Está en la página 1de 68

Centro de

estudios
mexicanos
y
centroamericanos
El dibujo arqueológico  | Françoise Bagot

Capítulo I. Las formas


p. 24-85

Texto completo

LOS ELEMENTOS QUE DEFINEN UNA FORMA Y


SU MEDICIÓN
1 Como hemos visto en la introducción, hasta el final del siglo
xix la arqueología enfocaba su interés a limpiar los
monumentos arquitectónicos y a salvar los objetos
“completos” considerados importantes por su interés
artístico. Las conclusiones de las investigaciones sobre los
descubrimientos se hacían por escrito, con ilustraciones
artísticas poco explicativas.
2 Podríamos decir que, a partir de la creación de los centros
de investigación arqueológica en todo el mundo, el estudio
sistemático de los materiales encontrados en
estratificaciones de excavaciones devuelve a las piezas
cerámicas y líticas su papel de datos en sí y no sólo de
ilustraciones de textos escritos. La arqueología se vuelve
una ciencia.
3 Es en este sentido como el estudio de las vasijas cerámicas,
de sus formas, de sus técnicas de fabricación, de los
materiales que se emplearon para su realización y de su
decoración misma se vuelve imprescindible y debe ser
preciso y riguroso por más pequeño que sea el tepalcate. El
trabajo comparativo que va a efectuar el arqueólogo
necesita bases de datos, no solamente descripciones
escritas, sino también visuales, fáciles de comparar entre sí,
que le permitirán seguir trabajando una vez almacenada la
gran cantidad de material recolectado o entregado éste al
archivo del centro arqueológico o del museo.
4 Para responder a tal necesidad el dibujo tiende a
esquematizarse lo más posible y, alejándose de la antigua
manera artística de realizarse, se ha ido volviendo más
preciso y más científico. Es el dibujo, así empleado, el
elemento más eficaz de anotación justa, y para el ojo, la
manera más rápida de captar con precisión el contenido
del texto descriptivo adjunto, siempre y cuando se le
apliquen ciertas reglas.
Es pertinente señalar que a lo largo de este estudio no se
indicaron las escalas de cada pieza ni se respetaron los
tamaños respectivos de cada una.
5 Los dibujos de la figura 1 muestran las definiciones de los
elementos constitutivos de una forma.
Fig. 1- Definiciones de los elementos que constituyen una
forma
6 Las vasijas cerámicas están fabricadas a partir de una
materia-base puesta en rotación alrededor de la mano o de
un torno, o moldeadas sobre formas ya existentes. Eso
permite definir un eje, línea abstracta que simboliza el
árbol del torno y que se representa en el dibujo con el
objetivo de separar los planos de representación simétricos
de la vista exterior de la vasija y de su vista interior. La
vista exterior de la vasija se representa en la parte derecha
del eje, terminada por su línea de perfil; la vista interior en
su parte izquierda, delimitada por el dibujo del corte.
7 El eje siempre se representa con una línea fina que no
rebasa los planos de borde y de base. Esos planos de borde
y de base se dibujan rectos, a excepción, como veremos
más adelante, de formas intencionalmente irregulares. No
se dibuja una línea de plano intermedia cuando el perfil de
la vasija presenta una curva continua entre sus segmentos
convexos y cóncavos (Fig. 2a,6,c). Una línea de plano
intermedia se traza solamente si la vasija presenta una
silueta compuesta, una curva de perfil quebrada (Fig. 2d),
una moldura ba-sal o carena (Fig. 2e) o un reborde (Fig. 2f).
En el caso de una vasija compuesta con una curva de perfil
discontinua pero no quebrada, puede ser útil sombrear
ligeramente los cambios correspondientes a los puntos de
inflexión de la curva (Fig. 2g,h,i).
Fig. 2- Línea de plano intermedio de un cuerpo carenado
8 Si las formas son complejas o muy irregulares, o con
motivos decorativos intrincados, como veremos en el
capítulo II, se necesitarán añadir al dibujo-esquema
general de la forma otras vistas, otros cortes, algunos
perpendiculares al eje (Fig. 3). Se indica a veces, para que
sea más explícito, los cortes escogidos con letras pequeñas
aa',bb',cc etc. (Fig. 3e,f). En la figura 3d se presentan los
emplazamientos de cada vista.
Fig.3- Vistas complementarias de la forma general
9 El dibujo arqueológico de las vasijas no se representa en
perspectiva y llega a un cierto geometrismo simplificador
para poder comparar las formas entre ellas. También se
trata de eliminar las irregularidades, consecuencia de su
fabricación a mano (Fig. 4).
Fig. 4- Simplificación geométrica de una forma irregular

