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Jiménez, J. F. (2002)."Castas y ponchos.

Comentarios a las observaciones de


Luis de la Cruz sobre el comercio de ganado entre la cordillera y Mamil Mapu
(1806)" en Aguerre, A. & Tapia, A. (Comps.) Entre médanos y caldenales.
Arqueología, Historia, lengua y topónimos. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
letras Universidad de Buenos Aires, 201-230.

CASTAS Y PONCHOS
COMENTARIOS A LAS OBSERVACIONES
DE LUIS DE LA CRUZ SOBRE EL COMERCIO
DE GANADO ENTRE LA CORDILLERA
Y MAMIL MAPU (1806)

Juan Francisco JIMÉNEZ*

Castas son unos campos poblados de muchas


yeguadas alzadas, de las que toman los Indios
considerables partidas para dosilisar y para ven­
der á los Indios chilenos (Cruz 1806).

Introducción

L a significación del "circuito del ganado" -y el papel que en el mismo


les cupo a los pehuenche como actores destacados- ha sido enfatizada
por todos los autores que estudiaron el tema (Mandrini 1993b:51, 53-54;
Palermo 1991:170, Pinto Rodríguez 1996,1998; Varela y Biset, 1992, 1993:75-
77; Varela y Manara 1999). Entre las fuentes más importantes sobre el

* Centro de Documentación Patagónica, Universidad Nacional del Sur, Bahía


Blanca Gjimenez@criba.edu.ar).
El autor desea agradecer a Daniel Villar y a Celia Priegue por la lectura del
trabajo y por sus sugerencias y comentarios. Y especialmente a esta última por
haber permitido la cita de su transcripción de los Diarios de Luis de la Cruz
existentes en Archivo General de Indias.
202

funcionamiento de ese circuito, las obras de Luis de la Cruz destacan excep­


scionalmente, no sólo porque fue uno de los pocos hispano-criollos que recorrió
de un extremo a otro una de las rastrilladas que vinculaban la cordillera con
las pampas, sino por su deliberada voluntad de transmitir minuciosamente lo
observado. 1 Sus escritos se convierten así en elementos clave para el tratamien­
to de la cuestión.

Utilizando documentación inédita proveniente de los Archivos General


de la Nación de Buenos Aires y Nacional de Santiago de Chile, intentaremos
sopesar los alcances y la veracidad de la información encontrada al respecto en
de la Cruz. Para ello, nos proponemos ubicar su viaje en el contexto histórico
en que se realizó, evaluar las limitaciones de sus afirmaciones y finalmente
rastrear e incorporar al examen otros antecedentes acerca de aquel tráfico.
Este análisis abarcará un período de unos treinta y seis años, entre 1770 y 1806,
desde los inicios de la instalación ranquel en Mamil Mapu hasta la fecha del
viaje de Luis de la Cruz (ver nota 23).

Voluntad que contrasta con la parquedad de la mayoría de los observadores,


fueran funcionarios coloniales o actores fronterizos. La actitud de estos últimos
puede sintetizarse en la respuesta que dio el miliciano José Sanchez cuando en
medio de un sumario por ínternación de ganado robado a tierras pehuenche, se
le preguntó por qué no había delatado a sus compañeros.

"[...]Ynterrogadole si en presencia de la Comp.ª deMilicias y tropa de esta


Guarniz. n estando pres. te este declar. te se pub. co p. r Vando puesta sobre las
armas ambas com.8 q.' todo aq.1 quesupiese q.' alg.º ó alg.8 individuos
passaban a la Laxa á conchabos de cosas prohibidas diesen parte a sus
respectivos Jefes: Respondio q. e no es su Genio malquistarse con nadie ni
dar cuenta de lo q.e ve"- Testimonio de José Sanchez, en Sumaria hecha
contra Celestino Saenz soldado de Caballería que se halla de Guam. n
en la Plaza de Sta Barbara y los Milicianos Joseph Sanchez y Antonio
Bello sobre haver introducido Ganado maior a los Indios, Santa Barbara,
13-IX-1771. (ANCG Causas Judiciales, V. 306, f. 34 vta).

Demás está decir que esta actitud es uno de los principales obstáculos con los que
se enfrentan los historiadores a la hora de intentar reconstruir el funcionamiento
del "circuito del ganado" que se desarrolló en medio de la ilegalidad.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 203

Antecedentes del viaje de Luis de la Cruz

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y en el marco de las reformas


borbónicas, los funcionarios coloniales diseñaron una política tendiente a
replantear el papel que jugaban los territorios situados al sur de la frontera
meridional del Imperio Español. El desconocimiento de estos territorios y la
existencia en ellos de poblaciones indígenas no sometidas representaban un
punto débil del sistema defensivo imperial. Se temía que los ingleses pudieran
aprovechar esta situación para instalarse en el área y mediante una alianza con
los naturales atacasen los territorios controlados por los borbones. 2

Aunque toda la América Meridional se encontraba amenazada, las


autoridades imperiales consideraron prioritaria la fachada atlántica, concen­
trando esfuerzos y recursos en las costas patagónicas, el área más vulnerable.
Se creó una nueva entidad administrativa, el Virreinato del Río de la Plata,
encargado -entre otras cosas- de defender el Atlántico Sur.3 Las costas fueron
exploradas exhaustivamente y se establecieron algunos asentamientos en
puntos estratégicos de las mismas. 4

En el Reino de Chile se desecharon los intentos de someter a los


mapuche5, y se adoptó una nueva política basada en la negociación. En la
medida que se abandonó la expansión por medio de la fuerza armada, las
campañas militares dieron paso a la diplomacia, los militares y milicianos
cedieron su lugar a misioneros y Capitanes de Amigos como agentes de la
política colonial. 6 En distintos parlamentos, se llegó con los mapuche al acuerdo

Sobre el reparo español ante la posible alianza entre mapuche y británicos, ver
León Solís (1994) y Navarro Floria (1994:31-54).
Para la política atlántica de los Barbones y su relación con los conflictos con otras
potencias coloniales ver Céspedes del Castillo (1948) y Liss (1989:89-168).
Los aspectos institucionales de la fundación de establecimientos en las costas
patagónicas han sido estudiados por Carlos María Gorla (1984). Un resumen
actualizado puede encontrarse en Navarro Floria (1994:31-53).
El último proyecto en este sentido se basaba en el asentamiento en pueblos de
los mapuche y fracasó ante la resistencia militar de los mismos durante la
rebelión de 1766-70. Ver Casanova Guarda (1987:45-104) y León Solís (1990).
Para la nueva política en relación a los indígenas no sometidos, ver Casanueva
(1988) y León Solis (1999:39-46); sobre la figura de los Capitanes de Amigos y
su rol en la frontera existe una abundante literatura comenzando, con el trabajo
pionero de Sergio Villalobos (1982), los trabajos posteriores de Silva Galdames
(1991) y León Solís (1982; 1991:160-169).
204

denominado "pacto colonial hispano-araucano". La corona terminó reconocién­


doles un status especial dentro del Imperio como súbditos de la monarquía y
renunció a cobrarles tributos, a cambio de una alianza contra los ingleses, de
la aceptación de la actividad misionera y de pactos comerciales. 7

Como ya dijimos, durante la segunda mitad del siglo XVIII la Patagonia


fue el escenario de un ciclo de exploraciones y fundaciones que Pedro Navarro
Floria, su investigador más reciente, ha dividido en dos momentos bien dife­
renciados:

"En primer lugar, la fundación de puertos en la costa patagónica


y la exploración de la cuenca del río Negro, desde el imperioso
mandato del ministro Gálvez en junio de 1778, hasta el balance
de lo actuado que hace Francisco de Viedma ya retirado de la
Patagonia, en 1784. En segundo lugar, la búsqueda por tierra de
los pasos cordilleranos y paralelamente los proyectos de avance
de la frontera para permitir la exploración del territorio inter­
medio y la mejor comunicación interoceánica, que se insinúa en
la tarea de los estudiosos de la expedición Malaspina y en los
proyectos de Sebastián Undiano, y que queda trunca en 1806."
(Navarro Floria 1994: 22-23).

