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NONBRE.

YAJAIRA MEDINA TRINIDAD

MATRICULA. 100329053

SECCION. 13

Importancia de la Educación Musical en el Nivel Inicial.

La música tiene efectos positivos en el desarrollo cognitivo de las personas; es decir, que se van
adquiriendo conocimientos a través del aprendizaje y la experiencia.

La música es la combinación de sonidos y silencios que siguen una serie de leyes en el momento de
componer, como la armonía, el ritmo y la melodía. Cuando se escucha música (o interpreta) el cerebro y
la mente se activan en distintas áreas despertando las emociones, la imaginación y los sentimientos.

En concreto, la música afecta especialmente en la estimulación del hemisferio izquierdo del cerebro,
que es el encargado de todo lo relacionado con la lógica, habilidades comunicativas, el lenguaje y los
números.

El valor formativo de la música: fines y propósitos de la educación musical en el nivel inicial. Objetivos de
la educación musical en la educación inicia

La Educación Musical contribuye a la formación integral desarrollando su vida física, psíquica, intelectual
y moral. Lo prepara para la vida cívica; para el aprovechamiento de las horas libres; para la vida del
hogar. Descubre y orienta las aptitudes musicales de los educandos. Despierta y desarrolla el interés por
el Arte y el amor a lo bello.

El estudiante vibra íntegramente a través del estímulo emotivo de la música, quien le da oportunidad
para que manifieste en todo momento espontánea y libremente sus capacidades, condiciones y
aptitudes a fin de poder evaluar oportunamente lo más valioso en la expresión de sus potencialidades.

Nuestra educación musical tiene que guiar y orientar a los niños, cualquiera que sea su capacidad, o
talento especial hacia un arte que determine el sentido ocupacional como una función social creadora.
No hemos de olvidar que la música es un arte, una ciencia y una técnica, por lo que su práctica y
ejecución nos va a favorecer un desarrollo cerebral muy completo al comprender estas tres facetas tan
diferentes y complejas.

En consecuencia, la educación musical estimula todas las facultades del ser humano: abstracción,
razonamiento lógico y matemático, imaginación, memoria, orden, creatividad, comunicación y
perfeccionamiento de los sentidos.

Objetivos fines y propósitos de la educación musical en el nivel inicia Objetivos

Potenciar la formación musical en los primeros años del proceso educativo y favorecer así una visión
humanística del mundo.

• Despertar el interés y el amor por la música.


• Ayudar a los niños y niñas a expresar su musicalidad con métodos y materiales específicos, ofreciendo
y coordinando un programa desarrollado por personal altamente cualificado.

• Profundizar en el acercamiento a la música mediante conciertos didácticos y otras actividades


musicales.

fines

• Mejorar la calidad de su sistema auditivo.

• Facilitar la expresión de los sentimientos afectivos del niño a través del vínculo

con sus padres.

• Fomentar el desarrollo de su memoria auditiva y visual.

• Aumentar sus capacidades motoras y creativas.

• Favorecer su socialización y mejorar su forma de comunicarse

propósito

• Lograr que el niño ame la música y se exprese a través de ella, motivándolo

con distintos recursos.

• Propiciar la adquisición de valores estéticos.

• Detectar problemas motrices, de conducta y aprendizaje.

• Detectar problemas auditivos, de lenguaje y de fonación.

• Favorecer el desarrollo integral del niño.

• Contribuir al desarrollo de las estructuras inteligentes con la ejercitación de las

relaciones.

• Contribuir al logro de la madurez necesaria para su ingreso al mundo de las

cosas reales el desarrollo de su memoria auditiva y visual.

Música y desarrollo: desarrollo de la sensorialidad auditiva.

Empezaremos hablando de la educación auditiva. Ésta se propone descubrir las aptitudes

musicales que tiene el educando, desarrollar su capacidad expresiva, favoreciendo sus

capacidades imaginativas y creativas. La audición interior, capacidad de memoria auditiva es

esencial para conseguir esos objetivos; el progresivo desarrollo de los mismos conducirá a una

mejor percepción auditiva.

Otros objetivos de la educación auditiva son: despertar la sensibilidad del individuo, su sentido
estético, la agudeza de oído, iniciarlo en el conocimiento de los elementos de la música,

responder a estímulos sonoros, educar su voz... Para conseguirlos, es recomendable utilizar la

música en su totalidad, de sonido y forma, con los elementos y aspectos que la integran,

• El alumno debe oír antes de que pueda utilizar lo que oye.

• Prestar debida atención a los dialectos.

• Los ejercicios deben ser breves y puedan servir de soporte a otros ejercicios.

Esta educación va a permitir desarrollar una serie de conocimientos en el estudiante, como

son: el sonido (timbre, intensidad, altura, duración, acento, compás...), el silencio, la

diferenciación entre la música cantada o sólo tocada con instrumentos, la iniciación al cálculo a

través de agrupaciones (el niño puede diferenciar si tocan muchos o pocos instrumentos, si

cantan muchas o pocas voces) ...


ejercitar la atención y la memoria, los reflejos auditivos y motrices.

A diferencia de la actitud activa que adopta el estudiante frente al ritmo, la actitud ante la

audición de canciones es receptiva. Es fundamental que se combinen ambas, es decir, que el

estudiante sea activo y receptivo al mismo tiempo. Podemos incorporar al sonido nuestros

movimientos de pies y de manos, flexión de rodillas, balanceos..

Música y desarrollo de valores.