MEDICIÓN DE LAS FORMAS COMPLETAS SENCILLAS Y


DE LAS FORMAS INCOMPLETAS RECONSTRUIDAS
10 ¿Cuándo se considera que una forma es completa?
Basándonos en el esquema de la forma completa de una
vasija (véase Fig. 1), vemos de inmediato que si no se
cuenta con una pieza entera, pueden ser consideradas
formas completas los tepalcates grandes que nos permiten
medir todos los elementos constitutivos de la forma
general, o varios tepalcates de una misma pieza que, con su
unión, permiten reconstruir la forma para poder medirla
(Fig. 5). En la figura 5g se pudo reconstituir la forma
completa de la vasija a partir de dos tepalcates grandes,
rotos a propósito para su utilización como cucharas.
Fig. 5- Formas incompletas reconstruidas
11 En el dibujo se indica la parte real de la vasija con un trazo
continuo y la parte reconstituida con una línea
interrumpida. En general, preferimos indicar con trazos
delgados y sencillos la forma del tepalcate tal como está, lo
más cerca posible a su forma real. Si el arqueólogo está de
acuerdo, se pueden reconstruir ciertas partes faltantes de
una pieza de las cuales él puede estar seguro por los
estudios comparativos que ha llevado a cabo con otras
formas conocidas (fondos, cuellos) (Fig. 6).
12 No es necesario indicar cada detalle de las fracturas
interiores ni de las reconstituciones hechas con los
fragmentos, pues recargaría inútilmente el dibujo (Fig. 7).
Fig. 6- Reconstitución de las partes fallantes de una vasija
Fig. 7- Las fracturas de una forma completa no se dibujan
13 Pero ¿dónde situar el tepalcate en la forma general? Las
ilustraciones que presentamos aquí muestran las diferentes
posibilidades. Si los tepalcates que sirvieron a la
restauración de la vasija no presentan ninguna decoración,
por lo general no se localizan con sus contornos en el
dibujo de la forma, sobre todo si su tamaño abarca más de
la mitad del diámetro de la pieza (Fig. 8a,b). Los tepalcates
con decoración se situarán de preferencia en la parte
frontal del dibujo. El problema vendrá si queremos al
mismo tiempo enseñar su perfil. En este caso, se traza el
perfil restaurado y se delimitan bien las medidas del
tepalcate (Fig. 8c,d,e,fg).
Fig. 8- Cómo completar perfiles de formas con tepalcates
14 Un cierto tipo de reconstitución de forma, muy útil para el
estudio del arqueólogo, puede ser (si con los tepalcates se
tienen las medidas de los diámetros de las piezas y sus
formas de borde o de base) disponer, con los resultados
obtenidos, perfil y corte simétricamente al eje, obteniendo
cuadros comparativos (Fig. 9).
Fig. 9- Reconstrucción parcial de formas: cuellos y bases
15 Si no se puede reconstruir una forma con varios tepalcates
de la misma, por la imposibilidad de unirlos, éstos se
dispondrán en un orden arbitrario (Fig. 10).

Fig. 10- Disposición arbitraria de varios tepalcates dispersos


de una misma forma
16 Ciertos arqueólogos y dibujantes han optado por
representar las fracturas de una manera esquemática con
una línea quebrada artificial, pero el resultado visual es
muy desagradable y daña la visibilidad del conjunto (Fig.
11).
Fig. 11- Representación arbitraria de las fracturas
17 Preferimos, como lo hemos indicado, representar las
fracturas de una manera realista, indicando inclusive el
espesor de la pieza (véase Cap. lll), Fig. 12.

Fig. 12- Representación de las fracturas tal como están


Desde el principio y antes de medir una vasija, es
importante definir la utilización que se hará de los dibujos.
¿Son dibujos técnicos de trabajo para una nomenclatura de
las formas, como trabajo preliminar, sin vistas a una
publicación posterior? ¿Se van a reducir esos dibujos en
pequeñas fichas? ¿Se van a archivar en una computadora?
¿Van a aparecer en una publicación de la cual se conoce ya
el tamaño definitivo (proporciones y formato)?
18 Reflexionando sobre esas interrogantes, es bueno tener en
cuenta que numerosos dibujos previstos en primer
momento para fichas servirán en el futuro para una
publicación definitiva, lo que significa que es necesario
desde un principio dibujar bien las piezas y entintarlas con
cuidado.
19 El problema principal que se presenta desde el inicio del
estudio es el de las reducciones y ampliaciones que se
harán de los dibujos. Puesto que es más fácil dibujar las
vasijas a su tamaño real -escala 1/1–, el dibujo a lápiz debe
ser fino, nítido y contrastado para soportar reducciones
futuras.
20 Se requiere de un cuidado muy especial en la toma de
medidas, una alta precisión y no escatimar datos. Muchas
veces habrá que devolver las piezas a los museos y ya no se
tendrá el original para verificar si hay errores.

El material de dibujo y los instrumentos de medición


21 El dibujo preparatorio a lápiz es la parte principal del
estudio de la representación de las vasijas cerámicas. Para
empezar se escoge un papel fácil de manejar y resistente al
paso del tiempo (contra la acidez y los hongos): un
albanene no muy delgado (peso 70/75 gramos o 90/95
gramos), o una cartulina blanca de 180 gramos. El lápiz no
debe ser grasoso: un 4H o un 6H, siempre bien afilado; y la
goma debe de ser de preferencia blanca, no demasiado
dura. Los trazos a lápiz serán fijados ligeramente en el
papel con fijador para lápiz. Hablaremos del entintado de
los dibujos posteriormente, en el capítulo III, pero es bueno
subrayar desde ahora, como se ha visto en los ejemplos
propuestos, que tratar el volumen de la pieza da más
presencia al dibujo y que es válido sombrearla, sin por eso
estropear la forma general.
22 Inclusive cierta estética en el dibujo ayuda a su buena
apreciación y la técnica no puede volver demasiado rígidos
los criterios para el estudio deseado de los elementos
arqueológicos (Fig. 13).
Fig. 13- La estética en los dibujos arqueológicos
23 Para trazar el dibujo de una vasija completa vamos a
necesitar medir todos los elementos que definen la forma
tal como los hemos nombrado en el esquema de base al
principio de este capítulo (véase Fig. 1).
24 Como instrumentos de medición, se necesitan: un escalíme-
tro de altura (Fig. 14a), un conformador o peine (Fig. 14b),
un calibrador (Fig. 14c), un tepalcatómetro (Fig. 14d), una
regla de 50 cm mínimo de largo, con los milímetros
indicados (hay que mencionar aquí que el papel
milimétrico no puede ser un instrumento preciso de
medición), un compás de espesor (Fig. 14e). También se
necesitarán 2 escuadras, de preferencia de plástico
transparente, con los centímetros y los milímetros
marcados desde el principio del ángulo (Fig. 14).
Fig. 14- Los instrumentos de medición

