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Alumno Jaime Chiguano Sandoval.

Constitución de 1998
En 1998 se expide la última constitución del siglo pasado, aprobada por una Asamblea Nacional,
que fue hegemonizada por los intereses y conceptos de las élites del poder, y aprobada en un
cuartel militar. Aunque, hay que afirmarlo, hubo importantes avances en materia de derechos tales
como; el reconocimiento de los derechos de los indígenas, de los niños y niñas, de las mujeres, de
las personas con discapacidad, entre otros, determinó que el estado es social de derecho, estableció
un Tribunal Constitucional, instituyó el amparo como garantía judicial y continuó un sistema de
reforma constitucional rígido (la institución se la conoció como candado constitucional), por lo que,
podría considerarse un primer estado constitucional de derecho de la historia del país.
Sin embargo, todos los reconocimientos en derechos, que se consideraron un avance importante y
el reconocimiento de la diversidad en el Ecuador, una Constitución avanzada desde la perspectiva
de los derechos expresada en su parte dogmática, pero retrasada en su parte orgánica o sea en
aquella que define los mecanismos concretos de realización de los derechos bajo forma de
decisiones políticas, o de políticas públicas,
En esta Constitución se ha encontrado fuertes rasgos del neoconstitucionalismo europeo y
latinoamericano: la constitución tiene un juez especializado de última instancia, encontramos un
gran desarrollo de derechos, algunos avances en garantías, la dificultad de reformar la constitución
por parte de parlamentarios y por vías ordinarias, así como la introducción del sistema internacional
de derechos humanos. Sin embargo, el régimen económico y la parte orgánica mantuvo el modelo
liberal y tradicional, por lo que la economía podía seguir sin problema alguno, siendo importante y
característicos de esta constitución.
Esta Constitución invoca además, la historia milenaria, en el recuerdo de sus héroes y en el trabajo
de hombres y mujeres que, con su sacrificio, forjaron la patria; fiel a los ideales de libertad, igualdad,
justicia, progreso, solidaridad, equidad y paz que han guiado sus pasos desde los albores de la vida
republicana, proclama su voluntad de consolidar la unidad de la nación ecuatoriana en el
reconocimiento de la diversidad de sus regiones, pueblos, etnias y culturas en ejercicio de su
soberanía, lo que se establece normas fundamentales que amparan los derechos y libertades.
En este sentido el Ecuador se declara, por primera vez, como un “estado social de derecho”
Para lo cual se establece que “el quichua, el shuar y los demás idiomas ancestrales son de uso
oficial para los pueblos indígenas” (Art. 1).
Se determina que es deber primordial del Estado “Asegurar la vigencia de los derechos humanos,
las libertades fundamentales de mujeres y hombres, y la seguridad social” (Art. 3.3).
El título tercero se dedica a los derechos y se denomina “De los derechos, garantías y deberes”, y
comienza con un primer capítulo “Principios generales”, en el que se reitera el deber del estado
frente a los derechos como el más alto e importante (Art. 16), la no discriminación, la aplicación
directa de los derechos, la interpretación más favorable, la prohibición de restringir derechos, las
fuentes de los derechos (instrumentos internacionales de derechos humanos y los que deriven de la
naturaleza humana): “no excluyen otros que se deriven de la naturaleza de la persona y que son
necesarios para su pleno desenvolvimiento moral y material” (Art. 19), la responsabilidad objetiva del
Estado, el deber de repetición, la indemnización por error judicial y por revisión.
Merece especial atención los derechos colectivos, que tienen un catálogo considerable de los
derechos de los pueblos indígenas, reconocidos en el Convenio N. 169 de la OIT. Aunque la
clasificación tiene un error conceptual, que confunde criterios temáticos con titulares de derechos.
Esto querría decir que todo derecho indígena tiene dimensión colectiva y esto es relativamente
cierto, pues hay derechos, como la identidad personal, que pueden ser reivindicados de forma
individual. Además de los derechos de los pueblos indígenas, se reconocen los mismos derechos
cuando fueren aplicables a los afrodescendientes, el derecho humano al medio ambiente y los
derechos de los consumidores.
En relación a las garantías, la Constitución del año 1998 reconoce varias garantías para proteger
todos los derechos, algunas de ellas con requisitos y procedimientos específicos. La garantía
genérica, el amparo, es sólo cautelar y opera cuando hay una violación grave e inminente. Se crea la
garantía del hábeas data para información personal y se mantiene el hábeas corpus para proteger la
libertad de movimiento. Estas garantías son conocidas por cualquier juez y tienen todas al Tribunal
Constitucional como órgano de cierre. De igual modo, tenemos como garantía la Defensoría del
Pueblo, que tiene como misión velar por el respeto y la promoción de los derechos humanos.