Los beneficios de la música son innumerables: mejora la atención y el aprendizaje, incrementa

la capacidad para memorizar mejora la coordinación, ayuda a aliviar el estrés, facilita la

conciliación del sueño, eleva el ánimo… Pero también es una gran herramienta para trabajar la

convivencia, interculturalidad y la educación en valores en niños y niñas.

Los beneficios y atributos de la música en la educación en valores son conocidos desde la

antigüedad. Platón y Aristóteles, a través de la Teoría del Ethos que estudiaba el estado

anímico de las personas, atribuía a la música un papel determinante en la formación del

carácter de las personas ya que podía fortalecer o debilitar su voluntad, estimularle y

condicionar sus acciones y conductas.

Y es que, a través de la música se puede llegar a desarrollar la inteligencia emocional, fomentar

la sociabilidad, la tolerancia, la empatía o el trabajo en equipo. También es útil para crear

nexos sociales, reforzar el respeto y fortalecer su autoestima.


Y todo este aprendizaje e influencia ocurre sin que seamos conscientes de ello, debido a que

conecta directamente con las emociones, procesándose directamente la parte del cerebro en

la que se registran las sensaciones y los sentimientos.

Pero ¿cómo se puede trabajar la música en la transmisión de valores? A continuación,

proponemos tres formas:

Mediante la escucha activa de canciones con mensajes y contenidos positivos que hablen de

humildad, tolerancia, solidaridad, igualdad, lealtad o constancia.

Tocando un instrumento donde, además, se desarrolla el interés por el medio ambiente y su

mejora con el cuidado de los instrumentos, el reciclaje de objetos para la construcción de

instrumentos musicales o el rechazo de acciones y comportamientos que incrementan la

contaminación acústica.

Efecto Mozart.

Conocemos como “efecto Mozart” a la hipótesis que propone que escuchar la música de

Mozart aumenta la inteligencia y tiene beneficios cognitivos en bebés y en niños pequeños,

aunque también hay quien dice que estos efectos también se dan en adultos.

La mayoría de estudios que han investigado la existencia de este fenómeno se han centrado en

la sonata K448 para dos pianos de Mozart. Se atribuyen propiedades similares a otras

composiciones para piano del mismo autor y a muchas obras similares en cuanto a estructura,

melodía, armonía y tempo.

De un modo más amplio, este concepto puede utilizarse para hacer referencia a la idea de que

la música, especialmente la clásica, resulta terapéutica para las personas y/o aumenta sus

capacidades intelectuales.

Historia y popularización

El efecto Mozart se empezó a popularizar en los años 90 con la aparición del libro “Porqué

Mozart” (“¿Por qué Mozart?”), del otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, que acuñó el

término. Este investigador afirmó que escuchar la música de Mozart podía tener efectos

terapéuticos en el cerebro y promover su desarrollo.

No obstante, fue Don Campbell quien popularizó el concepto de Tomatis mediante su libro

“The Mozart Effect” (“El efecto Mozart”). Campbell atribuyó a la música de Mozart
propiedades beneficiosas “para curar el cuerpo, fortalecer la mente y liberar el espíritu

creativo”, como reza el título extendido del libro.

La obra de Campbell se basó en un estudio de los investigadores Frances Rauscher, Gordon

Shaw y Catherine Ky publicado pocos años antes en la revista Nature. No obstante, este

estudio mostró sólo una leve mejora del razonamiento espacial hasta un máximo de 15

minutos después de escuchar la sonata K448.

Habilidades que se desarrollan con la educación musical.

Refuerza la atención y la concentración.

La música estimula áreas del cerebro que difícilmente

se pueden ejercitar de otra manera. Aquellas personas que han tenido una formación musical

tienen unas capacidades de concentración y atención a los detalles superiores a la media, así

como una mayor voluntad para ser constantes y a seguir una disciplina en su día a día.

Incremento de la memoria y la creatividad.

En el estudio de la música y/o de un instrumento

musical se ponen en juego fundamentalmente tres aspectos: la memoria visual, la memoria

muscular o gestual y la memoria auditiva, que interactúan en un complejo proceso intelectual.

Este entrenamiento cotidiano contribuye a ampliar la memoria, ya aplicada a otros aspectos

de la vida, permitiendo fijar los recuerdos, recientes o antiguos. Además, el estudio y escucha

de la música potencian la creatividad y la agilidad mental, facilitando la solución de problemas

de forma imaginativa.

Desarrollo de habilidades motoras y rítmicas.

La audición musical guiada estimula el

desarrollo de un conjunto de capacidades motoras en los más pequeños, que se ven

incrementadas una vez el niño comienza a tocar un instrumento. La particularidad del estudio

de un instrumento, con sus rutinas y ejercicios, ayudan a interiorizar y desarrollar una

capacidad de coordinación que difícilmente se puede desarrollar de otra manera.

Incremento de la seguridad en uno mismo y facilidad para socializar.


La práctica musical es

un vehículo que puede incrementar la autoconfianza y contribuir en la solución de los

problemas de falta de autoestima de los niños, especialmente durante la adolescencia. La

práctica y progresos diarios, y el compartir la música con otras personas en conciertos y/o

reuniones, refuerzan en el joven la seguridad en sí mismo y brindan la posibilidad de

establecer nuevas amistades y relaciones.

Reduce el estrés.

Muchos profesionales de la medicina prescriben escuchar música a aquellas

personas que sufren de estrés y de ansiedad. Además, la música ayuda a generar endorfinas, la

hormona de la felicidad. La música también mejora el desarrollo del área cerebral implicada en

la motivación, el placer y la recompensa.

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