Medidas
Altura
25 Si la vasija tiene deformaciones ligeras, sobre todo en sus
alturas máximas, no entra en la descripción de
deformaciones y se toma la medida promedio (AB) de sus
diferentes alturas (CDE). Depende de la apreciación del
arqueólogo (Fig. 15).
Fig. 15- Las medidas no toman en cuenta las deformaciones
de bordes
26 Para medir la altura de una vasija es bueno tener un
escalímetro de altura. Se dispone la vasija en la base ya
graduada en centímetros del escalímetro, el cuerpo de ésta
recargado en la parte vertical del mismo, también
graduada (Fig. 16a). Si la vasija tiene un fondo curvo
convexo, necesita fijarse con plastilina o se dispone boca
abajo (Fig. 16b). Bien colocada la cerámica, se baja la
escuadra perpendicular-mente hasta topar con el borde
superior de la pieza, lo que permite medir su altura (ab).
Colocando otra escuadra contra lo ancho del cuerpo de la
pieza, nos da su diámetro ee' (Fig. 16c).
Fig. 16- Medición de las alturas con el escalímetro
27 Si no se cuenta con un escalímetro, disponer la vasija en
una superficie plana, aplicar una regla horizontalmente
sobre su plan de borde y con 2 escuadras recargadas en la
base y pegadas al cuerpo de la vasija, leer las medidas
necesarias. Esos dos sistemas de medición también dan el
diámetro máximo ee' de la pieza y la altura donde se coloca
éste eb así como la medida de diámetro de la apertura de
cuello dd' (Fig. 17).

Fig. 17- Medición de las alturas con escuadra y regla


28 En el papel albanene se traza primero la línea de base B
después la línea de borde A, promedio de las alturas CDE. A
y B se consideran líneas rectas y paralelas. Desde el
principio se traza una línea mediana vertical que
representará el eje de simetría de la vasija y se disponen los
puntos ee' y dd' (Fig. 18).

Fig. 18- El trazo de las medidas en el papel


Diámetros
29 Las disposiciones anteriores dan las medidas de ciertos
diámetros. Si la vasija no es demasiado grande, las medidas
de los diámetros se pueden tomar con el calibrador (Fig.
19a). En el caso de vasijas muy voluminosas, se miden con
el compás de espesor (Fig. 19b). Se miden entonces:
diámetro de borde dd', mínimo de cuello cc', máximo de
cuerpo ee , diámetro de base ff' y a veces el que da unos
puntos intermedios en la silueta del perfil gg' y hh'. Todas
esas medidas se disponen en el dibujo simétricamente de
parte derecha e izquierda del eje ya trazado, cada una
dividida en dos (Fig. 19c).

Fig. 19- Medición de los diámetros


30 Si los círculos de diámetros de borde, de máximo de
cuerpo, de base etc. no son muy redondos, se procede,
como se hizo para tomar la altura, a calcular varias
medidas y se escoge el promedio (Fig. 20a). Para las piezas
fracturadas o reconstruidas, hay que tomar en cuenta las
deformaciones posibles y las medidas pueden resultar
aproxi-mativas (Fig 20b).
Fig. 20- Cálculo de diámetros irregulares
Perfil
31 Para completar con exactitud el trazo del perfil de la forma
general, se utiliza el conformador (Fig. 21).
Fig. 21- Medición de perfil con el conformador o peine
32 Este instrumento se vende en un tamaño máximo de 15 cm
(los hay más grandes pero su costo es muy alto), razón por
la cual no se alcanza a veces a abarcar la totalidad del
perfil en una sola medición. Hay que limpiar bien la
superficie de la vasija. Para más comodidad, habrá que
colocarla en un recipiente lleno de arena con el fin de
mantenerla fija. Aflojando los tornillos de freno y aplicando
las tiritas de metal del conformador en el plano imaginario
de corte que pasa por el eje de la pieza, se delimita una
porción de curva que se marca con un punto a cada
extremo.
33 En un papel, después de cerrar los tornillos del
conformador para fijar las tiritas de metal, se dibuja el
tramo medido. Se repite la operación, superponiendo las
partes medidas, cada vez marcando con dos puntos los
tramos calculados y dibujándolos en un papel. Finalmente,
se procede a juntar los tramos imbricados para obtener el
perfil completo (Fig. 22).

Fig. 22- Cómo se utiliza el conformador


34 En caso de piezas incompletas, rotas o de tepalcates con
formas disimétricas, se procede de la misma manera, y con
el conformador se logran obtener perfiles bastante
completos uniendo los tramos medidos por separado (Fig.
23).

Fig. 23- Rediles reconstruidos


Corte y espesor
35 Obtenido ya el trazo completo del perfil de la pieza
estudiada, el cual se dibuja en la parte derecha del eje, se
calca este perfil simétricamente al eje del lado izquierdo y
se procede a medir el espesor de la vasija.
36 El corte es una sección imaginaria que parte a la vasija por
un plano vertical, atravesándola por el medio, y que la
divide a la altura del eje de rotación. El corte se define así
como lo que es visible después de esta sección: el espesor
de la forma y la parte visible interior de la vasija que
delimita (Fig. 24).
Fig. 24- Definición del code
37 Para medir el espesor se utiliza el calibrador o el compás de
espesor, y para los labios el conformador (Fig. 25).