De esta segunda etapa, nos interesa la búsqueda por tierra de los pasos
cordilleranos. Estas exploraciones pretendían vincular dos regiones del impe­
rio, Buenos Aires y Chile. El Consulado de Buenos Aires y el Cabildo de
Concepción estaban interesados en abrir un camino que cruzara los pasos bajos
de la cordillera -controlados por los indígenas- para encontrar una alternativa
a las rutas ya conocidas. 8 En este sentido, contaban con aprovechar el inusual

El concepto de "pacto colonial hispano-araucano" ha sido elaborado por Leonardo


León Solis en una serie de trabajos donde estudia su origen y su expresión política
en distintos parlamentos. Ver León Solís (1992; 1993; 1994:350-351).
Para los intentos de abrir una ruta terrestre a principios del siglo XIX, ver Santos
Martínez (1962), Martínez Sierra (1975: 184-219), Navarro Floria (1994: 63-91)
y Barba y Montes (2000).
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 205

período de paz de que disfrutaba la frontera meridional del Imperio Español,9


y especialmente la alianza que tenían con los pehuenche. 10

La búsqueda de información

Dado que los territorios por donde se pensaba abrir las rutas estaban en
poder de indígenas no sometidos era necesario contar con información sobre
ellos y sobre cómo lograr su aquiescencia. 11 Esta necesidad se refleja en las
Instrucciones que recibieron los Comisionados:

9
En términos generales y entre 1793 y 1810, las fronteras meridionales del
Imperio Español disfrutaron de un período de paz. Esta situación fue en gran
medida el resultado de la coincidencia de la política llevada a cabo por los
funcionarios y el interés de ciertos sectores de la sociedad indígena en vincularse
pacíficamente con el mercado colonial. Para la Araucanía ver Villalobos (1989a)
y León Solís (1982; 1999). Para la frontera de Buenos Aires ver Mandrini (1993a,
1993b) y Crivelli Montero (1991).
10
Para la alianza entre Pehuenches y españoles, ver León Solís (1982:45-51) y
Casanova Guarda (1996); sobre la manera en que los españoles utilizaron esta
alianza para realizar las exploraciones a través de la cordillera, ver Sergio
Villalobos (1989b:219-234).
11
Esta preocupación por obtener informes confiables sobre las poblaciones indíge­
nas y sus territorios era central en el proyecto presentado en agosto de 1792 a la
Corona por el Presidente de Chile, Ambrosio Higgins. Higgins vinculaba en un
único proyecto la seguridad de las fronteras exteriores y el control de las costas
patagónicas: "Pero sobre todo lo que mas importa para poner estos dominios a
cubierto de semejantes enemigos i volverlos a ellos sociables i utiles algun día para
el aumento de la conquista i ocupacion pacifica de las estensas fértiles tierras que
habitan bajo la suave dominacion de nuestro monarca es pensar de una vez en
realizar mis antiguos designios de comunicaciones de estas povincias de Chile con
las de BuenosAires por los países de los mismos indios para descubrir sus situaciones
fuerzas producciones i demas circunstancias locales hasta ahora ignoradas cuyo
esclarecimeinto en ningun tiempo sera tan conveniente como en el presente en que
debieran exigirse en la costa patagonica sus puertos i rios navegables buenos
establecimientos antes que sean ocupados ú ocultamente traficados por los estrangeros
al /abar de la libertad que les proporcionan el ejercicio de la pesca de la ballena en
estas mares del sur i partes orientales i occidentales de nuestraAmerica meridional
como es de recelar i quizas otras resultas de sumo perjuicio si establecen comercio
i trato con los naturales"Carta del Presidente de Chile al Conde de CampoAlage,
206

''Jlv!ayor cuidado y esmero debera poner para regular y formar


concepto dela numerocidad, fuerza, caracter ycostumbres delos
habitantes, y Naciones de Yndios que hayan, no solo por donde
pasare, sino tambien alas immediaciones del camino = Procurara
tambien informarse con sagacidad, y buen modo delos medios de
atraer y ganar la voluntad dela Naciones de Yndios que hayan
ála parte del sur del camino que lleve hasta nuestros Estableci­
mientos enla Costa Patagonica;... " (Instrucciones de Luis de
Alava a Molina, 27-3-1804, AGN IX 24.4.4).

"Quinta. Se informará de la numerosidad, fuerzas, caracter y


costumbres de los havitantes y Naciones de Indios intermedios,
y vecinos y riesgo que ofrezca la comunicación y trafico de los
Españoles con respecto á ellas. [...] Septima. Como pueda
conquistarse la amistad y allanamiento de los Naturales para
nuestra internación.

Santiago de Chile, 17 de agosto de 1792. BN MM Tomo 210, Documento 5284, foja


244. El proyecto recibió la aprobación de la Corona y fue el origen de varias Reales
Ordenes mandando que antes de tomar ninguna medida tendiente a abrir los
caminos se informase sobre las rutas posibles, la calidad de los terrenos y las
"naciones bárbaras amigas y enemigas". Real Orden del 10 de Noviembre de 1792.
Higgins basaba su proyecto en dos premisas: la alianza con los pehuenche, que
facilitaría la apertura de sus terrenos a los españoles, y el hecho de que los
huilliche, debilitados tras sus derrotas del invierno de 1792, concurrirían a
negociar al Parlamento General de Negrete. En parte su cálculo fue exacto.
Algunos grupos huilliche concurrieron a los llanos de Negrete, y Higgins, no sin
dificultades, pudo ponerlos en paz con los pehuenche (Artículo 7º del Parlamento
de Negrete. En: Artículos públicados en el Parlamento General de los Indios,
congregados en el Campo de Negrete por orden del Gobernardor Ambrosio
Higgins, los días 4, 5 y 6 de marzo de 1793. AN MV Vol. 8 Documento 131, 388
vta. y 389.). Dos eventos inesperados, sin embargo, desbaratarían sus proyectos:
la guerra entre los pehuenche de Balbarco y Malargüe entre 1794-98, que obligó
a las autoridades de Concepción y Mendoza a concentrar sus esfuerzos en la
pacificación de las partes contendientes (León Solis 19�8), y las complicaciones
en las negociaciones con los habitantes de Mamil Mapu, que dilataron la paz
hasta 1799, fecha en que Carripilun se avino con los pehuenche de Malargüe
frente a las autoridades de Mendoza (Levaggi 2000:160-162). Sólo después de
esta fecha se pudo pensar en retomar los proyectos de exploración.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 207

Décima. Es consiguiente que el Comisionado solicite de los Ca­


ciques y Respetados del transito, y de los que saliesen a su en­
cuentro, sus nombres y parages de su residencia para la devida
noticia del Govierno conforme á lo que bá prevenido en la ins­
truccion quinta." (Instrucciones de Luis de Alava a Luis de la
Cruz, 27-3-1806, AGI ACh, Legajo 179).

Ambas instrucciones son muy semejantes en su redacción, demostrando


el marcado interés de las autoridades por obtener información sobre las
sociedades indígenas.

Para cumplir con los objetivos, era necesario que el Comisionado fuese
una persona que conociera a los indígenas y que fuera conocido por ellos. Justo
Molina reunía estos requisitos, contaba con un largo historial de actividades en
la frontera y -lo más importante- tenía buenas relaciones con varios caciques
pehuenche. 12 A pesar de esto, su expedición se realizó en condiciones bastante
precarias y sus resultados no agradaron a las autoridades. En primer lugar, no
respetó las instrucciones recibidas, y luego, su diario no resultó ser tan
completo como se esperaba. 13 Se consideró que la información presentada tenía
deficiencias técnicas que era necesario resolver, por lo que se decidió repetir el
viaje con personal más capacitado. Se eligió al Alcalde Provincial Don Luis de
la Cruz para liderar la expedición y se ordenó que Molina y un geógrafo
competente integraran la misma (Martínez Sierra, 1975: 205-6).

12
Ver Carta de Luis de Alava a Sobremonte, 27-III-1804, AGN IX 24-4-4, Exp. 15.
1'1
Molina debía cruzar la cordillera por el boquete deAntuco y dirigirse en linea recta
hacia Buenos Aires, pero llegado a la costa del Salado-Chadileuvu, el caudal del
río le impidió seguir. Al no poder vadearlo, Molina decidió marchar hasta
Mendoza y desde allí a Buenos Aires. La única étapa del viaje en que cumplió
con las instrucciones fue durante el regreso, dado que cruzó desde Buenos Aires
a Antuco. El relato de este viaje se encuentra en Carta de Justo Molina a
Sobremonte. Buenos Aires, 31-I-1805, AGNIX 24.4.4. Exp. 15, y una versión más
completa en Diario que debo formar desde la Ciudad de San Bartolome de
Chillan, atravesando por las Cordilleras de Alico, hasta llegar a la ciudad de
Buenos Aires, y desde esta de mi regreso hasta llegar a la Ciudad de la
Concepción, en la que debo dar cuenta de la Comisión que el Señor Gobernador
Intendente se digno darme para la exploracion del Camino a Buenos Aires. AGN
IX 39.5.5. Exp. l.
208

Las condiciones del viaje de Luis de la Cruz fueron diferentes, y es


evidente que aprovechó la experiencia anterior. Se mejoró la organización y el
equipamiento de la expedición, dotándola de más recursos, y su partida estuvo
precedida por la celebración de dos parlamentos con la dirigencia pehuenche,
cuyo apoyo era imprescindible para el éxito del Comisionado. Luis de la Cruz
no tenía los antecedentes de Molina, dado que no hablaba mapudungun, ni
contaba con experiencia previa en tratos con los pehuenche. Sin embargo, se
esforzó por cumplir los objetivos que se le fijaron. Fruto de ello son los
documentos que redactó para sus superiores: el Diario, los Tratados, y su
correspondencia. 14 Como expresáramos, estos conforman uno de los corpus de
información más importantes sobre las sociedades indígenas pampeano­
nordpatagónicas de comienzos del siglo XIX. 15

El tráfico de ganado

Decidido a cumplir con las instrucciones recibidas, de la Cruz aprovechó


todas las oportunidades que le ofreció su viaje para reunir la información sobre
el tráfico de ganado desde Mamil Mapu hacia la cordillera. Para ello, recurrió
a sus dotes de observador y sobre todo a prolijos interrogatorios a indígenas y
acompañantes. 16 A pesar de que no tuvo la oportunidad de observar personal­
mente ningún arreo, no le resultó dificil comprobar la magnitud del trájico. La
ruta que recorrió estaba llena de indicios del mismo:

14
Luis de la Cruz no sólo llevó un Diario de su viaje, sino que escribió dos tratados
sobre los territorios y sobre la vida de los pehuenche. Además, incluyó en el Diario
varias notas aclaratorias, complementando la información que ofrecía el texto
de sus Tratados, muchas de las cuales nofueron editadas por De Angelis. En ellas.
se aclara el significado de algunas palabras o conceptos y, en ciertos casos, se
comparan las costumbres de los pehuenche con otros grupos, especialmente los
ranqueles.
1"
En este sentido son interesantes los comentarios de Pedro Navan·o Floria sobre
la obra de Luis de la Cruz (1996-1997: 124-127).
16
Debemos recordar, no obstante, que los escritos de Luis de la Cruz tienen que ser
analizados teniendo en mente el principio de Heisenberg, esto es, que la presencia
de un observador perturba y hasta modilica el comportamiento de lo observado.
Los rumores que precedieron su partida disuadieron a muchos comerciantes
indígenas de emprender ese año viajes comerciales a Mamil Mapu. A pesar de
viajar en la época apropiada, Luis de la Cruz se encontró con una sola partida de
comerciantes Llanistas. Extrañado por esta ausencia de movimiento, manifesto
a unos de sus miembros: "[... ] que extrmiaba no viniesen Llanistasy mas Guilliches,
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 209

"Los Llanistas, los Guilliches, los Peguenches y demas Naciones


tienen con estos Indios de Mamilmapu un comercio muy basto
de Animales, y para mantenerlo roban hasta donde pueden.
Nuestros Montañeses y Ultramontanos tienen Caminos y aloja­
mientos que designan las grandes cantidades que conducen, y
desde que sali de la Cordillera hasta este Sitio pueden contarse
muy pocas quadras en que no haya osamentas de Animales
muertos que como maltratados y cansados los abandonan para
que perezcan. La huella que hay desde Mamilmapu hasta el
anterior alojamiento no la haría, entre el pasto tupido de Coyron
de que abundan estos Campos, un continuo exercicio de Carros;
y de aquí puede inferirse que parcialidades de Animales no
conducirán" (Cruz 1806a, 135 vta.).

Su único contacto con animales trasladados se produjo al llegar a las


vegas de Puelec 1 7 , donde observó un enorme arreo de ganado mayor y menor
propiedad de unos "Indios de Mamilmapu" que se dirigían a la cordillera:

quando tenia noticia que todos los años pasaban reducciones enteras paraMamilmapu
por permutar sus Ponchos por haciendas. Contextó que era cierto, que este año
huvieran venido tambien sino huviera sido por el Peguenche Caullan que pasó a los
Llanos en donde hizo junta de Indios para darles noticia que los Peguenches estaban
alzados con los Españoles que todos venían a Buenos Ayres con determinacion de
acabar con los Guilliches y Llanistas que encontrasen; que por esta razon temieron
y dejaron sus viages para el venidero." Cruz 1806a, 89-89 vta.
Lo mismo sucedió con los pehuenche. Prueba de ello es que apenas un año antes,
Justo Molina se encontró cerca de Chadileubu con varias partidas de comercian -
tes pehuenche que regresaban debido a que el río estaba crecido: "Este dia hera
el que hiba a llegar al ria nombrado Chadileubu, y por nosotros Colorado, y llegaron
a su alojamiento como cosa de cien Pehuenches de los que havian Salido delante del
Comicionado con su destino a mamelmapú acomerciar, bolbiendose porhaver
hallado el mencionado Ria mui crecidoy aogadose el uno de hellos al intentarpasarle
nadando, por cuio motibo se retira van y anoticiados hizieron lo mismo los Yndios
q.' conmigo venían, siendo me forsoso determinar dejar mi Ruta y caminar para
Malalgue a solicitar alli el mejor arbitrio a fin de cumplir con mi Comicion="
Molina, Diario, 1804. AGN IX 24.4.4.
Puelec era el lugar ideal para este tipo de observaciones, pues constituía un nudo
de comunicaciones en donde se encontraban tres rutas indigenas que se dirigían
hacia Mamil Mapu: una que seguían huilliches y llanistas, otra que seguían los
pehueche de Neuquén y la tercera que seguían los pehuenche de Malargüe "En
este lugar se juntan los caminos de los Guilliches Llanistas, PeguenchesyMalalquinos
que transitan para Buenos Ayres, yMamilmapu, y aunque algunos viageros toman
210

"El 18 salí a ver las haciendas de estos Indios que estaban apiñadas
por varias partes de la Vega y casi todas ellas tenían Marca, prueba
de que fueron de Españoles. La cantidad que aquí tienen a la vista
entre Caballos, Yeguas y Bacas pasaran de 1500 y dos tropas
considerables de Ganado Ovejuno.

Otro Indio llamado Llancaquen vino con estos mismos; dos días
há que se adelanto para Cobuleubu á esperarlos y me han asegu­
rado todos estos, y la Cautiba que llebó mas de 2000 Animales
mayores, fuera del Ganado lanar." Cruz 18O6a, 73 vta. y 74.

Es importante señalar que las personas con las que se encontró en Puelec
no eran un grupo de comerciantes, sino familias que retornaban a la Cordillera
luego de haber pasado varios años en las pampas18:

por Cobuleubu,que está a distancia de cinco leguas acia el Sur,por no pasar el Rio
Chadileubu que tenemos adelante y dicen se resume; pero son muy pocos por que
aseguran los practicas que son tan tupidos los Zarzales que hay,que se hacen pedazos
entre ellos." Cruz 1806a, 71.
Desde la cordillera, Puelec era la antesala de Mamil Mapu, y constituía una
puerta de travesía. Una vez que atravesaban el Chadileuvu, los viajeros tenían
que recorrer tres jornadas para volver a encontrar un lugar con agua y pastos en
el que pudieran reponerse sus animales (ver Fagioli 1996).
18 Como vimos, los viaJeros le expresaron a de la Cruz su intención de instalarse en
la cordillera y él mismo los denominó "Indios de Mamilmapu", lo que permite
identificarlos como ranqueles. En el grupo había algunos antiguos seguidores de
Llanketruz, entre ellos Mariñan, casado con una cristiana "cautiva" llamada
Petronila Pérez. Luis de la Cruz, intrigado por la presencia de esta mujer,
aprovechó la oportunidad para interrogarla sobre su vida: '1- .. ] teniendola á ella
y a su Compañera agarradas, le pregunté ¿como te llamas ? Respondio Petronila
Perez. ¿,Eres Cautiba? Si soy¿ mucho ha ? De muy chica ¿Como sabes hablar? Porque
hé tratado con otras Cautibas que me enseiiaron como hablan allá. ¿ Tus Padres de
donde eran ? De el camino de Buenos Ayres, Postas y los mataron los Indios quando
yo fui Cautiba, con otra hermanita mia, y dos hermanos uterinos, que se apellidan
Morales. P. segun eso no fue tu Padre al que mataron sino á tu Padrastro? R. Si señor.
P. y no has visto por las Salinas donde vivían algunos Espmioles?. R. sí á muchos,
y a dos hermanos tambien, que todos los mios venían a pasear a mi Casa. P. y no
quisiste ir con ellos a pasear á los Christianos ? R. No quise irme, por que quiero
mucho a mis hijos. P. quantos tienes ? R. dos, pero no son hijos de este Marido, sino
de otro que muria, P. como se llamaba ? R. Carrilon, y mis hijos son Sobrinos del
Cacique Peguenche Carrilon." Cruz 1806a. 7 4.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 211

"Tomado pues mí alojamiento e stuvieron los Indios de


Mamilmapu á saludarme. Los Cavezas eran tres: Guemellan
soltero, Mariñan Casado, y dos Entenados, y Entrequen con su
Muger y dos hijos. Todos me han asegurado bienen de Curramalal
cerca de las Salinas de Buenos Ayres; que hace un año, y mas que
están caminando por no maltratar las haciendas que traen. Que

Este incidente, muy revelador por cierto, evidencia las limitaciones de Luis de la
Cruz que, no obstante ser buen observador y mostrar voluntad de transmitir
información, pecaba por desconocimiento del medio y no advertía que sus
informantes le ocultaban datos significativos. En esta oportunidad, Petronila no
contó toda su historia. Se reservó algunos detalles interesantes que, sin embargo,
revelan otras fuentes, brindándonos la ocasión de reconstruir los movimientos
de Llanketruz y de sus aliados entreMamilMapu y la Cordillera. Como sabemos
por su relato, Petronila fue capturada cuando era muy pequeña. En 1784,
Llanketruz regesó a la cordillera y ella debió estar entre su� seguidores (sobre
las circunstancias de este regreso, ver ViUar y Jiménez 200Ó). Fue rescatada en
1788, cuando una fuerza hispano-pehuenche arrasó las tolderías del cacique y sus
aliados. En esta oportunidad, Petronila demostró su adhesión a su nueva familia,
al abandonar a sus "salvadores" con gran riesgo personal, para volver con sus
hijos. El dragón Pedro Baeza, uno de los acompañantes de de la Cruz, que
participó en ese ataque, la identificó y le comentó al Alcalde: "La empresa les dio
á los Peguenches muchísismos despojos, mas de dos mil animales Caballunos,
porcion de Bacas, muchas Indias cautivas, y entre ellas cinco Españolas que trahia
consigo, de las que era una la Petronila Perez que encontramos en Puelec, que hizo
fuga de el campo de Peguenches, y se volvió á los Guilliches." Cruz 1806a, 190.
Baeza, como buen veterano, tendía a exagerar o confiaba demasiado en su
memoria, porque no fueron cinco, sino tres, las españolas rescatadas, circunstan­
cia que debió saber, puesto que había estado al mando del contingente que las
rescató: "[...] Asi que acabamos tomamos noticia de las indias cautivas y como mas
adelante había gente me fue preciso atender á las dos partes. á una despache al
soldado Baeza con cinco fusileros y el Cacique Caniguan y siguieron hasta que
alcansaron á los que iban uiendo, mataron algunos, y les quitaron muchas chinas,
y Baeza conMatiasAcevedo quitaron tres espaíiolas una con tres hijos, otra con uno
y otra sin ninguno: de las tres la una hizo fuga; como á la noche habia venido el
enemigo a querer robar, los caballos fue preciso prontamente ponerlos sobre loa
armas: á este tiempo por entre los matorrales la gente y las caballadas se nos hizo
invisible, "Carta de Francisco Bivanco a Pedro Nolasco del Río, Oñorquin, 29-Xll •
1788. AN MV Vol. 24 Pieza 14, 139-140.
Petronila permaneció pues con la gente de Llanketruz y debió acompañar al ¡rupo
cuando abandonó la cordillera para volver aMamilMapu, en 1789. Sabemo1 qut
el regreso ocurrió entre enero y marzo, por el informe de Santia¡o S1l111r,
212