La Constitución, como es tradición ya en el constitucionalismo ecuatoriano, reconoce la supremacía
(Art. 272), la aplicación directa, el control difuso (Art. 274), se establece el Tribunal Constitucional,
con capacidad de suspender total o parcialmente todo acto normativo por considerárselo
inconstitucional.
Las Garantías Constitucionales y el Estado Constitucional de Derechos.
El Ecuador mediante la Constitución adoptada en 1998, reconoce el principio de que los derechos
humanos deben ser concebidos desde el punto de vista social, político y económico. Por ello, el
mayor avance de esta Constitución está en el hecho de haber establecido igual jerarquía para los
derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales y derechos colectivos.
De igual manera, esta Constitución señalaba la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa
humanidad, como el genocidio, la tortura, la desaparición forzada de personas. También reconoce
derechos humanos a grupos en situación de vulnerabilidad: mujeres, niños, personas con
discapacidad, personas de la tercera edad, detenidos, refugiados, extranjeros y Migrantes.
El artículo 16 de la Constitución de 1998 declaraba que el más alto deber del Estado consiste en
respetar y hacer respetar los derechos humanos y el artículo 17 de la aquella Constitución dispone
que el Estado garantizará los derechos humanos establecidos en la Carta fundamental y en las
declaraciones, pactos, convenios y más instrumentos internacionales vigentes. Además, este mismo
artículo de la anterior Constitución contemplaba que el Estado ecuatoriano adoptará, mediante
planes y programas permanentes y periódicos, medidas para el efectivo goce de los derechos
humanos. Finalmente, el artículo 171, numeral 1 de aquella Constitución incluía entre las
atribuciones del Presidente de la República la de cumplir y hacer cumplir los tratados y los convenios
internacionales, entre los que se hallan instrumentos internacionales en materia de derechos
humanos.
Los derechos y garantías consagrados constitucionalmente y la organización jurídica de la sociedad
van a definir los caracteres del sistema jurídico a ser implantado por el Estado, de allí la
trascendencia de esos derechos y garantías, los cuales conforman los principios supremos que
limitan la actuación del Estado.
La Constitución del 1998 por primera vez establece de manera sistemática las Garantías de los
derechos humanos, los mismos que constan en el Titulo III, Capitulo IV desde los Artículos 93 al 96,
se establecen como garantías de los derechos las siguientes: El Hábeas Corpus (Garantía de la
libertad); El Hábeas Data (Garantía de la Honra y el buen nombre); El Amparo Constitucional
(Garantía de los derechos Constitucionales); y, la Defensoría del Pueblo como Institución veedora y
patrocinadora de los derechos fundamentales.
Lo más progresivo en materia de garantías de la Constitución del año 1998 fue que instauró la
acción de Amparo Constitucional y le atribuyó su ejercicio, también a los representantes legitimados
de una “colectividad”, este recurso podría ser interpuesto cuando se atenten o violen derechos
consagrados en la Constitución o en los instrumentos internacionales vigentes; por acciones de
particulares cuando atenten contra intereses comunitarios, colectivos o a derechos difusos; o, por
actos u omisiones del estado o sus delegatarios o concesionarios que presten algún servicio público.
Establecía que la orden del juez era de cumplimiento inmediato, aun cuando no se haya resuelto la
apelación respectiva. Por lo demás, el recurso de amparo se constituye en una garantía “efectiva” y
ágil sin que sea necesario aplicar normas procesales que tiendan a retardar su despacho.
La Acción de amparo también fue motivo de duras críticas de parte de sectores conservadores y
legalistas del derecho y del poder político y económico, que observaron en esta acción un obstáculo
a los comportamientos que denigraban la dignidad humana y limitaban los derechos de segunda y
tercera generación. Pero fue el pretexto ideal para que la colectividad empiece a fomentar una
cultura de reclamo de sus derechos, lográndose que las acciones que vulneraron los derechos
humanos en unos casos sean resarcidas y en otros cauteladas.

Constitución 2008
Se concentraron en resaltar especialmente los aspectos innovadores de la parte dogmática
(derechos y sus garantías), mientras que a la parte orgánica se le prestó poca atención o los análisis
fueron sobre todo descriptivos, Entre sus elementos centrales se encuentran: el cambio de modelo
de Estado (art. 1.1), la ampliación del catálogo de derechos (Título II), el reforzamiento de las
garantías de los derechos (Título III) y el fortalecimiento de los mecanismos de democracia directa
(arts. 103-107)..
