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Crónica periodística sobre la Conquista

de América
La conquista de América y el fin del antiguo mundo precolombino

Durante casi 10.000 años vivieron distintos pueblos originarios de América sin siquiera
sospechar que existía un mundo entero más allá de sus costas, preocupados únicamente por
las tensiones que surgían entre unos y otros. Imperios enteros nacieron y cayeron,
civilizaciones se perdieron y poderosos monumentos se edificaron antes de que el navegante
genovés Cristóbal Colón cruzara por primera vez el océano Atlántico para desembarcar en
las costas del mar Caribe, un 12 de octubre de 1492.

Primera etapa: el “descubrimiento”


Tres embarcaciones conformaban aquel primer viaje europeo a lo que llamaron las “Indias
occidentales”, creyendo que en efecto habían dado la vuelta al mundo e ido a parar a Asia.
En vez de eso, se encontraron un paraíso tropical poblado por pueblos foráneos a los que
bautizaron “indios” y con los que establecieron rápidamente una relación desigual de
intercambio: las maravillas naturales de aquel lugar misterioso no parecían muy custodiadas
por los amables taínos, y en la avariciosa mentalidad de los primeros conquistadores, aquello
les daba derecho a tomarlo todo.

Las noticias del “Nuevo Mundo” revolucionaron Europa y en especial a la corona española,


cuyos monarcas habían financiado la expedición. No solo les atraían las enormes riquezas y
tierras “vírgenes” de las que hablaba la tripulación de Colón, sino también la idea de que
estaban pobladas por almas jóvenes y descarriadas, necesitadas de la guía religiosa de
España, cuna de la contrarreforma católica.

Tres nuevos viajes de Colón tuvieron lugar en 1494 y 1498, ya mucho más voluminosos y
mejor organizados, en los que se recorrieron las costas caribeñas y del norte de Sudamérica,
como preludio a futuras expediciones que se adentraron en las costas norteamericanas
(como la expedición de Juan Caboto), o los llamados “Viajes menores” de Pedro Alonso
Niño, Andrés Niño, Bartolomé Ruiz, Francisco Pizarro y muchos otros más, una vez que la
corona le retiró a Colón la exclusividad concedida inicialmente para explorar el llamado
Nuevo Mundo. De allí que Colón muriera en la pobreza y sin llegar a entender que había
descubierto un nuevo continente, y que eso cambiaría la historia del mundo para siempre.

Sin embargo, aquella exploración exhaustiva del Nuevo Mundo les reveló a los
conquistadores la magnitud del territorio que se les ofrecía. El siguiente paso era tomarlo.

Segunda etapa: la conquista

Tres razones estuvieron detrás de la expansión del Imperio Español hacia el Nuevo Mundo:
la idea de que aquellas tierras no eran de nadie (res nullis), la idea de sumar tierras y almas
para la cristiandad, y los “derechos” de conquista, que proclamaba España en la explotación
de aquellas nuevas tierras, antes de que sus rivales europeos se le adelantaran.

Y así, pasados 30 a 50 años de las primeras expediciones, ya existían en territorio americano


los primeros asentamientos coloniales españoles y se habían fundado las primeras ciudades,
como Santo Domingo, Cumaná, La Habana.

Pronto se hizo evidente que no todos los pobladores originarios serían tan mansos como los
taínos, ni recibirían a los conquistadores de brazos abiertos. Desde los primeros viajes de
Colón hubo enfrentamientos y tensiones con algunos pueblos hostiles, como los famosos
caribes de Venezuela, cuya feroz naturaleza rebelde y combativa fue castigada por la corona
española mediante una excepción en 1503 al decreto que impedía la esclavización de los
indígenas. Una excepción que se sostuvo en el supuesto canibalismo y espíritu anticristiano
de los indígenas.
Sin embargo, la guerra más grande de conquista tuvo lugar contra los dos grandes imperios
americanos precolombinos: el Imperio mexica en Mesoamérica y el Imperio incaico en la
cordillera andina suramericana.

La llegada de los españoles al territorio mesoamericano coincidió con las campañas de


expansión del Imperio azteca, comandado en aquel entonces por el tlatoani Moctezuma
Xocoyotzin. Abundaban los pueblos enemistados y oprimidos por los mexicas, que vieron en
la llegada de los colonos europeos la oportunidad de derrotar a un enemigo común.

Al mando de la expedición española a territorio mexica estuvo Hernán Cortés, quien partió de
Cuba en 1519 hacia la meseta del Anáhuac. Su llegada fue desde el inicio rechazada
diplomáticamente por los aztecas, quienes se debatían entre considerarlos conquistadores y
emisarios de la divinidad. Aliados con los tlaxcaltecas, totonacas, texcocanos y otros pueblos
indígenas enemigos del Imperio mexica, los españoles emprendieron un plan sedicioso para
infiltrar la capital y secuestrar al emperador, forzándolo a cumplir su voluntad.

Esto condujo a que el pueblo mexica se rebelara contra su propio emperador y una cruenta
guerra tuviera lugar, que culminó en 1520 con la caída del Imperio y la conquista de su
capital, la antigua ciudad de Tenochtitlán, nombrada a partir de 1534 capital del virreinato
español de la Nueva España. Entre la guerra, las nuevas enfermedades traídas consigo por
los europeos y la destrucción de la economía azteca, los fallecidos se contaron por cientos
de miles.