su animo era irse a vivir a los Guilliches; pero ya que han teni,d,o
mi encuentro, y el de los Caciques que me acompañan, se
encaminarían para lo del Cacique Carrilon, que es pariente de ellos.
Que Puel-manc les havía asegurado que los Indios del descanso, de
el sosiego, y del gusto eran sus parcialidades, por que como estaban
auxiliados de los Españoles les temían los demás, que viendose
ellos timidos de los continuos asaltos y malones que los Pampistas
les daban abandonaron sus tierras, saliendo como fugitibos en
busca del sosiego y seguridad que aora han allado en tan buenas
noticias que han recivido." Cruz 1806a: 72 vta.

Una vez en Mamil Mapu, de la Cruz procuró averiguar el origen de los


animales que llegaban a la Cordillera. Bautista Prieto, un "cristiano" casado
con una hija del cacique ranquel Millalan, le confirmó que las yeguas alzadas
significaban riqueza para los ranqueles, pues conformaban el principal rubro
de su comercio:

"Traté sobre las Haciendas y riquezas que tienen; y me contextó


que la principal es las Parcialidades de Yeguas alzadas que
llaman Castas, de donde toman á Laque quantas pueden, y estas
las venden para todas partes de la tierra y que tambien tienen
crianza de Bacas, Yeguas y Ovejas, a que se reducen sus
Riquezas... " Cruz 1806a, 130.

Capitán de Amigos de h: reducción de Cura que visito Lonquimay en el otoño de


ese año: 'l .. ]Haviendoi yo preguntado que como havian escapado la gente del
O

difunto Llanquitur, me 1 ,spondio que enteramente derrotados, y que sabia havian


muerto cerca de doscien, os, y que havian sido los Españoles los que havian hecho
aquella cruel mortandad con susArmas tan aventajas, y que hastaMugeres havian
muerto: haviendole yo echo pregunta en que se ocupavan, y que era su detenninacion
para recuperar sus atrasos, me respondio que se havian hido á Mamilmapu, y que
tal vez pueden intentar el robar en los Pueblos de las Pampas de BuenosAyres, para
recuperar sus atrasos por lo mui pobres que se havian ido, y que asi se lo hiciese Saber
al Señor Comandante de los Angeles. "Informe del Capitán de Amigos, Santiago
Salazar a Pedro Nolasco del Río, Los Angeles, 7-V-1789. AGN IX 45.6.9.
Si hemos acertado en nuestra reconstrucción de las andanzas de Petronila y su
familia, los rebaños que observó Luis de la Cruz eran el producto de diez y siete
años de estadía en las pampas, lo que los convierte en algo atípico y les resta valor
como ejemplo del volumen del ganado comerciado normalmente.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 213

Luis d e la Cruz denomina castas tanto a las yeguas en cuestión, como


a los campos que ocupaban 19•

"Castas son unos campos poblados de muchas yeguadas alzadas,


de las que toman los Indios considerables partidas para dosilisar
y para vender á los Indios chilenos" Cruz 1806a, 94 Nota 3.

Estos campos conformaban un espacio fuera del control de ambas socie­


dades coloniales, en donde el ganado alzado se desarrollaba a sus anchas.20

Luis de la Cruz ingresó a las castas durante la última etapa de su viaje


y los ranqueles que le acompañaban le indicaron la ubicación y extensión de las
mismas, señalándole sobre todo la gran cantidad de animales que la habitaban:

"Desde este lugar empiezan a verse las Yeguas alzadas que


abundan por estas tierras segun aseguran los Indios, y apenas
divisaron ellos una Tropilla que se fueron á ella, y mientras mis
Arrieros descargaron estubieron de regreso con un Potro de año.

19 Está claro que la extensión de las castas excedía la porción controlada por los
ranqueles, limitada en la época a los territorios que se extendían grosso modo
entre el ángulo Noroeste de la actual provincia de Buenos Aires y el sur de Santa
Fe. Las castas se extendían más allá, ocupando parte de los campos bonaerenses
hasta alcanzar la costa atlántica (ver mapa 2 en Garavaglia 1999:23).
20 Al respecto, recordemos el concepto de "buffer zone" desarrollado por el antropólogo
norteamericano Harold Hickerson, en relación a las fronteras ínter-tribales entre
Dakota y Chippewa (Hickerson 1965, 1970: 106-119). Según Hickerson, las
''buffer zone" "comprised territory on the frontiers between tribes which except for
communal drives, was normally unoccupied. Such lands could not be entered in
safety except by war parties or large hunting parties prepared at a moment 's notice
far war. Activities requiring residence in lodges by small groups were virtually
impossible in such zones." (Hickerson 1965: 43). El riesgo impedía una actividad
venatoria normal y convertía a las "buffer zones" en santuarios para las presas
que, relativamente a salvo de las actividades de los cazadores, podían reprodu­
cirse con tranquilidad. Si en los campos de castas se desarrolló una dinámica
similar, esta seria una de las causas de la supervivencia de grandes manadas de
yeguarizos alzados mucho tiempo después de que hubieran desaparecido al norte
del Salado (ver Garavaglia 1999: 27-28).
214

Ponderan que es tan crecido el numero de estas Yeguadas que


aseguran son un cordon desde la costa hasta estas Fronteras, que
es inagotable, y su origen lo fundan en que algunas Manadas de sus
antepasados se alzarían, y de hay han procreado; pero siendo cierto
el que estos Indios no conocieron los Cavallos hasta la introduccion
de los Españoles que los trageron, y que ellos nunca han podido
aumentar sus haciendas por el consumo de ellas para mantenerse,
como que no usan de otros alimentos; es claro que estas Castas
deven haverse extendido por estos Campos, procedentes de las
Yeguadas de los Españoles." Cruz 1806a, 135.

Luis de la Cruz descartó por inexacta la hipótesis indígena sobre el origen


de las Castas. Basándose en la presencia de animales marcados, les asignó un
origen español21 • El punto no fue negado por los ranqueles, puesto que recono­
cieron que entre los animales capturados, se encontraban muchos provenientes
de las haciendas fronterizas:

'Tambien aseguran que en ellas se encuentran muchas marcadas


de las que á los Españoles se les alzan e incorporan con estas como
antes dije. Si es asi esta misma razon manifiesta que dichas
Yeguas fueron de los Españoles, pues asi como en el dia se les
bienen y pierden sucedería entonces lo mismo." Cruz 1806a, 135.

Esta situación nos permitirá explicar la presencia de animales con


marcas en los rebaños observados por de la Cruz a lo largo de todo su viaje, mejor
que la acusación de robo22 :

21 Juan Carlos Garavaglia ofrece una explicación al fenómeno consistente en la


transformación de animales domésticos en alzados. La zona que ocupaban las
castas tenía la particularidad de conservar el agua superficial incluso durante
los períodos de grandes sequías y por esta razón los yeguarizos mansos esca­
paban allá y se volvían salvajes. Además, los padrillos alzados solían "robarse"
los rodeos mansos, atrayéndolos consigo (ver Garavaglia 1999: 33-35).
22 La tendencia a asociar animales marcados en poder de los indios con robos no era
exclusiva de de la Cruz. Otros exploradores españoles pensaron igual. Por
ejemplo, en 1792, el misionero franciscano Francisco Menéndez, durante su
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 215

"Yo creo y debo presumirlo que con el pretexto de estas Yeguas


se acercan los Indios a estas Fronteras, y se introducen á las
haciendas mas proximas y roban quantas pueden pues apenas hé
visto Caballos y Yeguas en todas sus manadas que no sean
marcadas, y sería mucha casualidad que solo pillasen las con
marca." Cruz 1806a, 134 vta.

Esta afirmación entra en contradicción con la propia experiencia del


viajero, que pudo comprobar por sí mismo la veracidad de las afirmaciones de
los ranqueles. En la etapa final de su viaje, presenció una potreada durante la
cual uno de sus arrieros enlazó un animal marcado:

"Continuamos caminando por el mismo rumbo media ora, aqui


boluieron los Indios a repartirse para encerrar otra parcialidad
de Yeguas que pasarían de 500. Hice parar mi Tropa mientras se
alejaba la Yeguada, y fue tanto el desparramo de piños que se
formó en el Campo, que vino un Potro á pasar cerca de mis
Caballerías, nos cupo muy a tiempo, por que el Capataz lo enlazó,
y lo hizo domar a uno de los Arrieros en el mismo momento. Ya
cansado de las Carreras parecía docil, y lo será tambien por que
es marcado." Cruz. 1806a, 136 vta./137 vta.