Fig. 25- Medición de los espesores


38 El trabajo que necesita la medición de los espesores es de
alta precisión porque cualquier adelgazamiento o
cualquier abultamiento de la pared de la cerámica es
importante. Permite ver la técnica de fabricación de la
pieza y define su hechura burda o fina. En el capítulo II
hablaremos de las decoraciones de las vasijas cerámicas,
pero podemos anticipar aquí que la mayoría de las veces, el
corte será de extrema importancia para entender el relieve
del motivo decorativo y dará las profundidades de las
incisiones, el grueso de los pastillages, la forma de las
molduras etc. (Fig. 26).

Fig. 26- La precisión en la medición de los espesores


39 De igual manera que se definió el trazado del perfil con el
conformador para tener más precisión en éste, se procede
aquí a reconstruir por partes el diseño exacto de los labios
o de los relieves del per-fil (Fig.27).
Fig. 27- La precisión en el dibujo de los labios de las vasijas y
de los relieves
40 Para medir el fondo, se dispone verticalmente la pieza bien
parada en su base, se coloca una regla en su plan de borde
y se apoya el calibrador en ella, el cual se abre hasta que la
punta toque el fondo. Se mide entonces la altura ab en el
calibrador (Fig. 28a). Si el fondo es cóncavo, se mide el
hondo de la parte exterior como lo acabamos de describir;
de la diferencia de las dos medidas sale el espesor del
fondo de la pieza (Fig. 28b).

Fig. 28- Medición del espesor de los fondos con el calibrador


41 También se puede utilizar el conformador (Fig. 29).
42 Para ejercitarse en trazar con mucha precisión las líneas ya
calculadas de perfil y de corte, es necesario hacer una
buena observación de piezas muy variadas, aunque de un
mismo tipo. El dibujante entiende así cómo se elaboraron
en el curso de su fabricación y se fija en las variadas líneas
que las componen: formas de las curvas cóncavas,
convexidad del cuerpo, variedad en las rupturas de las
líneas de perfiles. También, como ya hemos dicho, el lápiz
tiene que estar bien afilado, la mano segura, y es mejor
trabajar el dibujo por tramos. Para más claridad, desde un
principio se rellena el corte con negro, a lápiz, y se traza la
línea de borde que une el corte al eje y la línea de base si el
pie es circular o en forma de pedestal. No debe olvidarse
indicar la escala al lado del dibujo, su marcado
(procedencia, sepultura, nivel etc.) y su número de
clasificación.

Fig. 29- Medición del espesor de los fondos con el


conformador
43 Es evidente que a veces el espesor total de la pieza no
podrá medirse por su tipo de forma: cuello demasiado
estrecho, forma cerrada, forma compleja. El arqueólogo
puede decidir completarlo, conociendo bien la tipología o la
técnica de fabricación de la pieza (Fig. 30).
Fig. 30- Reconstitución de espesores
44 En caso contrario, se interrumpe el dibujo y se indicará en
líneas discontinuas su cálculo hipotético al momento de
entintarlo (Fig. 31).

Fig. 31- Suposición de espesores


45 Una técnica muy especializada de radiografía permite
ahora obtener el espesor de las piezas (como lo está
realizando, por ejemplo, Sergio Purin, responsable de las
colecciones de los Museos Reales de Arte y de Historia de
Bruselas) (Fig. 32).
Fig. 32- Radiografía para mostrar el espesor de una pieza:
guerrero con mazo, asa-vertedera, cultura Mochica, Fase IV,
barro

MEDICIÓN DE LAS FORMAS COMPLEJAS


46 Acabamos de ver el dibujo del perfil y del corte de una
vasija sencilla, sin deformación mayor. Ciertas vasijas, tal
vez la mayoría de ellas, presentan una forma irregular o
disimétrica o decoraciones que necesitan una vista exterior
completa. En este caso, sus cortes se dibujan a un lado de la
vista completa, por mitad (Fig. 33).
Fig. 33- Corte que se dibuja al lado de la forma general, por
mitad, con indicación del eje
47 Si no se tiene el espacio suficiente, no se indica el eje (Fig.
34).
Fig. 34- Corte que se dibuja al lado de la forma general, sin
indicación del eje
48 Otra solución puede ser rebasar con el dibujo de la forma
exterior la parte izquierda reservada al corte (Fig. 35).

Fig. 35- Otra solución para dibujar code-perfil


49 Si la forma es muy compleja, se dibuja entera y se dispone
su corte completo aparte (Fig. 36).
Fig. 36- Forma compleja con su corte al lado
50 Ciertas piezas muy irregulares o con ciertas
particularidades necesitan más representaciones para su
buena comprensión: formas ovaladas, acanaladas, patojos,
incensario, con cortes hexagonales (Fig. 37).

Fig. 37- Varios cortes explicativos de una forma


51 En casos de disimetría muy acentuada, es importante
subrayarla en el dibujo (Fig. 38).

Fig. 38- Formas disimétricas


52 Otro caso particular viene de la fabricación de ciertas
vasijas en las que, voluntariamente o no, se deja un borde
muy irregular. Puede hacerse una restauración ideal de la
pieza (Fig. 39a), respetar la irregularidad del borde en la
parte izquierda del lado del corte (Fig. 39b) o trazar con
una línea recta el plan de borde que une el corte al eje sin
tener en cuenta la irregularidad del borde (Fig. 39c).

