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El vtaie

inútil
Tran¡f e¡critura

Camtla Sosa Villada

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Ed¡ciones DcomentA/E¡cán¡cos
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Sosa Villada, Camila
El viaie inútil: ttans/escrituras / Camth Sosa Villada.
1a ed. - Cótdoba: Ediciones DocumentA/Escénicas,2018.
776 páglnts;18 x 11 cm.

rsBN 978-987-4 445 -04-9

1. Escdtrua. 2.Iiteru¡t¡t. 3. Memorias. I. Tí¡¡1o.


CDD 4864

Camila Sosa Villada.


El viaje inútil: Trans/escdturas
1' ed. Cótdoba 2018: Ediciones DocumentA/Escénicas
1 " teimpresión Córdoba 2018: Ediciones DocumentA/Escénicas
116 páginas; 18 x 11 cm.
@Camil¿ Sosa Villada

@Ediciones DocumentA/Escénicas

Ediciones DocumentA/Escénicas
edicione sdocum ertt@gmúl. com
ww.edicionesdocumentá.com.af
Lirnz 364, Córdoba, Atgentina
Tel.+54 (351) 153855601

Proyecto y diseño editorial: Gabriela Halac


Dirección de colección: Demián Orosz
Ilustración y diseño de colección: Lucas Di Pascuale

Hecho el depósito que marca lzLey 77.723

ISBN: 978-987 -4445-04-9

Obta ganadota del


10 Concutso Nacional de Ptoyectos Editotiales
del Fondo Nacional de las Artes

FnA
coNcuRso 20r7
Fú& N.clonal da las Ades
Un recuerdo muy antiguo. Lo primero que escribo
en mi vida es mi nombre de varón. Aprendo una
pequeña parte de mí. Estoy sentada en la falda de
mi papá, tengo una caja de lápices de colores,' un
cuaderno Gloria de color anaruniado y mi papá
toma mi puño y me enseña a usar el lápiz.
También lo ha hecho co¡ los cubiertos y con los
vaios. Me enseña a ag rcat correctamente las
cosas. IJna vez que aprendo a escribir las vocales
y hago los primeros garabatos sobre las hojas, re-
dobla la apuesta y me enseña a escribir mi nombre:
mi primer nombre, Cristian Omar Sosa Villada.
Y luego todo el abecedario y luego los númetos,
del uno d, díez. Tiene un método preciso, letra
por letra, en cursiva y en imprenta. Esta comuni-
cación nuestra es lo que viene a conftmar, luego
de tarita separación y üstancia, que algo nos unió
en ese momento y nos hizo felices a ambos: en-
señarme a escribir.
Este pedodo de aprendizaje junto a mi papá espacio que no necesita intermediarios. Eso no
es lo que me dice "no siempre hubo guerta entre sucederá nunca más entre rlosotros.
ustedes". Hubo amor. Nos reímos juntos. La escritura nace de ese momeflto. El deseo
Enseñarme a escribir es el gesto de amor que de escribir encuentra que soy fértil, que soy una
mipapá tiene para mí. hembra viable pata incubado, pone sus huevos y
Cuando yo anticipaba una respuesta o lo sor- yo lo cargo dentro de mí como una madre.
prenüan mis avances respecto a la escritura, él Ahora se presenta la oportunidad de escribir
daba saltos de alegría. Tengo cuatro años para ese momento, el del origen de mi escritura. Es la
siempre en ese instante, sentada en su falda, incü- imagen de un padre con su cría, ocupándose de
nada sobre los renglones del cuaderno descubriendo ella, protegiéndola del analfabetismo, del no saber
Ios inicios de la escritura. leer -que debe ser de las cosas más tristes del
Él p."p" ra para vivir.
-e mundo-. Cuando comienzo el jarün de infantes
Encuentra similitudes entre su lenguaje y el no es necesario que las maesffas me enseñen a
mio pan poder expücarme mejor las cosas. La leei y escdbir, yo llego a la escuela con un
letta"a" se pafece a tal objeto. Laletra"b" atal privilegio: mipapá se ocupó de enseñarme antes.
otro. Esta letra que parece tan difícil casi no se Partimos de ese gesto de amor y terminamos
usa. Pero se parece a esto. Recuerdo que el 2 se muy leios el uno del otro. Yo acabo por ser todo
parece a un patito. El 1 es un palito. El 4 una lo que mi papá mlnca hubiera querido para Dn
silla al revés. Tengo muchos cuadernos donde hiio. Una vez que aprendo a leer y a escribir, ese
escribo todo lo que mi papá me enseña. Siempre recuerdo se botra bajo las ruinas que deja la vio-
al llegar del trabajo, o de visita cuando se escapa lencia, el alcohoüsmo, la indiferenciayla soledad
de su otra fam1lta, tiene ese gesto de amor. Yo que experimento desde quc fiazco hasta que me
aprendo rápido. voy de mi casa, a los 18 años. Entiendo que ese
También es un gesto que deja afuera de nuestro conocimiento de nuestro car:tño,allá en mi infancia,
vínculo a mi mamá. Por única vez tenemos un es ufla revanchapara nuestra historia. Saber que