Los penquistas se quedaron con el caballo, lo que no impidio -como hemos


visto- que de la Cruz persistiera en acusar a los ranqueles de robar los animales
en las haciendas españolas.

segundo viaje a Nahuelhuapi, encontró entre los indígenas caballos con marca:
"Nos dieron caballos que los tienen muí buenos y algunos con marca. Presumo que
los robaron a unos Espaíioles que dicen ay al Sur, de donde acaban de venir .... "
(Menéndez 1900:309).
En otro informe, se especifica que estos "caballos con marca", encontrados en
Nahuelhuapi "eran de los que compran á los que salen a robarlos en las Pampas
de Buenos Aires." ("Chiloé. Misión de Nahuelhuapi." Anónimo, Sin fecha, ni lugar,
BN MM Tomo 207, 353 En Vergara 1993:57 nota 21). Sin embargo, puede
asegurarse que provenían, en cambio, de los campos de castas.
216

Ranqueles y Castas

Las autoridades de Buenos Aires eran conscientes de que la presencia


más allá de su frontera de grandes cantidades de animales alzados represen­
taba un polo de atracción para los indígenas cordilleranos. En 1779, en ocasión
de dictaminar -negativamente- sobre la conveniencia de aceptar la propuesta
de paz del cacique ranquel Linco-Pangui, el fiscal de -la audiencia de Buenos
Aires, Diego de Salas, señalaba que:

"[...] Siendo por su naturaleza distinguidas, nuestras Campa­


ñas, entre otras de este dilatado Reyno, por vna de las mas
fertiles de Ganados, Yeguadas y Potradas á sido, y es como
preciso socorro, de su manutencion el antiguo Teatro de sus
robos, y maldades, y a donde p.r determinadas, oportunas
Estaciones del año, vajan para aser sus proviciones los Yndios de
la Cordillera de Chile; los que estan establecidos á el Pie de ella;
los de las Serranías, y las mediaciones de sus campos, y
formando de sus dispersos cuerpos vno respetable, para sobstener
sus empresas recogen, quanto les es necesario... " Dictamen del
Fiscal, Diego de Salas. Buenos Aires, 7-XII-1779. En Testimonio
del Expediente obrado por el Superior Gobierno de Buenos Aires,
sobre haberse denegado las paces a los Indios Aucaces. AGI AB
Legajo 60. Copia en el Museo Etnográfico J. 25, 36 vta./37 vta.

Entre los grupos mencionados se encontraban los ranqueles y las


autoridades militares de Buenos Aires estaban al tanto de su presencia anual
capturando yeguas más allá de la frontera. Durante un consejo de guerra
celebrado en la Cañada é_e Morón, el 5 de octubre de 1780, con el objetivo de
planificar una expedición contra pampas, ranqueles y aucaes, los oficiales
presentes argumentaron contra la conveniencia de hacerlo en esa épo-ca del
año, presentando distintos motivos -la sequía, la cercanía de la cosecha y, en
el caso de los ranqueles, el haberse retirado hacia la cordillera-:

"Los Rancacheles No Ofrece duda se ayan retirado a la Cordillera


donde tienen su mansion, resp."' a que llevan lo q.' necesitan q.'
es Yeguada, p:' quando vienen a Potrearla a estos Campos, q.' es
anualmente, este presente mes de Octubre, es en el que se retiran
con ella, por cuyos motivos somos de parecer, no es comveniente
se aga dha Ynspecc.º" atendiendo al ningun fruto que se sacara
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 217

de ella, por lo que llevamos espresado". Acta de Consejo de


Guerra, Cañada de Morón, 5-X-1780. AGN IX 1.4.6., 545.

Esta opinión, fruto de años de experiencia, es confirmada por dos testi­


monios independientes. Uno lo ofrece el piloto Pablo Zizur, instalado en los
toldos del cacique Calpisquis en misión diplomática. En ese lugar fue testigo de
la llegada de una partida Ranquel. Inicialmente, el comisionado creyó que se
trataba de comerciantes que venían a vender sal, pero recibió un informe
confidencial que le develó la verdadera razón de su presencia:

''.Ayer llegaron una quadrilla de indios ranquichules de la parte


del Oeste de las Salinas, á esta toldería, y supe que venian a
vender sal, cuya noticia no la noté, por no pareserme del asunto;
pero oi he sabido que su objeto era cojer ganado en los campos del
Leste para cuyo efecto, á fin de que éstos los dejen pasar, les han
regalado algunas cosas, y á Lorenzo ví, que le regalaban un
poncho. "Entrada del 20 de noviembre· de 1781. Diario de Zizur en
Vignati 1972: 89.

Zizur no aclara qué tipo de ganado buscaban estos ranqueles. Afortuna­


damente para nosotros, no era el único español presente en el área. Un par de
peones provenientes de Carmen de Patagones, Antonio Godoy y Manuel
Fernández, enviados por Francisco de Viedma a comprar ganado para el
abastecimiento del fuerte, se encontraron con una partida de ranqueles
ocupados en bolear yeguas:

"[...] Que el dia 24 [de octubre] salió Godoy solo costeando dicha
sierra del Calegel, y se quedaron con la carga su compafíera y el
Indio, caminó. como unas 6 leguas y haviendose subido á un
cerrito, divisó unos quantos Indios distantes unas 3 leguas: Que
dirigió su marcha á ellos, y haviendolos alcanzado reconoció
eran 6 Indios y una China, entre los quales uno de ellos hablaba
el Castellano, y le dijo eran de Nacían Ranquichel, benian de
bolear Yeguas, y se hivan de retirada á sus tierras ... " Viedma
1938: 544-5.

Acertada en relación a la época del ingreso anual de los ranqueles al área,


la opinión de los comandantes de la frontera de Buenos Aires estaba por el
contrario errada con respecto a la ubicación de sus territorios.
218

Instalación ranquel en Mamil Mapu

El mismo Godoy había tratado con los ranqueles en agosto de 1781,


visitando algunos asentamientos situados, no en la Cordillera, sino en la
frontera oeste de Mamil Mapu23:

•1...] luego que llegó dispuso embiar á Godoy, con dos de sus
indios á los expresados Toldos de los Ranqueles, y gastaron dos
dia en llegar: Que emprendieron su márcha atravesando la sierra
de la Ventana, la que quedó á mano derecha, y á distancia como
de dos leguas y media, encontraron dos cerros, y por medio de
ellos hay un arroyo de mui buen agua, el que viene de hacia el
poniente, y pasado hallaron camino abierto hasta los Toldos:
Que como unas seis á siete leguas de estos cerros hay unos
medanos de arena mui altos, y tendran dos leguas de ancho, en
cuio paraxe tienen 3 pozos abiertos, inmediato á una laguna de
agua llovediza de donde se proveen ellos y sus cavalladas y
ganados: que en todo el camino encontró muchas matas de las
que suelen hacer escobas, y en los medanos chañares, y jarillas:
Que contó 43 toldos, y el Cacique era un tuerto, cuio nombre nose
acuerda aunqué se lo dieron: . . . "Viedma 1938:539.

23
Jorge Fernández data la presencia ranquelen Mamil Mapu en la primera mitad
de la década de 1 770. cuando contingentes pehuenche y huilliche desplazados de
la cordillera por conflictos intra-étnicos se trasladaron a la Pampa (Fernández
1998:57-58). En un 1ral: éiJO sobre la actuación de Llanketruz escrito con Daniel
Villar, datamos su ingr ,so a Mamil Mapu a fines de la década de 1760 (Villar
y Jiménez 2000:693 not; 20). En 1774, ya estaba instalado en "los montes", según
una declaración prestada en el fuerte de Salto: "Preguntados en queparaje seallan
los Rancaheles q.' nos quz 2re Ymbadir? Respuesta que seallan en los montes, al norte
de las Salinas. Preguntados quanws Casiq.' son y como se llaman? Ruña, Llancatur,
Uday el Petizo. Preguntados q.' si tienen mucha Yndiada? Respuesta que no saben
si tienen mucha gente, pero les parece que son pocos segun dise el Cautibo.
Preguntados de q. 'paraje se allan mas Ynmediatospara robarnos dhos Rancacheles?
Respuesta, que es tan mas serca de los Caminos de Mendoza y Punta de Sause, que
de nosotros es tan todavía lejos, . . . " Relacion de la noticia que me a mandado el
Casiq.' Canupi por sus chasques, el Indio Fran.cº y la china Chatalina su muger,
y un Yndio Sagal oy dia 26 de Maio de 1774. Salto. Instituto Americanista de la
Universidad Nacional de Córdoba, Fondo Documental Monseñor Pablo Cabrera,
Documento 7219.
Entre médan,os y caldenes de la pampa seca 219

Godoy describió un grupo asentado en la zona, que accedía a los recursos


vegetales que la misma ofrecía y aprovechaba, con una tecnología adecuada, el
agua existente en los médanos:

'J...] que el camino que salia de aquel paraje hiva a un sitio donde
havia mucha indiada, de la misma Nacion acampada en otros
medanos maiores y se mantenia con agua de Pozos en la misma
forma que esos distantes quatro dios de camino, y en aquel paraje
avia mucho monte de grandes y espesos algarrobos de cuio fruto
hacían aguardiente, por cuio motivo rara vez lo desamparan con
lo que suelen emborracharse de tal suerte que se matan unos á
otros á golpes y puñadas, que esta Indiada tenia muchos cautivos
cristianos por ser muy numerosa esta Indiada, la que está
escondida entre los medanos al amparo de dichos Pozos y
Lagunas"Viedma 1938: 540.

y sobre todo provisto de una gran cantidad de ganados:

'1...] Que los ganados que tenian eran ovejas y cabras y mucha
porcion de Yeguas y cavallos: Que se estuvo un dia en los Toldos,
donde le obsequiaron y hospedaron grandemente le mataron un
cordero para que comiera, y le hicieron una cama de cueros y
pellones para que descansase ... " Viedma 1938: 541.

