torno a Diego Rivera y su entorno
permite que, dentro del componente cultural que los alumnos van a trabajar a lo largo del
curso, la realidad mexicana tenga una relevancia destacable en su proceso de aprendizaje,
al menos durante estas sesiones, algo que les ayudará a ampliar el ámbito cultural trabajado
más allá de España. Esto, teniendo en cuenta el origen de los estudiantes y la estrecha
relación de vecindad existente entre su país y México, les resultará de gran utilidad para
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orientar su competencia comunicativa al contexto geográfico del que proceden, lo que muy
probablemente fomentará su interés por la materia. No obstante, otras realidades
geográficas y culturales serán también abarcadas gracias al amplio recorrido del artista
mexicano a lo largo de su carrera.
3.2.2 Metodología
Tanto los elementos gramaticales como los culturales cobran protagonismo en el desarrollo
de las actividades que se proponen a continuación, todas ellas enfocadas a un alumnado
B2. Además, ambos forman su propio componente en el PCIC y albergan tres inventarios
cada uno, algo que se ha tratado en el capítulo dos. Conviene recordar que este documento
lleva a cabo un extenso plan de estudio del español siguiendo las directrices del MCERL,
convirtiéndose en la principal referencia del proceso de enseñanza-aprendizaje de ELE.
El proceso didáctico comienza, una vez abordada la historia general mexicana como punto
introductorio, con la utilización del arte hispano como herramienta didáctica, que se orienta
desde el inicio al arte pictórico, cuyos principales exponentes saldrán a relucir, entre ellos
el protagonista principal de la propuesta, Diego Rivera. A medida que avanzan las
actividades, se trata de que los alumnos se enfrenten de una forma más profunda al
significado de las obras de Rivera pero, sobre todo, a aquellos aspectos relacionados con
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la cultura hispana que de ellas pueden extraerse, incluyendo en este sentido aquellas
influencias que sirvieron de timón en el desarrollo artístico y personal de este artista.
Para acercar este grupo al contexto real de la sociedad se ha incluido a una alumna con
dislexia leve, lo que en su caso afecta en mayor medida a la lectura. Debido a esta dificultad,
la estudiante necesita más tiempo que sus compañeros para llevar a cabo las actividades
que trabajan la comprensión lectora. Las medidas a tomar en este sentido se basan en
varios puntos fundamentales. El primero de ellos es la ubicación de la estudiante en el aula,
situándose en la zona más próxima al profesor y a la pantalla de proyección, de forma que
el docente tenga un mejor acceso a la hora de revisar las tareas de la alumna, así como
esta a la hora de leer el texto proyectado en la pantalla. Además, las actividades en muchos
casos se realizarán en parejas o en pequeños grupos, lo que permitirá a sus miembros
trabajar de forma colaborativa y, en el caso de esta alumna, podrá apoyarse en sus
compañeros. Por su parte, el tiempo dedicado a cada actividad será suficientemente amplio
para permitirle a toda la clase desarrollarla óptimamente pero, al mismo tiempo, no será
excesivo, pues afectaría negativamente al desarrollo de la clase.
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Asimismo, los textos escritos estarán acompañados de un soporte visual —ya sea en forma
de imagen, dibujo, tabla, etc.— que facilite su comprensión y, además, las instrucciones
serán dadas en clase tanto de forma escrita como verbal. Por otro lado, el profesor procurará
realizar, siempre con la colaboración activa de los alumnos, una explicación de carácter
esquemático que recopile las ideas más importantes del tema trabajado y que será
proyectada en la pantalla. Por último, las clases se preparan para que aquellos alumnos
que lo deseen puedan trabajar con su ordenador o dispositivo electrónico conectado a la
red inalámbrica del centro. Así, todos los documentos trabajados serán subidos por defecto
a la plataforma web de la escuela, además de ser proyectados en la pantalla y entregados
en papel a aquellos que lo prefieran; lo que permite que, a la hora de leer o escribir un texto,
cada uno pueda aumentar o disminuir el tamaño de la letra según sus necesidades.
3.2.4 Temporalización
Por último, es necesario recalcar que el mismo profesor que impartirá las cuatro sesiones
principales de esta propuesta les explicará a los alumnos el día anterior al comienzo de las
mismas el trabajo previo que deben realizar fuera del aula y que se detalla a continuación
con el título «Sesión previa (trabajo fuera del aula)».