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estuvimos taflcerca, afanados en algo tan hetmoso papá haya pensado ni por un segundo que me
como aprender a escribir mi nombre en un papel, dabala llave de la escritura. IJnahlja travesti, es-
me causa una felicidad que no puedo soportar. crttora, un monstfuo de ese tamaño, retorcido
Como decía Borges, siempre exageramos las feli- de sí mismo, prisionero del mundo, siempre pro-
cidades perdidas. clive a caef en pozos cada vez más hondos, un
Ahora que la escÍitura me ofrece su espacio animal plañidero, solitatio, siempre con ganas de
paru hablar sobre esto, digo que fue un regalo, rebelarse hasta contra los vientos a favor. H.ay
que mis papás me dieron la escritura. Otro padre que tener ufla templanza de oro pafa sef padres
\e rcgala a su hijo una pelota, un animal, un de sujetos así, como yo.
televisor en su cuarto, pero él me regaló la posi- En este sentido, compadezco a mis padres.
biüdad de escribir. Mi papá nos había llevado a viür a mi mamá
No sé si dimensionó alguna vez que eso y a mi a un pueblo llamado Los Sauces. En aquel
poüa acabar en el hecho de tener un hijo escritor. entonces la perspectiva de viür efl un pueblo
No sé cuánta ingenuidad hubo en su enseñanza. como ese era deprimente. Hoy también 1o es.
También digo que para un padre no debe existir Hasta entonces, habíamos vivido mi mamá y yo
cosa más hordble que tefler un hijo escritor. Ese en el garaie de la casa de mi abuela, en una ciudad
oficio inútil e inexpücable que un hijo elige para medianamente gtande como Córdoba. Y de re-
sí, como destino, en las nafices de sus padres, pente, mi papáhabial'uelto a buscarnos después
echándoles ala cara la costumbre de la soledad, cle estar desaparecido muchos meses y nos había
del distanciamiento. Nq no es tan sólo la decepción llevado hasta allá, a un pueblo clavado entre San
que un padre experimenta al ver que su hijo no Marcos Sierras y Cruz del Eje, leios de todo 1o
se convierte en una versión mejorada de él que conocíamos, con mil infortunios a los que
mismo, es todo el prejuicio alrededor de un acostumbrarnos. Vivir en el campo, tan lejos del
escritor, que al fin y al cabo es el mismo prejuicio cine, tan lejos de las libterías, de las heladerías,
que existe sobre una travesti. No creo que mi clel centro, de los otros. Vivir sin luz eléctrica, sin
agua corriente, sin los tuidos de la ciudad que Y mi mamá estaba muy ttiste.
qüebran el silencio, sin amistades, con toda esa Tenta 27 años.
nat$alezareinando a fluestro alrededor y nosotras, Ahora que 1o cor27 años debería
pienso, nadie
mi mamá y yo, con miedo de todo. De los mur- aceptar ser parte de un abandono tan feroz.Pero
ciélagos, de los aullidos que nunca habíamos oído clla 1o acept6, aceptó el abandono de mi papá,
antes, de la proximidad del moflte lleno de aceptó ser abandonaday atlÍ estábamos.
promesas y peligros. Esa vida duró dos años nada más, pero en
Mi papá ponía trampas a los gatos del moflte esos dos años yo sentí cómo comenzaba a abrirse
y los zorros que nos mataban las gallinas, y aun en mí la herida de vivir, con muchísimo vigor.
así dormíamos cada noche con miedo de ser co- Esto que escribo es para andar un rato corl
midas por el mundo salvaje que nos rodeaba. En los pies untados en sal sobre esa herida.
las trampas nunca cayeron ni los gatos del monte Llega a mí en forma de cuentos infantiles.
ni los zorros, pero sí una nutria. Una nutita a la Uno más importante que otro. Son muchísimos.
que bauüamos Coca y que se quedó cofl nosotros, Oadavez que se presenta la ocasión mi mamá me
como ufla mascota. Creció, engordó, se curó de regala un libro de cuentos infantiles. Conozco
su pata lastimada por la trampa y luego volvió a todos los clásicos. Ella se acuesta a mi lado y los
su reino de nutrias en el arroyo. Ese arroyo que lce. Con su uña latga y pintada de rojo, con el es-
pasaba justo por fluesüo patio, nunca algo más malte saltado de tanto lavar ropa, de tanto lavar
hermoso que el berro de su orilla. platos, de tanto limpiar \a casa y cocinar, me
Las víboras venían a c mbir su piel en la ,
scñala lb que va leyendo. Así la lectura se mete en
galena de la casa. mi cabeza, sin aviso, sin decido. Es imposible di-
Los techos eran de madera y los murciélagos sociar el aprendizaje de la lectuta sin esa uña de
arttdaban como dueños y señores sobre nuestras csmalte saltado que va recorriendo palabra por
cabezas. palabra. ¿Y por qué una letra es distinta otra?
^
Las vinchucas se paseaban sobre nuestras ropas.
¿Y por qué esta letrr- "^" es distinta de esa letra