Fig. 39- Bordes irregulares


Como vimos, un corte transversal se ubicará abajo del
dibujo de la forma general. Si hay dos cortes transversales,
se dispondrán uno abajo del otro, indicando con letras
minúsculas aa' y bb' los lugares de corte. Si las formas son
muy complejas , no sólo r ecesitarán representaciones de
los diferentes cortes sino también dibujos suplementarios
de perfiles, de vista superior e inferior. Se ubica la vista de
la parte superior de la vasija arriba del perfil general y los
varios perfiles en desarrollo, parte izquierda a la izquierda,
parte derecha a la derecha de la forma (véase Fig. 3). Si la
pieza es incompleta pero posee todos los elementos para
reconstruirla, desde el dibujo a lápiz se indican las partes
faltantes con líneas discontinuas y se completa el corte si es
posible.

UTILIZACIÓN DE LA FOTOGRAFÍA
53 Aunque sirve más bien para ilustrar ciertos tipos de
decoración (véase Cap. ii), la fotografía de vasijas es
utilizada por numerosos arqueólogos para ilustrar el
estudio de las formas. Presenta problemas de deformación
del volumen general. Puede ser útil para comparar formas
en cuadros generales o para mostrar vasijas con relieves
complejos. Si el arqueólogo decide utilizar fotografías para
la ilustración de ciertas piezas, se dispondrá el dibujo del
corte de la pieza al lado de la foto o lo más cercano a ella
(Fig. 40). Muchas veces, cuando se ha optado, en el diseño
definitivo de la publicación, por hacer una división entre
láminas de dibujos y láminas de fotografías, el lector tiene
que buscar desesperadamente la localización del corte de
una pieza fotografiada.

Fig. 40- Utilización de las fotografías


LAS ADJUNCIONES
54 Las adjunciones son partes de las cerámicas trabajadas por
separado, sean modeladas, torneadas o moldeadas, y
añadidas a la forma principal. Sirven para asir la vasija
(agarraderas: asas o mangos), para su estabilidad (soportes
sólidos o huecos) o para verter el líquido que contiene
(vertedera). El interés del estudio dibujado de las
adjunciones es poder definir a primera vista su número y el
diseño de las mismas. Se necesita por consiguiente un
esquema. En el dibujo de la vista general de la forma de la
vasija (perfil y corte) tal como lo hemos descrito, se pueden
figurar todas las adjunciones, cualquiera que sea su
número.

Un solo elemento
55 Por lo general se sitúa el elemento único del lado del corte,
en corte también (parte izquierda del dibujo). El escoger el
lado del corte para representar la adjunción única viene
del hecho de que se tiene así calculado su corte (Fig. 41). En
la figura 41c, está invertido el procedimiento, lo que no
permite ver si la adjunción es hueca.

Fig. 41- Emplazamiento de una sola adjunción


56 Si la pieza es muy disimétrica, se puede escoger dibujarla
íntegra con su corte completo al lado (Fig. 42).
Fig. 42- Corte completo de una forma con una sola adjunción
57 La medida de espesor de la adjunción se realiza con el
calibrador, su curvatura y diseño con el peine. Para más
definición, a veces se mide su corte vertical, el cual se sitúa
al lado izquierdo del corte general transversal, a la altura
del lugar donde se cortó; este último se indica en la forma
general con dos trazos (Fig. 43).

Fig. 43- La medición del espesor de una adjunción


58 En el caso de una adjunción (agarradera, vertedera o
soporte) que tiene una depresión en su parte central o
relieves laterales, no aparecerá su verdadero espesor en el
corte transversal. Se completará entonces el dibujo con una
línea exterior, un trazo fino que indique su perfil real (Fig.
44).
Fig. 44- Adjunción que no muestra su espesor real en el corte
59 Por razones del diseño peculiar de la adjunción
(agarraderas en forma de cabezas o de nudos, vertederas
con una decoración particular, pie circular con motivos
calados, etc.), se tiene a veces que representar su vista
frontal (Fig. 45a, b,c), una vista superior (Fig. 45d,e) o
inferior (Fig. 45f,g).
Fig. 45- Una adjunción decorada y su vista explicativa
60 En el caso de agarraderas horizontales, el corte debe
figurar en la parte izquierda, y se trazará su vista superior
para visualizar su forma general y su decoración (Fig. 46).
Fig. 46- Agarradera horizontal
61 Las asas-estribo tendrán su perfil y su corte dibujados en la
forma general, y podrían necesitar otras vistas para
completar el estudio de su forma y decoración (cortes). Si
una vasija tiene al mismo tiempo una asa-estribo y una
vertedera, precisará representarse con dos cortes
transversales (Figs. 47 y 48).

Fig. 47- Asa-estribo


Fig. 48- Asa-estribo y vertedero
62 En el caso de un soporte circular completo integrado a la
forma de la vasija (pedestal), se representa mitad forma-
perfil, mitad corte-espesor como se ha definido para el
dibujo general de la forma (Fig. 49).

Fig. 49- Soporte circular y pedestal

Dos elementos
63 Si una vasija tiene dos agarraderas o una agarradera y una
vertedera situados simétricamente, un elemento se dibuja
en corte del lado del corte y el otro elemento del lado del
perfil (Fig. 50).

Fig. 50- Emplazamiento de dos adjunciones


64 Una vista desde arriba de la vasija puede ser útil para
definir el emplazamiento de las adjunciones si no son
simétricas (Fig. 51).

Fig. 51- Dos agarraderas en posición disimétrica


65 Si está rota una de las dos agarraderas es preferible
indicarlo en el texto y reconstituir la parte rota en el dibujo
(Fig. 52).