Del otro lado del continente, unos doce años después de la caída de Tenochtitlán, otro
imperio hacía frente a los invasores: el Tahuantinsuyu o Imperio incaico, emplazado en la
región andina suramericana. Los primeros encuentros entre incas y europeos se habían dado
alrededor de 1526, como parte de la exploración de las costas del Pacífico, y aunque fueron
apacibles, habían también despertado la codicia europea por el oro que los indígenas
dispensaban sin darle mucha importancia.

Así, en 1532, los conquistadores Francisco Pizarro y Diego de Almagro llegaron a tierras
incaicas al mando de la llamada “Armada del Levante” en 1532, dispuestos a la conquista y
el saqueo.

Quiso la suerte que los españoles llegaran al término de una cruenta guerra civil entre los
herederos al trono del Imperio, los hijos del inca Huayna Cápac: Huáscar y Atahualpa. Los
españoles rápidamente fueron fuente de tensiones con los nativos y citaron en Cajamarca al
inca Atahualpa, con la promesa de limar asperezas y hacer las paces. Pero ambos bandos
desconfiaban del otro y pronto se produjeron los primeros enfrentamientos, que les
permitieron a los conquistadores capturar al monarca incaico.

El saqueo del oro nativo tuvo comienzo: se suponía que sería el pago del rescate de
Atahualpa, y se dio en un clima de tranquilidad y normalidad en el Imperio. Toneladas de oro
y plata fueron extraídos de las ciudades incas y enviados a España, y en 1533 Atahualpa fue
condenado a morir por idolatría, herejía, regicidio, fratricidio, traición, poligamia e incesto, y
fue estrangulado en una plaza por los españoles. En su lugar, Pizarro nombró como inca a
uno de los hermanos menores de Atahualpa: Túpac Hualpa, que reconoció el vasallaje del
rey de España.

Sin embargo, la guerra no se pudo evitar. A pesar de haber eliminado al inca y de contar con
el apoyo de las naciones indígenas enemigas del imperio incaico, las tropas leales a
Atahualpa se alzaron en guerra contra los españoles y les plantaron frente en una larga serie
de batallas que culminó con la toma y el saqueo de la capital del Imperio, la ciudad sagrada
de Cuzco. Allí se nombró a otro regidor: Manco Inca. Allí, en 1534, Pizarro refundó la ciudad
de Cuzco como capital de un nuevo virreinato español que se crearía en 1542: el Virreinato
del Perú.

Mientras tanto, al norte se fundaba Quito y la guerra continuaba en numerosos focos


resistentes, que continuaron en pie de guerra durante años. Hubo un resurgimiento de la
resistencia incaica en 1571, al mando de Tupac Amaru I, quien fue derrotado y capturado al
año siguiente. Con su ejecución pública en la plaza central de Cuzco, la conquista española
del Tahuantinsuyo, ahora llamado Perú, alcanzó su final.

Tercera etapa: el final de la conquista y el inicio de la colonia

La conquista del resto de los pueblos precolombinos continuó durante siglos y fue heredada
por muchas de las nuevas naciones hispanoamericanas en el siglo XIX, de modo que resulta
siempre difícil establecer una fecha de cierre al proceso mismo de conquista del llamado
“Nuevo Mundo”.

Lo cierto es que a finales del siglo XVI la vida en América había cambiado radicalmente y
para siempre, a medida que nuevas instituciones y un nuevo orden social se impusieron de la
mano de los europeos.

Esclavos africanos llegaron en sus barcos, trayendo consigo una herencia cultural, genética y
religiosa, junto a la de miles de ciudadanos europeos que hicieron su hogar en el nuevo
mundo. La nueva sociedad consistió en castas raciales y una economía de explotación que
comerciaba bajo términos estrictos con la metrópoli española.

Pero a pesar de la victoria española, una nueva guerra se avecinaba en el futuro lejano,
cuando después de casi tres siglos de colonia, una nueva cultura buscará su lugar en el
mundo, zafándose del yugo español y asumiendo una propia identidad: la de América Latina
o Latinoamérica.

Analicen y Contesten:

1. Después de leer los textos, analiza el punto de vista de cada escritor sobre los "indios".
¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre ellos? (3)
¿Cuál es la apreciación de cada autor sobre los "indios"?
2. La crónica no es un relato neutro; en sí misma es un ordenamiento de los hechos en un "discurso"
cuyo texto contiene ideas y concepciones mediante las cuales los cronistas observan, captan, ordenan
y describen literariamente o no, los sucesos y concepciones que de alguna manera cumplen una
función en el contexto de la problemática de su época. Siguiendo este concepto
¿Qué función crees que cumplió cada crónica?
3. Elige un texto y reescríbelo, evitando adjetivos y juicios de valor.
4. La clasificación de las crónicas se puede establecer en: Diarios de navegación y cartas de relación
escritos por los mismos descubridores; narraciones de los cronistas oficiales, cargo creado por la
corona española en 1571; las crónicas compuestas por indios o mestizos, está el caso del renombrado
Inca Garcilaso de la Vega; y, por último, las historias particulares no ya de los indígenas en general, sino
de territorios determinados, como por ejemplo el del Nuevo Reino de Granada.
¿Qué clasificación se aproxima más a los textos que estamos trabajando?
5. ¿Qué diferencias encuentras entre las crónicas de la literatura de la Conquista y Descubrimiento y las
crónicas periodísticas actuales?

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