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"a"? todo lo explica. Cuando no hay dinero
E,Tla \tr fondo dela galería entretenida con la
estoy al
para übros, inventa el cuento del gatito blanco l>ibüa de los niños leída una y otra vez por mi
que desobedeció a su madre y los basureros lo mam{ paru mí, y de repente abro la boca y em-
confundieron con una bolsa blanca de basura. Su piezan a cotrer las palabras. Lo hago en voz a)ta,
madre tiene que rescatado del basurero. El gato como todos los niños que aprenden a leer, con
se llama Moñito. muchísima torpeza, como los primeros pasos.
Un día mi lr:,amá hace una apuesta rr,ayor y l,co sin sabedo. Simplemente sigo mi cuerpo. Mi
me tegala una biblia para niños. Un libro enorme mamá se da r,'uelta sorprendida como si hubiera
y pesado con las lettas muy grandes y ultos visto un fantasma. Desde lejos, encima de los
dibujos maravillosos. Usa el mismo método para fuentones, con sus guantes de goma todavía
leérmela. Se acuesta a mi lado y con su dedo va Puestos me pfegunta qué estoy haciendo. La miro,
señalando cadapalabraque me lee. Así terminamos sin poder respondede. ¿Estás leyendo?, me pre-
el libro en poco tiempo. Yo admiro aJesús por su gunta. Pero yo no puedo aftmar ni negar. No sé
templanzay su bondad. Tengo cinco años. Vivimos Io que estoy haciendo. ¿Estás leyendo, hijo? Me
en Los Sauces y todo parece lejano. Nos han o1- Pre€Junta otra vez y se me acefca, espía sobre mi
vidado todos, incluso mtpapá. hr>mbro y me pide que continúe lo que estoy ha-
-- Ta¡ leios estamos con mi mamá que nos cicndo. ¡Estás leyendo! Grita. Me besa, me a)za,
acostumbramos a ser dos campesinas. Ella se en- sc emociona. ¡Estás leyendo!, 'n'uelve a gittar.
tretiene leyendo historietas y novelas rosas que le Es, posiblemente, uno de los días más felices e
presta la vecina. Como no tenemos luz, leemos, inesperados de nuestra vida. Contra toda la soledad
con velas. Podemos pasarnos horas leyendo un4 y la tisteza de vivir en ese pueblq donde el único
al lado de la otra. cntretenimiento es sentarse a mirar los autos pasar
Un día sucede. Es un día milagroso para las p«rr la ruta, en ese pueblo donde nos hemos tenido
dos. Ella está lavando ropa, en \a galeria dsl rlue anclar solas las dos, en ese pueblo donde todo
caserón de piedra y adobe en la que sobrevivimos. llcga tarde, donde no tenemos luz eléctirca, ni gas,