Los ranqueles recibieron bien a Godoy, y le indicaron dónde podía obtener


los animales que necesitaba24 • La transacción no se realizó debido a que el
visitante no se decidió a penetrar más en territorio ranquel.

24 La forma en que fue tratado Godoy por los ranqueles es una prueba más de su
origen cordillerano, y sobre todo de su disposición para comerciar. El asiento de
pellones y el sacrificio del cordero formaban parte de un mecanismo elaborado
por los mapuche para transformar simbólicamente a un huésped, de enemigo
potencial en aliado (Zavala 2000: 246). Este comportamiento se extendió desde
la Araucanía hasta la Cordillera. En 1792, Menéndez fue recibido así por los
indios que habitaban Nahuel Huapí: "Nos dieron por alojamiento el toldo del
caciqueMancuuvunay y para recivirnos saco dos pellones negros, los que puso sobre
un cuero de caballo y nos mandó sentar. Luego comenzaron a tratar unos con otros
'1...]Que no se determino ir adonde estavan los otros indios porque
no tenia que regalarles ni con que comprar ganado Bacuno, de que
le dixeron que tenian en abundancia ... "Viedma 1938:541.

Instalados inicialmente en la cordillera, los ranqueles incursionaron


regularmente en las pampas en busca de ganado alzado. Como vimos a través
de Zizur, las partidas cazadoras tenían que solicitar permiso para explotar el
recurso, de la misma manera que los grupos mapuche que procuraban explotar
las salinas en las cordilleras tenían que pagar a los montañeses "propietarios".
Las yeguas cimarronas no constituían un bien al que pudiera accederse
libremente. Para hacerlo era necesario entablar negociaciones con los grupos
locales y compensarlos por su explotación. Los grupos que no querían cazar
animales podían comprarlos.

Sabemos por Blas de Pedroza, cautivo en Mamil Mapu entre 1779-1786,


que anualmente se presentaban en las tolderías de la región partidas de
comerciantes provenientes de las cordilleras:

"Que á principios del verano suelen bajar de la Sierra los Ren­


quelches, Pehuenches, y Chilenos en num. º de doscientos á tres­
cientos dejando en los Toldos á sus familias, y traen ponchos,
Mantas, pellones y Chapeados q.' cambian por Yeguas, cavallos y
bacas."Declaración de Blas de Pedroza, 8-XII-1786. AGN IX 1.3.5.
664.25

y todos se hicieron compadres. Mandó el cacique matar un carnero para mi: el


primero que nos vio, s¡n que nosotros lo viesemos mato otro para Don Diego
Barrientos;y el que ,wsotros vimosprimero otro para Don Nicolás Lopez." (Menéndez
1900: 303). El "hacerse compadres" que mencionaMenéndez alude al konchutun,
un ritual para establecer vínculos especiales entre dos personas, a partir de
compartir un cordero (Zavala 2000: 245). Las personas que se convertían en
koncho tenían la obligación de ayudarse y defenderse mutuamente. Godoy,
ignorante del significado profundo del gesto de los ranqueles, lo describió como
una simple forma de hospitalidad. Esta práctica que, como vimos, estaba
generalizada en toda el área, debió facilitar los movimientos de los comerciantes
en un medio de fuerte fricción ínter e intra-étnica.
25 El autor desea agradecer al Prof. Raúl Mandrini haberle facilitado una copia de
tan interesante documento.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 221

Para esta época, los grupos de Mamil Mapu se habían insertado de tal
manera en los circuitos comerciales que habían adaptado sus hábitos alimen­
ticios a las demandas del mercado, consumían yeguarizos y reservaban las
vacas para el comercio:

"Que el num.-0 de Cavallada que posehen no puede determinarse asi


por que usan de ella para su comun alimento, como por que tiene
mas o me,ws segun sus urjensias surtiendose de los de las naciones
vesinas en caso de Ymbasion, o haciendo una recojida quando
tienen escases: Que c01nen generalmente la carne de Potro y Yegua
y alguna vez la de Vaca, que matan quando necesitan su cuero,
adquiriendo estas en las entradas que hacen en tierras de christianos
y conservandolas cuydadosamente ya para este fin, o al de
cambiarlos p.' Estrivos, Frenos, o Espuelas: Que sus campos
abundan de pastos p.' lo comun en las cuatro estaciones del Año,
y que la abundancuz de sus Manantuzles es tanta que rara vez les
obliga la falta de agua á varuzr de situasion." Declaración de Blas
de Pedroza, 8-XII-1786. AGN IX 1.3.5. 663 vta-664.

Una vez :finalizado el ciclo de malones contra las estancias fronterizas,


las vacas disminuían su importancia en el circuito del ganado y los caballos
recuperaban su posición predominante. 26 A partir de 1786, la mayoría de los
testimonios sobre el tráfico de ganado concuerdan en señalar que los animales
eran intercambiados principalmente por textiles. El mismo Pedroza, comenta

26
En 1797, Thomas O'Higgins, sobrino del entonces virrey del Perú Ambrosio
O 'Higgins, fue enviado a inspeccionar las fortificaciones de Chile. Inició su periplo
por los fuertes de Valdivia y luego se dirigió hacia Los Ángeles por la ruta
terrestre. Durante su viaje se entrevistó con los caciques de las reducciones más
importantes para transmitirles los saludos de su tío. En diversas oportunidades,
pudo constatar la presencia de animales provenientes de las "pampas de Buenos
Aires", y es interesante el comentario que realizó acerca de la reducción de
Qutratué al norte del Tolten, "Ya en esta reducción se distinguen los indios de la
parte del sur, porque imitan a los españoles de la frontera en las monturas de sus
caballos. Traen los principales frenos, chapeados, y espuelas de plata que compran
a los españoles y también estriberas de alquimia, que conchaban a cambio de
ganados y principalmente de caballos, que en grandes porciones traen de las
pampas de Buenos Aires." (O'Higgins 1943: 41).
222

que poco antes de fugarse (1786) llegaron dos mocetones de Llanketruz a


convocar a sus aliados para un malón, trayendo además ponchos para vender:

"Que pocos Dias antes de haverse separado de la Tolderia


llegaron á ella á vender Ponchos dos Yndios de Llancatur
quienes dijeron que su Cazique havia despachado chasques á los
Ymmediatos para que recojieran sus cavalladas y se aprontaran
para laAccion"Declaración de Blas de Pedroza, 8-XII-1786. AGN
IX 1.3.5. 665vta. y 666Y

Ya vimos como en 1 792 un informe sobre la expedición de Menéndez


señalaba que los habitantes de Nahuel Huapi conseguían caballos comprándo­
los "[... ] á los que salen a robarlos en las Pampas de Buenos Aires." ("Chiloé.
Misión de Nahuelhuapi." Anónimo, Sin fecha, ni lugar, MM Tomo 207, fojas
353 En Vergara 1993: 57, nota 21). Cinco años después, en plena Araucanía,
el cacique Lencoyen relató a Thomas O'Higgins sus expediciones a las pampas,
para conseguir yeguas por conchavo, no por cacería o potreada:

"Se le volvió a preguntar que efectos llevaba para sus conchavos


a Buenos Aires, respondió que ponchos y colegues gruesos, a los
indios de la otra banda, que no tenían para las lanzas que usaban,
y que en cambio to;naban yeguas y vacas, de las cuales ha visto
por estos campos." (O'Higgins, 1943: 43).

Yeguas y ponchos: los términos del intercambio

Dos razones que no son contradictorias entre sí contribuirían a explicar


la situación: por un lado, los grupos que dominaban las rutas de acceso a las
castas debieron haber incrementado su control sobre las mismas28, y por otro,

27
Como ya mencionamos antes, Llanketruz y su gente regresaron a la cordillera
entre 1785y 1789. Los datos que aporta Pedroza señalan que durante esos años,
los ranqueles como todos los otros grupos cordilleranos, recurrieron al comercio
para obtener animales yeguarizos.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca

los altos precios alcanzados por los textiles en Mamil Mapu compensaban a loe
grupos de Araucanía y la Cordillera por la imposibilidad de continuar con las
cacerías. Sabemos por Luis de la Cruz que los ponchos vendidos en Mamil Mapu
alcanzaban precios muy altos, al punto que duplicaban o triplicaban el valor
que tenían en la Cordillera:

"Sali al encuentro de los Indios, y procurando comprarles


Cavallos me dijo el uno que se llamaba Neculman, que no podía
vender por que los tenian en engorda para ir conmigo a Mamil
Mapu. Lo celebré, y le hice entender lo bien que hacia en tratar
amistosamente aquellas Tribus, pues tenían muchas Haciendas,
y entablando comercio con ellas se harían presto ricos, por que
sus Mantas, Lanas y otras obras de las que aquí hacen sus
Mugeres, allí valen tres ó quatro tantos mas. Hablamos un gran
espacio sobre mi Expedicion, y se retiró muy gustoso con unos
vizcochos que le di." Cruz 1806a, 19-19 vta.

