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GRUPO: 211 PEDAGOGIA

FECHA: 24 de noviembre 2015

TEMA: DESARROLLO SOCIAL PSICOLOGO ERIK


ERIKSON (1902)

ERIKSON decía que las personas tal vez tengan demasiada prisa por ayudar a los
demás, pero si no hubiera algún tipo de conducta de ayuda, probablemente no
sería posible la vida humana. Los demás confían en nosotros y nosotros en ellos.
El niño nace en un mundo social habitado por millones de personas, pero solo
unas cuantas tendrían influencia directa en el no obstante la ayuda de los demás
peligraría su desarrollo normal y supervivencia.

La gente protege a los niños del peligro, les ayuda a satisfacer sus necesidades
corporales y estimula el desarrollo de destrezas importantes, como el lenguaje.

Más tarde cuando el infante madura, las personas se convierten en el objetivo de


la mayor parte de su atención, energía y esfuerzo. Se vuelven seres sociales, se
convencen que las personas son necesarias, importantes e incluso dignas de ser
ayudadas.

LAS OCHO ETAPAS DE ERIKSON:

Momentos después de haber nacido el niño tiene su primer encuentro social. Esto
marca el inicio del desarrollo social, que continua durante toda la vida. Erikson fiel
partidario de Freud, basa su teoría en los tipos de aprendizaje e interacción social
que se llevan a cabo en los diferentes niveles de edad. Erikson utiliza la
denominación de etapas psicosociales.

Durante cada etapa el individuo se enfrenta a un tipo particular de crisis o conflicto


que debe resolver antes de poder avanzar a la etapa siguiente de desarrollo
social.

1. Confianza en oposición a desconfianza. La primera etapa es la etapa


sensorial (que comprende el primero o los dos primeros años de vida). Es el
periodo en el cual el niño depende de otras personas del ambiente social
para satisfacer sus necesidades.
Si no recibe la atención apropiada tal vez no aprenda a confiar en la gente y
en su medio ambiente.
2. Autonomía en oposición a vergüenza y duda. La segunda etapa del
desarrollo psicosocial “etapa anal o muscular” (del año y medio o dos años
de edad a los tres y medio o cuatro) en esta edad los niños aprenden a
controlar sus propios movimientos musculares. Primero aprender a gatear,
luego a caminar, y a utilizar sus capacidades recién descubiertas.
Su capacidad física produce un sentimiento de autonomía o independencia.
Los intentos de ejercer su autonomía se reflejan en berrinches, obstinación
y negativas (en el sentido a rehusarse a seguir recomendaciones u
órdenes).

Si no se permite a los niños tener cierta autonomía desde temprana edad,


talvez comiencen a avergonzarse de sí mismos y a dudar de su capacidad,
y en el estado adulto tal ausencia de autonomía puede manifestarse no solo
en vergüenza y duda, sino en timidez, llegan a sentir que no tiene el control
sobre su vida y en consecuencia temen a tomar decisiones.

3. Iniciativa en oposición a vergüenza y culpa. La etapa genital o


locomotora (de los cuatro a los cinco años de edad), durante este periodo la
conciencia del niño comienza a extenderse más allá del propio cuerpo,
hacia las personas y cosas que lo rodean. Aprende a utilizar su imaginación
y ampliar sus destrezas mediante juegos activos de cualquier tipo.
Aprende a cooperar con los demás y a dirigir así como a ser dirigido.

Durante la etapa locomotora es importante el adiestramiento social.


También el niño debe comenzar a prender que existen cosas que no deben
examinarse ni explorar, sin embargo el excesivo control por parte de los
padres puede acabar con la espontaneidad y curiosidad naturales del niño.
Los infantes a quienes se les impide guiarse por algunos de sus instintos
pueden llegar a sentirse culpables por experimentar sentimientos naturales,
permanecerán al margen de los grupos y seguirán dependiendo
indebidamente de los adultos.