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ni esperanza de nada, ahí resultó que sin quetetlo, Si la lectura me exime de la vida falrltliar
sin sospechado siquiera, mi mamá me enseñó a cn Ia medida que se me perdona todo por set
leer. Y yo aprenü. Entonces se pone rrluy feliz y tan aplicada con los libros, la escritura me
me dice: Ahora vas a poder leer vos solito, no vas cncuentra conmigo misma. En la escuela co-
a necesitar que yo te lea. Yo lo vivo como una gran rienza¡ las narraciones y me dicen que tengo
' pérdida pero ella inmediatamente sq afana en talento para eso. Envían riotas a mis vieios
darme todas sus historietas para que yolaslea: Pa- clogiando mis composiciones. No tengo con-
toruryi, PaÍoru{to, CEiaia, PEge,todas sus histodetas ciencia, en aquel momento, de que soy yo la
para que siga practicando. c¡ue escribe. Lo entiendo mucho después,
't pero el momeflto de incandescencia es ahí,
Mi mamá es uria mujer muy joven en ese en-
tonces y es la mujer más hermosa que coflozco. cn la escritura. /'
- Lalectara, finalmente, nos separa. Yo me en- Una tarde, ahí en Los Sauces, llenas de aburri-
cietro en mi cuarto paraleer tranquila-y mi único miento, salimos con mi mamá a tobat natanias.
mundo conocido, el de mi famiha, el de mis fb^-os caminando por el medio de la ruta
padres, el mundo de ese pueblo inhóspito, deja r¡ue unía un pueblo corl otro. Nos acompañaba
de interesarme por completo. La violencia y la una vecina a la que llamábamos Mimí. Los únicos
pasión de mis padres dejan de ser patte de mi vccinos con los que iateractuábamos eran Mimí
atención. El mundo es amable ahí, leyendo en y sus padres: don Lalo y doña Carmen. A mí me
mi cama. Encuentro un refugio que es lo que gustaba esa familia: a veces iba a su casa y me de-

más busco a esa edad. Un refugio. Y sobre todo iaban ver televisión hasta que mi mamá iba a bus-
encuentro que existe un poder en el ejercicio de carme cuando caiala tarde.
la lectura. El poder del goce de la soledad. No Pero ese día en que fuimos a robar narunias
estoy interesada en otra cosa. Inmediatamente yo fui quebradapara siempre. La protección que
después, como una consecuencia inevitable, llega me mantenía a una ptudente distancia del cono-
la prácaca de la escritura. cimiento del daño se rompió y me deió expuesta,
'. visible a los ojos del dolot, que desde entonces ljse fue mi gran eureka. IJna tristeza capaz de
ha sido un amigo íntimo. scr reconocid a, ücha, ubicada dentro míq ubicada
Íbamos caminando por el medio de 7a nxa y rlcscle ese üay pata siempre en sitios posibles de
yo me quedé atrás. Mi mamáy su amiga quisieron scr cncontrada.
hablar de algo que yo no debía escuchar. Tomé Creo que no me había gustado la idea de it a