Por una prenda se podia obtener una pequeña manada:

"Hasta aquí he venido viendo Ponchos, Mantas y Chameles, y


otras prendas de las que usan aquellos Indios, y por cada una de
ellas lleban alla 12 y 16 yeguas." Cruz 1806a, 135 vta.

Con una tasa de intercambio tan favorable, no es raro que los grupos
llanistas y cordilleranos se avinieran a comprar los animales, en lugar de
disputar el derecho a capturarlos. Debemos considerar, además, que los
intercambios observados por el Alcalde se produjeron en medio de una
coyuntura excepcional. En efecto, el viaje de Luis de la Cruz coincidió con una

En el caso ranquel, después de 1789. su única alternativa consistió en controlar


de cerca el acceso a las castas. En efecto, el grupo no pudo volver a la cordillera.
luego de la derrota de Llanketruz. en 1788. Tampoco tenía la posibilidad de
maloquear a los españoles, porque Carripilum y Cheglen habían firmado la paz
con los cordobeses en 1796 (Carta de Simón de Gorordo alMarqués de Sobremonte.
La Carlota. 7-IX-1796. Archivo Histórico de Mendoza. Carpeta 42. Documento
33) y Carripilun con los mendocinos ypehuenche deMalargile. en 1799 (Leva¡¡-1
2000: 160-162). No es de extrañar entonces que, en 1806. su "principal riqueza''
fueran las castas. como señaló Bautista Prieto en su testimonio ya citado
224

de las peores sequías de todo el período colonial, que tuvo lugar en 1805 y 1806
(Garavaglia 1999: 33). En esas condiciones ambientales, los campos de castas
recibieron el aporte de un número considerable de animales mansos que se
escaparon de las estancias españolas en procura del agua retenida en los
médanos y, en consecuencia, aumentó la oferta de yeguarizos. Por otra parte,
hemos visto ya que, en esos mismos años, casi no ingresaron comerciantes a
Mamil Mapu, lo que provocó una concomitante escasez de textiles.29 En un
contexto de tales características, los ranqueles pagaron elevados precios por
ellos.

Pero más allá de la coyuntura descripta, las preguntas que surgen


inmediatamente son: ¿por qué razón los ranqueles estaban dispuestos a pagar
precios tan altos por los ponchos? ¿no estaban, acaso, en condiciones de
fabricarlos ellos mismos? Las mujeres ranqueles ¿no sabían tejer? ¿eran menos
hacendosas que las pehuenche? Nada de eso.

Todos los testimonios -Godoy, de la Cruz, Prieto- coinciden en señalar que


los ranqueles tenían grandes rebaños de ovejas. 30 Por lo tanto, si la materia
prima era abundante y la mano de obra a disposición experta y laboriosa, en
principio no habría impedimentos para que las tolderías ranqueles se convir­
tieran en un centro de producción de textiles similar al de los pehuenche.

La explicación, a nuestro juicio, tiene que ver con que la producción


ranquel era insuficiente por sí sola para cubrir el comercio fronterizo, y de allí
el interés de los habitantes de MamilMapu en intercambiar textiles cordilleranos

29
Recordemos que, en 1805. Molina se encontró en el Chadileuvu a cien comercian­
tes pehuenche que no pudieron ingresar aMamilMapu, y que, en 1806, la mayoría
de los comerciantes llanistas y huilliche pospusieron su viaje para mejor
oportunidad.
30
Sabían cómo cuidarlas y las valoraban a tal punto que las familias que de la Cruz
encontró en Puelec llevaban consigo sus ovejas en medio de una de las peores
sequías del siglo. No debemos olvidar que estas familias manifestaron que
regresaban a la cordillera porla inseguridad que reinaba en las Pampas. En estas
circunstancias, se asume que valorarían su seguridad por sobre todas las cosas,
pero las condiciones del arreo de ovinos entran en contradicción con dicha
valoración: su ritmo de marcha es lento, no hay mariera de apurarlos y necesitan
más descanso que otros tipos de animales. No obstante. los indígenas no se
desprendían de ellos.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 2215

que luego comercializarían o cambalachearían junto con su producción domés­


tica, en la frontera de Córdoba.'11

Ranqueles y Ponchos: las condiciones de producción de los textiles

Los ranqueles, al entregar yeguarizos a los grupos llanistas y de la


cordillera y recibir textiles a cambio, estarían aliviando a sus mujeres de la
laboriosa tarea de abastecer las propias necesidades y tejer además un
excedente para comercializar en el mercado colonial.3 2 Sabemos que todas las
actividades relacionadas con la manufactura de los ponchos, hilatura, teñido

31
Todavía no conocemos los detalles de este tráfico, pero hay indicios ciertos de que
debió ser muy activo durante las dos últimas décadas del período colonial. Uno
de los primeros actos ranqueles, luego de firmar la paz enla Laguna del Guanaco,
fue solicitar permiso para comerciar con la comitiva que acompaño al Coman­
dante de la Frontera de Córdoba : "Acabado esto me pidio dicho Casique hablar'
y tratar con mis soldados y apenas se lo concedí; se permutó la quietud y silencio en
un laberintoygritería quasi inaguantable,por la que manifestavangrande alegria,
permanecieron con esta union, trocando y hendiendo ponchos, mantas y
caballos por espacio de quatro horas, pasadas las quales concertamos con el
predicho Cheglen, regresaria, el para su tierra y yo para la mia" Carta de Simón
de Gorordo al Marqués de Sobremonte, La Carlota, 7-IX-1796. Archivo Histórico
de Mendoza, Carpeta 42, Documento 33. El comercio inter-étnico presenta signos
de haber sido tan importante que dos de los ocho puntos del tratado de paz
celebrado por Cheglen -y Carripilum- estaban destinados a regularlo: "3.º Que
quando viniese a tratar con nosotros ha de ser p.' el Fuerte de la Carlota, y no otro,
en el qual quedaran algunos Indios de los que quierany los principales pasarán á
esta Ciudad donde seranagasajados y tratados con toda atencion pero q.' asi los q. •
vengan como los q.'- quedan han de dejar sus armas en dho Fuerte para evitar
quimeras ó desazones- ó alguna desgracia entre ellos, que seria mui sensible a los
Españoles. 4.º Que los q.' vengan a la Ciudad ó al Fuerte puedan traher sus efectos
á venderlos libremente ó cambiarlos q.' en todo se les guardara buena feé." Tratado
de Paz que el Casique Cheglen de la Nacion Ranquelche, celebra con el Señor
Brigadier Marques de Sobre Monte Gobernador Intendente de esta Provincia de
Cordova, a su nombre y del Casique Carripilum de la propia nacion por quien
viene encargado para el efecto. En Archivo Histórico de Mendoza, C arp eta 42,
Documento 43.
32
Somos perfectamente conscientes de los riesgos de aplicar información prove­
niente de la Araucanía y la Cordillera al caso de los ranqueles. Pero dado que
lamentablemente no contamos hasta ahora con datos específicos sobre las
226

de los hilos. y tejido, eran trabajos femeninos. Los hombres sólo se ocupaban
de la comercialización:

''El trabajo de esta especie es sólo de las mujeres de los indios, en


hiladuras, tintes y tejidos, y sólo queda a cargo de ellos el comercio
dentro de sus tierras o en la Frontera." Marán 1784: 143

Según el testimonio del misionero franciscano, Antonio Sors, las mujeres


tenían que entregar mensualmente una prenda a sus maridos: "No tienen otro
comercio que el de los ponchos y mantas, que hacen muchos, porque cada
mujer ha de dar a su marido cada mes un ponclw o manta." Sors 1921:183.

La producción de doce prendas al año para el mercado colonial, ha sido


aceptada por León Solis y Palermo: "En la frontera chilena, el tráfico de pon­
chos indígenas era muy importante, rubro presente en la mayoría de las
transacciones junto con manufacturas en madera y cestería, sal, yeso, etc. De
a poncho o manta por mes, cada mujer engrosaba el volumen de este comer­
cio, como señalaba Sors en 1780." (citado por León Solis 1989-90; ver Palermo
1994: 75).