Fig. 52- Dos agarraderas, una de ellas rota


66 En varios libros, hemos visto algunos errores en los dibujos
de cortes de asas (Fig. 53). El dibujo de la figura 53a es
correcto, el de la figura 53b incorrecto y tendría que ser
repr

Fig. 53- Cómo representar el corte de una agarradera


horizontal; a,c) buenos dibujos; b) mala representación

Tres elementos
67 El dibujo de una vasija con tres adjunciones presenta: uno
de los tres elementos en el plan de corte, en corte, uno
invisible y el tercero situado en la vista exterior de la forma
general en una posición de 120° en su proyección del lado
del perfil (derecha). En el caso de los soportes, se
representa, para más comprensión, el tercer pie
supuestamente invisible un poco separado del de la vista
frontal, con una relativa perspectiva (Fig. 54).

Fig. 54- Emplazamiento de tres adjunciones


68 Se puede también desplazar ligeramente el eje de división
vista interior-vista exterior para presentar el tercer soporte
en forma frontal (Fig. 55).
Fig. 55- Tercer soporte en posición frontal
69 En los dibujos de vasijas cerámicas con tres adjunciones
hemos encontrado varios errores (Fig. 56). En la figura 56a,
el corte de uno de los tres soportes pasando por su mitad
del lado del corte, está bien, pero no tiene que aparecer
otro corte de soporte visto de frente; en la figura 56b, el
corte debería atravesar uno de los tres soportes y las líneas
discontinuas reconstruyéndolos no se justifican ya que los
tres soportes existen realmente. La figura 56c presenta su
tercer soporte dividido en dos y mal situado; la figura 56d
está bien.
Fig. 56- Representaciones erróneas . de tres elementos

Cuatro elementos
70 De los cuatro elementos, uno está en el plan de corte, otro
en el perfil, uno es invisible y el cuarto está visto de frente,
cortado a la mitad por el eje de simetría (Fig. 57).
Fig. 57- Emplazamiento de cuatro adjunciones
71 Aquí también serán necesarios otros dibujos detallados, si
las formas de las adjunciones son muy complejas; o se
escogerá desplazar el eje, como hemos visto en el caso de
tres elementos (véase Fig. 55), para poder presentar una de
las adjunciones completa de frente en la forma general
(Fig. 58).
Fig. 58- Cuatro elementos: desplazamiento del eje
72 En esta representación de cuatro elementos hemos
encontrado varios errores (Fig. 59). En la figura 59a, el
soporte visto frontalmente no tiene que completarse con
una línea discontinua, sencillamente no se dibuja esta otra
mitad, lo mismo que en la figura 59b. En la figura 59c, si el
corte pasa por uno de los soportes, la disposición de los
otros tres elementos es incorrecta. En la figura 59d hay una
mala disposición de los elementos.
Fig. 59- Errores en la representación de cuatro elementos

El fragmento que comporta una adjunción


73 A pesar de que en la tercera parte de este capítulo
hablaremos del dibujo del fragmento o tepalcate, se puede
indicar aquí que el tepal-cate que muestra una adjunción
se dibuja como hemos indicado para las formas, su vista
exterior de frente y su corte al lado (Fig. 60).

Fig. 60- El tepalcate que incluye una adjunción


74 De igual manera, el dibujante puede situar el tepalcate en
la forma general parcialmente reconstruida (véanse Figs. 5
y 6) (Fig. 61).

Fig. 61- El tepalcate con adjunción que se dibuja en la forma


general
75 Si son agarraderas o soportes sencillos, el arqueólogo
necesitará únicamente los cortes (Fig. 62).

Fig. 62- Corte y espesor de las adjunciones


76 Un problema de representación puede surgir de la posición
supuesta de un soporte aislado, y por consiguiente, de su
orientación. La única indicación de orientación la puede
dar su parte usada inferior, lo que nos facilita su posición
correcta en el momento de situarlo en su plan de apoyo. El
dibujante se podrá ayudar también con formas completas
que tengan soportes parecidos o con el fragmento mismo si
éste todavía conserva un buen pedazo del fondo de la
vasija (Fig. 63).
Fig. 63- Supuesta posición de un soporte

Cálculo del espesor de los soportes huecos


77 Para calcular el espesor de un soporte hueco, se utiliza una
pequeña tira de cartulina o de metal, tira que se pueda
doblar fácilmente, y se procede como lo muestra el
esquema (Fig. 64).

Fig. 64- Cálculo del espesor de los soportes huecos


78 En varias ocasiones, el arqueólogo no podrá sino suponer
el espesor de un soporte si éste es hueco pero cerrado, o
utilizará radiografías como hemos visto para la figura 32
(Fig. 65).

Fig. 65- Suposición de espesor de los soportes huecos


LOS TEPALCATES
79 Se ha mostrado ya que, con la aprobación del arqueólogo,
podemos reconstruir la forma completa de una vasija a
partir de fragmentos significativos. Otros fragmentos, sin
dar la forma completa, permiten la restauración parcial de
una forma. Son los que incluyen un borde, con la
posibilidad de calcular el diámetro de la pieza (Fig. 66a,b),
los fragmentos de cuello (Fig. 66c) o de base (Fig. 66d,e).

Fig. 66- Reconstitución parcial de formas


80 En la mayoría de los casos, el arqueólogo, para su trabajo,
no necesita la restitución completa de la forma. Le basta
con tener los cortes y la indicación de la medida de los
diámetros (Fig. 67).

Fig. 67- Cortes dibujados con la medida de los diámetros en


cifras

¿CÓMO SE ORIENTAN LOS TEPALCATES?


Los tepalcates con un borde grande
81 Si el tepalcate incluye una parte suficientemente grande de
borde, se utiliza, para la medición de su diámetro, un
tepalcatómetro, placa de plástico de 3 mm de espesor
donde se han dibujado círculos a intervalo de 1/2 cm cada
uno, dando así una serie amplia de medidas regularmente
preestablecidas. Mantenido el tepalcate en una posición
perfecta de adhesión de su borde sobre el tepalcatómetro
sin que entre luz (se puede utilizar pasta de modelaje para
fijarlo), se aproxima lo más posible la curva de este borde a
la curva que presenta el círculo correspondiente trazado en
el tepalcatómetro, la que nos da la medida del radio ad y la
del diámetro de la pieza. Una aproximación es preferible a
una ausencia de indicación (Fig. 68).