distancia de ellas. Entretenida con nada. Y entonces n»l>ar naranjas y ver a mi mamá recortada en esos
levanté Ia vista y las vi caminar delante de mí por lrrisaies que no la merecían.
urra ruta desierta, dispuestas a meterse a un campo Yo digo, pdmero Ia escritura, luego la tristeza.
saltando alambrados, para tobar naranjas. Y el Y cs una victotia sobre este designio de mi familia
cielo estaba gris, de ese color de Semana Santa, (lLrc nunca aceptó su pobreza: yo prilerg-¡¡Pe
ese color de domingo de resurrección cuando c s c ri b ir y lilegqep-r9s"{3 t..
"_. :lir_ Í*§
todo se pone lloroso y de una inexplicable me- (]ue'mi rr-.arr,á haya sido 7a pimera persona
lancoTía. Y me quedé quieta un segundo y pude cn cl mundo que me oyó leer nos une en un
identificar que eso que se movía dentro mío, de lritcto de ternura. Laimagen de la ternuta. El re-
un lado a otro, erala tÁsteza. Le puse un nombre ct¡crdo de su asombro frente a mi aprenüzaie.
flo era
a esa sensación: estoy triste, me dije. Peto De manera que mi papá me enseñó a escribir
cualquier tristeza: era comprender por qué mi y mi mamá a leer. Me llevaron a la vera de un
mamá estaba así, triste, eri ese pueblo. Fue un lrosc¡ue y me deiaron sola ahí, esperando que
momento de compasión, de un niño de seis años ('trfrc y me pierda para siempre.
compadeciéndose por su madre. Compasión de Al poco tiempo nos mudamos a Ctuz del
ese deseo de escapar de cualquier modo al abu- lijc y mi mamá me compró cuatro novelas para
rrimiento y la separación de su esposo que, otra (lue me efltretuviera, porque no teníamos tele-
vez, se había ido. De ese deseo de cometer una visi<in. Colrnillo Blanco y .lerrJ de l-as Islas, deJack
ftavesura como robat naranjas, cometer un error. l,ondcrn, E/ libro de la selua de Rudyard Kipling y
Arrünado todo. llQo las lilas de Louise M. Alcott. Cuando me

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canso de leetlas, ella continúa leyéndolas en que no mintió por mí apesar de las mentiras que
voz alta paru ml clla me obligaba a decir a mí. Yo ya estaba acos-
Escribo directamente inspirada en lo que leo. tumbrada a mentir por ella y pot mi paPá. Acos-
Imito esos paisajes, esos tonos, invento niños tumbrada a escamoteat ciertos detalles de la vida
ferales criados por animales, escribo poemas de del uno y del otro, a pedido de ellos. Esto no se

amor a mis maesüas, a mis padres, y así, como si lo digas a tu madre, esto no se lo digas a tu padre.

nada, salvo mi vida. Salvo mi t:dsteza. Me hago Sus infidelidades y desaciertos tengo que aprender

un mundo paru mí sola. a ocultadas o mentidos. Cori tantos secretos, era


claro que sólo podía terminar escribiendo. '.q-..\
Es como si con la llegada de la lectura y la es-
ctitura me hubiera llegado también el talento Luego también descubro que me gusta mucho
para mentir, para inventar, para exagerar y para un vecino al que le decían El Pequeño. Un la-
ocultar. Descubro que tengo un poder. El poder clroncito de juguetes rubio que me voMa loca de
de mentir y ser creíble. Mi primera gran mentira amor. Al parecer él también se volvía loco de
es que soy millonaria. Les digo eso a todos mis irmor por mí. Aprovechábamos cada jwego para
compañeritos del colegio. Les oculto la pobreza manosearnos y desnudarnos y perdernos en eI
en que viümos y ellos me creen. Una compañera, monte a decirnos palabras de amoq a ser la
sin saber por qué, me sigue la corriente y da fe de mamá y el papá, a fa¡tasear cori tener hijos. Eso

todas mis mentiras. no impide que robe mis juguetes. Mi mamá sos-
Un día me descompoflgo en el colegio y mi pccha algo y me prohíbe que juegue con é1. En-
mamá tiene que ir a buscarme. Cuando entra 'al t()nces yo le escdbo cartas como si hubiera
aula mis compañeros le preguntan si son ciertas nacido para eso, para escribir cartas de amor,
las mansiones, las limusinas, las mucamas y los oara
I
escribir melodrama.
mayofdomos, los tigres en las jaulas, los monos
en las ramas, y mi mamá se ríe y dice que no.
¿Qué otra cosa podría haber dicho? Sólo recuerdo

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