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3.3 Propuesta de actividades
Tabla 1
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Contenido Hitos de la Historia de México hasta la primera mitad del siglo XX:
cultural civilizaciones precolombinas (mayas y aztecas), Llegada de los
españoles y conquista de México, Nueva España, Independencia de
México, Guerra con Estados Unidos, Revolución Mexicana
Dinámica En parejas
3.3.2 Sesión 1
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Tabla 2
Duración 50 minutos
Contenido Hitos de la Historia de México hasta la primera mitad del siglo XX:
cultural civilizaciones precolombinas (mayas y aztecas), Llegada de los españoles
y conquista de México, Nueva España, Independencia de México, Guerra
con Estados Unidos, Revolución Mexicana
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hincapié en esta ocasión no tanto en la historia sino en aspectos actuales
relacionados con su geografía, gastronomía, fiestas, problemática social,
etc., de forma que se cree un cierto debate en torno a los aspectos que
más y que menos les gustan del país, que expliquen si lo han visitado,
etc. Finalmente, el profesor proyectará en un esquema los puntos
comentados más relevantes, incluyendo datos interesantes y para
muchos desconocidos como el nombre oficial del país (Estados Unidos
Mexicanos) o el hecho de que es el país hispanohablante más poblado
del mundo con gran diferencia respecto al segundo, Colombia. Asimismo,
explicará que durante estas sesiones conocerán aspectos culturales del
mundo hispano y mejorarán su gramática en español a través de la vida
y obra de un artista mexicano. (5 min.)
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errores (gramaticales o de otro tipo) con objeto de resolver las dudas que
queden sin resolver, haciendo hincapié en los problemas más habituales
e importantes que hayan surgido y proyectándolos en la pantalla. (10 min.)
Tabla 3
Duración 30 minutos
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Dinámica Grupo clase, Trabajo individual
3.3.3 Sesión 2
En esta clase los alumnos trabajarán la influencia que tuvieron sobre Rivera la ciudad de
Toledo y la obra de El Greco. Para ello, la sesión se divide en una serie de actividades en
las que se trabajan las cuatro destrezas, incluido un Kahoot! con el que podrán
autoevaluarse de forma lúdica en torno a un aspecto gramatical que genera frecuentes
confusiones en los alumnos de ELE, el correcto uso de los verbos ser y estar.
Tabla 4
Ficha de la sesión 2
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Unai García Navarro
Duración 80 minutos
Desarrollo de 1. Tras recordarle al alumnado que Rivera realizó varios viajes por
las Europa, donde vivió durante parte de su vida, se proyecta la diapositiva 1
actividades (véase Figura A10) y se realizan dos sencillas preguntas sobre Toledo para
que los alumnos compartan sus conocimientos sobre la ciudad y sus
experiencias si han estado allí. En la pantalla también se muestran dos
importantes cuadros que Rivera realizó cuando vivió allí en 1912 y 1913.
En este sentido, se les pregunta por las razones que pudieron llevar al
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Unai García Navarro
pintor a representar Toledo y su paisaje en sus obras. Se pretende así
promover la participación de los alumnos y abrir un debate en el que estos
especulen sobre los posibles motivos, para lo que deben utilizar un
adverbio de posibilidad en cada una de sus intervenciones. Se procurará
que cada alumno realice, al menos, dos intervenciones. (10 min.)
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Unai García Navarro
4. A continuación, la diapositiva 5 (véase Figura A16) mostrará de nuevo
uno de los cuadros de Rivera en los que representa Toledo y sus
alrededores junto con un texto con el que trabajarán otro aspecto
gramatical también confuso para los estudiantes, las preposiciones por y
para. Estos, que también recibirán el texto en papel, deberán señalar de
forma individual la opción elegida en cada caso. Varios estudiantes leerán
por partes el texto con sus respuestas, tras lo cual el resto de la clase
expondrá sus dudas acerca de los errores cometidos y el profesor repasará
con ellos las soluciones correctas y su explicación. (15 min.)
3.3.4 Sesión 3
Esta tercera sesión tiene por objeto trabajar las dimensiones cultural y gramatical a partir
del muralismo mexicano, un movimiento particular dentro de la historia del arte que será
introducido a partir de un concepto más general, la pintura mural. Dentro del apartado
gramatical destacan las oraciones de relativo, si bien se trabajarán otros aspectos en forma
de intervención oral, así como en la resolución de una actividad relacionada con el vídeo
sobre los murales de Rivera que se visionará en el aula.