4. Industriosidad en oposición a inferioridad. El periodo de latencia (de los


seis a los 11años de edad), en este periodo, en especial en la escuela el
niño aprende a dominar las destrezas más formales y a establecer una
relación con sus compañeros con base a ciertas reglas, también aprende a
pasar del juego libre al que se rige por reglas y que puede exigir trabajo
formal en equipo; el dominio de estudios de ciencias sociales, lectura,
aritmética etc. El trabajo en casa se vuelve una obligación y año con año
aumenta el requisito de auto disciplina.
Los niños que han resuelto satisfactoriamente las crisis psicosociales
tendrán confianza autonomía y plena iniciativa. Con gran facilidad
aprenderán lo suficiente para ser industriosos y quedaran preparados para
aprender nuevas habilidades, si por naturaleza son curiosos, lo serán
también en lo intelectual.

5. Identidad en oposición a confusión de papeles. Durante la etapa de la


pubertad y la adolescencia (de los 12 a los 18 años de edad) todo individuo
atraviesa una crisis que no se resuelve con tanta facilidad como las crisis
psicosociales previas. El problema es integrar o reunir en una identidad o
personalidad, todas las características de las primeras cuatro etapas.
Durante la pubertad y la adolescencia los jóvenes advierten la necesidad de
saber quiénes son en realidad.
No solo son hijos de sus padres, se trata de varones o mujeres jóvenes que
se han formado una identidad sexual específica, habrán adquirido cierta
habilidad y talento, e identidad social que les permitirán ingresar a la
universidad o seguir alguna carrera. Habrán adquirido metas y creencias
significativas. Todo lo anterior debe reunirse en una sola identidad.

Los niños que no han logrado resolver con éxito las crisis de las etapas
anteriores, con frecuencia experimentan una “confusión de papeles”; en
dudas sobre su yo, la experimentación de diferentes papeles (incluso la
delincuencia) y la rebeldía, se manifiestan en algunos niños mayores
cuando intentan establecer una identidad firme y un papel más adecuado.

6. Intimidad en oposición a aislamiento. En gran parte de la resolución


satisfactoria de las crisis de la niñez y la adolescencia. Los individuos que
no han desarrollado apego a un nivel inferior, por lo común adquieren un
sentido de confianza e identidad que les permite llegar al inicio de su edad
adulta y comenzar a establecer relaciones significativas con otros adultos.
Suelen dar lugar a una asociación duradera e íntima con un miembro del
sexo opuesto. Dos adultos verdaderamente maduros, señala deberán (una
vez que se encuentren) ser capaces de amarse, confiar el uno del otro y
compartir igualdad todo, desde el sexo hasta el trabajo y el juego. Dos
personas que se han encontrado a sí mismas, podrán luego establecer el
ambiente social necesario para educar adecuadamente a sus hijos.
7. Generatividad en oposición a estancamiento. La crisis de la edad
mediana se presenta cuando las personas se mantienen estáticas y no
siguen desarrollándose en lo social. El termino generatividad designa la
capacidad de reproducirse, generar o ser productivo. El adulto exitoso hace
algo más que reproducirse, ha de ser capaz de generar obras o ideas.

8. Integridad en oposición a desesperanza. La madurez llega con la


conjunción o integración de las primeras siete etapas de desarrollo.
Personas que logran resolver satisfactoriamente todas las crisis o conflictos
de su vida, alcanzan lo que Erikson llama integridad del ego.
Les es posible evocar vivencias pasadas de su vida con una sensación de
realización. A menudo las personas que no han resuelto satisfactoriamente
esas crisis, cuando miran al pasado, sienten que sus vidas no tienen
sentido o fueron inútiles o mal aprovechadas.

Las investigaciones se centran, principalmente en la interacción de los


niños con sus padres y compañeros, conductas pro sociales, conductas
antisociales y desarrollo moral.

APEGO Y DEPENDENCIA

El progreso satisfactorio atraves de las etapas de Erikson requiere,


evidentemente, orientación, y es lógico suponer que al menos durante las
primeras cuatro etapas (hasta los 11 años de edad) esta orientación debe
provenir primordialmente de quienes cuidan a los niños sus padres. Durante
esta etapa el niño va a prendiendo que sus padres y otras personas son
importantes y que depende de ellas. La dependencia en sentido teórico, no
es lo mismo que la conducta dependiente.
Los padres que ayudan a sus hijos a adquirir la dependencia (en el sentido
teórico de la palabra) proporcionan un medio poderoso para la
socialización.

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