Se a dicho que la actual Constitución de Ecuador aprobado en referéndum del 28 de septiembre de
2008, podemos decir que establece un “Estado de derechos” que se fundamenta en los derechos
colectivos y ambientales, donde el Estado se convierte en garante y actor de tales, desplazando la
prioridad dada a las garantías individuales de la anterior constitución. Para algunos analistas, esta
Constitución permitirá desarticular el modelo de Estado de Derecho y economía social de mercado y
pasar de una «constitución de libertades» a una «constitución del bienestar» transversalmente
adornada por la filosofía comunitaria ancestral del «buen vivir» de los quechuas, recogido
explícitamente en el texto sumak kawsay.
Para lograrlo se establece un modelo estructuralista de la economía dándole un papel central al
Estado en la planificación de la producción, reduciendo el papel del mercado; además instaura un
sistema “proteccionista” arancelario bajo el término de soberanía alimentaria, rechazando el libre
comercio. En lo social se promulga un modelo que haga efectivo los derechos a la educación, salud,
servicios básicos e infraestructura dónde se da predominancia al sector público, y se restringe o
regula de alguna manera al sector privado cerrando las puertas a la privatización indiscriminada. En
lo administrativo refuerza las funciones del gobierno central y otorga algunas facultades a los
gobiernos municipales y seccionales.
Se instaura además de los “poderes” o funciones del Estado tradicionales un cuarto poder
denominado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, una figura que intenta hacer
efectivo el poder popular que estará conformada por los antiguos organismos de control
constitucionales y por movimientos sociales nominados por el ejecutivo que juzgaran lo
constitucional, arbitrario, o abusivo de las políticas públicas y el comportamiento del resto de las
funciones del Estado.

Ahora bien, en el tema de Garantías de los derechos Constitucionales que nos corresponde tratar, la
actual constitución recoge todos aquellos principios de las constituciones anteriores que favorecen la
plena vigencia de los derechos humanos y les implementa un toque de condumio a sus
declaraciones. Habíamos mencionado que las Constituciones vigentes antes de 1980 no establecían
una sistematización de los derechos, menos de las garantías; la del 98 que fue una de las mejores
en garantías, recogía esta sistematización, pero dejó a un lado la declaración de principios que le
dieran sustento teórico y por qué no filosófico a la aplicación de la norma constitucional. La actual
constitución al definir al estado como Estado constitucional de derechos y justicia, establece un
nuevo orden de funcionamiento jurídico, político, administrativo.
Las Garantías Constitucionales dentro de este nuevo orden de Estado.
Debemos empezar por aterrizar lo que nuestra Constitución dice respecto de los principios de
aplicación de los derechos humanos, que son la herramienta y la fuente para la cual existen las
garantías. En este sentido la Constitución vigente ha progresado significativamente al codificar -si se
quiere- cuales son los principios sobre los que descansan esos derechos y como llevarlos a la
práctica.
A los derechos reconocidos por esta nueva Constitución a los cuales se los ha clasificado o definidos
como: derechos del buen vivir, derechos de las personas y grupos de atención prioritaria, derechos
de las comunidades, pueblos y nacionalidades, derechos de participación, derechos de libertad,
derechos de la naturaleza, y derechos de protección, la norma suprema ha establecido garantías
para el ejercicio y cumplimiento de los mismos, en razón de que el Estado Ecuatoriano entra en una
etapa de estado constitucional de derechos y justicia, manteniendo tres acciones o deberes
primordiales en materia de derechos humanos. 1.- Una Acción negativa, que es respetar los
derechos humanos, es decir dejar que el ciudadano ejerza sus derechos sin limitaciones que no
sean las de cuidar el derecho de otra persona o colectivo; 2.- Una acción positiva que es hacer
respetar los derechos humanos, esto es legislar, para lo cual debe adecuar su legislación interna a
los estándares internacionales de protección a los derechos humanos.
Finalmente debemos hablar de las garantías jurisdiccionales, que han tenido un avance
importantísimo no sólo en la forma sino en el fondo de su pretensión. Se ha establecido
constitucionalmente con el rango de garantía al acceso a la información pública, se ha instituido la
novedosa acción por incumplimiento y la Acción extraordinaria de protección.
LA ACCIÓN DE PROTECCIÓN.
La actual Constitución establece de manera general que la Acción de protección procede contra
todos los actos u omisiones de cualquier autoridad pública no judicial; contra políticas públicas
cuando supongan la privación del goce o ejercicio de los derechos constitucionales. Se elimina por lo
tanto la inminencia del daño y el daño grave, que establecía la anterior Constitución, que además
suponía que la Acción de protección era efectiva, cuando cumplía estos tres requisitos, que no
siempre se encontraban al unísono, por lo que muchas resoluciones judiciales negaban los recursos
argumentando el incumplimiento de alguno de estos “requisitos”, sin hacer un análisis sobre la
vulneración del derecho constitucional que estaba en debate.