Tabla 5
Ficha de la sesión 3
Duración 80 minutos
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Destinatarios Jóvenes y adultos con un nivel B2 (MCERL)
Contenido Presencia del arte en la vida social (la tradición muralista en los edificios
cultural oficiales de México), Importancia del indigenismo y el nacionalismo como
movimientos de reivindicación y revalorización de las tradiciones culturales
en Hispanoamérica (México), Valor que se da a la arquitectura
precolombina como seña de identidad de Hispanoamérica (México),
Llegada de los españoles y conquista de México, Reflejo de los
movimientos políticos y sociales en las obras pictóricas
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Unai García Navarro
aspectos. Finalmente, cada uno recibirá su carta y tendrá un tiempo para
reflexionar sobre los puntos a mejorar y plantear dudas (15 min.)
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terminar, el docente recordará los puntos del vídeo en los que se
confirman o desmienten los enunciados para repasar las construcciones
gramaticales expuestas. La actividad se completará con una última
reflexión grupal en la que los alumnos reflexionen sobre el muralismo
mexicano a partir de todo lo visto en la clase. (30 min.)
3.3.5 Sesión 4
La última sesión gira en torno a la celebración conocida como Día de los Muertos, cuyo
trasfondo cultural tiene una gran importancia en México, pero también en varias de las obras
de Rivera. Entre estas se han incluido tres para trabajar la dimensión gramatical, en
concreto las locuciones prepositivas, las oraciones condicionales imposibles y el estilo
indirecto. Por último, los alumnos podrán autoevaluarse mientras participan en un Quizizz,
lo que aportará un carácter lúdico a la sesión.
Tabla 6
Ficha de la sesión 4
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Duración 80 minutos
b. Conocer una serie de obras murales de Diego Rivera en las que son
representados elementos característicos del Día de los Muertos.
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Desarrollo de 1. Se comienza la tarea activando los conocimientos previos de los
las alumnos y fomentando su participación activa en torno a la temática
actividades principal de la última sesión: el Día de los Muertos (véase Figura A22). Tras
preguntar sobre esta celebración, los alumnos expondrán sus ideas a
través de especulaciones o explicarán sus experiencias personales con
ella, si las han tenido. A continuación se reproducirá un vídeo (Eurekapedia,
2020) en el que se resumen los aspectos más importantes del Día de los
Muertos y los alumnos deberán confirmar o desmentir cinco afirmaciones
durante la reproducción que se les entregará en papel. De esta forma, entre
la información recopilada en la lluvia de ideas y la del vídeo, el grupo clase
tendrá una idea más clara de esta tradición mexicana. Además, como
probablemente seguirá habiendo confusiones con respecto a otras
celebraciones muy cercanas como Halloween o el Día de Todos los Santos,
en la siguiente diapositiva (véase Figura A23) se mostrará una pequeña
tabla con algunas particularidades de las tres. No obstante, antes de
mostrarlas se les preguntará a los estudiantes si ellos celebran una fiesta
similar en su país y cuáles son las similitudes y diferencias principales con
el Día de los Muertos. Esta diapositiva avanzará por partes en función del
desarrollo de las intervenciones y de las correcciones necesarias. (25 min.)
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3. Tomando como referencia la obra anterior por ser uno de los murales
más aclamados de Rivera, esta vez se pretende fomentar la imaginación y
la creatividad del alumnado en una actividad en parejas en la que tendrán
que producir tres oraciones condicionales imposibles con pretérito
pluscuamperfecto de subjuntivo y condicional compuesto. La actividad,
cuyas instrucciones se proyectarán en la pantalla (véase Figura A25),
consiste en imaginar que son el propio Rivera en 1947 decidiendo cómo se
va a autorretratar en el mural. Además, al final se realizará una votación en
la que los propios estudiantes elegirán las tres ideas más creativas de la
clase, lo que aportará un componente lúdico y una cierta dosis competitiva
con la recompensa de estar entre los más votados. (15 min.)
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3.4 Propuesta de evaluación
En cuanto a la evaluación del desempeño del alumno, es necesario mencionar que ni estas
sesiones ni el curso intensivo del que forman parte cuentan con una evaluación final. Por
ello, la actividad de evaluación que llevará a cabo el docente se basará en la observación
directa por escalas o rúbricas. En ella, el alumno —por regla general— no será consciente
de que está siendo evaluado y esto favorecerá el carácter natural de su comportamiento
durante las clases, quedando todo ello registrado por el profesor. Así, el modelo de rúbrica
propuesto (véase Figura A30) contempla cuatro grados de cumplimiento del estudiante
—dispuestos del 1 al 4— para cada uno de los indicadores evaluados; estando diseñada
para ser completada al finalizar cada sesión con objeto de que, tras las cuatro clases, el
profesor obtenga fácilmente la media ponderada de las rúbricas utilizando el mismo formato.