Fig. 68- Utilización del tepalcatómetro


82 Fijado en su inclinación como se ha dicho, se presentan dos
casos:
1. Inclinación de la curva del cuerpo de la vasija hacia adentro del
círculo de borde (pared convergente)
83 Se coloca una escuadra apoyándola en la extremidad rota
de la curva del tepalcate (punto b); se mide la altura de este
punto y su proyección en el plano, sobre el tepalcatómetro
(punto c). En el papel, se trasladan estas medidas, trazando
primero la línea de borde, recta, la medida del diámetro,
por mitad al lado izquierdo del eje (tramo ad), la altura bc
calculada con la escuadra y la distancia ac. Teniendo esos
puntos, se procede a calcular la curvatura del fragmento
con el conformador, como se ha hecho con la forma
completa. Se traza entonces esta curva entre los puntos b y
a, lo que da el perfil del tepalcate, y se procede a calcular y
dibujar su espesor (línea a'b') (Fig. 69).

Fig. 69- Medición de un tepalcate con inclinación de cuerpo


hacia adentro del círculo de borde a partir del punto b
84 Según la quebradura del tepalcate, puede ser más fácil
medir el punto b a partir de la línea interior de la pieza, o
sea a partir de b'. Se procede entonces a trazar primero con
el conformador la línea de curva interior a'b' y se calcula el
perfil y la línea exterior del corte midiendo el espesor con
el calibrador, como en el ejemplo anterior (Fig. 70).
Fig. 70- Medición de un tepalcate con inclinación de cuerpo
hacia adentro del círculo de borde a partir del punto b'
85 Se completa el dibujo trazando la línea de plan de borde y
si la meta es la comparación de las formas fragmentadas
obtenidas, se deja el esquema tal cual sin indicar la
posición del tepalcate en la forma general. Se procede a
marcar con un número pequeño la medida del diámetro
(Fig. 71) o se traza la medida del radio con una línea
horizontal fina terminada por un rayita vertical (Fig. 72). Se
puede también trazar, en simetría, la línea correspondiente
al perfil, a la derecha del eje, obteniendo así visualmente la
medida completa del diámetro de la pieza (Fig. 73).
Fig. 71- Indicación de la medida del diámetro en el dibujo del
tepalcate con su número
Fig. 72- Indicación de la medida del radio en el dibujo del
tepalcate

Fig. 73- Representación corte-perfil de la medida del


diámetro de la vasija
2. Inclinación de la curva del cuerpo de la vasija hacia afuera del
círculo de borde (pared convergente)
86 En este caso, colocado el tepalcate con su borde adherido al
círculo que le corresponde sobre el tepalcatómetro, la
escuadra nos da la altura del punto b y su proyección sobre
la base (punto c), el cual se sitúa hacia afuera del círculo de
borde. Se procede a dibujar el fragmento en el papel como
en el caso 1 y a medir su espesor (Fig. 74).

Fig. 74- Medición de un tepalcate con una inclinación de


cuerpo hacia afuera del círculo de borde
87 Un caso más complejo de medir se presentará cuando una
pieza tenga un máximo de diámetro de cuerpo (radio de)
superior a la medida tomada a la altura de la parte rota
(diferencia bd'). En este caso, dispuesto el tepalcate en su
buena posición sobre el tepalcató-metro, se necesitaran dos
escuadras: una para medir el punto e a la altura del
diámetro máximo del cuerpo y la distancia af, la otra para
calcular la dstancia ac como hemos visto en los ejemplos
anteriores (Fig. 75).

Fig. 75- Tepalcate con un diámetro de cuerpc superior al


medido a la altura de su fractura
88 Varios esquemas nos pueden enseñar las diferentes
maneras de medir (Fig. 76).
Fig. 76- Varios esquemas de medición de tepalcates
89 El corte aparecerá siempre del lado izquierdo del eje
imaginario, su abertura de borde hacia la derecha, y la
medida del diámetro se pondrá con un pequeño número
arriba de la línea fina que indica el plan de borde (Fig. 77).

Fig. 77- Disposición de los cortes de los tepalcates


90 Se puede también, si hay espacio suficiente, prolongar esta
línea de plan de borde hasta indicar la mitad del diámetro,
como vimos en la figura 72, lo que sirve para comparar
tamaños a primera vista (Fig. 78)
Fig. 78- Comparación de medidas de diámetros de los
tepalcates
91 Para la comparación de una gran cantidad de fragmentos
de bordes, se traza una línea (que se quitará después) en
donde se colocan todos los planos de borde. Esto da más
uniformidad en la visibilidad de la imagen (Fig. 79).
Fig. 79- Alinear los planes de borde de los tepalcates
92 Con la figura 80 vemos una reorganización del material
hacia una más satisfactoria composición.