EL HABEAS CORPUS.
Aspecto importante que resaltar en el hábeas corpus es que la actual constitución establece que la
acción de hábeas corpus tiene por objeto recuperar la libertad de quien se encuentre privado de ella
de forma ilegal, arbitraria o ilegítima, por orden de autoridad pública o de cualquier persona, así
como proteger la vida y la integridad física de las personas privadas de libertad. Avanzando respecto
a la anterior que establecía sólo la detención ilegal, en este sentido cabe mencionar que existen
varias formas en las cuales una persona puede estar en condiciones de detención ilegal sin que ello
signifique que ésta se encuentre sin orden de libertad o dentro de una cárcel, puesto que el
presupuesto para que una persona se entienda privada de la libertad, es el hecho de que se limite su
libertad al tránsito, a no ser agredido, etc. Cuyos actos pueden ser proferidos tanto por las
autoridades de represión legítima (policía, fiscalía) como por los particulares en diversas
circunstancias
EL ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
Es una garantía novedosamente incorporada al bloque de constitucionalidad pero tradicionalmente
ejercida, quiero decir que aunque la Constitución anterior no establecía de manera sistémica como
garantía el acceso a la información, las personas y colectivos ya venían demandando mediante este
recurso, el acceso a cierta información clave para conocer los alcances de su contenido e iniciar las
acciones de exigencia de derechos humanos.
La actual Constitución establece que “la acción de acceso a la información pública tendrá por objeto
garantizar el acceso a ella cuando ha sido denegada expresa o tácitamente, o cuando la que se ha
proporcionado no sea completa o fidedigna. Podrá ser interpuesta incluso si la negativa se sustenta
en el carácter secreto, reservado, confidencial o cualquiera otra clasificación de la información. El
carácter reservado de la información deberá ser declarado con anterioridad a la petición, por
autoridad competente y de acuerdo con la ley”.
ACCION DE HABEAS DATA
Se mantiene como línea general los fundamentos y principios de las disposiciones de la anterior
constitución, sin embargo por las condiciones de desarrollo tecnológico, científico e informático se
han incorporado algunos elementos para
asegurar la plena eficacia del acceso y conocimiento de la información personal, por ejemplo se han
incorporado la información sobre datos genéticos, el soporte electrónico y el tiempo de vigencia de
los datos; además se ha incorporado una línea precautelar a la divulgación de información, de tal
forma que toda información sensible sea difundida previa autorización del titular o la ley
ACCION POR INCUMPLIMIENTO
Siendo que las garantirás son el medio adecuado para hacer efectivo los derechos de las personas y
comunidades, gran parte de las acciones de constitucionalidad que establecían obligaciones
positivas o negativas de cumplimiento de parte de funcionarios públicos, en especial aquellos
relacionados con Hábeas Corpus, Hábeas Data y Amparo, no fueron acatadas de forma integral de
parte de los accionados, esto provocó inseguridad jurídica y violación al derecho de reparación y
justicia de las víctimas, lo que les conllevaba a revictimizarlas y perder la confianza en los
mecanismos judiciales creados para garantizar los derechos humanos.
ACCIÓN EXTRAORDINARIA DE PROTECCIÓN
El punto más polémico dentro de las garantías constitucionales de la nueva Constitución es el de la
acción extraordinaria de protección que procederá contra sentencias o autos definidos en los que se
haya violado, por acción u omisión, derechos reconocidos en la Constitución y se interpondrá ante la
Corte Constitucional. En otras palabras, la Corte Constitucional, que es el órgano de control
constitucional, podrá
rever sentencias de la Corte Nacional de Justicia.
CONCLUSIONES:
La nueva constitución en temas de garantías constitucionales establece algunas novedades jurídicas
en materia de protección de los derechos humanos que son necesarios dentro del nuevo sistema de
estado constitucional de derechos.
Esta nueva visión de estado, refuerza los derechos y las garantías para ser exigidos y judiciables,
establece a los derechos como la razón misma del estado. Al hablar de estado de derechos se
entiende que coexisten derechos ordinarios, colectivos, indígenas, etc. Estas características
demandan de la ciudadanía y de los garantes del sistema judicial, una nueva cultura de
interpretación y valoración de los principios constitucionales de tal forma que la aplicación de la
norma y las políticas públicas no desconozca o limite el ejercicio de los derechos constitucionales.

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