Además, dicha rúbrica podría ser utilizada también en el resto del curso, pues sus
indicadores permiten la evaluación del desempeño del alumno en aspectos como el correcto
seguimiento de las instrucciones del profesor en cada actividad, la actitud hacia los
compañeros en las actividades en grupo, el nivel de interés y de participación en el aula, el
grado de respeto hacia las opiniones del resto de estudiantes en los debates y hacia los
elementos culturales de la lengua meta, el uso del español como única lengua en el aula
—dado el nivel B2 del grupo—, así como el grado de acierto en aquellas actividades que
permitan una valoración cuantitativa de las respuestas. En el último caso, siempre y cuando
el desarrollo de la actividad no le haya permitido al docente obtener el número de aciertos
de cada alumno, será necesario que los estudiantes le faciliten esta información.
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fomentará y moderará dinámicas comunicativas a partir de una serie de preguntas
introductorias que generarán debates y lluvias de ideas. Asimismo, en la sesión 1 se llevará
a cabo una coevaluación en la que los propios alumnos serán los que realicen la corrección
de la actividad de sus compañeros. En otras actividades, de igual forma, serán los
estudiantes los que resolverán los errores en forma de debate, mientras que el docente hará
de guía y moderador e intervendrá en la corrección si es necesario.
Por último, el profesor les entregará a los alumnos al final de la última sesión un sencillo
cuestionario de 15 preguntas (véase Figura A31) en el que se les pedirá que valoren la
satisfacción con respecto a su propia actuación, a la propuesta didáctica y a la labor del
docente. Estos cuestionarios serán anónimos para favorecer la honestidad del alumnado y
lograr así una evaluación más eficiente. De igual manera, previamente el profesor deberá
haber realizado su propia valoración del proceso de forma autocrítica tomando en
consideración aquellos aspectos que no hayan resultado como se esperaban durante las
sesiones, para lo cual tendrá que plantearse cuestiones como el grado de interés percibido
en el aula respecto a la aplicación del arte como herramienta didáctica, la participación
activa del alumnado, los posibles errores en la temporalización prevista, el nivel de eficacia
de las medidas aplicadas para atender a la diversidad, así como las posibles mejoras a la
hora de implantar el componente gramatical y el cultural en las actividades.
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4. Conclusiones
La dimensión cultural influye profundamente en la sociedad en la que está inmersa y, por
ende, en el lenguaje que sus miembros emplean para comunicarse. Así pues, lengua y
cultura establecen unas relaciones estrechas que no deben obviarse en el aula de ELE; es
decir, para desarrollar de manera adecuada la competencia comunicativa del alumno se
requiere una aproximación adecuada a los elementos extralingüísticos de la cultura meta.
En este sentido, lo que el presente trabajo ha intentado es demostrar que la utilización del
arte como recurso didáctico puede favorecer dicho acercamiento poniendo el foco en el
desarrollo de las competencias gramatical y cultural a partir de la vida y obra de Diego
Rivera, cuyo recorrido actúa como eje vertebrador de la propuesta didáctica.
De esta manera, en torno al arte se han creado una serie de actividades con un importante
contenido histórico y sociocultural que permitan igualmente abordar elementos
gramaticales; pero, además, que fomenten la creatividad, la motivación y la participación de
los alumnos. Todo esto, indudablemente, se ha visto reforzado con el uso de las TIC, que
son un recurso fundamental en los procesos de enseñanza-aprendizaje del siglo XXI. No
obstante, es necesario recalcar que la elección del arte no implica que otros productos
culturales sean menos adecuados en este sentido, pues todos ellos pueden ayudar al
alumno de ELE en un contexto didáctico apropiado.
De forma paralela, el hecho de que el objetivo principal gire en torno al desarrollo de las
competencias gramatical y cultural no impide que otras hayan sido también trabajadas, si
bien de forma indirecta. Por ejemplo, tras abordar el contenido artístico en las actividades
el alumno necesariamente habrá aprendido términos que le permitirán enriquecer su
vocabulario. Con ello, será capaz de expresar de una forma más apropiada y precisa las
emociones que le provoquen las obras de arte, al tiempo que mejorará su capacidad de
análisis y, en definitiva, sus destrezas comunicativas en español; favoreciendo todo ello su
motivación.