Fig. 80- Cómo presentar series de cortes de tepalcates:


reorganización de una página (b)

Tepalcates con un borde chico


93 La orientación de un tepalcate se vuelve compleja cuando
no tenemos un fragmento con un borde suficientemente
grande que nos permita utilizar el tepalcatómetro.
94 En un plano, se coloca el plan de borde del fragmento de
manera que no deje pasar un rayo de luz y se fija el
tepalcate con plasti-lina en esta posición. Al igual que en el
caso anterior, se procede a la medición pero en este caso se
tendrá que medir la distancia entre el punto a y el punto c
con una regla. No se podrá obtener medida de diámetro y
sólo se indicará el plan de borde con un fragmento de línea
(Fig. 81).
Fig. 81- Tepalcate con un borde pequeño
95 Una vez calculado el diámetro y la inclinación de un
tepalcate, o su sola inclinación si no permite su tamaño
darnos esta última medida, se procede a dibujar su vista
exterior y su vista interior si así lo requieren su acabado
particular de superficie o sus motivos decorativos. Se sitúa
su lado exterior a la izquierda del corte y su lado interior a
la derecha del mismo, del lado de la apertura del borde
(Fig. 82).
Fig. 82- Disposición de la vista exterior e interior de un
tepalcate en relación a su corte
96 En caso de no poder obtener la orientación del tepalcate
(tepalcate sin borde o con un borde que no permite medir
su diámetro), se dispondrá verticalmente su corte (Fig. 83).

Fig. 83- Tepalcate sin orientación calculable


97 Según el perfil del tepalcate, se podrá tal vez hacer una
suposición de su orientación (Fig. 84).
Fig. 84- Suposición de orientación de tepalcate
98 Aunque se trate de respetar la línea recta de borde de un
tepalcate para conservar la orientación de las paredes de
las vasijas, varios tepalcates necesitan representarse casi
en plano para poder analizar sus motivos decorados. Se
miden entonces perfectamente todas las dimensiones
necesarias a su contorno exacto, y se dibuja el fragmento
sin tomar en cuenta su orientación (Fig. 85).
Fig. 85- Representación de tepalcates con pared de acusada
divergencia o convergencia
99 Para más facilidad, el dibujante puede confeccionarse una
placa de proyección, situando perpendicularmente al lado
del tepalcate colocado en un plano, un vidrio que, por
simetría invertida, le proyecta el tepalcate a su derecha en
el papel (Fig. 86a) o disponer su papel al-banene sobre un
vidrio dispuesto encima del tepalcate colocado en un plano
(Fig. 86b).

Fig. 86- Placa de proyección de vidrio

Bases y fondos
100 En el caso de bases y fondos decorados, la parte interior de
la vasija se dispone arriba del corte (Fig. 87a,b) y la parte
exterior abajo (Fig. 87c,d). Más adelante, en el segundo
capítulo, hablaremos de las decoraciones.
Fig. 87- Bases y fondos decorados

Casos particulares
101 Ciertos tepalcates muy complejos pueden necesitar varias
vistas y varios cortes, en particular los que presentan
decoraciones diversas o los acanalados. En este caso, con el
conformador, se calcula la curvatura transversal del
tepalcate y se dispone el corte arriba del mismo, calcular
do sus diferentes espesores con el calibrador (Fig. 88).
Fig.l 88- Tepalcates complejos

CONCLUSIÓN
102 Hemos definido el dibujo a lápiz de una vasija completa,
con sus vistas necesarias según su complejidad, y el de los
tepalcates. Aunque veremos posterior mente el trabajo del
entintado de los dibujos (véase Cap. iii), podemos adelantar
aquí ciertas indicaciones. En buen papel albanene o
herculene, se procede a calcar los dibujos para entintarlos.
Saber escoger los buenos puntos de estilógrafos, de la
marca que sea, es primordial.
103 Se trazan el perfil, los planos de borde y de base con una
pluma más gruesa que la que se utiliza para los trazos del
eje y de los planos intermediarios. Se aconseja trazar más
fina todavía la línea de borde que une el corte al eje.
Aunque el dibujo en ceramología no representa la
perspectiva, estamos a favor de indicar un sombreado de
volumen en la vista exterior de la pieza (lado del perfil),
siempre y cuando el dibujante tenga el tiempo suficiente
para hacerlo, a sabiendas de que convencionalmente la luz
viene de arriba y de la izquierda. Veremos más adelante en
qué forma se indican los volúmenes.
104 Después de indicar con precisión la escala y las medidas de
diámetros requeridas, en el transcurso del trabajo se
escribe, siempre al lado de los dibujos, los números de
localización o de inventario de las piezas para poder
manipular los resultados fácilmente. Lo interesante del
dibujo arqueológico es que al mismo tiempo es una
representación visual inmediata de los objetos y que sirve
para una nomenclatura de trabajo. Hemos podido subrayar
la importancia de hacer las mediciones correctas y de
observar minuciosamente los detalles de cada pieza para
que el dibujo de las formas sirva de documento de estudio
en sí y no para el puro decorado de la publicación.

© Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, 1999

OpenEdition Books License

Esta publicación digital es el resultado de un proceso automático de


reconocimiento óptico de caracteres.

Referencia electrónica del capítulo


BAGOT, Françoise. Capítulo I. Las formas In: El dibujo arqueológico: La
cerámica : normas para la representación de las formas y decoraciones
de las vasijas [en línea]. Mexico: Centro de estudios mexicanos y
centroamericanos, 1999 (generado el 17 avril 2023). Disponible en
Internet: <http://books.openedition.org/cemca/1015>. ISBN:
9782821828179. DOI: https://doi.org/10.4000/books.cemca.1015.

Referencia electrónica del libro


BAGOT, Françoise. El dibujo arqueológico: La cerámica : normas para la
representación de las formas y decoraciones de las vasijas. Nueva
edición [en línea]. Mexico: Centro de estudios mexicanos y
centroamericanos, 1999 (generado el 17 avril 2023). Disponible en
Internet: <http://books.openedition.org/cemca/1004>. ISBN:
9782821828179. DOI: https://doi.org/10.4000/books.cemca.1004.
Compatible con Zotero

También podría gustarte