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INVASIONES BÁRBARAS
Las invasiones de los pueblos extranjeros que rodeaban el Imperio Romano y que
constantemente obligaban a sus ejércitos a combatir para defender las fronteras
romanas fueron una de las principales causas de la caída de Roma. Estos pueblos,
denominados bárbaros por los romanos debido a que no hablaban las lenguas del
imperio, causaban temor en los ciudadanos que habitaban en las ciudades fronterizas.
Numerosos son los pueblos o tribus que se situaban en los alrededores de los
territorios romanos, los sajones, los jutos, los alanos, los suevos, los burgundios, los
vándalos, los alemanes, los anglos y muchos otros. Sin embargo destacamos cuatro
principales:
Invasiones bárbaras
Las invasiones bárbaras se pueden dividir en dos fases.
Primera fase.
Entre el 300 y el 500 d.C. Los pueblos germánicos o bárbaros se hacen con gran parte
de los territorios del oeste del Imperio Romano. Los primeros en entrar en territorio
romano fueron los tervingos tras un enfrentamiento con los hunos en el 376 d.C.
comenzando un periodo denominado Guerra Gótica en el cual todos los pueblos
germanos o góticos se unieron para atacar al Imperio Romano. Los visigodos, surgidos
de los tervingos saquearon Roma por primera vez el 410 y se asentaron en Hispania.
Los siguientes en llegar a Italia fueron los ostrogodos liderados primero por Odoacro
que derrocó al Emperador Rómulo Augusto y después por Teodorico el Grande quien
redactó la primera recopilación de leyes, el Edicto de Teodorico en el año 500.
Durante el siglo V los francos, que habían cooperado con los ejércitos romanos para
derrotar a los hunos atacaron los territorios de la Galia y se hicieron con ella en el 486.
Por su parte, la coalición anglo-sajona consiguió apoderarse de Gran Bretaña durante
el siglo V.
Segunda fase
Tuvo lugar entre los años 500 y 700 cuando las tribus eslavas comenzaron a ocupar la
parte central y este de Europa. Asimismo, los Avaros provenientes de Turquía y los
Árabes de Asia menor también trataron de atacar al Imperio Bizantino que sin
embargo resistió los embates bárbaros. Los árabes o musulmanes finalmente
expulsaron a los visigodos de Hispania.
Causas:
Junto con el colapso del Imperio, se dio fin a una antigua y avanzada civilización, dando
inicio a su vez al período histórico conocido como la Edad Media.
¿Qué fueron las invasiones bárbaras?
Se conoce con el nombre de invasiones bárbaras a
los movimientos de población que se produjeron en la
cuenca del mar Mediterráneo entre los siglos III y VI d. C.
Si bien sus causas no están esclarecidas, muchos historiadores
consideran que se debieron a cambios
climáticos y demográficos que obligaron a varios pueblos
asiáticos a desplazarse hacia Europa.
La llegada de estos invasores a la cuenca del Danubio provocó
el desplazamiento de los pueblos germánicos, que presionaron
las fronteras del Imperio romano. Algunos lograron instalarse
pacíficamente en calidad de aliados, pero otros irrumpieron
violentamente, saqueando todo lo que encontraban a su paso.
Los romanos denominaron bárbaras a estas invasiones porque
llamaban bárbaros a todos los pueblos que eran ajenos a su
civilización.
Contexto histórico
A mediados del siglo III el Imperio romano, que dominaba toda la cuenca del
Mediterráneo, comenzó a experimentar un conjunto de problemas políticos,
económicos y sociales que los historiadores llaman crisis del siglo III.
La situación cambió radicalmente a fines del siglo IV, cuando los hunos, de
origen mongólico, irrumpieron en la cuenca del Danubio, obligando a los godos
a desplazarse hacia el sur y el oeste. Los romanos trataron de frenar su avance,
pero tras ser derrotados en la batalla de Adrianópolis (378), les permitieron
establecerse como aliados en Iliria.
En el 451 un nuevo peligro se abatió sobre Roma: Atila, rey de los hunos,
penetró en la Galia, donde una coalición de romanos y germanos logró
derrotarlo en la batalla de los Campos Cataláunicos.
La noticia, que alcanzó pronto todos los rincones del Imperio, sumió a la
población en la tristeza y el pánico. Con el asalto a la antigua capital se perdía
también cualquier esperanza de resucitar el Imperio, que ahora se revelaba
abocado inevitablemente a su destrucción.
Los cristianos, que habían llegado a identificarse con el Imperio que tanto los
había perseguido en el pasado, vieron en su caída una señal cierta del fin del
mundo, y muchos comenzaron a vender sus posesiones y abandonar sus tareas.
Así, casi sin hacer ruido, cayó el Imperio Romano de Occidente, devorado por
los bárbaros. El de Oriente sobreviviría durante mil años más, hasta que los
turcos, el año 1453, derrocaron al último emperador bizantino. Con él
terminaba el bimilenario dominio de los descendientes de Rómulo.