Llegados a este punto, es preciso mencionar algunas de las limitaciones que presenta o
puede presentar esta propuesta. En primer lugar, la más destacada es el hecho de no
haberla podido llevar a la práctica, motivo por el cual la validez de la misma y el grado de
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Unai García Navarro
consecución de los objetivos didácticos planteados no han podido ser analizados ni
contrastados, lo que se traduce en no haberse comprobado hasta qué punto la propuesta
es capaz de desarrollar las competencias gramatical y cultural en los alumnos utilizando al
arte como recurso didáctico. Por otro lado, la necesaria creación de un grupo hipotético de
alumnos ha permitido otorgarle al mismo una homogeneidad que no siempre es posible en
un contexto real. Asimismo, el contenido artístico —como otros específicos— requiere un
esfuerzo extra del docente a la hora de preparar la clase. Esto, unido a la habitual
sobrecarga de trabajo del profesorado, puede exigirle un tiempo del que no disponga.
Entre las recomendaciones para futuras líneas de investigación en este ámbito se debe
destacar nuevamente la puesta en práctica de la propuesta aquí presentada. Es cierto que
en algunos casos la temática o el planteamiento no serán adecuados, por ejemplo cuando
nos encontramos con un alumnado de Español para Fines Específicos (EFE) alejado del
ámbito cultural u otro en el que la corta edad de los estudiantes haga necesario modificar el
planteamiento de las actividades para que la temática sea acorde a sus intereses. Sin
embargo, se considera que esta propuesta didáctica es aplicable a la mayor parte del
alumnado de ELE, por lo que sería muy interesante llevarla a cabo en un contexto real y
recabar todos los datos señalados en el apartado de evaluación para valorar
adecuadamente los resultados obtenidos.
Por último, otra alternativa sería modificar la línea de investigación con el objetivo puesto
en el desarrollo de competencias específicas diferentes a las dos establecidas aquí —como
podrían ser la léxica o la pragmática, por ejemplo—, o bien trabajando con movimientos
artísticos en lugar de artistas, así como eligiendo un producto cultural que no fuera el arte
pictórico. Estas opciones y otras podrían seguir, en líneas generales, la dinámica didáctica
aquí planteada, si bien sería necesario realizar las modificaciones oportunas en cada caso.
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Unai García Navarro
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Anexos
Anexo 1: Seis obras de Diego Rivera por orden
cronológico
Figura A1
Diego Rivera, Casa sobre el puente (1909)
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Figura A2
Diego Rivera, Paisaje zapatista (1915)
Figura A3
Diego Rivera, Maternidad (1916)
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Figura A4
Diego Rivera, La creación (1922)
Figura A5
Diego Rivera, Serie Hombre y Máquina (1932)
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Figura A6
Diego Rivera, La fuente de Tláloc (1951)
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Anexo 2: Sesión previa (materiales)
Figura A7
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Anexo 3: Sesión 1 (materiales)
Figura A8
Figura A9
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Anexo 4: Sesión 2 (materiales)
Figura A10
Sesión 2 – Diapositiva 1
Figura A11
Sesión 2 – Diapositiva 2
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Figura A12
Sesión 2 – Diapositiva 3
Figura A13
Sesión 2 – Diapositiva 4
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Figura A14
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Figura A15
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Figura A16
Sesión 2 – Diapositiva 5
Figura A17
Sesión 2 – Diapositiva 6
72 de 81
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Anexo 5: Sesión 3 (materiales)
Figura A18
Sesión 3 – Diapositiva 1
Figura A19
Sesión 3 – Diapositiva 2
73 de 81
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Figura A20
Sesión 3 – Diapositiva 3
Figura A21
Sesión 3 – Diapositiva 4
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Anexo 6: Sesión 4 (materiales)
Figura A22
Sesión 4 – Diapositiva 1
Figura A23
Sesión 4 – Diapositiva 2
75 de 81
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Figura A24
Sesión 4 – Diapositiva 3
Figura A25
Sesión 4 – Diapositiva 4
76 de 81
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Figura A26
Sesión 4 – Diapositiva 5
Figura A27
Sesión 4 – Diapositiva 6
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Figura A28
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Figura A29
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Anexo 7: Evaluación (materiales)
Figura A30
Rúbrica de evaluación del desempeño del alumno
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Figura A31
Cuestionario para el alumno
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