Consideramos, sin embargo, que esa cantidad es alta, no obstante su


coincidencia con los datos recolectados por el lingüísta chileno Carlos Ramírez
Sánchez en la provincia de Cautín, durante la década de 1960, acerca de que
u na tejedora mapuche estaba en condiciones de atender las necesidades de su
hogar y producir un tejido en un lapso de veinte a treinta días: "En la confección
de una manta o una frazada de lana, la tejedora emplea entre veinte y treinta
días para concluirla puesto que debe atender a las preocupaciones del hogar

condiciQnes de producción de textiles entre estos últimos, hemos optado por


seleccionar testimonios que traten exclusivamente de los pehuenche (Cruz 1806),
u obras generales que los incluyan, concentrándonos en fuentes contemporáneas
con el lapso que consideramos en este trabajo, es decir, con las tres últimas
décadas del siglo XVIII (Sors 1780; Maran 1784; Gómez de Vidaurre 1789) .
Teniendo en cuenta el consenso existente sobre el origen mapuche de las técnicas
textiles difundidas en las pampas y la procedencia cordillerana de los ranqueles,
creemos justificado utilizar con prudencia y provisionalmente dicha información.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 227

y a otras tareas, como la crianza del ganado, la siembra, etc." (Ramírez


Sánchez 1987: 121yi.1_

Hay que tener en cuenta que un porcentaje signficativo de la producción,


estaba destinado al consumo doméstico. El misionero jesuita Gómez de
Vidaurre, al hablar de la división del trabajo entre los "Indios de Chile",
informaba que. ''No pocas veces las mujeres aran la tierra, ellas siembran
siempre los granos, los cultivan, los siegan y cosechan, ellas gobiernan las
ovejas y trasquilan su lana, ellas mandan fuera y retiran las vacas y ordeñan
su leche, ellas cuidan de los caballos, ellas van al monte, cortan la leña y la
traen a casa, ellas hacen de comer, limpian y barren la casa y dan que vestir
al marido todos los mios una muda entera." (Gómez de Vidaurre 1889:347).

Se nos dirá que, en una organización poligínica, el marido podía destinar


a la venta parte de la producción excedentaria generada por el trabajo simul­
táneo de varias mujeres, y coincidiremos en que es efectivamente lo que sucedía
en esos casos.

Pero habría que recordar que las mujeres no sólo debían vestir a su
marido, sino que tenían que tejer para sí mismas y para sus hijos/as: "Ellas
paren sin ausilio humano, educan y visten a sus hijos así mismas y al hombre
aquien ademas deven darle cada una anualm. w tantos ponchos." Anónimo.
Breve idea del Caracter, Temperamento usos y costumbres de los Naturales,
en cuio poder por nuestra desgracia hemos estado Concepción, 15-Xll-1787.
Biblioteca Nacional, Sala Barros Arana, Manuscritos, Tomo II, foja 309.
También de la Cruz describió una situación semejante para los pehuenche: "[... ]
Las mugeres deben ilar, y texer para vestir al marido, vestirse ellas, y á sus

33
Nos permitimos incluir estos datos recientes exclusivamente con fines compa­
rativos, debido a que no se han producido grandes modificaciones en las técnicas
de hilatura y tejido entre los siglos XVIII y el XX, al contrario que en el proceso
de tintura de los hilos -en la década de 1960 ya estaba generalizado el uso de
anilinas comerciales- y en la obtención de la lana -actualmente los varones
mapuche ayudan a sus mujeres a esquilar las ovejas. Por otra parte, las mujeres
se han liberado al menos del grueso de las tareas agrícolas, lo que les deja más
tiempo para tejer. Simultáneamente, se mantiene la presión para que lo hagan,
ya que los textiles representan una importante fuente efe ingresos en muchos
hogares.
228

hijos tambien, deben con sus labores comprar los trigos mayses agi añil, y en
fin quanto necesitan en su casa se pueda. Deben traher á sus hombres la agua,
y la leíia. Deben vuscar el caballo, y ensillarlo para que el marido lo monte y
desensillarlo quando llega. Sus hijos en nada de estos servicios les alivian, por
que no tienen facultad para poderlos mandar, y quando lo hiciesen no le
obedecerian, ni podria castigarlos. Solo sus hijas les ayudan á llebar de algun
modo su pesada tarea." Cruz 1806b, 203 vta. y 204.

En el caso ranquel, no sólo las hijas ayudaban a sus madres a ''llebar


su pesada tarea". También los hombres, al intercambiar yeguas por textiles,
realizaban un aporte a la obtención del excedente comercializable que necesi­
taban. Como hemos visto, en una mañana de trabajo, un grupo de potreadores
podía reunir la mitad de los animales necesarios para comprar un poncho a los
conchavadores llanistas o pehuenche. 34 Los animales capturados tenían tres
destinos: los mejores se reservaban para monta, otros eran destinados al
consumo, y el resto al intercambio (ver Morris 1956: 49-50 y Sánchez Labrador
1936: 33-35). Es razonable inferir que los yeguarizos intercambiados fuesen los
que se amansaban más rápidamente, esto e�, aquellos que se alzaron luego de
haber sido domados por los hispano criollos. 35

Conclusiones

Las condiciones de buen observador y prolijo descriptor que convierten


a Luis de la Cruz en un informante privilegiado sobre las sociedades indígenas
pampeanas y nordpatagónicas de principios del siglo XIX, paradójicamente son
las mismas que imponen limitaciones al aprovechamiento historiográfico de
sus documentos. Aquellas características personales y sus antecedentes como
funcionario de la burocracia administrativa, inexperto, por lo tanto, en el trato

Sabemos. por otros testimonios que un grupo de potreadores podía capturar


muchos animales. Issac Morris (en 17 45) observó un rebaño de 1500 yeguarizos
recogidos en el transcurso de un mes por un número no determinado de hombres
(Morris 1956:41-43).
Dada la gran cantidad de animales destinados al tráfico, este procedimiento
ahorraría tiempo. A la vez, ayudaría a explicar la presencia de animales
marcados en las tropillas observadas por Menendez en 1792 (ver nota 22) y por
el mismo de la Cruz.
Entre médanos y caldenes de la pampa seca 229

con los naturales y en la vida de frontera, si bien lo predispusieron a transmitir


con detalle a sus superiores todo lo que observó y le relataron durante su viaje,
al mismo tiempo lo incapacitaron para el análisis crítico de muchos datos clave,
obligándolo en distintas oportunidades a reproducir sin expurgación dichos de
terceros y a manejarse con sus propios prejuicios acerca de los naturales. Se
torna imprescindible, entonces, contrastar y corroborar el contenido de sus
obras con fuentes independientes.

Si se procede de la forma propuesta, es posible obtener un cuadro


completo del funcionamiento de las redes indígenas. En el caso aquí examinado,
ee trata de una red integrada por pehuenches, llanistas y ranqueles que
vinculaba dos polos económicos: uno, especializado en la producción de textiles
y situado en la Cordillera y Araucanía; el restante especializado en la captura
y doma de yeguarizos alzados e instalado en Mamil Mapu.

La existencia de grandes manadas de caballos salvajes en los campos de


castas es un factor que no ha recibido suficiente atención en los estudios que
tratan sobre el "circuito del ganado". Durante el siglo XVIII y principios del XIX,
el número de yeguarizos no disminuyó, sino que, por el contrario, se vio
incrementado por los aportes provenientes de las estancias hispano-criollas, de
manera que los indígenas pudieron extraer regularmente cantidades impor­
tantes sin poner en peligro su reproducción.

Ya instalados definitivamente en Mamil Mapu, los ranqueles hicieron


valer su control sobre las rutas que conducían a los campos de castas para
imponer su papel como proveedores de animales a los grupos provenientes de
la Araucanía y de la Cordillera. Se generó así la mencionada especialización
económica y su intercambio por textiles. Los grupos llanistas y pehuenche
aceptaron la intermediación ranquel debido a las ganancias que obtenían por
la venta de textiles que los habitantes del país del monte cambalacheaban a su
vez en la frontera cordobesa.
230

DOCUMENTOS PRL'\1ARIOS

·• •.\J."\¡ CG: Archivo Nacional de Santiago de Chile, Capitanía General, Causas


Judiciales, V. 306, f. 34 vta.
- Testimonio de José Sanchez, en Sumaria hecha contra Celestino Saenz
soldado de Caballería que se halla de Guarn." en la Plaza de Sta Barbara y
los Milicianos Joseph Sanchez y Antonio Bello sobre haver introducido
Ganado maior a los Indios, Santa Barbara, 13-IX-1771.

AN MV: Archivo Nacional de Santiago de Chile, Fondo Morla Vicuña. Vol. 25


Pieza 15, 215 vta. y 219 vta. y Real Orden del 13 de Octubre de 1793.
- J.F:Real Orden del 10 de Noviembre de 1792... al Virrey de Buenos Aires,
y Real Orden de 1 de Octubre de 1793 al Capitan General del Reino de Chile.
En Real Orden 1939: 45-47.

BN MM: Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, Manuscritos Medina, Tomo


210, Documento 5284, foja 244.
- Carta del Presidente de Chile al Conde de Campo Alage, Santiago de Chile,
17 de agosto de 1792. El proyecto recibió la aprobación de la Corona y fue
el origen de varias Reales Ordenes mandando que antes de tomar ninguna
medida tendiente a abrir los caminos se informase sobre las rutas posibles,
la calidad de los terrenos y las "naciones bárbaras amigas y enemigas". Real
Orden del 10 de Noviembre de 1792...

AN MV: Archivo Nacional de Santiago de Chile, Fondo Morla Vicuña. Vol. 8,


Documento 131, 388 vta. y 389.
- En: Artículos públicados en el Parlamento General de los Indios, congrega­
dos en el Campo de Negrete por orden del Gobernardor Ambrosio Higgins,
los días 4, 5 y 6 de marzo de 1793.

AGN: Archivo General de la Nación, Buenos Aires: IX 24.4.4


- Instrucciones de Luis de Alava a Molina, 27-3-1804.

AGI ACh: Archivo General de Indias en Sevilla, Audiencia de Chile, Legajo 179.
- Instrucciones de Luis de A.lava a Luis de la Cruz, 27-3-1806.

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